Contra la nostalgia. La elección de Ramón Masats
Contra la nostalgia La elección de Ramón Masats
Centro de Arte Alcobendas
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Contra la nostalgia La elección de Ramón Masats
Fotografías de portada y contraportada Estoril, Portugal. 1959 25 x 36cm Colección de Ramón Masats
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lcobendas es la Ciudad de la Fotografía. Siempre estaremos agradecidos a aquellas personas responsables de la cultura en nuestro municipio que, allá por los años 80, apostaron firmemente por una disciplina artística que, probablemente entonces, no estaba recibiendo la consideración que merecía. Esta ciudad decidió apoyar los trabajos artísticos de fotógrafos/as de renombre y de otros a los que sólo se conocía en el reducido mundo de la imagen. Así, conseguimos que auténticas joyas del arte formaran parte de la que hoy es la Colección Pública de Fotografía más importante del país: más de 900 imágenes, de más de 170 artistas. Es probable que una de las más conocidas fotografías de nuestra colección sea del artista a quien tenemos el lujo de acoger estos días en nuestro Centro de Arte.
El sacerdote portero de Ramón Masats es todo un icono del arte gráfico español. Obviamente, Masats es mucho más que esa interesante imagen. De hecho, nuestra Colección cuenta con una decena de obras de este autor y hay trabajos suyos en museos tan importantes como el Reina Sofía o el MOMA de Nueva York. Así que poder disfrutar de una exposición con algunos de sus trabajos más relevantes es una gran satisfacción para mí y para todos los amantes de la cultura. Espero que nadie se pierda esta extraordinaria muestra de nuestro flamante Premio Internacional de Fotografía Alcobendas del pasado año, que se merece este reconocimiento y muchos más. Gracias, maestro. Rafael Sánchez Acera Alcalde de Alcobendas
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“C
Masats, además, vivió su pasión fotográfica junto a sus amigos, su generación, los buscó para escucharlos y aprender de ellos, con Alcobendas ha premiado la magnífica el entusiasmo por el trabajo del otro, que trayectoria fotográfica de Ramón Masats, pero caracterizó al grupo AFAL. sobre todo ha premiado ese corazón que late en cada una de sus fotografías. Así, hemos premiado a Ramon Masats, pero también a toda la generación de fotógrafos Un fotógrafo que, además, modernizó el que situó en los años 50 a la fotografía española concepto de reportaje y de lo que significa ser en la modernidad y que fueron testigos de una época que, sin sus imágenes, no hubiéramos reportero profesional. llegado a conocer en toda su profundidad. Posee un archivo fotográfico que Por todo ello, ¡¡muchas gracias, Ramón!! resume la historia de España en la segunda mitad del siglo XX, desde la posguerra de su Rosario Tamayo Lorenzo juventud en Barcelona y Madrid a la vivencia de Tte. Alcalde Delegada Cultura la transición al país moderno que hoy somos. Ayuntamiento de Alcobendas uando hacía alguna foto buena, lo notaba en el corazón”
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Pamplona. 1960 70 x 54 cm
Colección Ramón Masats
Habrán pensado que, después de tantos años de trabajar en la imagen, sería interesante hacer un repaso a mi obra. Pero no han contado con que no soy nada nostálgico, a lo que se suma mi pereza y un fuerte componente anarco-nazarí. La nostalgia es muy rentable, pero yo no la trabajo. Soy de la idea de que vive eternamente quien vive en el presente. ¿Tendría acaso que dedicarle más atención al pasado? El tiempo es el filtro.
