CELULOIDE DIGITAL - ESPECIAL FICM10

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El sábado 3 de noviembre, la alegría cinéfila se hizo presente desde cerca del medio día con la proyección de Le Courbeau de Henri-Georges Clouzot, aunque los eventos principales comenzaron alrededor de las 15:00 con la develación de la placa de la décima edición del festival con la presencia de Gael García Bernal, Pablo Larraín, Sally Potter, Abbas Kiarostami y Thierry Frémaux, quienes a pesar de la lluvia (que no se decidía entre seguir cayendo o dar tregua al público cinéfilo) se congregaron para agradecer al público que ha seguido al festival desde sus inicios en 2003; la jornada continuó con una conferencia de prensa sobre la cinta que más tarde inauguraría el festival: No. Debido a la temática del filme chileno, la conferencia tomó un rumbo político en el que se hizo hincapié en las similitudes y el cierto paralelismo (aunque con varias décadas de diferencia) entre la situación expuesta en la película de Pablo Larraín y la situación política en nuestro país. Tras la conferencia, las celebridades nacionales (entre las que se encontraban Luis Felipe Tovar, Irene Azuela, Cecilia Suárez, Juan Manuel Bernal, Mónica Duarte, Miguel Rodarte y un largo etcétera) e internacionales (Sally Potter, Edgar Ramírez, Abbas Kiarostami, entre otros) se dieron cita en el Centro de Convenciones para desfilar por la alfombra roja de la función de inauguración, evento en el cual Cuauhtémoc Cárdenas Batel recibió una gran ovación (parte del público de pie) por su carga positiva contenida en su discurso frente al micrófono, una participación simbólica y lleno de emotividad en donde, además de citar a Salvador Allende, definió al festival como "una herramienta cultural contra la violencia", la cual había tomado a la ciudad apenas unos días antes de que diera inicio esta fiesta cinematográfica anual en la capital michoacana. Así, con los ánimos por los aires y con promesas de tiempos mejores, dió inicio la función de inauguración con No de Pablo Larraín, que dio por terminada la primera jornada del festival, durante la cual, la oferta en cartelera incluía títulos como The Master de Paul Thomas Anderson, La Caza de Thomas Vinterberg, Declaración de Guerra de Valérie Donzelli y Cosmopolis de David Cronenberg.


Durante la segunda jornada del festival, el director Michel Franco (Daniel & Ana y Después de Lucía) hizo el anuncio oficial, a través de una rueda de prensa en el Teatro José Rubén Romero, de la creación de su productora Lucía Films, que pretende convertirse en "la casa productora más importante de México" (más información sobre este evento en nuestra sección de noticias en la página 41). Sally Potter, invitada de honor junto con el realizador iraní Abbas Kiarostami, presentó su más reciente trabajo: Ginger & Rosa, película con la cual consolida su carrera como una hábil narradora de historias, pero más que nada, de exploradora intimista de personajes complejos (nótese la complejidad de algunos personajes centrales en la cinta protagonizada por Elle Faning cuya trama se desarrolla en medio de la crisis de los misiles); la realizadora también sostuvo una interesante plática con Nick Roddick (periodista del periódico inglés The Guardian) y atendió amablemente a las preguntas de la audiencia. A lo largo del día, otros eventos como la presentación de El Norte de Gregory Nava y la presentación de la estupenda exposición fotográfica "Homenaje a Jorge Ortiz Ramos", se llevaron a cabo mientras la cartelera ofrecía títulos como Après Mai de Olivier Assayas, Saluda al Diablo de mi parte de Juan Felipe Orozco, El Ingeniero de Alejandro Lubezki, y por supuesto, Amour de Michael Heneke; además, este día comenzó la programación de las cintas en competencia de la Sección de Largometraje Mexicano, la primera en proyectarse fue Táu de Daniel Castro Zimbrón, protagonizada por Brontis Jodorowsky.

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La tercera jornada sin duda alguna fue recordada por el estreno de la nueva cinta de Luis Mandoki, y no podía ser menos, pues además de ofrecer una conferencia de prensa sobre la cinta que se desarrolla en la frontera sur de México con Guatemala, se realizó también una alfombra roja, que a pesar de ser breve, deslumbró con el elenco de la cinta e invitados especiales. Así, comenzaron a desfilar desde el director Luis Mandoki y los protagonistas Greisy Mena, Angelina Pelaez, Fernando Moreno y Beto Benitez hasta Joaquín Cosío, el famoso 'Cochiloco' que robó cámara. Durante este día, también se entregó el Premio Cuervo a Michel Franco en el Teatro José Rubén Romero y el director iraní Abbas Kiarostami recibió la Medalla de la Filmoteca UNAM por su destacada trayectoria; además, el director de Copia Fiel sostuvo una amena charla de casi dos horas de duración con Geoff Andrew, a quien reveló que su primer premio como director lo recibió en nuestro país en 1975 y que es el único que ha conservado, pues todos sus reconocimientos posteriores los ha donado. El realizador francés Olivier Assayas estuvo también presente en esta jornada para mantener una conversación con Édouard Waintrop, Delegado General de la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes y Charles Tesson, Delegado de la Semana de la Crítica del mismo festival francés. En la charla, el director señaló sobre su nuevo trabajo Après Mai, que sintió la necesitad de mirar hacia atrás, retratar a una generación (la trama se sitúa en la década de los 70) y tender un puente que conecte con la juventud contemporánea. En esta jornada, cientos de cinéfilos se apoderaron de las salas en donde la oferta fílmica les ofrecía, entre otras otras, Beyond the Hills de Cristian Mongiu (con la presencia de las actrices protagonistas Cosmina Stratan y Cristina Flutur -arriba en la foto-), Barbara de Christian Petzold, Cuates de Australia de Everardo Gonzalez, La Sirga de William Vega, Flor en Otomí de Luisa Riley y Copia Fiel de Abbas Kiarostami; además la competencia en la Sección Largometraje Mexicano continuó con No Quiero Dormir Sola de Natalia Beristain, quien en conferencia de prensa aseguró que "ser viejo está pasado de moda" y que no se aprecia la sabiduría de los mayores.

Carlos Reygadas estrenó en nuestro país la cinta por la que ganó el premio a Mejor Director en la pasada edición del festival de Cannes, Post Tenebras Lux, por lo que además de ofrecer una rueda de prensa para hablar sobre su filme junto a los protagonistas de la cinta (Nathalia Acevedo, Adolfo Jiménez Castro y Willebaldo Torres), se realizó una alfombra roja previa a la función de gala en donde el público tuvo oportunidad de platicar con el realizador de "la mejor película mexicana de 2012", según lo aseguró Daniela Michel. Durante este día, se llevó a cabo la presentación del libro El Ojo y sus Narrativas: El Cine Surrealista desde México, en ella estuvieron presentes Jean-Christophe Berjon, Volker Rivinius, Víctor Mantilla, Javier Espada y Carlos Bonfil como presentador. El libro, editado por el Consejo Nacional de las Bellas Artes y el Instituto Mexicano de Cinematografía, es un compendio de seis ensayos sobre el impacto del surrealismo francés en el cine nacional desde la década de los veinte hasta nuestros días. La competencia en la Sección Largometraje Mexicano continuó con las proyecciones de Fogo de Yulene Olaizola y Las Lágrimas de Pablo Delgado; además la oferta fílmica en cartelera incluía títulos como Argo de Ben Affleck, El Alcalde de Diego Enrique Osorno, Carlos F. Rossini y Emiliano Altuna, La revolución de los alcatraces de Luciana Kaplan, Anna Karenina de Joe Wright y Cielo Negro de Manuel Mur Oti.


A poco más de 44 años, los movimientos estudiantiles del 68 siguen generando material artístico, como Tlatelolco: Verano del 68, cinta dirigida por Carlos Bolado que tuvo su estreno en México durante la quinta jornada del festival, en donde se ofreció una conferencia de prensa con el director y parte del elenco de la cinta; además se realizó una alfombra roja previa a la función de gala por la que desfilaron, entre otros, Cassandra Ciangherotti, Claudette Maillé y Juan Manuel Bernal. Paula Markovitch, ganadora el año pasado por su largometraje El Premio, estuvo presente en Morelia para presentar el libro Taller Altamira: Laboratorio de Dramaturgia para Cine (más información sobre este evento en nuestra sección de noticias en la página 42; por su parte, Lupita Peckinpah fue invitada para presentar la que considera la mejor película de su padre, Sam Peckinpah: La Pandilla Salvaje (The Wild Bunch, 1969). Las actrices, Cosmina Stratan y Cristina Flutur protagonistas de Beyond the Hills de Cristian Mungiu, cinta merecedora del premio a Mejor Guión en Cannes 2012 y del premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes para ambas actrices, sostuvieron una plática con Nick Roddick, en la que señalaron, entre otras cosas, lo sorprendidas que estuvieron cuando se enteraron que Mungiu las quería a ellas para encarnar a las amigas que entran en conflicto tras sus opuestas circunstancias en las que se encuentran cada una tras un tiempo de no verse. La cinta Halley de Sebastián Hofmann se presentó en competencia en la Sección de Largometraje Mexicano; en conferencia de prensa, el director señaló a los primeros trabajos de Cronenberg como influencia directa para esta cinta que se centra en la figura de un guardia de seguridad de un gimnasio que padece de una condición que lo está convirtiendo lenta y literalmente en un muerto viviente. En cartelera, el público podía optar por ver Augustine de Alice Wiocour, Los Salvajes de Alejandro Fadel, Fantasmas de Christian Petzold, El Paciente Interno de Alejandro Solar Luna, Close Up de Abbas Kiarostami, entre muchas más.

