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Editor: Finbar Flynn Colaboradores: Pedro Arzillier, Imelda Aguilera Taylor, Jorge Luis Álvarez, Ulises Flores Hernández, Rafael Mejía, Siniestro Sexual, Montag. Diseño Editorial: Finbar Flynn Fotografías: Diversas fuentes de internet y proporcionadas por algunas distribuidoras. Celuloide Digital es una publicación mensual editada por amantes del séptimo arte sin ninguna finalidad de lucro. El contenido de los artículos es responsabilidad de sus autores. Las personas mencionadas, así como las marcas e imágenes utilizadas en la revista son utilizadas únicamente para fines editoriales, para ilustrar los artículos o noticias de los filmes, de los cuales sus derechos de autor pertenecen a las casas
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a vida de Luis Buñuel comenzó a la par que la del Siglo XX, y en cierta medida, podría decirse que también nació a la par que el Cine (espectáculo inaugurado como tal apenas cinco años antes en París), en cuya historia ha quedado grabado su nombre al ser considerado como uno de los más grandes directores en los anales cinematográficos. A pesar de contar con una educación por parte de un colegio jesuita (al que asistió por siete años hasta que fue expulsado en 1915), Buñuel siempre luchó éticamente contra el dogma (y no sólo el religioso) rechazando las creencias que pretendían inculcarle para, como todo librepensador, edificar su propio código moral. Entabló una amistad entrañable con otras grandes personalidades como Salvador Dalí y Federico García Lorca, con quienes realizaba ensayos de puestas en escena basadas en Don Juan Tenorio. Su iniciación en el mundo del celuloide se dio cuando acudió al director Jean Epstein para pedirle la oportunidad de desempeñar cualquier función en sus producciones a cambio de aprender todo lo que pudiera del mundo del cine; bajo el cargo de ayudante de dirección, estuvo en el rodaje de dos filmes mudos de Epstein: Mauprat (1926) y La caída de la casa Usher (1928). Apenas un año después, en 1929, realizó su
primer cortometraje: Un Perro Andaluz (cuyo guión fue concebido en conjunto con Salvador Dalí), un mini film que, con apenas 17 minutos de duración, sirve como muestra de la tendencia onírica que inundaría su obra en años posteriores. Su obra desborda alegorías que evaden las limitaciones de los sentidos para llegar inconscientemente a la psique humana; la Burguesía y la Iglesia Católica son las instituciones a las que más críticas dedica en sus películas, El Ángel Exterminador y Viridiana, son los ejemplos más claros de estos señalamientos hacia los convencionalismos de etiqueta (El Ángel Exterminador) y el discurso doble moral de la religión (Viridiana). Su cine instiga a la autoexploración de nuestra naturaleza humana y a la aceptación de ésta; nuevamente Viridiana vuelve a ser ejemplo de esta incitación, algo parecido a lo que hiciera Lars von Trier con su Dogville en 2003. Tan sólo un año antes de morir, editó en colaboración de Jean-Claude Carriére, un libro de sus memorias llamado Mi Último Suspiro; el realizador falleció en la Ciudad de México el 29 de julio de 1983 debido a una insuficiencia cardíaca, hepática y renal que le había provocado un cáncer. 'Ahora sí que muero' fueron las últimas palabras que dijo a su esposa Jeanne.
Finbar /@FinbarFlynnXY En Noviembre de 1950 se estrenó la cinta Los Olvidados, realizada por el español Luis Buñuel. La película que un año antes (como proyecto fílmico en proceso de preproducción) era conocida como La Manzana Podrida (título que al final fue descartado) relata la historia de El Jaibo, joven que escapa de la correccional para reunirse de nuevo con su pandilla para delinquir, pero también busca vengarse de Julián, quien presuntamente fue el delator que causó su detención. El Jaibo le pide a Pedro, miembro de la pandilla de delincuentes, que lo lleve a donde trabaja Julián y, frente al joven que lo guía, el prófugo de la correccional asesina a golpes con un palo al supuesto soplón sin que Pedro pueda hacer nada para evitarlo. La relación de complicidad entre El Jaibo y Pedro es la principal en la película de Buñuel, pero hay otros personajes con los que el director español nos muestra la podredumbre de la sociedad. La relación desapegada de la madre de Pedro con sus hijos o la escena del pederasta queriendo 'convencer' a Pedro que lo acompañe a cambio de dinero no hicieron otra cosa que quitar la venda de los ojos para exhibir la realidad en la que se vivía (y se sigue viviendo), lo cual no fue del agrado de espectadores, periodistas y sindicatos hace sesenta años cuando se estrenó. Debido a la presión de distintas asociaciones y sindicatos, la película no duró ni siquiera siete días en cartelera y Luis Buñuel fue expulsado del país. Las detracciones contra la cinta de Buñuel no se hicieron esperar etiquetándola como una 'deshonra a nuestro país'. Sin embargo, tiempo después todos los que despotricaron contra la obra de Buñuel se tragaron sus palabras y ahora se referían a ella como 'una joya del cine mexicano'. Claro, esto después de que Luis Buñuel fuera galardonado con el reconocimiento a Mejor Dirección en el Festival de Cannes en 1951, año en que desaparecieron todos los insultos hacia Buñuel y su obra que ahora eran reconocidos y presumidos como orgullos nacionales. Finalmente en 1997, la UNESCO declaró a Los Olvidados, por su calidad cinematográfica, como parte de la 'Memoria del Mundo', lo cual quiere decir que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Siniestro Sexual/@SiniestroSexual Viridiana, una joven que está a punto de tomar los hábitos, abandona el convento para visitar a Don Jaime, su solitario y viudo tío que le ha costeado sus estudios y que vive en su hacienda abandonada desde la muerte de su esposa ocurrida muchos años atrás en su noche de bodas. El parecido entre Viridiana y la finada esposa de Don Jaime es impresionante y, durante su visita, la joven novicia es obligada por su tío a vestirse con el vestido de novia de su tía y Don Jaime le declara su amor pero ella lo rechaza firmemente. Su tío, en complicidad con su sirvienta Ramona, le hace creer que la ha violado mientras ella se encontraba dormida y con esto lograr hacer que se case con él, pero la joven, horrorizada, regresa al convento. Al no poder lograr su cometido, el hombre se suicida y Viridiana, invadida por el sentimiento de culpa, se ve obligada a abandonar sus deseos de ser monja y a quedarse en la mansión, la cual comparte (al igual que la herencia) con el hijo de Don Jaime, su primo Jorge; en la mansión, Viridiana se dedica a ejercer labores caritativas cristianas. A través de esta cinta (que en realidad vendría siendo la Dogville de Lars von Trier pero hecha 33 años antes) protagonizada por Silvia Pinal y Fernando Rey (como Viridiana y Don Jaime, respectivamente), el cineasta español, nacionalizado mexicano, realiza una fuerte crítica a las instituciones de beneficencia y caridad cristiana y lo hace con una ferocidad tremenda. La hipocresía y el cinismo del ser humano quedan retratados a través del surrealismo de esta cinta que fue galardonada con la Palma de Oro en Cannes en 1961 y que fue prohibida en España. No fue hasta 1977 (tras la muerte de Franco) cuando finalmente el público español pudo apreciar esta obra maestra de Buñuel y que vale la pena su visionado a más de 50 años de su estreno en el ya mencionado Festival.
Julio Nuñez Márquez /@JulioNuMar En 1962, un año después de realizar su obra maestra, Viridiana, y tras el éxito internacional de ésta; Luis Buñuel volvió a tomar los mandos de un filme con total libertad. Precisamente debido al éxito de Viridiana y a la censura española, fue México el país elegido para llevar a cabo la realización de la película. Era la 17ª y penúltima película que Buñuel realizaba en México y posiblemente, con permiso de Los Olvidados, la mejor película del director turolense en estas tierras. Al ver la cinta, el productor del filme, Gustavo Alatriste, comentó: “No he entendido nada. Es maravilloso”. Y es que efectivamente, en El ángel exterminador la lógica brilla por su ausencia y es precisamente esto (y lo que el director quiere significar con esta ausencia de lógica) lo que la hace tan maravillosa. La película comienza con un encuentro entre unos burgueses que, después de asistir a la ópera, deciden terminar la fiesta con una buena cena en la mansión de Edmundo y Leticia Nóbile (interpretados magníficamente por Enrique Rambal y Silvia Pinal). Mientras los asistentes van llegando, los sirvientes y los cocineros sienten deseos de abandonar la mansión y se marchan. Finalmente en la casa sólo quedan un grupo de aristócratas que, al terminar la cena, se dan cuenta de que son incapaces de abandonar la habitación. No existe ningún impedimento físico ni ninguna otra razón aparente, simplemente, no pueden salir. A medida que van pasando los días, el alimento y la bebida escasean, los personajes enferman y la basura se acumula. A partir de ese momento, las buenas costumbres y la cordialidad poco a poco se acaban perdiendo y los burgueses se comportan como auténticos salvajes.
Sin duda un argumento tan poderoso e incomprensible como este ya es suficiente razón para recomendar este irrepetible filme, pero El ángel exterminador es mucho más que eso. El ángel exterminador es una brillante comedia que, mediante diálogos y situaciones desbordantes de un humor negro digno del mejor Berlanga, retrata la ignominia de la clase burguesa. El surrealista Buñuel, que nunca ocultó su ideología izquierdista y anticlerical, se divierte como un niño pequeño “soltando” a una panda de burgueses en una habitación y viendo cómo se van degradando y van perdiendo las formas, como si de un experimento sociológico se tratase. Fruto de esta situación son diálogos tan surrealistas como: “-¿Piensa permanecer mucho entre nosotros?; ¿Y usted?; -No, dígalo usted antes; -Yo vivo aquí; -Me lo esperaba…” o “Es preferible la muerte a este ambiente tan descuidado”. En resumen, ¿por qué recomiendo El ángel exterminador? De primeras porque cualquier producto audiovisual que lleve la marca Buñuel es digno de visionado. Sin duda, uno de los mejores y más impenetrables directores de la historia. Buñuel es todo azar y misterio. Nunca quiso dar explicaciones a sus películas y siempre negó cualquier significado que la crítica o los estudiosos se atrevían a otorgarle. Además, El ángel exterminador, como ya mencioné antes, es posiblemente la mejor película de su etapa mexicana (la etapa más larga de su carrera con 18 películas) y una de las mejores de su extensa filmografía. Aunque el director afirmó en sus memorias que “a veces he lamentado haber rodado en México El ángel exterminador. Lo imaginaba más bien en París o en Londres, con actores europeos y un cierto lujo en el vestuario y los accesorios. En México, pese a mis esfuerzos por elegir actores cuyo físico no evocara necesariamente a México, padecí una cierta pobreza en la mediocre calidad de las servilletas, por ejemplo: no pude mostrar más que una. Y esa era de la maquilladora, que me la prestó”. A pesar de que el filme no fuese realizado en Europa donde el pijo acento británico o francés siempre ayuda a retratar mejor a esa burguesía a la que Buñuel se refiere, el filme cumple perfectamente su cometido, siendo una película verdaderamente reveladora y profundamente divertida. Los apenas 95 minutos de cinta son rematados con un final de esos que te hacen aplaudir con una expresión de admiración en tu rostro. Sin duda, una inmejorable opción para quien quiera conocer mejor la historia del cine mexicano con una de sus mejores películas o, simplemente, para quien quiera pasar un buen rato. Alabado seas, señor Buñuel.