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La elección de Ramón Masats Laura Terré ...las palabras escondidas en las cosas las ideas en los ojos... Manuel Vázquez Montalbán
¿De verdad es tan breve el acto creador de la fotografía? La mayoría se imagina que fotografiar es un rapto instantáneo, pero en realidad se trata de un largo proceso sembrado de dudas y ensayos, errores y sorpresas. Por eso, la fotografía pura es un arte difícil y escaso y es motivo de celebración cuando aparece una obra interesante y compleja construida “solamente” a base de observar y señalar. ¿Cuántas lecturas, cuántas cavilaciones ante la vida, cuántas conversaciones, cuántas películas, cuánto caminar y comparar ha invertido el fotógrafo en su obra? Mucha biblioteca y algunos amigos, más dos pies para atravesar el mundo despacio, responde Ramón Masats. Nunca habituarse a los sustos del azar, nunca esperar la misma luz. Ignorar las habituales respuestas pues todo se le presenta absurdo y al revés de lo previsto. Su método, de hecho, es ir al encuentro de lo absurdo. El proceso de la fotografía arranca con la claqueta de la intuición que hace sonar una campanada brillante en la barahúnda de la vida. El fotógrafo, ágil, casi inconsciente, responde con la acción del obturador disparando el encuadre contra el vacío de la atmósfera plagada de cosas en movimiento. Inmediatamente, aquella fiebre 12
casi deportiva quedará oculta durante horas, días, meses, hasta que la fuerza visual de la imagen pueda ser reconocida lejos del tiempo que la motivó. El fotógrafo es creador cuando decide, cuando él mismo oculta o destruye lo que no le representa. Cuando se equivoca y vuelve atrás y mira y echa mano, y compara y relaciona. Cuando es enérgico y se niega a la concesión, a la adulación, a la anécdota, al sopor de la nostalgia. En el caso que nos ocupa, han pasado los años y las ideas latentes en las fotografías, renovadas, han vuelto a salir del archivo espigadas por la mano de Ramón Masats, quien de nuevo ha puesto en marcha el proceso creativo: sopesando, pensando cada toma y descartando lo que no le interesaba. Ha vuelto a mirar sus fotografías de manera crítica, con imaginación, para hallar facetas escondidas, “otras cosas de interés” -como decía su amigo Paco Català-Roca- en las fotografías mil veces vistas. Lo que había permanecido mudo durante mucho tiempo, de repente le vuelve a interpelar. Con las fotos sobre la mesa, aquellas que había ido guardando en los cajones, se ha enfrentado al juego libre de encajarlas unas con otras sin atender a ningún manual de instrucciones,
separadas de los reportajes, de la finalidad de los encargos, libres de fechas y cronologías, del relato de la historia y el territorio patrios, incluso sin dar importancia a la identidad de los retratos. Ni siquiera la nostalgia, con su déspota llamada al pasado, ha logrado imponerse a la alegría de volver a ser fotógrafo en el acto de elegir, de eliminar, de entregarse al proceso creador de encontrar en las fotografías un lugar para divertirse y pensar el pasado como una alternativa a este presente que hoy vivimos. El producto del nuevo ejercicio de montaje es un mapa del actual estado de las cosas, un autorretrato casi idéntico a la imagen del Ramón Masats nonagenario cuyo espejo le devuelve reconocible pero transformado, dominado por la magia de un mundo del revés. Una proyección de las sombras flotantes que permanecen en su retina, de las ideas acerca del mundo acumuladas en su interior. Este nuevo retrato, como un legado de intenciones, se compone de 156 fotos variadas, fruto de encargos o de la pasión juvenil de amateur, en color o blanco y negro, publicadas o privadas, contradictorias, obvias o intrigantes. Una selección de entre más de quinientas fotografías que ha repasado con cuidado entre sus manos o en su mente en las noches de insomnio. La elección de Ramón Masats nos sorprende y rectifica la idea fija que habíamos destilado durante años al repasar su obra. Desarrolla y amplía su perfil estético y sus afinidades, no por ser más o menos inéditas las fotos, sino por haber sido “las elegidas”. Una selección que integra los tópicos sin prejuicios e interrelaciona las series temáticas y los periodos, demuestra que su autor vive en el placer de pulir sus intenciones y así la obra también está viva.
