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Entrevista
José Antonio Martínez, fundador de Carretillas Mayor y Synersight
El término emprendedor y visionario debería tener una nueva entrada en el diccionario bajo el epígrafe de este empresario, que partiendo de una sola carretilla y con una excepcional visión de las oportunidades ha creado un grupo de empresas nacionales, punteras y singulares, únicas y líderes en su categoría, en el sector de la manutención.
Cualquier joven que desee iniciar el camino del emprendimiento empresarial y que se abrume por las primeras dificultades, debería escuchar a este asturiano de nacimiento (Arenas de Cabrales, 1943) para conocer la tenacidad que ha acompañado toda su vida a José Antonio Martínez y que aún le mantiene en plena forma, al pie del negocio, aunque sus tres hijos ya hayan asumido gran parte del día a día de las empresas Carretillas Mayor (alquiler y venta de carretillas elevadoras y servicios de manutención) y Synersight (desarrollo y fabricación de AGVs).
Sus primeros pasos adolescentes y ya encaminados al mundo laboral, los da en un entorno agrícola y bajo la tutela de su padre, que trabaja en la energética Electra del Viesgo y es en la localidad cántabra de Mataporquera “con quince años” obtiene sus primeros aprendizajes en el sector de la mecánica “en un taller de camiones”, rama industrial que será el cimiento de sus conocimientos industriales. Ante la falta de oportunidades económicas en su entorno, “eran uno años muy difíciles”, en 1960 (con 17 años) emigra a Alemania para trabajar y seguir su formación durante tres años. Regresa y, ya casado y con el servicio militar cumplido en León, “que compaginaba haciendo horas en Renault”, comienza a trabajar con un camión recorriendo toda España. Reconoce que era un trabajo bien pagado “12.000 pesetas al mes entonces era un dineral”, pero extremadamente duro “sin tacógrafos, ni controles, se trabajaba sin descanso”. Por ello y tras cuatro años busca otra oportunidad y la encuentra en la fábrica de Renault en Valladolid, “un referente donde además pagaban muy bien”, en concreto en la cadena de montaje, “casi artesanal” recuerda, de los asientos para los modelos de automóvil 4L y R5.
Quiere progresar y para poder acceder a las muchas promociones internas que exigen un examen y demostración de conocimientos que no atesora, “yo salí de la escuela a los doce años” reconoce, contrata un profesor particular para que le prepare “desde las diez
de la noche a la una de la madrugada”, lo que muestra una vez más su tesón e iniciativa. Así y para la incredulidad, primero, y sorpresa después de los examinadores de Renault, por los excelentes resultados que obtiene, pasa a ser, sucesivamente, carretillero, conductor de tráiler, trabaja en la línea de prensas y llega a responsable de transporte: “allí es donde conocí el mundo de las carretillas”.
El germen de una gran empresa
Tras madurar la idea, en la Navidad de 1979 propone a un compañero de Renault, Joaquín Ordás, montar un negocio de carga y descarga de camiones –que hasta entonces se hacía a mano- con una carretilla. Para ello adquieren una Hyster por un millón de pesetas que compran a José Luis Torres (otro emprendedor, fundador de Cedecar y Unicar Import, y entonces en Valladolid) dando una entrada “y el resto en letras ¡al 22 por ciento! de interés” enfatiza el recuerdo con asombro.
Solapando ambos socios sus turnos en Renault, con un único equipo, matriculado para poder circular por carretera y moverse apenas a 10 km/h allá donde hubiera que descargar en el entorno de la capital vallisoletana, y ayudado toda su familia (su mujer Rosa cogía los avisos y su hija Ana hacía buzoneo para ofrecer los servicios de carga y descarga: “se descarga camión por 1.000 pesetas”, decía el anuncio), arrancan este incipiente negocio. “Para nuestra sorpresa crece la clientela de inmediato”, por lo que incorpora más carretillas, carretilleros –también empleados de Renault- y mecánicos. Pero sigue siendo un pluriempleado como muchos, pues aún trabaja también para la multinacional francesa del automóvil.
Ya como socio único de su proyecto y tras siete años combinando ambos trabajos y “con un ritmo de vida imposible de continuar”, aprovecha una oferta de bajas incentivadas y sale de Renault. Aprovecha gran parte de la indemnización y el 16 de febrero de 1987, con una flota de casi 60 máquinas y tras comprar su primera nave “por 10 millones de pesetas”, funda Carretillas Mayor con el enfoque del alquiler de máquinas sin conductor, tras la primera etapa en la que
había llegado a tener seis conductores para la carga y descarga.
