Biocompartiendo Nro. 41-2021

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¡Quédate en casa!

Editor: Fernando Alvarado de la Fuente E-mail: bioferdi@hotmail.com Blog: http://fernandoalvaradodelafuente.blogia.com/ FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi WEB: www.ideas.org.pe Facebook: http://www.facebook.com/centroideas.peru


NOTICIAS Y EVENTOS DE LA SEMANA

OPINIÓN

¿Porque se siguen usando las grasas trans? DIGESA nos debe una explicación El Perú dispuso que ya no se usarían grasas trans de origen industrial en los alimentos procesados para julio de 2021. Pero el Ministerio de Salud adaptó la norma para que las empresas que no tenían la tecnología para suprimirlas totalmente de sus productos puedan ser autorizadas a seguir usándolas. Ningún fabricante estaría demostrando ante la DIGESA que no le es posible retirar este dañino insumo para la salud. Por Jaime Delgado Zegarra 04 DICIEMBRE, 2021 Recientemente, el Indecopi ha dispuesto el retiro del mercado de Bimboletes marmoleado de Bimbo, Panetón Bell’s y Cheese Tris que contienen grasas trans en una cantidad superior a la establecida por el Reglamento de la Ley de Alimentación Saludable. Esta es la primera vez que el organismo a cargo de la defensa del consumidor en el país hace una investigación, no solo basada en las etiquetadas, sino mediante análisis de laboratorio con una muestra de 45 productos de 19 empresas. Pero ¿por qué se sigue permitiendo el uso de grasas trans cuando supuestamente ya estaban prohibidas en el Perú? Aquí la explicación: En 2010 se aprobó el Código de Protección y Defensa del Consumidor mediante Ley Nº 29571, que estableció el etiquetado de grasas trans de la siguiente forma: “Cuando un alimento contenga un tipo de grasa considerada trans debe advertirlo en su etiqueta, así como su porcentaje”. Aquí no se hace diferencia entre los tipos de grasas trans, ni a exoneraciones en favor de aquellos productos que dicen tener sólo pequeñas cantidades de grasas trans. La norma fue muy clara y expresa: todos los productos con grasas trans deben advertirlo en sus etiquetas, incluyendo su porcentaje. Posteriormente, en el 2013 se aprobó la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes. En esta norma se establece la eliminación de las grasas trans y se encarga al Poder Ejecutivo la reglamentación para un proceso gradual para sacarlas del mercado. La norma fue reglamentada por el Decreto Supremo Nº 033-2016-SA, publicado el 27 de julio de 2016, en el que se especifica que “todas las personas naturales y jurídicas que comercialicen, importen, suministren y fabriquen alimentos y bebidas no alcohólicas procesadas adecuarán gradualmente su reducción hasta su eliminación”. En una primera etapa y en el plazo de hasta dieciocho meses contados a partir de la vigencia del reglamento, el uso o contenido de grasas trans en grasas, aceites vegetales y margarinas no sería mayor de 2 gramos por cada 100 gramos o 100 mililitros de materia grasas, mientras que, en el resto de los alimentos y bebidas no alcohólicas procesadas industrialmente, el límite sería 5 gramos por cada 100 gramos o 100 mililitros de materia grasa. La segunda etapa para la eliminación total de grasas trans que provienen de la hidrogenación parcial en cualquier alimento y bebida no alcohólica procesada, se estableció un plazo de 54 meses, contados a partir de la vigencia del referido reglamento. Este plazo ya ha vencido el 23 de julio pasado. Por lo tanto, en el Perú ya está prohibido su uso por la industria alimentaria.