En el juego de narrarse a través de su archivo, las manos del fotógrafo han ido expulsando todo lo banal de manera decidida, como si se tratara de arena cubriendo la veta inmóvil de oro cuyo valor nos había pasado desapercibido. Ha mantenido, por supuesto, los hitos indiscutibles que han ayudado a apuntalar su estilo. Arriesgadas, modernas, rompedoras, señaladas por su autor con decisión el mismo día que las había hecho, en un tiempo en el que aún no sabía quién era Robert Frank. La farola del puerto de Barcelona que oculta apenas el descanso de un obrero; los descentrados experimentales en la plaza de toros durante los Sanfermines; la esforzada tomellosera poseída por el genio de un Saura o un Millares -Masats sí que sabía entonces quiénes eran para entender el arte de esta mujer de pueblo- que traza el límite de su casa con una raya en el suelo; el perro impaciente como escabel de un mozo pamplonica a medio salir de la taberna; y el inevitable, como no, cura detenido en el espacio enmarcado de la portería de fútbol... Pero no se ha parado ahí, en la perezosa evidencia de los éxitos probados, sino que con la misma decisión ha ido introduciendo otros tantos iconos, nuevos y frescos, fotos menos vistas, a las que damos paso como incógnitas solitarias -la perla de Acapulco- o, al contrario, venidas en tropel de París o de Guinea sin que le importe la anécdota de la fecha ni el color de la piel, ni el hecho histórico que motivó aquellos viajes como reportero. Las fotos ya solo comunican ironía, sorpresa, sonrisas cómplices, dudas. También podemos comprobar en su elección, cómo le gustan a Ramón Masats las parejas de fotografías, esas siamesas unidas por la columna vertebral de una fracción de segundo, un eje de simetría que las convierte en espejo a una de la 13
otra. En esas parejas hay algo que la duda impide separar. Diferenciadas por el breve instante del disparo en el que todo ha cambiado, demuestran el cruel lapso del antes y el después que el fotógrafo mantiene suspendido en la duda y que finalmente decide conservar, como un Salomón prudente, sin querer sacrificar a ninguna de las dos. La duda, siempre la duda. Esas parejas son un tributo a la secuencia: la plasmación del movimiento y la captación del tiempo. No en vano Masats confiesa que es, en el fondo, un director de cine frustrado. A Masats le intriga cómo cambian las cosas en el tiempo. Pero no le interesa comprobar en perspectiva cómo han envejecido las cosas y los cuerpos. No le interesa la visión de las antiguas fotografías en contraste con el presente para provocar esa nostalgia de que “a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Le interesa algo más concreto y menos trascendente: el cambio temporal que verifica la cámara entre dos fotogramas seguidos. Le sorprende cómo dos disparos tan inmediatos, surgidos del mismo impulso emocional ante una escena, puedan resultar semánticamente tan dispares, aunque complementarios e indisolubles. Es la acción azarosa de la vida la que introduce el cambio. Una mujer que mira con desprecio e inmediatamente sonríe seductora. Una anciana sentada pensativa levantándose precipitadamente. Un retrato que mira de frente o gira su cabeza ligeramente. Un cielo cargado de nubes que en un fotograma corona una montaña de bidones y en el siguiente aparece desolado con una mancha negra de aceite en el suelo. Masats no quiere ocultar la segunda opción que le ofreció la realidad, el universo paralelo aparentemente opuesto a su gemelo. Por eso su elección ha tenido en cuenta las dos imágenes 14
para que nos entretengamos con el juego de las diferencias, adivinando cuál es el antes o el después temporal hasta llegar a la conclusión de que en realidad el tiempo es un camino de ida y vuelta, en el que no existe un orden lógico. Esa dualidad muestra algo más grande y misterioso que “el instante decisivo” en el que el tiempo queda congelado y clavado a su pasado. En su ir y venir de un instante a otro, Masats muestra el tiempo en movimiento, activado por nuestra imaginación y curiosidad, sin ocasión de añorar o distanciarnos. La serie que compone este libro es el resultado de la depuración de sus fotos elegidas para la exposición. Una serie que debemos leer como un texto gráfico cuyas palabras son las cosas mismas que aparecen en las fotos, vistas en su día por primera vez con unos ojos inyectados de ideas. Han sido de nuevo esos ojos, a la edad “de esta segunda inocencia que da en no creer en nada”, los que atinaron de manera coherente en la diana del estilo y el concepto sin tener que justificarse. Y la elección queda firmada y rubricada con un “Yo” decidido y firme. Experimentamos en el orden y recuento de las fotos cómo se extiende la alfombra del sentido y penetramos a fondo ciertas escenas que hasta el momento habían resultado incomprensibles. Unas fotografías servirán de puente para alcanzar esas otras imágenes olvidadas. Por eso, el valor de este librito que sostienen entre sus manos, que seguro sumarán a la colección de publicaciones que jalonan el largo camino profesional de Ramón Masats, tiene un valor único. Como creación de su autor en el presente, es insustituible. Es la elección del hoy, del ahora, su autorretrato recorrido a través del tiempo hasta esta venerable edad que sigue defendiendo la intuición como principal virtud inteligente.
