Revista Suridea N 33

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Junio

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Nº 33 / junio 2018

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DJANGO REINHARDT, EL DIABLO DE SOLO DOS DEDOS L. Salvador J.

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EL LABERINTO DE WILLIAMNS KASTILLO Carlos Carrión

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EL PIANISTA DE RAÚL SERRANO SÁNCHEZ Carlos Carrión

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TANGO SÍ, TANGUITO MEJOR, El náufrago del Rock Diego Paúl Villavicencio Ordóñez

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LIBROS...

Carlos Ferrer 20

DUNKERQUE O LA HAZAÑA DE CIUDADANOS SOLIDARIOSLD José Rodrigo Sánchez

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ESOS CUENTOS MARAVILLOSOS (PARTE II) Hans Behr

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EGAGRÓPILAS, UNA MIRADA A LA MUESTRA COLECTIVA Si Kelver Ax estuviera vivo… Diego Paúl Villavicencio Ordóñez

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UN DÍA PERFECTO PARA EL PEZ BANANA J. D. Salinger

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Corrección Carlos Alvariño B. Impresión offset: Yonni Soto García

CASA DE LA CULTURA ECUATORIANA BENJAMÍN CARRIÓN, NÚCLEO DE LOJA

Colón 158-67 y Bernardo Valdivieso

SANTIFICADO SEA LOVECRAFT (Los mitos del cine de Cthulhu) Wilson R. Castillo T.

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ACONTECER CULTURAL


Nota editorial

C

uando la juventud se hace del timón de la cotidianidad de una institución, la esperanza, anhelada en la visión y misión de la misma, se encarna y se hace existencial y operativa a través de la actividad individual empoderada y comprometida de sus integrantes. De esa suerte, las cosas posibles de su agenda tienen la opción cierta de transformarse en realidad. Y, lo que es más, la sociedad y su fluir tiene la oportunidad de seguir creciendo en identidad, realizaciones y retos. En el caso del Núcleo de Loja de la CCE Benjamín Carrión, lo dicho es una realidad prometedora y de largo aliento. De ello no cabe duda. Tanto en el Directorio anterior como en el actual, decenas de jóvenes se han integrado al Núcleo en condición de “miembros correspondientes”. Ello quiere decir que una fuerza y una energía nuevas se han involucrado en su dinámica, vitalizándolo y asegurando un futuro, no solo en su perdurabilidad espacio-temporal, sino en la dinámica de su gestión y protagonismo. ¿Cómo saberlo? La lógica de Einstein nos lo insinúa: “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”. A esa juventud le dirigimos estas líneas, no solo para felicitarla y darle nuestra enhorabuena, sino para suscitarla, entusiasmarla y comprometerla con el presente y el porvenir de la cultura de Loja, ciudad y provincia. En aras de este propósito, evocamos la sentencia, con sabor a mandamiento, de Facundo Cabral, que cada miembro del Núcleo debe meditarlo, asimilarlo y ponerlo en práctica: “Siempre que te pregunten si puedes hacer un trabajo, contesta que sí y ponte en seguida a aprender cómo se hace”.


L. Salvador J.

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ació en el invierno de 1910, en la localidad belga de Liberchies. De antigua progenie gitana, viajó en carromatos desde que era un infante de pecho, mientras su padre buscaba dinero haciendo música y su madre leía la suerte en las palmas de las manos. Lo bautizaron como Jean Baptiste Reinhardt, pero le llamaban Django desde el principio. Cuando Django tuvo diez años, su familia se instaló de forma definitiva en las afueras de París, concretamente en un lugar llamado La Zone, sitio reservado para gitanos, inmigrantes sin medio en los bolsillos y gente de mal vivir que no falta en sitios como esos. Allí aprendería a alternar con todo el mundo. En La Zone no había luz eléctrica ni agua potable ni de nada que tuviera que ver con el progreso, pues la Belle Epoque estaba a años luz de La Zone. Y allí, Django fue creciendo y tomando contacto con la música y el juego, las dos cosas que ocuparon su vida sin dejar espacio para ninguna otra. Pero Django no comenzó tocando la guitarra, lo primero que aprendió a tocar fue el cimbalón, instrumento gitano cuyo acento rítmico recae en el primer y tercer tiempo del compás. En el jazz el acento recae en segundo y cuarto compás, y esa es una de las razones por la que la música de Django Reinhardt sonaría luego tan exquisitamente distinta. A los 12 años ya estaba tocando en las viejas calles de la agitada París. Se especializó en los conocidos estándares de la música de las oscuras tabernas, pero como no sabía que la música pudiera escribirse, memorizaba todo lo que escuchaba demostrando una capacidad memorística impresionante. Llevaba la música en la mente. Daba igual si escuchaba una pieza sencilla o una composición estructuralmente compleja. A los trece años

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hizo sus primeras grabaciones acompañando a otros músicos. Cuando rondaba por los quince le regalaron un banjo y deambuló por las calles de París junto a su hermano Nin-Nin, acompañando a unos acordeonistas venidos de Italia. Pero la verdadera historia de Reinhardt empieza a los 18 años de edad. Y empezó de una manera dramática. Una noche, por razones desconocidas, un pavoroso incendio estragó la caravana de gitanos estacionada en La Zone y muchas carretas fueron pasto del fuego, entre ellas, la de la familia de Django. Fue sacado a última hora con quemaduras severas en varias


partes del cuerpo, que por poco le cuestan la vida. Las partes más afectadas fueron la pierna derecha y la mano izquierda. Su hermano lo llevó a un hospital donde pasó un año entero restableciéndose. Pero la mano izquierda le quedaría estropeada, si bien el pronóstico médico amenazaba con que quedaría cojo de por vida y con el brazo izquierdo paralizado por completo. Pero Django era un manouche (gitano) obstinado y no se amilanó ante el augurio terrible, sino que trabajó arduamente para restablecer su pierna y su mano, de modo que después sería capaz de bailar como el manuche que era, y también trabajó sin descanso para restablecer su mano quemada. De todas formas, de los cinco dedos de la mano izquierda, solo puso recuperar el índice y el dedo medio. Los tres restantes le quedarían contraídos por una irreversible parálisis, como dos grandes patas de grillo rígidas y muertas. Ante la atrofia, tuvo que dejar el banjo e iniciar un segundo aprendizaje de la guitarra, el definitivo, acomodado a sus dos dedos útiles. Así se pasó muchos meses desarrollando una técnica que hoy la imitan incluso quienes tienen la mano completa. Más tarde lograría solos considerados como auténticas obras maestras. Encontró nuevas formas de acordes y los dos dedos útiles desarrollaron una velocidad prodigiosa para suplir a los dedos inútiles, produciendo una música arrasadoramente original, maravillosamente distinta. Y entonces aconteció otro hecho: se encontró con el jazz traído a Europa por músicos negros, y se topó principalmente con el swing y el bebop, que asimiló como su lengua materna. Pero

todo esto no hubiera sido posible si no se hubiera encontrado con el virtuoso violinista Stéphane Grappelli, tan huérfano y desposeído como él, con quien formaría el ultra famoso Quintette du Hot Club de France. Desde entonces dio comienzo a lo que luego se denominaría Jazz Gitano o Jazz Manouche o Gipsy Swing. El quinteto no tenía percusión ni piano ni instrumentos de viento, cosa impensable para un grupo de jazz, era un quinteto de cuerdas: un violín, un contrabajo y tres guitarras, dos de las cuales solo imprimían el ritmo. Ni qué decirlo, la idea fue otra de las genialidades de Django, quien era la primera guitarra. La popularidad del Quintette prendió como pólvora por toda Francia y el resto de Europa, siendo el trampolín de un Reinhardt que lo capitaneaba con boyante y despreocupada jactancia. Hasta 1939 Django, Grappelli, Joseph, Chaput y Vola, los integrantes del famoso quinteto, ganaron mucho dinero y se hicieron realmente conocidos. Huelga decir que Django era un genuino improvisador ultradotado, un genial creador del instante, un demonio manco capaz de prodigar caudales rítmicos de extraordinaria factura. Su peculiar guitarra —la famosa de abertura ancha en forma de boca, caja de resonancia amplificada para desempeñar el rol protagónico y el mástil accesible hasta los últimos trastes—, se había hecho como una sola cosa con él, de modo que fungía casi como una extensión de su cuerpo.

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Pero llegó la Segunda Guerra Mundial, Grappelli se refugió en Londres mientras que Django se quedó en Paris, donde escapó de la feroz cacería de gitanos propulsada por los ejércitos nazis, merced a un general alemán a quien le fascinaba el jazz manouche, el cual impidió que Django terminara frito en un horno crematorio. Acabada la guerra, se reunió nuevamente con Grappelli y empezó una exitosa gira por los Estados Unidos, donde se codeó con los grandes del jazz y donde consolidó su fama de virtuoso. Cuando Luis Armstrong lo vio tocar la guitarra, exclamó abriendo exageradamente sus ojos saltones: «Diablos, este sujeto sí que sabe tocar la guitarra.». Django regresó a Paris deslumbrado por Charlie Parker y Dizzy Gillespie. De vuelta, sin embargo, Reinhardt se fue volviendo cada vez más huidizo y caprichoso, reacio a tocar en cualquier club; faltaba a sus compromisos con el mayor desparpajo y prefería estar con su familia y amigos, la mayoría gitanos: cuantos más de los suyos, mejor. Django convertía su entorno en algo parecido a una caravana de gitanos. Era manouche, viajaba, necesitaba hacerlo para sentirse libre. Llevaba a toda su familia con él. Los hoteles se convertían, durante su estancia, en campamentos improvisados que volvían locos a los directores de turno. Y esto fue una constante a lo largo de toda su carrera, tanto cuando no era famoso como cuando estaba consagrado ya como un músico de alta plana. Pero sus caprichos crecían a la par con la fama. Comparecía con desgana y menospreciaba a un público que lo adoraba incluso en sus desplantes y salidas de tono. En la última etapa de su carrera, Django alimentó a manos llenas su reputación de artista antojadizo. Pero en el fondo era un buen hombre y podía

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ser muy generoso con los músicos que le acompañaban. Pero eso sí, no consentía una nota mal tocada y era capaz de despedir a un músico en un arranque de furia aunque eso representara un desastre al no haber recambio posible. Lo curioso era que él iba a tocar si y solo si le apetecía, y si no, simplemente no iba o no tocaba. Sus parientes músicos tuvieron que suplirle en gran cantidad de ocasiones porque Reinhardt se quedaba en su caravana o jugándose todo lo que tenía en alguna partida de dados. Cuando le daba por el juego, ya podían olvidarse de Reinhardt. Ganaba cantidades exorbitantes tocando en clubes privados y al día siguiente su mujer tenía que pedir dinero prestado para poder comprar la comida. Django era desconfiado, analfabeto, incapaz de firmar un documento, y eso le hacía desconfiar de todo el mundo, puesto que pensaba que todos le estaban estafando. Y así como ganaba la plata por montones, la perdía con la misma facilidad. Pedía cantidades extraordinarias por tocar en un club una noche, y los empresarios se las pagaban sin rechistar. También en su aspecto, Reinhardt era extraordinario. Pelo engominado, echado hacia atrás, bigotillo de rufián buscavidas, vestía mezclando varios colores, combinando todo tipo de prendas, ya combinaran entre sí o no. Y se adaptaba a todo tipo de ambiente sin dificultad. Podía alternar con músicos famosos, políticos o gente de baja estofa, sin ningún problema. En 1949 grabaría su último disco; un álbum definitivo, Djangology, doble disco recopilatorio, la piedra angular de su desperdigada, frágil y mal documentada discografía. Lo grabaría en Italia, durante una pequeña gira por tierras transalpinas junto a una formación de cuerdas locales y su habitual colega Grappelli. Después de eso, más deconstrucción y más huida, y finalmente el retiro. Con 40 años cumplidos Django Reinhardt se marcha a vivir a una pequeña localidad no lejos de París, donde se la pasa los días pescando, pintando cuadros de aficionado y jugando partidas de póker. Sigue acortándole el paso al bebop y realiza tentativas con la guitarra eléctrica, instrumento que siempre miró con recelo. Va a París de tanto en tanto para realizar algunos conciertos y hacer algunas grabaciones, pero su desconexión con el público y con la música ya no da marcha atrás. Sin embargo, a él no le importa gran cosa, solo le importa su círculo manouche. Y entonces, regresando a su casa de un recital, le sorprende una hemorragia cerebral y lo declaran muerto después de un día completo esperando al médico. Los médicos no iban a los campamentos manouches. Murió con 43 años de edad.


Carlos Carrión

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aberinto para suicidas es un libro de cuentos de profundas y crudas y gratas sorpresas. Su autor Williamns Kastillo, un narrador audaz, temerario y transgresor. Son diecisiete textos endiabladamente bien escritos, dentro de los cuales, como dentro de un río crecido, un terremoto o un día del Apocalipsis, sus personajes viven al borde de la tragedia cuando no en la tragedia misma. Es decir sin salvación posible.

en la cara misma del lector. El relato “Abre tu juego” empieza así: “¡Voy a matarme! Esta noche saltaré del puente para clavarme en el fondo del río porque no soporto más sus acusaciones de mala madre”. “Codéame

Para tener un indicio de lo dicho basta una brevísima muestra de los epígrafes, extraídos de los propios relatos, que los encabezan: “Apenas un hilito descuajaringado en el centro de la catástrofe”, “La perfección de la muerte radica en el olvido”, “Deslizo el dedo sobre el gatillo de la carabina y clavo sin vacilaciones su helado cañón dentro de mi boca”, “Encerrado en un manicomio, detenido cual pájaro sin alas en una estrecha cápsula de vidrio”, “El cielo te ayude si nuestro destino ha de reunirse en el mismo círculo del infierno”, “¿Suicidio?, apenas un manotazo en el vacío, un giro de tuerca para detener el avance del suplicio”…

con la rodilla” lo hace de modo parecido: “No sé cómo vine a caer en el desequilibrio que ahora me atormenta”. “Quizá la idea de matarme empezó a hundirse muy dentro de mí desde aquel jueves de muerte” es el primer enunciado de “Tatuajes de un destierro”.

Como si fuera poco, los primeros párrafos de buena parte de las narraciones son otros desgarramientos

Contrariamente, el inicio de “El ropaje de la nada” crea la ilusión de la vida o al menos de su liberación.

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Dice:…”fue tan fácil descolgarme del mundo que me inventaste, de tus trampas y espectáculos, que una vez más volvería a recrearlo todo si no me traicionaran tanto las palabras”. Sin embargo, el cuerpo del texto recurre otra vez a las imágenes de la sangre para dar sitio a lo que pudieran ser los apremios del oficio de un escritor sumido en sus momentos de vacío. Porque, naturalmente, es un hombre que no ignora la presencia de la muerte acechando en cualquier hecho u objeto cotidiano; muerte de la cual quiere escapar, claro está, por el falso pasadizo de la literatura. En “Autorretrato sin maquillaje”, un texto grande en más de un sentido, en el cual la rara capacidad de Kas-

tillo para profundizar en las pesadillas humanas alcanza la cima, el narrador retorna a los comienzos trágicos, y se acerca a la narración pura de la orfandad del hombre en los momentos extremos de la desolación previa a la locura o al crimen. En “Epílogo para un combate”, un combate sin duda baldío, el protagonista, un personaje inadaptado para vivir en sociedad o simplemente para vivir, retorna un día a casa y halla que no están más la esposa ni los hijos. Es una suerte de Ulises sin Penélope, sin Telémaco ni Ítaca esperándolo y una víctima anónima de la rutina donde se refugia, cuando hasta la rutina parece haberlo abandonado. Al final de ese combate inocuo,

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concluye quizá en la infancia, quizá el paraíso perdido de todo hombre y, por perdido, añorado. Hasta los relatos eróticos, como “Cama para tres” son frutos de un árbol tóxico: la monotonía. Porque la monotonía es el lugar adonde nos conduce nuestra existencia de animales de costumbres detestables, que la mayoría de los hombres y mujeres confunde con la vida. Otro tanto ocurre en “Codéame con la rodilla”, que empieza como el relato de la embriaguez de los sentidos; pero que no es sino la confesión de los embustes que inventan los hombres y mujeres para tolerar el desprecio que los une. La única salvación del infierno de la cotidianidad sin salvación alguna parece ser

el desequilibrio mental de la mujer del relato, porque quizá es ella la que más padece la desdicha diaria y menos puede con el disimulo. Podría concluirse que todos los relatos de Laberinto para suicidas son metáforas o granadas de mano con la argolla de seguridad retirada, nacidas para dinamitar la podrida existencia del hombre. Un hombre atrapado para siempre en lo que queda de la vida después de que no queda nada de ella ni del amor ni de la dicha. Ni de la justicia, la libertad, la belleza, la honradez, la conciencia, ni de la solidaridad ni de nada. Puesto que es un animal solitario cuyo destino es su incapacidad para ser feliz, y lo que no es destino lo crea; sobre todo


la falta de valor para enfrentar esa desdicha. Desdicha entendida en todos los significados posibles.

mentes desquiciadas, cuya patria son las pesadillas y la realidad infecta que respiramos cada día.

