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I El teletrabajo llega al almacén: así se manejan las carretillas desde casa
El teletrabajo llega al almacén: así se manejan las carretillas desde casa
El teletrabajo recibió el empujón definitivo con los diferentes confinamientos obligatorios que se sucedieron a lo largo de 2020 y parte de 2021 debido a la pandemia. No obstante, la democratización de esta modalidad laboral se vio fuertemente paralizada en sectores industriales, como los almacenes. Ahora, esta realidad está a punto de cambiar.
En España, como en el resto del mundo, desde marzo de 2020 hasta la actualidad se ha vivido una auténtica revolución. Empleos que nunca se habían acogido a este sistema se enfrentaban por primera vez, y en algunos casos de manera permanente, a una realidad totalmente nueva e inexplorada.
Los trabajos clásicos de oficina, en los que el empleado debe estar frente a un ordenador, fueron los más sencillos de adaptar; incluso es posible que antes del confinamiento ya existieran algunas plantillas trabajando en remoto.
Sin embargo, otros que jamás podríamos haber imaginado también están empezando a realizarse desde la comodidad del hogar.
Si a las posibilidades casi extremas de teletrabajo unimos el volumen de carga que están soportando algunos centros logísticos debido al comercio online, el resultado de la ecuación nos da conductores de carretillas elevadoras haciendo su trabajo desde casa u operarios de maquinaria pesada haciendo lo propio a distancia.
Del contagio a la adaptación
Durante la pandemia, muchos confiaron en que los productos llegaran a sus hogares con más frecuencia que antes. Pero a medida que el virus se propagaba fácilmente, los almacenes que se encontraban a lo largo de las cadenas de suministro se convirtieron en centros potenciales de transmisión de la enfermedad.
Así, mientras algunos consejos administrativos empezaban a implantar sistemas como portales de detección de temperatura o cámaras para vigilar que se respetara el distanciamiento social, otras empresas vieron en este obstáculo una oportunidad.
Es el caso, por ejemplo de Phantom Auto, cuya solución abogaba por aquel entonces por reducir la cantidad de personas que trabajan en ese entorno poniendo el foco, de manera concreta y especial, sobre los operadores de carretilla.
Para ellos, sentando precedentes, diseñaron ya a finales de 2020 un sistema basado en una tecnología de control remoto que ahora varias empresas han implantado para trabajar fuera de los almacenes, controlando las máquinas en remoto.
¿Y la seguridad?
Algunos ven este concepto, la teleoperación, como un trampolín entre los vehículos de conducción tradicional y los verdaderamente autónomos del futuro. Pero, ¿es seguro conducir un camión grande o una carretilla a kilómetros de distancia? ¿Y es más económico que tener un conductor u operador capacitado en el lugar?
Cuando se trata de vehículos controlados a distancia, la teleoperación generalmente implica equipar un automóvil o camión con cámaras y otros sensores que envían información a un operador remoto en un edificio separado.
Varios monitores proporcionan un amplio campo de visión para que el operador pueda ver lo que hay alrededor del vehículo. Generalmente, el control de conducción se habilita mediante un joystick o volante y pedales en el suelo. Aún así, algunos almacenes que utilizan estas tecnologías delimitan el espacio donde funcionan las carretillas elevadoras controladas a distancia, equipándose con micrófonos que advierten al operador si algo va a salir mal.
“Si alguien está detrás del montacargas y dice: ‘Oye, estás a punto de golpearme’, el operador puede oírlo como si estuviera sentado ahí”, asegura Elliot Katz, cofundador de Phantom Auto.
No solo es cuestión de comodidad
Al carro de la compañía de Katz se han sumado otras propuestas, como la de la startup estadounidense Teleo que, además de apostar por hacer remota la conducción de carretillas en los almacenes, quiere ir un paso más allá. Se trata nada más y nada menos que del control a distancia de vehículos de carga de grandes dimensiones, como los utilizados en los enclaves portuarios.
Sin embargo, y hasta el momento, las pruebas con este estilo de vehículos se han limitado a industrias como las canteras, con la intención de modernizar también los equipos de construcción.
Para sus fundadores, Vinay Shet y Rom Clement, en el futuro, un conductor podrá sentarse en la oficina y controlar desde ahí todos los vehículos que necesite. Esto podría significar que se empleen a menos personas que en el almacén tradicional, pero Teleo argumenta que hace que este perfil laboral reduzca sus ratios de siniestralidad.
