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Qué tan acertado es escoger un actor español que muy poca gente conoce para interpretar a un icono del cine mexicano? ¿Habrá llegado en el momento preciso esta película basada en una parte de la vida de Mario Moreno 'Cantinflas', cuando muchas de las nuevas generaciones quizá no sepan quién fue? ¿Qué tan prudente será hacer una película de la vida de este gran personaje? Estas han sido las preguntas que desde su anuncio me he hecho y quizá aún tenga miedo a algunas de las respuestas. El tratar de hacer una película basada en la vida de Cantinflas, es quizá de mucho temor y de muchos pantalones por parte del director Sebastián del Amo (El Fantástico Mundo de Juan Orol; 2012) Desde antes que se comenzara con el rodaje de la película ya había muchas críticas hacia el actor que interpretaría a Mario Moreno. Mucha gente no había oído hablar de Óscar Jaeneada (con pocas apariciones en cine y televisión y no precisamente en papeles estelares) y era algo de lo que más se criticó en su momento. No faltó el "¿Cómo es posible que un extranjero interprete al Gran Cantinflas?" Pero al verlo en el tráiler hacer su interpretación del comediante mexicano, a muchos nos tapó la boca. Físicamente es muy parecido, sus movimientos, su forma de hablar son increíblemente cercanas a las de Cantinflas, podemos decir que es un gran actor que sabe meterse de lleno en su papel. Yo creo que será muy bien recibida en México, aunque tristemente su estreno fue después que en otros países. Quizá esto fue por pura mercadotecnia, al no competir con las grandes producciones norteamericanas del verano posiblemente tendrá más oportunidades de brillar este mes. Ha sido muy bien acogida en Estados Unidos donde su taquilla ha sido muy buena y se han escuchado buenas críticas respecto a ella. No queda más que esperar para ver parte de la vida de este gran icono de nuestro cine. Sigamos apoyando a nuestro cine nacional.
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encilla, inteligente y fresca, así fue la incursión de Fernando Eimbcke al mundo del largometraje tras una prolífica carrera como director de videoclips para cantantes y bandas mexicanas (Plastilina Mosh, Natalia Lafourcade, entre muchos otros) y algunos notables cortometrajes (La suerte de la fea... A la bonita no le importa). Filmada en un apartamento de un conjunto habitacional de Tlatelolco a todo color y después transformada a blanco y negro en post-producción para poder jugar con el volumen de las cosas bajo la fotografía de Alexis Zabe -quien aprovechó al máximo la luz natural-, Temporada de Patos apeló a una historia intimista, alejándose de las típicas películas sobre adolescentes donde reinan el humor escatológico, el consumo descarado de drogas y las situaciones sexuales explícitas. Por el contrario, en la ópera prima de Eimbcke impera la risa conjugada con la tristeza, un sabor agridulce nos deja el humor negro sobre las situaciones adolescentes de confusión sexual, frustración y decepción del mundo adulto al que no quieren pertenecer jamás, pero al que se acercan irremediablemente. El guión, escrito por el propio Eimbcke con ayuda de Paula Markovitch, gira en torno a Flama (Daniel Miranda) y Moko (Diego Cataño), dos mejores amigos adolescentes que pretenden pasar el domingo en casa del primero de ellos jugando videojuegos, comiendo pizza, papas y Coca-Cola mientras su madre -divorciada- pasará el día fuera de casa para asistir a una fiesta. Sin embargo, los chicos no contaban con que una repentina deficiencia eléctrica los dejaría sin luz durante todo el día; además, la llega08
da de Ulises (Enrique Arreola), el repartidor de pizzas al que no le quieren pagar por llegar unos segundos después de la media hora acordada, y Rita (Danny Perea), la vecina que quiere usar su horno para hornear un pastel para una ocasión especial, convierten la monotonía de un domingo cualquiera en una tarde catártica donde se enfrentan con los problemas inherentes a su edad. Y así, el domingo que originalmente transcurriría frente a la televisión y al Xbox, toma un rumbo distinto y entre rebanadas de pizza fría, vasos de refresco, papas y brownies con un ingrediente especial, emprenden un viaje de autodescubrimiento al surgir las primeras anécdotas y confesiones que dejan entrever, entre otras cosas, la confusión sexual, el descubrimiento - a través de sueños ambiguosde posibles sentimientos homosexuales hacia el mejor amigo, el sentimiento de soledad, de desamparo e incomprensión, la frustración por no haber llegado a ser lo que se soñó alguna vez, el deseo de emigrar, etc. Temporada de Patos fue calurosamente recibida en Cannes donde se presentó como parte de la Semana de la Crítica y representó la primera parte de la trilogía del egresado del CUEC (Centro Universitario de Estudios Cinematográficos) enfocada al mundo adolescente, la cual sería complementada por Lake Tahoe (2008), protagonizada nuevamente por Diego Cataño, y Club Sándwich (2013), con Lucio Giménez Cacho y Maria Renée Prudencio, la cual se estrenó en México el año pasado en el Festival Internacional de Cine de Morelia pero aún está pendiente su estreno comercial.
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casi una década de la realización de su ópera prima (el drama romántico de 2004 titulado Steve + Sky), el director de origen belga Felix Van Groeningen presenta una pasional y desoladora historia adaptada por él mismo (en conjunción con Carl Joos) con base en la obra escrita por Johan Heldenbergh y Mieke Dobbels, que gira en torno a una pareja que queda fracturada ante la enfermedad de su hija. The Broken Circle Breakdown nos acerca a la vida de Elise y Didier, y con secuencias que evaden el orden cronológico mediante el intercalado de escenas que saltan del presente al futuro y de regreso, conocemos a ésta sui generis pareja que, a pesar de sus diferencias, se enamora a primera vista. Ella tiene su propia tienda de tatuajes mientras que él toca el banjo y canta con su banda de bluegrass (género musical derivado del folk estadounidense), pero ambos comparten cierto gusto por la cultura popular de Estados Unidos (sobre todo musicalmente) y eso hace que el pasional vínculo que van construyendo al paso de los días se vaya volviendo más sólido, una relación a prueba de todo... o bueno, casi todo, pues tras varios años de alegría y romance, la sombra del cáncer se hace presente al enfermar su pequeña hija Maybelle. 11
Felix Van Groeningen acierta al retratar la relación de pareja de una manera emotiva apoyándose en la música instrumental que toca la banda de Didier, sus acordes y letras van complementando la historia y resultan un elemento estimulante para la narrativa del filme, el cual es sostenido por la pareja central encarnada por Johan Heldenbergh y Veerle Baetens, quienes brindan un trabajo con entera convicción y desbordante emotividad. The Broken Circle Breakdown es un drama trágico que también despliega un poder magnético que nos impide, como espectadores, apartar la mirada de la pantalla, gracias al sobresaliente y preciosista trabajo de fotografía de Ruben Impens; es un filme cautivante que conjuga lo mejor del drama musical Johnny & June: Pasión y Locura (Walk the Line; 2005) con la desoladora visión del amor de Triste San Valentín (Blue Valentine; 2010). Combinando las perspectivas de los protagonistas sobre la vida y la muerte, el filme resulta un trabajo tan desolador como esperanzador en donde la forma y el fondo, así como la pérdida, el perdón y la redención, convergen armoniosamente al ritmo de bluegrass.