Cioran, el amargo filósofo rumano que vivió cansado de pelear contra Dios y la vida, decía que un libro no debe dejar al lector con la misma buena salud y serenidad que tenía antes de enfrentarse con él. Un buen libro, argumentaba, debe injuriarlo, darle una paliza o herirlo de muerte, si fuera posible. Quizá con la ilusoria intención de transformarlo. Pues, bien, se diría que Williamns Kastillo se ha propuesto cumplir esa consigna. El laberinto de su libro no solo encierra para siempre a los protagonistas de sus historias, sino también a cada lector, persuadido por el vértigo de sus historias y la autenticidad de metal precioso de la carne herida de cada una de ellas.

Williamns Kastillo es sicólogo clínico; pero que yo sepa no ha ejercido jamás su profesión, sino con sus pacientes de tinta y papel, tan vivos y nadando en la angustia como los de carne y hueso. Eso sí, el “sicólogo clínico” se aproxima a “sus pacientes”, no para ayudarlos a liberarse de su mal, de su antigua e inolvidable costumbre de sufrir, de su silencio de bestias derribadas; lo hace con la voluntad de escarbar encarnizadamente en su materia enferma y exacerbar su dolor y su silencio. Como un maldito; es decir sin compasión alguna, tal como debe asumir su trabajo un narrador existencial, arriesgado y crudo, que ni siquiera recurre a las estratagemas técnicas de dejar la yema del crimen o del suicidio para el fin del texto, sino todo lo contrario. Como un desesperado. Un demente que rompe todos los objetos de la casa y la literatura.

Las maneras con las cuales procede el narrador son las del precipicio que te seduce a fuerza de peligro irresistible, a fuerza de belleza venenosa, de arte consumado. Arte que reside en el lenguaje de Kastillo, maestro en la indagación del alma de ese hombre insuficientemente enunciado en los párrafos anteriores de este comentario. Un lenguaje vibrante que construye o destruye personajes interiores como el cuchillo de un destripador. Amén de la estructura dislocada de los textos donde la materia narrativa baila al son de

Como quiera, Laberinto para suicidas, no es un texto de signo negativo, sino un “espacio literario” subversivo y brutal y todopoderoso para encararnos, de una vez y para siempre, nuestra propia miseria. Miseria que tiene la misma edad del mundo. Y, sobre todo, es un objeto estético de radiante calidad. De radiante, acerada y envidiable calidad, pocas veces vista en nuestra literatura. Loja, enero de 2018

Carlos Carrión

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n pianista entre la niebla es la primera novela de Serrano Sánchez, autor de tres libros notables de cuentos. No obstante es un libro maduro, brillante y seductor como una espléndida mujer; como una espléndida mujer de muchas vueltas, eso sí.

Más que una novela es la obra de un sabio paciente, calvo y lúbrico decidido a dar la vida por su obra. Los veinte años que duró escribiéndola lo proclaman a gritos. Y más que Un pianista entre la niebla es un universo entre la niebla. Un conjunto de mundos humanos

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e inhumanos, de tiempos, espacios y significaciones a duras penas contenidos en la prodigiosa mecánica narrativa de una caja china o de un dédalo de espejos fascinante e irónico. Todo hundido en la carne más íntima de la existencia humana, no tan solo en la realidad, mucho menos en la superficie de la vida y de las cosas. Más aún, todo hundido en la raíz cuadrada de los instintos, en la sombra más honda de las obsesiones capitales del hombre, a veces convertidas en crímenes, en amor, en destino. Pues la novela de Serrano Sánchez narra historias peligrosas en varios sentidos que, por serlo, deben ser y son dichas a medias, en voz baja y hasta con la posibilidad de que sean otras historias, otras verdades o su negación. Quizá para asustar menos o más a los lectores y a Dios y al diablo. Con el avance de su lectura, de su laberinto y seducción, el lector pasa de simple lector o detective privado a ser otro personaje y a lo mejor otro descuartizador de mujeres que guarda pedazos de sus cuerpos en algún lugar oculto de su casa o de su alma. Dicho de otro modo, Un pianista entre la niebla es una casa laberíntica repleta de historias peligrosas y cuartos en sombras, pisos, desvanes, puertas y ventanas que no dan a una calle, a una plaza, a una avenida, sino a sí mismas. Pero no una casa ni un laberinto físico como en El obsceno pájaro de la noche de José Donoso, novela con la cual la de Serrano Sánchez, guarda más de un parentesco, sino un edificio sicológico o sicopatológico en cuyo ámbito las historias peligrosas que lo habitan viven y se nutren de una niebla de secretos y peligros hormigueantes. Niebla que no puede ser otra cosa que el corazón humano sorprendido en su propia nebulosa de animal humano pervertido por el diablo de la noche o por sí mismo, y la niebla de

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un arte consumado de elusiones, alusiones, sugestiones y vértigos narrativos que nos llevan de la mano a la perdición de la belleza, “belleza que es escalofrío”, como decía Adorno, o la reverberación de un vicio o una culpa. El narrador principal de Un pianista es Landero, el pianista nocturno de la novela nocturna también, un probable asesino de mujeres recluido en la cárcel. Una especie de demonio intemporal y angélico, a cuyas manos, no a él, se atribuyen los crímenes que finalmente está pagando en la prisión y que Landero niega. Es importante saber que de esas manos que han sido pródigas en música, han brotado asimismo los crímenes, como otra música. Una música que atrae a las mujeres, no solo por el deleite de escucharla, sino porque saben que podrían ser víctimas mortales del pianista, ejecutor de canciones y mujeres. Porque no hay una que no ame a los desconocidos, más aún a los que van a asesinarlas. Otros personajes de Un pianista entre la niebla son Grass, maestro de Landero, no solo del arte del piano, además prófugo supuesto de uno de los campos de concentración de Hitler de la Segunda Guerra Mundial; pero no como una víctima de ellos, sino como un probable verdugo como Irma Grese o Mengele en los campos de Auschwitz. Otros personajes más: el Poeta Carrera Andrade, Mademoiselle Satán, amante de este; el padre Zamper, Nerón, Beatriz, la tía Marilyn, que puede ser una mujer cualquiera y la diosa de Hollywood, la Dama de Rojo, acaso el alter ego del pianista. Otros más: Batman, Díaz-Grey, Pablo Palacio, Vargas Vila, Burton, cada uno con ricos y diversos niveles de representación, obviamente. Y sobre todo, Purificación, el personaje femenino por antonomasia, tal vez una prostituta o una santa, que


no envejece nunca, nada hermosa, pero dueña y señora de un atractivo arrollador. Una tentación invencible o no más una mujer. Una suerte de fatalidad o sirena de Ulises a quien todos temen y desean; en especial el pianista. Temor y deseo o búsqueda tenaz de este cuyo objeto podría ser asesinarla para acabar simbólicamente con todas las mujeres, a quienes el pianista odia como un sicópata, pero que no toca con un dedo. Porque también podría amarla de verdad o porque la obsesión de su búsqueda obedece a la necesidad de su testimonio que contribuiría a exculparlo de los cargos criminales imputados. La novela tiene encrucijadas y precipicios de los cuales no se puede regresar gracias a un argumento de múltiples ramificaciones y de unos personajes o criaturas definidas por la dispersión sicológica, que les permite ser ellos mismos y los otros, mediante funciones narrativas paralelas, complementarias y hasta contradictorias. Esto en virtud de un discurso narrativo que lleva a su extremo máximo los planos de ambigüedad y polisemia del sistema literario. Porque toda palabra que contiene la verdad, en esta novela enuncia la verdad y la mentira o una parodia de ellas con la misma cara dura o poder de persuasión de un mentiroso compulsivo. Y los lectores felices y agradecidos; pero no sin trabajar duro y parejo en la completación y reacomodo permanente, primero de la identidad de los personajes y después de la unidad no etimológica, sino funcional de la historia o historias que se narran. Felices y agradecidos porque hay mentiras, cuya belleza lleva a los hombres a desear que sean verdades. Como las mujeres que dan la vida por las mentiras hermosas de los

hombres, sin importarles que lo sean o, incluso rogando a Dios que jamás dejen de serlo. Los espacios narrativos de la novela de Serrano Sánchez, como podría suponerse de la multiplicidad de personajes e historias, son también múltiples: una cárcel, la noche, el Quito de mediados del siglo pasado, odiado y querido por igual por su narrador. El Cine Hollywood o Hollywood mismo, el bar de Nerón, los cuadernos de Landero, su piano, otra vez la noche, los torsos de las chicas descuartizadas, una especie de leimotiv macabro que atraviesa las mil vertientes que articulan el río crecido de palabras de Un pianista entre la niebla. También son espacios narrativos las pesadillas, el insomnio y, sin duda alguna, el minucioso lugar de la imaginación de los lectores, donde vive y reina la novela como un pequeño pero todopoderoso yacimiento de belleza mortal. Por fin, Un pianista entre la niebla, con el señuelo de la noche y sus antros; con el de las mujeres nocturnas de una ciudad, y con el señuelo de una música desnuda como esas mujeres y hermosa y tóxica como ellas, y sobre todo con el señuelo de su maestría narrativa, es una imagen de los abismos humanos; en los cuales el hombre no puede dejar de caer, a veces a cambio de un mínimo instante de ebriedad de los sentidos o de nada. La imagen de un hombre que es él y alguien más, en ocasiones un alguien radiante y en otras, un alguien siniestro. Pero, sobre todas las cosas, esta novela es una pequeña obra maestra que vale la pena leer y releer. Loja, febrero de 2018

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carisma y una fuerza sin igual: destacó en el rasgueo de una guitarra grabada en dos canales de audio, y con una serie de alargues vocales que me hicieron encontrar en ese fraseo, una alternativa para generar una gran admiración por alguien casi desconocido. Un encuentro con una canción, Amor de primavera, con letra de Hernán Pujó y música de Tanguito, fue el detonante: Allí a lo lejos puedes escuchar

A un amor de primavera Que anda dando vueltas Que anda dando vueltas Que anda dando vueltas.

Diego Paúl Villavicencio Ordóñez

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a historia de la música ha gestado momentos trascendentales bajo la indistinta concepción de géneros y estilos musicales. Desde los sonidos más tradicionalmente autóctonos de cualquier parte del mundo, hasta las composiciones sinfónicas más avanzadas. Y como fan del rock es que escribo en esta ocasión. Grandes son las satisfacciones al momento de disfrutar temas tan variados en el amplio espectro de Fleetwood Mac, Pink Floyd, Queen, Nirvana y Jeff Buckley. En español, recreo sonidos de Luis Alberto Spinetta, Charly García, Virus, Andrés Calamaro hasta Caifanes e Illya Kuryaki and The Valderramas, Cerati por supuesto se luce en la lista. Lo inquietante es que, desde hace algunos años, descubrí a un músico con un

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José Alberto Iglesias nace en Caseros, provincia de Buenos Aires, Argentina, el 16 de septiembre de 1945. Hijo de José Iglesias (vendedor ambulante) y Juana Correa (empleada de servicio doméstico); creció en las inmediaciones de la calle Bahía Blanca 500 (hoy Fernández de Oliveira). Compartió su niñez con su hermana Carmen, menor que él con 5 años. A los quince, luego de haber cursado por poco tiempo la formación de jardinería y paisajismo en el Jardín Botánico de Buenos Aires, abandonó sus estudios con la finalidad de dedicarse completamente a la música, al rock and roll. Es el momento de Tanguito. ¿Por qué ese sobrenombre? La respuesta está en su habilidad como bailarín de rock’n roll; curiosamente, cuando sus amigos le pedían: «Bailáte un tango, José, un tan-


guito», él bailaba rock’n roll (o mejor rockabilly). Quedó etiquetado bajo ese apodo, a pesar de habérselo conocido también como «Ramsés VII»; «Donovan el Protestón» y «Drago». En 1963, a sus 17, integró como cantante la agrupación Los Dukes, con quienes debutó discográficamente con los temas Decí por qué no querés, de Palito Ortega y Dino Ramos, y Mi Pancha, tema de autoría de Tanguito. Al año siguiente publicaron el sencillo Carnaval, carnaval, de Ball y Roger en versión castellana; y Maquillada, de Freddie Cora. Con Los Dukes permaneció hasta 1966. Y es curioso como alguien con un talento enorme se haya predispuesto para este efecto, de carácter más sublime que tácito, en un círculo social y político difícil de digerir. Se debe tomar en cuenta que aquella realidad en Argentina estaba en declive en la década del sesenta, debido a la crisis establecida. Se generó por lo tanto un precedente que colapsaría atrozmente con la dictadura militar. En este periodo, a nivel mundial, se desataron una serie de eventos trascendentales de todo tipo. En lo musical, desde el auge de la música folk con Bob Dylan; ell periodo experimental con The Beatles en Sgt. Pepper’s lonely hearts club band; la psicodelia de Syd Barret y Pink Floyd; Woodstock y más. Y es al sur de Latinoamérica, donde se generaría el llamado “Rock Nacional” precisamente en el epicentro “La Cueva”, donde se reunían gentes como Sandro, y futuras estrellas de la música y la literatura como Moris, Javier Martínez, Alejandro Medina, Billy Bond, Litto Nebbia, Miguel Abuelo, Ciro Fogliatta, Pajarito Zaguri, Pipo Lernoud, Miguel Grinberg y por supuesto, Tanguito. Él era un soñador, su espíritu lo llevaba a recorrer los 20 km de distancia desde Caseros hasta Buenos Aires, y aguantar en muchas ocasiones el maltrato de algunos “cueveros” en contra suya. Desafía su realidad y se complica con la autoridad, involucrándose en un sinnúmero de problemas por su tendencia a pedir y no devolver; como también, a su consumo de alcohol, marihuana y, posteriormente, anfetaminas mediante vía intravenosa. Sin embargo, era la confitería y pizzería “La Perla del Once” donde se terminaba “naufragando”, era el punto estratégico de concentración. Según el poeta Pipo Lernoud, “náufragos” era como se autodenominaban; una especie de representación popular de aquel movimiento juvenil que se fraguaba, y no hippies, en clara posición ideológica e intelectual. El lugar es considerado desde 1994 “sitio de interés cultural” por la legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires —curiosa coincidencia, ya que en este mismo sitio, pero en 1921, Jorge Luis Borges acudía a las tertulias de Macedonio Fernández, escritor argentino vinculado a la vanguardia de aquel tiempo, y de enorme influencia sobre el

autor de El Aleph— debido a lo ocurrido el 2 de mayo de 1967 en “la madrugada del rock nacional”. ¿La razón? Una canción: La balsa. Composición sencilla que engloba todo un nuevo pensamiento con respecto a la forma de abordar la vida — momentáneamente—, en un entorno áspero. Son múltiples los mitos alrededor de su creación: la influencia musical de otro tema, La barca, de José Feliciano; el nacimiento de un estilo musical y lo consagratorio que resultó para Litto Nebbia y el grupo Los Gatos; la tergiversación que produjo el comentario de Javier Martínez (Manal) en una posterior sesión de grabación para Tanguito en los estudios TNT en 1970: “En el baño de La Perla del Once, compusiste La balsa”; etc. Demasiados, todos a la vez. Era obvio que todos quisieran sacar provecho de ese tema, convertido ahora en Arte. La balsa, empezó con una idea de Tanguito “Estoy muy solo y triste en este mundo de mierda”. Una frase con sentido lógico para ese momento, se sustituyó por la de Nebbia: Estoy muy solo y triste acá, en este mundo abandonado, y se glorifica con la secuencia Tengo que conseguir mucha madera / tengo que conseguir de donde pueda. / Y cuando mi balsa esté lista, partiré hacia la locura / Con mi balsa yo me iré a naufragar. Canción que desdibuja lo establecido, nos introduce en la posibilidad del ser y nos proyecta como errantes de nuestro destino. Sin duda, un argumento de mensaje masivo que conlleva el acercarnos como individuos, pero que reflexiona sobre la presencia de un contingente incalculable; un reflejo de la necesidad propia, la existencialidad en su más sano apogeo. Los Gatos grabaron La balsa en los estudios de la discográfica RCA, el 19 de junio de 1967, y se publicó como sencillo, con autoría de Litto Nebbia y Ramsés VII, junto al lado b, Ayer nomás, de Moris y Pipo Lernoud, el 3 de julio de 1967. Inmediatamente el disco se convirtió en un éxito, vendiendo 250 000 copias. Se consideró por la revista Rolling Stone y la cadena Mtv como la mejor

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canción del rock argentino de todos los tiempos. Fue la única obra de Tanguito que le representó ganancias importantes. Cuando cobró las regalías, se compró unos pantalones, zapatos, botas, camisas, dos guitarras acústicas Repiso —una original y otra imitación—, muchos discos y un combinado Ranser.

