CELULOIDE DIGITAL - NOVIEMBRE 2014

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https://www.behance.net/Rekstar

Editor: Finbar Flynn Colaboradores: Pedro Arzillier Imelda Aguilera Taylor Petite Fruit Rafael Mejía Silvia Ruvalcaba Siniestro Sexual Montag Diseño Editorial: Finbar Flynn Fotografías: Diversas fuentes de internet y proporcionadas por algunas distribuidoras. Celuloide Digital es una publicación mensual editada por amantes del séptimo arte sin ninguna finalidad de lucro. El contenido de los artículos es responsabilidad de sus autores. Las personas mencionadas, así como las marcas e imágenes utilizadas en la revista son utilizadas únicamente para fines editoriales, para ilustrar los artículos o noticias de los filmes, de los cuales sus derechos de autor pertenecen a las casas productoras de las cintas aquí mostradas y no se pretende infringir nungún derecho. www.facebook.com/celuloidedigital

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rimera imagen de la película de Florian Gallenberger protagoni-zada por Emma Watson, Daniel Brühl y Michael Nyqvist. El filme, basado en una historia real, gira en torno a una pareja (Watson y Brühl) que se ve envuelta en un golpe de Estado en Chile en 1973; él es secuestrado por la policía secreta de Augusto Pinochet mientras que ella le sigue la pista hasta una zona al sur del país llamada 'Colonia Dignidad', un lugar que aparenta ser una misión de caridad regida por un sacerdote (Nyqvist), aunque en realidad se trata de un culto al que se ve obligada a unirse para encontrar a su esposo.

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or fin se cierra el ciclo de esta nueva trilogía de Peter Jackson: la gran esperadisisísima tercera parte de El Hobbit. Para los amantes de la literatura fantástica y de los libros de Tolkien, es un gran e increíble momento que ansiábamos desde hacía ya tiempo. Pero por fin la espera, la angustia, la desesperación, termina en este diciembre. Aquí veremos una de las mejores batallas de todos los tiempos, que esperemos dure mucho tiempo en escena y quedemos maravillados con los grandes efectos especiales que tendrá. Como en un principio el descontento de los humanos y los elfos se acrecentará porque los enanos acapararon todo el tesoro, diciendo que El Dragón Smaug no sólo se apodero de los tesoros de los Enanos, sino también de las riquezas de los Hombres y los Elfos. A punto de entrar en batalla, ellos se unen en una lucha contra los Trasgos en las que veremos perdidas de personajes importantes.

¿Qué podemos esperar de esta tercera y última parte? Pues muchísimos efectos especiales, mucha aventura, mucho mensaje. Creo que nos tendrá al filo del asiento durante casi toda la película. Creo que saldremos con muy buen sabor de boca y ver también qué tantas luchas internas llevamos cargando a cuestas y no las podemos terminar, como uno que otro personaje de esta increíble trilogía. No queda más que esperar unos cuantos días más para estar formados y ser de los primeros en entrar para disfrutarla acompañado de nuestras palomitas y nuestro refresco de cola... Y como dice Bilbo: "Un día me acordaré de todo lo que ha sucedido. De lo bueno y de lo malo."

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unca es tarde para arrepentirse, pero puede que sea tarde para remediar lo que hemos hecho'. Al ver el póster de esta película mi primera reacción fue, '¿qué diablos es eso?', no podía creer lo que veía, y cuando vi la película, seguí sin creer lo que había visto. Danny un estudiante de secundaria muy diferente al resto, pues pertenece a grupos como el Neo-nazismo y de las cabezas rapadas, todo gracias a la fuerte influencia de su hermano (e ídolo) Derek, quien se encuentra preso por asesinato. Tras 3 años de prisión, Derek finalmente regresa a casa totalmente transformado en una persona distinta, y ahora regresa a casa donde encuentra que su hermano menor quiere seguir los mismos pasos que él, cosa que no permitirá cueste lo que le cueste. El amor (en cualquiera de sus representaciones) está presente en esta historia, amor de hermanos, que muchas veces no sabemos apreciar, pero cuando nos dan el mejor regalo (una nueva oportunidad o la vida misma) apreciamos todo lo que ellos hacen por nosotros. Sin duda, el film es de Edward Norton quien encarna un papel controversial y sobretodo muy bien interpretado, llevando consigo la batuta de esta historia cambiante a lo largo del film, sin duda una de sus mejores interpretaciones. El resto del elenco está muy bien, lo mismo que la dirección y el montaje; también hay que destacar el excelente guión, pues toca temas muy escandalosos (Neo-nazismo, violencia, racismo, intolerancia, discriminación, violación, etc.) que son bien abordados, un film que cuenta con secuencias únicas y que ha trascendido como uno de los mejores a lo largo de los años. Uno de mis films preferidos en la filmografía de Norton. 08