En paralelo, Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes estableció un sistema especial de advertencia publicitaria para el contenido de grasas trans, diferente al que se aplica para azúcar, sodio y grasas saturadas, donde la advertencia dice: “Alto en azúcar, sodio y grasas saturadas –Evitar su consumo excesivo”. Las grasas trans, presentes en margarinas y productos de panadería, están relacionadas a enfermedades cardiovasculares. Minsa En cambio, cuando el producto contiene grasas trans deberá decir “Contiene Grasas trans-Evitar su consumo”, es decir no lo comas. El problema comienza con el reglamento de la ley, que por principio de jerarquía de las normas, no puede contradecirla. Así lo establece la propia Constitución, que refiere que corresponde al presidente de la República ejercer la potestad de reglamentar las leyes sin transgredirlas ni desnaturalizarlas; y dentro de tales límites, dictar decretos y resoluciones. Sin embargo, por la presión de un sector de la industria alimentaria en contra de la eliminación de las grasas trans, hizo que el Gobierno aprobara un reglamento (D.S.Nº 033-2016-SA) que vulnera la propia ley que le dió origen. Así se estableció que: “En el caso de productos que contengan grasas trans de origen tecnológico diferente de la hidrogenación parcial, la Autoridad de Salud únicamente otorgará la autorización correspondiente, siempre que se demuestre en base a la evidencia científica y tecnológica, que se ha reducido al máximo posible el contenido de grasas trans de acuerdo con la tecnología utilizada para su procesamiento y no exista sustitución tecnológica para la eliminación total. No se puede superar el límite de contenido de grasas trans: 2g de ácidos grasos trans por 100g ó 100 ml de materia grasa, de manera excepcional, a fin que permita gradualmente su eliminación conforme al avance tecnológico”. Por un lado, se dispuso la eliminación total de las las grasas trans de origen industrial (parcialmente hidrogenadas). Por otro, se permitió que si las empresas no podían eliminarlas totalmente (grasas trans distintas a las parcialmente hidrogenadas) podrían ser autorizadas a seguir usándolas hasta un 2%. Esta fue la tabla de salvación que el Ministerio de Salud, con el doctor Anibal Velasquez a la cabeza en 2016, aprobó a propuesta de la Dirección General de Salud Ambiental e Inocuidad Alimentaria (Digesa) en claro favorecimiento a un sector de la industria alimentaria. Es decir, se sacrificó la salud de los consumidores en favor de un interés comercial de las empresas. El problema no termina aquí. Ese mismo reglamento señala que para que una empresa pudiera obtener una autorización para seguir usando grasas trans industriales (distintas a las parcialmente hidrogenadas) y hasta un 2% tendría que “demostrar en base a la evidencia científica y tecnológica, que se ha reducido al máximo posible el contenido de grasas trans de acuerdo con la tecnología utilizada para su procesamiento y no exista sustitución tecnológica para la eliminación total”. Al vencimiento del plazo para la eliminación de las grasas trans (23 de julio pasado) todos esperábamos que ya no hubierán más productos con este insumo dañino para la salud y que si alguno apareciera, tendría que contar con una autorización especial de Digesa, previo cumplimiento de las condiciones y requisitos que acabamos de mencionar. Sin embargo, nada de esto ha sucedido, pues al parecer las empresas están obteniendo estas autorizaciones de manera automática y con una simple declaración. Así se desprende del informe Nº 006830-2021/DCEA/DIGESA. Es decir, nadie estaría presentando informes técnicos, ni evidencia científica ni tecnológica para sustentar que ya no es posible eliminar o reducir las grasas trans. Mediante un sencillo procedimiento en línea y de manera automática, con una simple declaración, las empresas estarían validando sus productos con grasas trans. Incluso, es probable que si tienen menos de 0.5 g lo estén declarando como cero, basados en el criterio absurdo de la Sala de Defensa de la Competencia del Indecopi, que resolvió en el caso Bimbo que si un producto tiene menos de 0.5 g de grasas trans, pueden declararlo como inexistente pasando por alto el mandato expreso de la legislación peruana.


Se han creado las condiciones ideales para que las empresas sigan usando grasas trans y no lo advierten a los consumidores, quienes nos nos vemos obligados a seguir comiendo a ciegas. En el informe de Digesa, la autoridad sanitaria señala que “respecto al stock de los lotes de alimentos producidos con fecha anterior al 23 de julio podrán seguir circulando en el mercado, dado que estos alimentos han sido elaborados bajo las condiciones normativas y administrativas vigentes en su momento”. Pese a ya estar prohibido el uso de grasas trans, las empresas pueden seguir comercializándolas hasta agotar sus reservas producidas y eso es absolutamente ilegal e irresponsable. Lo que corresponde al Ministerio de Salud es corregir esta grave distorsión a la ley de alimentación saludable que dispuso la eliminación de las grasas trans para proteger la salud de los peruanos. Jaime Delgado Zegarra. Abogado por la Universidad San Agustín de Arequipa, con segunda especialidad en Derecho Público y Buen Gobierno por la PUCP. Tiene una maestría en Políticas en Salud por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Excongresista, autor de la Ley 30021 de Alimentación Saludable. Actual director del Instituto de Consumo - Universidad de San Martín de Porres. Fuente: https://saludconlupa.com/opinion/porque-se-siguen-usando-las-grasas-trans-digesa-nosdebe-una-explicacion/

SOBREMESA

Lo que la ciencia sabe sobre las grasas trans también deberías saberlo tú Existe un pleno consenso científico en cuanto a lo perjudicial que resulta el consumo de alimentos que contienen grasas trans. ¿Qué son, cuál es su historia, cómo se producen y por qué siguen estando en nuestros supermercados? Por Alonso Mesía Macher 30 NOVIEMBRE, 2021 En los supermercados de Lima encontramos chocolates Snickers y Sweet Moments, tortillas de maíz Bells, helados Milkyway, palomitas de maíz Planet Pop, entre otros productos con el etiquetado de grasas trans. En la década del 90, cuando los niños de mi generación cursábamos la primaria, vivíamos rodeados de una gran variedad de alimentos que hoy desaconsejaría enfáticamente cualquier médico. Del mismo modo que nadie en su sano juicio pondría cigarrillos en la lonchera de sus hijos, nuestros padres no nos hubieran permitido consumir productos altos en grasas trans de haber estado al tanto de su nocividad. De hecho, con la información suficiente, ellos mismos, sus padres y los padres de sus padres los hubieran rechazado enérgicamente también. Desde 1950, las grasas trans se empezaron a infiltrar en productos que van desde las galletas y los pasteles hasta los alimentos para bebés y los dulces. Así, también están presentes en las margarinas, las pizzas congeladas y la canchita para microondas. El nutricionista Olger Román explica que incluso las grasas trans pueden aparecer en alimentos no necesariamente dañinos cuando se someten a malas prácticas de cocción o en los aceites vegetales cuando se calientan una y otra vez, algo que ocurre con frecuencia en los restaurantes del país. Antes de que la evidencia científica mostrara la verdadera cara de las grasas trans, el principal enemigo de la salud eran las grasas saturadas. Desde luego, su consumo excesivo sigue siendo


