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Alimentación y bebidas, sector estratégico

Mauricio García de Quevedo, director general de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB)

Más de un año después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia seguimos inmersos en una crisis global. Aumento de costes energéticos, de materias primas, tensiones en las cadenas de suministro… La industria de alimentación y bebidas, como muchas otras industrias europeas, continúa sufriendo los efectos del conflicto armado en forma de inflación. A esta situación de incertidumbre e inestabilidad se suma el actual episodio de sequía que está atravesando nuestro país.

No obstante, y a pesar del complejo escenario en el que nos encontramos, junto a los efectos directos que tiene sobre el conjunto de la economía, como primer sector industrial del país la industria de alimentación y bebidas sigue demostrando ser un sector resiliente y fundamental para el desarrollo económico y social.

Uno de cada cinco empleos de la industria manufacturera se genera en la industria de alimentación y bebidas y nuestro sector cuenta con más de 30.000 empresas que dan trabajo a casi un millón de personas. El 96 % del tejido empresarial del sector son pymes, quienes han sido las que más han acusado las dificultades de hacer frente a la producción con el aumento de costes y, como consecuencia, 150 compañías de menos de 50 asalariados cesaron su actividad durante el año pasado.

Nuestra industria es una potencia exportadora, que en 2022 se situó como la cuarta economía europea en exportaciones, siendo nuestros alimentos y nuestras bebidas embajadores de España en todo el mundo. Por tanto, el mercado internacional continúa representando una de las ramas de actividad determinante para el crecimiento económico, no solo en España sino también en Europa. Sin embargo, la pérdida de dinamismo económico global ha repercutido en las exportaciones, cuyo volumen bajó un -7,2 % el año pasado. Uno de nuestros grandes desafíos es mejorar en este punto en un contexto de incertidumbre, haciendo frente al incremento de políticas proteccionistas por parte de determinados países y promoviendo nuevos acuerdos comerciales a nivel internacional.

Otro de los retos a los que se enfrenta nuestro sector es la transformación digital de la industria. En este sentido, los fondos europeos son una gran oportunidad para que las empresas alimentarias tengan acceso a los recursos adecuados para impulsar su competitividad. Asimismo, consideramos necesaria una simplificación de los procedimientos y los requisitos de la próxima convocatoria del PERTE agroalimentario para que las compañías puedan acceder a las ayudas con mayor facilidad.

Por otro lado, la apuesta por la sostenibilidad también resulta fundamental para la industria, ya que el cambio climático afecta directamente en la producción del sector, que se encuentra inmerso desde hace tiempo en la transición hacia un modelo productivo más sostenible, sin perder competitividad, en línea con el Pacto Verde Europeo y el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Por tanto, la entrada en vigor de nuevas legislaciones medioambientales, especialmente el Impuesto Especial a los Envases de Plástico de un solo uso, también ha supuesto un desafío para nuestro sector al ser el único país europeo que ya lo ha implantado, traduciéndose en una pérdida de competitividad frente a nuestros homólogos europeos.

En cuanto a la innovación, la industria alimentaria española apuesta claramente por nuevos productos y procesos más tecnificados y digitalizados, así como la introducción de nuevas tecnologías en el día a día del sector. FIAB lidera la Plataforma Tecnológica Food for Life-Spain, que trabaja en el desarrollo de proyectos I+D+i que respondan a las necesidades que tienen actualmente los consumidores.

A pesar de las muchas incertidumbres que tiene nuestra industria actualmente, desde FIAB seguiremos trabajando para seguir trasladando al conjunto de la sociedad el carácter vital y estratégico de nuestra industria, su relevancia para el desarrollo económico y social, así como su firme compromiso con la calidad y seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la innovación

El área Cárnica de C de Comunicación reunió el pasado 9 de mayo a 12 participantes de empresas, asociaciones y entidades estatales con el objetivo de abordar problemas y retos comunes. El encuentro contó con el patrocinio de SEE y la colaboración de Anvisa.

La jornada organizada por el área Cárnica de C de Comunicación, con motivo de la celebración de nuestro 50º aniversario, tuvo lugar el pasado 9 de mayo en la Torre Emperador de Madrid.

El evento giró alrededor de una mesa redonda cerrada en la que doce participantes abordaron temas muy diversos y complejos relacionados con las exportaciones, la seguridad alimentaria, la adaptación a las nuevas tendencias de consumo, o los retos que afronta la industria con el problema del relevo generacional y la atracción de talento joven.