Aparentemente, todo se desarrollaba con naturalidad y en auge, aunque la salud física y mental de Tanguito empeoraba a causa de su abuso continuo de sustancias ilícitas y problemas públicos, lo que le provocó varias detenciones. Finalmente fue enviado a la cárcel de Villa Devoto en febrero de 1971. Adicionalmente, se lo internó en el Hospital Neuropsiquiátrico Borda, con un programa de rehabilitación para drogadictos. Él pasó allí muchos meses, donde recibió tratamiento de electroshocks y choques insulínicos, por aquel entonces tolerados, pero en la actualidad desechados por considerarse totalmente dañinos. En mayo de 1972, es declarado judicialmente demente y es trasladado a la Unidad Penitenciaria 13 del mismo hospital, sitio de destino de criminales psicópatas. A pesar de tener la visión del actor que lo interpretó en la película de Marcelo Piñeyro Tango Feroz (1993), resulta difícil imaginar su verdadera situación. Quizá Tanguito se decidió por recurrir al frenesí, ante la mirada —y el olvido— de todos. No le bastó ser una suerte de genio; tuvo que padecer la parte oscura de la vida para sentirse culpable de las posibilidades que se le venían; solo era un chico, si nos ponemos a pensar, empujado por sus extralimitaciones, sus desmedidos anhelos y la fama sobre sus hombros.

Tanguito no se quedó estático después de aquello, entró en los estudios de grabación TNT de Buenos Aires el 20 de octubre de 1967, y sacó un sencillo para RCA El hombre restante, de Pipo Lernoud, y La princesa dorada, de Pipo Lernoud con Javier Martínez. El resto de la sesión, más dos temas de Moris (Los Beatniks), se incluyeron en un álbum llamado Yo soy Ramsés, publicado recién en 2009 por la discográfica Kelito Records / La Vida Lenta Discos. En 1970, graba una sesión completa en los mismos estudios, con el sello independiente Talent (predecesora de Mandioca). El resultado, la más cruda y sentida de sus grabaciones; solo su voz y una guitarra, destrozando el ego y apelando a un sonido más íntimo, más blues. Es notable cómo a través de esta grabación podemos conocer a fondo su genio, su delirio, su convicción y su arrebato también. Seducen las letras de los temas y la forma en que los canta. Reúne lo mejor de sí, en un instante fugaz de creatividad, interpretación y melancolía. Amor de primavera y La balsa (Versión de Tanguito) se lanzan como sencillo; y se incluye el tema Natural en un compilado llamado Pidamos peras a Mandioca. La grabación total se publicó en 1973 con el nombre de Tango.

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El 19 de mayo de 1972, José Alberto Iglesias logró fugarse del hospital y llegar hasta la estación Palermo. Su meta, abordar el tren del Ferrocarril General San Martín rumbo a su casa. Alrededor de las 10:50h, Tanguito cayó a las vías, en el sector del puente sobre la Avenida Santa Fe y murió. Una pérdida inmensa para la música, que nos dejó un puñado de inmensas canciones con sabor a él, a rock, pero en español.


Carlos Ferrer

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icente Aleixandre y Merlo nace en Sevilla el 26 de abril de 1898 y fallece en Madrid el 1 de diciembre de 1984. Académico de la Lengua, Premio de la Crítica en dos ocasiones, de porte distinguido y exquisitez en el trato, esforzado y detallista, curioso y discreto, germina para la literatura durante la obsolescencia del discurso literario modernista y el auge de la poesía pura, que ya ejercitan Lorca, Alberti y Guillén, es decir, la persecución de la esencialidad expresiva o la brevedad, el impacto emocional singularizado en una o varias imágenes, la potenciación de la sugerencia, la valoración de la intuición. La editorial española Lumen ha publicado la Poesía completa de Vicente Aleixandre, en una imprescindible edición de más de 1500 páginas que da a conocer siete poemas inéditos (respecto a la última compilación de 2001), además de incluir unas notas previas de Aleixandre a cada uno de sus libros. El Nobel español brota para la poesía a partir de la inesperada lectura de una antología a cargo de Andrés Fernández Blanco, que le descubre a Rubén Darío. Desde entonces, lee a autores como Bécquer, Joan Maragall, Juan Ramón Ji-

Lumen publica la poesía completa del Premio Nobel español, en

una edición que incluye varios poemas inéditos ahora que se cumplen 120 años de su nacimiento

ménez, Valéry, Rimbaud, Apollinaire, Novalis, Leopardi, Joyce, Baroja, Valle-Inclán, Machado, Azorín… Aleixandre, un maestro y un mentor con la pasión del conocimiento, hizo de puente entre los poetas del 27 y del 36 (además de apadrinar a algunos de los novísimos de manera intensa) y fue el engarce con el mundo poético que la dictadura franquista prohibía.

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A partir de su primer libro Ámbito (1928), donde destacan los destellos del mar, el singular uso de la o imaginativa, la honda nota amorosa, la búsqueda de lo absoluto y la noche mística y oscura de raíz juanramoniana, las posibilidades del purismo poético no suponen un cauce para contener el caudal poético de Aleixandre, algo que sí logra el superrealismo de Pasión de la tierra, escrito en prosa entre 1928 y 1929 y publicado en 1935 (ordenaba sus libros por temática, no cronológicamente), y de Espadas como labios, escrito entre 1928 y 1931 y de un erotismo vitalista. El superrealismo es una revisión y visión personal del surrealismo bretoniano francés, casi una continuación de los declinantes creacionismo y ultraísmo, y en el fondo una huida de la realidad roma y castrante hacia otra realidad vedada, pero más verdadera, un modo de representar la crisis cultural que atenaza. El antedicho Pasión de la tierra es un estallido contra la poesía aséptica y pura, intelectualizada y abraza un tono existencial y apasionado. Para Dario Puccini, dominan “los estados de ánimo oscuros e incoherentes, las breves alucinaciones y sobresaltos del sueño, las sombras extrañas y ambiguas de las cosas y la negación continua y obsesiva de los límites”. A su vez, el verso libre de Espadas como labios (1932) poetiza el enfrentamiento entre el amor y la muerte, entre la vida y la muerte, la naturaleza es exaltada e idílica y el

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zote del realismo decimonónico, así como de la novela naturalista ya desde su primer novela Nuevo mundo (1896) y exponente del modernismo, infravalorado por Ramón J. Sender y admirado por Clarín, Miguel de Unamuno (1864-1936) tuvo unos inicios literarios difíciles, ya que sus novelas Paz en la guerra (1897), ambientada en la guerra carlista, y la transgresora Amor y pedagogía (1902) apenas tuvieron éxito, pero ello no impidió que el escritor bilbaíno fuera uno de los máximos exponentes de la generación del 98, de esa Edad de Plata de la literatura española. Hombre de imagen severa y ascetismo recatado, lector de Ibsen y de Kierkegaard, elogiado por Borges y Ortega, la producción novelística de Unamuno, recogida en la magna obra Novelas completas que ha publica-

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amor reside en lo elemental al decir de Joaquín Marco. Tras estos libros y según José-Carlos Mainer, Aleixandre evoluciona a la “inmersión en lo natural, cercana al romanticismo de Hölderlin” y posteriormente “se encamina hacia una expresión fluyente y humanista, que quiso cercana al mundo real”. Vendrían, por mencionar algunos de ellos, libros como Mundo a solas (1950, pero escrito entre 1934 y 1936) y la versificación de un amor tormentoso, Sombra del paraíso (1944) y la pérdida de la felicidad arcádica y la defensa de la función colectiva de la poesía y de la concepción elitista del poema e Historia del corazón (1954), una secuencia reflexiva acerca del conocimiento con una plétora verbalista. Diálogos del conocimiento (1974) es un libro denso y descarnado que recoge poemas desde 1966 hasta 1973, de estructura fragmentaria y reverberación del pensamiento, que percibe el mundo desde la intuición y la afectividad, definido por Gerardo Diego como un “libro de serenidad dibujada, cerrada en órbita”. El último libro de Aleixandre. Según Max Aub, la obra de Aleixandre es “opulenta, frondosa, de soledad llena de pájaros, enmadejada de plumas, destellos, de llamaradas barrocas”. El jurado del Nobel de 1977 justificó así su decisión: “Por una creativa escritura poética que ilumina la condición del hombre en el cosmos y en la sociedad actual, al mismo tiempo que representa la gran renovación de las tradiciones de la poesía española entre guerras”. Verso de Nobel.

do Cátedra en un volumen, es un laboratorio de almas, historias de pasión que discurren entre la acción y la reflexión, ejercicios dolorosos de bisturí en los tumores de la casta española de la época mediante el habitual empleo del dramático juego metaficcional. Unamuno defiende la incursión del autor en la obra (no solo argumentalmente) por medio de metaficciones o paratextos y, de igual modo, difumina la tenue y transitada frontera entre realidad y ficción. Esa imagen de lo que nos rodea, que ofrece el escritor bilbaíno al lector, es subjetiva porque depende del punto de vista individual del autor, no es un derivado científico, sino una expresión artística del todo subjetiva, carente de absolutismos concluyentes y de interpretaciones úni-


cas. Las exégesis deben ser diversas, las verdades categóricas y las interpretaciones inapelables se eluden en la prosa unamuniana, ya que es el lector quien debe establecerlas. Todo ello contribuye a que Unamuno conduzca la ficción hacia la realidad y la convierta en real a ojos del lector. Una de las características de las novelas unamunianas es la efervescente presencia de sensaciones y sentimientos, procedentes de las entrañas de los personajes (interiorización narrativa). Otra característica es la incursión del autor en la historia novelada, así como la recreación del subconsciente mediante la técnica del monólogo interior y el flujo de conciencia, adquiriendo especial relevancia los sueños. Esos monólogos y el empleo de fragmentos narrativos dotan de un ritmo entrecortado a las novelas, novedoso en aquellos años. La novela modernista se concibe como una expresión de la angustia de existir y en ella predominan temas como la identidad, la religión, el amor y la muerte. Para Unamuno, la novela es un reflejo de la vida de su autor, puesto que explica poéticamente la vida de su creador, quien se agazapa tras sus personajes y les confiere sentires para que puedan escenificar aquello que contempla y siente el autor. Si el lector se recrea en ella, la obra literaria cobra sentido, como explica Unamuno en Cómo se hace una novela (aunque lleva a cabo esta idea ya desde Nuevo mundo). La novela unamuniana subvierte la tradición realista-naturalista por ser esta ineficaz a la hora de mostrar los misterios de la vida. Niebla, alabada por Benjamín Jarnés, pura innovación estética, narración de la “dificultad de vivir y la angustia del destino”, alberga el neologismo nívola, con el que Unamuno quería evitar las críticas por desvirtuar el género novelístico con sus obras y alejarse de sus convenciones (realistas). Dijo Unamuno de la nívola que “su espiritualismo –más bien que idealismo- le libra de caer en el engañoso realismo de lo aparencial”.

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l libro Conversación en Princeton (Alfaguara, 2017) es el diálogo establecido durante un seminario sobre política y literatura, celebrado en la Univer-

Cátedra publica en un volumen una edición anotada de las Novelas completas de Miguel de Unamuno, exponente de la Edad de Plata española

Si La tía Tula narra los “dolorosos misterios de la vida doméstica nacional”, en Abel Sánchez leemos la confesión de Joaquín al descender al abismo de su interior, mientras que en La novela de don Sandalio, jugador de ajedrez el protagonismo es para la pelea interior del narrador por comprender su identidad vital y su aciaga misantropía. Unamuno, quien le recomendó a Antonio Machado leer a Bergson, se debate entre entender la fe agónica y pelear por lograr el sentido de la existencia y esquivar la disolución racional (salvar el alma versus agonía constante). En definitiva, es el autor del sentimiento trágico de la vida.

sidad de Princeton en 2015. Los alumnos norteamericanos frente a Vargas Llosa con Rubén Gallo como conductor de las sesiones. Hay un poso de vida, una voz

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de la experiencia que tiene eco en las páginas de este libro, por medio de las cuales conocemos los autores predilectos del peruano, sus inquietudes, sus opciones políticas, sus dificultades en tal o cual novela y su proceso de escritura, sus teorías literarias, las experiencias que le marcaron, las razones de su fracaso político como candidato, el origen de algunos de sus libros, el motivo de su primer viaje a Europa y sus primeros pasos en España como escritor. Para saber qué conlleva la vorágine del Nobel, nada mejor que leer la introducción de Rubén Gallo, porque el galardón encumbra a los premiados a cambio de todo el tiempo que tienen disponible y de un aluvión de cartas, que piden y piden y piden dinero, dinero y dinero. Si en el capítulo I se expone la génesis de la novela, en el capítulo II se centra en el periodismo, uno de los ejes de la obra de Vargas Llosa. Para el peruano, el periodismo debe “buscar la verdad y tratar de exponerla de la manera más atractiva e interesante posible, pero su razón de ser es presentar una realidad tal y como es”. Los capítulos del 3 al 7 se centran en cinco novelas: el 3 está dedicado a Conversación en La Catedral (“una novela sobre la dictadura que muestra los efectos que tuvo el régimen de Odría en el conjunto de la sociedad”), en la que importa tanto la forma como la anécdota narrada, con influencias de Dos Passos y donde el desencanto campa a sus anchas. Historias de Mayta y la fracasada rebelión de Jauja en los pasados sesenta con la forma de una “superposición de historias que al final termina siendo una sola” centran el siguiente capítulo; esta novela es un “retrato de una izquierda que se engaña a sí mismo en función de fantasías ideológicas” y fue muy criticada en su momento. El siguiente capítulo es para ¿Quién mató a Palomino Molero?, los elementos silenciados, el uso del dato escondido heredado de Hemingway y la idea de la verdad. Las dos últimas novelas desgranadas son El pez en el agua, donde se señala la influencia de Porras Barrenechea, y La fiesta del chivo con la predominante figura del caudillo, el poder embriagador, la ebriedad autoritaria y el pérfido personaje de Trujillo. El último capítulo exalta la libertad de expresión y es un homenaje involuntario a los periodistas asesinados del semanario francés Charlie Hebdo. Vargas Llosa declara su admiración por Faulkner, algo patente sobre todo en sus primeras obras, como también por Sartre (de joven la llamaban el “Sartrecillo valiente”), y manifiesta que ha pasado del barroco a la claridad, de preferir la transparencia a la complejidad porque entiende que la oscuridad no es complejidad ni mucho menos. El peruano define una obra inmortal como aquel “libro que es capaz de mostrar, más allá del color local –de lo pintoresco, típico o folclórico-, ciertas características de lo humano con las que se pueden identificar gentes de culturas muy distintas (…), las ex-

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Alfaguara publica un volumen con las charlas magistrales, que mantuvo el Nobel peruano con alumnos norteamericanos, en lo que es un testimonio de vitalidad de un testigo de su tiempo

periencias que encontramos nos hacen entender mejor nuestra propia realidad”. Por ello el Premio Nobel y Premio Cervantes explica cómo transforma la realidad caótica en ficción mediante su ordenación comprensible, es decir, convierte la realidad en un objeto literario que aumenta, con su lectura, la experiencia del lector y hace más soportable el insatisfactorio mundo que le rodea. Además Vargas Llosa cuenta curiosas anécdotas sobre la censura española, lamenta la dosis de frivolidad y banalidad que impregna a la prensa seria en lo que es “un cambio, que refleja el deterioro de la cultura en el mundo, algo que ha lastimado profundamente las bases de las sociedades democráticas”. Quizá no sea un libro tan adecuado para el seguidor de Vargas Llosa, porque encontrará redundancias con algunos de sus ensayos, como La civilización y el espectáculo, El viaje a la ficción y La orgía perpetua, pero su claridad, concisión y oportunidad es interesante para el joven lector que no le conozca, para el autor en ciernes y para aquel que apenas se haya aproximado a sus libros, esos caerán en las redes del poder seductor del escritor peruano con este libro.


Ilustraciรณn. Gabriel Alejandro Vallladares

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José Rodrigo Sánchez

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uando quiero ver una película y no tengo mayores referencias de ella, lo primero que hago es averiguar el nombre de su director. Este método abreviado para tener una noción primigenia de la calidad de un filme no es infalible, puesto que, inclusive, algunos cineastas consagrados han hecho cintas impresentables. En todo caso, y consecuentemente, puedo decir que, con ciertas salvedades, existentes en todos los ámbitos del quehacer humano, los buenos directores de cine usualmente tienden a hacer buenas películas.

Sin embargo, este cineasta londinense se consagró como maestro del séptimo arte mucho antes de dicha trilogía y de otras excelentes películas suyas como Inception e Interestelar. Específicamente, fue con su soberbia “Memento” (2000) con la que él y su hermano Jonathan —excelente guionista con quien usualmente trabaja— entraron pateando al perro en Hollywood y lo pusieron a sus pies. En esta cinta, cuya historia avanza mientras retrocede (literalmente), Nolan ya demuestra su dominio absoluto del manejo del tiempo, especialidad presente en varios de sus filmes.