Epilepsia


En el marco del festivalse presentó "Los Salvajes", en donde estuvieron presentes el director Alejandro Fadel y el Director de Fotografía Julián Apezteguía.

El antihéroe creado por Jis y Trino se apoderó del festival en donde los moneros ofrecieron una conferencia de prensa para hablar sobre la cinta El Santos vs. La Tetona Mendoza dirigida por Alejandro Lozano y después la presentación del film en donde estuvieron presentes, además del director y los creadores del personaje central, varios miembros del elenco que dieron vida a través de sus voces a tan mexicanísimos personajes, como Daniel Gimenez Cacho, quien interpreta al Santos. En el Aula Mater, se llevó a cabo la ceremonia de premiación de cortometrajes que forma parte del certamen mundial de cortometraje "Cortando Fronteras 2 de la Secretaría de Relaciones Exteriores; también se realizó la premiación del concurso de guión "Cinescribir no hay Cine", proyecto convocado por Universal como parte del festejo Cien Años de Universal Pictures en el teatro José Rubén Romero, en donde estuvieron presentes Oscar Uriel y Berenice González. Ya por la noche, el director argentino Alejandro Fadel presentó su cinta Los salvajes, que estuvo presente como parte del programa especial de la Semana de la Crítica de Cannes este año. En esta jornada, dos películas de la Sección Largometraje Mexicano tuvieron sus proyecciones de competencia: I Hate Love de Humberto Hinojosa y Restos de Alfonso Pineda; ambas películas representan para sus directores su segundo trabajo cinematográfico, luego que en 2009 se estrenaran sus respectivas ópera primas: Oveja Negra de Humberto Hinojosa (también protagonizada por Christian Vázquez) y Amor, Dolor y Viceversa de Alfonso Pineda (curiosamente también protagonizada por Leonardo Sbaraglia). La cartelera ofreció también otras opciones como: Metal y Hueso de Jaques Audiard, Carrière 250 metros de Juan Carlos Rulfo junto a Natalia Gil Torner, La Huída de Sam Peckinpah y Música Ocular de José Antonio Cordero.

El director Antonio Serrano (Sexo, Pudor y Lágrimas e Hidalgo) presentó su nueva cinta, que al igual que su anterior proyecto, retoma la figura de un pilar en la lucha de independencia mexicana: Morelos. Con una conferencia de prensa y una alfombra roja previa a la función de gala, tanto director como parte del elenco, se dieron cita para presentar y hablar sobre este patriótico filme. Alejandro Pelayo presentó en el Aula Mater su película La Víspera, filme que justamente cumple 30 años; después, el director se trasladó al Teatro José Rubén Romero en donde presentó su libro La generación de la crisis: El Cine Independiente Mexicano de los años ochenta, que cuenta con un prólogo del crítico cinematográfico Rafael Aviña. Un trabajo de gran valor histórico que contiene diversos testimonios de quienes hicieron cine en esa cada vez más lejana década. Las proyecciones de competencia culminaron débilmente este día con las presentaciones de la desafortunada No Hay Nadie Allá Afuera de Haroldo Fajardo y la rescatable Rezeta de Luis Fernando Frías de la Parra; más atractiva resultaba la cartelera con trabajos como Hors Les Murs de David Lambert, los documentales El Árbol e Inori, Gebo y la Sombra de Manoel de Oliveira y Susana (carne y demonio) de Luis Buñuel.

Daniela Michel, Alejandro Ramírez, Natalia Gil Torner y Juan Carlos


s Rulfo

Muy temprano, la actriz Geraldine Chaplin sostuvo una amena charla con Jean Christophe en el Teatro Rubén Romero; también durante la mañana, se realizó un emotivo homenaje a Joaquín Rodríguez por parte de la directora del festival Daniela Michel. En la breve ceremonia, el productor Roberto Fiesco dedicó unas palabras a su entrañable amigo y se develó una placa que permanecerá, desde ese momento, en el complejo cinematográfico Cinépolis Centro de la capital michoacana, en donde además, una sala, la más importante del recinto que conforma el corazón del festival, llevará el nombre de Joaquín Rodríguez. Jorge Michel Grau, Magdalena Acosta y Gastón García estuvieron presentes para la función especial de Chalan y Tras Rivelino que se proyectaron en la Sala 2 de Cinépolis Centro. Cerca de las 17:00 hrs., los invitados a la Ceremonia de Clausura se dieron cita para la premiación en la que No Quiero Dormir Sola de Natalia Beristain se alzaría con el Premio a Mejor Largometraje Mexicano y I Hate Love de Humberto Hinojosa se llevó a casa el Premio del Público. Además, Pueblo silente, de Adriaìn Alfonso Gonzaìlez Camargo, ganó el Concurso Michoacano de Guioìn de Cortometraje; Epilepsia, de Salvador Tinajero Ponce, triunfó en la Seccioìn Michoacana; Para armar un helicoìptero, de Izabel Acevedo, ganó el Premio al Mejor Cortometraje de Ficcioìn; Las tardes de Tintico, de Alejandro Garciìa Caballero, recibió el Premio a Mejor Cortometraje de Animacioìn; Paradero Norte, de Daniel Ulacia, ganó como Mejor Cortometraje Documental; y por último, Inori, de Pedro Gonzaìlez-Rubio, se llevó el reconocimiento como Mejor Documental Mexicano. Tras la ceremonia, la función de Clausura tuvo a bien presentar la nueva cinta de Wes Anderson: Moonrise Kingdom, filme que se presentó en tres salas adicionales a la función para prensa, y para las cuales se agotaron las entradas de manera impresionante... ¡Y con justa razón! pues la película es el trabajo mejor logrado del realizador, y eso no es decir poco. En la penúltima jornada, la cartelera ofreció Los Sufragistas de Ana Cruz, Chicas en Conflicto de Whit Stillman, Paraíso: Amor de Ulrich Seidl, La Noche del Cazador de Charles Laughton, entre muchas más.


En la jornada más calurosa del festival, las actividades fueron reemplazadas con funciones especialmente elegidas por el festival: Cosmopolis, La Sirga, La caza, Moonrise Kingdom, Hors Les Murs, entre muchas cintas más compartieron la cartelera con las proyecciones especiales de los ganadores de la décima edición del festival cinematográfico más importante de México. El celuloide, las catrinas cineastas, las charlas y las celebridades le dieron paso a la cotidianidad de la ciudad, esto hasta que el próximo año, la capital michoacana se aliste para recibir a actores, productores, directores, y sobre todo, a los amantes del séptimo arte que convertirán nuevamente a Morelia, en una mini Meca del Cine en la decimoprimera edición del Festival Internacional de Cine de Morelia

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esde un punto de vista lógico, llegar a la vejez significaría gozar de plenitud en la mayoría de los aspectos de la vida, pero el retrato de la vejez de una actriz retirada, alcohólica y con perdida de la memoria, muestra una realidad distinta del adulto mayor. No la única, pero si una ocasional. No quiero dormir sola, de Natalia Beristain, premiada como Mejor Largometraje Mexicano en el Festival Internacional de Cine de Morelia, cuenta la historia de dos mujeres, una abuela y su nieta unidas por la soledad que se ha instalado en su vida. Una mañana, Amanda, mujer de unos 30 años de edad que vive sola en la casa de su padre, recibe una llamada en la que le informan que su abuela está sola y desde hace días los vecinos no la ven salir de su hogar. Dolores, la abuela, cercana a los 80 años, es descubierta por la nieta en estado de ebriedad; por el aspecto de la casa: desordenada, sucia y obscura, se puede notar que lleva días encerrada en su recamara, bebiendo y escuchando música.


Lola, como la nieta le dice a la abuela, consume cantidades de alcohol para poder conciliar el sueño, acto que denigra su aspecto, su salud, su vida. Amanda, desempleada y sin dinero, traslada a su abuela, con el dinero de su padre cineasta, a un asilo de actores en el que recibe los cuidados que su hijo y nieta no pueden brindarle. Ahí comienza a vivir a través de sus glorias pasadas como actriz. Si antes conciliaba el sueño con el alcohol, ahora lo hace con pastillas; la compañía ocasional de su nieta, que al igual que ella no logra conciliar el sueño, le hacen menos difícil el abandono porque disfruta lo poco que tiene de una persona para sobrevivir con ello los largos tiempos de ausencia. Tanto abuela y nieta se descubren y unen sus soledades para hacerse compañía, situación que las lleva a alcanzar cierta paz cuando están juntas, como la del sueño. La cinta es un retrato de muchos adultos mayores y de actores también, dejados al olvido por sus familias, por los hijos principalmente, haciéndose cómplices de la soledad y el silencio, esperando que llegue el final, porque como suele suceder, esa soledad difícilmente es reemplazada por el afecto y amor de los familiares. Natalia Beristain, que hace un homenaje a su finada abuela, la actriz Dolores Beristain, logra cautivar con la realización de un guión redondo, en el que concluye de manera inesperada y controversial. Las ejemplares actuaciones de Adriana Roel (Dolores) y Mariana Gajá (Amanda) hacen que la historia cobre fuerza y dinamismo con el ritmo de momentos lento pero eficaz del filme.