Rafael Mejia /@rumboalososcar Gran obra maestra surrealista del genio Luis Buñuel, en la que nuevamente pone como tema central 'la susceptibilidad a perder la fe'; el tema de la fe y la creencia de cualquier religión (en el caso de esta película, la religión católica). Un hombre cuyas convicciones rayan en la devoción total hacia su religión, se ve sumergido en una serie de pruebas totales que lo llevan a dudar o perder su fe. Una historia contada con un tinte 'bíblico', que raya como una de las mejores películas del director. Emulando a lo que hiciera en un par de ocasiones Ingmar Bergman, al cuestionar qué tan fuerte es la fe en los hombres, Buñuel toma esta historia de la novela de Galdós y la lleva a un nivel diferente, contada como únicamente el director español podría hacerlo. Francisco Rabal, Rita Macedo y Marga López integran la tercia de actores que encabezan el film, es notable la entrega y profesionalismo que muestran estos y el resto del elenco al tocar un tema tan cuestionable e incluso, escandaloso, pues en México, un país con fuertes creencias religiosas a mediados de los años 50's, sin duda, resultó en todo un reto para realizar la película; tras su estreno, fue reconocida mundialmente como un gran trabajo del director y se vio cuan gran es, al recibir el premio especial del Festival de Cannes de aquel año. Una película que vale mucho la pena ver, sumamente recomendable y distinta en cuanto a lo acostumbrado en el Cine Mexicano de la Época de Oro; una joya que permite analizar mucho sobre la fe, la religión, la hipocresía, la falsedad de la gente hacia sus semejantes, la inocencia, el fanatismo, la ignorancia, entre otras cosas. Obra maestra de nuestro cine nacional premiada en el Festival de Cannes.
Siniestro Sexual /@SiniestroSexual Francisco Galván de Montemayor, un adinerado hombre maduro, queda prendado de la belleza de una mujer en la iglesia a la que ambos han asistido para el acostumbrado lavatorio de pies durante la Pascua. Francisco logra averiguar la identidad de la mujer: Gloria, quien resulta ser la prometida de su gran amigo Raúl; el hombre invita a ambos a una fiesta en su mansión donde seduce y conquista a la prometida. Dando un salto en el tiempo, el filme nos traslada varios después de este hecho, cuando Gloria tiene un encuentro casual con su ex prometido, Raúl, y le confiesa que su matrimonio ha sido toda una tortura. Presentada en el Festival Internacional de Cine de Cannes, Él (1953) parte de esta premisa para plasmar el delirante el descenso al infierno personal de un hombre ultra religioso y conservador que cae presa de su enfermiza personalidad y sus celos patológicos. La prodigiosa lente de Gabriel Figueroa y el fascinante diseño de arte art nouveau de Pablo Galván, crean un ambiente discretamente onírico y surrealista en el que tiene lugar el viacrucis psicológico que padece el protagonista; una paranoica personalidad de la que el mismo Buñuel admitió tener algunos puntos en común. Mediante una narrativa que recurre ejemplarmente al uso de los flashbacks, y con un trabajo de primer nivel de Arturo de Córdova (quien matizó magistralmente a este complejo personaje), Buñuel presenta nuevamente una ácida crítica hacia la religión, la burguesía y las buenas costumbres, por lo que no es casualidad, entonces, que el enfermizo personaje central sea un adinerado terrateniente obsesionado con la posesión de propiedades y devoto católico ejemplar; y es a través de este hombre el cineasta vuelve a dejar en evidencia a la religión como una de las principales herramientas de manipulación moral y como excusa y justificación para el machismo y la misoginia.
Manto Acuífero / 2013 / Michael Rowe Amaro Bautista
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espués de obtener la Cámara de Oro en el Festival de Cannes por su película Año Bisiesto, el cineasta Michael Rowe regresa con el largometraje Manto acuífero que aborda desde la mirada de una niña el divorcio de sus padres, el cambio de hogar, un padre nuevo y el descubrimiento de un jardín que le ayuda a lidiar con el abandono y la soledad. Caro, una niña de ocho años, se muda con su madre y padrastro a un nuevo hogar luego de que sus padres se separaran. La niña no comprende el por qué su madre le dice constantemente que no volverá a ver a su padre biológico, y por qué debe llamar padre al nuevo hombre que está con su madre, ella escucha e intenta entender, pero comprende poco, su universo se ha modificado y parece que ningún adulto se da cuenta. Mientras su madre lidia con sus propios cambios, Caro descubre un jardín en la parte trasera de su casa y en él un pozo vacío, ahí encuentra un refugio para ocultar los recuerdos de su padre y de su vida anterior. Caro comienza un contacto poco usual con la naturaleza, un
diálogo que su imaginación le permite llevar más allá. Sin embargo descubrir ciertos secretos de sus padres biológicos la llevarán a actuar en contra de su amiga en la soledad, la naturaleza misma. Manto Acuífero cuenta una historia poco contada, la mirada de los niños durante el divorcio, y también refleja el contacto perdido del hombre con la naturaleza, sobresale la buena fotografía y la actuación de la niña, pero fallan los diálogos de los personajes adultos, diálogos que caen en lugares comunes y que le restan fuerza a la historia. Cabe mencionar que gran parte de la película recae en Sofía Macías, la niña que personifica a Caro, quien hace un buen trabajo, y que habla de una buena dirección por parte de Rowe. Esta producción es la segunda parte de tres que el cineasta de origen australiano, y naturalizado mexicano, realiza sobre la soledad. El guión de la tercera parte está en desarrollo y hablará sobre una persona mayor, de la cual aún no revela detalles.
Une nouvelle amie / 2014 / François Ozon Siniestro Sexual /@SiniestroSexual
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espués de la provocativa Joven y Bella (Jeune et Jolie, 2013), François Ozon vuelve a tomar la sexualidad como eje y motor, y busca desmitificar la identidad y la orientación sexual como sinónimos en su más reciente propuesta: Une nouvelle amie (2014), libérrima traslación a la pantalla grande del relato corto The New Girlfriend de la escritora británica Ruth Rendell, recién fallecida en mayo pasado. Con un prólogo de diez minutos, que supone una verdadera lección de cine y que formalmente representa de lo mejor que ha ofrecido Ozon en su filmografía, se establece el contexto de la historia, se presenta a los personajes y se plantea el conflicto que se desentrañará a lo largo del filme: Claire y Laura se conocen en la infancia y de inmediato se convierten en mejores amigas; ya como adultas, ambas contraen nupcias y Laura se convierte en madre, aunque también enferma gravemente y fallece, no sin antes recibir la promesa de Claire de cuidar siempre de su hija y su esposo David. Una tarde, tras una pausa de algunos días por el duelo, Claire decide visitar a David, pero la escena que encuentra es la del viudo cuidando a su bebé completamente travestido. Este desconcertante episodio es el punto de partida que permite a Ozon nuevamente jugar con los absurdos límites morales preestablecidos y busca, como en anteriores ocasiones, demoler los tabúes que se ciernen en torno a la orientación e identidad sexual del ser humano. En esta ocasión, para dinamitar la subyugante moral y los estereotipos sexuales, Ozon ha tomado como estandarte esta la relación que se va gestando y estrechando hasta niveles íntimos entre Claire y Virginia (nombre con el que le "bautiza" su nueva amiga), una relación que jamás se había suscitado con la "identidad" sexual anterior de David, quien a su vez va asimilando paulatinamente su nueva identidad sexual (aunque su orientación se mantiene intacta) como la que debió asumir desde hace muchos años. Desafortunadamente, en esta ocasión parece que el director pierde el rumbo de la historia que se siente inconexa, es un tra-
bajo que se asemeja más a una colección de anécdotas irregulares. Une nouvelle amie cuenta con algunos momentos de brillante delirio e inspiración (el ya mencionado prólogo, así como la secuencia de canto en el bar -una oda a la feminidad a través de un personaje transexual-, o las escenas previas y durante un día de compras en la plaza comercial que marcarán el inicio de la vida pública de Virginia), pero que desaparecen poco después para dar paso a otros momentos que pecan de superficiales hasta el extremo de banalizar el travestismo y lo difícil que es ser mujer se retrata con una escena de la depilación. Ozon se muestra indeciso y parece no encontrar el tono exacto de la película, vacila peligrosamente entre la comedia ligera, la tragedia y luego también se aventura por momentos al suspenso, que aunque es preciso señalar que lo hace con agilidad, no siempre alcanza resultados positivos. En este recorrido por diversos géneros tiene momentos sublimes pero otros cursis y melosos (ya lo verán con ese "happy ending" de corte semejante al estilo melodramático televisivo de Hallmark Channel), y en ocasiones parece imitar el estilo almodovariano, y bien sabemos que ése sólo lo puede ejercer el manchego. Son las estupendas interpretaciones de Romain Duris (David/Virginia) y Anaïs Demoustier (Claire), y el aplomo y sensibilidad con la que Ozon realiza su trabajo (pues a pesar de todo estamos ante un director talentoso), lo que la salva de convertirse en el completo despropósito en el que se hubiera convertido si hubiera sido rodada otro realizador carente la sensibilidad del francés. Une nouvelle amie es una propuesta que engancha al espectador a la pantalla de principio a fin, y eso es algo que no se le puede reprochar jamás a Ozon; no estamos para nada ante una cinta despreciable, pero sí ante una obra menor del parisino que ha corrido con mejor suerte en anteriores ocasiones en las que se ha aventurado a indagar en los rincones de nuestra psique sexual.
