Biocompartiendo Nro. 22-2022

Page 1

Editor: Fernando Alvarado de la Fuente E-mail: bioferdi@hotmail.com Blog: http://fernandoalvaradodelafuente.blogia.com/ FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi WEB: www.ideas.org.pe Facebook: http://www.facebook.com/centroideas.peru


NOTICIAS Y EVENTOS DE LA SEMANA

OPINIÓN | ANÁLISIS

Tres de cada cuatro tomates están contaminados con agroquímicos La cuarta parte de los vegetales y las frutas analizados en un reciente estudio del Servicio Nacional de Sanidad Agraria no era apta para el consumo humano. Los productos más contaminados son el pimiento, el ají amarillo y el tomate. Se detectaron plaguicidas prohibidos. Por Jaime Delgado Zegarra Autor de la Ley de Alimentación Saludable 27 JULIO, 2022 Es muy probable que los tomates que cortas para tu ensalada tengan tantos plaguicidas que nadie los debería comer. Ese es uno de los hallazgos del último reporte de monitoreo de residuos químicos y otros contaminantes realizado por el Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa). En este estudio, publicado en abril, se analizaron 3762 muestras de alimentos y de pienso (alimentos para animales como aves y porcinos) recolectadas en 24 regiones del país. Los resultados son realmente preocupantes. La investigación se llevó a cabo el año pasado para verificar el cumplimiento de los límites máximos de plaguicidas químicos de uso agrícola, medicamentos veterinarios, metales pesados, micotoxinas y contaminantes microbiológicos, de acuerdo con las normas nacionales e internacionales. Se recogieron muestras de 28 alimentos de origen vegetal, entre hortalizas, menestras, frutas, granos y tubérculos. Los de origen animal fueron cinco: carne de res, de cerdo, de pollo, huevo de gallina y leche cruda de vaca. Asimismo, se analizaron cuatro piensos (alimentos para animales como aves y porcinos). El análisis detectó que el 26,5% de las muestras (995 en total) rebasaban los niveles permitidos de contaminantes químicos. Además, el 7,6% (284 muestras) no cumplían los estándares respecto a contaminantes microbiológicos. Afortundamente, solo 6 muestras, equivalentes al 0,7%, presentaban parásitos. Contaminantes químicos Como puede verse, la contaminación en los alimentos procede sobre todo de los residuos químicos. El pimiento, el ají amarillo y el tomate son los vegetales más contaminados. En su caso, más de la mitad de las muestras superaron los límites máximos de estas sustancias. Solo uno de cada diez pimientos estaba apto para el consumo humano. Vegetales con más contaminantes químicos Los contaminantes químicos que se encontraron son plaguicidas, metales pesados (plomo y cadmio) y micotoxinas (aflotoxina B1 y aflotoxinas). Lo más preocupante es que también se hallaron tres plaguicidas prohibidos por su alta toxicidad: el methamidophos, monocrotophos y chlordecone. Contaminantes microbiológicos La quinua es el alimento en el que se detectó una proporción mayor de muestras contaminadas con microorganismos (más del 40%). También destacan el frejol y el camote: en estos productos, las muestras con un exceso de contaminantes microbiológicos bordean el 20%.