peligroso y asociado a enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares; pero desde hace un par de décadas los estudios han ubicado a los ácidos grasos trans como el villano número uno de nuestra dieta. pringles-124-gr.webp Las Pringles, sin advertencia de octógonos, informan la presencia de grasas trans de 0,2 y 0,1, respectivamente, por cada 100 miligramos. mayonesaAlacena.png La mayonesa Alacena declara en cero su contenido de grasas trans, pero junto a un descargo amparado en la FDA. Lo paradójico es que las grasas trans aparecieron inicialmente en productos que pretendían ser una opción más saludable frente a la mantequilla y las grasas de origen animal. La ecuación resultaba simple para algunos: productos como la margarina, por ejemplo, al ser hechos a base de grasas de origen vegetal, tendrían menos grasas saturadas y, por lo tanto, serían más saludables. El remedio, sin embargo, fue peor que la enfermedad. La mayoría de los ácidos grasos trans se obtienen a partir de la hidrogenación de aceites vegetales, lo que permite convertir la grasa líquida en una grasa sólida, más barata que la de origen animal, que estabiliza el sabor de los alimentos industriales y les otorga mayor tiempo de vida. Este proceso es fantástico para la industria alimentaria (por los costos que ahorran en producción, logística y merma), pero es pésimo para el corazón de los consumidores, dado que este tipo de grasa aumenta las concentraciones del colesterol LDL (el llamado colesterol malo) y reduce el HDL (el conocido como colesterol bueno), lo que eleva el riesgo de enfermedades cardiacas. Este último es justamente el punto crítico que las hace más peligrosas que las grasas saturadas. Si bien las grasas saturadas elevan el colesterol malo, no afectan negativamente al bueno. Para darse una idea de hasta dónde ha llegado la seriedad de los daños que provocan las grasas trans basta con mirar la lógica que manejan los octógonos que vemos en los productos del supermercado. Para el caso de los productos altos en azúcar, sodio o grasas saturadas la etiqueta advierte de su alto contenido y recomienda evitar su consumo excesivo. Mientras que en el caso de las grasas trans la etiqueta se limita a tan solo avisar de su presencia: contiene grasas trans. Es decir, que hasta en las cantidades más mínimas son nocivas, y recomienda evitar su consumo. No su consumo excesivo, sino su consumo en cualquier medida. Por todo esto, Thomas R. Frieden, exencargado del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York y el responsable, en 2006, de la primera normativa regulatoria sobre las grasas trans en Estados Unidos, denomina a estas sustancias como “el tabaco de la nutrición”. La evidencia científica y el camino a la prohibición La primera vez que se encendieron seriamente las alarmas sobre las grasas trans fue en 1993. Un profesor e investigador de Harvard de nombre Walter Willett analizó los datos dietéticos de las participantes del Nurses' Health Study, uno de los estudios a largo plazo más importantes sobre los factores de riesgo de las principales enfermedades crónicas de las mujeres. Con los datos de las más de 80 mil enfermeras que formaron parte de la muestra y cuatro evaluaciones dietéticas de seguimiento durante ocho años, Willett y su equipo hallaron que las participantes que consumían mayor cantidad de productos con ácidos grasos trans presentaban mayores riesgos de cardiopatías. Dorina-425g.jpg Dorina, sin advertencia de octógonos, informa en sus cuadros nutricionales la presencia de grasas trans. tortilla.webp Las populares tortillas de maíz Bells contienen grasas trans. En principio, el vínculo directo que había establecido la investigación de Willett fue rechazado por la industria alimentaria e incluso desatendido por las organizaciones de salud. Sin embargo, conforme empezó a hacer eco este estudio y otros más y a crecer la evidencia científica respecto a la nocividad de las grasas trans, empezaron a aparecer los primeros indicios de inflexión. Pero el camino para esto fue largo y lento.