Hilda / 2014 / Andrés Clariond Rangel Siniestro Sexual /@SiniestroSexual
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usana Le Marchand (Verónica Langer) es una ama de casa de clase acomodada que vive junto con su marido (Fernando Becerril) en la Ciudad de México y que está en busca de una nueva empleada doméstica, pero ninguna parece "dar el ancho". Un día, su ex jardinero Francisco (Eduardo Mendizábal) le entrega un presente de parte de su esposa Hilda (Adriana Paz), éste amable detalle encanta a 'la señora de la casa' y decide ofrecerle trabajo como empleada doméstica y como nana del bebé recién nacido de su hijo Beto (David Gaitán), un aspirante a escritor recién graduado en Estados Unidos que llegará a México en los próximos días con la intención de buscar quien le publique su primer libro. No obstante, la llegada de Hilda a la casa provoca en Susana una especie de despertar a la vida, echando un viaje a su revolucionaria juventud cuando era idealista, luchadora y activista, aunque con el paso del tiempo se fue 'acomodando' -en toda la extensión de la palabra- dentro del sistema capitalista. Al chocar de frente con su acaudalado presente y rebelde pasado, se crea en ella una fuerte crisis que poco a poco la lleva a perder el juicio sobre su propia identidad hasta llegar al grado de torturar psicológicamente a Hilda.
El maltrato comienza sutilmente cuando le pide a su nueva empleada doméstica que se quede el fin de semana con ella a cambio de una nada despreciable y sí muy necesaria- remuneración económica para Hilda, negándole con ello la oportunidad de salir de la casa para ver a su esposo y sus hijos. Desde esta aparentemente sencilla e inofensiva petición, Hilda queda prácticamente secuestrada tras los altos muros de la casa de la familia Le Marchand y al pendiente de cualquier capricho que pueda tener la señora de la casa, pero no se trata de caprichos que requieren labores domésticas -para eso ya tiene a otras dos empleadas que le ayudan con las cuestiones de la cocina o de limpieza-, sino que requieren de su compañía como una amiga inseparable, una confidente, al grado de no tardar en querer transformarla en una copia exacta de ella. Pero esto es tan sólo el inicio de la retorcida odisea interna de Susana que presenta el director Andrés Clariond Rangel en su ópera prima, Hilda (2014), adaptando él mismo la obra teatral homónima de la francesa Marie NDiaye que presenció en Nueva York en 2005 cuando era estudiante de cine. El debutante cineasta, que creció en el seno de una familia acomodada en su natal
Monterrey donde a lo largo de su vida vio las incongruencias sociales de esta élite social, echa mano de una fantástica obra arquitectónica -la Casa Eduardo Prieto López, creada por el reconocido arquitecto Luis Barragán a mediados del siglo pasado- y de un conjunto de géneros que en teoría deberían estar enfrentados -pero con los que logra una habilidosa mezcla- pera construir sólidamente una ácida crítica social sobre la desigualdad, el racismo, el clasismo y la esclavitud social en pleno siglo XXI. El complemento del melodrama y el humor -a veces negrísimo, a veces más ligerofunciona para presentar una serie de situaciones que rayan en lo absurdo, pero que mantienen un nivel de realismo y verosimilitud que en ningún momento traspasa los límites de la farsa, permitiendo que la película funcione perfectamente, que no se sienta exagerada y que se mantenga alejada lo más posible de los clichés de la crítica a esa peculiar parte de la burguesía que dice tener ideologías de izquierda. Hilda es un inteligente y sólido primer ejercicio de un director que da muestras ya de un futuro prometedor, esperemos que siga por este camino del cine con conciencia social.
Dólares de Arena / 2014 / Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán Siniestro Sexual /@SiniestroSexual
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ace algunos meses llegó a nuestras carteleras la cinta Paraíso: Amor (Paradies: Liebe; 2012) del director austriaco Ulrich Seidl. Esta primera parte de su trilogía Paraíso -que se complementó con Paraíso: Esperanza (Paradies: Hoffnung; 2012) y Paraíso: Fe (Paradies: Glaube; 2012)- se centró en el tema del turismo sexual en las playas de Kenya, donde un grupo de jóvenes ofrecían a las turistas su compañía e intimidad a cambio de algunos dólares. En una línea similar en cuanto a su temática, se estrenó Dólares de Arena (2014) en el Festival Internacional de Cine de Morelia, la tercera película de la dupla Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán (Cochochi; 2007), en la que nos presentan a Noelí (Yanet Mojica), una joven de República Dominicana que se gana la vida en las playas de las Terrenas recibiendo dólares de los turistas que compran su compañía. Anne (Geraldine Chaplin), una mujer francesa de edad madura que ha encontrado en la isla un refugio ideal para pasar sus últimos años, es una de esas turistas que desde hace un tiempo ha establecido una estrecha relación con Noelí, quien junto con su novio (Ricardo Ariel Toribio) ha ideado un plan para que Anne se la lleve de viaje a París y le envíe dinero cada mes. Sin embargo, la fecha de par-
tida se aproxima y la relación entre Noelí y Anne se va estrechando, tornándose bastante ambigua, y cuando el viaje es ya inminente, Noelí toma una decisión que cambiará su vida. Dólares de Arena se presenta formalmente con una puesta en escena oscura y nebulosa que contrasta con la paradisiaca isla; con cámara en mano y excedida en close ups de sus dos fantásticas protagonistas, pretende ser un exhaustivo análisis y busca generar una profunda reflexión sobre la soledad humana y la explotación sexual. Sin embargo, el escaso y lento desarrollo dramático -tanto de la historia como de los personajeshacen que la cinta se quede varada a la mitad de su trayecto y no logre concretar su llegada a su destino -cualquiera que éste fuera. Y nos es que Dólares de Arena sea una mala propuesta o una cinta completamente fallida -porque es verdad que presenta buenas ideas aunque las despliega con, apenas, aceptables resultados- sino que se estanca muy pronto, se refugia en sí misma y se vuelve reiterativa, le falta contundencia al momento de presentar un desenlace que no sea el obvio final al que la audiencia, desde media hora antes que llegue ese momento en pantalla, ya se ha anticipado.
Xenia / 2014 / Panos H. Koutras Jorge Luis Álvarez
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e dice que todos somos ciudadanos del mundo, pero desafortunadamente las barreras las ponemos nosotros como países y sociedad en general. La inmigración no es un asunto exclusivo de nuestros vecinos del Norte, Europa cuenta igualmente con ese problema, Grecia en este caso específico. Millones de personas no son consideradas como ciudadanos legítimos, ni 'merecedores' de vivir en ese país sólo porque sus raíces son diferentes, a pesar haber nacido, crecido, hablar el mismo idioma, y prácticamente llevar la mismas costumbres; a éstos se les obliga a vivir como extraños en su propia tierra. Cinco años después de su aclamada Strella (2009), Panos H. Koutras, uno de los principales representantes de cine griego en la actualidad, regresa para presentarnos su proyecto más ambicioso y difícil de realizar: Xenia (2014), filme que pudo ser estrenado con éxito en el pasado Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard (Una Cierta Mirada). Esto supuso una gran satisfacción para el director ya que la producción sufrió de varios contra-
concluso el proyecto por falta de apoyo económico por parte de la compañía que la producía, la cual tuvo que cerrar sus puertas dejando al proyecto suspendido en el limbo. Afortunadamente encontró apoyo de productoras francesas y belgas que ayudaron a concluir el proyecto. Koutras eligió como protagonistas a Kostas Nikouli y Nikos Gelia, dos jóvenes actores no profesionales que brindan frescura y naturalidad a la cinta. Ellos interpretan respectivamente a Danny y Odysseas, dos hermanos que se reúnen a raíz de fallecimiento de su madre, una cantante de sangre albanesa. Solos y con escasos recursos para sobrevivir, se ven en la necesidad de buscar a la vez su propia identidad; para ello emprenden un viaje en busca de su padre biológico, que si bien nunca los procuró ni se interesó por ellos, ahora les podría servir de gran ayuda para que por fin haga algo por su progenie: darles su reconocimiento como hijos legítimos y así facilitarles el derecho a obtener de su nacionalidad. Al mismo tiempo, los hermanos tratan de conseguir un mejor futuro, decidiendo inscribir a Odysseas, que heredo el talento de su madre para
cantar y a la que le prometió buscar la fama, a uno de esos conocidos programas que buscan a la nueva estrella de la música griega. El camino se complica en gran parte por lo infantil e impulsivo que es Danny, quien con sus acciones y el simple hecho de ser homosexual hacen toda una odisea esta búsqueda en una Atenas violenta e intolerante hacia lo que ellos consideran diferente. Por tocar el tema de la homosexualidad, Xenia ha sido etiquetada como cine gay, pero creo sería injusto encasillarlo sólo bajo esa etiqueta, pues el trabajo de Koutras va mucho más allá de pertenecer a esta categoría. Xenia es un ensamble de diferentes géneros cinematográficos que van desde el cine de denuncia hasta la comedia musical, el exceso de temas que quiere abordar en la trama termina por dejar muchos cabos sueltos, pero al final, y a pesar de esto, el resultado es satisfactorio. Xenia es una peculiar road movie llena de denuncia social, historias de familia, búsqueda de identidad y amor por la música (italiana, sobre todo).