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n su segundo largometraje, el habanero Ernesto Daranas vuelve a tratar las problemáticas sociales de su país, y esta vez se enfoca en los conflictos educativos que se combaten día con día. Conducta (2014) nos cuenta la historia de Chala, un pequeño niño de once años que está entrando a la adolescencia y vive en un ambiente cotidiano hostil: su madre es alcohólica y drogadicta, y para poder sobrevivir económicamente, él ayuda a entrenar perros de pelea. En la escuela, muchas veces sale a flote el carácter violento que se ha ido formando en Chala, por lo que continuamente se mete en problemas y pronto podría ser enviado a una escuela de conducta (un eufemismo para "reformatorio"). No obstante, existe también en Chala un fuerte sentido de amistad con sus compañeros del colegio, una intensa atracción hacia una de sus compañeras, una responsabilidad por sacar adelante a su mamá, y una gran admiración y profundo respeto por su maestra Carmela, una docente con fuertes convicciones que lleva prácticamente toda su vida dando clases y con una particular e irreductible filosofía: "Hay cuatro cosas que forman a un niño: la casa, la escuela, el rigor y el afecto." Daranas, quien también es responsable del guión al igual que lo fue en su ópera prima Dioses Rotos (2009), traza un retrato social de los niños/adolescentes en la cuba contemporánea y lo hace escapando del drama fácil y telenovelesco, apelando más por una historia emotiva y humana. Conducta pone en evidencia la crisis que se vive en un sistema docente burocrático e ineficaz, así como también expone la crisis que existe en la enseñanza e incluso en el apren-

dizaje. Habla de la solidaridad y el respeto que debe existir hacia el trabajo docente que realmente busca soluciones y no realizar trámites burocráticos para salir del paso deshaciéndose del problema (como mandar a Chala a la escuela de conducta por su ineptitud educativa); es una muestra sobre el rigor tan necesario para la docencia, pero también de la sensibilidad requerida, porque en este oficio también debe estar presente cierto grado de humanidad, de empatía, saber ponerse en los zapatos del otro para comprender su situación y actuar en consecuencia, brindando la ayuda que realmente es necesaria y no únicamente limitarse con "hacer su trabajo". Conducta es también una lección del trato a los estudiantes, pues el cómo se les conduzca ahora, condicionará cómo se comportarán en un futuro: "si quieres un delincuente, trátalo como un delincuente", apunta oportunamente la profesora Carmela, interpretada con gran sensibilidad por la experimentada actriz Alina Rodríguez, quien junto con el debutante en cine Armando Valdés Freire (Chala), crean una química sorprendente que se extiende más allá de la pantalla. Conducta es un filme al que también podemos considerar como un estudio sociopolítico de la Cuba contemporánea, pues entre la historia educativa principal también se agregan algunos elementos temáticos sobre los personajes en el poder durante décadas, la libertad de religión, la emigración y la discriminación. La aspirante de Cuba para competir por una nominación al Oscar en 2015, es también una de las imprescindibles que se pueden disfrutar ahora en la 57 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.

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a nostalgia y el enamoramiento son las dos principales veredas que recorre Carmín Tropical, el nuevo trabajo del director Rigoberto Perezcano (Norteado, 2009), un filme que tiene como protagónico a Mabel, un personaje muxe que regresa a Juchitán, su pueblo natal en Oaxaca, al enterarse del violento asesinato de su mejor amiga Daniela -también muxe. El viaje que realiza con el propósito de encontrar al asesino de su amiga se convierte también en una íntima travesía llena de melancolía al reencontrarse con sus viejos amigos, los familiares de Daniela y el micro universo de cabarets y shows travestis que abandonó por amor varios años atrás para seguir sus sueños de convertirse en cantante. En Carmín Tropical, escrita por el mismo Perezcano con ayuda de Édgar San Juan, se apuesta por una historia de atmósferas y por una anécdota intimista que por momentos coquetea con el film noir -o más bien 'pink noir', en palabras del propio director- y el thriller con desbordadas pulsiones psicosexuales. Sin embargo, la investigación criminal para encontrar al asesino de su mejor amiga -y original leitmotiv de Mabel, interpretada extraordinariamente por el actor José Pescina- pasa a un segundo plano para darle una mayor importancia al reencuentro de su protagonista con su propia historia, con sus amores, sus amistades, la culpa y las traiciones, con esa nostalgia que se hace presente desde el momento en decide que regresar a su pueblo natal del que nunca se despidió y que ha estado esperando su regreso.

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Y en esas secuencias en las que se juega un poco con el cine negro y el thriller, el secreto de la identidad del asesino serial de muxes resulta ineludible en la historia y se logra mantener la incógnita de manera sobresaliente durante buena parte de la película, y cuando la identidad de éste queda expuesta ya en el tercer acto de la cinta, también resulta extraordinario el desempeño del actor encargado de darle vida a un personaje tan complejo psicológicamente, pues se trata de un psicópata sexual que deambula entre el deseo y la repulsión a lo diferente, lo cual no es otra cosa que la atracción y rechazo hacia sí mismo y su naturaleza sexual no asumida. El caso pasional de Carmín Tropical es psicológicamente violento, sexual y sangriento, aunque hábilmente se rehúsa a caer en el morbo al que se podría entregar fácilmente en un relato de esta naturaleza, y por el contrario, le película termina por ser una mixtura eficaz de géneros en donde tampoco están ausentes las reflexiones sobre los roles de género y la doble moral sexual del mexicano, todo ello con una narrativa hipnótica y atmosferas con reminiscencias lynchianas -logradas en gran parte gracias a la ayuda de la poderosa, sugestiva y por momentos claustrofóbica fotografía de Alejandro Cantú- que culmina con una secuencia musical sublime, un desenlace que, aunque se torna previsible, no deja por ningún momento de ser arriesgado, desconcertante y poco complaciente, además de rebosado de una profunda y oscura psicología que tendrá alcances inimaginables.