Frente a la escasez, mandos
Debido a la falta de conductores de vehículos pesados y de maquinaria especializada, para el director ejecutivo de Teleo este es un momento crucial para sacar adelante este tipo de propuestas, ya que pueden eliminar un problema que comienza a ser crónico en algunos mercados.
“Creemos que al convertir un trabajo realmente peligroso como este en un trabajo de oficina podremos atraer a un grupo más amplio de personas e incluso captar talento más cualificado”, explica.
Controversia
Al igual que en la industria logística, otros actores económicos han reclamado la democratización del teletrabajo. Así sucede con el colectivo de taxis o vehículos de viajes compartidos, cuyos conductores podrían activar y conducir de forma remota hacia los clientes solo cuando sea necesario, evitando circular por un área particular de las ciudades solo con la esperanza de que alguien solicite una ‘carrera’.
Sin embargo, esta modalidad despertó una preocupación que rápidamente se trasladó a la gestión de los almacenes. Y es que, si existe la posibilidad de que un terrorista hackee dichos vehículos con la intención de usar los automóviles para atentar contra la seguridad, la logística tampoco está fuera de peligro.
Tanto Katz como Shet dicen que sus empresas han pensado en este escenario y añaden que sus ingenieros han introducido varios pasos para dificultar un ciberataque. Por ejemplo, al cifrar las comunicaciones entre el teleoperador y el vehículo, exigir la autorización de los conductores y
Trabajos que jamás hubiéramos imaginado comienzan a realizarse desde la comodida de los hogares
apagar automáticamente los vehículos en caso de que pierdan el acceso a una señal de comunicaciones confiable.
Siempre hay margen de error
Sin embargo, nadie puede garantizar que tal sistema nunca será pirateado, señala Christian Facchi de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Ingolstadt, Alemania. Él y sus compañeros han estudiado las limitaciones técnicas y los riesgos de seguridad de los vehículos teleoperados.
“Tenemos que reducir ese riesgo”, dice, refiriéndose a la perspectiva de un incidente. Las empresas deberían hacer que sea lo más difícil posible para que esto no suceda, argumenta, y agrega que los estándares que rigen la seguridad de los vehículos teleoperados probablemente deberían ser establecidos por un organismo público en lugar de las propias compañías.
¿Teleoperado o autónomo?
Sin embargo, el investigador no pierde la esperanza en este nuevo sistema, incluso apunta que los vehículos teleoperados pueden resultar más útiles, en el corto plazo, que los autónomos.
En esta posición se encuentra también Shet, apuntando que “podemos entregar un producto hoy, no dentro de 10 o 15 años”.
Además, la teleoperación podría postularse como un acelerador de los vehículos totalmente autónomos. Al menos así lo esperan organismos como el ejército de Estados Unidos, que ha visto en estas dos propuestas una oportunidad para mejorar sus operaciones en terrenos difíciles o peligrosos.
Así, para la investigadora Maggie Wigness, el personal entrena a los dispositivos dirigiéndolos como lo harían con un cochecito de juguete ya que, “si sabe como usar el mando de una consola, sabe usarlo”.
A partir de esto, un sistema de inteligencia artificial puede aprender gradualmente cómo manejar el dispositivo en sí, basándose en los datos de estos experimentos controlados manualmente. Hasta ahora, el sistema sigue implementándose en las instalaciones del ejército.
No sirve en todos los casos
En entornos especializados donde los factores de riesgo, como los peatones o las interferencias en las comunicaciones, pueden controlarse de manera más estricta, los vehículos operados a distancia ya han comenzado a implementarse. Sin embargo, en aquellos cuya operativa requiere intervenir en espacios abiertos, la solución se complica.
Por un lado, es bastante difícil garantizar una señal de comunicaciones 100 por ciento confiable en un área amplia. ¿Qué sucede si la señal se corta justo cuando el conductor se está dirigiendo de forma remota con el vehículo a una zona muy transitada?
Por eso, si bien se identifica como defensor de esta nueva modalidad laboral, Facchi apunta a que este sistema, aplicado en un entorno incorrecto, “podría ser una mala idea”