Shaun The Sheep Movie / 2014 / Mark Burton y Richard Starzak Finbar / @FinbarFlynnXY
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os prestigiosos estudios Aardman, incansables defensores de la técnica stop-motion de muñecos de arcilla, y creadores de clásicos animados de la televisión como Wallace & Gromit -quienes también visitaron la pantalla grande en 2005-, lanzan su nuevo largometraje con otro de sus personajes televisivos más populares: el cordero Shaun. Este peculiar personaje ha sido protagonista de su propio serial británico, Shaun el Cordero (Shaun The Sheep), desde 2007, una serie de miniaventuras de aproximadamente siete minutos de duración de gran éxito. Pero en esta ocasión Aardman sueña más allá del corral y traslada al carismático cordero, sus compañeros congéneres, su dueño el Granjero y su perro, a la gran ciudad donde vivirán una épica aventura. En la granja en la que vive Shaun conocida ya por los fans de los episodios televisivos-, el día a día se vive bajo una gris monotonía que ya se ha vuelto insostenible, por lo que el protagonista
reúne a sus compañeros para idear un plan y tomarse un día libre; pero las jugarretas que han ideado para distraer al perro y al Granjero, se salen de control y éste último termina amnésico en la gran ciudad. Incapaces de mantener la granja por si mismos, los corderos van en busca de su amo. Este es el punto de partida para la épica aventura que Aardman ha preparado para una de sus estrellas televisivas más entrañables en Shaun el Cordero: La Película (Shaun The Sheep Movie, 2015), una cinta que se sostiene gracias al humor -por supuesto británico total- y al ingenioso guión, que a pesar de contar con una trama de anecdótico origen, logra solidez durante los 86 minutos de duración, entregando gag tras gag en una sucesión casi vertiginosa que no da descanso -exceptuando la inclusión de una que otra secuencia dramática que por supuesto nos hablarán de la amistad, el amor, la solidaridad, el compañerismo y el clásico contrapunteo de los estilos de
vida citadino y campestre.- Y todo esto, sin recurrir a una sola palabra articulada, pues tal como lo hiciera Minúsculos (Minuscule: La Vallée de Fourmis Perdues , 2013) el año pasado, la propuesta de Aardman también rehuye de los diálogos y se apoya enteramente en la fuerza de la imagen en movimiento para narrarnos esta fabulosa odisea, una suerte de Rebelión en la Granja, pero sin la solemnidad del relato orwelliano y encaminada más al slapstick, aunque no carente de la crítica a la sociedad capitalista. Shaun el Cordero: La Película es un ejemplo de cine familiar de alta calidad en todos los aspectos, desde un sofisticado y efectivo guión que rescata la esencia del lenguaje narrativo cinematográfico hasta la impecable manufactura artesanal -marca reconocible de Aardman-; continente y contenido dan forma aquí a una lección de cine imprescindible para todo cinéfilo sin importar su edad.
L
a opera prima del francés Yann Gonzalez posee una premisa -escrita por él mismo- que no se podría plantear de una manera más sencilla: una pareja de amantes (Niels Schneider y Kate Moran), junto con su mayordomo travesti (Nicolas Maury), planean una orgía a la medianoche para la que han convocado a la Puta (Julie Brémond), el Adolescente (Alain-Fabien Delon), la Estrella (Fabienne Babe) y el Semental (Eric Cantona). Siete peculiares personajes que, antes de entregarse al frenesí sexual durante toda la madrugada, deberán conocerse unos a otros. La charla que sostienen de manera previa al encuentro sexual aborda temas que van desde el amor, el sexo, la libertad y la familia, dejando también al descubierto la verdadera personalidad de cada uno de los presentes a través de los episodios -a manera de flashbacksen los que los personajes dejan ver sus no tan luminosos pasados repletos de heridas causadas por carencias y/o excesos; de entre esta serie de viñetas, sobresale la perteneciente al origen de la
pareja central y la sui generis relación que mantienen con su mayordomo travestido. Echando mano de un sobresaliente score electrónico -compuesto por su propio hermano: Anthony Gonzalez de M83- que comienza a sonar cuando los protagonistas activan con la palma de su mano una sofisticadísima 'jukebox' que reproduce la música de acuerdo al estado de ánimo de quien la impulse, y con un estilo que recuerda en varias ocasiones al cine del jovensísimo Xavier Dolan o al del ya veterano Pedro Almodóvar -sobre todo por ese humor negrísimo cortesía siempre del personaje encarnado por Nicolas Maury que no le pide nada a ninguna de las mejores chicas Almodóvar-, Gonzalez nos hace acompañar a los personajes por numerosos pasajes de corte teatral y poético, como una cárcel sexual, un escenario onírico, un cementerio en la época de las Cruzadas, etc., y aunque se noten artificiosos con una cuidadísima dirección de arte, no obstruyen el camino para diseccionar e invitar a la reflexión sobre la naturaleza
sexual humana, sobre todo porque en esos espacios los habitantes son personajes complejos con los que podemos sentir empatía o alguna conexión al reconocer alguna(s) característica(s) en nosotros mismos. Les rencontres après minuit -que se presentó el año pasado fuera de competencia en la Semana de la Crítica en el marco del Festival Internacional de Cine de Cannes, el cual le rindió un homenaje este año al realizar el cartel oficial de dicha sección oficial con una clara alusión a la secuencia inicial del filme con la chica montada con un joven con casco en una motocicleta- es un primer experimento que sale más que bien librado y nos ofrece una poética mirada a la complejidad de la sexualidad humana, un muy afortunado debut por parte de Gonzalez, quien nos regala postales de gran belleza que se quedarán en la memoria para siempre y que se perfila como uno de los talentos más prometedores del cine contemporáneo.
D
avid Pablos presenta La Vida Después, un filme que hurga en los lazos familiares, la herencia y la posibilidad de elegir; se adentra en la relación fraternal y la disfunción familiar. El filme inicia con los momentos memorables de los hermanos Rodrigo y Samuel disfrutando de la playa al lado de su madre. Su infancia es común: los niños juegan, la mamá trabaja; de niños la vida es simple pues no es necesario entenderla, todo es juego y diversión puedes ser invisible y el universo sigue girando. Así es como trascurre su infancia. Pero ella tiene un cierto tono de soledad o amargura, pareciera que se pierde en sí misma, conforme transcurre su vida y los niños crecen se percibe la separación de las relaciones, desde los hermanos entre sí, hasta la madre, hay un evidente quiebre que se va acrecentando con el paso del tiempo. Por fin llegan a la adolescencia, y con ella, un fuerte suceso, su madre (María Reneé Prudencio) decide alejarse de ellos dejando una escueta nota: “Tuve que salir. Mamá”. El más afectado es Samuel (Américo Hollander), por ser el más joven y sensible, Rodrigo (Rodrigo Azuela) es frio y distante, ya que él se reconoce en su madre y entiende lo que está pasando. Ellos deciden salir en su búsqueda.
En este viaje se desencadenan las rupturas más notables en su relación fraternal, es vital la personalidad de cada uno y la forma en que reaccionan de acuerdo a sus experiencias en un seno familiar con carencias, una nula comunicación. Se genera una fuerte pelea entre ellos que marca un clímax decisivo para enfrentar lo que viene. La narración está bien enfocada, combinando el cordial matrimonio de la música con las imágenes. La acertada fotografía de José de la Torre recorre los paisajes de Sonora, los cuales nos van adentrando al sentir de los personajes. Entre la brevedad de los diálogos y la calidad de las secuencias, con notables silencios por parte de los personajes, pero con gran comunicación visual y sonora que nos adentra en los estados de ánimo. Buen filme, desolador, con papeles muy bien logrados y representados categóricamente desde los infantiles hasta la madre. La Vida Después nos evoca esas decisiones que debemos de tomar, como lo es renunciar al patrón trazado por la herencia, fracturas que por darse en la familia son más difíciles aún, pero necesarias para definir y elegir vivir feliz nuestra propia historia.
E
l cine de terror industrializado lleva ya varios años -¿décadas?con una parálisis creativa lamentable. De la numerosa lista anual de producciones de este género, la gran mayoría son filmes que van de lo mediocre Unfriended, el remake de Poltergeist: Juegos Diabólicos, etc.- a lo realmente patético -Annabelle, Exorcismo en el Vaticano, y otro largo etcétera-. Sólo algunas cintas logran sobresalir, y por lo regular, no son producciones estadounidenses las que sorprenden de una manera propositiva, sino cintas modestas en su presupuesto que lo compensan con gran imaginería y autenticidad -la cinta australiana The Babadook, por mencionar algún título, es uno de los ejemplos más recientes-. Y para confirmarlo, la película que hoy nos ocupa no proviene de territorio yanqui, sino directamente desde el viejo continente; desde Austria, para ser más precisos -aunque si se anunciara un remake gringo en los próximos meses no nos sorprendería en lo más mínimo. La historia de Dulces Sueños, Mamá (Ich seh Ich seh, 2014), se desarrolla casi en su totalidad en el cotidiano y veraniego microuniverso hogareño que se crea entre las cuatro paredes de una lujosa casa localizada en la campiña austriaca, un tanto aislada de la civilización. En ella vive Die Mutter, una madre soltera y estrella televisiva local con moderada popularidad, acompañada de sus hijos gemelos Lukas y Elias. La trama de la
cinta detona casi de inmediato cuando la madre regresa a casa tras haberse sometido a una cirugía estética facial; pero casi de manera inmediata, los pequeños comienzan a sospechar que quien ha regresado a casa con la cara oculta tras los vendajes podría no ser su madre. Un errático comportamiento y la implementación de nuevas reglas en la casa, son sólo algunos indicios que hacen sospechar a Lukas y Elias que su madre está siendo suplantada. Este elegante thriller psicológico parte de esta premisa y pone a cocer a fuego lento una fascinante historia sobre los juegos de poder mientras se explora la estabilidad emocional de los personajes infantiles -que por lo regular son retratados bajo un halo de inocencia- y cuestiona de manera punzante la maternidad. Además, el filme trastoca dos figuras importantes en las que el ser humano, por naturaleza, busca refugio: el Hogar y la Madre. Y es que, cuando estos dos elementos se ven alterados ¿a quién se puede recurrir? Con el respaldo de Ulrich Seidl responsable de la trilogía Paraíso: Amor (2012), Paraíso: Fe (2012) y Paraíso: Esperanza (2013), que hemos podido ver aquí en México el año pasado- quien ejerce como productor de la cinta, y un formalidad visual similar a la fenomenal Funny Games (1997) de Michael Haneke, la dupla de realizadores Severin Fiala y Veronika Franz, construyen un filme sustentado en atmósferas taciturnas
y un espléndido uso del suspenso -recurriendo como apoyo a la limpia fotografía de Martin Gschlacht y el inquietante score de Olga Neuwirth, elementos que consiguen hacer más aprehensiva esa atmósfera que ya de por si presenta la minimalista residencia-, añadiendo esporádicamente ciertas dosis de violencia, en algunos casos bastante gráfica, pero en otros tantos -la mayoría- brutalmente emocional. El guión -escrito por los mismos realizadores- rehúye de cualquier efectismo y artificio para representar con maestría un juego de personajes pasivo-agresivos que se va retorciendo conforme avanzan los minutos y culmina con un interesante giro de tuerca que permite apreciar la historia con un prisma distinto. Las actuaciones de los tres protagonistas (Susanne Wuest como la Madre/Monstruo, y Lukas Schwarz y Elias Schwarz como los gemelos) representan otra de las principales bazas del filme, pues estos transmutan de una manera muy orgánica a lo largo del relato al tiempo que se plantean, desenvuelven y cierran las situaciones que van engarzando los capítulos que dan forma a esta perturbadora anécdota. Dulces Sueños, Mamá es un drama familiar que va transfigurando su estructura para terminar como una salvaje y macabra fábula de ritmo lento y sombrío; un ejercicio sobresaliente que refresca al género y ofrece una experiencia que es, al tiempo, inquietante y formidable.