Una década después, recién en 2013, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) reconoció los vínculos de estas sustancias con los riesgos de enfermedades cardíacas y declaró que los aceites parcialmente hidrogenados, la fuente principal de las grasas trans, ya no se consideraban seguros. Pasaron cinco años luego de esto, para que en 2018 entrara en vigencia su prohibición en Estados Unidos y se excluyera oficialmente a las grasas trans de su suministro de alimentos. Actualmente, la Organización Mundial de la Salud afirma que las grasas trans son cada año responsables de medio millón de muertes en todo el mundo y ha solicitado a los gobiernos que adopten medidas para excluirlas de la oferta alimentaria mundial para 2023. Las grasas trans en nuestro mercado En relación al Perú, en 2017 se aprobó el reglamento de la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, en el que se estableció plazos para la reducción gradual y posterior eliminación de las grasas trans industriales y se dispuso el uso de los octógonos de advertencia para los productos altos en azúcar, sodio y grasas saturadas, y para aquellos que contienen grasas trans. Las leyes existen, pero para Enrique Jacoby, exviceministro de Salud, el Perú está ampliamente retrasado frente a sus pares de América Latina, como Chile y Brasil. “El Perú se ha resistido a esto de una manera grotesca”, avisa Jacoby, y explica que el plazo para la eliminación de los productos con grasas trans ya venció. Sin embargo, uno puede aún encontrarlos en los supermercados. En un breve recorrido por uno de estos establecimientos, encontramos chocolates Snickers y Sweet Moments, tortillas de maíz Bells, helados Milkyway, palomitas de maíz Planet Pop, entre otros productos con el etiquetado de grasas trans. HeladosMilkiWay.jpg Los helados Milkyway, así como las palomitas de maíz Planet Pop, tienen en el etiquetado de grasas trans. Este problema lo advierte también el exministro Jacoby, que califica de “absurdo” el hecho de que los consumidores debamos confiar en una etiqueta nutricional que solamente es respaldado por la propia industria. El procedimiento ideal, explica él, sería que los productos industriales pasen por fiscalizaciones dos veces al año, en las que un laboratorio independiente confirme la veracidad de lo que se declara en el etiquetado. Por lo pronto, solo nos queda el sentido común y seguir los hábitos que recomienda ampliamente la ciencia: comer muchas frutas y verduras, cantidades equilibradas de proteínas, grasas y carbohidratos; hacer ejercicios al menos dos veces por semana, evitar los alimentos ultraprocesados y procesados, nunca recalentar el aceite y permanecer lo más lejos posible de todo lo que pueda contener grasas trans. PlanetPop.jpg Las palomitas de maíz Planet Pop tienen etiquetado de grasas trans. Otros productos como la margarina Dorina y las papas Pringles, sin advertencia de octógonos, informaban en sus cuadros nutricionales la presencia de grasas trans de 0,2 y 0,1, respectivamente, por cada 100 miligramos. En el caso de la mayonesa Alacena, por ejemplo, se declara en cero su contenido de grasas trans, pero junto a un descargo de responsabilidad amparado en una legislación extranjera: “Según la normativa FDA (EEUU), contenido de grasas trans menor a 0,5 gramos por porción puede ser declarado como 0”. Es decir, la mayonesa Alacena contiene grasas trans. Según Jaime Delgado Zegarra, excongresista y autor de la Ley de Alimentación Saludable, esas situaciones no deberían suceder de acuerdo con las normas que tenemos vigentes en nuestro país. Es más, en un artículo publicado anteriormente en Salud con Lupa, Delgado pone en duda la tabla nutricional de un pan blanco de la marca Bimbo, que en su versión de 2019 declaraba 0,7% de grasas trans y en la de 2021 declaraba 0. “Nos preguntamos: ¿ha reformulado su producto? Si es así, bien por la empresa y los consumidores. ¿O es que ahora declara cero grasas trans, a pesar de sí contenerlas, porque así se los ha autorizado Indecopi en su reciente resolución?”, se cuestiona


Delgado. Esta problemática la advierte también el exministro Jacoby, que califica de “absurdo” el hecho de que los consumidores debamos confiar en una etiqueta nutricional que solamente es respaldado por la propia industria. El procedimiento ideal, explica él, sería que los productos industriales pasen por fiscalizaciones dos veces al año, en las que un laboratorio independiente confirme la veracidad de lo que se declara en el etiquetado. Por lo pronto, solo nos queda el sentido común y seguir los hábitos que recomienda ampliamente la ciencia: comer muchas frutas y verduras, cantidades equilibradas de proteínas, grasas y carbohidratos; hacer ejercicios al menos dos veces por semana, evitar los alimentos ultraprocesados y procesados, nunca recalentar el aceite y permanecer lo más lejos posible de todo lo que pueda contener grasas trans. Fuente: https://saludconlupa.com/sobremesa/lo-que-la-ciencia-sabe-sobre-las-grasas-trans-tambiendeberia-saberlo-tu/