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ste documental, que corre a cargo de José Cohen y Lorenzo Hagerman, es un grito de alerta para todos, pues nos presenta con imágenes, porcentajes y estadísticas, lo crítico que es el tema del agua, centrándose geográficamente en el valle de Mexico. La ciudad de Mexico, que está fundada en medio de un lago, contrasta drásticamente pues enfrenta una gran escases de agua, aquí queda retratado y evidenciado el poco cuidado y las casi nulas políticas para regular el adecuado tratamiento de las aguas residuales, la recaudación de las aguas de lluvia, y la poca conciencia sobre el valor real del vital liquido. En H2Omx nos presentan varios datos alarmantes: -Actualmente la ciudad de México cuenta con 22 millones de habitantes y sin una proyección sustentable para el abastecimiento de agua potable. -Del 100 por ciento del total del agua que tiene disponible el DF, el 40% se fuga. -No existe un programa integral para recolectar el agua de lluvia y paradójicamente en cada periodo de lluvias hay un sinnúmero de inundaciones que provocan pérdidas materiales muy importantes y por ende grandes afectaciones para los habitantes. -Se estima se extraen 5321 millones de agua del acuífero, motivo por el cual puede haber una crisis en el 2025. -El 60 por ciento del agua viene del acuífero, que es un método no sustentable, y nadie sabe exactamente cuánta agua hay allá abajo. El 40% restante viene del Cutzamala. -El sistema Cutzamala se limpia 7 veces al año por lo que la comunidad se queda sin agua durante ese proceso. -Las aguas negras desembocan y llegan hasta Hidalgo, donde los campesinos las usan para regar legumbres y verduras. Es un tema complicado y poco entendible desde la perspectiva que se vea, el agua es un líquido vital y no es comprensible que NO se actué en pro de solu-
cionar este problema, pues se sabe que la a zona metropolitana del Valle de México produce más del 37 por ciento del PIB y es el corazón económico del país. Si se paralizara en el tema del agua, las implicaciones económicas serían enormes. Dentro de las buenas noticias y acciones que nos dicen que hay gente con conciencia tratando de idear soluciones, existen organizaciones civiles como “Isla Urbana” que han desarrollado estrategias para captar el agua de lluvia en pequeñas poblaciones que sufren, como parte de su vida diaria, con el abastecimiento del agua. Es necesaria la unión y compromiso de todos los sectores, para solucionar este gran problema, pues la cultura de los habitantes en el cuidado y reutilización del líquido es medular, ya que en los drenajes se encuentran de todo: muebles, basura, animales muertos, hasta cadáveres. Además del uso adecuado sin desperdiciar y solucionando las fugas en sus hogares. El gobierno: con planeación, estudios y ejecuciones de políticas públicas que ayuden a captar el mayor número de agua de lluvia, tratar las aguas negras y además de regular las leyes ambientales para las empresas. Empresas privadas: la regulación de los desechos que ellos tiran, contribuye notablemente a la contaminación del agua, la espuma de los detergentes que se presumen son biodegradables son altamente contaminantes. Existen políticas para muchos problemas sociales, seguridad, economía etc., pero si nos vamos a las necesidades básicas, el agua es una de ellas por esto es de vital importancia una sustentabilidad para evitar una tragedia que repercutirá en todos los niveles. Por lo pronto este documental es un grito de alerta, que todas las personas deberían de ver ya que pretende crear conciencia y acción a esta gran problemática en la que todos de manera directa o no estamos relacionados. 12
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oc (el actor Tanner Cohen), un chico recién egresado de la universidad, contacta a un bailarín go-go de la escena nocturna de la ciudad de Nueva York llamado Go (interpretado por Matthew Camp, un verdadero ex bailarín go-go), de quien está enamorado platónica y un tanto obsesivamente, con la excusa de hacer un documental y que él sea su estrella protagónica. La inicial renuencia de Go quedan atrás cuando Doc logra convencerlo de participar en el presunto documental, pero durante la grabación del proyecto de Doc -en el que sigue el día a día de Go desde el interior de su departamento, por las calles de la Gran Manzana, hasta su trabajo nocturno y, en última instancia, también su cama-, la producción 'real' del documental se va convirtiendo cada vez más en una posibilidad para Doc, pero las situaciones entre ellos van subiendo de intensidad y se hace presente una suer-te de amor de verano que los chicos no están listos para afrontar, por lo que la película podría no ser terminada. Getting Go: The Go Doc Project es la historia de un personaje que súbitamente se topa de frente con su deseo cumplido: que su amor platónico-obsesivo se convierta en la estrella de su primera película, un hecho que voltea su vida de cabeza cuando no sabe qué hacer con eso que tanto había deseado obtener, pues la relación se va tornando más íntima, pero al parecer ninguno está preparado para afrontar este reto en ese preciso momento de sus vidas.
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Escrita y dirigida por el debutante tras la cámara Cory Krueckeber -guionista y productor de Were the World Mine (2008), protagonizada también por Tanner Cohen-, la película fue grabada con cámaras de iPhones y webcams durante tres semanas durante el verano de 2012, lapso en el cual Krueckeber y Tom Gustafson -director de la ya mencionada Were the World Mine- siguieron a los protagonistas mientras ellos grababan el presunto documental en torno al cual gira la historia del filme. Nos encontramos ante una eficaz mezcla de documental y drama intimista de pareja al más puro estilo de Weekend (2011; Dir. Andrew Haigh), Keep the Lights On (2012; Dir. Ira Sachs) o incuso I Want your Love (2012; Dir. Travis Mathews), pues también cuenta con breves secuencias de sexo explícito dosificadas a lo largo del metraje; posee atmósferas íntimas y cercanas con el espectador y otras un tanto salvajes y desequilibradas, pero todas permanecen bajo el cobijo de una excelente selección de temas que conforman la inquieta banda sonora con variopintas personalidades de la escena musical queer -mucho ojo a los temas de Patrick Wolf y a 'One to Glow' de S/He. Excitante, enérgica, sensual, voyerista y con una historia y personajes muy entrañables, así es la carta de presentación como realizador de Cory Krueckeber, un experimento de bajísimo presupuesto de un director al que no se debe perderle la pista dentro de la escena fílmica gay.
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n experimentado cazador de vampiros, un adolescente huérfano, una joven cantante embarazada, un ex marine y una monja de edad media, conforman una clase de familia que se enfrenta a la posible extinción de la raza humana causada por el Apocalipsis de la Sangre, una pandemia global que ha convertido a la gran mayoría de la población mundial en salvajes chupasangre. Esta es la premisa con la que se presenta la segunda película del director estadounidense Jim Mickle: Stake Land (2010). El filme comienza en una noche tempestuosa cuando un adolescente llamado Martin (Connor Paolo) busca refugio junto con su familia -padre, madre y su hermano recién nacido- en un cobertizo mientras intentan reparar su auto para continuar con su huída. Pero cuando Martin sale en busca de su mascota, escucha gritos desesperados provenientes del cobertizo al cual trata de regresar pero es detenido por Mister (Nick Damici), un experimentado cazador de vampiros que entra al cobertizo para asesinar a la criatura que ha masacrado a la familia entera del chico. Así comienza la relación entre Mister y Martin, emprendiendo juntos la travesía hacia 'El Nuevo Edén', un lugar en Canadá donde -se rumora- la plaga vampírica no ha causado estragos, un lugar salvaguardado de la enfermedad que ofrece un refugio para todos aquellos sobrevivientes que logren llegar hasta ahí. Stake Land es una suerte de road movie sangrienta y gore en la que los protagonistas se van encontrando con personajes como una monja (Kelly McGillis) que estaba a punto de ser violada
por fanáticos de un culto enfermizo que busca la preservación y purificación de la raza, una atractiva adolescente embarazada (Danielle Harris) que canta en un bar y busca un lugar seguro para tener a su bebé cuando nazca, y un ex miembro de la marina (Sean Nelson) que había sido capturado por la misma secta que pretendía abusar de la monja. Todos ellos se ven obligados a sortear distintas clases de obstáculos para lograr alcanzar su destino, llegando inclusive a tener problemas más grandes que el de la propia plaga vampírica. La poderosa imaginería del filme logra esquivar los inconvenientes presentados por lo limitado de su presupuesto $650,000 dls. aproximadamente- y logra convertirse en una joyita independiente que logra satisfacer al público ávido de historias diferentes sobre los verdaderos vampiros. Dentro del subgénero vampírico sobresale su vibrante propuesta visual que refresca a la figura del vampiro que luce aterradora y amenazante -no como esos entes de porcelana que brillan a la luz del Sol-, propone figuras de vampiros aberrantes que han mutado debido al virus en distintas especies vampíricas como los 'histéricos' o los 'pensadores'. Stake Land es una película con una interesante visión sobre el mito vampírico que presenta una agobiante nación devastada, un país colapsado por la plaga bajo una atmósfera asfixiante y con numerosas escenas gore; utiliza ingeniosamente los elementos del subgénero vampírico a la vez que también permite el crecimiento de los atractivos personajes durante el trayecto de su odisea -como toda buena road movie lo debe hacer.
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ras ofrecernos una bestial ópera prima cargada de humor negro con la soberbia actuación de Ben Kingsley (Sexy Beast; 2000); una joyita incomprendida protagonizada contenidamente por la mega estrella hollywoodense Nicole Kidman (Birth; 2004), y una ausencia de diez años tras las cámaras, el cineasta londinense Jonathan Glazer regresa con Under the skin (2013), la libre adaptación de la novela homónima del autor neerlandés Michel Faber, la cual gira en torno a una hermosa alienígena que llega a la tierra con la exclusiva tarea de seducir hombres solitarios para ser abducidos y transformados en alimento por la corporación que la ha enviado a nuestro planeta. Al igual que ya lo hiciera en su trabajo anterior, Glazer recurre a una superestrella del la meca del cine para estelarizar su más reciente obra, y en esta ocasión toca turno a Scarlett Johansson ponerse bajo las órdenes de Glazer y encarnar a la impasible protagonista de este hipnótico y trágico cuento intergaláctico. El prólogo de Under the Skin se nos presenta como una psicodélica secuencia audiovisual que nos remite al clásico espacial de Stanley Kubrick, 2001: Una Odisea del Espacio (2001: A Space Oddyssey; 1968); en él se contextualiza la anécdota y nos es presentada la protagonista: una figura femenina completamente oscura revestida con materiales que emulan la piel y cabello de un ser humano común, para después recibir capacitación lingüística intensiva y ser ella misma quien desnuda a una mujer inconsciente que ha sido abducida y se viste con las prendas de las que la ha despojado. Así emprende la cacería en las frías tierras de Glasgow, Escocia, donde la predadora comienza a recorrer sus caminos a bordo de una blanca furgoneta un tanto destartalada, pidiendo indicaciones a los incautos peatones sobre cómo llegar a algún lugar al azar, un destino cualquiera sin importancia, indicaciones que sólo son un pretexto para comenzar una charla con los humanos para tratar de averiguar si viven solos o en casa hay alguien esperando por ellos, puesto que con el tiempo se nos va re19
velando que sólo busca hombres solitarios, personajes deslucidos cuya desaparición no tendría impacto alguno en familiares o parejas, hombres que a quienes nadie extrañaría. Uno a uno, la atractiva mujer va embelesando a los hombres para guiarlos a una casa donde, después de un brevísimo y bizarro ritual de apareamiento perturbadoramente fotografiado por Daniel Landin y sonorizado por el extraño score de Mica Levi, son abducidos y posteriormente devorados de manera fulminante. Pero lo interesante de la cinta se presenta en su segunda mitad, cuando la protagonista, continuando con su cacería humana, conoce a un peculiar hombre al que, como sus instrucciones le ordenan, lo seduce y lo guía hacia el lugar donde será capturado, pero el hombre provoca en ella un proceso de humanización que pone en peligro su misión y su vida misma. Glazer formula una reflexión existencialista a través de la catarsis interna de la protagonista, quien por primera vez es confrontada con las sensaciones propias de nuestra naturaleza: empatía, compasión, miedo, injusticia, amor, decepción, etc.; Under the Skin es un ejercicio magnético y onírico sustentado por la excelente interpretación de Scarlett Johansson, una actriz que ya en algunas ocasiones ha mostrado su talento histriónico, pero que muy recientemente sorprendió con su elegante interpretación vocal en la fantástica Ella (Her; 2013) de Spike Jonze; la estrella de Los Vengadores (Avengers; 2012) resulta perfecta para el papel y sostiene con gran aplomo el que se convierte en el papel de su carrera, pues sobre sus hombros recae todo el peso de la cinta al aparecer prácticamente en cada una de las escenas de la cinta donde ofrece un trabajo fenomenal. Under the skin es ciencia ficción elegante, un cine minimalista en su estilo visual pero oscuro, complejo y profundo en su disertación sobre eso que nos hace humanos, un trabajo que, como en Birth, retoma la figura femenina principal para someterla a la mayor de las barbaries emocionales y concluir con una impresionante y devastadora tragedia.
