Marc Augé

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Se podría decir que actualmente vivimos dentro de un clima de homogeneización; ¿habría alguna forma de romper con esa ilusión? Hay que tomar en cuenta la dimensión del tiempo y el espacio. Es un hecho remarcable que los grandes políticos, cuando tienen alguna cosa seria que decirse, toman un avión para verse frente a frente. En esa relación es donde se juegan otras cosas. También, me parece que tendríamos que desarrollar la educación en todos los sentidos de la palabra, esto incluye un aprendizaje del espacio y del tiempo, la historia, la geografía, etc., para comenzar por lo más elemental. ¿Cómo sería ese proyecto de educación? ¿Seguiría la línea educativa actual? No, no es posible continuar por la misma línea porque en el mundo entero, incluso en los países llamados “desarrollados”, la diferencia crece entre los que son instruidos y los que no. Hay que hacer un esfuerzo revolucionario en este dominio, es la razón por la que he hablado de “la utopía de la educación”. Es una utopía en la medida en que hay que hacer todo al revés de lo que se está haciendo. No se me ocurre cómo hacerlo si no es a través de una posición revolucionaria, de poner en primer lugar la educación, esperando que después la economía se acomode, pero sabemos que no es el camino que se va a seguir, entonces hay que tomar estos principios fundamentales e intentar hacer progresar las cosas.

Marc Augé POR CELESTE GÓMEZ FOSCHI COLABORACIÓN: LAURA CORALLINI / FOTO: EMBAJADA DE FRANCIA

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¿Cree que hay una falta de reacción por parte del ser humano frente a su entorno? No diría que hay una falta de reacción, porque hay reacciones en el mundo entero si cambiamos de escalas, pero es verdad que son reacciones de diversos tipos. La gente tiene miedo porque el capitalismo en su forma actual ha ganado la batalla, venció y finalmente la gente tiene miedo de perder su empleo, sus pertenencias… en definitiva, todo, y después de la derrota, no podemos esperar una actitud demasiado voluntarista, agresiva y optimista porque va a fracasar. ¿Cuál es el rol de los medios frente a ese miedo que menciona? Los medios de comunicación son ambivalentes, por un lado es verdad que son un instrumento magnífico que tenemos que utilizar, pero hay que saber que son medios, no fines, y que si pretenden crear un mundo per se, un mundo de ilusión, tienen un rol perverso. Claro que son un instrumento muy útil, pero un instrumento al fin. El problema siempre es el mismo, los medios son medios, y dependen de una finalidad, de una educación, etc., ya que su fuerza es terrible. ¿No cree que la evolución de los medios ha propiciado una mayor democratización de la información? Sí, en varios aspectos hay una democratización, pero por otro lado, hay otros aspectos que están vinculados al medio mismo cuando se trata de la diversidad de los hechos que son presentados. Por

La libertad hoy en día no es otra cosa que libertad de consumo. Razón por a cual los ricos son más libres que los demás.

El antropólogo francés, Marc Augé, conocido por ser el padre del concepto de no-lugar, logró, con sus estudios sobre la vida cotidiana y las relaciones sociales dentro del marco de la globalización, ser uno de los pensadores más consultados a la hora de dar respuestas frente a los cambios que las sociedades están atravesando. En diciembre Augé visitó nuestro país para dar una serie de conferencias y presentar su último libro: Futuro, en el que apuesta por volver a pensar en la posibilidad de, justamente, un futuro, idea que durante este siglo se vio reemplazada por el ahora. Hablamos en exclusiva con el autor sobre el lugar del ser humano en la sociedad, el rol de los medios, la libertad, y no pudimos eludir referirnos al no-lugar.

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Una mirada piadosa sobre el futuro Marc Augé es un antropólogo francés nacido en 1935. Ha impartido clases de antropología y etnología en la École des hautes études en sciences sociales (EHESS) de París, en la que también ha ocupado el cargo de director entre 1985 y 1995. Durante ese período desarrolló misiones en diversos países africanos, entre ellos Costa de Marfil y Togo. Algunas de sus obras que obtuvieron mayor repercusión fueron: Un etnólogo en el metro (1986), Los no lugares. Espacios del anonimato (1992), Las formas del olvido (1998). Acaba de presentar su último libro, Futuro.

No-lugar Es un concepto acuñado por Augé en los ’90 que ayudó a definir una serie de reductos de la era posmoderna dentro de los cuales los humanos circulan ajenos a toda expresión o interacción real. Las autopistas, los aeropuertos, los shoppings, ambientes recreados con el fin de que los cuerpos circulen, lejos del “lugar” o el “espacio público” verdadero que permite fortalecer la identidad, el vínculo y la historia. “El no-lugar es un medio ambivalente, dentro del cual los seres se ven, en cierta forma, deshumanizados.”