Tal es el caso del inglés Christopher Nolan, quien, con su visionario talento, resucitó a nada más y nada menos que a Batman, uno de los más populares superhéroes de DC Comics, sobre el cual, supuestamente, ya se había contado todo desde el punto de vista cinematográfico. Dándole un convincente y verosímil aire de realidad, Nolan no solo puso nuevamente a Batman en la punta de la lengua de todo el mundo, sino que causó revuelo con Batman Begins, The Dark Knight y The Dark Knight Rises.

Por ello, cuando supe que Dunkerque era la última película de Christopher Nolan, fui al cine sin la más mínima duda de que saldría satisfecho —fui a ojos cerrados, como se dice coloquialmente, para abrirlos únicamente cuando se apagaron las luces de la sala.


Dunkerque, su primera cinta sobre hechos reales Aunque inicialmente pueda pensarse lo contrario, no se trata de una película más sobre la Segunda Guerra Mundial. Ensayando una sinopsis, Dunkerque –producida y estrenada en el 2017- narra, de manera no convencional, el sorprendente rescate de cientos de miles de soldados aliados de las playas de la ciudad costanera de Dunkerque (Francia), hecho que tuvo lugar entre el 27 de mayo y el 4 de junio de 1940. Pues la maquinaria nazi había acorralado en ese lugar a un sinnúmero de tropas británicas y francesas sin la menor posibilidad de defensa, mientras la temible flota aérea del Tercer Reich bombardeaba la costa. La única solución factible era cruzar el Canal de la Mancha por mar, para lo cual los aliados diseñaron la memorable operación Dínamo, una evacuación masiva sin precedentes en la que, además de naves de guerra aliadas, participaron, sobre todo, decenas de embarcaciones civiles, cuya invaluable ayuda fue determinante para el éxito de la mencionada iniciativa –de hecho, puede que la operación Dínamo haya cambiado el fatídico rumbo que estaba tomando la historia de la humanidad.

Tres narraciones, una sola historia

Atrapados en el muelle, los soldados aliados ya solo esperan que les caiga una bomba.

Sin esperanza, los soldados británicos anhelan una evacuación que parece improbable.

El Comandante Bolton (interpretado por Kenneth Branagh) esperará en el muelle hasta el rescate del último soldado.

El señor Dawson (Mark Rylance, izquierda), al mando de una pequeña embarcación en la que salvará a unos cuantos soldados.

Pero, exactamente, ¿qué hace que Dunkerque no sea una película más de guerra? La respuesta está justamente en su complejo manejo del tiempo, y es en este campo en el que Nolan hace lo que mejor sabe y se luce.

El piloto británico Farrier es protagonizado por Tom Hardy, uno de los actores fetiche de Nolan.

Con gran acierto, en un artículo publicado el 5 de marzo de 2018 en la versión digital del diario español El Mundo, Sara Fernández García sostiene que Dunkerque plantea tres narraciones para contar la misma historia. Una semana en tierra: Este eje espacio temporal empieza precisamente con el inicio de la evacuación, en el que un soldado inglés (su nombre es simplemente Tommy —interpretado por Fionn Whitehead—), un soldado francés y unos cuantos más que se van sumando en el camino hacen todo lo posible por colarse en los buques de guerra aliados que llegan al muelle de Dunkerque, pero la tienen muy difícil, ya que los cazas alemanes mandan a pique, desde el aire, a prácticamente todo lo que flota sobre el agua, aniquilando poco a poco la esperanza de los aliados de salvar a sus soldados. Un día en el mar: Para mí, este es el eje más importante y emotivo, desde el punto de vista del contenido. Atendiendo el pedido que las autoridades inglesas hicieron a la ciudadanía, y jugándose la vida misma, el señor Dawson (un estupendo Mark Rylance), al mando de su pequeño velero, y su hijo Peter (Tom Glynn-Carney) y un amigo de este, se lanzan al Canal de la Mancha, rumbo a Dunkerque, y van rescatando, de ida y vuelta, a varios soldados

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a merced de la aviación nazi, y en los cuales finalmente rescataron a nada más y nada menos que cerca de ¡¡400 000 soldados aliados!! Ya lo dice el “tag line” (eslogan) de uno de los afiches promocionales de la película: “Cuando 400 000 hombres no podían regresar a su país, su país fue por ellos”.

Christopher Nolan en el rodaje de Dunkerque

aliados que encuentran en el agua (pilotos de aviones derribados y tripulación de buques hundidos). Una hora en el aire: Esta línea narrativa es protagonizada por dos pilotos de la Real Fuerza Aérea Británica (interpretados por Tom Hardy y Jack Lowden) a quienes se les ha encomendado la importantísima misión de derribar todos los Junkers alemanes que puedan, para evitar que estos bombardeen las embarcaciones militares y civiles que están desalojando a los soldados. El problema es que no cuentan con el combustible suficiente, y la magnitud parece sobrepasarlos... Así, con la precisión de un cirujano, y sin marear al espectador, Nolan monta sabiamente estos tres ejes —que terminan en un solo momento— y logra una conmovedora historia que es resaltada por una excelente fotografía y una poderosa banda sonora que en ciertos instantes lleva al espectador hasta la angustia —esa misma angustia que sienten al ahogarse los soldados atrapados en uno de los botes hundidos, por ejemplo—. Al respecto, y aunque el Oscar no sea precisamente un termómetro para medir objetivamente la calidad de una cinta, vale decir en este punto que Dunkerque se llevó, a fines de febrero de 2018, tres premios de la Academia: Mejor Montaje, Mejor Sonido y Mejor Edición de Sonido.

Ciudadanos comunes, héroes anónimos Por supuesto, el filme en cuestión tiene más méritos, tales como su ambientación realista —la recreación del hundimiento de algunos barcos, por ejemplo—, pero, como ya lo escribí unas cuantas líneas atrás, para mí esta película trascenderá en el tiempo porque retrata, de manera brillante, la lección de buena ciudadanía que brindaron al mundo entero cientos de británicos comunes y corrientes, quienes, saliendo del confort de sus hogares y abandonando momentáneamente sus seguramente apacibles vidas, acudieron al llamado de sus gobernantes sin más armas que sus pequeños botes y veleros, que en todo momento estuvieron

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De hecho, una de las escenas del filme que más toca el corazón es aquella en la que decenas de pequeños botes del más variopinto talante asoman entre la bruma y llegan a la costa de Dunkerque para devolver la esperanza de regresar a casa con vida a quienes ya la habían perdido hace rato. ¿Qué hubiese pasado si esos casi 400 000 soldados hubiesen muerto en Dunkerque? ¿Habría sido posible que los aliados ganen la guerra sin su contingente? De haberla perdido, ¿actualmente estuviésemos sometidos por el régimen de terror del águila nazi? Estas son preguntas difíciles de contestar, pero lo que sí puedo decir es que todos esos valientes ciudadanos dieron un ejemplo no solo a su generación, sino también a las posteriores, y demostraron, una vez más, que los ciudadanos somos los únicos que podemos salvarnos a nosotros mismos.

En cambio, en la República del Buen Vivir… Sería un disparate comparar la batalla de Dunkerque con lo que está sucediendo actualmente en Ecuador, pues, sencillamente, no hay punto de comparación. Sin embargo, reconociendo la enorme distancia entre los lugares y momentos de ambas situaciones, resulta inconcebible que mientras en determinado momento de la historia del mundo cientos de ciudadanos arriesgaron su vida por un propósito que excedía el de su propia existencia, en otro momento de la historia del mundo la mayoría de ecuatorianos sea incapaz de hacer algo muchísimo más sencillo: levantar su voz ante el más grave desmantelamiento del Estado del que se tenga noticia (el más grande atraco de recursos públicos; cientos de niños abusados sexualmente y autoridades que no protegen a las víctimas, sino a los victimarios, garantizando la impunidad; complicidad con el terrorismo organizado internacional, y un largo etcétera), protagonizado por una banda de gánsters convertidos en políticos que, irónicamente, sigue gobernando, y exigir la inmediata reparación —económica, institucional, legal— de tal desgracia. Para ello, no es necesario recurrir a la fuerza, ni mucho menos a la violencia. Se puede empezar por tener memoria y un poco de dignidad (aunque sea un poquito), y actuar.


ESOS CUENTOS MARAVILLOSOS (PARTE II) Por Hans Behr

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a entrega anterior la culminamos con un autor nacional (José de la Cuadra y su memorable Guásinton, uno de los cuentos donde es notorio el adelanto en los caminos del realismo mágico). Iniciaremos entonces, esta segunda parte con cuentistas ecuatorianos. Este artículo guarda una regla básica. Transmitirles, por qué estas historias, en algún momento, se me volvieron imborrables. “Un hombre muerto a puntapiés”. El cuento se centra en que el personaje (y narrador al mismo tiempo) ha leído en el periódico que un hombre ha muerto a puntapiés. Así de sencillo, sin detalles de lo ocurrido. Solo una nota que refiere que la víctima era “vicioso”. ¿”Vicioso”? Allí Palacio, influenciado por sus estudios en leyes, nos va

armando, mediante la inducción, con ironías y certezas, los posibles eventos que llevaron al homicidio. Sutilezas psicológicas. Esto es justamente lo imborrable de la historia. Su reconstrucción certera, policial, a partir

de dos fotografías que le son facilitadas por el comisario. Cabe resaltar, el llamativo nombre del obrero, el es-

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tilo de narrar, la sonora forma de describir la violencia: “Epaminondas, así debió llamarse el obrero, al ver en tierra a aquel pícaro, consideró que era muy poco castigo un puntapié, y le propinó dos más, espléndidos y maravillosos en el género, sobre la larga nariz…. ¡Cómo debieron sonar esos maravillosos puntapiés! Como el aplastarse de una naranja, arrojada vigorosamente sobre un muro; como el caer de un paraguas cuyas varillas chocan estremeciéndose; como el romperse de una nuez entre los dedos; ¡o mejor como el encuentro de otra recia suela de zapato contra otra nariz! Así: ¡Chaj!”. Un cuento con mucho sonido.

lector, me asaltó la pregunta, ¿cómo así este hombre pudo “domar” al gallinazo? ¿Dones especiales? El personaje, apodado, chancho-rengo, negro de finas facciones, nos responde: “–Lo recogí de puro fregao...Luei criao dende chiquito, er nombre ej Arfonso”. Y así nos enteramos que el gallinazo no solo lo ayudaba a cazar garzas sino que tenía un nombre propio. Arfonso. La historia es corta, directa, el hombre es emboscado y herido mortalmente, en la noche, por unos ladrones. Desde ese momento aparece lo sobrenatural recogedor: el guaraguao no solo defiende a su “amigo” de los ladrones, sino también que lo cuida de sus congéneres,

De la época de los grandes cuentistas ecuatorianos, tenemos a Joaquín Gallegos Lara, quien formara parte del conocido Grupo Guayaquil. Escritores comprometidos con los temas sociales y determinados a mostrar la realidad del cholo montubio, sus jergas populares, sus palabras y normas, su forma de vida, etc. Se adiciona la crudeza del relato, directo. Y aunque tenemos mucho material, cito el cuento “El Guaraguao”, el cual, además de formar parte de muchas antologías nacionales e internacionales, recoge todo lo dicho anteriormente. Repasemos el inicio: “Era una especie de hombre. Huraño, solo. No solo: con una escopeta de cargar por la boca y un guaraguao. Un guaraguao de roja cresta, pico férreo, cuello aguarico, grandes uñas y plumaje negro… Un guaraguao es, naturalmente, un capitán de gallinazos”. Desde ya, el cuento atrapa desde el comienzo. Como

que querían picotearlo una vez que murió. El final es imperecedero: “El olor incitaba el apetito de los viudos. Vino otro guaraguao. Alfonso, el de Chacho-rengo, lo esperó, cuadrándose. Sin ring. Sin cancha. No eran ni boxeadores ni gallos. Encarnizadamente pelearon. Alfonso perdió el ojo derecho pero mató a su enemigo de un espolazo en el cráneo… Volvió la noche a sentarse sobre la sábana…Ocho días tarde encontraron el cadáver de Chancho-rengo. Podrido y con un guaraguao terriblemente flaco –hueso y pluma– muerto a su lado. Estaba comido de gusanos y de hormigas y no tenía la huella de un solo picotazo”. Encontré “El diamante tan grande como el Ritz” de F. Scott Fitzgerald, en una antología de cuentos de terror. Presenta 11 capítulos, lo que lo convierte en un cuento


largo o pequeña novela. Otro punto, es que la historia no es precisamente de terror, según algunos críticos es difícil de clasificar, ya que ronda en la aventura, en lo policial, la intriga y el suspenso. Pero lo que sí aseguro es que, a medida que corre la trama, se vuelve inquietante e impredecible. El resumen es el siguiente: Un joven estudiante John Unger es invitado por su amigo Percy Washington a pasar las vacaciones en el suntuoso e inaccesible hogar de su familia. Situado en unas montañas rocosas entre Estados Unidos y Canadá… “en los únicos ocho kilómetros cuadrados del país que no aparecen en ningún registro”. John, ni el lector, tie-

Finalmente, quiero hacer referencia a historias infantiles, juveniles. No quiero dejar de lado El principito de Antoine de Saint-Exupéry, por la trama y las frases poderosas que uno encuentra en sus páginas: “Si tú me domesticas, entonces tendremos necesidad el uno del otro. Para mí serás único en el mundo. Para ti, yo seré único en el mundo”. “No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”. O que tal esta: “A los mayores les gustan las cifras. Cuando se les habla de un nuevo amigo, jamás preguntan sobre lo esencial”. Releí esta obra varias ocasiones, solo para degustar esa profundidad

nen idea del peligro que esta invitación encierra. Sin embargo, a través de una de las hermanas de Percy, con quien John empieza a frecuentar y a enamorarse, descubre que la lujosa residencia (baños temperados, salas de cine, zona verde para caminatas) está sobre un enorme diamante, el más grande del mundo… y que, debido a ello, todo invitado no podría salir vivo de allí porque divulgaría el secreto del diamante. Usualmente, por información de su amiga, las víctimas eran “dormidas” para poder asesinarlas, antes de que terminara su período de visita. En ese momento, John Unger sabe que ha firmado su sentencia de muerte, y el lector recibe de un solo impacto una tremenda carga de ansiedad para conocer el desenlace. Asunto que no les contaré, sino más bien, para quien no haya leído la historia, lo haga.

(alcanzada también en el cómic de Quino: Mafalda). En este ámbito, no descarto a El príncipe feliz de Oscar Wilde, con un inicio certero: “En la parte más alta de la ciudad, sobre una columnita, se alzaba la estatua del Príncipe Feliz”. Una historia llena de ternura y amistad, ya que, por intermedio de una golondrina, y a pesar del crudo invierno, la estatua del príncipe feliz va obsequiando todos sus zafiros y adornos de oro, a las personas que en el pueblo padecían alguna necesidad. Al final del relato, la estatua y el ave han entregado todo lo que tenían, incluyendo sus fuerzas. Y allí radica lo hermoso de la historia. Lo que queda siempre, lo que uno “se lleva”, son las obras que hacemos a los demás.

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. Diego Paúl Villavicencio Ordóñez

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n el Arte existen momentos claves para entender su propio funcionamiento. En algunos casos, los artistas optan por convertir sus creaciones en manifestaciones basadas en repeticiones excesivas, apropiación, y por supuesto, tributo. En 2016, Kleber Ajila (Kelver Ax) se convirtió en una referencia artística en poesía y en artes plásticas. Deja como legado su obra: Egagrópilas, en la que demuestra ser un escritor nato, capaz de transformar o modificar su palabra en intrínseca y a la vez en masiva; deja entrever un espíritu más legible, o al menos eso se estableció en la crítica de personalidades de la literatura ecuatoriana como Luis Carlos Mussó o Carlos Carrión. En lo visual, tomar en cuenta su destacada participación como artista seleccionado en la XIII Bienal de Cuenca “Impermanencia”, bajo la mirada de Dan Cameron, curador del certamen. A partir de ese punto, era más que necesario, relatar ese proceso en contraposición con el hecho de que Kleber, ya no se encuentra entre nosotros, y es ahí donde entra en juego el Colectivo Axxion Mutante.

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Pablo Alvear, Ashly Curay, Emilio Seraquive, Fredy González, Freddy Guaillas, Edwin Bermeo; artistas reunidos en favor de una mirada común, una necesidad de transponer el deseo de rendir homenaje al artista; pero, también al amigo. Resulta casi un deber, después de perder un ser cercano, ofrecerle como insignia de respeto, un acercamiento a su pensamiento, por medio de la producción de obra artística. Se usa el mismo nombre Egagrópilas para dejar claras las cosas, en relación al Premio Nacional de Poesía Alejandro Carrión 2016; y no se interprete de manera científica como plumada o egregófito; es decir, como residuo de alimentos no digeridos que regurgitan algunas aves carnívoras. La intención está planteada, surge en estos artistas la necesidad de experimentar desde la palabra hacia la forma, de encontrar un vínculo intuitivo que conlleve a delimitar aspectos no contemplados en aquellos póstumos versos, o den indicio a la idea de la representación bidimensional. El conflicto artístico se crea.