Algunas de las principales conclusiones que se extrajeron de ella tuvieron que ver con la necesidad de comunicar más y mejor todo lo bueno que hace esta industria, porque existe mucho desconocimiento en la sociedad y se deja llevar a menudo por noticias falsas. Por este motivo, hay que luchar por cambiar esta tendencia.

Carácter resiliente

La industria cárnica es un sector fuerte, consolidado y ha demostrado una vez tras otra que ha sabido adaptarse a los cambios sin grandes sobresaltos. María Sánchez (CEDECARNE) ha querido poner en valor esta capacidad de adaptación porque “al final sobreviven los que mejor se adaptan, no los más fuertes”.

Para Luis Thomas (ABB) la industria cárnica en España está muy consolidada, es un valor seguro que no tiene grandes crecimientos, pero es bastante constante y no cree que pueda dar grandes sorpresas ni para bien ni para mal.

Sergio Herrero (Anvisa) también ha querido poner en valor la calidad de los productos cárnicos españoles, muy por encima de la media de los productos de cualquier otro país y, por tanto, exportables a cualquier lugar del mundo.

Cristina Gallart (Fribin) considera importante la comunicación, pero sobre todo llevada a un ámbito más emocional y experiencial y no tanto basada en el producto en sí. Al final, la carne en nuestro país es parte de nuestra cultura y hay que resaltar este tipo de cuestiones. Además, ha querido enfatizar la importancia de la responsabilidad social corporativa de las empresas del sector porque “está bien que ganen dinero, pero también deben generar riqueza porque, especialmente en el mundo rural, las empresas agroalimentarias es algo que están haciendo y hay que elogiarlo”. Ha añadido también que “las empresas que no sepan crear riqueza en un tiempo, no subsistirán”.

Por otro lado José Vicente Gómez (Mecanova) ha recordado que España es un referente en innovación y cree que la la industria en nuestro país goza de buena salud en general aunque, como en todos los secto- res, haya empresas que estén yendo mejor y otras peor en estos momentos.

Satisfacción es la palabra que ha querido enfatizar Sergio Sempere (Vivocord) para definir a la industria cárnica española, porque parece que lo hemos normalizado, pero el esfuerzo que ha hecho este sector año tras año es completamente titánico para convertirse en un modelo de referencia mundial.

Asimismo, Josep Amatller (Kuka Robots) también ha recordado que las empresas cárnicas son empresas muy tecnológicas y esto hay que explicarlo porque la mayoría de la gente no lo sabe.

Alberto Herranz (INTERPORC), por su parte, se ha mostrado optimista ante las incertidumbres que vivimos actualmente y no duda en que el sector será capaz de afrontarlas porque las fortalezas que tiene esta industria son muy grandes. A pesar de eso, ha lanzado también un aviso ante las nuevas normativas que vienen desde Europa, ya que “pueden condicionar el futuro de las empresas”. En este sentido, ha apuntado que estas cuestiones deberían estar siem- pre basadas en hechos científicos y debemos estar alerta y luchar para que sea así.

David Domínguez (Nevitec) también ha apuntado que las nuevas tecnologías pueden ayudar mucho a mejorar la seguridad alimentaria dentro de la industria cárnica, pero a día de hoy, todavía tiene bastante camino por recorrer hasta que se llegue al riesgo cero.

Asimismo, María Naranjo (ICEX) ha incidido activamente en la necesidad de exportar porque los retos y el futuro están fuera de nuestras fronteras. De hecho, ha apuntado que, en estos momentos, más del 50 % de nuestra carne se destina a los mercados exteriores. Además, ha apuntado que para competir fuera, hay que vender buena calidad y saber diferenciarse con respecto a la competencia.

Manuel de las Peñas (SEE), por su parte, ha mencionado que en estos momentos aún no existe un sustituto al plástico que sustituya a las necesidades que tiene el sector dentro de la industria del envasado de productos cárnicos. Existen nuevas tendencias hacia derivados de otro origen, pero a día de hoy el plástico sigue siendo fundamental para asegurar la higiene alimentaria y su seguridad.

Eduardo Latorre (Alcampo), en relación con las nuevas tendencias de consumo, ha apuntado que en su empresa recogen a todos los consumidores que existen en la actualidad y la realidad que han podido verificar es que no tiene absolutamente nada que ver la persona que opina sobre sus gustos y requerimientos con respecto a determinados productos, con la persona que acude a comprar. En la mayoría de casos la persona es la misma, pero en las encuestas dice una cosa y cuando compra hace otra muy diferente.