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icen que el amor te vuelve ciego, ¿pero habías oído que el amor hace que escuches? Pues eso es lo que sucede en I Hate Love de Humberto Hinojosa, filme acreedor al Premio de Público en el Festival Internacional de Cine de Morelia. La historia narra como un joven recupera el sentido del oído a través de la voz de una mujer. Después de sufrir un grave accidente en el mar, Robo pierde casi por completo el sentido del oído, tiempo después conoce a Eve, una joven estadounidense que acaba de mudarse a la ciudad; él comienza a enamorarse de ella pero la diferencia de idiomas y la falta de escucha hacen casi imposible la comunicación entre ambos, sin embargo al estar junto a ella descubre que se le abren los oídos, que vuelve a escuchar los sonidos de alrededor, que puede escucharla.


Eve llega a vivir a la casa del mejor amigo de Robo, quién se dice ser el novio de ella, pero que en realidad no son nada. Un viaje a la playa será el que cambie la vida de estos jóvenes, cuando se mezclan el amor, la amistad y la muerte. El filme retrata una historia romántica, pero muy fresca y con un guión novedoso en el sentido que la sordera se vuelve lo más interesante del asunto. Los jóvenes actores hacen un buen trabajo, sin embargo se puede notar que están iniciando su carrera. La historia que pudiera parecer poco creíble se mantiene en todo momento verosímil y muy divertida en todo momento. Hablada en ingles y español, la cinta fue del agrado del público en Morelia, quienes no paraban de reír y divertirse en una sala en la que los escalones se convirtieron en los asientos de muchos, y los aplausos en los votos que terminarían premiándola. Humberto Hinojosa ya tenía en mente esta historia mucho antes de su opera prima Oveja Negra, y narró en conferencia de prensa que el proceso de dirección fue similar al de su anterior largometraje “Nos apegamos mucho a la historia que había escrito pero con ellos empezamos a armar muchas de las secuencias y darles un toque de realidad y sobre todo a la historia de amor, darle esa naturalidad”.


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lberto, un guardia de seguridad nocturno de un gimnasio, se ve enfrentado de manera súbita a una extraña condición que provoca que su cuerpo comience a descomponerse en vida. Con esta original premisa, el director Sebastián Hofmann presentó su Ópera Prima en la que nos hace testigos de la exhaustiva lucha de Beto (un estupendo Alberto Trujillo) por aferrarse a su humanidad y de una extraña relación que establece con Luly, la gerente del gimnasio en el que trabaja y que es interpretada por Lourdes Trueba. La cinta no es de fácil visionado, las imágenes de la lenta transformación de Alberto en un muerto viviente son realmente perturbadoras (un par de chicas se salieron de la sala de proyección) y a pesar de que a la mitad de la cinta ésta parece no ir a ningún lado, en las secuencias finales de la cinta (en donde interactúan más los personajes de Beto y Luly) Hofmann logra dotar de gran humanidad al relato sobre este personaje que la va perdiendo cada vez más. El debut cinematográfico de Hofmann, es verdaderamente destacable y con influencias claras de David Cronenberg, como bien lo destacó el mismo director en conferencia de prensa. Es un tratado sobre la angustia ante la pérdida de control sobre nuestro cuerpo, sobre el cual pensamos siempre tendremos control y cómo podemos volvernos prisioneros de nuestro propio organismo en el que habitamos. Hoffman habla de la temporalidad del cuerpo y nuestra humanidad contrapunteando situaciones completamente opuestas: la descomposición en vida del cuerpo de Beto frente a los infomerciales que éste mira en la tv y los fisicoculturistas autopresumiéndose su cuerpo frente al espejo. Un par de secuencias totalmente opuestas entre sí (una shockeante autoestimulación y una completamente tranquilizadora escena ártica) conforman el final de la cinta, un desenlace completamente abierto a las interpretaciones de la audiencia.


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abriel vive en un hogar fracturado e inundado por el permanente enojo de su hermano Fer y la tristeza de su madre quien pasa el día encerrada en su cuarto fumando y lamentándose el abandono de su marido. Con una cuidada fotografía por parte de Juan Pablo Ramírez Ibañez, interpretaciones honestas (particularmente de Fernando Álvarez Rebeil y Gabriel Santoyo) y diálogos construidos casi completamente a través de la improvisación, Pablo Delgado ofrece en su Ópera Prima, un relato bien contado y mostrando de manera convincente el proceso de cambio de los personajes centrales: Fer y Gabriel; el final, sin embargo, resulta un poco precipitado, súbito; la repentina solución familiar pudiera parecer inverosímil, aunque no logra echar por tierra todo el buen trabajo que ya mostró en pantalla.


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a desolación climática en la isla de Fogo (Canadá), así como las consecuencias en las vidas de sus ya escasos habitantes, es retratada por Yulene Olaizola con la ayuda de su director de fotografía Diego García, quien con tan sólo utilizar luz natural (como también lo hizo en la también competidora Táu) logra mostrar, con tomas asombrosas, los impresionantes paisajes gélidos en los que la comunidad debe enfrentarse a la decisión de abandonar sus tierras y reubicarse en zonas menos hostiles (climáticamente hablando) o permanecer ahí haciendo frente a las consecuencias de un futuro, que a toda vista, está condenado. Los nada escasos momentos con tomas contemplativas de la región de la tundra en la que se ha convertido la isla, a veces hacen parecer al filme como un proyecto turístico que busca resaltar las características de la zona y demeritan un tanto los objetivos de la realizadora: mostrar los deterioros en las vidas de los aún habitantes de la isla.


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l caótico primer acto de esta cinta parecía augurarnos otro desafortunado trabajo fílmico, pero conforme la trama sobre una modelo nacida en Kozovo llega a México y comienza una relación con Alex, un chavo rockero que se encarga de limpiar un tráiler en una de las filmaciones donde ella participa, avanza al segundo acto, el director Luis Fernando Frías de la Parra dota de cierta frescura al filme (una mezcla rara pero efectiva entre drama y comedia) con la ayuda de diálogos y situaciones improvisadas, así como de las naturales actuaciones de sus protagonistas: Rezeta y Roger Mendoza. Además, el filme se atreve a optar por un desenlace muy alejado del happy ending que parecía evidente; abordando el tema de los celos en la relación entre Rezeta y Alex, el director no sólo no entrega un final feliz, sino que ofrece dos cosas importantes: por un lado, una disección del cliché y los estereotipos de la modelo extranjera y exponiéndola como lo que es, una chica común y corriente; por otra parte, pone en evidencia al típico macho con una mentalidad retrograda y una personalidad insegura por parte del rockero, factores completamente decisivos para el malogrado romance.


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us se adentra en el desierto de Wirikuta con el aparente objetivo de buscar plantas para su estudio, aunque en realidad, la desértica zona le ofrece un refugio natural en el que pretende superar la muerte de su esposa Ana, ocurrida unos años atrás, experiencia dolorosa que intenta mitigar con tequila cada noche. A través de las alucinaciones del personaje y la destacada actuación de Brontis Jodorowsky como el inconsolable Gus, el director Daniel Castro Zimbrón nos sumerge en el dolor del protagonista y nos hace pasajeros en un viaje de autodescubrimiento en medio de brujas, fantasmas de esposas y chamanes Huicholes. El guión, que el director escribió de manera conjunta con Marcos Castro, pierde potencia a la mitad del filme y éste, al igual que su perturbado protagonista, vaga sin rumbo fijo y no llega a ningún lado; no sabemos si fue porque no sabe cómo llegar a su destino o porque el director no quiso llevarlo a uno en particular.


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n sonámbulo y una mujer golpeada en su luna de miel entablan una extraña relación', con esta premisa 'oficial' se presenta la nueva cinta de Alfonso Pineda Ulloa y que resultó una de las mas desafortunadas contendientes por el Premio de la sección de competencia de Largometraje Mexicano. Y es que si desde el principio uno no conecta con los personajes mal trazados, verdaderamente a uno le da igual cómo los personajes van a terminar. Además, desde que 'el sonámbulo' y la 'mujer golpeada' se encuentran por primera vez, uno adivina el final de manera inmediata. Las actuaciones son apenas correctas pero el guión es muy muy flojo, cosa que sorprende pues el director entregó hace unos años Amor, Dolor y Viceversa'su primera cinta que, sin llegar a ser un gran obra, destacaba por estar atinadamente escrita y sin dejar muchos cabos sueltos.


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na película sobre la angustia adolescente. Gerardo deja que pasen los días mientras ensaya con su banda de rock, vaga por las calles buscando con quien encontrarse, evade la inevitable confesión de su amor hacia Andrea al mismo tiempo que evita el encierro en su casa, que hace tiempo no es un hogar. Porque como todo el tiempo y como en todas partes, no hay nadie allá afuera y aquí no pasa nada." Como bien lo explica esta sinopsis oficial, en la película no pasa nada, parece ser un ejercicio fílmico preparatoriano sobre un grupo de chavitos que ensayan con su banda de rock Sin-Ismos (con letras tan simplistas como la de aquella canción que repite una y otra vez "siéntate en ésta... siéntate en ésta") en medio de otras secuencias intrascendentes actuadas con torpeza (aunque no sean actores profesionales es imperdonable que haya una escena donde el actor voltea momentáneamente a la cámara, se ponga nervioso y ponga en evidencia que se está aguantando la risa de los nervios, particularmente si es el único personaje en la toma). Si hay algo rescatable, diríamos que la fotografía no es mala.