Lo primero, socializar el proyecto en un Conversatorio en el Auditorio Pablo Palacio, el día jueves 05 de octubre de 2017, donde se incluye la participación de tres artistas del colectivo: Ashly Curay, Edwin Bermeo y Emilio Seraquive. En este espacio, se propuso la lectura de portafolios de Arte y se socializó el concepto general, con la intervención dinámica de los estudiantes de bachillerato del Colegio Cordillera y algunos artistas locales. Es claro, que la intencionalidad era dibujar una idea matriz de la diversidad de propuestas en la unidad de contenido, argumentando que los textos influyeron en la creación y funcionaron como supuestos de origen del trabajo en óleo, acrílico, acuarela, grafito y plastilina. La muestra se abre con las obras de Pablo Alvear, excelente dibujante y pintor expresionista, conjuga la inercia de las ideas a través de la creación de espacios ambiguos sujetos a perspectiva, de referencia interior y exterior, en donde la limpieza de color es el principal síntoma de evolución. Surge un distanciamiento premeditado entre las formas y el fondo. En Fragmentos: adoración desencajada, la prefigura de la muerte se retrata como objeto y ser a

la vez, pauta una incesante relación comunicacional con el Yo interior, mientras las figuras “pasivas” se alimentan de su propio ego. El diálogo cerrado en los diseños de medias, cabelleras, accesorios y repositorios establece un vaivén simbólico, que se potencia por la cromática utilizada. La asesina de artistas explora la posibilidad del arrebato, como idilio de acción pasada; rememora por naturaleza la escena del crimen: autora intelectual y víctima; los azulejos funcionan como hilo conductor de una historia, que no se cuenta, solo se intuye, como acercamiento al pensamiento del artista. Refleja la ambivalencia de Pablo, en su exploración visual, remarca en detalle la existencia de ese miedo natural de haberse dedicado a una profesión que altera el comportamiento en función de la idea. La relación hacia el cine es notable en Ser carne y servir la cabeza a la mesa, es sin dudar una escena no filmada de una película inconforme, paralela a Los viajes de Gulliver, Pulp fiction, Kill Bill Vol 1 y Vol 2. Almas en detonación, son dos figuras femeninas salidas posiblemente de una postal de Instagram, revive el desinterés por los asuntos externos a uno mismo. La ilusión de la fotografía al espectador y la nula interacción hacia el conflicto visual generado por el choque y destrucción de dos vehículos. Surge entonces la duda, si la obra de Pablo se acoge a una linealidad de pensamiento, de varias ideas o son

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PABLO ALVEAR - ALMAS EN DETONACIÓN II - ÓLEO - 40 X 60 CM PABLO ALVEAR - SER CARNE Y SERVIR LA CABEZA A LA MESA - ÓLEO - 40 X 60 CM

PABLO ALVEAR - LA ASESINA DE ARTISTAS - ÓLEO - 120 X 140 CM

todas a la vez, una especie de decorado latente artificial en sentido visual; pero, de arduo contenido internista; afloran por doquier los reflejos de collage actoral en toda la superficie. Ashly Curay, destacada en el trabajo de acuarela y acrílico; ha perfeccionado su labor en favor de las sensaciones plasmadas en relación a estos personajes ampliados de belleza y viscerales a la vez. Un reconocimiento a la juventud de la gente; pero, también a la muerte, y la pena que eso produce. Desde hace algunos años su destreza en el manejo técnico, ha sido la constante en el proceso artístico. Parte de un dibujo solvente, proporcionado, lucido; explora las posibilidades del naturalismo y los efectos visuales. En Alusiones glitch, el retrato femenino es la constante de la obra, donde los animales fragmentados, son los que se incluyen en los textos de Kelver: lobos, caballos, peces, aves; intervienen en el centro de la composición, bloquean parcialmente las modelos, realizan un bloqueo en descomposición de color como momentos irreales nunca antes posibles; y lo glitch, es también un acercamiento imaginario hacia lo desconocido; una muy intere-

FRAGMENTOS ADORACIÓN DESENCAJADA / ÓLEO - 130 X 150 CM

sante forma de desdibujar la idea en favor de la “no forma”. La otra obra: Egagrópilas se proyecta como un recordatorio de la vida y la muerte, una transformación en la que los elementos “externos” a la pintura: pétalos, adquieren protagonismo lícito. Tres acuarelas, sólidas en propuesta, permiten que el blanco del papel cumpla su trabajo y permita la transparencia. Efecto de sangre para potenciar la idea, y resaltar el talento.

ASHLY CURAY - EGAGRÓPILAS - MIXTA - 65 X 50 CM

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ASHLY CURAY - ALUSINACIONES GLITCH - ACRÍLICO - 40 X 200 CM

Epitafio es lo primero en la lista de Emilio Seraquive, quien ha desarrollado su grafismo en favor de personajes desolados en medio de escenas vinculadas a lo urbano, a la calle. Artista con un sentido de composición claustrofóbico, potenciado por el uso del espacio, este es un escenario, donde se da oportunidad a visibilizar la idea, o que el observador la lea de la misma manera que lo haría con el cómic. Alude a un sentido del humor poco convencional en Te veo del otro lado, y se acerca a un contenido más emblemático en

el uso de recursos visuales como: asfalto y señalética en Maqueta para una ciudad y Vereda endémica. El color es una contraposición del blanco del fondo en un gran porcentaje en escala de grises, con inclusión de amarillos, rojos, turquesas, azules, violetas y marrones. La materia (óleo, plastilina, ojos de plástico) intercepta la mirada gracias al relieve logrado, motivando una mayor interacción entre el plano del cuadro y el visitante. Visible en todo su contexto el poema Endemias, y Emilio no es el único que lo recoge.

EMILIO SERAQUIVE - EPITAFIO . DE LA SERIE VEREDAS FRÍAS - MIXTA - 40 X 105 CM

TE VEO DEL OTRO LADO - ACRÍLICO - 45 X35 CM

MAQUETA PARA UNA CIUDAD - MIXTA -175 X 150 CM

VEREDA ENDÉMICA - DE LA SERIE VEREDAS FRÍAS - MIXTA -150 X 150 CM

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Luego, influenciado por la obra de Rembrandt Lección de Anatomía del Doctor Tulp (1632) y de Tomas Eakins La clínica del Doctor Samuel Gross (1875); Fredy González compromete una composición en tonalidades grises en la obra Egagrópilas, donde el sentido documental está presente. Maneja adecuadamente la luz, el dibujo esquemático y la mancha de color sutilmente. Apela a la desfiguración forzada de los personajes, con énfasis en las líneas fundamentales de la imagen. Reacciona ante el naturalismo, centrando su atención en lo básico de la

FREDDY GONZÁLEZ - LO SACRO Y LO PROFANO - MIXTA - 70 X 100 CM

FREDDY GONZÁLEZ - EGAGRÓPILAS - MIXTA - 70 X 100 CM

Freddy Guaillas, realza la sensación del boceto, de la idea inacabada en su propuesta. En Bosquejo desarrolla algunas vertientes partiendo de la propia muerte como eje; incrusta en el vientre de la res central al propio Kleber Ajila, en una especie de espectro por nacer de nuevo; restos de animales y una especie de graffiti: La vida es eterna, los cuerpos son los que se van. La interpretación es casi libre y se acoge a una serie de deliberaciones psicológicas y no secuenciales. En S/t recrea su visión apasionada de la existencia, la muestra sin piedad en forma de valla publicitaria muy de moda en nuestro tiempo, o como aspecto de promoción municipal. Al final, un retrato a su amigo como anuncio precisamente bajo el título Endemia, donde la frase: “Nací, el día en que

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FREDDY GUAILLAS - BOSQUEJO - ACRÍLICO - 61 X 90 CM

línea y el color. Se esfuerza en dar a conocer su enfoque con lo mínimo, sin ser minimalista. Intercepta patrones viscerales basados en la religión en Lo sacro y lo profano y en el terror camuflado en Lagartos y lagartijas. Me recuerda al trabajo de artistas contemporáneos, especialmente en el plano escenográfico como Robert Priseman en su serie American execution y la serie basada en los homicidios a niños por parte del Doctor Gross (cerca de 700 asesinatos de niños, por medio de veneno mezclado en sus alimentos) desarrollada con la maestría hiperrealista del artista alemán Gottfried Helnwein.

cumplí 150 años de estar muerto”, nos hace pensar una y otra vez en esa franqueza de pensamiento sugerente y subconsciente. La cromática de paisaje, influenciada por artistas como Wilson Paccha, es una constante en su trabajo. Aterriza su accionar con un gesto de comicidad basado en la apropiación del eslogan británico del año 1939 –síntoma de animosidad ciudadana a resistir ante un peligro inminente de invasión nazi– “Keep Calm and Carry On” por el ecuatorianísimo: “Keep Calm and Ven para Mearte”.

FREDDY GUAILLAS - S.T - ACRÍLICO -29 X 42 CM

FREDDY


El último artista en presentarse es Edwin Bermeo, pintor que ha sabido evolucionar dentro de su propuesta; en una primera etapa expresionista y ahora realizando una simplificación de las formas, basado en el surrealismo más minimalista y la abstracción. Y es precisamente, la relación hacia otros artistas como Joan Miró con su obra Interior holandés (1928) basada en El tocador de laúd, de Hendrick Martensz Sorgh (1661), latente en primera instancia, por la disposición y concreción de las formas; y luego, por el uso de cromática. El título de la obra en cuestión es Cadáver exquisito en clara referencia a la técnica usada por los surrealistas en 1925 (un juego de mesa llamado Consecuencias, en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir la parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración), donde utiliza referencias visuales a torres autosoportadas, mástiles arriostrados y estaciones de transformación eléctricas. Es más ligero y dinámico en el movimiento de las formas en Esquirlas para un talismán, recurre nuevamente al fondo blanco para contrastar las imágenes a color. Se divierte y se deja llevar por la transición de colores fríos y ocres, al desarrollar un sistema visual rígido al fondo y de interacción libre al frente. Prácticamente es un estudio tridimensional con imaginería abstracta.

EDWIN BERMEO - ESQUIRLAS PARA UN TALISMÁN - ACRÍLICO - 90 X 120 CM

EDWIN BERMEO - CADÁVER EXQUISITO - ACRÍLICO - 90 X 120 CM

Todo un ejercicio de supuestos, alteraciones, tributo y reconocimiento, que no se aleja del concepto de la obra escrita de Kleber, incesantemente recurrente al sentido afligido (en algunos casos, melancólico y depresivo) que intenta distinguir los aspectos claves de su obra. Radicalizar en la interpretación gráfica, contextualizar en el soporte técnico y dejar claro el mensaje: “No basta una sola vida para entender el pensamiento humano; generar soluciones adecuadas a las interrogantes de la existencia y complementar (artificialmente) el sentido de la búsqueda del propio pensamiento”. Una grata manera de explorar el horizonte del caos, en razón de lo que el propio cuerpo expulse.

GUAILLAS - ENDEMIA - ACRÍLICO - 48 X 49 CM

SOUVENIRS EGAGRÓPILAS

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EN EL HOTEL había noventa y siete agentes de publicidad neoyorquinos. Como monopolizaban las líneas telefónicas de larga distancia, la chica del 507 tuvo que esperar su llamada desde el mediodía hasta las dos y media de la tarde. Pero no perdió el tiempo. En una revista femenina leyó un artículo titulado «El sexo es divertido o infernal». Lavó su peine y su cepillo. Quitó una mancha de la falda de su traje beige. Corrió un poco el botón de la blusa de Saks. Se arrancó los dos pelos que acababan de salirle en el lunar. Cuando, por fin, la operadora la llamó, estaba sentada en el alféizar de la ventana y casi había terminado de pintarse las uñas de la mano izquierda. No era una chica a la que una llamada telefónica le produjera gran efecto. Se comportaba como si el teléfono hubiera estado sonando constantemente desde que alcanzó la pubertad. Mientras sonaba el teléfono, con el pincelito del esmalte se repasó una uña del dedo meñique, acentuando el borde de la lúnula. Tapó el frasco y, poniéndose de pie,

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abanicó en el aire su mano pintada, la izquierda. Con la mano seca, tomó del alféizar un cenicero repleto y lo llevó hasta la mesita de noche, donde estaba el teléfono. Se sentó en una de las dos camas gemelas ya hecha y —ya era la cuarta o quinta llamada —levantó el auricular del teléfono. —Diga —dijo, manteniendo extendidos los dedos de la mano izquierda lejos de la bata de seda blanca, que era lo único que llevaba puesto, junto con las chinelas: los anillos estaban en el cuarto de baño. —Su llamada a Nueva York, señora Glass —dijo la operadora. —Gracias —contestó la chica, e hizo sitio en la mesita de noche para el cenicero. A través del auricular llegó una voz de mujer: —¿Muriel? ¿Eres tú? La chica alejó un poco el auricular del oído.


—Sí, mamá. ¿Cómo estás? —dijo. —He estado preocupadísima por ti. ¿Por qué no has llamado? ¿Estás bien? —Traté de telefonear anoche y anteanoche. Los teléfonos aquí han...

—Vuelvo a repetirte que condujo muy bien, mamá. Vamos, por favor. Le pedí que se mantuviera cerca de la línea blanca del centro, y todo lo demás, y entendió perfectamente, y lo hizo. Hasta se esforzaba por no mirar los árboles... se notaba. Por cierto, ¿papá ha hecho arreglar el coche? —Todavía no. Es que piden cuatrocientos dólares, solo para... —Mamá, Seymour le dijo a papá que pagaría él. Así que no hay motivo para... —Bueno, ya veremos. ¿Cómo se portó? Digo, en el coche y demás... —Muy bien —dijo la chica. —¿Sigue llamándote con ese horroroso...? —No. Ahora tiene uno nuevo.

—¿Estás bien, Muriel? La chica separó un poco más el auricular de su oreja.

—¿Cuál? —Mamá... ¿qué importancia tiene?

—Estoy perfectamente. Hace mucho calor. Este es el día más caluroso que ha habido en Florida desde...

—Muriel, insisto en saberlo. Tu padre...

—¿Por qué no has llamado antes? He estado tan preocupada...

—Está bien, está bien. Me llama Miss Buscona Espiritual 1948 —dijo la chica, con una risita.

—Mamá, querida, no me grites. Te oigo perfectamente —dijo la chica—. Anoche te llamé dos veces. Una vez justo después...

—No tiene nada de gracioso, Muriel. Nada de gracioso. Es horrible. Realmente, es triste. Cuando pienso cómo...

—Le dije a tu padre que seguramente llamarías anoche. Pero no, él tenía que... ¿estás bien, Muriel? Dime la verdad. —Estoy perfectamente. Por favor, no me preguntes siempre lo mismo.

—Mamá —interrumpió la chica—, escúchame. ¿Te acuerdas de aquel libro que me mandó de Alemania? Unos poemas en alemán. ¿Qué hice con él? Me he estado rompiendo la cabeza... —Lo tienes tú. —¿Estás segura? —dijo la chica.

—¿Cuándo llegasteis? —No sé... el miércoles, de madrugada.

—Por supuesto. Es decir, lo tengo yo. Está en el cuarto de Freddy. Lo dejaste aquí y no había sitio en la... ¿Por qué? ¿Te lo ha pedido él?

—¿Quién condujo? —Él —dijo la chica—. Y no te asustes. Condujo bien. Yo misma estaba asombrada.

—No. Simplemente me preguntó por él, cuando veníamos en el coche. Me preguntó si lo había leído. —¡Pero está en alemán!

—¿Condujo él? Muriel, me diste tu palabra de que... —Mamá —interrumpió la chica—, acabo de decírtelo. Condujo perfectamente. No pasamos de ochenta en todo el trayecto, esa es la verdad. —¿No trató de hacer el tonto otra vez con los árboles?

—Sí, mamita. Ese detalle no tiene importancia —dijo la chica, cruzando las piernas—. Dijo que casualmente los poemas habían sido escritos por el único gran poeta de este siglo. Me dijo que debería haber comprado una traducción o algo así. O aprendido el idioma... nada menos...

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—Aquí, en el hotel, hay un psiquiatra —dijo la chica. —¿Quién? ¿Cómo se llama? —No sé. Rieser o algo así. Dicen que es un psiquiatra muy bueno. —Nunca lo he oído nombrar. —De todos modos, dicen que es muy bueno. —Muriel, por favor, no seas inconsciente. Estamos muy preocupados por ti. Lo cierto es que... anoche tu padre estuvo a punto de enviarte un telegrama para que volvieras inmediatamente a casa... —Por ahora no pienso volver, mamá. Así que tómalo con calma. —Muriel, te doy mi palabra. El doctor Sivetski ha dicho que Seymour podía perder por completo la... —Mamá, acabo de llegar. Hace años que no me tomo vacaciones, y no pienso meter todo en la maleta y volver a casa porque sí —dijo la chica—. Por otra parte, ahora no podría viajar. Estoy tan quemada por el sol que ni me puedo mover. —Espantoso. Espantoso. Es realmente triste... Ya decía tu padre anoche...

—¿Te has quemado mucho? ¿No has usado ese bronceador que te puse en la maleta? Está...