U
na extraña alegoría canina sobre la intolerancia y la discriminación racial fue la inesperada ganadora del premio Un Certain Regard (Una cierta mirada) este año en el Festival Internacional de Cine de Cannes y es la elegida por Hungaria como su candidata para los premios Oscar como Mejor Película Extranjera. Hagen y Yo (White God/Fehér Isten; 2014), dirigida por Kornél Mundruczó y escrita en conjunción al lado de Viktória Petrányi y Kata Wéber, sigue a Lili (Zsófia Psotta), una adolescente que intenta sobrellevar la separación de sus padres con la ayuda de su mascota y mejor amigo Hagen (los hermanos Body y Luke). Lili, que toca la trompeta en una academia de música y está próxima a participar en un anticipado concierto, se tiene que mudar al departamento de su padre Dániel (Sándor Zsótèr), pero hay una ley recién aprobada que ha establecido un nuevo impuesto para poder mantener en casa a perros de razas no puras y algunos vecinos del edificio han comenzado a esparcir falsos rumores de ataques del perro para que lo saquen del inmueble. En un arranque de ira y desesperación, el padre de Lili abandona a Hagen en la carretera y el filme da un giro radical en cuanto a la trama y su tono, combinando varios géneros y no logrando resultados favorables en todo momento. Desde que Hagen queda a su suerte en la calle, la trama se enfoca
queda de supervivencia, y finalmente, en una muy numerosa rebelión canina. Hagen se une a una jauría de perros callejeros y debe escapar constantemente de los trabajadores de la perrera municipal en vertiginosas secuencias emparentadas con Corre Lola Corre (Lola Rennt; 1998) de Tom Tykwer; el perro logra escapar pero es capturado por un hombre que lo vende a unos hombres que lo entrenan como perro de pelea, cambiando con ello su comportamiento natural y convirtiéndolo en un animal violento y sanguinario. Hagen escapa del lugar de peleas clandestinas tan sólo para ser capturado y llevado a la perrera municipal, la cual se ha llenado rápidamente en los últimos días por el creciente número de perros cruzados que han sido abandonados por sus dueños incapaces de cubrir el nuevo impuesto a los perros de razas impuras. En el lugar, Hagen descubre que sacrificarán a la mayoría de perros para evitar el sobrecupo en la perrera y decide escapar, iniciando con ello una revuelta que se convierte pronto en una revolución perruna de toda la ciudad, liderada por este extraño antihéroe canino, emprendiendo una venganza despiadada contra la raza humana que los traicionó y golpeó. Hagen y Yo / White God es un excéntrico ejercicio alegóricamente interesante que remite a Al Azar, Baltazar (Au hasard Balthazar; 1966) de Bresson en
sus dos primeras partes, mientras que en el tercer acto nos evoca a Los Pájaros (The Birds; 1963) de Hitchcock y a El Planeta de los Simios (R)evolución (Rise of the Planet of the Apes; 2011) de Rupert Wyatt. En una extraña mezcla en pantalla entre el cine emotivo de Steven Spielberg, como la lacrimógena Caballo de Guerra (War Horse; 2011), con los thrillers de horror animal escritos por Stephen King, como Cujo (1983) de Lewis Teague, algunas de las metáforas no salen del todo bien libradas y son plasmadas de una manera un tanto obvia y burda, hay secuencias de suspenso y horror que no están del todo conseguidas, resultan tan exageradas que en verdad no pueden ser tomadas en serio (y el trabajo de edición tan poco riguroso no ayuda en nada). A pesar de contar con secuencias visualmente asombrosas (sobre todo esa escena con la que abre la cinta en donde cientos de perros persiguen a una jovencita en bicicleta por las calles desiertas), la mayoría terminan por ser inverosímiles y fuera de tono, o tal vez sea que no hay en realidad un tono definido en el filme, sino que resultan desdibujadas las líneas que marcan los límites entre el drama, el misterio, el terror y, ocasionalmente, la comedia e incluso la sátira, dando como resultado un filme que enrarecidamente combina varios géneros y por momentos llega a ser desconcertante, aunque no en el buen sentido.
Dama Muerta
P
ara mí, hablar de Guillermo del Toro es todo un honor. Soy el fan de todos los “fanes”, todas sus películas las he visto, su serie de televisión, he leído sus libros, sólo me falta el tatuaje en la pompa de “I Love Memo”. Ya hablando en serio: ya estaba muy ansioso por ver esta nueva producción en la que también participó como escritor al lado de Matthew Robbins. Una película que nos pondrá los pelos de punta con su estilo ya característico, oscuro con toques góticos, a lo largo de toda la trama. En esta gran producción podremos ver un romance algo extraño en el que el personaje principal, Sir Tomas Sharpe (Tom Hiddleston -pa' los cuates, Loki-), un extraño aristócrata que tiene una mansión muy terrorífica al norte de Inglaterra; una mansión escalofriante que es en sí misma un personaje muy importante dentro de la trama, en la que sus oscuros secretos son acerca de los demonios y los secretos que los seres humanos tienen. También aparece dentro de los actores principales la actriz Mia Wasikowska, interpretando a una escritora, Edith Cushing, quien se enamora de Sharpe y se va a vivir a la oscura mansión, ese lugar lleno de misterios donde la enigmática hermana de Sir Thomas, Lady Lucille Sharpe (Jessica Chastain) parece estar presente en toda la casa y en todo momento. Muchos misterios y fenómenos extraños comienzan a suceder dentro de la casa en la que ciertas apariciones y voces le dicen a la escritora que tenga mucho cuidado con la 'Cumbre Escarlata'.
En esta gran producción de del Toro podemos ver increíbles efectos especiales, excelente fotografía (cortesía de Dan Laustsen) y muy buena música (compuesta por Fernando Velázquez); la historia nos atrapará desde el principio y en varias ocasiones brincaremos de nuestros asientos y quizá hasta podremos sentir ese pequeño escalofrió en la espalda con el que todos esos pequeños bellos se nos erizaran y nos harán voltear en varias ocasiones para ver si no hay algún espectro rondando detrás de nosotros. Como se dice en alguno de los trailers de la película: “Una casa tan vieja como ésta, se vuelve con el tiempo, en un ser viviente. Se aferra a las cosas. Algunas de ellas, buenas; otras malas, de otras que no se debería hablar de nuevo”. Sólo queda esperar para llenarnos de terror y que todos nuestros miedos internos salgan a relucir con esta increíble película.
E
l misterio que conserva dentro de sí, el aura científica que conlleva en pos de que las nuevas generaciones descubran interrogantes para salvar a la humanidad y en otras al planeta tierra. Todo esto ocurre lejos de casa, en una inmensa materia que crea todo lo que conocemos pero lentamente se lo traga para no regresarlo jamás o tal vez para llevarlo a algún otro lugar. Dentro de la historia cinematográfica el hombre ha contactado a seres de otros mundos dando resultados positivos (E.T.-1982, Steven Spielberg), pero en algunas ocasiones, si no es que en la gran mayoría, no tanto (Mars Attacks-1996, Tim Burton), y de esta manera podría continuar una larga lista sólo para su deleite, querido lector, pero en vez de eso rebobinaremos un recorrido a lo largos de los elementos que le dieron forma y vida a ese lugar extraño al que todos alguna vez soñamos con ir pero que no nos atrevemos a realizar, a un lugar conocido como en el espacio exterior. En nuestro día a día nosotros como seres humanos (y eso ya es decir demasiado por el hecho de que aún no se encuentra vida en algún otro lugar pero aquello no implica que no la hay) olvidamos todas las comodidades que gozamos; aquí encontramos agua, comida, un lindo y fresco aire, y hay siempre alguna distracción incluso para los más exigentes pero olvidamos un elemento importante, la compañía humana.
La soledad es la sombra que cualquier hombre llevara consigo mismo siempre que vaya al espacio teniendo como única esperanza el regresar a la tierra una vez que su misión haya terminado, lo único que queda por pregunta es ¿cuándo regresar? Aquella interrogante es lo que carcome por dentro a Sam Rockwell en la cinta británica y opera prima del director Duncan Jones. Y es precisamente Moon (En la Luna) la historia de un hombre que no sabe cuándo va a regresar de su trabajo en la estación espacial ubicada en, yo sé que ya sabes donde es querido lector y así es acertaste, ubicada nada más y nada menos que en la luna con el propósito de recolectar piedras lunares que contienen energía solar y así alimentar a una sedienta humanidad de luz. Un empleo fácil hasta que te das cuenta que tu contrato no te protege de muerte laboral y por ello tendrás que trabajar de por vida sin importar si mueres oh no ya que tus cientos de clones estarás dispuestos a continuar con el trabajo sin ser interrumpido. Esta cinta independiente del año 2009 que tiene aderezada una buena banda sonora nos hizo valorar a todos el significado de la palabra soledad… y en algunos otros caso provocar un gran miedo al trabajo.