Vegetales con más contaminantes microbiológicos Los microorganismos detectados con mayor frecuencia fueron: Mohos u hongos: en frejol, haba, lenteja, pallar, quinua y trigo. Aerobios mesófilos: en ají amarillo, arveja, banano, brócoli, camote, cebolla, haba, lechuga, limón, maíz choclo, mandarina, manzana, papa, papaya, pepinillo, pimiento, piña, tomate, uva, yuca, zanahoria y zapallo. El reporte también ha señalado la presencia, en algunas muestras, de Escherichia coli –causante de diarreas y cólicos abdominales– y de Listeria monocytogenes, que puede producir infecciones muy graves en mujeres embarazadas. Contaminación de las aguas de riego Con la finalidad de verificar la calidad del agua con la que se riegan los vegetales, se analizaron 359 muestras de agua, y se detectó lo siguiente: Presencia de contaminantes químicos en el 10,86% (39 muestras). Principales metales pesados: arsénico, plomo cobre, mercurio y zinc. Presencia de contaminantes microbiológicos en el 22,56% (81 muestras): Coliformes termotolerantes y Escherichia coli. Los productos más contaminados Veamos ahora el detalle de los tres productos vegetales más contaminados identificados en este monitoreo: el pimiento, ají amarillo y el tomate. 📌 Pimiento: Para contaminantes químicos: de las 87 muestras analizadas, 76 (87,36%) no cumplían las normas. Para contaminantes microbiológicos, 9 muestras (10,34%) resultaron no conformes 📌 Ají amarillo: Para contaminantes químicos, de las 85 muestras analizadas, 68 (80%) resultaron no conformes. Para contaminantes microbiológicos, 4 muestras (4,71%) superaban los límites permitidos. 📌 Tomate: Para contaminantes químicos: de las 208 muestras, 161 (77,40%) contravenían las normas. Para contaminantes microbiológicos, 6 muestras (2,88%) excedían los límites establecidos. Las regiones con más productos contaminados En 797 muestras se superaron los límites máximos de plaguicidas. Las regiones en las que esta infracción se repite más son Lima, La Libertad, Ica, Junín y Lambayeque. Presencia de metales pesados en los vegetales Además de la contaminación por agroquímicos, se han detectado metales pesados en el 6,91% de las muestras analizadas (260). El tomate y el ají amarillo son los productos en los que más se encontró cadmio. En la yuca se reportó mayor presencia de plomo. Las regiones Ica y Lima son las que registran el mayor número de muestras no conformes por la presencia de metales pesados. Agroquimicos prohibidos En 136 muestras de vegetales analizadas (3,56%) se han descubierto residuos de sustancias prohibidas por su alto nivel de toxicidad, tales como el methamidophos, monocrotophos y chlordecone. La uva y el pimiento son los productos con mayor número de muestras con plaguicidas prohibidos. Lamentablemente esta no es la primera vez que se detectan estos niveles de contaminación en los


productos agropecuarios. Por el contrario, en casi todos los reportes anuales del Senasa los resultados son similares. El problema es que no se está haciendo nada para revertir esta situación que pone en riesgo la salud y hasta la vida de las personas. Los consumidores actúan de buena fe en el mercado. Confían en que lo que se vende libremente ha pasado por sistemas de control o verificación del Estado, pero lamentablemente esto no es así. La producción para el mercado externo es diferente. Cuando alguien quiere exportar un producto vegetal o animal debe realizar análisis y presentar las certificaciones respectivas. Si no se cumplen con los requisitos y estándares sanitarios, sus productos sencillamente son rechazados. Lamentablemente esto no ocurre en el caso del mercado interno, pues las autoridades no realizan ningún tipo de supervisión. Esto se expresa en los resultados de este reciente monitoreo del Senasa. No hay forma de que los consumidores puedan identificar la presencia de sustancias químicas con solo ver el producto, pues detectarlas requeriría un análisis de laboratorio. Tampoco hay forma de eliminar los agroquímicos lavando, pelando o cocinando el producto. Los agroquímicos permanecerán en él inevitablemente. Nos preguntamos: ¿alguna autoridad va a intervenir para corregir esta situación? Productos no aptos para el consumo El Código de Protección y Defensa del Consumidor, Ley N° 29571, reconoce el derecho que tienen los ciudadanos a consumir productos que no pongan en riesgo su salud. Incluso establece que, si se detectan riesgos no previstos en un producto, las entidades competentes deben disponer su retiro y advertir al público para que no lo consuman. Por su parte, la Resolución Ministerial Nº 1006-2016-MINSA estableció los límites máximos de residuos (LMR) de plaguicidas de uso agrícola en alimentos de consumo humano. En el numeral 6.2 se dispone que “Todo alimento que sobrepasa los LMR establecidos en la presente norma sanitaria es considerado de riesgo y no apto para el consumo humano, debiendo la autoridad competente aplicar las medidas sanitarias de seguridad que corresponda para proteger la vida y la salud de los consumidores”. Siendo así, ¿cómo es posible que el 87,36% del pimiento, el 81,25% del ají amarillo o el 77,40% del tomate se vendan en el mercado nacional con exceso de contaminantes químicos, y en consecuencia no aptos para el consumo humano, y ninguna autoridad haga nada al respecto? Autoridades responsables Al Senasa le corresponde velar por la calidad sanitaria y contribuir a la inocuidad agroalimentaria. Lamentablemente está más interesado en apoyar al mercado de la agroexportación que en mejorar las condiciones de producción y uso racional de agroquímicos para el mercado interno. A las municipalidades les corresponde vigilar que los productos agropecuarios que ingresan al mercado interno cumplan con las condiciones y requisitos para que sean aptos para el consumo humano. Lamentablemente ninguna municipalidad del país ha asumido esa función. Generalmente se escudan en que no tienen recursos ni capacidad técnica para hacerlo. Al Indecopi, como Autoridad Nacional de Protección del Consumidor, le corresponde la implementación de un sistema de alerta que permita la acción adecuada ante la identificación de productos que comprometan la seguridad o salud de los consumidores. Sin embargo, nunca se ha escuchado de ninguna alerta, ni del Senasa ni del Indecopi, frente a esta contaminación por el uso indiscriminado de agrotòxicos en alimentos que consumimos todos los días. El Ministerio Público, según su Ley Orgánica, “es el titular de la acción penal pública, la que ejercita de oficio, a instancia de la parte agraviada o por acción popular, si se trata de delito de comisión inmediata o de aquellos contra los cuales la ley la concede expresamente”. Las autoridades que omiten el cumplimiento de sus deberes y funciones son pasibles de sanciones de carácter penal, más aún cuando con esta omisión se está poniendo en riesgo la salud y la vida de los consumidores. No