Carretera de La Mancha. s/f 25,5 x 18,5 cm Colección de Ramón Masats
El fotógrafo no hace más que elegir. Se sirve de la intuición, esa forma superior de la inteligencia. Aunque para mí la inteligencia está en la duda. La duda, siempre la duda. 16
Carretera de La Mancha. s/f 25,5 x 18,5 cm Colección de Ramón Masats
Cadaqués, Girona. 1980 33 x 50 cm Colección de Ramón Masats
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Madrid. 1985 50 x 40 cm
Colección de Ramón Masats
Las Vistillas, Madrid. 1962 40 x 25 cm Cortesía Galería Blanca Berlín
Cuenca. 2006 40 x 30 cm
Cortesía Galería Blanca Berlín
Minas de Riotinto. Huelva. 1988 41 x 30 cm Cortesía Galería Blanca Berlín
Sur de España. s/f 25,5 x 18,5 cm
Colección de Ramón Masats
Grecia. 2003 156 x 111 cm
Cortesía Galería Blanca Berlín
La cámara es un filtro contra las emociones. Su “realidad” es completamente diferente a la realidad. A veces siento que me volvería inhumano, insensible e inmoral si cediera a la tentación del arte por el arte. 26
Guanajuato, México. 1963 30 x 23 cm Colección de Ramón Masats
Buitrago de Lozoya, Madrid. 1964 29 x 40 cm Colección de Ramón Masats
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Andújar, Jaén. 1960 70 x 54 cm
Colección de Ramón Masats
Los Monegros. Zaragoza. 1987 30 x 41 cm
Cortesía Galería Blanca Berlín
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Arcos de la Frontera, Cádiz. 1959 48 x 32 cm Colección de Ramón Masats
Sevilla. 1960 40 x 27 cm
Colección de Ramón Masats
Puerto Puerto de Barcelona. de Barcelona. 1955 1955 30 x3030x cm 30 cm Colección Colección de Ramón de Ramón Masats Masats
La Habana, La Habana, Cuba. Cuba. 2000 2000 111 x11187x cm 87 cm
Cortesía Cortesía Galería Galería Blanca Blanca Berlín Berlín
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Con los años me he dado cuenta de que, para ser fotógrafo, hacen falta cuatro cosas, por este orden: imaginación, ojos, pies y una cámara. Aunque tal vez los pies deberían ir antes. El lujo es ir despacio. 36
Madrid. 1963 25 x 40 cm
Colección de Ramón Masats
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Olvera, Cádiz. 1988 60,5 x 104 cm
Colección de Ramón Masats
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Tierra de Campos. Valladolid. 1962 24 x 30 cm Colección de Ramón Masats
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Medina Sidonia, Cádiz. 1959 40 x 26 cm Colección de Ramón Masats
Ribadesella, Asturias. 1950 48 x 30 cm
Colección de Ramón Masats
Mijas, Málaga. 2001 111 x 83 cm
Cortesía Galería Blanca Berlín
Vejer de la Frontera, Cadiz. 1963 40 x 28 cm Colección de Ramón Masats
Pamplona. 1957 19 x 30 cm
Colección de Ramón Masats
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Pamplona. 1957 70 x 54 cm
Cortesía Galería Blanca Berlín
Mi escuela de fotografía fueron los amigos, la calle y la biblioteca. Supe enseguida que la originalidad consiste en volver al origen. Y posiblemente haya sido la timidez la que me obligó a tomarlo todo con cierta ironía. 46
Madrid. 1959 70 x 54 cm
Colección de Ramón Masats
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París. 1962 30 x 18 cm
Colección de Ramón Masats
Montmartre, París. 1962 30 x 18 cm
Colección de Ramón Masats
Barrio Latino, París. 1962 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
París. 1962 30 x 23 cm
Colección de Ramón Masats
Estoril, Portugal. 1959 23 x 36 cm
Colección de Ramón Masats
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Ante todo, debo decir que nada tengo contra los encargos. La única condición realmente necesaria para hacer una obra digna es la libertad. Hay que saber conjugar tu estilo subversivo, comerciar sin sacrificar ninguna de tus exigencias. 54