—Un segundo, mamá —dijo la chica. Se acercó hasta el alféizar en busca de cigarrillos, encendió uno y volvió a sentarse en la cama—. ¿Mamá? —dijo, echando una bocanada de humo.

—Lo usé. Pero me quemé lo mismo.

—Muriel, mira, escúchame. —Te estoy escuchando. —Tu padre habló con el doctor Sivetski. —¿Sí? —dijo la chica. —Le contó todo. Por lo menos, eso me dijo, ya sabes como es tu padre. Los árboles. Ese asunto de la ventana. Las cosas horribles que le dijo a la abuela acerca de sus proyectos sobre la muerte. Lo que hizo con esas fotos tan bonitas de las Bermudas... ¡Todo! —¿Y...? —dijo la chica. —En primer lugar, dijo que era un verdadero crimen que el ejército le hubiera dado de alta del hospital. Palabra. En definitiva, dijo a tu padre que hay una posibilidad, una posibilidad muy grande, dijo, de que Seymour pierda por completo la razón. Te lo juro.

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—¡Qué horror! ¿Dónde te has quemado? —Me he quemado toda, mamá, toda. —¡Qué horror! —No me voy a morir. —Dime, ¿has hablado con ese psiquiatra? —Bueno... sí... más o menos...—dijo la chica. —¿Qué dijo? ¿Dónde estaba Seymour cuando le hablaste? —En la Sala Océano, tocando el piano. Ha tocado el piano las dos noches que hemos pasado aquí. —Bueno, ¿qué dijo? —¡Oh, no mucho! ¡Él fue el primero en hablar. Yo estaba sentada anoche a su lado, jugando al bingo, y me preguntó si el que tocaba el piano en la otra sala era mi marido. Le dije que sí, y me preguntó si Seymour


había estado enfermo o algo por el estilo. Entonces yo le dije...

—Bueno, en todas partes es igual. ¿Y tu vestido de baile? —Demasiado largo. Te dije que era demasiado largo.

—¿Por qué te hizo esa pregunta? —No sé, mamá. Tal vez porque lo vio tan pálido, y yo qué sé —dijo la chica—. La cuestión es que, después de jugar al bingo, él y su mujer me invitaron a tomar una copa. Y yo acepté. La mujer es espantosa. ¿Te acuerdas de aquel vestido de noche tan horrible que vimos en el escaparate de Bonwit? Aquel vestido que tú dijiste que para llevarlo había que tener un pequeño, pequeñísimo... —¿El verde? —Lo llevaba puesto. ¡Con unas cadenas...! Se pasó el rato preguntándome si Seymour era pariente de esa Suzanne Glass que tiene una tienda en la avenida Madison... la mercería...

—Muriel, te lo voy a preguntar una vez más... ¿En serio, va todo bien? —Sí, mamá —dijo la chica—. Por enésima vez. —¿Y no quieres volver a casa? —No, mamá. —Tu padre dijo anoche que estaría encantado de pagarte el viaje si quisieras irte sola a algún lado y pensarlo bien. Podrías hacer un hermoso crucero. Los dos pensamos... —No, gracias —dijo la chica, y descruzó las piernas. —Mamá, esta llamada va a costar una for...

—Pero ¿qué dijo él? El médico. —Ah, sí... Bueno... en realidad, no dijo mucho. Sabes, estábamos en el bar. Había mucho barullo. —Sí, pero... ¿le... le dijiste lo que trató de hacer con el sillón de la abuela? —No, mamá. No entré en detalles —dijo la chica—. Seguramente podré hablar con él de nuevo. Se pasa todo el día en el bar.

—Cuando pienso cómo estuviste esperando a ese muchacho durante toda la guerra... quiero decir, cuando una piensa en esas esposas alocadas que... —Mamá —dijo la chica—. Colguemos. Seymour puede llegar en cualquier momento. —¿Dónde está? —En la playa.

—¿No dijo si había alguna posibilidad de que pudiera ponerse... ya sabes, raro, o algo así...? ¿De que pudiera hacerte algo...? —En realidad, no —dijo la chica—. Necesita conocer más detalles, mamá. Tienen que saber todo sobre la infancia de uno... todas esas cosas. Ya te digo, había tanto ruido que apenas podíamos hablar. —En fin. ¿Y tu abrigo azul?

—¿En la playa? ¿Solo? ¿Se porta bien en la playa? —Mamá —dijo la chica—. Hablas de él como si fuera un loco furioso. —No he dicho nada de eso, Muriel. —Bueno, esa es la impresión que das. Mira, todo lo que hace es estar tendido en la arena. Ni siquiera se quita el albornoz.

—Bien. Le subí un poco las hombreras. —¿Que no se quita el albornoz? ¿Por qué no? —¿Cómo es la ropa este año? —No lo sé. Tal vez porque tiene la piel tan blanca. —Terrible. Pero preciosa. Con lentejuelas por todos lados. —Dios mío, necesita tomar sol. ¿Por qué no lo obligas? —¿Y tu habitación? —Está bien. Pero nada más que eso. No pudimos conseguir la habitación que nos daban antes de la guerra —dijo la chica—. Este año la gente es espantosa. Tendrías que ver a los que se sientan al lado nuestro en el comedor. Parece que hubieran venido en un camión.

—Lo conoces muy bien —dijo la chica, y volvió a cruzar las piernas—. Dice que no quiere tener un montón de imbéciles alrededor mirándole el tatuaje. —¡Si no tiene ningún tatuaje! ¿O acaso se hizo tatuar cuando estaba en la guerra?

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—No, mamá. No, querida —dijo la chica, y se puso de pie—. Escúchame, a lo mejor te llamo otra vez mañana. —Muriel, hazme caso. —Sí, mamá —dijo la chica, cargando su peso sobre la pierna derecha.

Caminó cerca de medio kilómetro y de pronto echó a correr oblicuamente, alejándose del agua hacia la arena blanda. Se detuvo al llegar junto a un hombre joven que estaba echado de espaldas. —¿Vas a ir al agua, ver más vidrio*? —dijo.

—Mamá, no le tengo miedo a Seymour.

El joven se sobresaltó, llevándose instintivamente la mano derecha a las solapas del albornoz. Se volvió boca abajo, dejando caer una toalla enrollada como una salchicha que tenía sobre los ojos, y miró de reojo a Sybil.

—Muriel, quiero que me lo prometas.

—¡Ah!, hola, Sybil.

—Bueno, te lo prometo. Adiós, mamá —dijo la chica—. Besos a papá— y colgó.

—¿Vas a ir al agua?

—Llámame en cuanto haga, o diga algo raro..., ya me entiendes. ¿Me oyes?

*** —¿Y ver más vidrio?* —dijo Sybil Carpenter, que estaba alojada en el hotel con su madre—. ¿Has visto a más vidrio? —Cariño, por favor, no sigas repitiendo eso. Vas a volver loca a mamaíta. Estate quieta, por favor. La señora Carpenter untaba la espalda de Sybil con bronceador, repartiéndolo sobre sus omóplatos delicados como alas. Sybil estaba precariamente sentada sobre una enorme y tensa pelota de playa, mirando el océano. Llevaba un traje de baño de color amarillo canario, de dos piezas, una de las cuales en realidad no necesitaría hasta dentro de nueve o diez años. —No era más que un simple pañuelo de seda... una podía darse cuenta cuando se acercaba a mirarlo —dijo la mujer sentada en la hamaca contigua a la de la señora Carpenter—. Ojalá supiera cómo lo anudó. Era una preciosidad. —Por lo que dice, debía de ser precioso —asintió la señora Carpenter.

—Te esperaba —dijo el joven—. ¿Qué hay de nuevo? —¿Qué? —dijo Sybil. —¿Qué hay de nuevo? ¿Qué programa tenemos? —Mi papá llega mañana en un avión —dijo Sybil, tirándole arena con el pie. —No me tires arena a la cara, niña —dijo el joven, cogiendo con una mano el tobillo de Sybil—. Bueno, ya era hora de que tu papi llegara. Lo he estado esperando horas. Horas. —¿Dónde está la señora? —dijo Sybil. —¿La señora? —el joven hizo un movimiento, sacudiéndose la arena del pelo ralo—. Es difícil saberlo, Sybil. Puede estar en miles de lugares. En la peluquería. Tiñéndose el pelo de color visón. O en su habitación, haciendo muñecos para los niños pobres.

—Estate quieta, Sybil, cariño... —¿Viste más vidrio?—dijo Sybil. La señora Carpenter suspiró. —Muy bien —dijo. Tapó el frasco de bronceador—. Ahora vete a jugar, cariño. Mamaíta va a ir al hotel a tomar un martini con la señora Hubbel. Te traeré la aceituna. Cuando estuvo libre, Sybil echó a correr inmediatamente por el borde firme de la playa hacia el Pabellón de los Pescadores. Se detuvo únicamente para hundir un pie en un castillo de arena inundado y derruido, y enseguida dejó atrás la zona reservada a los clientes del hotel.

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Se puso boca abajo, cerró los dos puños, apoyó uno encima del otro y acomodó el mentón sobre el de arriba. —Pregúntame algo más, Sybil —dijo—. Llevas un bañador muy bonito. Si hay algo que me gusta, es un bañador azul. Sybil lo miró asombrada y después contempló su prominente barriga. —Es amarillo —dijo—. Es amarillo. —¿En serio? Acércate un poco más. Sybil dio un paso adelante.

* Juego de palabras. La niña Sybil Carpenter pronuncia el nombre de Seymour Glass como see more glass, que se entiende como “ver más vidrio”


—Tienes toda la razón del mundo. Qué tonto soy.

—¿Un qué?

—¿Vas a ir al agua? —dijo Sybil.

—Un pez banana —dijo, y desanudó el cinturón de su albornoz.

—Lo estoy considerando seriamente, Sybil. Lo estoy pensando muy en serio. Sybil hundió los dedos en el flotador de goma que el joven usaba a veces como almohadón. —Necesita aire —dijo. —Es verdad. Necesita más aire del que estoy dispuesto a admitir —retiró los puños y dejó que el mentón descansara en la arena—. Estás muy guapa. Da gusto verte. Cuéntame algo de ti —estiró los brazos hacia delante y tomó en sus manos los dos tobillos de Sybil—. Yo soy capricornio. ¿Cuál es tu signo? —Sharon Lipschutz dijo que la dejaste sentarse a tu lado en el taburete del piano —dijo Sybil.

Se lo quitó. Tenía los hombros blancos y estrechos. El traje de baño era azul eléctrico. Plegó el albornoz, primero a lo largo y después en tres dobleces. Desenrolló la toalla que se había puesto sobre los ojos, la tendió sobre la arena y puso encima el albornoz plegado. Se agachó, recogió el flotador y se lo puso bajo el brazo derecho. Luego, con la mano izquierda, tomó la de Sybil. Los dos echaron a andar hacia el mar. —Me imagino que ya habrás visto unos cuantos peces banana —dijo el joven. Sybil negó con la cabeza.

—¿Sharon Lipschutz dijo eso? Sybil asintió enérgicamente. Le soltó los tobillos, encogió los brazos y apoyó la mejilla en el antebrazo derecho.

—¿En serio que no? Pero, ¿dónde vives, entonces? —No sé —dijo Sybil.

—Bueno —dijo—. Tú sabes cómo son estas cosas, Sybil. Yo estaba sentado ahí, tocando. Y tú te habías perdido de vista totalmente y vino Sharon Lipschutz y se sentó a mi lado. No podía echarla de un empujón, ¿no es cierto?

—Claro que lo sabes. Tienes que saberlo. Sharon Lipschutz sabe dónde vive, y solo tiene tres años y medio. Sybil se detuvo y de un tirón soltó su mano de la de él. Recogió una concha y la observó con estudiado interés. Luego la tiró.

—Sí que podías.

—Whirly Wood, Connecticut —dijo, y echó nuevamente a andar, sacando la barriga.

—Ah, no. No era posible. Pero ¿sabes lo que hice? —¿Qué?

—Whirly Wood, Connecticut —dijo el joven—. ¿Eso, por casualidad, no está cerca de Whirly Wood, Connecticut? Sybil lo miró:

—Me imaginé que eras tú. Sybil se agachó y empezó a cavar en la arena. —Vayamos al agua —dijo.

—Ahí es donde vivo —dijo con impaciencia—. Vivo en Whirly Wood, Connecticut. Se adelantó unos pasos, se cogió el pie izquierdo con la mano izquierda y dio dos o tres saltos.

—Bueno —replicó el joven—. Creo que puedo hacerlo. —La próxima vez, échala de un empujón —dijo Sybil.

—No puedes imaginarte cómo lo aclara todo eso —dijo él. Sybil soltó el pie:

—¿Que eche a quién?

—¿Has leído El negrito Sambo? —dijo.

—A Sharon Lipschutz.

—Es gracioso que me preguntes eso —dijo él—. Da la casualidad que acabé de leerlo anoche. —Se inclinó y volvió a tomar la mano de Sybil—. ¿Qué te pareció? —¿Te acuerdas de los tigres que corrían todos alrededor de ese árbol?

—Ah, Sharon Lipschutz —dijo él—. ¡Siempre ese nombre! Mezcla de recuerdos y deseos. —De repente se puso de pie y miró el mar—. Sybil —dijo—, ya sé lo que podemos hacer. Intentaremos pescar un pez banana.

—Creí que nunca iban a parar. Jamás vi tantos tigres.

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—No eran más que seis —dijo Sybil.

Ella negó con la cabeza.

—¡Nada más que seis! —dijo el joven—. ¿Y dices «nada más»?

—Bueno, te lo explicaré. Entran en un pozo que está lleno de bananas. Cuando entran, parecen peces como todos los demás. Pero, una vez dentro, se portan como cerdos, ¿sabes? He oído hablar de peces banana que han entrado nadando en pozos de bananas y llegaron a comer setenta y ocho bananas —empujó al flotador y a su pasajera treinta centímetros más hacia el horizonte—. Claro, después de eso engordan tanto que ya no pueden salir. No pasan por la puerta.

—¿Te gusta la cera? —preguntó Sybil. —¿Si me gusta qué? —La cera. —Mucho. ¿A ti no? Sybil asintió con la cabeza:

—No vayamos tan lejos —dijo Sybil—. ¿Y qué pasa después con ellos?

—¿Te gustan las aceitunas? —preguntó.

—¿Qué pasa con quiénes?

—¿Las aceitunas?... Sí. Las aceitunas y la cera. Nunca voy a ningún lado sin ellas.

—Con los peces banana.

—¿Te gusta Sharon Lipschutz? —preguntó Sybil.

—Bueno, ¿te refieres a después de comer tantos plátanos que no pueden salir del pozo?

—Sí. Sí me gusta. Lo que más me gusta de ella es que nunca hace cosas feas a los perritos en la sala del hotel. Por ejemplo, a ese bulldog enano de la señora canadiense. Te resultará difícil creerlo, pero hay algunas niñas que se divierten mucho pinchándolo con los palitos de los globos. Pero Sharon, jamás. Nunca es mala ni grosera. Por eso la quiero tanto. Sybil no dijo nada.

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—Sí —dijo Sybil. —Mira, lamento decírtelo, Sybil. Se mueren. —¿Por qué? —preguntó Sybil. —Contraen fiebre platanífera. Una enfermedad terrible.

—Me gusta masticar velas —dijo ella por último.

—Ahí viene una ola —dijo Sybil nerviosa.

—Ah, ¿y a quién no? —dijo el joven mojándose los pies—. ¡Diablos, qué fría está!—Dejó caer el flotador en el agua—. No, espera un segundo, Sybil. Espera a que estemos un poquito más adentro. Avanzaron hasta que el agua llegó a la cintura de Sybil. Entonces el joven la levantó y la puso boca abajo en el flotador.

—No le haremos caso. La mataremos con la indiferencia —dijo el joven—, como dos engreídos. Tomó los tobillos de Sybil con ambas manos y empujó hacia delante. El flotador levantó la proa por encima de la ola. El agua empapó los cabellos rubios de Sybil, pero sus gritos eran de puro placer. Cuando el flotador estuvo nuevamente inmóvil, se apartó de los ojos un mechón de pelo pegado, húmedo, y comentó:

—¿Nunca usas gorro de baño ni nada de eso? —preguntó él.

—Acabo de ver uno.

—No me sueltes —dijo Sybil—. Sujétame, ¿quieres?

—¿Un qué, amor mío?

—Señorita Carpenter, por favor. Yo sé lo que estoy haciendo —dijo el joven—. Ocúpate solo de ver si aparece un pez banana. Hoy es un día perfecto para los peces banana.

—Un pez banana.

—No veo ninguno—dijo Sybil.

—Sí —dijo Sybil—. Seis.

—Es muy posible. Sus costumbres son muy curiosas. Muy curiosas. Siguió empujando el flotador. El agua le llegaba al pecho.

De pronto, el joven tomó uno de los mojados pies de Sybil que colgaban por el borde del flotador y le besó la planta.

—Llevan una vida triste —dijo—. ¿Sabes lo que hacen, Sybil?