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traña razón, Murdoch comienza a desarrollar estas habilidades, aunque al principio lo hace de manera inconsciente y guiado sólo por sus impulsos, pero con la ayuda del extraño doctor Daniel P. Schreber (Kiefer Sutherland) comienza a controlar sus habilidades y se origina la posibilidad de acabar tajantemente con 'los extraños'. Con Ciudad en Tinieblas, el director australiano demostró una vez más su talento narrativo y su audacia en la construcción de atmósferas tenebrosas. El misterio del alma, la importancia de los recuerdos y la vida como un espejismo son sólo algunas de las materias encerradas en la penumbrosa ciudad donde tiene lugar este anacrónico relato. La historia de estos seres que comparten una conciencia colectiva y que experimentan con nuestra especie para encontrar eso tan especial que nos hace humanos -esa esencia a la que llaman 'individualidad' y que nosotros conocemos como 'alma'-, es una propuesta visualmente deslumbrante donde la compleja dirección de arte de Richard Hobbs y Michelle McGahey dio como resultado una bizarra mezcla de expresionismo alemán y art decó, lo que junto con un excelentemente planeado juego de luces y sombras permitió generar esa atmosfera de misterio que se respira en el filme desde la primera secuencia. Ciudad en Tinieblas es de lo mejor en la ciencia ficción estadounidense de finales del siglo pasado, fue un filme que revitalizó al género en la industria de Hollywood, pues diseminó los elementos clásicos del sci-fi dentro de una estructura estética y narrativa del género 'film noir'.
egún el propio Alex Proyas, fue una pesadilla infantil lo que dio pie a la premisa de Ciudad en Tinieblas (Dark City; 1998). A manera de catarsis, el director de El Cuervo (The Crow; 1994) decidió escribir una historia para poder dejar atrás ese extraño sueño que lo perseguía; de esa historia, y con la ayuda de David S. Goyer y Lem Dobbs, surgió el guión sobre John Murdoch (Rufus Sewell), un hombre que despierta amnésico en la bañera de una anómala habitación de hotel, donde descubre el cuerpo de una mujer brutalmente asesinada; tras recibir una misteriosa llamada advirtiéndole que hay unos hombres que lo están buscando, el amnésico protagonista debe huir inmediatamente. Comienza así la frenética y desquiciada búsqueda de sus recuerdos perdidos a la vez que hace todo lo posible por no ser atrapado por el inspector Frank Bumstead (William Hurt), quien con la ayuda de Emma (Jennifer Connelly), esposa de Murdoch, intenta dar con su paradero y llevarlo ante la justicia por una serie de crímenes que el hombre no recuerda haber cometido; aunque la huída de la policía se convierte en la menor de sus preocupaciones cuando se topa con unos seres sombríos que también buscan capturarlo. Estos seres conocidos como 'los extraños', habitan el submundo y tienen la capacidad de hacer dormir a la población, manipular sus memorias y cambiar a voluntad la arquitectura de la ciudad que vive perpetuamente en las penumbras. Con esta habilidad conocida como 'tunning' (sintonización), alteran la vida de la población entera, y por alguna ex-
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l séptimo arte nacional tuvo su época dorada, lamentablemente, como a todo apogeo, le llegó su ocaso y la conocida 'Época de Oro' no fue la excepción; las influencias políticas, socio-culturales y sobre todo las mundiales, terminaron por eclipsar a toda una industria sólida y reconocida mundialmente, ese fue el final. Esta época fue el claro reflejo de una sociedad que miraba con ojos de incertidumbre el horizonte de un nuevo siglo marcado por la guerra, cambios políticos significativos, el desarrollo industrial, el reordenamiento social, la urbanización y los inicios de la globalización; y cada tema recibió su especial atención por parte de las ópticas y lentes de aquellos quienes buscaban un medio para expresar sus ideas, ese medio fue el Cine.
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Esta época fue el claro reflejo de una sociedad que miraba con ojos de incertidumbre el horizonte de un nuevo siglo marcado por la guerra, cambios políticos significativos, el desarrollo industrial, el reordenamiento social, la urbanización y los inicios de la globalización; y cada tema recibió su especial atención por parte de las ópticas y lentes de aquellos quienes buscaban un medio para expresar sus ideas, ese medio fue el Cine. Desde sus inicios, se vio cuál sería el rumbo que tomaría el cine mexicano. Una vez consolidado (tanto industrial como popularmente) el cine empezó su etapa de evolución y -si me lo permiten- refinamiento. Fue así como el Cine Mexicano (medio de simple diversión y entretenimiento) logró alcanzar el merecido título de 'Arte'. Dicho título -podría decirse- logró mantenerse por un largo período de tiempo; algunos especialistas en la materia afirman que éste tiempo llegó a su fin a finales de los años 50, las razones fueron muy diversas, por ejemplo que los guiones habían caído en lo repetitivo, el declive económico que el Cine Mexicano experimentaba (alta competencia con el cine extranjero) e incluso, se dijo que la muerte del ídolo Pedro Infante marcó el fin de dicha época. 26
Otro grupo afirma que el declive definitivo de 'La Época de Oro' llegó a mediados de los años 60. Personalmente, coincido con éste último pues considero injusto dejar fuera de ésta época al cine más experimental que hubo en nuestro país, hablo del 'cine de transición'. Éste tipo de cine fue pionero en el cambio que se vaticinaba (en todos los sentidos), se arriesgó a tocar temas más controversiales como la eutanasia, el sexo, el humor negro, la explotación indígena, la sindicalismo, la crítica burguesa, militar y religiosa, se adquiere un punto distinto del rol de la mujer mexicana con respecto al que estábamos acostumbrados. Como podrán ver, la mayoría de éstos temas no llegaron al cine nacional sino hasta inicios de la década de los 60, por tal razón, resultaba difícil limitarnos a finales de los 50. Como dice el dicho "la opinión es como una nariz, todos tenemos una", y la de su servidor ya es bien conocida, considero que la 'Época de Oro' duró aproximadamente 30 años (1934-1964), precisamente porque en este lapso se produjeron, dirigieron, escribieron y se actuaron las mejores películas de la época (proyectándome un poco, de la Historia del cine mexicano). Gracias por tomarse el tiempo para leer esta nota, escrita con la mente de un cinéfilo soñador. Sin más preámbulo, conozcamos la lista...