obstante, el Ministerio Público no ha sido activo en el control de la legalidad y el correcto ejercicio de las funciones del Senasa y los gobiernos locales con relación al uso irracional e ilegal de los plaguicidas. La Defensoría del Pueblo, en su Ley Orgánica N° 26520, establece que a ella “le corresponde defender los derechos constitucionales y fundamentales de la persona y de la comunidad; y supervisar el cumplimiento de los deberes de la administración pública y la prestación de los servicios públicos”. Claramente, en este caso las autoridades competentes no están cumpliendo sus deberes. Entonces, si las normas son tan claras, así como las competencias y responsabilidades asignadas, ¿por qué tanta impunidad frente a un tema tan delicado y que pone en riesgo la salud y la vida de toda la población? Jaime Delgado Zegarra. Abogado por la Universidad San Agustín de Arequipa, con segunda especialidad en Derecho Público y Buen Gobierno por la PUCP. Tiene una maestría en Políticas en Salud por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Excongresista, autor de la Ley 30021 de Alimentación Saludable. Actual director del Instituto de Consumo - Universidad de San Martín de Porres. BioFuente: https://saludconlupa.com/opinion/tres-de-cada-cuatro-tomates-estan-contaminados-conagroquimicos/

Crisis, dependencia y soberanía alimentaria en el Perú Escrito por Eduardo Zegarra Revista Ideele N°304. Junio-Julio 2022 El Perú viene enfrentando desde hace ya algún tiempo una severa crisis alimentaria no atendida. Esta se inició en los primeros meses de la pandemia en abril-mayo del 2020. Una encuesta que realizó el INEI a mediados de mayo de ese año en Lima Metropolitana arrojó que, durante la semana previa, un 14% de hogares no había comprado ni una vez alimentos con proteína animal. La mayor restricción era de tipo económico, debido al fuerte deterioro en los ingresos de la población. Otra encuesta, esta vez del IEP también en mayo del 2020, arrojó que un 78% de los hogares peruanos tuvieron que ajustar su alimentación en cantidad, calidad e incluso dejar pasar comidas por falta de recursos económicos. Una crisis silenciosa La respuesta gubernamental al inicio de la crisis alimentaria en el marco del COVID-19 fue marginal, prácticamente inexistente, no se formularon medidas ni políticas específicas para enfrentar el tema. Pese a persistentes llamados de la sociedad civil y de diversos gremios agrarios para la conformación de una comisión de emergencia agraria y alimentaria, el asunto no llamó mucho la atención del gobierno de Martín Vizcarra. Lo cierto es que con el transcurso de los meses de dura pandemia la crisis alimentaria se siguió profundizando de manera silenciosa. La aparición de cientos, y luego miles, de ollas comunes en Lima Metropolitana y otras ciudades fue una clara evidencia de este proceso. Ante eso, el Estado peruano mostraría indiferencia, careciendo, por ejemplo, de instrumentos básicos de medición de la inseguridad alimentaria de la población que le permitan diagnosticar y actuar. El INEI no volvió a preguntar sobre la situación alimentaria de la población en el contexto de la pandemia, ni tampoco lo haría cuando el daño de la pandemia empezó a amainar. El tema no se instaló en las políticas públicas ni en las prioridades de gobierno para encarar un problema creciente de inseguridad alimentaria de la población peruana. Durante el gobierno de transición que liderara Francisco Sagasti, el tema alimentario empezó a ser