—¡Eh! —dijo la propietaria del pie, volviéndose.

—¡No, por Dios! —dijo el joven—. ¿Tenía algún plátano en la boca?


—¿Cómo, eh? Ahora volvamos. ¿Ya te has divertido bastante?

—Si quiere mirarme los pies, dígalo —dijo el joven—. Pero, maldita sea, no trate de hacerlo con tanto disimulo.

—¡No!

—Déjeme salir, por favor —dijo rápidamente la mujer a la ascensorista.

—Lo siento —dijo, y empujó el flotador hacia la playa hasta que Sybil descendió. El resto del camino lo llevó bajo el brazo.

Cuando se abrieron las puertas, la mujer salió sin mirar hacia atrás.

—Adiós —dijo Sybil, y salió corriendo hacia el hotel.

*** El joven se puso el albornoz, cruzó bien las solapas y metió la toalla en el bolsillo. Recogió el flotador mojado y resbaladizo y se lo acomodó bajo el brazo. Caminó solo, trabajosamente, por la arena caliente, blanda, hasta el hotel. En el primer nivel de la planta baja del hotel —que los bañistas debían usar según instrucciones de la gerencia— entró con él en el ascensor una mujer con la nariz cubierta de pomada. —Veo que me está mirando los pies —dijo él, cuando el ascensor se puso en marcha. —¿Cómo dice? —dijo la mujer.

—Tengo los pies completamente normales y no veo por qué demonios tienen que mirármelos —dijo el joven—. Quinto piso, por favor. Sacó la llave de la habitación del bolsillo de su albornoz. Bajó en el quinto piso, caminó por el pasillo y abrió la puerta del 507. La habitación olía a maletas nuevas de piel de ternera y a quitaesmalte de uñas. Echó una ojeada a la chica que dormía en una de las camas gemelas. Después fue hasta una de las maletas, la abrió y extrajo una automática de debajo de un montón de calzoncillos y camisetas, una Ortgies calibre 7,65. Sacó el cargador, lo examinó y volvió a colocarlo. Quitó el seguro. Después se sentó en la cama desocupada, miró a la chica, apuntó con la pistola y se disparó un tiro en la sien derecha.

—Dije que veo que me está mirando los pies. —Perdone, pero casualmente estaba mirando el suelo —dijo la mujer, y se volvió hacia las puertas del ascensor.

Tomado de www.literatura.us/idiomas/jds_undia.html

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Wilson R. Castillo T.

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. P. Lovecraft, uno de los más insignes escritores del denominado terror cósmico, influye directa e indirectamente en el cine. Si ama su literatura —sus portales dimensionales y sus

viene bien el terror, le sugiero ir al próximo artículo. Este apartado pretende recomendarle dos obras cinematográficas concretas que rinden homenaje a la literatura del gran escritor americano —que considero hoy por hoy—, imprescindibles a la hora de establecer fidedignamente su influencia en el arte cinematográfico. Antes de mencionarlas, me permito recordar algunos ejemplos recientes en la cultura pop. Existen innumerables referencias en el cine actual sobre la obra lovecraftiana, basta con revisar, por ejemplo: La forma del agua (2018), del director Guillermo del Toro (película ganadora este año a la mejor película y dirección) para confirmar indiscutiblemente que el diseño y la construcción de la criatura se inspiran en el escritor de Providence. Su oscura marca ha influido en numerosos artistas plásticos, como el extraordinario caso de H. R. Giger (indudablemente recordará la iconoclasta película Alien). En cuanto al universo del cómic, grandes factorías como D. C. o Dark House, han tomado la mitología lovecratfiana para Hellboy, incluso si Ud. disfrutó la adaptación cinematográfica, podrá advertir (cuando apreciamos el agujero interdimensional) los tentáculos de nuestro siempre simpático y bonachón Cthulhu. En el apartado de los vídeo juegos argumentaré desde mi experiencia. El juego de Blizzard denominado Warcraft asocia toda su estética y magia a la mitología del escritor americano. Dioses antiguos, símbolos arcanos, razas como los dogones, portales dimensionales, magia, alquimia, seres reptiloides, etc.

criaturas provenientes de otros espacios con el fin de destruirnos o simplemente reírse de nuestra humanidad—, sea bienvenido. Sino ha escuchado de él o no le

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Pero de entre las incontables adaptaciones que se han hecho en el cine sobre Lovecraft existen dos que sobresalen de la media.


The Call of Cthulhu de Andrew Leman, (2005). Inspirada en la época dorada del cine mudo, filmada en un sobrio y expresionista blanco y negro, es un claro homenaje al escritor americano como pocas veces se ha visto en la historia del cine. Con apenas cincuenta minutos de metraje, la cinta contiene la nostalgia y la esencia por una época pasada y gloriosa. ¿Cree Ud. que se trata de un anacronismo? Pues confíe que esto no es así. Todo lo contrario, la obra es vigente y a pesar de lo que se piensa, cada año se realizan películas en blanco y negro, algunas de ellas incluso recibiendo galardones y premios. (Recordemos el caso de la no muy lejana The Artist). Finalmente recordar que La llamada de Cthulhu fue financiada y avalada por la todopoderosa The H.P. Lovecraft Historical Society. La segunda película es Re-Animator de Stuart Gordon, (1985). Obra de culto absoluta llena de humor negro (si me permiten negrísimo) fabricando un coctel molotov que arrojará a sus ojos para inflamarlos de la estética más aberrante y siniestra, repleta de gore (escenas sangrientas), suspenso, ciencia ficción y terror. Lovecraft —donde sea que se encuentre— debe sentirse orgulloso de esta obra, repleta de ingenio y ante todo

de una originalidad pocas veces vista en la historia del cine. Esta obra conjuga los elementos presentes en la obra del artista sumados a la visión de un director que apostó todo por encumbrar la obra de uno de los mejores escritores de terror de la literatura.

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LA CASA Y SU 71 ANIVERSARIO

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l 20 de febrero con un público entusiasta, el Teatro de Artes Segundo Cueva Celi engalanó el 71 Aniversario de creación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo de Loja. Tulio Bustos Cordero vocal del directorio de la CCE-Loja intervino en representación del Presidente de la Sede Nacional, Camilo Restrepo Guzmán. Además, la institución dio la bienvenida a 24 nuevos miembros con una destacada trayectoria cultural y posesionó legalmente a los coordinadores de las sedes cantonales y extensiones culturales, puntales que consolidan la institucionalidad cultural en la provincia. La Casa de la Cultura, entregó preseas a los actores y gestores culturales: Luis Carlos Mussó Mujica, ganador del V Concurso Nacional de Literatura 2017 con la presea Miguel Riofrío por su obra Teoría del manglar; la condecoración Eduardo Kingman Riofrío fue otorgada al artista plástico Emilio Seraquive; Mercedes Placencia Peña fue galardonada con la presea Segundo Cueva Celi; Eddy Chininín Campoverde, recibió la presea Emiliano Ortega; y, la máxima condecoración institucional Benjamín Carrión fue entregada a Stalin Alvear. En esta sesión se realizó la entrega de acuerdos institucionales a quienes lograron a nivel nacional reconocimientos artísticos-literarios en el 2017, tal es el caso del cuadro de honor del VI Salón Nacional de Pintura Infantil Carlos Rodríguez a los niños: Camilo Navas Loaiza, Sebastián Quizhpe Villarreal, Joseph García González y a la joven poeta lojana Pamela Cuenca, triunfadora del premio nacional de poesía “César Dávila Andrade”. Mientras que los acuerdos post morten se hicieron llegar a

las familias de Carlos Alberto Palacios, Extánder Narváez y Gerardo Sáez Muñoz. La sesión solemne culminó con el discurso de orden del Director de la CCE-Loja Diego Naranjo Hidalgo, que puso a consideración del público el rol de la entidad en su afán de impulsar el desarrollo cultural de Loja y el país, pese a su escaso presupuesto. Mensaje de Diego Naranjo: “Desde esta Casa y en los 71 años de historia del Núcleo de Loja, mantenemos vivo el ideario de cultura y libertad legado por el maestro Benjamín Carrión porque nos guía con este principio filosófico para señalar nuestra razón de ser. Seguimos trabajando para lograr rectificar los itinerarios de la patria, porque la cultura reorienta nuestro compromiso social, fortalece nuestros valores, aclara nuestra visión del mundo y nuestra actitud ante la vida. Solo la cultura nos permite enfrentar los problemas y los vicios sociales que corrompen y enfrentar a las voluntades oscuras que nos venden. La cultura es el único camino para generar la ruptura de una sociedad cosificada y consumista, secuestrada por los valores imperantes del neoliberalismo. Nuestro fundador nos enseñó que entre el griterío confuso tenemos que presentar oído atento a las voces buenas, aquellas voces que no siempre son escuchadas, a la voz alentadora que nos llama a la defensa, a la voz valiente que denuncia nuestras lepras, a la voz orientadora que señala los caminos, a la voz profética que formula el ideal… Y esa voz que plasmó en los “Creadores de la nueva América” esa voz es la que tiene que dar el mensaje en nuestra Casa, en esta Casa que camina junto a nuestro pueblo por su reivindicación y por su historia”.

Diego Naranjo, Guido Vélez, Jaime Cueva, Gabriela Granda, Paulina Jaramillo, Altaira Rojas y Tulio Bustos

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VI ENCUENTRO ARTE MUJER “MATILDE HIDALGO DE PROCEL” RINDIÓ HOMENAJE A TERESA MORA DE VALDIVIESO

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l Sexto Encuentro Arte Mujer ‘Matilde Hidalgo de Procel’ organizado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión” Núcleo de Loja, rindió un homenaje de pleitesía a la escritora lojana Teresa Mora de Valdivieso declarada por el Municipio de Loja como “Cronista de la ciudad”, además es autora de Leyendas, cuentos, tradiciones; Estampas lojanas; Poesía mística; y, Coplas y amorfinos. “… Con mucha paz he analizado que aunque mi carga ha sido ligera he dado de mí todo lo que he podido para brindar un poco de felicidad a todos los que han leído mis relatos, poemas y canciones e inclusive a muchos que viven al otro lado de los mares…, expresó Teresa Mora de Valdivieso”. Alicia Ochoa, asesora cultural del directorio de la Casa de la Cultura de Loja, presentó la cartilla pedagógica Teresa Mora de Valdivieso embajadora cultural y cronista de Loja que corresponde a la cuarta edición de la colección Suscitadores de la cultura lojana en coautoría con Jeannet Coronel, explicando que ha sido escrita con sencillez y con afecto para honrar a Teresa Mora y a través de ella enaltecer a la mujer lojana y ecuatoriana, en su Día Universal. Mientras que el escritor William Brayanes hizo la presentación del libro Coplas y amorfinos de Teresa Mora de Valdivieso, enfatizando… “Los tiempos siguen avanzando y a su vez van pasando factura, cobrando su

precio, como el que un apetecido y delicioso género literario como este de las coplas y amorfinos, se vaya perdiendo. Al momento ya no se dan mucho esos encuentros, esos mano a mano que copleros acostumbraban a pugnar en el escenario que se les ponía al frente...”

Intervención Teresa Mora de Valdivieso

Por su parte el Director de la CCE-Loja Diego Naranjo Hidalgo, expresó que las mujeres han sido las gestoras de brindar un mundo más justo y más humano, “la lucha de la mujer en el campo intelectual e ideológico ha permitido generar un aporte histórico con contribuciones muy inteligentes”. Se contó también con la intervención de Silvana Peña Unda con la conferencia Mujer y cultura. En este contexto se inauguró la VI Exposición Arte Mujer que reflejó el talento y la creatividad de 42 artistas plásticas y visuales, cuyas obras de pintura, escultura y fotografía fueron expuestas en la Sala de Exposiciones E. Kingman del 2 al 30 de marzo de 2018.

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RENDICIÓN DE CUENTAS 2017

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n Asamblea General de miembros de la Casa de la Cultura de Loja y de los integrantes del Registro Único de Actores y Gestores Culturales, RUAC, Altaira Rojas Landacay, primera vocal principal del Directorio, realizó la rendición de cuentas de las actividades institucionales de 2017, dando cumplimiento a la resolución 007-259 CPCCS que determina la obligatoriedad de las instituciones del sector público, de promover un espacio de interlocución con la ciudadanía para generar transparencia y condiciones de confianza entre gobernantes y ciudadanos, garantizando el ejercicio del control social a la administración pública.

Los resultados de la gestión de la institución son los siguientes: • Edición y publicación de 17 obras literarias de diferentes autores, entre los géneros de novela, ensayo, poesía, narrativa y misceláneas. Se iniciò la reedición y publicación de las obras de Benjamín Carrión, en el contexto de colección Cultura y Libertad. • Proyectos culturales con la Asociación de Migrantes Lojanos, residentes en España. • Asignación de partida extrapresupuestaria de 21 360 dólares para el festival Viva la Casa y adquisición de una computadora MAC para diseño y diagramación. • Campaña de Lectura Loja Lee, llevada a 5 cantones de la provincia. • Contratación de personal especializado para administración de las Salas de Exposiciones. • Gestiones ante el Ministerio de Cultura y Patrimonio de la donación de un vehículo tipo camioneta marca Chevrolet. • Proyectos artísticos con miras a la inclusión de las personas con discapacidad

Altaira Rojas, Vocal Principal del Directorio CCE-Loja

La institución cultural, a través de su Directorio puso a consideración el objetivo estratégico institucional que se vincula a promover la producción, circulación y consumo de contenidos, productos y servicios culturales, manteniendo la protección del Patrimonio Cultural del país para fomentar la participación de la comunidad en las letras, las artes, el entretenimiento, el ocio creativo del tiempo libre y el debate, objetivo que se evaluó a través de los indicadores de gestión como: Número de asistentes a vídeo- foros, eventos culturales, obras publicadas así como participantes en concursos, festivales y salones de pintura. Además se explicó el proceso de ejecución presupuestaria de los recursos asignados por el Estado para el 2017, que correspondió a 348 814,90, divididos en gasto corriente que está destinado al pago de remuneraciones y servicios básicos en un monto de 257 150, 90 y en gasto de inversión 85 664,00 destinado a la promoción, difusión de 200 eventos institucionales, con un público asistente de 46 550 personas.

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• Adecentamiento y remodelación de infraestructura de bienes inmuebles (sistema de ventilación mecánica Auditorio Pablo Palacio y baterías sanitarias).


FESTIVAL TEATRO ENSAYO 55 AÑOS DE VIDA

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os 55 años de trayectoria ininterrumpida del grupo Teatro Ensayo de la Sede Nacional de la Casa de la Cultura se celebró con cuatro obras en el Teatro Nacional Benjamín Carrión del 20 al 23 de marzo y el 24 en la parroquia rural Yangana con la obra El éxodo de Yangana del escritor Ángel Felicísimo Rojas. Para ello se aunaron esfuerzos entre el Ministerio de Cultura a través del Teatro Benjamín Carrión y la CCE para presentar al grupo ‘Teatro Ensayo’ que ha tenido una virtuosa trayectoria en escenarios nacionales e internacionales. En Loja se abrió el festival con la obra El éxodo de Yangana.

Las demás obras que se escenificaron fueron: Los minúsculos navíos navegando en la memoria, El canto esperpéntico, Los cuadernos de la tierra. A la par en el vestíbulo del Teatro se expusieron cuadros de la historia cronológica del grupo. Participaron actores como: José Donoso, Carlos Guamán, Valeria Brito, Alejandra Núñez, Viviana Muñoz, Geovanna López, Mellimton Oña, Freddy Taipe, Rober-

to Guerrero, Fausto Zanabria, Nina Manuela Oña, Jimmy Paredes y Karen Riera. El grupo Teatro Ensayo cuenta con alrededor de 105 obras producidas, que recorrieron el territorio ecuatoriano llegando a los lugares más recónditos. Con la llegada del técnico de la UNESCO Fabio Paccioni en 1963-1964, invitado por el creador y entonces Presidente de la Casa de la Cultura, Manuel Benjamín Carrión, nace el movimiento teatral ‘Los Tzántzicos’, conformado por jóvenes creadores y poetas que surgen en la literatura nacional.

Las coreografías de las obras estuvieron a cargo de Marisa Créténier, bajo la dirección general de Antonio Ordóñez. Los actores, coreógrafa y director fueron galardonados con los aplausos del público y con acuerdos emitidos por la presidencia de la República, entregados por Gabriel Cisneros, subsecretario del Ministerio de Cultura y Patrimonio.