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omo lo declarara ya una vez el gran Jim Jarmusch, la verdadera y valiosa naturaleza de una obra no radica en su originalidad (porque esta es inexistente), sino en su autenticidad, y Lucy (2014) del director, productor y guionista Luc Besson, es una de sus propuestas más auténticas. La película protagonizada por Scarlett Johansson (a quien en este año vimos en otras dos estimulantes cintas sci-fi: Her de Spike Jonze y Under the Skin de Jonathan Glazer) cuenta con todos y cada uno de los elementos característicos en la filmografía de su artífice galo: desde su preocupación primigenia por convertir en la principal atracción a la espectacularidad y la fuerza de la imagen por encima del trasfondo de la historia, hasta el empoderamiento de la figuras femeninas protagónicas. Y es que al igual que ya lo hiciera con Anne Parillaud como Nikita en la cinta de 1990, con la pequeña Natalie Portman como Mathilda en Léon (1994) y con Milla Jovovich como Leelo en The Fifth Element (1997) y como la Doncella de Orléans en Joan of Arc (1999), el director francés empodera en esta ocasión a una estudiante (la Lucy del título) que se ve engañada por su novio Richard (Pilou Asbæk) para entregar un maletín con una nueva droga al poderoso narcotraficante Sr. Jang (Choi Min-sik), pero éste la secuestra y la obliga a trabajar como 'mula'; buscando introducir la recién creada droga dentro del mercado europeo, a Lucy le es implantado quirúrgicamente en el bajo vientre un paquete con la sustancia química a traficar, pero accidentalmente la droga se libera en el interior de su organismo y, al absorberlo, su cuerpo comienza a procesarlo de una manera sorprendente, permitiéndole desarrollar una actividad cerebral muy superior al promedio (aumentando un 10% cada hora) y que sólo se había planteado a manera de hipótesis por parte de los científicos como el Profesor Norman (Morgan Freeman). Con la elección del nombre de la protagonista, Besson utiliza un paralelismo entre la historia de Lucy, la primera hembra bípeda de la especie Australopithecus que representó una marca formal dentro de la historia de la evolución humana (y a la que se le conoció bajo ese nombre por la canción "Lucy in the Sky with Diamonds" de The Beatles que se escuchaba en la radio al momento en el que los investigadores hacían su descubrimiento) y la Lucy contemporánea que da un salto formidable en la evolución cognitiva gracias a la droga sintética diseminada por su torrente sanguíneo. Así, el salto evolutivo de Lucy la despoja de los rasgos que se consideraban más humanos, como sus necesidades afectivas; ahora, la mujer evo33
lucionada alcanza la trascendencia a través de esta masiva ingesta involuntaria de la sintética sustancia y se presenta como una mujer con la capacidad de comprensión total, autosuficiente y autosustentable, capaz también de controlar todos los elementos que la rodean, perpetuarse a sí misma como organismo. De esta manera Besson manipula las hipótesis científicas sobre el limitado uso de nuestro cerebro que indican que sólo lo utilizamos al 10% de su capacidad y juega (no hay mejor manera de describirlo) con las consecuencias omniscientes que traerían consigo la posibilidad de acceder al 100% de la capacidad cerebral. Pero siguiendo fiel a su estilo, las implicaciones de esta hipotética situación en torno a la cual gira la anécdota de la historia no son más que un pretexto para que el director confeccione una poderosa, estridente y salvaje cinta de acción salpicada de algunos elementos sci-fi en el que Scarlett Johansson realiza un trabajo formidable como femme fatale a las órdenes de Besson, quien podría haber encontrado ya a su nueva musa/heroína. La efectiva mancuerna Besson/Johansson convierten a Lucy en una propuesta fílmica veraniega irresistible que se toma a sí misma muy poco en serio desde su violento y estilizado planteamiento, su trepidante acción en el desarrollo que apenas deja percibir algunos destellos de filosófica ciencia ficción y su frenético desenlace a manera de viaje alucinógeno. Las comparaciones con otra cinta sci-fi de este verano como lo fue Transcendence de Wally Pfister serán inevitables, y es que no sólo comparten ciertos elementos en común como el tema de la trascendencia de la conciencia humana gracias a los avances científicos tales como la capacidad de poder 'subir' la conciencia de una persona a una red de conocimiento global compartido o la creación artificial de una droga que potencializa al máximo la capacidad cerebral, sino que también comparten al mismo actor (Morgan Freeman) interpretando prácticamente el mismo papel. Pero las comparaciones podrían terminar justo ahí, pues cada filme sigue un camino distinto, y mientras la fallida película del debutante Wally Pfister mantiene un discurso manierista y casi a manera de sermón sobre los peligros de la tecnología y nos conmina a regresar a una vida más orgánica y natural (todo ello con a través de un guión deficientemente construido y no mejor sustentado por los peores trabajos actorales del año que recitan diálogos involuntariamente irrisorios que afortunadamente la llevarán al olvido), la propuesta de Luc Besson se encarga de ofrecernos un más que un eficaz thriller que, aunque cargado de clichés del género, sabe jugar con ellos hábilmente llegando incluso a la autoparodia. Lucy es una auténtica cinta de Besson, alejada de toda pretensión pedante, es un desquiciado viaje donde el entretenimiento y las emociones están garantizadas, y de hecho, podría ser la última película de este verano que nos pueda brindar eso, así que no habrá que despreciar la oferta de la dupla Besson/Johansson, sobre todo si se es fan de cualquiera de los dos.
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00 Days of Summer (2009) presentó una nueva manera de hacer comedias románticas y ofreció una nueva visión sobre el romance en el Siglo XXI. Su originalidad recayó en varios aspectos, sin embargo, el principal de ellos fue mostrar una historia de desamor en lugar de la idílica anécdota donde la pareja vive feliz para siempre al final de la aventura de dos horas; además de presentar a un protagonista un poco alejado del estereotipo del galán hollywoodense -aunque a estas alturas Gordon-Levitt ya se convirtió en uno de ellos- y a un interés amoroso también alejado de clichés, pues el personaje de Zooey Deschanel no es la típica chica que busca al hombre ideal, sino al contrario, es dura, tiene unas ideas bastante extrañas respecto a eso que llaman 'amor' y en ocasiones puede llegar a ser algo cruel... OK, bastante cruel. De esa primera película de Marc Webb -ahora miembro de las grandes ligas con sus megaproducciones arácnidas-, Sólo Amigos? (What if; 2014) busca retomar la frescura, el cinismo y la modernidad en la manera en la que se abordan las relaciones contemporáneas. Bajo la dirección de Michael Dowse, los actores Daniel Radcliffe y Zoe Kazan protagonizan esta adaptación de la obra teatral de T.J. Dawe y Michael Rinaldi que sigue las vidas de Wallace (Radcliffe) y Chantry (Kazan), dos adultos jóvenes que atraviesan por situaciones sentimentales complejas. Él ha dejado abandonada su carrera de medicina tras descubrir a su novia siéndole infiel con su profesor; ella tiene un trabajo estable -hasta cierto punto- y tiene una relación igualmente estable de cinco años con su novio Ben (Rafe Spall). Los dos se conocen en la fiesta de Allan (Adam Driver), el mejor amigo de Wallace y primo de Chantry; ambos experimentan una conexión inmediata pero con la que no pueden seguir adelante porque ella, como ya se mencionó, tiene novio. La relación entre ambos evoluciona pero únicamente como amistad, aunque bajo la superficie se mantienen siempre esas pulsiones de atracción el uno por el otro aunque ninguno sea capaz de dar el siguiente paso. 37
Sólo Amigos? se mantiene fiel a la esencia de la comedia romántica clásica y cumple con todas y cada una de las reglas, lo que la coloca en una situación de previsibilidad de los acontecimientos a los que el público se puede anticipar desde muy temprana la cinta. El filme respeta la formula: Chico conoce chica, se enamoran pero hay impedimentos en la relación, las cosas mejoran, parece que finalmente quedarán juntos, súbitamente aparece un conflicto fuerte -por lo regular por un malentendido por el cual la chica se enfada y se aleja-, se separan, recapacitan y se reencuentran de una vez y para siempre -por lo general, con boda incluida. Y si de la película nos quedáramos tan sólo con este plot, Sólo Amigos? sería una comedia romántica más del montón, sin embargo, los diálogos ágiles, mordaces, inteligentes y divertidos logran ponerla sobre la media de las comedias 'made in Hollywood'. Además, la química de la pareja protagonista sobrepasa la pantalla y logra ser el principal y mayor acierto del filme, pues el carisma de cada uno de los personajes es suficiente para atrapar al espectador desde el comienzo. Daniel Radcliffe se sacude su papel del otrora niño mago y da muestras de ser un actor versátil que puede ser capaz de dar vida a personajes completamente ajenos a la magia y la fantasía. Por su parte Zoe Kazan ofrece también un trabajo bastante rescatable con un papel que posiblemente no sea tan complejo como el de Ruby: La Chica de mis Sueños (Ruby Sparks; 2012) pero es igualmente encantador. El resultado final en Sólo Amigos? resulta ser una bocanada de aire fresco dentro del género, y aunque no logra ser una propuesta completamente original y la premisa peca de previsible, la película sobresale por los amables, atractivos y cercanos personajes centrales que irradian química amorosa a lo largo del metraje y por las situaciones lo suficientemente entretenidas y divertidas que alcanzan a sostener al filme a flote y sobresalga en el mar hollywoodense plagado de comedias románticas mediocres.