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n fantástico halo post-apocalíptico-distópico-desértico al estilo de Mad Max (George Miller; 1979) combinado con el estilo narrativo de las historias de Cormac McArthy y las excelentes interpretaciones de Guy Pearce y Robert Pattinson (sí, el mismo de la saga Twilight) como la improbable pareja protagónica, son las credenciales más importantes con las que se presenta The Rover (2014), basada en una historia escrita por David Michôd y el actor Joel Edgerton, y dirigida por el primero de ellos. Una debacle económica, ocurrida diez años atrás, ha sido el detonante del postapocalíptico futuro en el que se encuentra hundida la sociedad global, aunque en Australia algunas minas siguen operando, atrayendo hacia esas latitudes a los hombres más codiciosos y también a los más peligrosos. Este es el contexto en el que transcurre la sencilla pero poderosa y violenta anécdota del filme. Por las carreteras desérticas de Australia, tres hombres armados huyen velozmente en una camioneta que repentinamente, y como consecuencia de una acalorada disputa al interior del vehículo, pierde el control y se vuelca a las afueras de un bar; el trío se recupera de la mejor manera que puede y terminan robando el coche de Eric (Pearce), un hombre solitario que había parado en el establecimiento para calmar su sed con alcohol; el hombre se hace de la destartalada camioneta que los sujetos no pudieron echar a andar y comienza la persecución a través del desierto australiano. En su implacable búsqueda, el hombre se topa con Ray (Pattinson), un joven con una ligera tara mental que no es otro que el hermano de uno de los sujetos que robaron su automóvil, por lo que decide secuestrarlo y obligarlo a que lo lleve hacia donde se dirige su hermano. Así, lentamente nos vamos acercando al destino junto con los protagonistas, dos hombres destrozados (cada uno a su mane-

ra) a los que seguimos en sus descubrimientos personales y en la improbable pero estrecha relación que construyen sin proponérselo. Esta odisea en busca de venganza se presenta como una efectiva mezcla de western y ciencia ficción social que engancha desde la estrepitosa secuencia inicial y mantiene la tensión durante todo el metraje, es imposible zafarse de su densa atmósfera creada por la polvorienta y agreste fotografía de Natasha Brier (XXY y La Teta Asustada) y el hipnótico score a cargo de Antony Partos (también responsable de las composiciones para Animal Kingdom, la aclamada cinta anterior de Michôd). Y no es que The Rover sea una película completamente original, pues hay muchas películas post-apocalípticas similares como El Libro de los Secretos (The Book of Eli; 2010) o El Último Camino (The Road; 2009), pero sobresale porque el sencillo y sobresaliente guión ofrece una cruda exploración a la mente del protagonista, y a lo largo de este acercamiento psicológico, se las ingenia para ir sembrando más dudas en la mente del espectador en lugar de ofrecer respuestas fáciles; por el contrario, no es hasta la secuencia final cuando sabemos cuál era la verdadera motivación del protagonista por encontrar a los ladrones de su auto y cuál es la gran importancia de recuperar su vehículo. Si a esta suerte de western con depósitos de existencialismo le añadimos que las excelentes actuaciones de ambos protagonistas son verdaderamente excepcionales (sobre todo de Robert Pattinson quien sorprende con se encarnación del retrasado Rey) y logran una fascinante química y complicidad en pantalla, y además le sumamos el ya demostrado talento y gran capacidad de su director, tenemos entonces que nos encontramos ante un viaje evocativo, una refrescante, auténtica y muy personal propuesta de cine puro y duro. 14


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a aún breve filmografía -apenas lleva nueve títulos en dieciséis años- del británico Christopher Nolan puede presumir de ser temáticamente diversa, pero siempre presentando la misma historia -con ligeras variantes- de una manera formal y creativamente distinta, novedosa hasta cierto punto. Desde su experimental estructura narrativa en su ópera prima Following (1998) y en la excelente Memento (2000) hasta el cine de superhéroes con su trilogía de Batman (2005, 2008 y 2012), Nolan se ha preocupado por hablar del destino ineludible a través de personajes desequilibrados cuyas psiques navegan -y muchas veces naufragan- en el océano de la memoria y la conciencia. A pesar de formar parte de las filas hollywoodenses, sus trabajos siempre han mantenido un sello autoral, una impronta característica que lo convierte en un artífice de blockbusters con inteligencia -Inception (2010) es muestra de ello. Interestelar (Interstellar; 2014) es su nueva película y en ella plantea un mundo post apocalíptico donde la humanidad está al borde de la extinción debido a un colapso medioambiental que ha generado una grave crisis alimentaria, acabando con la mayor parte de los cultivos del planeta y el único cultivo que hasta ahora ha sobrevivido -el maíz- y que se ha podido seguir cosechando, también está sucumbiendo. La última esperanza de la humanidad es buscar un nuevo planeta que pueda albergar a la raza humana y evitar la desaparición de nuestra especie para siempre. Cooper (Matthew McConaughey) es el ex piloto que se debe unir al grupo de científicos conformado por Amelia (Anne Hathaway), Doyle (Wes Bentley) y David Gyasi (Romilly), quienes deberán embarcarse en un viaje interestelar a través de un agujero negro para atravesar el universo y encontrar un planeta con las condiciones necesarias para que la humanidad prospere.