Pero lector, abróchate el cinturón y vayamos lejos, más lejos de la Luna para llegar a otra galaxia (no precisamente de Star Wars), si no a un lugar donde el cine en el espacio exterior trata actualmente de llegar a las nuevas generaciones provocando en su camino un recorrido singular de que ya hablamos poco en el artículo anterior, y sin más rodeos llegamos con los Guardines de la Galaxia ya que aquella peculiar cinta demostró ser más que una película de Marvel, demostró que el género del espacio exterior aún está vigente en pleno siglo XXI, en una época en donde nada sorprende y los viajes interplanetarios aún son una novedad, cuando apenas en la tierra hemos llegado a la luna y aún faltan algunos años para que el hombre llegue a marte, aquel planeta marciano que ha albergado grandes historias también y ha sido fuente de inspiración para grandes escritores de ciencia ficción. Es por eso que el cine en el espacio exterior aún demuestra ser un género que vive y respira llenando de imaginación a toda una nueva generación que se dejen atrapar por las inimaginables historias del hombre más allá de su galaxia, y mejor aún cuando de paso salvan a toda la humanidad y rescatan un par de gemas del infinito.
Pero por el momento sólo hemos hablado de la soledad de viajar al espacio y de la aceptación que el público ha tenido aun del viaje intergaláctico, pero en algún momento íbamos a llegar a este punto de nuestro viaje; siempre, en todo lugar, hay una oveja negra que arruina la cereza en el pastel y ante tal tema no podíamos dejar fuera al terror, un terror sutil que te hará sudar cuando te des cuenta que no puedes pedir ayuda al ser perseguido por Alien: el octavo pasajero, una cinta donde Ridley Scott lanzó la casa por la ventana llenado de miedo a la generación de 1979 donde no sólo es pedir ayuda al gritar (aunque en el espacio nadie te puede escuchar), si no que tenemos acción liderada por la siempre carismática Sigourney Weaver al interpretar a la no tan paciente con criaturas extrañas Ellen Ripley, una heroína cinematográfica al 100%, dándonos de paso a una de las criaturas más singulares de la cinematografía, convirtiéndola en una saga demasiado lucrativa para ser contada en la gran masa infinita que es el espacio. Hasta este momento hemos llegado a un lugar en el que parece que ya no podemos ir más. O un alienígena te persigue para matarte o no puedes escapar del lugar en el que estas para llegar sano y salvo a la tierra y esa fórmula parece que se repite en las grandes producciones una y otra vez pero que pasaría si por un solo instante la respuesta o el alivio en todo caso ¿no fuera escapar del espacio exterior para llegar a la tierra si no el escapar de la tierra para salvar a la humanidad en el espacio exterior? Esta curiosa pregunta es lo que perseguirá por casi tres horas a Matthew McConaughey en el filme Interstellar, dirigida y escrita por el siempre confiable Christopher Nolan donde nos impacta el pensamiento con viajes en el tiempo, realidades alternas, desfase temporal, hambre el mundo, seres de cinco dimensiones y todo para que un padre logre salvar no solo a su familia, si no a todas las familias del mundo que ya no tienen que comer ya que el planeta tierra, el mismo en el que nos encontramos ahora nos has dicho que es momento de que se busquen otro hogar ya que es tiempo de que lo dejemos descansar. La cinta ganadora del Oscar por Mejores Efectos Especiales muestra una cruda realidad que en nuestros días es las más terrorífica ya que la supervivencia del hombre es al-
go real que ocurre cada día de nuestra vida. Después de todo ¿quién no arriesgaría todo con tal de poder ver vivos a nuestros hijos? El amor de los padres a los hijos puede cambiarlo todo y de paso salvar a toda la humanidad. Nuestro viaje, querido lector, está por terminar y a pesar de que por el momento hemos tocado temas de fondo reales en el que posiblemente podría ocurrir o no, en el mejor de los casos nadie quiere ser clonado para trabajar eternamente en la luna, ser perseguido por un par de Aliens o dejar a la familia para saber que no los volverás a ver jamás (admitámoslos, todos queremos ser Star Lord) pero omitiendo ese último ejemplo, hay momentos en donde lo fantástico es la mejor salida que uno tiene para embarcarse en una misión extraña 2001: A Space Odyssey (Una Odisea Espacial) es justamente de lo que estamos hablando, un clásico incomparable de Stanley Kubrick que nos lleva a un viaje fantástico donde solo puede ser comparado por la emoción de ver la cinta por primera vez pero como suele suceder con las cintas que innovaron en su género (siendo normal al tratarse de una cinta de Kubrick) causó una gran controversia cancelando funciones y siendo un gran fracaso en taquilla pero aquello no importó ya que actualmente ocupa el lugar que merece dentro de la industria y sirvió de experiencia para que en el futuro la campaña publicitaria de las cintas de Stanley Kubrick mostraran lo que el público estaba a unos momentos de ver y no se sintieran estafados.
Después de un viaje de este tipo que ha llegado a su fin en el que canalizamos algunas experiencias cinematografías que todo hombre o mujer experimentara cuando entre orbita serán materia de escuela para las futuras generaciones, donde nunca muera la imaginación, el empeño de demostrar que no hay nada imposible y todo esto para responder una serie de preguntas que han mermado la mente de todo un siglo ¿El por qué viajamos y buscamos aquellas respuesta fuera de nuestra tierra? ¿Por qué tenemos el impulso de cambiar la historia? Espero querido lector que podamos encontrar más preguntas y dar respuesta a todas ellas dentro de una siempre confiable sala de cine, un lugar mágico para historias extraordinarias del espacio exterior.
L
a década de los 80 se caracterizó por el uso de fórmulas bien aprendidas al momento de contar historias: los protagonistas debían superar a sus antagonistas que les habían puesto en una situación difícil la cual debían superar siendo ellos mismos y haciendo lo que mejor sabían, exactamente aquello por lo cual los criticaban o segregaban. Esa era la "realidad cinematográfica" y muchos nos identificamos plenamente con los personajes, precisamente porque los adultos no parecían creer en los jóvenes. De ahí que películas como Footlose (Kevin Bacon), Youngblood (Rob Lowe), Less than zero (Demi Moore, Robert Downey Jr.), Breakfast Club, Pretty in Pink, 16 candles (Molly Ringland), Flashdance o Karate Kid (Ralph Machio, Pat Morita), fueran la bandera de muchos que deseaban sentirse escuchados. En este corte de comedia-juvenil-romántica aparece Dirty Dancing, cuya diferencia primordial es que se desarrolla en los 70's, en un destino turístico campestre, donde los jóvenes son minoría y la protagonista es menor que la pareja que le ha sido destinada, además de muy mimada, en cuya persona se habían situado los sueños profesionistas de su padre. Patrick Swazye y Jennifer Gray personifican a los muchachos vilipendiados por el honorable Jerry Orbach, quien había considerado al guapo y talentoso instructor de danza, como un enamoradizo joven oportunista, bueno para nada, pues lo suyo era generar escándalo. Ya después la tomaría en contra de su hija, pues al tener esas juntas, seguro que no lograría nada en la vida. Sin embargo, gracias a su buen juicio y a la toma de conciencia respecto a la situación, finalmente aceptaría lo positivo de los cambios.
Y es que el estereotipo del médico bien asentado, con una familia compuesta por su esposa y dos hijas, requería de un estatus social regido por los convencionalismos de la época, que entre otras cuestiones, debía tener siempre la razón, nadie podía rebatirle juicios o posturas; debía ser quien tomara las decisiones por su familia, de acuerdo con lo que mejor le convenía y, debía ser irrefutable; por esa misma situación, su presencia debía infundir miedo y respeto, así que el silencio podía ser una respuesta recurrente a sus reproches. Eso sí, como persona estudiada y pilar de la sociedad, debía ser bueno con sus semejantes y cumplir con la misión que le hubiera sido encomendada, como en este caso, salvar vidas y cuidar de ellas. Como antagonista aparece un instructor de baile, bien parecido, con visible repudio por la autoridad, por la moral establecida y abanderado de la libertad de expresión de aquella juventud segregada. Su conocimiento de causa en el área de la expresión corporal, su carácter sociable y el innegable atractivo que genera esa actividad entre las mujeres (pues como dijo D.H. Lawrence, son felices "Haciendo el amor con música"), le acarrean etiquetas de aprovechado, mal viviente, usurpador e indeseable. Todo aquello de los hombres malos que gusta a las mujeres buenas. Justo en medio se encuentra Baby (el sobrenombre lo dice todo): hija del primero, enamorada y en un inicio pareja forzada del segundo, juega el papel abnegado e intrépido de quien no suele aventurarse, puesto que su rol no se lo permite, de modo que se ajusta al requerimiento. Pero si llegara a suceder que se empecina en una empresa, entonces ni el amor ni el respeto por su padre, podrían evitar que haga lo necesario para lograr su cometido. Sí, es la niña bien que se casa con la causa y la vida se le puede ir en ello, ya que podía perder su estatus ante la sociedad y ganar otro en los bajos mundos de la injusticia. Toda una heroína, porque en realidad llegó a cubrir una necesidad con una habilidad poco ejercitada en ella: el arte de la seducción a través del baile. Como era de esperarse, las escenas estuvieron cargadas de emociones que iban del enamoramiento a la ira, de la sorpresa a la seguridad o aceptación, de la intriga a la solución, muy al estilo del discurso entre adolescentes, en el supuesto de que no saben lo que quieren hasta que lo encuentran, momento justo en el que comienzan a luchar por ello. Por supuesto, los jóvenes en Dirty Dancing ya estaban entre los 18 y los 23 años, unos con todas las oportunidades para sobresalir en la vida, mientras que el resto eran bailarines por haber abandonado la teoría para hacer lo que les gustaba...así es, las artes también se incluían en los presupuestos ideológicos negativos de la época.