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res han sido -hasta ahora- las películas del llamado 'Duque del Terror Mexicano', Carlos Enrique Taboada, que se han reelaborado y presuntamente 'modernizado' en años recientes para atraer a las nuevas generaciones: Hasta el viento tiene miedo (2007), El Libro de Piedra (2009), y finalmente, Más Negro que la Noche (2014), teniendo ésta última como particularidad el hecho de ser la primera película mexicana en live-action que se filma en formato 3D. De esta manera, y a pesar de poseer la ventaja de ser una coproducción entre México y España -es decir, que contó con un presupuesto mucho más elevado que los otros dos remakes ya mencionados y con una supervisión por parte de los inversionista extranjeros-, de los adelantos tecnológicos para la creación de efectos visuales/especiales, y del hecho de presentarse en el formato estereoscópico que resulta atractivo para las masas, la reinterpretación de Más Negro que la Noche -dirigida y adaptada de la original historia de Taboada por el productor y director mexicano Henry Bedwell, responsable de Avisos de Ocasión (2004), protagonizada por Kate del Castillo- no termina por convencer en ninguno de los aspectos. Más Negro que la noche (2014) es la historia de Greta (Zuria Vega) una joven que hereda una vieja casona otrora perteneciente a su recientemente fallecida Tía Ofelia; al lugar habitado ahora solamente por el ama de llaves Evangelina (Margarita Sanz) y por el gato Bécquer (más negro que la noche, obviamente) al que deben cuidar según lo estipula la única cláusula del testamento de la finada tía, se muda la chica acompañada por sus tres amigas: Pilar (Eréndira Ibarra), hermana de su novio Pedro (José María Torre Hütt) y su mejor amiga con quien parece tener -o haber tenido- cierta relación lésbica aunque nunca es revelado ese aspecto de una manera definitiva; María (Adriana Louvier) la amiga escéptica del grupo que será la primera en padecer el acoso sobrenatural que se cierne sobre la casa, y por último, Vicky (Ona Casamiquela), una chica española que lucha contra las adicciones y que parece no respetar las relaciones amorosas ajenas. Las cosas se salen de control cuando Bécquer aparece ahogado en la piscina y una fuerza extraña comienza a acosar a las chicas una por una. 38
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Si bien es cierto que la película técnicamente está muy bien lograda en algunas -muy contadas- secuencias, y que los espaciosos lugares dentro de la casona donde sucede la historia funcionan de manera tétrica en ciertos instantes ayudados por la tercera dimensión, estos momentos no son otra cosa que elementos ornamentales que buscan distraernos de una historia muy básica y desbordante de clichés, repleta de incoherencias, de fatales irregularidades respecto al ilógico proceder de los personajes y que también pone al descubierto la falta de rigor cinematográfico por parte del director y la completa inexistencia de una dirección actoral -lástima de Margarita Sanz que hace hasta lo imposible por sacar a flote su personaje con las (evidentemente) poquísimas herramientas dramáticas ofrecidas por el guión. Uno de los aspectos que vale mucho la pena señalar y que relucía no sólo en la película original de 1975, sino en casi toda la obra fílmica de Taboada, era el de el choque generacional, el de el mundo infantil/adolescente liberal en eterno conflicto con la perspectiva cerrada de los adultos -recuerden bien El Libro de Piedra (1968) y Veneno para las hadas (1984)-; aquí en Más Negro que la Noche de Bedwell, no sólo este aspecto brilla por su ausencia, sino que es reemplazado por un discurso moralino en el que la historia de venganza fantasmal de la cinta original da paso a una serie de subtramas desganadamente desarrolladas con muertes que funcionan a manera de castigo por los comportamientos 'inmorales' de las protagonistas: la chava lesbiana llena de tatuajes -muy 'lesbis' como las dos navajas'- enamorada de su mejor amiga; la chava extranjera que, además de ser un poco casquivana con el novio de la protagonista -quien, por cierto, también muere por otro comportamiento inmoral: la infidelidad- es también una cocainómana irredenta; y la chava que, aunque es buena onda resulta rencorosa y termina siendo la asesina de la mascota felina, crimen que desencadena la furia de la sobrenatural presencia que habita en la casona. Más negro que la noche es un remake/homenaje hecho por según el mismo Bedwell- un gran admirador de la obra de Taboada, pero desafortunadamente ese admirador carece del oficio necesario como director para reinterpretar de una manera cabal este tipo de historias; una propuesta que se convierte solamente en una típica película más de Casas Embrujadas, una atracción de feria -con innecesarios gritos grabados incluidos- puesta bajo la apenas rescatable fotografía de Marc Bellver. Esperemos que, por lo menos, este fallido nuevo intento de revitalización de los clásicos del horror nacional despierte la curiosidad de las jóvenes audiencias para acercarse al legado de Taboada que está esperando pacientemente a ser (re)descubierto en las estanterías de esos lugares en peligro de extinción que llamamos videoclubes. 41
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n virtuoso pianista reaparece en público tras un lustro de ausencia sobre los escenarios; al sentarse al piano se encuentra con una nota amenazante escrita en sus partituras, la cual le advierte que si quiere salvar su vida y la de su esposa deberá ejecutar el concierto sin errar ni una sola nota, de lo contrario, el autor de la nota que lo tiene en la mira, eliminará a ambos. Con esta sencilla premisa se detona la acción en el tercer largometraje del director español Eugenio Mira (The Birthday y Agnosia), un filme con influencias estilísticas de Brian de Palma y las atmósferas del maestro del suspenso, Alfred Hitchcock, en el que el actor Elijah Wood se encarga de interpretar a Tom Selznick, el pianista que regresa a los escenarios y que se ve obligado a ofrecer, literalmente, el concierto de su vida. Con remarcable secuencia de títulos iniciales se da la bienvenida a Grand Piano (2013), un thriller en el que convergen tanto grandes aciertos como grandes desilusiones, dando como resultado un filme desigual. Entre sus virtudes podemos destacar un sobresaliente manejo de cámaras, la fotografía de Unax Mendía, el vertiginoso montaje, el score a cargo de Víctor Reyes y el escalofriante diseño sonoro, pero sobre todo, el estupendo trabajo de Elijah Wood, quien para este papel volvió a tomar clases de piano que había abandonado cuando era niño y quien lleva todo el peso de la película sobre sus hombros, logrando sostenerla de una manera formidable; todos estos elementos hacen de la película un muy buen ejemplo de cine de suspenso de alta eficacia e impecable factura técnica. Pero a pesar de todo ello, los sustanciales baches en el guión (escrito por Damien Chazelle, responsable de El
Último Exorcismo de 2010), la nula construcción de personajes (que deambulan despojados de matiz alguno), las situaciones que se tornan inverosímiles y que de pronto se agolpan y atropellan en la pantalla, así como un final completamente predecible resuelto de una manera increíblemente convencional sin hacerle justicia a la eficaz atmósfera de tensión que había logrado mantener a lo largo del filme, son sólo algunos de los elementos que juegan en detrimento del resultado final del filme en su conjunto, el cual termina por ser fallido. Eugenio Mira da muestras de conocer el género y saber elaborar un buen ejercicio de suspenso con una perfecta confección claustrofóbica que en ocasiones recuerda a filmes de premisas similares como Enlace Mortal (Phone Booth; 2002) de Joel Schumacher o Sepultado (Buried; 2010) de Rodrigo Cortés (quien, por cierto, aquí en Grand Piano funge como productor). Se agradecen, por supuesto, esas referencias y homenajes a los maestros del cine como de Palma o Hitchcock, y se nota claramente que el director es un gran amante de los thrillers del cine clásico. Es, sin embargo, en su fondo, en su raquítico guión y en el torpe desarrollo de las inverosímiles situaciones (y eso que no estamos mencionando que también incluye uno de los playbacks más falsos que se hayan visto en cine en mucho tiempo), que Grand Piano resulta una obra que se queda a medio camino y no sobrepasa el común de otras propuestas fílmicas de suspenso. Es una película que se dejará ver sin ningún problema, emocionará momentáneamente pero se comenzará a perder en el olvido en cuanto el espectador abandone la sala y se encuentre, más tarde, con otra mejor propuesta. 42
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as cuatro tortugas hermanas antropomorfas, su sensei Splinter, la aliada humana April O'Neil y su némesis Destructor, están de regreso en la gran pantalla con el reboot de la franquicia que llevara por primera vez al cine a los quelonios artemarcialistas con nombres de pintores renacentistas (Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello) allá por 1990 en Las Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles; Dir. Steve Barron), la primera versión live-action de los personajes surgidos de la historieta homónima creada en 1983 por los historietistas e ilustradores Peter Laird y Kevin Eastman. Ahora bajo el sello Nickelodeon (que compró los derechos de los personajes a Mirage Studios en 2009), con Michael Bay como productor ejecutivo y Jonathan Liebesman ocupando la silla de director -aunque sólo en un sentido figurado y más adelante explicaré porqué-, las Tortugas Ninja Adolescentes Mutantes reaparecen en los cines con una nueva apariencia generada ahora por computadora, apoyada por la tecnología motion-capture (captura de movimiento, como en el caso de Gollum en la saga de El Señor de los Anillos) y por el formato 3D tan socorrido por los blockbusters en los últimos años. Tortugas Ninja (Teenage Mutant Ninja Turtles; 2014) abre con una afortunada secuencia animada que nos remite al estilo de la historieta original y nos presenta el contexto en el que se desenvuelve la historia: una oleada de inseguridad y terror se vive en las calles de Nueva York con la amenaza del denominado Clan del Pie, una organización criminal liderada por el letal Destructor (Tohoru Masamune). Es entonces que un grupo de vigilantes provenientes de las alcantarillas, con la ayuda de la reportera April O'Neil (Megan Fox), debe hacerle frente antes que la ciudad quede bajo el total dominio de Destructor. La trama de la cinta peca de básica, elemental e incluso de incoherente, además que el plan de Destructor guarda una cierta y sospechosa similitud con el plan de Lizard (Rhys Ifans) en El Sorprendente Hombre Araña (The Amazing Spider-Man; 2012), culminando los dos con la diseminación una toxina en toda la ciudad a través de un dispositivo colocado en la cima de una antena de un rascacielos, la cual -en ambos casos- termina derribada en una vertiginosa secuencia al final de las cintas. 45