El filme es visualmente majestuoso, tanto en el retrato de los viajes intergalácticos a través del agujero de negro y los planeta que deben explorar, como en el plasmar el paisaje polvoriento y asfixiante en el que se ha convertido nuestro planeta. El grupo de directores artísticos y el cinefotógrafo Hoyte Van Hoytema -cuyo talento ya ha quedado demostrado con su trabajo en Her (2013), Let the Right One In (2008), The Fighter (2010), entre otras- logran crear un mundo visual muy particular: elegante, sofisticado y muy estilizado. La película está saturada de referencias y homenajes a grandes clásicos del cine de ciencia ficción como 2001: A Space Odyssey (1968) o Blade Runner (1982), y el score compuesto por Hans Zimmer logra dotar al filme de un aura sonora casi mística; en este apartado musical, también es necesario subrayar el juego sonoro del filme donde los canales de sonido envolvente de las salas cinematográficas juegan un papel fundamental para la experiencia audiovisual -así que asegúrense de ir a un buen cine. Nolan concilia una puesta en escena sobria y artística con el entretenimiento para el gran público y lo sazona con algunas disertaciones ligeras sobre el hombre, el conocimiento y el universo. Pero a pesar de estos grandes valores formales, Interestelar no es, ni de lejos, el mejor trabajo de Christopher Nolan y dista mucho de poder convertirse en un clásico de la ciencia ficción; y sí, es verdad que resulta mucho muy superior a la gran cantidad de películas del género que nos ha mandado Hollywood en los últimos años, pero tiene irregularidades graves en el guión y eso le resta méritos en su apreciación final como obra. La premisa -escrita en coautoría por el mismo Nolan junto con su hermano Jonathan- se desarrolla en gran parte en el espacio exterior pero a la vez construye un entramado dramático con los sucesos que viven quienes se quedan en la Tierra esperando el regreso de los

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viajeros -Murph y Tom, los hijos de Cooper interpretados por Mackenzie Foy y Timothée Chalamet cuando tienen 10 y 15 años respectivamente, y por Jessica Chastain y Casey Affleck cuando ya son adultos; así como el padre de Amelia, encarnado por Michael Caine. La historia se extiende y desarrolla como si se adentrara en una fisura espacio-temporal, se dobla, se tuerce, se estira, se contrae y ralentiza el avance de la historia haciendo que ésta dure tres horas. Se trata de un relato que bien pudo ahorrarse una hora de metraje sin ningún problema, pero que elige insertar -casi a la fuerza y con pocos argumentos justificables- algunos conflictos extras que tardan en resolverse y que son completamente predecibles, como por ejemplo toda la subtrama del Dr. Mann (Matt Damon) que no hace otra cosa que volverse completamente innecesaria. Y para nada estoy diciendo que la película se torne aburrida, sino que la previsibilidad logra mermar un poco el interés y la emoción de la situación. Interestelar, en el que nuevamente hace uso de la narrativa fragmentada, es una respetable propuesta sci-fi que se ve emparentada por su temática con Sunshine (2007) y Prometheus (2012), pero que no pasará a la historia ni será recordada como uno de las mayores representantes del género, ni marcará la pauta para futuras generaciones, puesto que su apabullante y épico discurso visual sobresale mucho más que su discurso filosófico/metafísico/new age light. Nolan no hace un auténtico esfuerzo por entregar una cinta realmente propositiva -ni siquiera al nivel de Inception-, sino que se queda en un vistoso homenaje a los clásicos de ciencia ficción, desaprovechando así la oportunidad de crear uno él mismo con su propia impronta artística. Interestelar es interesante y entretenida, pero no es nada del otro mundo.




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on este extracto del último poema de Raymond Carver, el mexicano Alejandro González Iñárritu abre Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia), su nueva película con la que, por vez primera, se adentra en los terrenos de la comedia (negrísima, por cierto) para retratar a una sociedad actual enferma de búsqueda de popularidad que confunde el verdadero amor trascendental con la efímera admiración Riggan Thomson (Michael Keaton en un desempeño tal, que parece que su papel fue escrito ex profeso para él) es el personaje central de la cinta, un actor maduro con crisis de identidad que aún no ha podido superar personalmente al icónico y súper heroico personaje que interpretó hace ya algunas décadas en la gran pantalla en una trilogía de filmes basados en un famoso cómic, y viviendo aún bajo la magnánima sombra de ese personaje que da nombre a la película. Para regresar a la fama, pero siendo reconocido como un actor serio y deshacerse de una vez y para siempre del papel en el que fue encasillado por el público ("¡Birdman!", le gritan cuando se lo encuentran en la calle), el histrión que se encuentra en la etapa crepuscular de su vida y su carrera, pretende montar en Broadway la obra 'What we talk about when we talk about love', precisamente basada en un texto de Raymond Carver, pero a sólo tres días del gran estreno, sus esfuerzos por recuperar a su familia se juntan con una devastadora crisis de identidad que lo llevan a enfrentamientos directos con su ego y pondrá en peligro el futuro de la obra. Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) es un tratado sobre una parte de la actual idiosincrasia humana universal, caracterizada por su obsesión por la popularidad, por un pavor terrible a no ser nadie ante la mirada del otro; una humanidad con personas enfermas y ávidas de validación por parte del prójimo con el que interactúan día con día, ya sea de manera directa o virtual, basando también su propia valía humana en cuantos 'likes' tienen sus estados en facebook, cuántos 'followers' han logrado conseguir en twitter, o cuantos 'me gusta' han alcanzado sus fotos 'instagrameadas'. 24