El ‘déjà vu’ de las grasas trans, por Elmer Huerta De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, unas 500.000 personas mueren cada año debido al consumo de este producto. El doctor Elmer Huerta nos cuenta más sobre este tema polémico Se calculó que el 80% de los alimentos procesados vendidos en EE.UU. tenía grasas trans. Elmer Huerta Oncólogo y especialista en Salud Pública. Colaborador. ehuertadr@comercio.com.pe Lima, 6 de diciembre de 2021 Actualizado el 06/12/2021 08:31 a.m. Conforme a los criterios deTrust ProjectSaber más La semana pasada, la Comisión de Protección al Consumidor N° 3 del Indecopi impuso una medida cautelar y ordenó el cese de producción y comercialización de los siguientes productos: Bimboletes marmoleado de Bimbo, el panetón con pasas y frutas confitadas de Bell’s y los bocaditos Cheese Tris de Frito Lay. La decisión se tomó porque esos productos contendrían grasas trans en una cantidad superior a la establecida por la normativa vigente. LEE TAMBIÉN: De las velas a las papas fritas: historia de las grasas trans La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable para Niños, Niñas y Adolescentes (Ley 30021) del 2013 constituye uno de los instrumentos de salud pública más importantes de este siglo en el Perú. Su objetivo fundamental es combatir la silenciosa epidemia de obesidad y enfermedades crónicas que azotan al país, causada –en parte– por el excesivo consumo de alimentos industrializados, procesados y ultraprocesados. La norma, entre otras cosas, se asegura que las cantidades de azúcar, sal y grasas saturadas –cuyo exceso está asociado a obesidad, hipertensión, infartos cardíacos, derrames cerebrales y cáncer– en los alimentos procesados y ultraprocesados se ajusten a niveles que no afecten la salud. Asimismo, regula el contenido de las dañinas grasas trans, producto agregado a muchos alimentos industrializados para aumentar su tiempo de almacenamiento. La norma que controla el contenido de las grasas trans fue reglamentada por el Decreto Supremo 0332016-SA, del 27 de julio del 2016. Este dispone que la industria elimine gradualmente, en dos etapas, las grasas trans de sus productos.


“Las grasas trans se usaron inicialmente para reemplazar el cebo animal empleado para fabricar velas y jabones”. En la primera etapa, se dispuso que los insumos (grasas, aceites vegetales y margarinas) no deberían tener más de dos gramos de grasas trans por 100 gramos de producto sólido o 100 mililitros de producto líquido, y que los alimentos y bebidas procesados industrialmente no debían contener más de cinco gramos por cada 100 gramos o 100 mililitros de materia grasa. En la segunda etapa, la norma estableció la eliminación total de grasas trans en alimentos y bebidas procesados que se vendan en el Perú, y se dio un larguísimo plazo de cuatro años y medio para su cumplimiento. Ese plazo venció el 17 de julio de este año. Entonces, y de acuerdo con la norma vigente, las grasas trans no deben estar presentes en bebidas y alimentos procesados o ultraprocesados que se vendan en el Perú. –Grasas trans– Las grasas trans se inventaron a fines del siglo XIX al bombardear químicamente un aceite vegetal líquido (de semilla de algodón, por ejemplo) con moléculas de hidrógeno, lo cual convierte el aceite en una grasa sólida. Las grasas trans se usaron inicialmente para reemplazar el cebo animal empleado para fabricar velas y jabones. Al inventarse la luz eléctrica y disminuir la demanda de velas, la compañía Procter & Gamble (P&G) utilizó su excedente de grasas trans y lo comercializó como manteca vegetal o margarina, bajo el nombre de Crisco. Gracias a una astuta campaña publicitaria, en la que se repartió gratuitamente un libro de recetas de cocina, P&G convenció en 1911 a las amas de casa de que –debido a que los productos hechos con margarina no se volvían rancios– ese producto era mejor que la manteca de cerdo o la mantequilla. Esa propiedad fue aprovechada por la industria de alimentos para usar a las grasas trans como la grasa de elección en la elaboración de centenares de alimentos procesados. Además, por su alta resistencia al calor, se usaron para freír alimentos decenas de veces sin cambiar el aceite. –Veneno para el corazón– El primer estudio que llamó la atención sobre el impacto de las grasas trans en la salud del corazón se publicó en Gales en 1981, y en 1993 expertos de la Universidad de Harvard concluyeron que el consumo de grasas trans causaba aproximadamente 100.000 infartos cardíacos cada año en EE.UU. En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que 500.000 personas mueren cada año en el mundo por las grasas trans. Por eso decenas de organizaciones de defensa del consumidor en el mundo han luchado para que las grasas trans sean eliminadas de los productos industrializados que se venden al público. De ahí la importancia de la norma peruana, la cual no han cumplido las empresas fabricantes de alimentos. –Corolario– La historia está llena de enfrentamientos entre la salud pública y las industrias, quizá porque el objetivo de una es el bienestar de la población; y de la otra, las ganancias económicas. Opinando sobre la decisión del Indecopi, el congresista de Avanza País Alejandro Cavero apela a uno de los dichos favoritos de la industria del tabaco de los años 70 y afirma: “La libertad es el derecho a decidir de los ciudadanos”. Eso es cierto, señor congresista, pero solo cuando la información es clara y transparente para todos, solo así, se garantiza el sagrado derecho a ejercer la libertad de elección. Fuente: https://elcomercio.pe/tecnologia/ciencias/elmer-huerta-alimentacion-saludable-el-deja-vu-delas-grasas-trans-noticia/


Consecuencias del consumo de aceites vegetales para la salud Análisis escrito por Dr. Joseph Mercola Datos comprobados 5 de Diciembre, 2021 Cómo los aceites vegetales dañan la salud HISTORIA EN BREVE •