tratado de alguna forma a raíz de la mención de la noción de “Hambre Cero” en su discurso de asunción de mando, aunque con serias limitaciones operativas. No hubo una adecuada identificación de la magnitud del problema alimentario ni de sus consecuencias. Es cierto que la prioridad del gobierno de Sagasti fueron las vacunas (algo que felizmente funcionó), pero temas de fondo como el de la alimentación, siguieron sin recibir adecuada atención gubernamental. Es hora de que la alimentación ocupe un lugar central en las políticas públicas y discutamos en serio sobre las debilidades de nuestro sistema alimentario, la complicada dependencia alimentaria que tenemos y el secular abandono de nuestra agricultura familiar, que es la que nos alimenta día a día. Es también momento de trascender el concepto tecnocrático de “seguridad alimentaria” para empezar a hablar de “soberanía alimentaria”, es decir, empezar a develar y cuestionar a los intereses monopólicos y mercantilistas detrás del supuesto libre comercio, y de sistemas alimentarios capturados por grandes corporaciones e importadores de insumos subsidiados. Durante la primera mitad del año 2021 entraríamos a un periodo de aguda polarización política y social, del cual saldría elegido como presidente de la República el señor Pedro Castillo. Aunque el tema alimentario apareció esporádicamente en algunas de los debates electorales de la primera y segunda vueltas, la gestión de Pedro Castillo se iniciaría en agosto del 2021 sin mucha idea ni propuesta concreta sobre el tema, y sin sospechar que éste se convertiría en uno de los desafíos más importantes de su gobierno. Tras cuernos palos El año 2021 se suponía sería un año de recuperación económica. Y aunque empezó con cierta mejora en los primeros meses, pronto se sentiría con fuerza el impacto negativo de la emergente crisis internacional de precios de combustibles, alimentos e insumos agropecuarios. El Perú resultó particularmente vulnerable a este fenómeno de origen externo, y los altos precios internacionales de alimentos básicos como el maíz, trigo y soya se empezaron a reflejar rápidamente en una mayor inflación de alimentos (ver gráfico 1). Gráfico 1 La inflación de alimentos y energía empezó a subir desde mayo hasta agosto 2021, cuanto inicia el gobierno de Castillo, y seguiría escalando a ritmo constante en los meses siguientes. A partir de febrero de 2022 el aumento sería aún más empinado a raíz del conflicto bélico de Rusia con Ucrania (grandes exportadores de cereales y oleaginosas), y entre mayo 2021 y mayo 2022 alcanzaría un valor acumulado de 13%, el triple de la inflación acumulada de otros rubros de la canasta de bienes del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Lima Metropolitana. Este proceso inflacionario ha sido particularmente perjudicial para la seguridad alimentaria de los hogares considerados pobres y vulnerables. Según INEI, los hogares pobres son los que cada año tienen un gasto per cápita igual o debajo de la línea monetaria de pobreza, mientras que los vulnerables, siendo no pobres, tienen alta probabilidad de caer en pobreza ante shocks de precios o ingresos. En 2021 la tasa de pobreza cayó de 30.1 a 25.9% con respecto a 2020, una recuperación parcial versus el 20.2% del 2019. Esta recuperación, sin embargo, empezó a revertirse completamente en 2022 por el incremento de la inflación de alimentos, y es más que seguro que este año terminemos con una tasa de pobreza por encima del 30% otra vez. Esto implica pasar de nueve a once millones de pobres, dos millones de personas más en pobreza de un año a otro, el mismo nivel de pobreza que tuvimos en el año pandémico de 2020. No es de extrañar, entonces, el enorme malestar social que se ha ido generando y acumulando durante el primer año del gobierno de Pedro Castillo. La única medida que tomó el gobierno de Castillo para intentar amainar el problema ha sido exonerar temporalmente de IGV desde mayo de este año a algunos productos básicos como el pollo, huevos, pan, fideos y azúcar. La medida ha tenido a la fecha un muy limitado impacto en reducir los precios de estos alimentos en un contexto de alta informalidad en la comercialización. El gobierno actualmente viene anunciando (desde hace más de dos meses) el lanzamiento de un bono alimentario por un monto de 2,000 millones de soles, pero a la fecha no se sabe si éste contará con la aprobación del Congreso