Guinea. 1962 18,5 x 25,5 cm
Colección de Ramón Masats
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Guinea. 1962 27 x 40 cm
Colección de Ramón Masats
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Guinea. 1962 30 x 40 cm
Colección de Ramón Masats
Guinea. 1962 48 x 32 cm
Colección de Ramón Masats
Guinea. 1962 48 x 32 cm
Colección de Ramón Masats
La elección del modelo es una forma de proyección personal en la que expresamos nuestro ser. Es algo muy difícil de lograr, pero estoy seguro de que no vale la pena dedicarse a empresas fáciles. 60
Luis Buñuel en el rodaje de “Viridiana”, Madrid. 1961 36 x 25 cm Colección de Ramón Masats
Luis Buñuel en el rodaje de “Viridiana”, Madrid. 1961 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
Luis Buñuel en el rodaje de “Viridiana”, Madrid. 1961 24 x 17 cm Colección de Ramón Masats
Luis Buñuel en el rodaje de “Viridiana”, Madrid. 1961. 24 x 17 cm Colección de Ramón Masats
Luis García Berlanga durante el rodaje de “El verdugo”. 1963 16 x 24 cm Colección de Ramón Masats
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Antonio Saura. 1961 25 x 40cm
Colección de Ramón Masats
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Carmen Amaya. 1961 24 x 30 cm
Colección de Ramón Masats
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Ramón Menéndez Pidal. 1961 30 x 23 cm Colección de Ramón Masats
Ramón Menéndez Pidal. 1961 30 x 23 cm Colección de Ramón Masats
Siempre me han gustado las obviedades y los tópicos. Un reto que me ha apasionado es darles otro enfoque, otro sentido, otra forma. Toros, Semanas Santas, Flamencos... Mientras fotografiaba sentía la satisfacción de prescindir de lo intelectual para ser sensible a lo que ocurría a mi paso. 70
Francisco Franco, Burgos. 1961 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
Neutral Corner, Madrid. 1962 70 x 54 cm Colección de Ramón Masats
Neutral Corner, Madrid. 1962 24 x 36 cm
Colección de Ramón Masats
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Neutral Corner, Madrid. 1962 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
Neutral Corner, Madrid. 1962 32 x 48 cm
Colección de Fotografía Alcobendas
Existe una cierta coherencia en mi trabajo, algo de lo que no estoy del todo seguro. Pero la verdad es que no percibo yo una gran diferencia entre mis primeras fotografías llamemos “de autor” y mis trabajos más recientes, aunque estos últimos sean más depurados, quizás más poéticos. En todas mis imágenes se percibe la presencia humana, o al menos su huella. 76
Sabadell, Barcelona. 1954 38 x 50,3 cm Colección de Ramón Masats
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Lebrija, Sevilla. 1961 27 x 40 cm
Colección de Ramón Masats
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Aracena, Huelva. 1959 18 x 24 cm
Colección de Ramón Masats
Cabo de Gata, Almería. 1960 30 x 21 cm Colección de Ramón Masats
Barrio de Tetuán, Madrid. 1965 24 x 30 cm Colección de Ramón Masats
Arcos de la Frontera, Cádiz. 1959 30 x 25 cm Colección de Ramón Masats
Toledo. 1957 40 x 26 cm
Colección de Ramón Masats
Guadix, Granada. 1959 24 x 18 cm
Colección de Ramón Masats
Puerto de Barcelona. 1953 30 x 40 cm Colección de Ramón Masats
Mercado de San Antonio. Barcelona. 1955 36 x 21 cm Colección de Ramón Masats
Sin que se considere una fórmula, he experimentado que los elementos disonantes producen una extraña armonía, aunque cercana al absurdo. ¡El absurdo! ¡Siempre lo absurdo!