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Uno de los componentes más dañinos de nuestra alimentación son los aceites vegetales, ya que contienen grandes cantidades de ácido linoleico omega-6 oxidado, que es una grasa poliinsaturada (PUFA, por sus siglas en inglés). El daño biológico que provoca es incluso peor que el daño causado por el jarabe de maíz alto en fructosa y la azúcar refinado Casi todas las enfermedades metabólicas y degenerativas, incluyendo a la degeneración macular relacionada con la edad, son causadas por consumir aceites vegetales industriales Los aceites vegetales se degradan a productos de oxidación muy tóxicos después de calentarse, incluyendo a los aldehídos cíclicos, que contribuyen al desarrollo de enfermedades cardíacas y neurodegenerativas Dos fuentes comunes de PUFA son el pollo y el cerdo criado de manera convencional. Estos animales se alimentan con granos como el maíz. Como resultado, la carne absorbe grandes cantidades de ácido linoleico omega-6, ya que el maíz es rico en este tipo de grasa Reemplazar los aceites vegetales procesados (y los alimentos que los contienen) con grasas saludables puede ayudar a mejorar la salud y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas

El Dr. Paul Saladino es el autor del libro titulado The Carnivore Code, a quién entrevisté sobre la dieta carnívora y el impacto de la salud metabólica en los resultados del COVID-19. Es importante conocer los puntos de vista de Saladino sobre los aceites de semillas omega-6, y el hecho de que el pollo y la carne de cerdo son fuentes importantes de grasas omega-6 oxidadas que pueden contribuir a la mala salud al deteriorar la señalización mitocondrial.1 Los aceites vegetales son responsables de la epidemia de la mala salud Está claro que uno de los componentes más dañinos de nuestra alimentación son los aceites vegetales, ya que contienen grandes cantidades de ácido linoleico omega-6 oxidado, que es una grasa poliinsaturada (PUFA, por sus siglas en inglés). El daño biológico que provoca es incluso peor que el daño causado por el jarabe de maíz alto en fructosa y la azúcar refinada. De acuerdo con el Dr. Chris Knobbe, quien ha investigado este tema, casi todas las enfermedades metabólicas y degenerativas, incluyendo la degeneración macular relacionada con la edad, son causadas por el consumo de aceites vegetales industriales. Reemplazar los aceites peligrosos por grasas saludables es una forma sencilla de mejorar la salud y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. La razón de esto es porque estos aceites generan una disfunción mitocondrial que luego activa el proceso de la enfermedad, y varios estudios2,3,4,5,6,7,8 lo han demostrado. La buena noticia es que con tan solo reemplazar estos aceites por grasas saludables, puede ayudar a mejorar la salud y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Por desgracia, numerosas autoridades de salud insisten en que los aceites vegetales ricos en omega6, como el aceite de soya, son más saludables que las grasas animales como la mantequilla y la manteca de cerdo, mientras que esta información ha sido difícil de eliminar a pesar de la evidencia en su contra. Cómo los aceites vegetales dañan la salud Existen muchas razones para evitar los aceites de semillas procesados de manera industrial. Cómo


se mencionó antes, los aceites vegetales son una fuente repleta de ácido linoleico de grasas omega6, lo que ha causado un grave desequilibrio entre la proporción de grasas omega-6 y omega-3 en la alimentación. De hecho, descubrí que es muy difícil corregir este desequilibrio solo al consumir mayores cantidades de omega-3. De hecho, el exceso de omega-3 también puede contribuir a la mala salud. El primer paso es reducir los omega-6, o de lo contrario, siempre habrá un desequilibrio. Incluso el aceite de oliva orgánico y biodinámico puede modificar la proporción de manera incorrecta, ya que el aceite de oliva también es una fuente de ácido linoleico omega-6. Si consume aceite de oliva, es importante que limite su consumo a 1 cucharada por día o menos. Aun así, existen los siguientes problemas: La mayoría de las personas consumen demasiadas cantidades de omega-6 y muy pocas cantidades de omega-3, por lo que desarrollan un desequilibrio entre ambos que afecta la salud. De manera ideal, esta relación sería de 1 a 1. La mayoría de los omega-6 que consumen las personas se ha dañado a través del procesamiento. Luego está la toxicidad directa de los pesticidas y herbicidas. La mayoría de los aceites vegetales que se producen hoy en día, en especial el de canola, maíz y soya, están preparados con cultivos genéticamente modificados y, por lo tanto, son una fuente importante de exposición al glifosato tóxico. Además, los aceites vegetales se degradan a productos de oxidación muy tóxicos después de calentarse, incluidos los aldehídos cíclicos 4-hidroxinonenal (4HNE),9 que son los que causan las lipoproteínas de baja densidad oxidadas (LDL) relacionadas con enfermedades cardíacas. Los aldehídos también entrecruzan la proteína tau y crean ovillos neurofibrilares, lo que contribuye al desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Los aceites vegetales también dañan la salud de las siguientes maneras: Aumentan la inflamación.10 Dañan el endotelio (las células que recubren los vasos sanguíneos) y provocan un aumento en la penetración de LDL y partículas de lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) en el subendotelio. Es decir, estos aceites se integran a las células y membranas mitocondriales, y una vez que estas membranas son dañadas, se establece el escenario para todo tipo de problemas de salud. Como se comentó en mi entrevista con Knobbe en julio de 2020, los PUFA de las grasas poliinsaturadas de aceites vegetales, aceites de semillas y grasas insaturadas se almacenan (en lugar de usarse como combustible) y tienen una vida media de 600 a 680 días.11 También se incorporan a los tejidos, incluyendo el corazón y el cerebro. El resultado podría ser un deterioro de la memoria y un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer, que es lo que encontraron con el aceite de canola.12 Como se informó en un estudio de 2017:13 "Nuestros hallazgos no respaldan ningún efecto beneficioso del aceite de canola en dos aspectos importantes de la fisiopatología de la EA que incluye problemas de memoria, así como la integridad sináptica. Aunque se necesitan más estudios, nuestros datos no justifican la tendencia dirigida a reemplazar el aceite de oliva con aceite de canola”. Dañan las mitocondrias y el ADN al hacer que las membranas celulares sean más permeables, lo que permite que ingresen elementos que no deberían. Detienen la fluidez de la membrana celular que impacta en los transportadores de hormonas en la membrana celular y detiene la tasa metabólica. Inhiben la cardiolipina, que es un componente importante de la membrana interna de las mitocondrias que necesita saturarse en la grasa omega-3 DHA para funcionar de manera correcta.