La compañía crece –“recuerdo días de 70 camiones descargados”- y en el año 2000 hace una apuesta arriesgada que luego se revelaría ganadora: propone a Renault, una compañía que conoce bien y a la que presta servicios con sus carretillas, comprarle su flota propia de 400 máquinas “con bastantes años” para luego alquilárselas incluyendo el mantenimiento, primero en la factoría de Palencia y luego en la de Valladolid, con lo que la flota de Carretillas Mayor crece hasta más de 1.000 unidades.
Nuevas instalaciones
El crecimiento en flota y servicios obliga a pensar en unas nuevas instalaciones y, de nuevo, el espíritu emprendedor de José Antonio Martínez se hace patente. Ante el elevado coste que le proponen para levantar lo que hoy es la sede de C. Mayor –relata- se convierte en promotor y contratista y en 2004, no sin serias dificultades burocráticas, lleva a cabo el proyecto por 3,5 millones de €, menos de la mitad del presupuesto inicial.
Carretillas Mayor hoy
Hoy, esas instalaciones cercanas a Valladolid y visibles desde la Autovía de Castilla en dirección a Palencia, ocupan tres parcelas de 10.000 m2 cada una con 6.500 m2 de naves, las oficinas y servicios centrales de una industria con un puñado de naves entre Valladolid, Palencia, Burgos… y que presta servicio en más de 50 ciudades y empresas en España pero también en otros países como Portugal, Eslovenia o Colombia.
Desde esa primera carretilla en 1987 se llega en la actualidad a una flota de alquiler de más de 4.000; un negocio de venta (multimarca, aunque con un gran peso para la marca Toyota Material Handling); plataformas elevadoras (antes Haulotte, ahora JLG); tuberías especiales para hacer estanterías; venta de estanterías convencionales multimarca; reparación de flota propia y externa, con unos modélicos talleres que incluyen un área de baterías de plomo y litio; transporte de maquinaria, con 25 camiones; carpa de desguace; cabina de pintura; reacondicionado de máquinas; más de 100.000 referencias de recambios; 50 vehículos taller, 150 técnicos, formación y prestación de servicios tan singulares como el transporte de los prototipos de Renault para pruebas extremas en tráilers frigoríficos propios, donde se someten a condiciones de temperatura límite.
Y para prestar el adecuado servicio, una plantilla de 280 trabajadores solo en Carretillas Mayor.
¿En qué ha cambiado el sector de carretillas elevadoras desde la fundación de Carretillas Mayor hace 34 años? José Antonio Martínez no lo duda: en el modelo económico financiero de las má-
EL APRETÓN DE MANOS DE DOS PIONEROS
Durante nuestra visita para realizar esta entrevista, tuvimos la suerte de coincidir con José Luis Torres (derecha en la imagen) quien –entonces en Dicelma (Valladolid)- vendió a José Antonio Martínez, a principios de 1980, la primera carretilla de lo que sería el germen de Carretillas Mayor. Una Hyster que aún conserva y recibe a los visitantes en la recepción de la empresa. Allí hicimos esa foto histórica donde dos auténticos pioneros y emprendedores estrechan sus manos frente a esta reliquia.
quinas de alquiler. Y explica: “nosotros amortizamos las máquinas a tres años y la máquina la solemos utilizar seis o siete, es decir otros tres o cuatro sin financiación, para sacarle un rendimiento adecuado. Hoy eso es imposible de hacer porque los fabricantes que se han metido de lleno en el alquiler han bajado los precios. Eso condiciona los grandes contratos con las multinacionales y cambia los valores residuales al 30, 40 ó 50 por 100. Si no las cuotas mensuales se disparan y no podemos entrar en esos contratos. Eso es lo que más ha cambiado”.
Synersight, el último desafío
Y si Carretillas Mayor es la historia viva de un éxito creciente, continuado, a lo largo de más de tres décadas, Synersight lo es de un proyecto de tecnología punta que en apenas siete años ha pasado de ser una idea a estar en las líneas de producción de los principales fabricantes de automóviles.