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Almonte, Huelva. 1958 25 x 32 cm
Colección de Ramón Masats
Tierra de Campos, Valladolid. 1962 54 x 70 cm Colección de Ramón Masats
La Rambla, Barcelona. 1956 24 x 36 cm Colección de Ramón Masats
La Rambla, Barcelona. 1956 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
La Rambla, Barcelona. 1956 36 x 24 cm Colección de Ramón Masats
Tomelloso, Ciudad Real. 1960 54 x 70 cm Colección de Ramón Masats
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Ramón Masats visto por Óscar Masats. 2001 30 x 20 cm Colección de Ramón Masats
Yo creo que cada cual tiene el deber/derecho a equivocarse, a adquirir personalmente la experiencia que le aporta la búsqueda de su obra. Y ahora, a mis noventa años, me acuerdo del proverbio chino que dice “un hombre puede estar toda su vida cometiendo el mismo error, y a eso llamarle experiencia”. 96
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RAMÓN MASATS 1931 Nace en Caldes de Montbui (Barcelona) en el seno de una familia de comerciantes de pesca salada, con tienda en Barcelona. Su padre Aniceto Masats y su madre María Tartera. 1953 Durante el servicio militar descubre la fotografía y adquiere su primera cámara. Se inscribe en el Círculo Fotográfico del Casino del Comercio de Terrassa. 1955 Ingresa en la Agrupación Fotográfica de Catalunya. 1956/1957/1958 y 1960 Viaja a Pamplona para fotografiar los Sanfermines. 1957 Abandona el negocio de su padre y traslada su residencia a Madrid para trabajar como freelance de la revista Gaceta Ilustrada. Se hace socio del Grupo Afal. Expone en Barcelona, Madrid y Almería con Ricard Terré y Xavier Miserachs. Es seleccionado por Otto Steinert para la exposición Images Inventées, en Bruselas (Bélgica). 1958 Ingresa en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid. Expone con el Grupo Afal en Bruselas, Charleroi y diversas ciudades europeas. 1959 Colabora como reportero en la revista Mundo Hispánico y los diarios Arriba y Ya. Expone con Ricard Terré y Xavier Miserachs en la Sala Aixelá de Barcelona. Participa en la exposición itinerante del Grupo AFAL en París, Berlín, Múnich y Moscú. 1960 Gana el Premio NEGTOR de fotografía. 1961 Exposición individual en el Ateneo de Madrid. 1962 Publica Neutral Corner, con textos de Ignacio Aldecoa para la colección Palabra e Imagen, de la editorial Lumen. Viaja a París con otros 10 fotógrafos invitado por la Oficina Francesa de Turismo. 1963 Publica Los Sanfermines. Editorial Espasa Calpe. Expone con el grupo El Paso en la Sala Biosca de Madrid. 1964 Publica Viejas historias de Castilla la Vieja, con texto de Miguel Delibes. Editorial Lumen. Expone con Carlos Saura en la galería Juana Mordó. Dirige su primer documental Prado Vivo, que obtiene el Premio Especial en el Festival de Taormina. 1965/1981 Deja la fotografía y comienza a dirigir documentales para televisión, spots de publicidad y en 1970 el largometraje Topical Spanish.
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1981 Regresa a la fotografía, ahora siempre en color. Colabora con la editorial Lunwerg, con la que lleva a cabo numerosos libros. 1986 Expone En Color en las salas del Ateneo de Madrid. 1991 Participa en Cuatro Direcciones de la Fotografía española. MNCARS, Madrid. Expone con el Grupo Afal 1956/1991, en la Escuela de Artes de Almería. 1999 Exposición retrospectiva en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. 2001 Recibe el Premio Bartolomé Ros por su trayectoria profesional, dentro del festival PHotoEspaña. El Patronato de Cultura de la Ciudad de Alcobendas adquiere ocho fotografías para su colección. 2002 Recibe el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid. El premio conlleva la exposición y catálogo La Memoria Construida, comisariada por Chema Conesa, que itinera por diferentes ciudades de España. 2003/2006 Expone en el Instituto Cervantes en sus sedes de Atenas, Bremen, Estambul, Milán, Roma, Berlín, Múnich, Toulouse, Varsovia, Viena, Oporto, Estocolmo y Túnez. 2004 Recibe el Premio Nacional de Fotografía, otorgado por el Ministerio de Cultura. Exposición “Pintores del grupo El Paso”, en la Galería Malborough. 2005 Colectiva Diez Miradas. Pabellón de España en la Expo, Aichi, Japón. 2006 Exposición individual Contactos en la Real Fábrica de Tapices del Ministerio de Cultura, en Madrid. 2014 Exposición individual Inédito en la Galería Blanca Berlín de Madrid. Ganadora del premio PHotoEspaña 2014. 2017 Exposición Masats/Buñuel en Viridiana. IAACC Pablo Serrano, Zaragoza. 2019 Exposición individual Masats inédito. Galería Blanca Berlín, Madrid. 2020 Exposición individual Visit Spain, comisariada por Chema Conesa, en Tabacalera-Madrid.