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e gustaría ver más gente por aquí, está muy desierto… solía haber niños… los oías gritar” relata pausadamente y con añoranza un habitante de Kannogawa, una pequeña comunidad al suroeste de Japón que ha ido deshabitándose poco a poco, a tal grado que la población presente está conformada en su mayoría por adultos mayores. Inori, del documentalista mexicano Pedro González-Rubio, relata en voz de unos cuantos pobladores de Kannogawa el abandono que ha sufrido paulatinamente la comunidad por parte de las nuevas generaciones que han migrado a Tokio, “solían vivir hasta tres generaciones juntas” cuenta un hombre de más de 50 años. Y lo que sucede es lo mismo que pasa en casi todas las poblaciones que migran, no hay trabajo, “los jóvenes se fueron, si hubiera volverían” es la voz de una mujer de avanzada edad que narra el estado en que se encuentra la comunidad: salones vacíos, escuelas cerradas, calles desangeladas, soledad. Esta comunidad se encuentra cerca de un río y en medio de un profundo bosque, la zona es fría y muy silente, los que hablan son la flora, la fauna, el viento y el silencio. Las actividades económicas son el cultivo, la pesca y lo que producen algunos negocios locales. A través de los relatos, la gente de Kannogawa deja ver más que el abandono, muestran sus creencias, su forma de vida: longeva y lenta, sus más íntimos recuerdos, el culto a sus muertos; viven a través de su pasado porque es el presente que quisieran para ellos y su comunidad.

Un hombre pregunta, “¿a dónde podemos ir?”, y es que a su edad, migrar no es una de sus opciones, “todos se irán, sólo quedará la montaña”; y es una paradoja ver como esta comunidad se desvanece dentro de una nación sobrepoblada. Al inicio del documental se ve a un animal en agonía, similitud que mantiene con Kannogawa, el animal finalmente muere, como quizá suceda con la comunidad, o al menos esa es la visión de Gonzalez-Rubio, que sin embargo plantea un amanecer onírico al final.


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os mejores amigos adolescentes, Rainer y Victor, pasan juntos la noche saliendo por la ciudad de París; mientras uno -Rainerintenta besar desesperadamente a una chica, el otro -Victor- se siente abrumado por el deseo que siente hacia su amigo. 'L'âge atomique' es un retrato honesto y sin pretensiones sobre la adolescencia contemporánea. La amistad y el amor son abordados con extrema sinceridad y musicalizados de manera extraordinaria en este trabajo de la directora Héléna Klotz quien se ve secundada por las naturales interpretaciones de Dominik Wojcik como Rainer, y sobre todo, la de Eliot Paquet en el papel de Victor. Destaca la pequeña pero especial participación de Niels Schneider a quien recordamos como Nicolas en la extraordinaria 'Les Amours Imaginaires' (2010) de Xavier Dolan. La directora Héléna Klots estuvo presente en México para presentar este filme en el marco del 10° Festival de Cine de Morelia en noviembre pasado y dio a conocer que con este filme pretende comenzar una trilogía cinematográfica sobre la adolescencia contemporánea.



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na historia de amor con un argumento que se parece a muchos pero que el cineasta David Lambert dota de frescura, el drama necesario, y una vuelta de tuerca a la típica historia de dos hombres gay que se enamoran y después su romance parece no ser tan fuerte como lo hacían parecer. ¿Qué novedad hay aquí?: la forma de contarlo y los momentos dramáticos de momento casi cómicos que reflejan algunas situaciones en la que muchos gays se verán graciosamente reflejados. Hors les murs narra la historia de Paulo, un joven estudiante de piano que termina borracho en un bar; Ilir, un hombre más maduro que el primero trabaja en el bar, al terminar la noche se lleva a Paulo cargándolo en su hombro, uno intuye que lo siguiente es una noche de sexo, pero no, duermen juntos, desayunan y entonces sí, comienzan a enamorarse. Paulo se muda al departamento de Ilir, una mudanza no consentida por el segundo pero obligada porque la novia de Paulo lo corre de su departamento al darse cuenta que ha vuelto a tener encuentros con otros hombres. Una incomoda visita, un inquilino infantil que demanda mucha atención, ingenuo y espontaneo pero que termina por cautivar al serio pero no menos divertido y ocurrente Ilir. Una pareja que plantea algunas de las situaciones que muchos gays viven, y que por lo tanto las secuencias resultan ser momentos de gracia para muchos que indudablemente se reconocerán en pantalla. Todo parece marchar a la perfección pero algo que nadie advierte sucede y cambia el sentido de la historia.

Ilir sale de viaje, del cual no vuelve porque ha sido encarcelado por un delito que resulta simple pero es muy grave, delito que con un poco de lógica no hubiera sucedido. La separación de la pareja plantea un reto para ambos, al que se suma la aparición de un tercer hombre, la distancia, el orgullo y la soledad. La cinta es protagonizada por Guillaume Gouix y David Salles, dos actores que imprimen frescura al drama, actuaciones que cumplen y un guión que funciona, que además muestra una versión renovada a lo que pudo convertirse en una historia de amor más. Hors les murs estuvo presente en la Semana de la Crítica en el pasado Festival de Cannes, y en México formó parte del Festival Internacional de Cine de Morelia. Esperemos que pronto se presente en nuevos foros del país.


http://youtu.be/dw7fq_sp4jY

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hocó es una mujer afrocolombiana de 27 años que vive en uno de los departamentos (municipios) más pobres de Colombia, una zona marginada y olvidada por el Estado, en el que suceden continuos desplazamientos humanos debido al alto grado de violencia; ella traba-ja prácticamente todo el día y hará lo impensable para darle una torta (pastel) a su hija en su cumpleaños. Este lugar se llama igual que la protagonista de la historia: Chocó. Ella es madre de una niña y un niño, a los cuales mantiene casi milagrosamente; por las mañanas trabaja buscando oro en un río y por las tardes lava ropa para poder alimentar y educar a sus hijos. Su esposo, Everlides, es una carga extra, lo único que él hace es beber viche y jugar dominó mientras ella trabaja, además de la violencia sexual y física que ejerce sobre ella cada noche que llega alcoholizado. Para el cumpleaños de su hija, Chocó le quiere regalar un pastel, pero los que vende el tendero de la comunidad están fuera de sus posibilidades. Sin embargo conseguirá un nuevo trabajo y se verá orillada a denigrar su persona con tal de hacer feliz a su hija. “Chocó” es una historia que no es exclusiva de Colombia, es una historia universal, en la que muchas mujeres se verán reflejadas, mujeres que trabajan por mantener sus hogares, que sufren violencia por parte de su pareja y que toleran esa calidad de vida al no tener otras posibilidades. La cinta es casi un documental, la única actriz de profesión es la protagonista, Karent Hinestroza, quién hace un interpretación muy natural para el contexto, y da la sensación de ser una habitante más de la comunidad, como sucede con todos los personajes que salen en la película que sí son habitantes de Chocó.

La cinta realizada por Johnny Hendrix Hinestroza obtuvo el Premio del Público en la 52 edición del Festival Internacional de Cine de Cartagena de Indias, y estuvo presente en el Festival Internacional de Cine de Berlín y en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM). La productora, Maritza Rincón, estuvo en la proyección que se mostró en el FICM, y relató como fue la reacción de los habitantes al verse en pantalla; fue emoción, fue cómico, sobre todo porque para ellos la violencia que vive Chocó, la pobreza y la marginación son parte de su cotidianidad, de su cultura; lo que para nosotros es indignante para ellos es su realidad, el latir de todos los días. Este filme es de una calidad sobresaliente; estamos ante un trozo de realidad de Colombia, ante una ficción casi documental que si bien no sobresale por las actuaciones de los habitantes, si por la naturalidad de sus acciones; una cinta que muestra las dificultades que vive un pueblo pero que son aminoradas por la belleza de su ser que hace de ese mundo el más bello para ellos.



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n gigantesco hospital en obra negra y abandonado, se eleva en medio de la Ciudad Oculta, una villa argentina, un barrio de chabolas, un sector de la población abandonado por el gobierno de aquel país, sector social que desde su “creación” en 1978 ha vivido envuelto por la violencia y la ilegalidad; son los que hacen el trabajo que nadie quiere hacer, los que limpian las casas de gente con una mejor economía, los obreros que levantan construcciones, los que se mueven en la ilegalidad a falta de empleo, los olvidados. Elefante Blanco es como llaman al hospital y como el cineasta argentino Pablo Trapero nombró a su nuevo filme, que se desarrolla en este contexto social. La historia inicia cundo militares atacan una comunidad en medio de la selva, en el que un cura belga logra sobrevivir, después llega a la Ciudad Oculta, donde el padre Julián (Ricardo Darín) realiza una labor social par ayudar a la gente de la villa. Allí el cura belga, Nicolás, enfrentará sus miedos y comenzará a cuestionar sus creencias; el triangulo actoral se cierra con una trabajadora que trata de transmitir esperanza a los pobladores de la villa, Luciana (Martina Gusman). Ellos se verán inmersos en un conflicto social que surge en la Ciudad Oculta, conflicto en el que la iglesia no querrá tomar cartas en el asunto y ayudar a calmar la ola de violencia que se vive en la villa. Elefante Blanco formó parte de la sección Una Cierta Mirada en el pasado Festival de Cannes, y en este mes se presenta en el Festival Internacional de Cine de Morelia. Es un homenaje al Padre Mugica, sacerdote argentino perteneciente al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en los años 60 y 70, en el cual se inspiraron para hacer el personaje que interpreta Ricardo Darín. La cinta además de ser un símbolo de la dejación política argentina, y la impotencia estatal, es una enseñanza de vida, muestra como muchas veces el individualismo es tal que olvidamos que junto a nosotros hay seres humanos que necesitan nuestro apoyo, y esa indiferencia hace que las personas de esa zona sigan olvidadas.