Pero no es casual. José Antonio Martínez tiene en su haber, entre otros logros, ser el diseñador de la primera plataforma góndola de transporte de maquinaria de España –que se fabricaría luego en Barcelona- empujado por la idea “y la necesidad”, confiesa, de disponer de un mejor sistema de transporte para sus carretillas y el `eureka´ al ver una plataforma de bobinas que le da la idea. Esa invención descansa en el conocimiento que fue adquiriendo desde su primera formación en mecánica. Pues bien, su hijo Toni ha recogido esa inquietud y en 2014 partiendo de la idea de un sistema de control de las máquinas, planteaba a su padre el diseño y desarrollo de un AGV, un vehículo de manutención autónomo guiado automáticamente, que tiene su principal foco de aplicación en líneas de fabricación y, especialmente, en el sector del automóvil. Un reto en el que inicialmente participaron dos socios externos –hoy ya ajenos a la compañía- que muy pronto dio sus frutos con el modelo 1700, cuenta Martínez.
Para ello se crea la firma Synersight como parte del holding de Carretillas Mayor, con una fuerza laboral especializada de 40 personas que hoy son ya 120. La tecnología y su aplicación es tan exitosa que hoy trabajan en Renault 700 de estos AGVs, mientras ha ido creciendo la gama con otras series que incluyen también tractores y apiladores y otros modelos más recientes como el Sherpa, “capaz de mover 1.000 kg y superar rampas del 8 por 100”, dice orgulloso Martínez tras relatar la dura prueba superada en Renault.
En apenas siete años, actualmente, el parque instalado de AGVs de Synersight es de 3.500 unidades en Renault (España y las siete fábricas de Francia), Iveco (Madrid e Italia), Fiat y Alfa Romeo Italia, Nissan en el
José Antonio Martínez en el interior de una de las naves (más de 6.500 m2 cubiertos) de sus instalaciones centrales.
Reino Unido, Ford (Almusafes), Mercedes (Vitoria) y también en Colombia.
El secreto de Carretillas Mayor
Preguntamos a José Antonio Martínez qué diferencia a Carretillas Mayor de los grandes fabricantes multinacionales que operan en España a través de sus filiales propias. Su respuesta es una definición de su compañía: “somos una empresa solvente y que siempre ha contado con respaldo financiero porque hemos respondido, aunque no seamos tan grandes como las multinacionales. Por eso los valores residuales que aplicamos a nuestras máquinas no son los mismos que los de esas compañías, con márgenes y posibilidades diferentes, lo que nos penaliza”.
¿El sector de las carretillas elevadoras en España tiene la necesaria unión sectorial? ¿Por qué? “Hace falta más unión, aunque creo que es difícil cambiar la mentalidad de esas grandes empresas fabricantes. Una buena noticia sería que hubiera más entendimiento para trabajar a precio real. Nosotros peleamos y una de las cosas que nos mantiene es el magnífico servicio que damos”.
Durante la entrevista abordamos también uno de los problemas actuales, la falta de mano de obra especializada y preguntamos si hay suficientes conductores de carretillas para las necesidades actuales o sucede como en otros sectores. Martínez señala que efectivamente faltan operarios de carretillas pero que, sin embargo es un problema más fácil de resolver que el de los camioneros porque “es más fácil formarlos y mentalizarlos por el tipo de trabajo que desarrollan”. En este sentido Carretillas Mayor –añade- tiene también un departamento de formación de carretilleros y mecánicos con varias naves del holding dedicadas exclusivamente a este cometido.
Finalmente pedimos a nuestro entrevistado un somero análisis y pronóstico preguntándole cómo ve el mercado de carretillas en estos momentos y en el futuro. J.A. Martínez afirma que “los próximos años serán complicados para nosotros, ya no se venden las mismas máquinas que antes, el automatismo está ahí y nuestras empresas lo tienen peor por los valores residuales a la hora de la renovación”, insiste, para acabar con rotundidad: “los tiempos venideros serán muy difíciles”.
Pese a este pronóstico gris la conversación da paso a una visita a las instalaciones centrales de Carretillas Mayor donde saluda a cada uno por su nombre y se muestra orgulloso de la infraestructura, equipamiento y empleados: “creo que somos ejemplo de profesionalidad y compromiso con el cliente y que hemos logrado tener cierto cariño de los empresarios”. Y nos confiesa antes de la despedida que se expone poco externamente, que prefiere estar en la empresa y su despacho y le resto del tiempo dárselo a su familia para compensar todo el que les restó en los duros inicios de esta aventura empresarial