Lo que sí vale la pena rescatar del filme es el fantástico y detallado diseño de los personajes, los cuales realmente tie-nen una personalidad propia bastante bien definida y la gran química que se logran con sus interacciones resulta bastante agradable, tanto así, que los mejores momentos de la película son los correspondientes a este peculiar cuarteto de herma-nos con sus comentarios, sus bromas y sus referencias a la cultura popular que aprendieron de manera clandestina al ver-se limitados en su exposición a la superficie de la ciudad. Esta modernización de los personajes les ha conferido una verda-dera apariencia de tortugas 'mutantes', pues lucen como cria-turas corpulentas y nada atractivas, lo que contrasta con aque-lla imagen de antaño donde lucían incluso 'bonitas' -especialmente en las caricaturas de los 90s- aunque sigue presente su espíritu caricaturesco sin traicionar sus orígenes 'comiqueros'. Los encargados de dar vida y voz a los protagonistas en esta adaptación son: Peter Ploszek -aunque su voz fue sustituida por la de Johnny Knoxville en el corte final- como Leonardo, Alan Ritchson como Raphael, Jeremy Howard como Donatello y Noel Fisher como Michelangelo. Las escenas de acción, por otra parte, resultarán más que gratificantes para las grades audiencias, y entre ellas destacan la persecución en la nieve y el climático enfrentamiento final. Sin embargo, cada una de las escenas de la cinta se ve marcada por la casi omnipresente mano de Michael Bay, pues todos los elementos están colocados casi de manera idéntica a la manera de trabajar del director de la saga Transformers (2007 - 2014). Desde la paleta de colores, el montaje de las secuencias de acción, los encuadres, los efectos especiales, los filtros de cámara, etc.; todos y cada uno de los fotogramas del filme tienen la impronta de Bay, haciendo del filme un producto impersonal del director Jonathan Liebesman, quien al parecer o únicamente se limitó a seguir las órdenes de Bay en cuanto a la producción del proyecto, o bien se dejó manipular por los caprichos de Paramount; de cualquier manera, este es uno de los trabajos más impersonales de los que se tenga memoria en épocas recientes. Y así, con irregulares resultados en su conjunto, Tortugas Ninja es una película cargada de acción que logra agradar al público masivo al satisfacer su búsqueda de entretenimiento, diversión y emoción, por lo que no sólo la recomendarán y generarán más audiencia durante las próximas semanas, sino que abarrotarán las salas en su ya confirmada secuela para el 3 de junio de 2016. 46
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ste mismo año -en mayo pasado, para mayor precisión- tuvimos en México el estreno de La Jaula de Oro (2013), un drama social sobre la juventud inmigrante y su descarnado viaje hacia los Estados Unidos sobre el lomo de la Bestia y a través de las peligrosas vías ferroviarias de nuestro país. El viaje de los cuatro adolescentes en busca de un futuro que en sus países de origen les es negado, puso de nuevo sobre la mesa el tema de la inmigración infantil/juvenil, un tema compartido con Guten Tag, Ramón (2013), la nueva película escrita y dirigida por Jorge Ramírez Suárez (Conejo en la Luna) y protagonizada por el joven Kristyan Ferrer, el Ramón del título que, tras cinco intentos fallidos de cruzar la frontera y con un sólo camino posible para salir adelante en su tierra trabajar para el narcotraficante local conocido como el Chiqui-, decide irse a Alemania donde, según su amigo el Güero (Hector Kotzifakis), además de que no hay 'migra', vive ahí su tía con un 'don' alemán al que le va muy bien económicamente y que le puede echar la mano para conseguir trabajo y comenzar a ganar dinero para sustentar a su madre (Arcelia Ramírez) y su abuela (Adriana Barraza). Ramón emprende el viaje intercontinental y la pequeña ciudad de Wiesbaden es todo menos lo que él se imaginaba, comenzando porque hace un frío glaciar que no puede mitigar con su delgada chamarra y además, la tía del Güero ya no vive en la dirección indicada, por lo que se encuentra completamente solo al otro lado del mundo, sin dinero y sin poder regresar a México, por lo que debe ingeniárselas para poder sobrevivir en un lugar tan hostil, tanto por el clima como por la incapacidad de comunicación debido a las diferencias de lenguaje. Guten Tag, Ramón y la Jaula de Oro encuentran su único punto en común en sus protagonistas inmigrantes, pero fuera de ello, la diferencia entre ambas es abismal. Mientras la película de Diego Quemada Díez es descarnada y vio-
lenta, la perspectiva de Jorge Ramírez Suárez es más ligera y sencilla, pero no por eso menos efectiva al momento de dar fe de la situación social que origina la migración juvenil latinoamericana y las duras situaciones que enfrentan los inmigrantes fuera de su entorno cotidiano. La película es un interesante experimento cultural donde la principal barrera que tiene Ramón es la del lenguaje, y cómo a pesar de esta gravísima desventaja, éste logra sobrevivir en un hostil entorno gracias a su inocente esencia y a esa bondad de los desconocidos en la que tanto confiaba Blanche en Un Tranvía llamado deseo de Tenessee Williams. La imagen de frialdad y agresividad que persiste aún sobre una Alemania nazi es dinamitada aquí por el guión de Ramírez Suárez, pues muestra personajes alemanes de todo tipo, desde los desconfiados y fríos, hasta los cálidos y hospitalarios, como Ruth (Ingeborg Schöner), la mujer mayor que da cobijo al inmigrante mexicano y le permite vivir en el sótano del edificio departamental habitado por adultos mayores pensionados a cambio de trabajar para ellos en las labores que, por su edad o condición, ya no pueden realizar. Jorge Ramírez Suárez ofrece otra perspectiva de los inmigrantes, una cara de la migración que posiblemente peque de cierta ligereza en el tratamiento del tema pero no por ello resulta menos realista o verosímil; mención especial merece el final al no ser el típico desenlace feliz y complaciente, sino que toma una ruta completamente alejada de los finales estereotipados del mexicano que triunfa por su esfuerzo y por ser 'bueno'. Guten Tag, Ramón no es una cinta que pretenda aleccionar a nadie o ser un sermón cinematográfico sobre la situación económica en México, es una propuesta de cine ligero que sólo busca contar la historia de un chico que quiere lo mejor para su familia, una feel-good movie mexicana que dejará con un muy buen sabor de boca a la audiencia. 48
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as oscuras y violentas creaciones emergidas de la retorcida mente de Frank Miller con las que pobló sus historietas de la serie Sin City, encontraron en la imaginería y astucia visual de Robert Rodriguez el vehículo perfecto para dar el salto de las viñetas a los fotogramas. La Ciudad del Pecado (Sin City) llegó a las pantallas en el verano de 2005 y, contra todo pronóstico y escepticismo, se consagró como una de las más fieles y mejores adaptaciones de un original impreso al mundo del celuloide que se habían realizado. La película, dirigida en conjunto por Rodriguez y Miller (más una pequeña participación de Tarantino quien se hizo cargo de la secuencia más surrealista del filme que involucró a una cabeza cercenada parlante), echó mano de tres líneas argumentales abordadas en la serie impresa del historietista: Sin City: The Hard Goodbye, donde Marv (Mickey Rourke), un paria social busca al asesino que le quitó la vida a su gran amor, Goldie (Jaime King), mientras dormía a su lado la única noche que pasaron juntos-; Sin City: The Big Fat Kill, en la que el asesinato de un importante miembro de la policía comienza una guerra sin cuartel en la parte vieja de la ciudad, dominada por mujeres libres del control de cualquier autoridad (entiéndase policía o padrotes); y finalmente Sin City: That Yellow Bastard, que sigue al policía Hartigan (Bruce Willis) en su búsqueda por una bailarina (Jessica Alba) que ha sido secuestrada por un psicótico criminal amarillo. 54
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El resultado de la mancuerna fue un clásico instantáneo del cine contemporáneo y se convirtió en todo un filme de culto; fue una refrescante visión al mundo de los cómics y al género film noir, que se vio renovado en la pantalla grande. Además que su extrema fidelidad sirvió para que otras cintas inspiradas en novelas gráficas siguieran un rumbo similar en su camino a la pantalla grande, tal como fue el caso de 300 (2006) de Zack Snyder y su secuela 300: El Origen de un Imperio (300: Rise of an Empire; 2014) de Noam Murro. El éxito de taquilla y crítica generó la inmediata confirmación de la secuela nuevamente con Rodriguez y Miller tras la cámara y que una de las tres historias sería inspirada en la correspondiente a Sin City: A Dame to Kill for. Sin embargo, casi una década ha tenido que pasar para que nuevamente podamos ver a esos personajes anti heroicos o aberrantes psicópatas; problemas con el guión, reescrituras con guionistas como William Monahan, algunos contratiempos con el casting y algunos otros problemas de financiamiento, llevaron al proyecto a estancarse por varios años. En este lapso de nueve años, Rodriguez no ha parado en absoluto, ha sido artífice de numerosas y versátiles producciones como Las Aventuras de Shark Boy y Lava Girl 3D (The Adventures of Sharkboy and Lavagirl 3-D; 2005), Grindhouse: Planeta Terror (Grindhouse: Planet Terror; 2007), La Piedra Mágica (Shorts; 2009), Machete (2010), Mini Espías y los Ladrones del Tiempo 4 (Spy Kids: All the Time in the World in 4D; 2011) y Machete Kills (2013); además de dirigir cuatro episodios de su producción serial Del Crepúsculo al Amanecer (From Dusk 'Til Dawn; 2014), inspirada en su película de 1996. 57