http://youtu.be/GDfnKUl6BPI



T

ener una cámara en las manos aumenta las posibilidades de recrear una realidad y hacer que esta permanezca a través del tiempo, para apreciarla una y otra vez, en busca de fortalecer la imagen en la mente o simplemente volver a vivir ese momento en específico. Para un director de cine como Carlos Reygadas, esta es la razón de ser de su cine de contemplación. El filme Post Tenebras Lux, aporta imágenes que pueden producir desesperación, cansancio, enfado…pero también algunas que hablan de esperanza, de emoción desbordada y en algunos casos de simple complicidad. El discurso, sin embargo, no es fácil, pues resulta como tratar de conectarse a una mente cuyos varios pensamientos se sobreponen o contraponen o simplemente exponen lo que va surgiendo, sin un orden lógico, pero sí con el entendimiento de quien los emula: es como hacer visual esa imagen acústica de los pensamientos que arbitrariamente llegan a converger en un momento, sin puntuación ni jerarquía. Ya lo hacía José Saramago en sus historias, ya lo expresa también Arturo Pérez-Reverte en sus novelas, sólo faltaba alguien que no quisiera ser propiamente explicativo sino más bien demostrativo visualmente en el cine, sin un relato coherente y mucho menos literario. Curiosamente y a pesar de su título, primero se aprecia un atardecer, bueno, un obscurecer que pareciera una contradicción de su título: en lugar de avanzar en la historia, pareciera que se estanca en ese momento, lentamente, con algo de temor quizás, pero de igual forma no pareciera que deseara avanzar hacia la luz. Como un velado telegrama para el público apto sólo para películas de acción o menos pensante. Pareciera que ofrece una trama familiar, su contexto, sus altibajos y hasta sus miedos u oscuros episodios que permanecen en la memoria y salen a relucir cuando el estrés de otros pensamientos exalta los nervios. A pesar de la calma enfáticamente contemplativa de las escenas, las situaciones expresadas son fuertes, descaradas, descabelladas al punto en que identificamos claramente malas intenciones, frustraciones y hasta un asesinato, un suicidio e incluso a ese demonio que se mete en la habitación de cualquier pareja, en algún punto de su matrimonio, con todo y caja de herramientas.

El uso de una lente que reverbera la imagen en los extremos de la toma, de pronto dimensiona la historia en otro lugar, en una realidad distante cuando está tan cerca (por lo menos de los provincianos) pero no es notoria: el talamontes, las historias del círculo de autoayuda masculino, los peones, los caciques, la relación entre ellos como parte de una comunidad y con alguien que busca adaptarse pero simplemente lo único en común que encuentra es el lugar donde está situada la casa. Convergencia de personalidades que en otra historia veríamos como posibles criminales, abusivos o de plano gente nada grata para convivir. Y todos hemos tenido acercamiento alguna vez con personas que fácilmente se confundirían con gente mala… cada quien habla de la feria como le va en ella.


El uso de niños en las películas dramáticas siempre busca un efecto conciliador con la naturaleza humana, de modo que Post..., sin tener esta clasificación bien aprovecha la inserción de la pareja de pequeños, hijos reales de Reygadas, para enfatizar emociones, para encausar esfuerzos, para justificar acciones. De cualquier modo resultan el toque de ternura en la historia, pues incluso el equipo de rugby que se prepara en los vestidores y luego se muestra motivándose en el campo, tiene la verdad velada de la lucha por el bien que todos, en algún momento, intentamos: no dejar que otros vean nuestro miedo y aprovechar esa fortaleza contra quienes buscan nuestro mal. La imagen del cabrío rojo, animación que bien nos recuerda al diablo de Alex de la Iglesia (El Día de la Bestia, 1995), resulta un elemento inesperado luego de la franqueza presentada (que no pareciera historia ficticia sino completamente salida del vecino o el primo del amigo de la novia), un juego mental que hace pensar si efectivamente aquello que mueve nuestros pasos es el bien o es el mal y en qué dimensión. De igual modo, el hecho de que el electricista-amigo-ladrón-talamontes-asesino se arrancase la cabeza, toma por sorpresa a los espectadores. Luego de todo lo sucedido a este personaje secundario, es una salida poco honorable o estética, pero no es algo impensable, sobre todo en las personas cuyas crisis existenciales buscan ese tipo de soluciones, poco creativas pero efectivas.

Ahora bien, la desnudez apacible en la que seguramente se cree es una vorágine de pasión, como lo es el interior de un baño francés, más allá de mostrar un lado pervertido, muestra la resolución de quienes no se limitan a cierta convención sexual, sino a la desinhibida complejidad del ser humano con respecto a sus relaciones y su búsqueda de ir más allá de lo conocido o superado. No se puede hablar de una pureza del desnudo, pero la iluminación indica que no busca el morbo, sino su natural aceptación. En fin que el propio Reygadas no quiere una interpretación de sus imágenes a lo largo de esta hora y media de proyección, sino que haya algo memorable de su mosaico mental en los espectadores. A mí me queda claro que “el orden de los factores no altera el producto” y que si buscas la luz después de la obscuridad, no significa que sea un proceso lineal, sino como las nubes de las tormentas, a veces se posan en una zona, a los pocos minutos se alejan y pueden volver a cerrarse sobre el mismo lugar, sin dejar caer gota. Reygadas lo hace manifiesto en aquella feliz mañana familiar, arruinada por una perrita desobediente, pero sobre todo, con un segundo grupo familiar disfrutando de la playa, observando el sol y mostrándose serenos ante el espectáculo. El reto es alcanzar a ver la luz.


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firmar que un adulto abusó sexualmente de una menor es una grave acusación, que sea la menor quien lo diga supone una verdad casi innegable, que el acusado sea el mejor amigo del padre de la niña, convierte dicha afirmación en una dramática situación que termina por completo con la confianza de las partes. Lucas es un hombre de 40 años que vive solo en un poblado de Dinamarca, y es profesor en un jardín de niños mientras lucha por la custodia de su hijo. El cineasta Thomas Vinterberg muestra a un maestro que denota confianza y seguridad, un profesionista ejemplar que deposita el amor que no puede dar a su hijo en los niños de la escuela. Al jardín de niños asiste Klara, la hija menor de su mejor amigo, además de los hijos de sus amigos, con quienes tiene desde hace varias generaciones un grupo dedicado a la caza de venados. En una ocasión Klara le confiesa a la directora del jardín que Lucas le ha mostrado en alguna ocasión su pene erecto, después de que él le llamará la atención por haberlo besado en los labios; este comentario que deviene de una situación embarazosa, parece inocente para el espectador, pero conforme avanza la historia comienza a tornarse más real. Esta situación hace que se desate el rumor de que el profesor abusó sexualmente de la niña, y por consiguiente los niños del jardín también pudieron ser víctimas del profesor. Lo que provoca un aislamiento total para Lucas, por parte de la sociedad, y por parte de sus mejores amigos. Irónicamente Lucas se convierte en una especie de “fauno” al cual todos quieren cazar, en este caso encerrar en la cárcel, especialmente sus propios amigos. No sólo es orillado a perder su trabajo y a vivir encerrado en su hogar, sino además a sufrir rechazo social por parte de los pobladores, violencia física contra su persona, y hasta la prohibición de ver a su hijo.

Thomas Vinterberg plantea una situación en la cual todos creen hacer lo correcto, principalmente los padres de los niños, quienes sobre todas las cosas creen en sus hijos antes que en nadie más, sin darse cuenta del daño que ocasionan al hombre acusado y su familia. De principio a fin el cineasta va aumentando la tensión entre las partes, y por consecuente la del espectador. En todo momento va de menos a más, inclusive la últimas dos secuencias plantean una tensión en la que la violencia conformaría el mejor de los cuadros. La película es ejemplo de la pérdida de civilidad por parte de la sociedad ante la agresión sexual hacia un menor de edad, situación que toca las partes más instintivas del ser humano. En este filme los niños tiene un papel dual, son las víctimas, pero también son los demonios, los causantes de la pérdida casi total de la forma de vida de un hombre; los siempre intocables y nunca culpables, pero que en esta ocasión todo apunta a olvidar ese continuo cliché. La Caza(Dinamarca 2012) estuvo en la pasada edición del Festival de Cannes, y resultó ganador de la Palma de Oro el actor protagonista Mads Mikkelsen (Lucas), quién hace un trabajo estupendo, que desfigura la vida plena de un hombre transformada por la inocencia de una menor.