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Para elaborar esta tesis sobre la aprobación del prójimo, Iñárritu deja de lado a su director de fotografía habitual, el mexicano Rodrigo Prieto, para trabajar por primera vez con el no menos talentoso Emmanuel 'Chivo' Lubezki, también mexicano y recién ganador del Oscar por su trabajo en otra ambiciosa cinta internacional con otro compatriota como artífice: Gravity de Alfonso Cuarón. Juntos (Iñárritu y Lubezki) idean una propuesta formal en su gramática cinematográfica que merece subrayarse por crear la ilusión de hacer parecer que la cinta fue filmada en una sola toma, un sólo plano secuencia que recorre los tres días previos al estreno de la ansiada obra. Con una cámara en permanente movimiento, con cortes invisibles en la edición y una musicalización que utiliza casi únicamente una batería como instrumento de creación para el fantástico y enérgico score muy cercano al blues y jazz que acompaña las transiciones físicas y emocionales de los personajes, la acción nunca se detiene, desde el minuto uno de la cinta, en donde encontramos a Riggan en su camerino, comenzamos a vivir con él su gran odisea para salir avante en ese gran riesgo que supone montar una obra basada en un texto de gran magnitud como lo es el de Carver y alcanzar su consagración como actor serio y de alto rango. La cámara no sólo funciona como la sombra que sigue ineludible a Riggan, sino que por momentos permite colocarnos desde su perspectiva, aunque la cámara también se da el lujo de poder seguir momentáneamente a los otros personajes con los que ensamblará la obra sobre el escenario o que harán funcionar la maquinaria teatral detrás del telón. Es así como conocemos a Sam (Emma Stone), la hija de Riggan que vive resentida por la ausencia de su padre en permanente búsqueda de admiración y reconocimiento tanto del público como de crítica; Jake (Zach Galifianakis), el mejor amigo de Riggan y productor de la obra que le aguanta todos sus caprichos para poder llevar a buen puerto el estreno del montaje; Lesley (Naomi Watts), actriz protagónica de la obra con nula autoestima que aún no sabe si en realidad ha alcanzado el éxito como intérprete en Broadway o aún sigue siendo esa niña ingenua que sueña con triunfar sobre el escenario; Mike Shiner (Edward Norton), un cínico y reconocido actor que bajo una máscara de intelectualidad esconde la más patética de las superficialidades; Laura (Andrea Riseborough), también actriz de la obra y actual novia de Riggan que vive desilusionada porque éste es incapaz de ver más allá de sus narices, y nunca ha sabido brindarle amor, vaya, ni siquiera un poco de compasión o un mínimo de empatía más allá del sexo; y finalmente, Sylvia (Amy Ryan), la ex esposa de Riggan que tiene una de las mejores frases de la cinta y que reafirma el discurso que busca Iñárritu con su propuesta: "siempre has confundido el amor con admiración". 27


Iñárritu disecciona el proceso cognitivo de auto juicio y comienza por el suyo propio a manera de catarsis, lo realiza observándolo desde una distancia prudente, desde atrás de la cámara, la cual funciona como un microscopio que le ofrece la oportunidad de verse a sí mismo en Riggan luchando con su propio ego, con esa vocecilla dentro de su cabeza y que en determinado momento logra materializarse en su famoso personaje Birdman (encarnado por Benjamin Kanes). Birdman o (la inesperada virtud de la ignorancia) es una experiencia cinematográfica única; es profunda, compleja, muy divertida y sobre todo, muy humana. Estamos frente a un acontecimiento como pocas veces se puede (y se debe) apreciar en estos días en el cine para su cabal experimentación audiovisual, y en consecuencia, también emocional; es un análisis exhaustivo sobre nuestra obsesiva y contradictoria naturaleza a través de un mosaico de personajes que resultan ser tan patéticos como adorables, es decir, así como cualquiera de nosotros, porque en mayor o menor medida, todos buscamos simplemente un poco de amor y a veces también lo confundimos con la admiración. La naturaleza y la crisis de nuestra identidad, la necesidad de validación, el dejar que otros decidan quienes somos de manera independiente a nuestra única y verdadera esencia, y la lucha constante con nuestro propio ego, son tan sólo algunas de las premisas que se esconden en este laberíntico recorrido por la mente de Riggan Thomson, que a la vez, es la mente de cualquiera de nosotros. 28