La cardiolipina puede compararse con un sistema de alarma celular que desencadena la apoptosis (muerte celular) al señalar la caspasa-3 cuando algo sale mal en la célula. Si la cardiolipina no está saturada con DHA, no puede indicar la caspasa-3 y, por lo tanto, no ocurre la apoptosis. Como resultado, se permite que las células disfuncionales continúen creciendo, lo que puede convertirse en una célula cancerígena. Inhiben la eliminación de las células senescentes, es decir, las células dañadas que han perdido la capacidad de reproducirse y que producen citoquinas inflamatorias que aceleran la enfermedad y el envejecimiento. Despojan al hígado de glutatión (que produce enzimas antioxidantes), lo que reduce las defensas antioxidantes.14 Inhiben la delta-6 desaturasa (delta-6), que es una enzima involucrada en la conversión de omega-3 de cadena corta en omega-3 de cadena larga en el hígado.15 Aumentan la exposición a 4-hidroxinonenal tóxico (4HNE), que se forma durante el procesamiento de la mayoría de los aceites vegetales, incluso si el aceite se obtiene de cultivos orgánicos, ya que el 4HNE es muy tóxico, en especial para las bacterias intestinales, mientras que el consumo de 4HNE se ha relacionado con un equilibrio obesogénico del microbioma intestinal. También causa daño al ADN e radicales libres que dañan las membranas mitocondriales.16 Biología molecular de los PUFA Saladino entrevistó al veterinario Peter Dobromylskyj, quien es el encargado del Blog Hyperlipid.17 En esta entrevista, describen con gran detalle cómo el consumo de estos aceites y de otros alimentos con alto contenido de ácido linoleico (LA), como el pollo y el cerdo, destruyen la señalización mitocondrial en el adipocito y detienen el funcionamiento metabólico. Un punto importante mencionado en esta entrevista con Dobromylskyj, es cómo los PUFA detienen el mecanismo metabólico y contribuyen a la obesidad. Como lo explica Saladino, al revisar un estudio sobre este tema: "Observemos lo que sucede cuando un humano consume un montón de grasas poliinsaturadas. Se supone que las personas son resistentes a la insulina en la cetosis, que es la manera en la que el cuerpo distribuye la glucosa a las células que la necesitan. Y aquí tenemos una dieta cetogénica que se basa en aceite de canola, cártamo o soya, mientras que se continúa observando que las personas siguen siendo sensibles a la insulina al estar en cetosis. Esta es una clara evidencia de que las grasas poliinsaturadas detienen el metabolismo. La glucosa es menor porque ingresa a las células y aumenta su tamaño". ¿Esto significa que una dieta cetogénica, que es una dieta alta en grasas saludables y baja en carbohidratos, sube de peso? No. La moraleja es que una dieta cetogénica adecuada debe basarse en grasas saturadas saludables y no en aceites vegetales repletos de LA. Una alimentación alta en grasas, cuando las grasas provienen de aceites vegetales procesados, es mucho peor que consumir una alimentación crónica con muchos carbohidratos. El tipo de grasa es importante, ya que afecta el funcionamiento mitocondrial, celular y metabólico. Las grasas como la LA pueden persistir en las membranas celulares durante meses o años y continuar dañando el metabolismo todo el tiempo, mientras que el azúcar se metaboliza muy rápido. Aparte de eso, esto también ayuda a explicar por qué los alimentos procesados provocan un aumento de peso. No es solo que estén repletos de azúcares añadidos, sino que también están repletos de LA que daña el metabolismo y que promueve la acumulación de grasa y la inflamación.


Elija las grasas con cuidado Otras grasas saludables que se recomienda incluir son los aceites de coco orgánico, ghee, mantequilla de animales alimentados con pastura, manteca de cerdo, sebo, aceite de semilla negra (Nigella sativa), aguacates, productos lácteos crudos, aceitunas, huevos orgánicos y frutos secos crudos. Para mayor información sobre las grasas alimentarias, consulte mi libro Súper Keto, coescrito con el Dr. James DiNicolantonio, quien brinda más detalles específicos sobre cómo elegir entre grasas saludables y nocivas. También se recomienda consultar la lista de la Dra. Catherine Shanahan que habla sobre esto.