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Ramón Masats´s choice Laura Terré
...the words hidden in things the ideas in the eyes ... Manuel Vazquez Montalbán
Is the creative act of photography really so brief? Most imagine that photography is a sudden impulse, but actually it is a long process full of doubts and trials, mistakes and surprises. For this reason, pure photography is a difficult and scarce art and it is a cause for celebration when an interesting and complex work appears built “only” on the basis of observing and pointing. How many readings, how many musings about life, how many conversations, how many films, how much walking and comparing has the photographer invested in his work? A lot of library and some friends, plus two feet to cross the world slowly, answers Ramón Masats. Never get used to the frights of chance, never wait for the same light. Ignore the usual answers because everything appears absurd and the opposite of what was expected. His method, in fact, is to find the absurd.
chime in the turmoil of life. The photographer, agile, almost unaware, responds with the action of the shutter, shooting the frame against the emptiness of the atmosphere full of things in motion. Immediately, that almost sports fever will remain hidden for hours, days, months, until the visual force of the image can be recognized far from the time that motivated it. The photographer is a creator when he decides, when he himself hides or destroys that which does not represent him. When he makes a mistake and goes back and looks and takes hold, and compares and relates. When he is energetic and refuses concession, flattery, anecdote, the drowsiness of nostalgia.
In the case at hand, the years have passed and the latent ideas in the photographs, renewed, have come out of the archive again, gleaned by the hand of Ramón Masats, who The process of photography begins with has once again started the creative process: the clapperboard of intuition that rings a brilliant weighing up, thinking about each shot and 100
dismissing what did not interest him. He has once again, looked at his photographs critically, with imagination, to find hidden facets, “other things of interest” - as his friend Paco Català-Roca said – “in the photographs seen a thousand times. What had been silent for a long time suddenly calls out again”. With the photos on the table, those that he had kept in drawers, he has played freely, fitting them together without paying attention to any instruction manual, detached from the photo reports, the purpose of the commissions, free of dates and timescales, the narrative of the history and the national territory, even without giving importance to the identity of the portraits. Not even the nostalgia, with its despotic call to the past, has managed to impose itself on the joy of being a photographer again, in the act of choosing, removing, surrendering to the creative process of finding in the photographs a place to have fun and think about the past as an alternative to this present that we live today. The product of the new montage is a map of the current state of things, a selfportrait almost identical to the image of the nonagenarian Ramón Masats whose mirror makes him recognizable but transformed, dominated by the magic of an upside-down world. A projection of the floating shadows that remain on his retina, about the world ideas accumulated inside him. This new portrait, as a legacy of intentions, is made up of 156
assorted photos, the result of commissions or youthful amateur passion, in color or black and white, published or private, contradictory, obvious or intriguing. A selection from more than five hundred photographs that he has carefully reviewed in his hands or in his mind on sleepless nights. The choice of Ramón Masats surprises us and rectifies the fixed idea that we had distilled for years when reviewing his work. It develops and expands its aesthetic profile and affinities, not because the photos are more or less unpublished, but because they have been “the chosen ones”. A selection that integrates the topics without prejudices and interrelates the thematic series and the periods, shows that its author lives in the pleasure of polishing his intentions and thus the work is also alive. In the game of narrating himself through his archive, the photographer’s hands have been decisively expelling everything banal, as if it were sand covering the immobile gold vein whose value had gone unnoticed. He has, of course, maintained the undisputed landmarks that have helped underpin his style. Risky, modern, groundbreaking, pointed out by their author with the same determination he had the day he took them, at a time when he still did not know who Robert Frank was. The port of Barcelona’s lighthouse that barely hides a resting worker; the experimental off-centering pictures in the Sanfermines bullring; the tough 101
Tomellosera possessed by the genius of a Saura or a Millares -Masats did know then who they were to understand the art of this village woman- who traces the boundary of her house with a line on the ground; the impatient dog as the footstool of a young Pamplonan, halfway out of the tavern; and the inevitable, of course, the frozen priest in the framed space of the football goal ... But he has not stopped there, in the lazy evidence of proven successes, with the same decision he has been introducing many other icons, new and fresh, photographs less popular, which we give way to as solitary unknowns -the pearl of Acapulco- or, on the contrary, coming in droves from Paris or Guinea without caring about the anecdote of the date or the color of the skin , nor the historical fact that motivated those trips as a reporter. The photos now just transmit irony, surprise, knowing smiles, doubts. We can also see in his choice, how Ramón Masats likes pairs of photographs, those conjoined twins, joined by the spine of a fraction of a second, an axis of symmetry that makes them a mirror one to the other. In these couples there is something which doubt prevents separating. Differentiated by the brief moment of the shot where everything has changed, they demonstrate the cruel lapse before and after, that the photographer keeps suspended in doubt and, finally he decides to keep, like a prudent Solomon, without wanting to sacrifice either of the two. The doubt, always