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Reseña escrita durante el

#FICM2013

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espués de obtener la Cámara de Oro en el Festival de Cannes por su película Año Bisiesto, el cineasta Michael Rowe regresa con el largometraje Manto acuífero que aborda desde la mirada de una niña el divorcio de sus padres, el cambio de hogar, un padre nuevo y el descubrimiento de un jardín que le ayuda a lidiar con el abandono y la soledad. Caro, una niña de ocho años, se muda con su madre y padrastro a un nuevo hogar luego de que sus padres se separaran. La niña no comprende el por qué su madre le dice constantemente que no volverá a ver a su padre biológico, y por qué debe llamar padre al nuevo hombre que está con su madre, ella escucha e intenta entender, pero comprende poco, su universo se ha modificado y parece que ningún adulto se da cuenta. Mientras su madre lidia con sus propios cambios, Caro descubre un jardín en la parte trasera de su casa y en él un pozo vacío, ahí encuentra un refugio para ocultar los recuerdos de su padre y de su vida anterior. Caro comienza un contacto poco usual con la naturaleza, un

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diálogo que su imaginación le permite llevar más allá. Sin embargo descubrir ciertos secretos de sus padres biológicos la llevarán a actuar en contra de su amiga en la soledad, la naturaleza misma. Manto Acuífero cuenta una historia poco contada, la mirada de los niños durante el divorcio, y también refleja el contacto perdido del hombre con la naturaleza, sobresale la buena fotografía y la actuación de la niña, pero fallan los diálogos de los personajes adultos, diálogos que caen en lugares comunes y que le restan fuerza a la historia. Cabe mencionar que gran parte de la película recae en Sofía Macías, la niña que personifica a Caro, quien hace un buen trabajo, y que habla de una buena dirección por parte de Rowe. Esta producción es la segunda parte de tres que el cineasta de origen australiano, y naturalizado mexicano, realiza sobre la soledad. El guión de la tercera parte está en desarrollo y hablará sobre una persona mayor, de la cual aún no revela detalles.




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a actriz Juliette Binoche se pone nuevamente a las órdenes de su compatriota Olivier Assayas, con quien trabajó en Las Horas del Verano (L'heure d'été; 2008), y en esta ocasión, la mancuerna deja al descubierto el mundo íntimo de una reconocida estrella del firmamento cinematográfico internacional en medio de una fuerte crisis profesional. La historia de Las Nubes de María (Clouds of Sils Maria; 2014) es la historia de la actriz Maria Enders (Binoche), actriz reconocida internacionalmente que se encuentra en el pináculo de su carrera y que es buscada por un famoso joven director que honrará la memoria de un mítico autor teatral recién fallecido, montando nuevamente su obra más famosa, 'Maloja Snake', un trabajo de corte lésbico que Maria protagonizó cuando apenas tenía 20 años en el papel de Sigrid, la joven y manipuladora amante de Helena (coprotagonista de la obra) que la llevó al suicidio. Pero en esta ocasión, el personaje que quiere el joven director que interprete es el de Helena, por lo que la actriz se debate entre aceptar o rechazar un papel que a pesar de ser complejo y representar un reto interpretativo, no tiene nada en común con ella y le parece de lo más patético. Maria, que en un comienzo se encuentra aún más renuente a aceptar el papel cuando se entera que el personaje de Sigrid lo encarnará JoAnn Ellis, una problemática joven del Hollywood más frívolo (interpretada por Chloë Grace Moretz), termina por aceptar la oferta, por lo que para preparar debidamente su 'nuevo' papel decide refugiarse junto con su asistente Valentine (Kristen Stewart) en la casa del recientemente fallecido autor de la obra que está a punto de volver a protagonizar y de quien era una amiga muy cercana. La casa, ubicada en medio de los Alpes suizos, le ofrece un refugio de gran perfección y tranquilidad, es un espacio aislado donde año con año tiene lugar un extraño fenómeno meteorológico conocido como la Serpiente de Maloja (inspiración para el nombre de la obra), donde una extensa formación de nubes arriba a las laderas de las montañas como un rep-

tante animal que anuncia el inicio del mal tiempo y las tormentas que se avecinan. Este remoto, pacífico e indescriptiblemente hermoso lugar, se convierte rápidamente en un territorio donde las líneas de la realidad y la ficción se van des-dibujando a medida que Maria ensaya su personaje y va encontrando más y más detalles en común con su personaje Helena. Esta nueva propuesta del director de Après mai (2012), encuentra en sus dos actrices centrales su principal basa; en este juego narrativo y dramático, son las magnéticas interpretaciones de Binoche y Stewart lo que ponen aún más en alto el ya de por si complejo discurso del guión escrito por el mismo Assayas sobre la creación artística, la simbiosis arte/artista, el arte como espejo, su efímera naturaleza, y las inseguridades de la protagonista frente a la marejada de jóvenes figuras (con o sin talento, pero jóvenes) del universo cinematográfico y teatral. La película posee también una serie de reflexiones sobre las banalidades del mundo del cine; una de ellas tiene lugar las escenas donde Maria y Valentine van al cine a ver una película protagonizada por Jo-Ann Ellis y luego discuten, con cerveza en mano y otras tantas ya ingeridas, las 'complejísimas' psicologías de los mutantes súperheroicos que tiene como personajes protagónicos la cinta que acaban de visionar. Con Las Nubes de María, Assayas y Binoche elaboran con gran sensibilidad una cinta que permite el acceso total al interior de una verdadera estrella cinematográfica, una Maria al desnudo se nos presenta gracias a la naturalista encarnación de la actriz francesa que no tiene temor alguno de mostrarse con todas las debilidades humanas que posee su personaje y que, en ciertos momentos, podría estar refiriéndose a ella misma en el mundo extrafílmico; es una película deslumbrante y fantástica, filmada elegantemente y bordada con más subtextos de los que se pueden captar en una primera y rápida lectura, por lo que más visionados serán necesarios y muy recomendados para apreciar esta obra en su totalidad. 36