Para asegurar el éxito de la fórmula, debía mostrarse el proceso de cambio, las tácticas para lograr la meta, así que pudimos ver los ensayos de las coreografías, las correcciones de postura y expresión corporal, el manejo de emociones a través de la música, el movimiento escénico, pero sobre todo, el goce placentero de toda esa disciplina expresados en unos cuantos minutos frente a un público exigente. La secuencia realmente emocionante (y preocupante) fue cuando Baby debía saltar y lograr que Johnny la atrapara para elevarla sobre sí con los brazos extendidos, movimiento que sería un ícono para quienes nada sabían de ballet o incluso de bailes de salón. En un punto y aparte, la banda sonora de la cinta logró posicionarse como la mas escuchada del momento con, por increíble que parezca, canciones de corte sesentero, tipo baladas, además de la interpretación del mismo Swazye en "She's like the wind". Varias de esas canciones sonaron en la radio y se colocaron en las listas de popularidad, de tal manera que hoy en día, es un clásico y un referente en la historia de los soundtracks hollywoodenses. Si bien es cierto que la combinación de música y baile era poderosa para esta película, el binomio de personalidades fue un éxito rotundo, ya que ella no era especialmente linda, solo buena niña y él no era realmente guapo, sino atractivo y con fuerte carácter, de modo que apelaban a la interpretación de un imposible en términos de romance y, que al final de cuentas, bien podría ser un best seller de Corín Tellado, con la única diferencia de que el pobre era él y ella no era quien lo rescataría de esa situación, sino le daría un giro para que volviera a creer en el amor verdadero y la sublime entrega. Tal vez obtendrían la bendición, pero no los bienes materiales: el amor lo puede todo, pero no otorga créditos bancarios. Seguramente que gracias a Dirty Dancing, los bailes de salón tomaron auge. Si bien el vestuario no era tan llamativo como en Grease (1978), resulta un referente, ya que el atuendo básico de Johnny, todo en negro y al talle, ha sido multiplicado en distintas ocasiones; además, pudo ser una gran puerta para que personalidades como Mijail Varishnikov se adentraran en la meca del cine, llevando su talento fuera de los teatros y las funciones exclusivas, una nueva forma de acercar a los bailarines clásicos, en otra faceta, a las masas. La magia de Dirty Dancing radica en la ambientación, en la emoción hecha baile y en el entorno de la rebeldía, lo que la hace una historia muy rosa, bien, con personajes sobre actuados, pero sobre todo mucha música que inspira y recuerda que el cuerpo debe expresarse en total libertad, fuera de convencionalismos sociales.
I
brahim (Adil Koukouh) es un chico marroquí que se encuentra deambulando y escondiéndose pues está como ilegal en España y en unos días será deportado a su país. Aunque no se encuentra en las mejores condiciones económicas, no quiere regresar por la situación de su país y porque no tiene familia allá. Conoce a otros chicos indocumentados con los que se refugia pero comienza a tener problemas con ellos; una noche por casualidad conoce a Rafa (Germán Alcarazu) en el baño de un club y tiene una química instantánea. Rafa es lo que se podría decir un chico "normal": le gustan los deportes , los videojuegos, tiene su grupo de amigos con el que bromea y habla de chicas, a las cuales gusta bastante porque es atractivo, pero él no se siente interesado en salir con ninguna. Pero con Ibrahim es diferente, con él no puede evitar sentir cierta afinidad; se vuelven a encontrar en otras ocasiones, más por casualidad que por buscar un encuentro, por lo que poco a poco comienzan una gran amistad que inesperadamente se convierte en más que eso. Todo va bien pero sus problemas comienzan a causa de sus amigos, los prejuicios raciales y la situación legal en el país de Ibrahim, ya que todo indica que será inevitable que lo deporten. El gran cariño entre Rafa e Ibrahim los convertirán en cómplices decididos a evitar que lo envíen de vuelta a Marruecos.
A escondidas (2014, Mikel Rueda) plasma una relación que se da de la nada y a una temprana edad, donde uno está creciendo y autodescubriéndose; un sentimiento que va surgiendo de la convivencia diaria, realizando actividades que cualquier adolescente haría. Con una narrativa pausada, somos testigos del surgimiento del amor/amistad entre los chicos sin necesidad de que veamos algún tipo de escena que contenga contenido sexual. Recalco esto porque el cine, y las relaciones gays en general, están tachadas bajo el estigma de ser superficiales, basadas sólo en el sexo, la pasión y la promiscuidad. En A escondidas, la relación llega a lo mucho a un ligero roce de sus labios, y aun así la atracción y pasión de ambos chicos se transmite hacia nosotros de manera discreta, tierna y natural mostrándonos que el amor verdadero surge precisamente de esta manera.
eaWorld Orlando fue, por varios años, una de las atracciones turísticas más visitadas en Estados Unidos y uno de los referentes obligados en cuanto a la industria del entretenimiento familiar de espectáculos con animales marinos. Pero el documental Blackfish ofrece un testimonio colectivo que busca desenmascarar la verdad oculta detrás de este tipo de espectáculos, particularmente el relacionado con Tilikum, la estrella y atracción principal del parque SeaWorld, que ha sido responsable da varios ataques a sus entrenadores y causante de la muerte de tres de ellos, incluyendo a la entrenadora en jefe Dawn Brancheau. A través de los testimoniales de ex entrenadores de SeaWorld, expertos en esa particular especie de cetáceos y de público que presenció los ataques de Tilikum, la productora y directora Gabriela Cowperthwaite busca encontrar una respuesta a su tesis en la que cuestiona cómo reaccionaríamos si nos confinaran a una bañera durante una tercera parte de nuestro día todos los días, pues es así como se le trata a las ballenas, las enclaustran en espacios tan reducidos y oscuros que se van convirtiendo en animales psicóticos que sólo necesitan de un mínimo detonante para explotar y perder el control. Este comportamiento, según los expertos que también comparten sus testimoniales en el documental, se encuentra en el extremo opuesto de sus congéneres que se encuentran en
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completa libertad en su hábitat natural, son criaturas tan inteligentes y con un nivel emocional profundamente evolucionado que sobrepasa al de los seres humanos. Incluso asombra el revelador y reflexivo dato que nos comparte uno de los expertos: jamás ha habido un ataque de una orca asesina, en su estado salvaje, hacia un ser humano, los ataques siempre han sucedido en cautiverio. Al igual que comúnmente se malinterpreta la verdadera naturaleza de las orcas asesinas, se ha confundido el objetivo del documental Blackfish, ya que lo han tachado de alarmista y con el único fin de crear polémica, pero en realidad, el objetivo de este trabajo está mucho más que claro: concienciar al público sobre la verdad oculta detrás de los espectáculos que utilizan/explotan a los animales como atractivo. Y es gracias a ese compromiso por generar conciencia, que el discurso de Cowperthwaite alcanza un alcance mucho mayor, puesto que su disertación no se queda únicamente dentro de los terrenos de SeaWorld, sino que se puede extender también a otros 'pasatiempos' como los zoológicos, la corridas de toros y los circos, donde también son muy cuestionables las razones de mantener animales en cautiverio en pos del entretenimiento de los humanos. Recomendable e indispensable el visionado de este revelador documento fílmico.
iempre es mejor dar el beneficio de la duda' ¿o no? Un defecto que todo ser humano posee en los momentos de temor e inseguridad, es la duda o incertidumbre. Puede que refleje nuestras debilidades o fortalezas, pero muchas veces, nuestra duda podrá resultar en algo inesperado o perjudicial para alguien. La Hermana Beauvier está al frente de una escuela católica en el papel de directora, junto con el resto de monjas se encargan de educar a los niños de su comunidad. El sacerdote Flynn que preside las misas 'de esa comunidad católica', posee un carisma irresistible, es amable y muy accesible, cualidades que ponen en alerta a la Hermana Beauvier despertando así una serie de prejuicios con respecto a cualquier acción del Padre Flynn. El 2008 fue sin duda un año de grandes películas, Doubt pertenece a ese grupo de películas controversiales que dieron de que hablar, no solo por el aspecto y escándalo religioso (la pederastia) que en los últimos años ha tomado auge a nivel mundial, además toca los puntos clave de cualquier mente insegura y por qué no, de una mente analítica y minuciosa que busca cualquier detalle para hallar una explicación a lo desconocido. Una película coral extraordinariamente interpretada, Meryl Streep siempre se luce y logra encarnar perfectamente su rol de Monja, también hay que aplaudir a Philip Seymour Hoffman, Amy Adams y a Viola Davis, cada uno con diálogos y escenas increíbles. El papel de la mente humana es crucial en esta historia muy bien contada y adaptada, para mi uno de los mejores trabajos sobre el tema que se aborda excelentemente. Temor, Inseguridad, Desconfianza, Política y Religión mezclados en este extraordinario drama, que merece ser analizado y disfrutado una y otra vez.
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avier Dolan es, hoy por hoy, uno de los directores más interesantes en la escena canadiense. Su carrera tras la cámara comenzó hace cinco años con su ópera prima Yo maté a mi Madre (I killed my Mother/J'ai tué ma mère), una interesante propuesta semibiográfica -protagonizada por él mismo- que abordaba la muy conflictiva relación entre un adolescente y su madre, y con la que obtuvo diversos reconocimientos en la Quinzaine des Réalisateurs (Quincena de Realizadores) en el marco del prestigiado Festival de Cannes. Al año siguiente, regresó a Cannes para presentar Los Amores Imaginarios (Heartbeats/Les Amours Imaginaires), divertido filme sobre dos mejores amigos -un chico y una chica- que buscan conseguir el amor del mismo chico, y que lo catapultó a la escena mundial gracias a la calidad de su propuesta, donde ya daba muestras de una madurez cinematográfica que resultó envidiable para otros cineastas con años de experiencia. Con Laurence Anyways (2012), el canadiense cedió el rol protagónico para contarnos la historia de Laurence Emmanuel James Alias (Melvil Poupaud), un hombre que a sus 35 años se da cuenta -o más bien termina por aceptar- que él no quiere lo que los otros hombres de su edad quieren, él quiere ser mujer, enfrentándose así al rechazo de la sociedad noventera y a la incomprensión de su novia Fred (Suza-
nne Clément). La cinta fue, en su momento, la más arriesgada de su corta pero contundente carrera, pues el tema del cambio de sexo es por demás difícil de tratar, pero lo hizo con gran aplomo y logró el mejor trabajo de su carrera... hasta hoy. Tom en el granero (Tom at the Farm/ Tom à la ferme) marca el regreso del director a los roles protagónicos de sus filmes y también representa su incursión en el cine negro. La película es una adaptación -hecha por el mismo Dolande la obra de teatro homónima escrita por Michel Marc Bouchard, en la que el personaje del título acude a una granja del Quebec rural, donde se encuentra la casa familiar en la que será velado el cuerpo de Guillaume, su novio que ha muerto en un aparatoso accidente automovilístico. En el lugar se encuentra con Agathe (Lise Roy), la madre del fallecido, una mujer que deambula emocionalmente entre la pasividad y la agresividad, y quien no tiene idea de la verdadera orientación sexual que tenía su hijo; en la granja, Tom también conoce a Francis (Pierre-Yves Cardinal), el inestable hermano de Guillaume que lo obliga -violentamente- a montar una farsa sobre una 'ficticia' novia Guillaume, y con ello ocultar la verdadera naturaleza homosexual de su hermano y no causarle más dolor a la desconsolada madre. Dolan nos sumerge en la oscuridad de la Canadá profunda, una zona rural per-
petuamente en penumbras, donde predomina la atmósfera fúnebre y enfermiza de la intolerancia. Tom en el granero es una historia perturbadora y violenta, donde cada rincón esconde oscuros y funestos secretos sobre las pulsiones (homo)sexuales reprimidas. Tomando como claras referencias a Alfred Hitchcock -ojo a la escena donde Tom descubre lo que Francis le ha hecho a su coche- y David Lynch -ojo a la escena de la regadera donde Francis le hace una advertencia a Tom-, Dolan coloca a los personajes en un angustiante y turbio ambiente en el que se ven absorbidos por los secretos, las mentiras, las obsesiones, la locura y la autodestrucción. Nuevamente, el quebequense se arriesga y sale muy bien librado en este homenaje al cine 'noir', Tom en el Granero es un gran paso hacia adelante en su aún breve filmografía, es una contundente muestra de que este 'autor' está ya encontrando su propia voz, una que es muy poderosa y que tiene mucho que decir. Seguramente dentro de algunos años muy próximos, estoy seguro- nos toparemos ya con su primera obra maestra, por lo pronto, el cineasta de 25 años -recién cumplidos- va por muy buen camino y su más reciente trabajo, Mommy -que le otorgó el Premio del Jurado en Cannes en un insólito empate con la leyenda vida Jean-Luc Godard, puede verse actualmente en algunas ciudades del país.