Sin City 2: Una Dama por la cual mataría (Sin City: A Dame to Kill for; 2014), llega con una alta expectativa por parte de la crítica y la audiencia; para esta segunda entrega, a la historias originales de los cómics, Sin City: A Dame to Kill for y Sin City: Just Another Saturday Night, se han agregado dos historias escritas exclusivamente para la película: Sin City: The Fat Loss y Sin City: The Long Bad Night. Varios miembros del reparto están de regreso para dar vida nuevamente a los personajes de Sin City, así que nuevamente veremos a Mickey Rourke, Jessica Alba, Rosario Dawson, Jaime King, Powers Boothe y Bruce Willis en una pequeña participación; a este ya multiestelar elenco se han sumado más estrellas como Joseph Gordon-Levitt, Eva Green, Ray Liotta, Josh Brolin y Lady Gaga, en su nueva colaboración con Rodriguez tras sus cameos en Machete Kills. Esta anticipada secuela no ha tenido una calurosa bienvenida con la crítica en Estados Unidos y la taquilla tampoco ha sido la que se esperaba; además, al cierre de esta edición, el estreno en México ha sido pospuesto de manera indefinida por su distribuidora y una nueva fecha de lanzamiento es completamente desconocida. Las razones de dicho retraso son inciertas, pero no han dejado más opción que esperar pacientemente a que una nueva fecha sea establecida y constatemos en persona si la crítica estadounidense le ha dado el trato justo o si nos encontramos junto a una obra incomprendida; el tiempo lo dirá. 58
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l segundo trabajo de la cineasta Louise Archambault (Familia; 2005) es una comedia romántica a la vieja usanza, pero posee un pequeña variante en la ecuación de este tipo de cine. Y es que Gabrielle: Sin Miedo a Vivir (Gabrielle; 2013) contiene un trasfondo social muy peculiar, pues los protagonistas de este romántico relato padecen de una ligera discapacidad intelectual, del síndrome de Williams, para ser más concretos; este síndrome es una afección causada por la falta de copias de varios genes, pudiendo provocar retraso en el desarrollo, tendencia a la distracción, problemas de alimentación, retraso en el desarrollo del lenguaje, y un largo etc. Gabrielle (Gabrielle MarionRivard, quien en la vida real también padece el síndrome de Williams) y Martin (Alexandre Landry), la pareja protagónica, forman parte de un grupo coral de personas con discapacidad intelectual que se encuentran preparándose para ofrecer un concierto al lado de una gran figura quebequense: el cantante Robert Charlebois. La cinta expone los prejuicios de la sociedad y la sobreprotección familiar ante el miedo que se presenta cuando se considera que las discapacidades psíquicas de los chicos serán nada más que un problema, que no les permitirá relacionarse afectiva y sexualmente de la manera más autónoma posible; pero ade-
más del dilema de los familiares de ambos chicos sobre permitirles o no su completa independencia, la película da fe de la lucha de la protagonista por hacerse valer por ella misma, comparte esa necesidad de conexión por parte de los chicos. Estas son las dos líneas narrativas principales por las que transita Gabrielle, una propuesta con la que, a través de cámara en mano y sobresalientes actuaciones naturalistas con las que se alcanza un estilo casi documental, además de una fotografía basada en encuadres que crean atmósferas de complicidad entre audiencia y los personajes, así como la agradable selección de temas musicales interpretados por el coro de la cinta, Archambault nos comparte una emotiva película en la que su narrativa convencional palidece y se deja de lado ante un honesto y sencillo retrato del descubrimiento sexual de Gabrielle y Martin. Gabrielle habla sobre la 'normalidad' del ser humano, sobre el derecho a la libertad de poder relacionarse en todos los niveles posibles, sobre la decisión propia y autónoma de atreverse a reír, a llorar, a sufrir y a amar, a vivir plenamente como cualquier otra persona; es una historia sincera, auténtica y sin pretensiones que conecta invariablemente con el corazón del espectador y abrirá el debate sobre este problema médico-social altamente ignorado o incomprendido.
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l nuevo largometraje escrito y dirigido por John Carney resulta un tanto irónico entre su discurso y su propuesta, pues mientras la historia que nos cuenta gira en torno a la creación artística y a jamás 'venderse' a la industria o volverse complaciente en pos del éxito, la propuesta de Carney sufre un tanto de estos industriales males que tanto señalan los personajes de su relato, aunque no tanto como para arruinar completamente ese feeling de honestidad y autenticidad que tanto caracterizó a su celebrado filme anterior Once (2006) y que aquí se presentan en una dosis menor. Keira Knightley y Mark Ruffalo encarnan a la pareja protagónica de Empezar otra vez (Begin Again; 2013): Gretta y Dan. Ella es una compositora recientemente abandonada por su novio Dave (incipiente rockstar interpretado por Adam Levine de Maroon 5). Él es un caótico productor musical recién caído en desgracia (despedido por su socio de su propio sello discográfico independiente). Sus vidas se cruzan en un bar donde él cura sus penas con alcohol y ella realiza una improvisada presentación tras la insistencia de su mejor amigo. Ese encuentro les abre las puertas a ambos para permitirse complementar sus vidas mutuamente a la vez que obtienen una nueva oportunidad para desarrollar sus planes musicales personales; así es que mientras ella busca grabar su propio disco y alejarse de la vida a la sombra de su ex novio famoso, él busca producir materiales discográficos a los 'verdaderos' talentos musicales y recobrar la confianza de su disquera.
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Empezar otra vez bien podría ser considerada como la versión hollywoodense Once y es en la gran química entre los protagonistas donde la película encuentra el mayor de sus atractivos. El filme también cuenta con una destacable selección de temas musicales originales compuestos por Gregg Alexander e interpretados por la misma Keira Knightley y Adam Levine. Por otra parte, resulta también muy agradable ese homenaje tanto musical como visual a la ciudad de Nueva York que se aleja de las típicas tomas 'de postal' y busca un ambiente con atmósferas más urbanas entre las calles, avenidas, callejones y azoteas. Estamos ante un drama-romántico-musical que sobresale entre tantas comedias románticas gracias la encantadora mancuerna de sus protagonistas y su buena producción musical, aunque nos hace extrañar ese aire auténtico y menos artificioso que mostró Carney en Once y al que deseamos fervientemente que regrese en sus futuros proyectos. En estas épocas siempre se agradecerá más autenticidad, menos artificio y que las subtramas que se añaden a la historia para ayudar a los personajes a volverse multidimensionales (como la subtrama de la hija y la ex esposa resentidas ante la ausencia de Dan) queden bien cerradas y sin tantos cabos sueltos o no firmemente amarrados. Una buena propuesta para esta temporada post veraniega que si bien puedo haber sido mucho mejor, no se le puede reprochar su superior calidad a otras comedias románticas mediocres que nos ha dado Hollywood en los últimos años.
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l Estudio Laika Entertainment ha estrenado apenas cuatro largometrajes, y sus tres primeras producciones -El Cadáver de la Novia (2005), Coraline (2009) y ParaNorman (2012)- lograron una gran acogida por parte de la crítica y audiencia, haciendo que se perfilara como una de las grandes compañías productoras especializadas en el mundo de la animación. Sus filmes fusionan el CGI con la animación tradicional stop-motion, conjugando así lo más avanzado de la tecnología animada con el espíritu artesanal de las antiguas películas hechas cuadro por cuadro; además que sus historias apelan más a la importancia del relato, que a la espectacularidad de su propuesta, por lo que en ellas encontramos mensajes como los de el respeto, la tolerancia, la importancia de la diversidad, la imaginación, etc.. Este mes se estrena internacionalmente su más reciente proyecto: Los Boxtrolls (The Boxtrolls; 2014), una adaptación del libro 'Here be Monsters: An Adventure Involving Magic, Trolls, and Other Creatures, la primera parte de la trilogía de Alan Snow. Los animadores Graham Annable y Anthony Stacchi codirigen la historia que tiene lugar en Cheesebridge, un pueblo adinerado en la época victoriana cuyos habitantes viven en eterna preocupación por su riqueza, su estatus social y sus apetitosos (al igual que apestosos) quesos; pero en las profundidades subterráneas habitan los mayores temores del pueblo de Cheesebridge, unas monstruosas criaturas que por las noches se dedican a recolectar basura y a robar niños y quesos
por igual... O por lo menos eso es lo que se rumora por las calles, ya que en realidad, las criaturas subterráneas son desfachatados trolls que usan cajas a manera de caparazones y que han criado casi desde su nacimiento el pequeño Huevo, un huérfano desamparado que ahora intentará salvar a sus multitudinarios padres adoptivos del un malvado exterminador que busca erradicar la plaga de monstruosidades para ganarse el respeto de la población. Para esta monumental y peligrosa tarea, Huevo tendrá que recurrir a Winnie, una niña de la superficie que podría ayudar para establecer un puente de tolerancia y comprensión entre ambos mundos. Por el contexto dentro del que se desenvuelve la trama, se buscó primordialmente que los actores fueran británicos, de ahí que en la versión original (que seguramente no podremos escuchar en los cines de México gracias a esa incomprensible decisión de ofrecer sólo la versión doblada al español bajo el pretexto de tratarse de una película meramente infantil) encontramos nombres como los de Simon Pegg, Nick Frost, Isaac Hempstead Wright (Bran en Game of Thrones), Richard Ayoade, Jared Harris, Sir Ben Kingsley y hasta Elle Fanning, quien a pesar de ser originaria de Conyers, Georgia en Estados Unidos, posee el talento para emular un sofisticado acento británico, como ya lo demostró en Ginger & Rosa (2012) de Sally Potter. Los Boxtrolls llegará a las pantallas mexicanas el próximo 11 de septiembre y es una de las principales recomendaciones para no perderse este mes en la cartelera comercial.