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ejemplo, en los noticieros televisivos se presentan cosas sin relación entre sí, pero la proximidad de la presentación les da una continuidad y una significación global extra. Cuando vemos, por ejemplo, los medios de hoy en día, podemos encontrar referencias a la ecología, el maltrato de la Tierra, la crisis en Medio Oriente, lo social, todo tipo de eventos que cuando son presentados uno al lado del otro nos genera el sentimiento de que hay un gran acontecimiento, mientras que son cosas diversas, en contextos diversos. La presentación puede crear un hecho nuevo, que tiene efectos muy fuertes sobre el pesimismo. ¿Cuál es su definición de libertad? La libertad hoy en día no es otra cosa que libertad de consumo. Razón por la cual los ricos son más libres que los demás. Con respecto a su visión antropológica del ser humano, ¿siente que el sentido que éste le otorgaba a su entorno ha cambiado? Sí, muchas cosas han cambiado, para bien o para mal, esa es otra cosa… pero estamos en un mundo muy diferente de lo que era el de los años ’60. Quizá son los mismos problemas, pero no es el mismo mundo. Ha cambiado la definición de la vida y del individuo, es decir que estamos en un momento muy problemático, pero están las mismas actitudes, el desafío de la naturaleza a la naturaleza, el prometeísmo y el miedo… Pero me parece que la ciencia es el futuro de la humanidad, desde dos puntos de vista: uno, porque descubre cosas, y dos, por su método, que es un método de prudencia, en donde lo desconocido pasa a ser revisado mediante hipótesis, etc. Si hiciéramos las mismas cosas en el dominio de la política y de los asuntos humanos, sería una cosa muy útil, quizá. Globalmente no creo que tengamos que ser pesimistas.

Los no-lugares encuentran un lugar en el mapa

Los medios de comunicación son ambivalentes, por un lado es verdad que son un instrumento magnífico que tenemos que utilizar, pero hay que saber que son medios, no fines, y que si pretenden crear un mundo per se, un mundo de ilusión, tienen un rol perverso.

¿Actualmente piensa que hay algún ejemplo concreto de no-lugar? No hay realmente un prototipo debido al hecho de que lo que es un lugar para los unos, puede ser un “nolugar” para los otros, pero empíricamente hay un desarrollo a escala planetaria de los espacios de circulación, de comunicación y de consumo, espacios sobre los cuales decodificar y leer las estructuras sociales. En este sentido, hay un desarrollo de los no-lugares, pero es una relación en la noción relativa. Yo diría que en las ciudades, cuando el turismo se ha desarrollado lo suficiente, los centros históricos se vuelven en cierto modo una especie de no-lugar en la medida en que hay en las avenidas, en las calles, gente que está mirando un espectáculo de la historia pasada, es decir que hay un cambio de escala, es una nueva relación con el espacio, una relación visual, y de consumo finalmente. Una ciudad como Dubai, cuyas actividades principales están relacionadas con el desarrollo inmobiliario y comercial y el 80 por ciento de la población está constituida por mano de obra extranjera avocada al desarrollo del emirato, ¿no cree usted que se corresponde con su definición de nolugar? Sí, es verdad, no he ido a Dubai, pero sí, creo que es eso. De hecho, ahora estamos trabajando en un film sobre Dubai. También hay una realidad, la expresión no-lugar no debe hacer perder el sentido de la realidad. En ese contexto, ¿con qué símbolos o herramientas podríamos contar para abordar estos espacios que denomina no-lugares? Se podría abordar desde sus aspectos de lugar precisamente, es decir, desde las per-

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sonas que trabajan en el aeropuerto, en el supermercado, que tienen sus propios problemas, o sea, una relación específica con ese espacio, y además hay que tener en cuenta los vínculos efímeros que se constituyen dentro de esos espacios. ¿Por qué motivo cree que las personas frecuentan los no-lugares? ¿Piensa que reciben algún beneficio subjetivo? Van y vuelven porque empíricamente corresponden a la comunicación, son espacios de circulación o espacios de consumo, es decir, espacios dentro de los cuales se pasa pero nadie queda, salvo la gente que trabaja. Pero no creo que podamos oponer el lugar al nolugar como al bien el mal. En los lugares hay aspectos terroríficos, demasiadas relaciones prescriptas, etc. En esta medida, los no-lugares dan de vez en cuando la impresión de libertad, que es ilusoria, porque en todas las partes del mundo estamos bajo la mirada de las cámaras de control, etc., pero no importa, son espacios de encuentro, como en los cuentos del Medioevo en donde el caballero cabalga sobre su caballo en el bosque al encuentro de no sé qué, por ejemplo, un castillo… Se podría decir que ese fue el primer no-lugar, un espacio al cual se va para encontrar algo. ¿Qué rol cumplen los urbanistas en la construcción de los no-lugares? Los urbanistas tienen la idea de desarrollar la sociedad, es decir, de imaginar un lugar dentro de los cuales se pueden establecer encuentros, o sea que están aplicando lo que el antropólogo observa. Para el antropólogo es muy fácil: sólo hay que leer, pero los urbanistas tienen que escribir; el problema es que no siempre lo que piensan escribir es lo que finalmente se escribe, es una escritura de la vida social la que están haciendo.


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