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n hotel modesto y solitario, cercano a la playa, es el escenario en el que una madre y su hijo de 14 años ven trastocadas sus vacaciones después de que una adolescente de 16 años llega a hospedarse con sus padres al mismo hotel. Paloma y Héctor acostumbran a ir a ese hotel como años anteriores, se broncean y toman el sol a la orilla de la alberca que está en el hotel, comen club sándwich o solo sándwich acompañado de una cerveza. Paloma y su hijo disfrutan de su espontaneidad y soledad, se divierten jugando piedra, papel o tijera, exprimiendo barros y escuchando música. Vacaciones tranquilas y solitarias que se transforma tras la llegada de Jazmín, una chica que llega con su padre y madrastra casi por coincidencia, Héctor experimentará sus primeras experiencias sexuales, por lo cual perderá un poco el interés por la cotidianeidad de sus vacaciones con su madre y dará la mano a una manera distinta de vivirlas. Club Sandwich es el tercer largometraje del cineasta Fernando Eimbcke, que antes de presentar su trabajo en Morelia resultó ganador de la Concha de Plata al Mejor Director en el Festival de San Sebastián, y como en sus

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anteriores trabajos el tema central es la adolescencia y las vertientes que devienen con su llegada. En esta producción explora además los sentimientos de una madre soltera que ve trastocada la relación con su único hijo tras la llegada de una segunda mujer a la vida de él, llegada que provoca en Héctor preguntas que la madre difícilmente puede contestar pero que contesta. Una madre muy alivianada, que a pesar de que expresa dificultad y cierto dolor en ver crecer a su hijo, deja que éste viva y experimente lo que ella misma hizo en su adolescencia. María Renée Prudencio, quien personifica a Paloma, entrega una actuación muy convincente y cargada de naturalidad, con los matices que le otorga su personaje al entrar en el conflicto natural de ser madre. Lucio Giménez Cacho Goded y Danae Reynaud, Héctor y Jazmín respectivamente, participan en la que es su primera película, no cabe duda que lo hacen bien y que el transcurso de los años les otorgará solidez. Una película de ritmo lento pero con atinados destellos de humor que hacen de la historia un momento agradable, divertido y reflexivo para el espectador.




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on un título que alude a la presencia de las coristas afroamericanas en el escenario de manera cercana a los cantantes más famosos del planeta, pero muy alejadas del gran estrellato, el documental 20 Feet from Stardom (Dir. Morgan Neville) da un espacio y pone bajo los reflectores a esas voces armoniosas que todos seguramente hemos escuchado pero no conocemos sus nombres; esas voces que han acompañado a varios de los artistas más grandes pero que, en ocasiones, no han tenido la oportunidad de expresar quienes verdaderamente son. Intérpretes como Bruce Springsteen, Stevie Wonder, Sting, Bette Midler y Mick Jagger, son algunos de los cantantes que comparten sus experiencias al lado de estas voces privilegiadas y poseedoras de grandes registros y variados estilos, voces a las que incluso varios cantantes de rock y pop han recurrido a lo largo de los años para lograr un nuevo sonido en sus producciones discográficas. A lo largo de 91 minutos, acompañamos a cantantes como Tata Vega, Lisa Fischer, Darlene Love, Merry Clayton y Claudia Lennear, así como al trío de la familia Waters, por un recorrido desde los grandes años de gloria y sus trabajos con artistas como Ray Charles o David Bowie, hasta conocer cómo se desenvuelven en sus vidas cotidianas hoy en día, la mayoría de ellas bastante

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alejadas de los escenarios, y algunas, bastante decepcionadas o frustradas por no haber alcanzado la fama mundial, aunque siempre felices por haber pertenecido a ese mundo de la música por lo menos algunos años. Además, hay un acercamiento a Judith Hill, cantante de 29 años que actualmente busca alcanzar la fama después de haber trabajado (como corista por supuesto) con Kylie Minogue y Michael Jackson, y haber participado en la versión estadounidense de The Voice. El realizador Morgan Neville nos ofrece una mirada melancólica al pasado glorioso de sus protagonistas, pero también representa una valiente declaración sobre el precio de la fama y sobre el cómo hay muchas cantantes que no están dispuestas a continuar con ese estilo de vida, pues de haber continuado en ese camino, no estarían aquí hoy en día, y por el contrario, habrían muerto de sobredosis hace ya muchos años, tal y como se atreve a confesar la cantante Tata Vega tras haber vivido una carrera, si bien llena de satisfacciones, también llena de desencantos y traiciones. 20 Feet from Stardom, ganador del Premio de la Academia en la pasada entrega del Oscar, es un documento histórico-musical entrañable sobre las historias jamás contadas de las mujeres ocultas en el escenario bajo las sombras de los 'grandes' artistas.