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l director mexicano Manolo Caro presenta su segundo largometraje tras el éxito alcanzado con la adaptación al cine de su obra teatral No sé si cortarme las venas o dejármelas largas que se estrenó en cines hace exactamente un año. Con Amor de mis amores, Caro ofrece una comedia romántica más convencional en todos los sentidos y pierde un poco de la frescura y dinamismo que poseía su ópera prima, aún cuando ésta transcurría casi en su totalidad entre las cuatro paredes de un edificio departamental. Amor de mis amores presenta la historia de dos parejas, Ana (Marimar Vega) y León (Sebastián Zurita), y Lucía (Sandra Echeverría) y Carlos (Juan Pablo Medina); ambas parejas, sin conocerse, contraerán matrimonio el mismo día, pero la casualidad -¿o será la causalidad?- les juega una mala pasada y pone las cosas de cabeza. Ana tiene que viajar a Madrid para recoger su vestido de novia y para una exposición de sus pinturas en una galería, mientras que Carlos también viaja a la capital española pero para traer a su mejor amigo Javier (Erick Elías) a la boda. Y así, mientras ellos se encuentran en Europa, sus parejas en México tienen un en encuentro fortuito en medio de un pequeño accidente de tránsito -Lucía atropella a León- y sienten una fuerte atracción que pone en riesgo sus planes de boda. A pesar de la básica premisa del filme, el antecedente fílmico de Caro -cuya historia también era muy básica pero, como ya se mencionó, poseía frescura y dinamismo- nos hacía esperar que Amor de mis amores superara por mucho la media de las películas de este género, sin embargo esto no sucede así y la película no sólo no es superior a su antece-
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sora, sino que tampoco sobresale demasiado ni en humor, ni en romance, ni mucho menos en el encanto de sus personajes. Por el contrario, el guión añade varias subtramas que no aportan nada sustancial a la historia central de la parejas en próximas nupcias -como la del amigo y sus razones por las cuales no quiere ir a la boda- y sólo hacen que el ritmo de la película se estanque en varias ocasiones; las actuaciones de la mayoría del reparto -excluyendo el trabajo de Marimar Vega que está estupenda- no están más allá de la corrección, y de las participaciones especiales de Rossy de Palma y Mariana Treviño tampoco se puede rescatar mucho, pues éstas no van más allá de ser anecdóticas, especialmente la de la peculiar actriz española, cuya aparición aquí es un mero cameo sin aportar absolutamente nada a la historia -mira que reducirla a una simple diseñadora de vestidos de novia. Amor de mis amores no pretende engañar a nadie, promete ser una comedia romántica y eso es lo que ofrece, no es ni más ni menos, sólo que en manos de Manolo Caro esperábamos algo más arriesgado, fresco, dinámico y con garra. Y es que aunque la película visualmente resulta atractiva, que evita a toda costa ofrecer un humor fácil o burdo -lo cual se agradece después de haber presenciado cosas como Cásese quien pueda (2014)-, y que en el último tercio de la película la trama da un giro un tanto inesperado -pues finalmente no todos se quedan con quienes nos hubiéramos imaginado-, es en su totalidad que la película no funciona completamente y se queda a medio camino de ser la ‘chick flick’ mexicana del año.
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os hijos del átomo están de regreso en X-Men: Días del Futuro Pasado (X-Men: Days of Future Past), una nueva aventura de la saga en la que también está de regreso tras las cámaras el director responsable de su maravilloso origen en el universo del celuloide allá por los inicios de este milenio con X-Men (2000). Esta nueva entrega es una adaptación de la serie impresa homónima que se ha convertido en material de culto entre los fanáticos de las historietas de los mutantes odiados y temidos. Con algunos ligeros cambios respecto al cómic, el inicio de la historia de nos sitúa casi veinte años después de los sucesos acaecidos en X-Men: La Batalla Final (X-Men: The Last Stand), en un apocalíptico año 2023 donde los seres evolucionados se encuentran al borde de la extinción tras una larga guerra entre mutantes y humanos, y donde la última esperanza de supervivencia reside en Logan (Hugh Jackman) y su capacidad de rápida sanación, pues se necesita que su conciencia sea transportada a su cuerpo de 1973 para convencer a las jóvenes versiones de Charles (James McAvoy) y Erik (Michael Fassbender) de unir fuerzas para evitar un importante asesinato cometido por un mutante que desencadena la guerra que ha erradicado casi por completo a la especie mutante de la faz de la tierra. Con X-Men: Días del Futuro Pasado, Bryan Singer entrega una de las películas de superhéroes más estimulantes de las que se tenga memoria, una historia que introduce por vez primera los viajes en el tiempo en este universo, dotándola de una oscuridad muy particular debido a su contexto apocalíptico y desolador. Es una propuesta inteligente y lo suficientemente compleja para quienes buscan algo más que entretenimiento de primera calidad: posee una premisa que cuestiona la existencia de un destino inalterable y de las repercusiones de nuestras acciones; encontramos también buenos giros argumentales e interesantes se muestran los caminos que han de seguir en solitario los mutantes,
así como numerosos guiños al universo mutante que ya se ha quedado grabado en celuloide. Destacan los momentos en los que se alternan los climáticos sucesos entre pasado y futuro con emocionantes secuencias extraordinariamente montadas y revestidas con efectos especiales del mejor nivel posible y un formato 3D más que decente, aunque se debe señalar que pudo haberse explotado más para que ayudara no sólo en la espectacularidad de la puesta en escena sino en la narrativa de la cinta. Como toda propuesta que juegue con las alteraciones espacio-temporales, XMen: Días del futuro pasado no está exenta de padecer las paradojas que ello implica, por lo que en la trama quedan algunos cabos sueltos y surgen pequeñas incoherencias que se presentan cuando se descubren los cambios que se presentaron en la línea de tiempo del futuro tras los sucesos alterados en el pasado. No obstante, el filme cumple con creces con su cometido, pues además de ser una aventura mutante de proporciones épicas, también funciona como el perfecto eslabón que une y concilia el pasado y el futuro de esta portentosa saga que logra un gran ensamble actoral con las dos generaciones de mutantes que hemos conocido (resulta verdaderamente entrañable reencontrarnos aunque sea brevemente con los viejos mutantes que ya conocimos en la primera era de la franquicia) y que no presenta aún síntomas de agotamiento, sino que por el contrario, se encuentra en un prometedor camino hacia su película más épica: X-Men: Apocalypse, una cinta que llegará dentro de un par de años bajo la dirección nuevamente de Singer, y de la cual ya nos dan un breve adelanto en la escena post-créditos de este filme donde podemos ver por un instante a ese legendario mutante que pondrá a prueba el poderío de los X-Men; mientras tanto, X-Men: Días del Futuro Pasado es la opción número uno de los blockbusters de la cartelera actual. Imprescindible. 79
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ike Waters y Scott Favor (River Phoenix y Keany Reeves) son dos jóvenes que utilizan el sexo como medio de subsistencia, pues se dedican a la prostitución en la ciudad de Portland. Mike padece narcolepsia y sus ataques se presentan principalmente cuando está sometido a situaciones de gran estrés, por lo que no es raro que se quede dormido en plenas 'citas'; su mejor amigo, Scott, quien no es otro que el hijo del alcalde de la ciudad, vive voluntariamente de manera marginal al igual que él; juntos se embarcan en una odisea para buscar a la madre de Mike en Idaho. Ésta es la premisa bajo la cual Van Sant ofrece un manifiesto contracultural a través de una feroz mirada a la vida de los marginados y expone temas como la traición, el amor no correspondido y el sexo como único camino hacia la supervivencia; además utiliza los ataques epilépticos de Mike como un símbolo de única válvula de (breves) escapes de su dura realidad. My Own Private Idaho es una poética road movie despojada tanto de artificios hollywoodenses como de mensajes moralinos sobre el desencanto de la juventud ante la soledad y la decadencia de la sociedad.
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