Fuentes de PUFA nocivas Como explicó Saladino, además de los alimentos procesados (que están repletos de aceites vegetales) y de los aceites vegetales para cocinar, también existen dos fuentes comunes de PUFA en la alimentación moderna: el pollo y el cerdo criado de manera convencional. El consumo de carne ha aumentado a lo largo de las décadas, pero el consumo total no es lo que está causando el problema, señala Saladino. El problema no está relacionado con el consumo de carnes rojas, que en realidad ha disminuido. Más bien, las carnes "blancas y magras", en especial el pollo, pero también el cerdo, son las que ayudan al desarrollo de enfermedades crónicas. El pollo ha sido considerado durante mucho tiempo como un tipo de carne más saludable, en especial porque es más delgada que la carne roja, pero podría ser perjudicial porque es una fuente de ácido linoleico dañino, gracias a que estos animales son alimentados con maíz, de variedades genéticamente modificadas que se cultivan con glifosato. ¿Y qué sucede cuando los animales se alimentan con maíz? La carne absorbe grandes cantidades de ácido linoleico omega-6, ya que el maíz es rico en este tipo de grasa.18 Entonces, como señala Saladino, un mayor consumo de pollo en realidad se suma al consumo de aceite vegetal y, por lo tanto, puede ayudar a la inflamación sistémica, la disfunción mitocondrial y la mala salud metabólica. "Los PUFA actúan de manera diferente en nuestro cuerpo", explica Saladino. “A nivel mitocondrial, parece que este aceite vegetal, rico en ácido linoleico, está mostrando las cosas de diferente manera. Existe mucha evidencia convincente que sugiere que el ácido linoleico está desarrollando la hipertrofia de los adipocitos, ya que las células grasas están aumentando de tamaño. Las células grasas pueden aumentar de tamaño o dividirse. Cuando las células grasas crecen y no se dividen, comienzan a filtrar mediadores inflamatorios". Esto no significa que no pueda consumir pollo o cerdo. Sin embargo, a diferencia de las vacas, búfalos y corderos, estos animales tienen un solo estómago y, como tal, las grasas omega-6 que consumen no se metabolizan ni se almacenan en los tejidos. Dado que estos animales se alimentan con granos, están repletos de grasas omega-6 y podrían tener mayores cantidades de LA que la carne de res, cordero o búfalo. Por eso considero que es bueno evitar estas carnes y reemplazarlas con aquellas que tienen un menor contenido de LA. Si desea saber las cantidades de LA que está consumiendo, solo visite el sitio web cronometer.com (disponible solo en inglés) e ingrese sus alimentos para determinar las cantidades que está consumiendo. Se recomienda consumir menos de 10 gramos de LA al día. Evite el consumo de aceites vegetales para proteger su salud En resumen, si desea evitar las grasas peligrosas de todo tipo, lo mejor es reducir o eliminar los siguientes alimentos: Alimentos procesados de todo tipo Aceites de cocina procesados como el aceite de maíz, canola, soya y de semillas de algodón


Pollo de granja convencional Cerdo de granja convencional Mi plan de nutrición ofrece una guía beneficiosa para este proceso. El aceite de coco, la mantequilla, la manteca de cerdo y el ghee son opciones más saludables para cocinar. También se recomienda cambiar la margarina y los productos de aceite vegetal por mantequilla orgánica preparada con leche cruda de vacas alimentadas con pastura. La mantequilla es un alimento entero y saludable que ha recibido una mala reputación. Para equilibrar aún más la proporción de omega-3 a omega-6, también podría necesitar una fuente de alta calidad de grasas omega-3 de origen animal, como el aceite de kril o salmón salvaje de Alaska, si no acostumbra a consumir pescados grasos como sardinas, anchoas y caballas (macarelas). Fuente: https://articulos.mercola.com/sitios/articulos/archivo/2021/12/05/aceites-vegetales-omega6.aspx?ui=0803e42f7c76e4932d82373a1670391cf293b8e018aa4cf04523603990d21092&sd=20161 101&cid_source=espanl&cid_medium=email&cid_content=art1HL&cid=20211205&mid=DM1053629 &rid=1341383664


CALENDARIO AGROECOLÓGICO DICIEMBRE * miércoles 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA * viernes 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos. * viernes 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica. * lunes 6, (1999-2021) Vigésimo segundo Aniversario de la BioFeria de Miraflores. * viernes 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos * martes 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano * sábado 25 diciembre, Navidad, feriado * sábado 1 de enero 2021, feriado

BIOCOMPARTIENDO #41- 2021 ¡ Por una vida productiva, sana y feliz, libre de transgénicos ! Miembro de ▪ Centro IDEAS: Innovando procesos de calidad de vida ▪ RAE Perú (Red de Agricultura Ecológica del Perú) Promoviendo sociedades con cultura agroecológica ▪ Consorcio Agroecológico Peruano - CAP


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