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Morena, el verdadero peligro de López Obrador
Por Marcos Constandse
Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por ser un presidente de buenas intenciones, ciertamente moral y hasta practicante religioso. Es un decidido partidario de la democracia, el libre mercado y la libertad de expresión (a su modo). Su política económica ha sido clara desde un principio: ajustarse al presupuesto, no endeudar al país, mantener una macroeconomía sana y procurar la estabilidad de nuestra divisa. Si bien está claro que no ama a los empresarios, es pragmático en su respeto al ejercicio de la libre empresa.
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Su defensa de los dos bastiones energéticos del país, Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, ha sido muy polémica, pero también le ha dado la mayor popularidad en la historia de un presidente en el país (a la par de Lázaro Cárdenas). Fue innegable, asimismo, su apoyo decidido a la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que en su versión actualizada es el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y que, para cualquiera que lo revise, representa sin duda un instrumento sólido para fomentar la política del libre comercio, luego de una negociación difícil respaldada y avalada por los Estados Unidos, nuestro vecino, el país más poderoso del mundo.
Desde esta perspectiva, podemos concluir que López Obrador no es ningún peligro para México. Entonces, debemos preguntarnos ¿cuál es el verdadero obstáculo para que el gran cambio que se está dando en México se concrete como se ha planteado? Y la respuesta no es otra que
Ricardo Monreal.
Claudia Sheinbaum.
Mario Delgado.
su propio movimiento: el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) es en realidad el gran peligro para México y el obstáculo que puede impedir la gran transformación que se propone en el país.
Como se sabe, hasta ahora Morena no ha sido un verdadero partido, sino un instrumento legal de López Obrador para alcanzar la presidencia. Recordemos que como candidato en las elecciones precedentes, el actual mandatario había sido despojado del triunfo de manera francamente polémica o descarada. Por ello, el político tabasqueño decidió aglutinar a todas las fuerzas políticas a su alcance, fueran del signo que fueran: independientes y radicales, de trayectorias políticas intachables y otras no tanto, de todas las tendencias e inclinaciones dentro del espectro político, todas aquellas, en suma, que estuvieran dispuestas a apoyarlo para lograr el máximo poder. Y así lo hizo y así triunfó.
Este triunfo lo colocó donde quería, la presidencia de la República, y lo llevó a iniciar lo que él ha llamado “La cuarta transformación” del país, tomando en cuenta las otras tres que han cimbrado la estructura de nuestra nación (la Independencia, la Reforma y la Revolución Mexicana). Independientemente del espíritu de la cuarta transformación, el presidente ha iniciado además una campaña moralizadora, basada en cuatro principios:
1. Política social, bajo el lema “primero los pobres”, mediante la cual ha puesto en marcha programas sociales de pensión a los adultos mayores, pensión a los discapacitados, pensión a los estudiantes de cualquier grado, trabajo a los jóvenes desempleados y el programa “Sembrando vida”. 2. Política de austeridad, lo cual ha representado un enorme esfuerzo de economía gubernamental que ha atacado el boato y el despilfarro en las dependencias oficiales, lo cual se ha traducido en el despido de aviadores, parientes, amantes y entenados de todas las dependencias gubernamentales donde ha restringido sustancialmente los gastos ostentosos. 3. Lucha contra la corrupción y la impunidad, una decidida política de limpieza en contra del abuso y el desvío multimillonario de recursos que sus antecesores habían convertido en una costumbre asumida dentro del poder y que estaba representando una plaga arrasadora de todo bienestar y desarrollo. 4. Lucha frontal contra la inseguridad y el crimen, para lo cual se ha creado el único frente unificado a nivel nacional, con la formación de la guardia nacional (combinación de Ejército, Marina y las diversas policías) para hacer un frente común a los carteles de la droga y al crimen organizado.
Los resultados de estos planes, con sus aciertos y sus errores, se irán viendo en el transcurso del sexenio., pero responden indiscutiblemente a un impulso positivo que solo el tiempo dimensionará.
Ante este programa de gobierno sexenal, se levanta el gran obstáculo que puede ser Morena. Este movimiento es la
Integrantes del grupo Democracia Deliberada, una corriente al interior de Morena.
integración variopinta de diversas tendencias ideológicas, organizadas interiormente en un partido, formado por personas, cada una de las cuales integradas dentro de tribus, contrarias unas de otras, que luchan por el poder interno y externo de este organismo. Desde la izquierda más radical hasta la derecha más conservadora, sin dejar afuera posturas francamente anarquistas, este espectro ideológico representa un peligro para AMLO con resultados totalmente imprevisibles para él y para el país. Fundamentalmente, se pueden identificar claramente cuatro tribus:
I. El grupo pro-Cuba y los bolivarianos. Yeidckol Polevnsky, Héctor Díaz Polanco, Martí Batres (presidente de la Mesa Directiva del Senado) y otros partidarios del sistema comunista dictatorial de Cuba. II. Mario Delgado, presidente de la Coordinación Política de la Cámara de Diputados, de tendencia moderada y buena experiencia política. Integrante de los amigos personales de López Obrador, quienes actúan en el partido y en el gobierno, pero que están disgregados. III. Claudia Sheinbaum, actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, acompañada del grupo Democracia Deliberada, cuyo líder es Gerardo Esquivel. La secretaria del Trabajo y el secretario del Desarrollo Agrario Territorial y Urbano, son partidarios también, en forma dividida, del régimen cubano y boliviano. IV. Ricardo Monreal, presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado, acompañado de amigos de López Obrador y de senadores y diputados de tendencia moderada.
Existen muchas otras personas de tendencias moderadas en la militancia de Morena, tanto en Hacienda, como en el Seguro Social, en Pemex y diversas gobernaturas que se tendrán que ir dibujando lentamente a través del sexenio.
El verdadero problema consiste en que actualmente no se vislumbran grupos de oposición con una ideología clara y objetiva, ni el PAN, el PRI o el PRD, ni ningún grupo o movimiento con visos de recuperación y liderazgo. Pero si en estos cinco años, surge un partido opositor, o con una propuesta distinta a la oficial, este deberá tener tres características fundamentales:
1. No surgir como enemigo de López Obrador como única bandera. 2. No surgir como enemigo de los programas sociales de López Obrador y defender el lema de los pobres primero, a fin de darles continuidad. 3. Apoyar a los factores de producción, a los empresarios y continuar el rescate de la CFE y de PEMEX.
En resumen, un partido que surja como contrapeso, no como una comparsa de izquierda ni como remedo de la derecha derrotada, sino como un partido auténticamente “de centro”, con consciencia social y de productividad como armas de desarrollo, en armonía con los valores reales del México moderno. Hay que recordar y reconocer que, aun con tropiezos y fallas, nuestro país ha logrado sobresalir en el contexto mundial y puede convertirse en una economía destinada a ser una de las diez más importantes del mundo. De nosotros depende. Tropo
Marcos Constandse. Empresario cancunense. Autor de los libros Yo soy nosotros. Una visión transpersonal del mundo (Diana, 2002) y Ecología y espiritualidad (Diana 2003). Su más reciente libro es Déjalo ser, una novela sobre la historia de Cancún. Correo-e: marcos@xcaret.com