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PABLO VIVANCO, CAMPEÓN LATINOAMERICANO DE ORATORIA

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ablo Vivanco Ordóñez, el más joven de los miembros de la Casa de la Cultura de Loja, conquistó el campeonato latinoamericano de oratoria al participar en el Concurso “Gran Señorío de Xaltocan 2018”, que tuvo lugar en la ciudad de México, del 16 al 18 de marzo. En el mes de febrero Vivanco fue incorporado como miembro correspondiente de la sección de Oratoria de la CCE-Loja, cursa el sexto semestre de Sociología en la Universidad Central del Ecuador y pertenece al Foro de Oradores de Ecuador (FOE), organización cultural que lo seleccionó como representante del país en este certamen. Pablo Vivanco comenta que en la primera etapa del concurso participaron 80 oradores; en la segunda 29 y él lo hizo con el tema “Desafíos de los Jóvenes Latinoamericanos”, en tanto que, en la etapa final fueron 9 los oradores que tuvieron que improvisar el discurso, pues el tema fue sorteado y a él le tocó disertar sobre “Identidad, Desafíos y Esperanzas de la Juventud Indígena” “...Compañeros de la América nuestra, no permitan que la daga de la desigualdad y de la discriminación, asesine el espíritu del porvenir, edifiquen, pues, con piedras de justicia y de dignidad la gran Patria que merecemos, esta Patria, que a pesar de sus dolores y sus llantos, ha de levantarse, a fuerza de voluntad inmortal, para seguir ¡irradiando luz!”, expresó Pablo Vivanco en su laureada pieza oratoria.

El Concurso Latinoamericano “Gran Señorío de Xaltocan” fue ya conquistado por otros oradores ecuatorianos,

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Enrique Luzuriaga, Diego Naranjo, Pablo Vivanco y Marcelo Aguilera

oriundos de Loja como: Diego Naranjo Hidalgo, cuyo pronunciamiento brilló en el año 2008; y, Marcelo Aguilera Delgado en el 201. Además César Palacios se destacó internacionalmente en el concurso latinoamericano de oratoria organizado en Cuba en el 2014. Vivanco señala que lo singular del Concurso Latinoamericano “Gran Señorío de Xaltocan” su jurado calificador fue conformado por altos expertos del arte de la palabra, y el Venerable Consejo de Ancianos de Xaltocan, veladores morales del concurso. Xaltocan es una población del Ayuntamiento de Nextlalpan en el Estado de México. Un pueblo tradicional que no solo tiene prestigio como organizador de concursos de oratoria, sino su experticia en la formación y la difusión de la oratoria como el arte de la palabra y el verbo libre.


CUBA RECONOCE EL TALENTO TRIBUNICIO DEL LOJANO PABLO QUIÑONEZ RIOFRÍO

Entre el 15 y 17 de mayo del presente año, el lojano Pablo Quiñonez Riofrío participó en el IV Foro Internacional de Oratoria, Pensamiento Martiano y Latinoamericano y IV Concurso Internacional de Oratoria "Trincheras de Ideas 2018" realizado en la Universidad de Las Tunas, República de Cuba. Cabe destacar que Pablo Quiñonez es miembro fundador del Foro de Oradores del Ecuador desde el 2008 y su rol como forjador de líderes fue reconocido por la Universidad de Las Tunas y su Club de Oratoria José Martí, con la distinción "Lidiador Audaz" dando relevancia a su labor como promotor de la oratoria a nivel latinoamericano. Además, en una contienda de 15 tribunos que representaron a Cuba, México y Ecuador, Pablo Quiñonez dio muestra de su sapiencia e intelectualidad en el Concurso Internacional de Oratoria con el discurso ‘El hombre, la naturaleza, el modelo neoliberal y el futuro de nuestra América’, llegando a la etapa final en la que se le asignó por sorteo el tema ‘La lucha por la realización plena de la mujer latinoamericana’,

obteniendo el segundo lugar en el IV concurso internacional de oratoria “Trinchera de Ideas 2018”. Pablo Quiñonez Riofrío es miembro correspondiente de la CCE-Loja, docente titular de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Guayaquil. Economista graduado en la UTPL, Máster en Economía y Política del Desarrollo por la Universidad de Mánchester (Reino Unido), Diploma en Política por la Universidad de Londres (Reino Unido). Se ha desempeñado como dirigente estudiantil, asesor ministerial y docente universitario. Campeón de Debate en la Convención Internacional de Oratoria, Perú 2016, y actual Vicecampeón Internacional de Oratoria, Cuba 2018.

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CAMPAÑA LOJA LEE 2018 EN MARCHA

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a Casa de la Cultura de Loja inició la temporada 2018 de la campaña provincial de lectura “Loja Lee”, en los centros educativos de la ciudad. Este 4 de abril, la campaña visitó la escuela de Educación General Básica Edison Calle de la parroquia de San Sebastián, los alumnos de 7 a 10 años fueron motivados por la psicóloga educativa Alicia Valdés, quien detalló que el éxito de la campaña del año anterior y estos primeros meses de 2018 radica en la motivación, mediante actividades lúdicas aplicadas a los estudiantes para fomentar el hábito de la lectura y atraer su atención e interés. La campaña se desarrolla en los siguientes centros educativos:

Escuela de Educación General Básica 18 de Noviembre. Escuela de Educación General Básica Alonso de Mercadillo. Unidad Educativa Matilde Hidalgo. Escuela de Educación Básica Luis Humberto Benítez. Escuela de Educación Básica Graciela Atharihuana.Escuela de Educación Básica Filomena Rojas Ocampo. Valdés dijo que el trabajo es con grupos pequeños para que todos los menores puedan acceder a los 80 libros disponibles. Son talleres comunicativos y dinámicos, siempre con la intención de potenciar la lectura. Diego Naranjo, Director de la CCE-Loja señaló que es una campaña que se basa en las cifras alarmantes sobre el índice de lectura en el país, puesto que, en Ecuador se lee medio libro anual frente a la recomendación de la UNESCO, cuyo promedio es de 27 textos al año.

SECCIONES ACADÉMICAS, SEDES CANTONALES Y EXTENSIONES CULTURALES DE LA CCE - LOJA

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umpliendo con las disposiciones de la Ley Orgánica de Cultura y transitoria del Reglamento para el Funcionamiento de los Núcleos Provinciales aprobado el 4 de octubre de 2017, se llevó a cabo la reestructuración de secciones que cuentan con coordinadores, subcoordinadores y secretarios, elegidos y posesionados por los miembros de cada sección: • Artes Plásticas y Visuales: Boris Salinas Ochoa, Coordinador; Edwin Bermeo, Subcoordinador y Jeannet Coronel, Secretaria.

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• Artes Escénicas: Danny Torres, coordinador; Subcoordinadora Irene Alvarado; Jaime Pozo, Secretario. • Ciencias Naturales: Rafael Morales, Coordinador; Carlos Valarezo, Subcoordinador; Hólger Benavides, Secretario. • Música: Karla Ortega, Coordinadora; Subcoordinadora, Mercedes Placencia; Christian Peralta, Secretario. • Ciencias Sociales y Comunicación: Reinaldo Valarezo, Coordinador; Luis Varela, Subcoordinador; Luis Ojeda, Secretario.


• Oratoria: Marcelo Aguilera, Coordinador; Gabriela Cabrera, Subcoordinadora; Renato Ajila, Secretario. • Literatura: Galo Guerrero, Coordinador; Luis Antonio Quizhpe, Subcoordinador; Gloria Álvarez Tacuri, Secretaria.

En cuanto a las sedes cantonales y extensiones culturales por resolución del Directorio fueron legalmente posesionados los siguientes coordinadores:

Yahra Zaruma, Extensión Sur Loja; César Mallaguari, Sede Cantonal Paltas; Luis Ayala, Celica; Carlos Loayza, Gonzanamá; y Guido Vélez, Macará.

CCE LOJA COMPARTIÓ DÍA NACIONAL DE PATRIMONIO CULTURAL EN CATAMAYO

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or el Día Nacional del Patrimonio Ecuatoriano fue presentada la Muestra de Patrimonio Rupestre y Creación Artística en el cantón Catamayo, bajo la coordinación y apoyo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de Loja, el Distrito Provincial de Cultura y la Alcaldía de Catamayo. La muestra fue inaugurada por Diego González, director del proyecto de Vinculación Imaginarios Patrimoniales, detallando que este es el resultado de un minucioso estudio realizado en el espacio cultural del valle de Catamayo, a la vez, recalcó la importancia de conocer las expresiones formativas de nuestros antepasados.

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Janet Guerrero Luzuriaga, alcaldesa de Catamayo, en su intervención se refirió a la identidad y raíces catamayenses, especificando que este evento tiene como objetivo impulsar nuestra cultura dentro de las actividades organizadas para celebrar el Día Nacional del Patrimonio Cultural, y qué mejor que se acentúe con la exposición de las muestras de arte rupestre. Diego Naranjo Hidalgo, Director de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo de Loja, saludó y compartió estas iniciativas de rescate cultural, a través de las presentaciones artísticas del grupo folklórico Ciudad de Loja y Taller de Canto de la CCE-Loja.

CONVENIOS FIRMADOS POR LA CCE-LOJA Convenio Marco de Cooperación Interinstitucional con el GAD Municipal de Catamayo, con el

Convenio Tripartito de Cooperación Cultural entre el Teatro Benjamín Carrión Mora de Loja, Sede Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión y el Centro Cultural Benjamín Carrión. Con el objeto de establecer un marco de cooperación que permita de manera coordinada a las partes, planificar y coordinar acciones conjuntas y a su vez realizar actividades de acceso, fomento, producción, difusión y circulación de todas las expresiones culturales e igualmente, realizar asesorías, asistencia técnica, talleres, foros, encuentros, entre otras actividades que beneficien a los actores culturales y público en general que se vean involucrados en la rama de las artes y la cultura. Suscriben Diego Naranjo Hidalgo director CCE-Núcleo Loja, en representación de Camilo Restrepo Presidente de la Sede Nacional de la Casa; Esteban Sarmiento, representante del Teatro Nacional ‘Benjamín Carrión’; Leonardo Hidalgo Cevallos, como delegado del Centro Cultural Benjamín Carrión y como testigo de honor Eduardo Jaramillo Aguirre, gobernador de Loja. El convenio entrará en vigencia a partir de su suscripción y durará hasta el mes de diciembre del presente año.

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propósito de coordinar cursos y talleres en Catamayo y de esta manera fomentar las tradiciones, la cultura y el arte en sus distintas expresiones. El convenio tiene vigencia por 1 año.

Convenio de apoyo a la propuesta “Cuenteros lojanos” En representación de la Viceprefectura Provincial de Loja Jhonatan Zambrano, Edwin Bermeo del Taller El Grito y Diego Naranjo Director CCE-Loja. Se ejecutarán exposiciones itinerantes en las ciudades de: Loja, Cuenca y Guayaquil, con la convicción de mostrar el trabajo creativo y de emprendimientos de la ciudad de Loja, y aportar al desarrollo de la cultura nacional. La vigencia del convenio es de dos años. La propuesta está respaldada por la Viceprefectura Provincial de Loja y otros auspiciantes.


DÉJATE ATRAPAR POR UN LIBRO

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ste fue el lema utilizado para llegar a los estudiantes en el Día Internacional del Libro el 23 de abril, bajo la coordinación y participación de la Red de Colegios Católicos de Loja y la Casa de la Cultura Ecuatoriana ‘Benjamín Carrión’ Núcleo de Loja.

estuvieron: Pamela Cuenca, Diana Abad Jiménez, Edwin Paredes, Sara Montaño Escobar, Lenin Paladines, Luis Antonio Quizhpe, Luis Salvador Jaramillo, Pablo Ruiz Aguirre, Patricio Vega Arrobo, Lucía Figueroa Robles, Gloria Álvarez Tacuri y José Imbaquingo Páez.

Una actividad en la que personajes de los cuentos como Caperucita Roja, El soldadito de plomo, Alicia en el país de las maravillas, El lazarillo de Tormes, Blanca Nieves y los 7 enanitos, La Sirenita, Hansel y Gretel, El Principito y el infaltable Don Quijote de la Mancha, deleitaron a los niños y jóvenes que se dieron cita en la Plaza de San Sebastián. La Casa de la Cultura llevó a este sitio el café literario en el que escritores y alumnos departieron un diálogo interesante sobre aspectos literarios: poesía, narrativa, novela e investigación. Entre los literatos invitados

PUBLICACIÓN DE LAS OBRAS COMPLETAS DE BENJAMÍN CARRIÓN

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umpliendo con dignidad y eficiencia las líneas del plan de trabajo generado por el Directorio de la CCE-Loja, presidido por Diego Naranjo Hidalgo se procedió a ejecutar la Resolución No. 0017 CCE NL-16, mediante la cual se resuelve publicar las obras completas del maestro Benjamín Carrión Mora. Esta nueva edición, denominada «Colección Cultura y Libertad», se fundamenta principalmente en el pago de la deuda institucional con tan insigne lojano que colocó en el mapa intelectual hispanoamericano el nombre de nuestra ciudad y de todo el Ecuador. Asimismo como un homenaje al infatigable promotor cultural fundador de la institución y, con el ánimo de acercar a las nuevas generaciones a la obra literaria de Carrión a través de las donaciones a las bibliotecas educativas del país.

Carrión Eguiguren, mejor conocida como Pepé Carrión, que ha venido trabajado incansablemente por preservar con dignidad el nombre y la memoria de su padre, Benjamín Carrión, uno de los ecuatorianos más ilustres del siglo XX. Los tomos de la Colección tienen una secuencia cronológica de acuerdo a la fecha de publicación de la primera edición de las obras. Además cada tomo cuenta con un nuevo prólogo de destacados escritores lojanos y, las ilustraciones de las portadas están a cargo de la creatividad de connotados artistas plásticos de la ciudad y provincia de Loja.

En el desarrollo de este proyecto se ha tenido la colaboración, respaldo y autorización de la familia Carrión Mora, específicamente de su hija María Rosa

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PREMIO MIGUEL RIOFRÍO 2018 Bases del concurso La Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja, con el propósito de incentivar la creación literaria de los escritores ecuatorianos, convoca al VI Concurso de Literatura Miguel Riofrío, género Novela, de acuerdo a las siguientes bases: I.- PARTICIPANTES Podrán participar todos los escritores ecuatorianos, sin distinción de sexo o edad, que presenten novelas originales y rigurosamente inéditas en todas sus partes —incluido Internet—, escritas en español, y que no hayan sido premiadas en otros concursos literarios ni estén a la espera de otros fallos. Cada autor podrá presentar únicamente una novela original. No podrán presentarse al premio los triunfadores (primer lugar) de las ediciones anteriores. Cada participante garantizará la autoría y originalidad de su obra y será responsabilidad del autor la inscripción de la misma en el Registro de Propiedad Intelectual. II.- PRESENTACIÓN Los participantes remitirán los originales por triplicado, debidamente anillados o encuadernados, a la siguiente dirección: Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja Concurso de novela Miguel Riofrío 2018 Colón 158-67 y Bernardo Valdivieso Loja-Ecuador Todas las obras se presentarán bajo seudónimo. La extensión de los trabajos no será inferior a las ciento cincuenta páginas ni superior a las doscientas cincuenta, en letras Times New Roman o Arial, de 12 puntos. Las obras deberán presentarse mecanografiadas a doble espacio y por ambas caras, en hojas de tamaño DIN A4, debidamente numeradas y encuadernadas o anilladas. En la primera página se escribirá el título de la obra y el pseudónimo del autor. La obra irá acompañada de un sobre o plica, en cuyo exterior figure solamente el título de la obra, y en su interior, los siguientes datos: nombre del autor; domicilio; copia de la cédula de identidad; CD con copia en digital de la obra; teléfonos; correo electrónico; y manifestación expresa del carácter original de la novela, así como de la titularidad de la misma, y de la aceptación de las bases del presente galardón. Las obras que no reúnan los requisitos mencionados, no serán admitidas a concurso.

III.- CATEGORÍA Se establece una sola categoría nacional. IV.- PLAZO La admisión de los originales terminará el viernes 7 (siete) de septiembre del año 2018, a las 16:00H. Por ningún motivo se admitirán los trabajos llegados después de dicha fecha. V-JURADO Y VOTACIÓN No se darán a conocer los nombres de los integrantes del jurado sino hasta que estos presenten su dictamen. Las deliberaciones del jurado serán secretas, no se establecerá comunicación alguna con los participantes y el fallo será inapelable. Salvo por fuerza mayor, el veredicto se producirá a finales del mes de noviembre, mediante rueda de prensa del Núcleo provincial de Loja. Una vez adjudicado el premio Miguel Riofrío, no se devolverán los originales presentados, los mismos que serán destruidos. En ningún caso se facilitará una copia de los informes de evaluación de las obras presentadas. VI.- PREMIO Se otorgará un premio único de tres mil dólares (3.000,00 USD) a la novela ganadora. La CCE, Núcleo de Loja, publicará por medios propios o externos los ejemplares que considere convenientes y entregará al autor un determinado porcentaje de los mismos. El premio podrá ser declarado desierto y el jurado tendrá la potestad de otorgar, si fuera el caso, menciones de honor, sin dotación económica. El ganador se compromete a acudir al acto de premiación, el cual le será anunciado con la anticipación suficiente. VII.- RECURSOS Cualquier aspecto no contemplado en estas bases será resuelto por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Núcleo de Loja. La presentación a este certamen implica el completo acuerdo con las bases establecidas.

OBRAS PREMIADAS MIGUEL RIOFRÍO

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