U

na escena toma súbitamente la pantalla: la policía irrumpe en un hermoso apartamento parisino para descubrir, en la cama de la habitación principal, el cuerpo sin vida de una anciana con la cabeza rodeada de flores. La imagen parece sacada de un ritual ceremonioso en la que los intrusos llevan puestas máscaras antigases para protegerse de algo tóxico que está en el ambiente; puertas y ventanas de la habitación están completamente selladas por una resistente cinta adhesiva que impide al cuerpo policial dejar correr el aire que ha estado encerrado por, lo que suponemos, han sido ya varias semanas. Otra escena conquista la pantalla de manera inadvertida: la palabra 'Amour' llena nuestro campo visual anunciando el comienzo del film que prosigue con un profundo flashback mostrándonos los últimos meses de la finada mujer, la historia, ahora sí, comienza por presentarnos a la pareja de ancianos Georges y Anne, quienes sentados en la cuarta fila de la sala de un teatro se deleitan con su asistencia a un concierto de piano; tras esta primera secuencia, en la que no vemos nada más excepto al público asistente al recital, todas las escenas se desarrollan en el apartamento de la pareja. Cuando regresan a casa esa noche, descubren que alguien ha irrumpido en su hogar, pues la chapa de la puerta ha sido violada; en el hogar no falta nada, todo está donde debe estar, pero sin duda hay algo nuevo que reside ahí desde ese momento, algo invisible y frío. A la mañana siguiente, después que Anne le ha servido un huevo cocido a su esposo, esta se queda congelada, no responde, no reacciona ante estimulo alguno, pasan al-

gunos minutos para que ella 'despierte' de nuevo pero sin memoria alguna de lo que sucedió, y lo que Georges piensa que es una broma, en realidad ha sido una especie de ataque que le deja parcialmente paralizado el lado derecho de su cuerpo, por lo que ahora debe recibir cuidados especiales como ser transportada en una silla de ruedas o ser atendida en su cama. Anne y Georges intentan continuar con sus vidas normales, o al menos tanto como su nueva condición se los permite; pero el estado de Anne se deteriora rápidamente , su voz ya no es entendible, su concentración se desvanece, tiene alucinaciones, se niega a comer, escupe los bocados que tiernamente le ofrece Georges, quien ante sus ojos ve cómo su esposa va perdiendo la posibilidad de una vida digna, mientras la imagina nuevamente saludable, tocando el piano o preguntándole dónde está el álbum de fotos. Amour es un devastador tratado sobre la vida y la muerte que tiene como pilares a los actores Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva, quienes con sus sutiles interpretaciones sostienen toda la carga dramática y metafórica del film de Micheal Haneke, quien nos ofrece un recorrido por el laberinto mental del ser humano en el que el Amor es lo único que puede salvarnos de la vida cuando a ésta ya no podemos llamarla así . Amour, es una introspección al alma, ese único elemento único que no ha sido trastocado por el extraño invasor que no te ha dejado más opción que seguir tus instintos; es una exploración a las emociones de impotencia y desesperación ante la lenta y dolorosa partida de quien alguna vez fue el compañero de tu vida.



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etal y Hueso es la historia de una mujer y un hombre que después de un cambio inesperado en sus vidas se extravían, pero a partir de su encuentro descubren un nuevo camino para volver a vivir. Ali un hombre desempleado llega con su hijo Sam a una playa en el sur de Francia en busca de trabajo, se queda vivir con su hermana Anna e intenta cuidar a su hijo, llevar dinero al hogar y divertirse. Su primer empleo es como guardia en un antro, ahí se encuentra por primera vez con Stéphanie, a quien salva después de que un hombre la golpeara. Stéphanie, delgada y delicada, es entrenadora de orcas en un parque acuático, algo que ha hecho desde hace mucho tiempo y que le apasiona. En uno de los shows de las orcas un terrible accidente sucede, una de las ballenas pierde el control y ataca a Stéphanie, la mujer despierta en el hospital y descubre que le han amputado ambas piernas. El dolor, la desesperación, la impotencia y la tristeza entran a su vida, orillándola a la soledad, la indiferencia hacia los demás y en ocasiones la aparición de deseos suicidas. Por su parte Ali, un hombre fornido y de un carácter violento e instintivo, no consigue cuidar y educar de manera adecuada a su hijo, un hombre irresponsable y que mucho de lo que hace es para encontrar un trabajo que lo haga sentir bien; desenfadado y arriesgado, se involucra en peleas de box para ganar más dinero del que le deja el ser guardia nocturno. Cada uno con sus conflictos y sus retos, cada cual con sus miedos y errores. Stéphanie recuerda que Ali le dejo su número la noche que se encontraron por vez primera, le llama, él la visita y sin conocerse mucho comienzan a tratarse. Él le impregna la seguridad y fortaleza que ella

necesita para continuar con su vida y dejar las cuatro paredes en las que se mantiene a salvo. Una amistad que no pide nada a cambio pero que sin embargo involucra sentimientos y deseos; dos personas que comienzan a apoyarse para salir adelante. Ali se equivocara varias veces, olvidará su responsabilidad de padre por momentos pero demostrará que podría perder hasta la vida con tal de protegerlo. La cinta, dirigida por Jacques Audiard, es una muestra de la humanidad de una persona hacia otra, y lo que puede provocar en esa persona para que progrese y recupere la vida que había perdido. Un guión que plantea perfectamente las situaciones y vida de cada uno de los personajes, sus motivos, sus retos y el camino que deberán recorrer para alcanzar sus metas y vencer sus miedos. Metal y Hueso protagonizada por Marion Cotillard y Matthias Schoenaerts es una muestra de la habilidad histriónica de la actriz y de la increíble representación que él hace de un hombre ambivalente, al cual amarás por momentos pero odiarás en otros tantos. En cambio ella es menos instintiva y más perceptiva. Acompañados por una banda sonora de momentos discreta pero en otros casi como una antítesis de la secuencia, como cuando se escucha de fondo a Katy Perry con “Fireworks” y lo que sucede en pantalla es una tragedia. Sin dudar es una película que es fuerte por su historia y por las sorpresas constantes que presenta dentro de la cotidianidad, una buena fotografía y excelente actuaciones por parte del reparto. Si una frase pudiera representar a la cinta sería que el apoyo del perfecto desconocido es la fortaleza para el extraviado y desahuciado. Recomendable.


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reer, ha sido siempre la necesidad elemental de la humanidad (aunque hay quien a eso le llama 'la falla humana esencial), y es precisamente esa necesidad de creer, esa búsqueda espiritual, la que aborda la nueva película de Paul Thomas Anderson, un director tan propositivo como polémico. Y es que sólo hace falta recordar Boogie Nights, Magnolia o Petróleo Sangriento, para confirmar que el cineasta californiano es experto en explorar y cuestionar la naturaleza humana con personajes multidimensionales y complejísimos, por ejemplo Daniel Day-Lewis en Petróleo Sangriento como el referente más actual dentro de su filmogafía. Ahora, con The Master, Paul Thomas Anderson trabaja junto a Joaquin Phoenix, Philip Seymour Hoffman y Amy Adams para ahondar en el tema de la búsqueda humana por algo o alguien que nos ayude a que nuestra vida no sea o se sienta como una simple existencia sobre este planeta y lo hace a través de diversos simbolismos y reflexiones metafóricas en la nada convencional relación 'amorosa' (hay distintos tipos de amor, no se me espanten, esto no es Brokeback Mountain) de los dos protagonistas masculinos.


The Master sigue la vida de Freddie Quell, un soldado psicológicamente dañado por su experiencia bélica durante la Segunda Guerra Mundial; tras regresar a los Estados Unidos, sus problemas de alcoholismo, así como su inestable y voluble temperamento, le acarrean la imposibilidad de mantener un trabajo estable (ojo a la escena donde se agarra a golpes con un cliente en el centro departamental donde trabaja como fotógrafo familiar); y a pesar de haber logrado establecer una relación relativamente (y sorprendentemente) estable -hasta cierto punto- con una chica llamada Doris Solstad, Quell termina como polizón en un barco donde casualmente se encuentra con Lancaster Dodd, un carismático e inteligente hombre que es el líder de un movimiento denominado 'La Causa' y al que todos conocen como 'El Maestro'. A partir de este punto, a través la deconstrucción del personaje que encarna Phoenix (Quell) por parte del personaje de Hoffman (Dodd) gracias a la 'ayuda' que éste le brinda, el director establece una serie de relaciones entre ellos; algunas veces se aproxima a la reciprocidad de maestro-alumno, otras tantas similares a las de un perro con su amo, pero en todas ellas se oculta una relación de codependencia entre Freddie y Lancaster. A este juego de poder se suma, Peggy Dodd, la esposa de Lancaster (interpretada de manera magistral por Amy Adams -ojo a una escena que transcurre en el baño junto a Seymour Hoffman-), quien no sólo se ha convertido en 'la esposa del Maestro' o 'miembro de La Causa', sino que es una pieza fundamental en ella y en la vida del 'Maestro' también es determinante su presencia.

Apoyado en la sobria fotografía de Mihai Malaimare Jr. y en el score plagado de blues, Anderson presenta de manera pausada una analogía a la figura de L. Ron Hubbard, el líder y fundador de la Cienciología fallecido en 1986; en la cinta, el cineasta expone, de manera evidente pero muy sutil, la débilmente sustanciosa filosofía de La Causa y cómo ésta se sostiene en gran medida por el abrumador carisma de su 'Maestro'. Sin querer hacer una crítica a este 'movimiento' -exponer sus puntos débiles no es criticar-, Anderson lo utiliza para hablar de algo más que de las incoherencias de éste, lo utiliza para elaborar un rompecabezas fílmico en donde expone la manera en que las personas buscan complementar a otras y complementarse a sí mismas con las relaciones que establece; en algunas ocasiones logran integrarse, en otros casos no son tan afortunados. El visionado de la cinta no es fácil, además de su larga duración, es tan densa como lo fue Petróleo Sangriento y se necesita verla más de una vez para poder apreciar y digerir la mayor parte de todo lo que nos propone Anderson en este tratado sobre la búsqueda de uno mismo en los demás.