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a saga que germinó hace ya casi cuatro décadas en la mente del visionario cineasta George Miller está de regreso con Mad Max: Furia en el Camino (Mad Max: Fury Road, 2015), poseedora del mismo agreste espíritu post apocalíptico ochentero, pero combinado temerariamente con el frenético ritmo cinematográfico del nuevo milenio, ofreciendo así la más grandilocuente y efectiva cinta de acción de la que se tenga memoria en años recientes. Max Rockatansky, el metafórica y casi literalmente destrozado policía de Mad Max (1979) -convertido en las secuelas en el guerrero de la carretera- que lanzó a la fama internacional al joven australiano Mel Gibson, continúa tratando de escapar de los demonios de su trágico pasado aislándose del contacto humano tanto como le es posible. Pero pese a sus planes de continuar como vagabundo errante del desierto post nuclear, se ve obligado a unirse a un grupo de mujeres rebeldes lideradas por la implacable Imperator Furiosa, quien a bordo de un mastodóntico War Rig, busca escapar de Immortan Joe, el tiránico Señor de la Guerra que moviliza todas sus tropas a través del colosal desierto para recuperar lo que le pertenece. En esta cuarta entrega de la franquicia, el reconocido actor británico Tom Hardy toma la estafeta como el desquiciado protagonista y lo hace con una salvaje naturalidad impresionante, pues con los escasos diálogos que caracterizan a Max, logra hacer suyo a este ícono post-apocalíptico de la gran pantalla a través de su magnética personalidad y su imponente presencia. Charlize Theron, como Furiosa, se muestra encomiable en este rol agresivo pero a la vez vulnerable y emocional, y cuya historia personal reviste al filme con un aura de espiritualidad muy poderosa. Ambas celebridades crean una fórmula histriónica explosiva en la pantalla, y junto con Nicholas Hoult como el ingenuo Nux y Hugh Keays-Byrne (quien regresa a la saga detrás de una máscara tras haber dado vida al villano central de la cinta original: Toecutter) encarnando aquí al sádico villano Immortan Joe, son fundamentales para
el funcionamiento de la cinta, cada uno de ellos dándolo todo en papeles física y mentalmente demandantes. Mad Max: Furia en el Camino (Mad Max: Fury Road) es una trepidante persecución de dos horas que apenas se permite algunos breves momentos de sosiego a los que recurre para desarrollar una historia de supervivencia, venganza y redención. El guión se estructura de manera sencilla pero con un poderío extremo: en medio de la frenética aventura hay guiños directos hacia el empoderamiento del sexo femenino en un mundo decadente donde la oportunidad para los hombres como seres salvadores de la raza humana es cada día menor ¿Recuerdan que Lucy (2014), de Luc Besson planteó algo similar sobre la ineptitud masculina ante el desastre apocalíptico? Pues más o menos por ahí va el asunto: machismo y misoginia con pronta fecha de caducidad; los que lo asimilen podrán sobrevivir bajo un estado femenino, los que se nieguen a creer en dicha solución, seguramente quedarán condenados. George Miller ha logrado crear una delirante y frenética ópera western-steam punk cuya estética de cine de serie B permanece intacta y más feroz que nunca, redefiniendo con ella el término blockbuster y suministrando también el combustible necesario a la franquicia para seguir por mucho, mucho más tiempo. Con la menor utilización posible de efectos digitales, el director nos regresa a ese cine de la vieja escuela, cine salvaje y espectacular con personajes retorcidos y delirantes, con humor negro, mordaz y loco que nos trasporta a un mundo donde el fuego y la arena nos revientan en la cara para brindarnos una experiencia cinematográfica emocionante y compleja que no se queda sencillamente en el visionado de cualquier mediocre película de acción sobre ruedas a las que Hollywood nos tiene acostumbrados. Mad Max: Furia en el Camino está a años luz de ser una cinta más de acción, es una estimulante experiencia fílmica que nos llena las venas de adrenalina y que está destinada a convertirse en "el nuevo clásico de culto del cine de acción y de la ciencia ficción apocalíptica".
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ames Franco y Travis Mathews codirigen este interesante proyecto y toman como pretexto la desaparición -muchos dicen que por censura- de 40 minutos del metraje en la edición final de la ochentera cinta Cruising (un filme icónico dentro del mundo homosexual -aunque considerado por muchos como homofóbico- protagonizado por Al Pacino quien interpreta a un agente encubierto que pretende ser homosexual para adentrarse en el ambiente gay de un bar y encontrar a un asesino serial) para hablar de la doble moral de la sociedad respecto al sexo y la violencia; un discurso que no se oculta entre líneas, es explícito, es directo, sin tapujos. Y así, la intensidad (en todos los niveles y sentidos) con la que se nos muestran escenas explícitas de sexo gay, es la misma con la que James Franco y Val Lauren -protagonistas de este ejercicio de docuficción- interponen sus argumentos sobre el fin último del proyecto, pues mientras James Franco lo ve como una protesta en contra de la censura hacia el cine gay y sus escenas sexuales (ya que estas se 'reprueban' con mayor rigor que las escenas de sexo explícito heterosexual), Val Lauren lo ve como un mero filme pornográfico hardcore. Interior. Leather Bar es un filme que pone bajo la lupa el tema de la censura hacia el 'cine gay', algo que muchos no se atreven a aceptarlo negando la existencia de tal represión, pero las limitantes y prohibiciones hacia el cine gay las ha vivido el mismo codirector, Travis Mathews, con su ópera prima I want your Love, cinta que fue censurada la 'Junta de Calificación Cinematográfica Australiana', la cual le negó al filme una categoría que le permitiera la proyección en el Festival de Cine Gay de Melbourne y en el Festival de Cine Gay de Brisbane por contener "actividad sexual explícita", por lo tanto, en dichos festivales que se llevaron a cabo en marzo y abril respectivamente, el filme no pudo ser proyectado. Franco señaló la censura como un acto de hipocresía pues el sexo se maneja de una manera sofisticada en la película. Entonces ¿existe o no la censura hacia el cine gay? La realidad es que sí, y no únicamente se limita a la prohibición de proyecciones de los filmes en los festivales o en complejos cinematográficos, sino que se ponen trabas desde la etapa misma de la producción e incluso desde la preproducción. Y así James Franco lo demuestra con su discurso a la mitad del filme en medio de una conversación con Val Lauren, una plática en la que Franco demuestra su radical y trasgresor punto de vista sobre la hipócrita moral de la sociedad.
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oy feliz, si no fuera feliz no hubiera hecho las tonterías que hice, no me hubiera puesto chichis”, cuenta una actriz transgénero que después de tener una carrera fructífera como actor infantil, y como bailarín e imitador en la adolescencia, actualmente se encuentra en el olvido, pero con la certeza de haber hecho lo correcto. Quebranto es un largometraje documental dirigido por Roberto Fiesco que plasma la transición vivida por un hombre que a una edad madura se dio cuenta que quería ser mujer, el éxito a una edad en la que él no comprendía la dimensión de las cosas, confusión por su sexualidad en la adolescencia, temor por cambiar de género a una edad adulta, y las puertas que le fueron cerradas por ser una mujer y actriz trans. Fernando García, actualmente Coral Bonelli, fue actor infantil en los años setenta, mejor conocido como Pinolito, inició su carrera imitando al cantante Raphael, después incursionó en el cine en películas como Los hijos de los pobres de Rubén Galindo y Fe, esperanza y caridad junto a Jorge Fons, Katy Jurado y Julio Aldama. Años después fue bailarín en el Teatro Blanquita, donde experimentó y des-
cubrió su orientación sexual, pero no fue hasta su edad adulta, cercana a los 50 años, que después de una presentación en la que imitaba a Lucha Villa se fue vestida así hasta su hogar, donde decidió y anunció a su madre que a partir de ese momento iba a ser mujer. Coral narra que de no haberlo hecho probablemente hubiera llegado al suicidio. “Me preocupaba que entrara a un charco de lodo que no conocía; no sabía lo que era ser mujer” relata la madre de Coral. Y lo que vino después, ya como mujer, fue el rechazo, el estigma y la falta de oportunidades laborales, orillada por algunos años a ejercer como trabajadora sexual. Sin embargo, el retrato que hace Fiesco de Coral, es el de una vida plena y feliz a pesar de las circunstancias y pesares que ha vivido, ella sigue tocando puertas para volver a actuar, da clases de baile, continúa imitando a Lucha Villa y a Lupita D'Alessio, y vive tranquilamente con su madre. “No me arrepiento… hay que seguir viviendo” dice en un momento la actriz cuando se le cuestiona si ha valido la pena cambiar por completo una vida de más de treinta años, “ahora puedo ser yo, yo, yo”.