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a leyenda viva de la animación japonesa se retira como director ahora sólo participará como productor en proyectos futuros-, y ha elegido como su carta de despedida, la historia biográfica -aunque altamente ficcionada- de Jiro Horikoshi, un inquieto niño que, al no poder convertirse en piloto debido a su padecimiento de miopía y gracias a la onírica e inspiradora figura del famoso ingeniero y diseñador aeronáutico italiano Gianni Caproni, buscó entonces diseñar los más hermosos aviones, llegando finalmente a diseñar aviones bélicos para el ejército de su país. En esta especie de testamento fílmico que representa Se Levanta el Viento (The Wind Rises/Kaze Tachinu), que obtiene su título de la frase "El Viento se está levantando... Debemos intentar vivir", contenida en el poema El Cementerio Marino (Le Cemetière Marin) del francés Paul Valéry, y al que se hace referencia en repetidas ocasiones a lo largo de la cinta, seguimos al pequeño Jiro desde que era muy pequeño, cuando hojeaba con fascinación las revistas de aviación estadounidenses aunque no supiera una palabra del inglés, y lo acompañamos a lo largo de varios puntos y acontecimientos que marcaron su vida, como el famoso y devastador terremoto de Kanto (en 1923), la Gran Depresión que se vio fortalecida por la incapacidad de poder sobrellevar el ritmo vertiginoso del avance tecnológico, la epidemia de tuberculosis -enfermedad que padeció a su gran amor Nahoko Satomi-, y por supuesto, su entrada como ingeniero a la división aeronáutica donde llegaría a construir el prototipo que serviría para la

elaboración de la flotilla armada del ejército nipón durante la Segunda Guerra Mundial. La última obra fílmica del co-fundador de Studio Ghibli, es el filme que menos elementos fantásticos contiene, algo no muy común dentro de su extraordinaria filmografía, pero a pesar de ello, esta realista propuesta es un poético canto al poder inventivo del ser humano, a la tenaz voluntad intrínseca de nuestra verdadera vocación, al amor, y a la vida misma. Como es costumbre, Miyazaki nos regala sorprendentes postales con una belleza incomparable, incluso en aquellas secuencias en las que nos muestra escenas trágicas como el gran incendio provocado por el ya señalado desastroso terremoto de Kanto o los numerosos vehículos aéreos que yacen incendiándose en el campo tras una fatídica batalla aérea; ésta secuencia en particular, nos deja entrever parte del discurso del director, quien hace un contraste entre la belleza de las pasiones humanas, en este particular caso el de la materialización de los sueños -es decir, la construcción de los aviones más hermosos- y la manera en que esos sueños alcanzados -para algunos- pueden ser transformados -para otros- en pesadillas, cómo un artefacto aéreo de gran belleza puede ser convertido en mortal maquinaria bélica. "El Cielo devorará nuestros sueños", le advierte a nuestro protagonista su héroe Gianni Caproni en el último pasaje onírico de la cinta. Se Levanta el viento, como tantas otras propuestas de Miyazaki, es un clásico instantáneo del cine de animación que no únicamente se debe ver, sino como las grandes cintas, se debe experimentar.

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Se levanta el viento

The Wind Rises / Kaze tachinu | Japón | 2013 Director: Hayao Miyazaki


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uestro sol está muriendo. La humanidad enfrenta la extinción. Hace siete años el proyecto Icarus envió una misión para reencender al sol pero la misión se perdió antes de llegar a la estrella. Hace dieciséis meses, yo, Robert Capa, y una tripulación de siete dejamos la Tierra congelada en un invierno solar. Nuestra carga es una bomba estelar con una masa equivalente a la Isla de Manhattan. Nuestro propósito es crear una estrella dentro de una estrella. Ocho astronautas atados a una bomba. Mi bomba. Bienvenidos al Icarus II.” Con estas palabras del protagonista (Cillian Murphy), y con el espacio profundo como escenario de dicha premisa, el cineasta británico Danny Boyle comienza la exploración de la naturaleza humana en situaciones límite a través de una vertiginosa aventura interestelar plagada de homenajes a filmes clásicos de la ciencia ficción como 'Blade Runner', 'Alien', y muy especialmente, '2001: A Space Odyssey'. En 'Sunshine', a la vez que la tripulación de la nave se adentra en el universo, también escarban en sus conciencias y exponen sus inquietudes sobre la existencia de la humanidad, realizan un viaje introspectivo en el que no todos encontrarán cosas agradables y pondrán en peligro la misión. 'Sunshine' sobresale de otras cintas de ciencia ficción de la industria fílmica al plantear cuestionamientos sobre el origen y propósito del hombre como especie; pero además de proyectar interrogantes sobre los personajes, lo hace también sobre el público, pues en estos tiempos donde la ciencia puede lograr casi todo, la cinta abre un debate sobre si es correcto que el hombre no acepte los designios naturales que han condenado al Sol a la muerte e intervenga para prolongar su existencia a través de una nueva vida creada de manera artificial. En otra lectura, el filme habla también de esa necesitad humana de tener a alguien más grande que uno mismo, de esa búsqueda por un ser supremo ya sea una deidad maquilada o un astro como el Sol, pues a final de cuentas, eso es lo que es ésta estrella para nuestro Sistema Solar, un dios. 'Sunshine' es una cinta oscura y pesimista (obvio, es de Boyle), que sin embargo, brinda un destello de esperanza con un final por demás espiritual y (literalmente) de cara al Sol; un encuentro cara a cara con nosotros mismos, con la fuente de nuestra vida y con algo que va más allá de nosotros, que está más allá de nuestras conciencias, algo que siempre nos supera.

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