E

l director Joe Wright, tras la excelente Hanna, se embarcó en un proyecto sumamente ambicioso: la adaptación a la pantalla grande del clásico de León Tolstoi, Anna Karenina. La carrera de Wright ha tenido altibajos y tropezones (¿alguien dijo The Soloist?), lamentablemente, Anna Karenina es uno más de ellos, entregando una cinta irregular en la que el mayor logro es la extraordinaria dirección artística. La historia de Anna Karenina tiene lugar en la Rusia Imperial de 1874, en donde la protagonista se ha ido distanciando de su rígido esposo Alexei Karenin y comienza una pseudo apasionada aventura con el joven Conde Vronsky; así, su romance con el lozano miembro de la realeza, le granjea el desprecio de la sociedad a la par que se enfrenta a la pasiva furia de su marido tras el descubrimiento del engaño. En una subtrama (que en ocasiones cobra más importancia que el relato del personaje principal -craso error, por cierto-) también podemos ver la historia de Levin, un amigo de Oblonsky, hermano de Anna, y sus esfuerzos por ganarse el corazón de Kitty, la hermana menor de Dolly (esposa de Oblonsky) y quien está perdidamente enamorada el Conde Vronsky, situación que problematiza aún más la ya mal vista relación entre Anna y Vronsky.


En este relato de historias amorosas entrecruzadas, como ya se mencionó, destaca la estupenda dirección artística (a cargo de Thomas Brown, Nick Gottschalk, Niall Moroney y Tom Still), pero que desafortunadamente no mantiene el nivel de excelencia durante toda la película. Durante el primer acto de la cinta, los sucesos transcurren dentro de un teatro abandonado, en donde dependiendo de la ubicación de la acción, se doblan y desdoblan los decorados para transportarnos de una sala, a un estudio o a la recámara de Anna y su esposo; pero de pronto y de manera deliberada, estos recursos narrativos son olvidados y se hace uso de una narrativa convencional, echando por tierra toda la propuesta que se nos había ofrecido. De manera caprichosa se vuelve a utilizar los recursos dentro del teatro abandonado (ojo a la carrera de caballos, estupendamente realizada) pero son dejados de lado enseguida, dejándonos en el desconcierto nuevamente. Destaca sin embargo, una escena de un baile en donde los invitados se desenvuelven en medio de una perfectamente coreografiada secuencia en donde la danza montada resulta verdaderamente una delicia audiovisual. Otro de los puntos débiles, es el pobre desempeño actoral; si bien es cierto que Keira Knightley nunca se ha destacado por sus dotes histriónicas, ha entregado actuaciones aceptables como en las otras cintas de época de Joe Wright (Pride & Prejudice y Atonement), pero esta vez no logra transmitir la 'pasión' que presuntamente debe sentir Anna hacia Vronsky, sino que parece que la

protagonista se deja guiar por un mero capricho de adolescencia tardía y de una inmadurez tremenda ¿Realmente estaba apasionadamente enamorada de Vronsky? Y ya que hablamos del joven amante, Aaron TaylorJohnson (Kick-Ass) se presenta ante nosotros de manera tan desangelada que cuesta (mucho) trabajo entender qué es lo que vio Anna Karenina en él para decidirse a comenzar un affaire y someterse a la discriminación y el odio de la sociedad rusa. Jude Law, por su parte, sorprende por su acertada interpretación como Alexei Karenin, el marido víctima de la infidelidad. Sorprende también, aunque esto no debería suceder, que los actores de la subtramas (insisto, en ocasiones más interesantes que la trama central) ofrezcan actuaciones más solidas que las de los protagonistas de la cinta, y con eso me refiero a las de los personajes de Levin (un entrañable Domhnall Gleeson), Kitty (una dulce Alicia Vikander), Oblonsky (un descarado Matthew Macfadyen) y Dolly (la guapa Kelly Macdonald). A la épica historia que nos prometieron en todos los elementos publicitarios (trailers, carteles, spots, etc.) le hace falta esa fuerza arrebatadora que deben tener las historias de amor para que puedan ser consideradas 'épicas' y la Anna Karenina de Wright adolece de ese poderío para poder colocarla en ese selecto rubro que aloja historias como Gone with the Wind, Casablanca, West Side Story, Doctor Zhivago, entre otras; por lo pronto, esta Anna Karenina, como en la película, será discriminada de la categoría de películas épicas.


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uando se piensa en lo salvaje, se ubican lugares completamente alejados de la civilización, en zonas que apenas se notan en un mapa y en una comunidad en donde no existen servicios o infraestructura de ningún tipo. Casi siempre se ubica en el campo. Casi nunca en el país más rico del mundo y menos aún, en las inmediaciones de una represa, cuyo muro divide al primer mundo del casi invisible. Hushpuppy (Quvenzhané Wallis) crece en un lugar así, ‘La Bañera’, que por el simple nombre lleva la paradoja de su existencia, pues no se trata de un lugar para paseo veraniego, sino un auténtico basurero, donde cada cacharro tiene uso estratégico, no por ello estético, pero que en conjunto logran algo parecido a un hogar. No es una niña solitaria, pues va a la escuela, tiene compañeros de clase, quienes en realidad son sus vecinos y viven una auténtica supervivencia comunitaria. De hecho, ese es el objetivo de ir con la maestra: aprender a sobrevivir al estilo salvaje. Con múltiples metáforas en la narración hecha por la misma niña, a modo de leyenda, se cuenta la eterna batalla por la adaptación del hombre, no sólo a una sociedad, sino a un hábitat imposible, de acuerdo con los cánones impuestos por esa misma sociedad. La explicación entonces, parte del postulado de que cada elemento o persona tiene una función en el mundo y cómo la falta de una sola pieza, significa el desequilibrio del universo. Traducida con el título de “Una niña maravillosa”, la historia presentada por Benh Zeitlin rebasa la expectativa de ese adjetivo, pues no sólo es la reacción de la pequeña ante su situación personal, es la cosmogonía de los marginados en ‘La Bañera’, cuya bandera es la resistencia, tensa, en calma, de la vida entre pantanos y cúmulos de tierra que pretenden les protejan de lo único que puede arrebatarles la existencia: la naturaleza, la misma que les provee alimento y barrera contra el resto del mundo, es el arma letal que atenta contra su vida.


Como en una larga reflexión con tintes infantiles, que igual mezcla la fantasía con la realidad sin línea divisoria, Hushpuppy desmenuza su diario vivir con su padre, en la añoranza de su madre desaparecida, entre recuerdos y momentos actuales que le hacen armar el rompecabezas en su mente, algunas veces con más sentido que otras, pero en la consecuencia clara del trato que le da su padre: como un hombre, que debe aprender de lo salvaje, convivir con ello y entonces, ser fuerte. En este caso, la figura paterna que igual demanda respeto, obediencia y osadía, muestra que un padre soltero puede ser rudo, pero no desobligado; curiosamente, marca su territorio personal en un remolque, mientras la niña tiene una habitación separada, manteniendo la privacidad desordenada de cada uno, estableciendo que son clan y cada uno ejecuta su función en la relación familiar que les mantiene juntos. Una verdad ineludible se aprecia ante las pérdidas: siempre se busca una fortaleza a la cual aferrarse para retomar el camino; se aminoran los efectos para no pensar en las consecuencias; se asoma el miedo por las bestias que acechan y eliminan todo a su paso. No permitir que el sentimiento ablande la carne y nuble la mente, pensar siempre en que se acerca lo que nos quiere debilitar, para esperarlo, a la defensiva, con la única seguridad de la lucha inminente que puede llevar hasta la muerte. Ahora bien, existen dos momentos en que las tomas se alejan del desperdicio de ‘La Bañera’ y se adentran en un refugio y en un lugar de citas, cuyos ambientes permiten al espectador salir del evidente sudor pegado en la piel, los cacharros en el piso, paredes y montículos, para encontrar un ambiente menos hostil, menos limitado, menos cerrado, pero quizás igual de salvaje, en otros parámetros. De igual manera acechan las bestias.

En medio de la desolación, las palabras fuertes y el desasosiego de la vida marginal, se permite la travesura natural de la niña, espontánea, con múltiples gestos, con ideas fantásticas y miedos basados en las palabras de leyenda, no tanto en la autoridad o en el desencanto del entorno. Entonces imagen y discurso transcurren en tranquila caravana hacia la madurez obligada a la que se debe enfrentar la pequeña huérfana, en donde se mezclan las tomas de ‘La Bañera’, de las bestias (que son jabalíes gigantes), de la destrucción del mundo y las reminiscencias de luminosos tiempos felices. Ahí se manifiesta la idea: hasta dónde se debe ir para ser recordado o reconocido entre los semejantes, cómo se logra la trascendencia si no es demostrando fuerza, incluso a falta de inteligencia o voluntad para abrirse camino hacia nuevos horizontes. Es una paradoja entre vivir en la conformidad marginal (porque la competencia es limitada) y al mismo tiempo en obligada lucha para enfrentar cualquier situación que se presente, provocada por uno mismo o por la imparable marcha de las bestias, pues tarde o temprano llegarán a ese punto, que bien puede provocar el desequilibrio o el orden, dependiendo de lo bien preparado que se esté para ello. Creo que por eso la niña era maravillosa.