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the doubt. These couples are a tribute to the sequence: the embodiment of movement and the capture of time. Not in vain Masats confesses that he is, at heart, a frustrated film director. Masats is intrigued by how things change over time. But he is not interested in seeing how things and bodies have aged in perspective. He is not interested in the vision of old photographs in contrast to the present to provoke that nostalgia “que a nuestro parecer, cualquiera tiempo pasado fue mejor”(“… in our opinion, the past was better.” according to the poem by Jorge Manrique) He is interested in something more concrete and less transcendent: the temporal change the camera verifies between two consecutive frames. It surprises him how such immediate two shots, arising from the same emotional impulse before a scene, can be semantically so different, and at the same time complementary and indissoluble. It is the random action of life that introduces the change: A woman who looks down on you and immediately smiles seductively. An old woman sitting thoughtful or getting up abruptly. A portrait that looks straight to the camera or turns the head slightly. A sky full of clouds that in one frame crowns a mountain of cans and in the next appears desolate, with a black oil stain on the ground. Masats does not want to hide the second option offered him by reality, the parallel universe
seemingly opposite his twin. This is why his choice has taken into account the two images, in that way we can entertain ourselves with the game of differences, guessing which one is the time before or after and reach the conclusion that actually, time is a round trip, in which there is no logical order. This duality shows something bigger and more mysterious than “the Decisive Moment” in which time is frozen and nailed to its past. In his coming and going from one moment to the next, Masats shows time in motion, activated by our curiosity and imagination, without the opportunity to miss or distance ourselves. The set of pictures that makes up this book is the result of the refinement of the photos chosen for the exhibition. A selection that we must read as a graphic text whose words are the same things shown in the photos. Pictures seen on the day for the first time with eyes injected with ideas. Again those eyes, at the age of “de esta segunda inocencia que da
en no creer en nada”, (“this second innocence that grants not believing in anything” according to the poem by Antonio Machado) those eyes which consistently hit the target of style and concept without having to justify themselves. The selection is signed and initialed with a decided and firm “YO”. We experience the photos in sequence as the carpet of meaning spreads out before us we deeply penetrate certain scenes being incomprehensible until now. Some photographs will serve as a bridge to reach those other forgotten images. This is the reason, the value of this little book that you hold in your hands, which you will surely add to the collection of publications that mark the long professional path of Ramón Masats, has a unique value. As the creation of its author in the present, it is irreplaceable. This is the choice of today, of now, his self-portrait traveled through time to this venerable age that continues to defend intuition as the main intelligent virtue.
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Madrid. 1959 92 x 125 cm
Colección de Ramón Masats
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Contra la nostalgia. La elección de Ramón Masats VI Premio Internacional de Fotografía Alcobendas Ramón Masats
Centro de Arte Alcobendas Del 17 de junio al 30 de octubre 2021 EXPOSICIÓN / CATÁLOGO AYUNTAMIENTO DE ALCOBENDAS Rafael Sánchez Acera / Alcalde Rosario Tamayo Lorenzo / Concejal de Cultura Paz Guadalix / Coordinadora del Centro de Arte Alcobendas Comisarias / Laura Terré y Paz Guadalix Coordinación exposición / Ana Peláez Equipo montaje/Daniel Bodas, Jorge García Tejado, Múltiple Técnicos Auxiliares/Antonio Gago, Laura Gimeno Textos / Laura Terré y Ramón Masats Procedencia de Imágenes / Galería Blanca Berlín, Familia Masats Maquetación, fotomecánica e impresión / Moonbook Digitalización y tratamiento de imágenes / David Vicente, Auth’Spirit Transporte/ Baltasar Cornejo Seguros / Axa Art ISBN: 978-84-120470-6-6 Depósito legal: M-19388-2021 © de las fotografías y textos Sus autores AGRADECIMIENTOS: Las comisarias y el Centro de Arte de Alcobendas agradecen a Ramón Masats su implicación en la concepción y la toma de decisiones para hacer posible esta exposición. A Sonia Masats por el apoyo constante, la coordinación de la sesiones de trabajo con su padre y su labor insustituible en la localización de textos, libros y fotografías y el retoque final de las piezas. A Blanca Berlín, David Vicente y Juan Manuel Castro Prieto © Ramón Masats, VEGAP, Madrid 2021 Centro de Arte Alcobendas Mariano Sebastián Izuel, 9 ALCOBENDAS, MADRID 91 229 49 40 centrodearte@aytoalcobendas.org https://centrodearte.alcobendas.org
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