Nuevos mercados

Al abordar todo lo relacionado con la internacionalización, las exportaciones, las barreras de entrada, la apertura de nuevos mercados y las normativas, los asistentes a la mesa redonda con motivo del 50º aniversario de Cárnica, han coincido en afirmar que el principal reto está en la apertura de mercados y exportar debería ser una necesidad en casi cualquier empresa del sector.

Así lo expresó María Naranjo cuando incidió en el hecho de que la política de las empresas cárnicas debería pasar por su internacionalización, aunque ésta debería hacerse siempre como una estrategia bien trabajada, porque en numerosas ocasiones se encuentra con compañías en pleno proceso exportador que no han dedicado tiempo a realizar, por ejemplo, una web corporativa en inglés.

Por otro lado, ha mencionado un reto en el que hay que trabajar, que es el poco consenso que existe sobre cuáles deberían ser los mercados a abrir primero cuando se inicia un proceso de este tipo en cualquier empresa cárnica.

Además, ha recordado también que nuestras empresas deben competir en excelencia para posicionarse bien en otros países y ve, asimismo, poco futuro a las denominaciones de origen puesto que la trazabilidad y el blockchain es lo que va a imperar a la hora de certificar la calidad de un producto.

Eduardo Latorre ha afirmado que todo este proceso exportador le parece fantástico porque es realmente enriquecedor para las empresas de nuestro país, pero ha querido reivindicar de igual manera el mercado nacional, puesto que los operadores como su empresa demandan cada vez más producto del país.

El sector del porcino de capa blanca, que tiene un marcado carácter exportador y, por tanto, cuenta con gran experiencia en estas materias, nos dijo Alberto Herranz que, sin duda, apuesta también por la internacionalización de las empresas, pero este proceso no es nada sencillo. Para empezar, las compañías que apuesten por ello, no pueden hacerlo solas, ya que tienen que seguir un proceso complejo que pasa porque la UE establezca las relaciones comerciales, que se produzcan las visitas oficiales acordadas por el Ministerio y que las empresas estén preparadas finalmente sas, porque solamente pueden competir en el exterior aquellas que sepan diferenciarse y estar muy avanzadas en su especialización. Habrá muchas que sí puedan afrontar ese riesgo, pero muchas otras no.

En esa misma línea se ha mostrado Sergio Herrero, que considera que ciertos mercados son muy complicados de afrontar para empresas pequeñas.

Cristina Gallart cree que, sin darnos cuenta, nos disparamos en el pie porque hay animales que vienen de fuera de España, se ceban aquí, pero esto ya no se define como un producto local y esto es un error porque considera que no hay diferencia alguna entre dónde ha nacido el animal. Esta situación se transforma en un impedimento a la hora de exportar, porque ya no se consideraría un producto español.

Seguridad alimentaria

A la cuestión sobre la seguridad alimen taria, la bioseguridad y si resulta eficaz el actual sistema regulatorio, los participantes coincidieron en afirmar que la seguridad alimentaria en las industrias cárnicas españolas está a un nivel muy alto.

De hecho, Manuel de las Peñas, aseguró que él se siente muy seguro comprando los productos cárnicos frescos de la industria española. Añadió además que, por mucho que se hable, en este momento el plástico sigue siendo el producto más eficaz en el envasado de productos cárnicos para mantener altos estándares de calidad en relación con la seguridad alimentaria.

María Sánchez mencionó que la crisis de las ‘vacas locas’ fue un antes y un después, porque a raíz de este acontecimiento, el sector espabiló en materia de seguridad alimentaria de forma notable y, de hecho, cree que hay pocos sectores que estén tan regulados en estos asuntos como sucede en esta industria.

La tecnología está jugando un papel importante para incrementar la seguridad alimentaria, pero David Domínguez recordó que aún hay mucho camino por recorrer porque el sector alimentario no es igual que otro tipo de industrias en las que los patrones de los elementos que hay que vigilar son siempre igual. Aquí la materia prima es muy cambiante y eso dificulta el trabajo de los procesos tecnológicos que tienen que detectar anomalías.

A pesar de los altos niveles de seguridad alimentaria y bioseguridad que existen en este país, Sergio Sempere y María Sánchez han recordado que aún existe margen de mejora porque falta control por parte de las administraciones públicas porque hay empresas que están ‘fritas’ a inspecciones y otras en las que llevan demasiado tiempo sin pasar ninguna.

Asimismo, los participantes han coincidido en afirmar que no es posible que haya legislaciones tan diferentes en materia de seguridad alimentaria según la Comunidad Autónoma a la que se pertenezca. Consideran, de hecho, que es un auténtico lastre.

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