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usto a la mitad de la década de los 60, en la pequeña isla de New Penzan-ce de Nueva Inglaterra, un par de pre adolescentes llama-dos Sam Shakusky y Suzy Bishop, deciden fugarse juntos y planean todo para abandonar cada quien su respectivo nido. Él, huérfano, abandonará el grupo de los explorado-res; ella, hija mayor de una invisiblemente fracturada fami-lia a causa de la infidelidad de su madre, abandonará su casa para fugarse con 'el hombre de su vida'. Bajo esta premisa se presenta la nueva cinta de Wes Anderson, un director que como muy pocos, puede darse el lujo de que su nombre y/o apellido sirva(n) como adjetivo calificativo para describir alguna otra película ajena a su filmografía, como Hitchcock (esa secuencia es muy hitchconiana) o Tarantino (esa película es muy tarantinesca); así que ya podemos referirnos a otras cintas como 'Wes Andersonianas', especialmente después de esta cinta que viene a definir completamente su estilo ya tan marcado. La trama de la cinta se enfoca en el romance entre la singular pareja de jovencitos fugitivos y los intentos del grupo de adultos por dar con su paradero; mientras la cinta avanza, los momentos absurdos marca Anderson no se hacen esperar, algunos de ellos en sus muy característicos planos de larga duración y algunos otros con su también característica cámara lenta. El ritmo lento (otra señal inequívoca de que estamos presenciando una cinta de Anderson) en ningún momento aburre, y es que los personajes están tan bien delineados que se vuelven entrañables y no nos dejan más remedio que enamorarnos de ellos y permanecer ansiosos por saber qué es lo que les sucederá a continuación. Los culpables de dicho enamoramiento, además del buen trabajo de creación de personajes, son obviamente los actores, pues el ensamble actoral de la cinta es verdaderamente envidiable, comenzando por Sam y Suzy, los dos jovencitos protagonistas (y quienes más tiempo tienen solos en pantalla) interpretados por Jared Gilman y Kara Hayward, cuya inocencia y rebeldía que emanan al mismo tiempo es verdaderamente encomiable, como lo es también el desempeño del resto del elenco que incluye a Edward Norton, Bruce Willis, Frances McDormand, Tilda Swinton, Jason Schwartzman y obviamente Bill Murray. Con una narrativa común, pero repleta de elementos casi artesanales (ojo con los efectos especiales) que embellecen una estupenda historia de amor y rebeldía entre dos jovencitos (un tanto ingenuos pero con una seguridad y seriedad en sus acciones que los hacen más maduros que sus padres), Wes Anderson ofrece la mejor película de su todavía corta carrera que seguramente seguirá en ascenso. P.D. Quédense a ver/escuchar todos los créditos finales.

El síndrome de Peter Pan es una afección mental planteada en 1983 por el psicólogo Dan Kiley, que se diagnostica a pacientes que se resisten a madurar, que prefieren conservar una percepción del mundo infantil. Aún no se ha demostrado que esta sea una afección real, pero de serlo, Mr. Wes Anderson tendría todas las caráctiristicas para sufrirlas. Muchos de los personajes de sus películas, como los protagonistas de la absurda y cándida Life Acuatic o la sorprendente Fantastic Mr Fox, reflejan a la perfección esta patología. Se trata de personajes que se resisten a dar el paso a la madurez, que ambicionan metas aparentemente irrisorias y no son capaces de analizar las situaciones desde una perspectiva racional y consecuente. Moonrise Kingdom es sin duda la película en la que esos personajes hubieran deseado vivir. La infancia, al igual que otros tantos temas del film, es abordada desde la teatralidad, desde lo falso. Se nos presenta a niños actuando como adultos, a adultos actuando como a niños, creando un espejo deformante en el que la edad física es lo de menos. Habrá quién vea en este tratamiento de la infancia algo repulsivo y censurable, alguna que otra escena escandalizara a los defensores del “¿Alguien por favor quiere pensar en los niños?”. Pero también puede entenderse como una mera representación, una abstracción que viene a complacer nuestros deseos Peterpanescos y quizá también a invitarnos a pensar los niños como seres emocionalmente capaces.



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ric Packer es un joven multimillonario de veintiocho años que se dedica a la asesoría de inversiones; durante un día de abril del año 2000, decide cruzar la ciudad de punta a punta para... cortarse el pelo. Durante todo el trayecto, queda atorado en el tráfico que ha traído consigo la visita del Presidente a la ciudad y las múltiples protestas en contra de la presencia del mandatario. A lo largo del camino, Packer se encuentra con varios personajes dentro de la pulcra -y un tanto futuristalimusina en la que se transpota por las atestadas calles; así conocemos a su agente administrativo Michael, a su experto en los terrenos de la tecnología de punta Shiner, a su esposa Elise, a su amante, a su guardaespaldas Torval y a un subordinado que fue despedido de la empresa del millonario y que ahora busca venganza. A grandes rasgos, esta es la premisa de Cosmopolis, la nueva película de David Cronenberg, una especie de road movie de lento avance cuya acción transcurre en un solo día y con la que construye una analogía/crítica a la sociedad capitalista en decadencia a través del personaje central y los otros con los que interactúa dentro y fuera de su lujoso medio de transporte. La constante -por no decir perpetua- paranoia de Packer ante la situación económica tras la caída del yen chino no es más que la misma demencia de la sociedad occidental estadounidense en plena crisis (y no sólo económica). Con ayuda de la preciosista fotografía de Peter Suschizky, David Cronenberg regresa a sus mundos surreales como los de El Almuerzo Desnudo (Naked Lunch) o Videodromo (Videodrome; 1983) y nos bombardea sin parar con veloces y mordaces diálogos enviados al subconsciente para despertarlo de su letargo. Como la mayoría de sus películas, Cosmopolis no es de fácil visionado, hay que verla más de un par de veces para descubrir buena parte -aunque no la totalidad- de la profundidad de los significados que se esconden tras los crípticos diálogos.

Con Cosmopolis, David Cronenberg vuelve a demostrar que para él no hay un texto que sea imposible de filmar, ya lo hizo alguna vez con la adaptación a la pantalla grande de El Almuerzo Desnudo de William Burroughs; ahora lo vuelve a hacer con el traslado al cine de la historia original del estadounidense Don DeLillo, una novela descrita como 'imposible de filmar'. Cosmopolis es una cinta bizarra, surreal, erótica y violenta con la que el director complacerá a quienes lo acusaban de haberse traicionado a sí mismo tras haber dejado de lado sus películas más experimentales como ExistenZ (1998) o Crash: Extraños Placeres (Crash, 1996) e incluso sorprenderá por la cumplidora actuación de Robert Pattinson como el yuppie neoyorkino, créanme, aquí no es un pseudo vampiro cubierto de brillo, aquí se desempeña de manera correcta al dar vida a Erick Packer.



S

imbólicamente, el título de este filme ya representa una unión: Ginger & Rosa, y es que en la historia ellas son dos adolescentes inseparables, amigas desde su nacimiento, las mejores amigas que ellas tienen en su memoria, pero la situación política, la forma distinta en que cada una comienza a concebir la vida, intereses distintos y una traición, son algunos factores que cambiarán las cosas entre ellas. La cinta inicia con imágenes de Hiroshima en 1945, muestra del poder destructivo de las armas nucleares, en ese mismo año, Natalie (Christina Hendricks) y Anoushka (Jodhi May) dan a luz, una a lado de la otra en un hospital de Londres, a sus dos hijas, Ginger y Rosa , mientras sus parejas esperan en los pasillos del hospital. Después de esta secuencia visceral y metafórica que muestra la vida y la muerte al mismo tiempo, presenciamos como ambas madres tomas rumbos distintos. El esposo de Anoushka la abandona y deja con ello la responsabilidad de criar sola a Rosa. La madre de Ginger, sigue casada pero su marido Roland (Alessandro Nivola), resulta ser un hombre pasional e intelectual que después de una infidelidad con una adolescente se aleja del matrimonio pero no de su hija Ginger. Ginger (Elle Fanning) es una adolescente obsesionada con la noticia en boga de 1962, que en Cuba había misiles nucleares rusos, razón por la que otras naciones acopiaron esa misma clase de armas. Ginger expresa su preocupación a sus padres, Natalie y Roland, su padre un escritor que era un objetor de conciencia durante la Segunda Guerra Mundial, apoya su deseo de protestar contra la bomba atómica y la alienta a tener un “pensamiento autónomo”; Natalie, quien abandonó el arte para ser madre y esposa tiene preocupaciones más terrenales y cercanas al hogar, a pesar de que ella ama a su hija, ésta a menudo es simplista y sarcástica con ella. Rosa (Alice Englert, hija de la directora Jane Campion), discute constantemente con su madre, Anoushka, debido al abandono de su padre. Ella escucha las preocupaciones y sueños de Ginger, pero en realidad no los entiende. Ella cree que la guerra está "en manos de Dios," a pesar de que va con Ginger a las reuniones de simpatizantes que quieren un desarme nuclear en Inglaterra. Rosa se centra en su incipiente sexualidad, buscando encuentros con adolescentes y un adulto que cambiará las cosas y las volverá complicadas en relación con Ginger.

Ginger & Rosa es una mirada adulta por parte de dos adolescentes, un ejemplo de cómo la situación política de una nación y del mundo en conjunto con el descubrimiento sexual afectan la vida de los jóvenes. Esta cinta es una de las más atractivas y más digeribles de la cineasta Sally Potter, quien construye una historia convincente en un entorno pasado y muy importante en la historia mundial que seguramente tendrá eco en el público de hoy. Además de las niñas y sus padres, Sally Potter ofrece una familia alternativa. El padrino de Ginger, Mark (Timothy Spall) y su pareja Mark Two (Oliver Platt), además de su amiga activista y feminista Bella (Annette Bening). Son como un coro griego que sabe todo del liberalismo y sabiduría, se siente un tanto artificial, sin embargo desdibujan esta impresión gracias a sus buenas actuaciones. Y hablando de grandes actuaciones, la de Elle Fanning es brillante. Sally Potter muestra una historia dramática que invita a la reflexión y que además es una oportunidad de ver un ensamble sensacional de actores y actuaciones. Vale la pena verla.

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