del presupuesto correspondiente, ni hacia qué sectores de la población se orientaría. Cabe volver a decir que durante este periodo el Estado peruano ha seguido sin tener un instrumento oficial para la medición de la inseguridad alimentaria de los hogares. A fines de 2021 el Programa Mundial de Alimentos (PMA), junto con MIDIS y MIDAGRI, aplicaron por primera vez una encuesta nacional orientada medir de manera formal la inseguridad alimentaria (en un contexto de emergencia alimentaria). Se construyó un indicador de inseguridad alimentaria (ISA) en base a tres dimensiones de los hogares: (i) situación de la alimentación; (ii) vulnerabilidad económica; y (iii) estrategias de afrontamiento ante la crisis. La medición se hizo para octubre-noviembre del 2021 y arrojó que el 51% de hogares peruanos enfrentaban en ese momento una situación de inseguridad alimentaria. Yendo a los componentes del ISA, un 19.2% de hogares registraron consumo deficiente de alimentos; un 48% situaciones de alta vulnerabilidad económica, y 81% utilizó una o más estrategias de afrontamiento de la crisis utilizando ya sean sus ahorros, reduciendo gastos esenciales o vendiendo activos. El panorama encontrado fue el de una altísima vulnerabilidad alimentaria de los hogares peruanos, estimándose que más de 15 millones de personas estaban en esta situación. Cada vez más dependientes de importaciones La crisis alimentaria peruana devela profundas debilidades en nuestro sistema alimentario. En los últimos treinta años de modelo neoliberal hemos construido un sistema económico que ha incrementado de forma sustancial nuestra dependencia en la importación de alimentos básicos como los cereales, oleaginosas y lácteos; y hemos hecho poco o nada por promover nuestra agricultura doméstica de más de dos millones de unidades familiares en el campo que produce para el mercado interno. El Perú ha firmado tratados de libre comercio (TLC) con las dos potencias agrícolas mundiales más importantes, Estados Unidos (2009) y la Unión Europea (2013), que son además las que otorgan gigantescos subsidios a sus agricultores, sin haber negociado condiciones mínimas (simétricas) de protección a nuestros productores para el mercado interno, lo que pasaron a competir sin mayor apoyo con importaciones baratas y subsidiadas a granel (es decir una competencia totalmente desleal). Un ejemplo del incremento de nuestra dependencia alimentaria se puede ver en el Gráfico 2. Gráfico 2 La importación per cápita de maíz amarillo duro (principal insumo de la producción avícola) se incrementó en 137% entre 2009 y 2019; la de soya en 53% y la de trigo en 11%. Igualmente, las importaciones per cápita de arroz crecieron en 187% y las de leche en polvo en 134%. Los productos subsidiados por las grandes potencias agrícolas con las que firmamos estos TLCs han penetrado con cada vez más fuerza nuestro mercado interno, mientras nuestros productores de alimentos básicos (papa, maíz, arroz, leche, leguminosas) ven como sus precios e ingresos son bajos, inestables y muy poco rentables. Hacia un país con soberanía alimentaria Han transcurrido tres gobiernos desde que se inició la crisis alimentaria en el Perú y una constante ha sido la falta de respuesta adecuada desde las políticas públicas. En ningún momento se ha aceptado conformar una instancia de alto nivel de carácter permanente para enfrentar el tema alimentario en forma seria. Las pocas respuestas han sido improvisadas y cortoplacistas. El gobierno de Vizcarra, por ejemplo, no generó ninguna medida específica para afrontar el problema alimentario de la población durante los inicios de la pandemia, algo que fue demandado por muchas organizaciones de la sociedad civil y a la vista de la aparición de miles de ollas comunes. El gobierno de transición de Francisco Sagasti, por su parte, intentó hacer algo, pero sólo atinó a crear un programa piloto (sin presupuesto adicional) dentro de una dirección de línea del MIDIS, al cual llamaron “Hambre Cero”, pero sin trascendencia para implementar políticas que estén a la altura del problema en cuestión. Hace poco, el gobierno de Castillo conformó un grupo de trabajo (Comisión de Alto Nivel para atender crisis alimentaria y agricultura familiar), que supuestamente encararía el problema de la emergencia alimentaria y la crisis agraria (asociada a la falta de fertilizantes y otros problemas). Pero


el grupo es de muy corta duración (45 días) y no ha generado mayor capacidad de respuesta frente a los complejos problemas de la inseguridad alimentaria. El tema alimentario es por definición multisectorial, multifacético, y requiere políticas y estrategias de corto, mediano y largo plazos articuladas y coherentes. Nada de eso tenemos en realidad, y nuestro país sigue sufriendo serios problemas en el frente alimentario que no reciben mayor atención de la política pública. Ni siquiera medimos la inseguridad alimentaria, ni tenemos instrumentos adecuados para enfrentar emergencias graves de alimentación como las que siguen golpeando a millones de peruanos y peruanas hoy en día. Ya es hora de que la alimentación ocupe un lugar central en las políticas públicas y discutamos en serio sobre las debilidades de nuestro sistema alimentario, la complicada dependencia alimentaria que tenemos y el secular abandono de nuestra agricultura familiar, que es la que nos alimenta día a día. Es también momento de trascender el concepto tecnocrático de “seguridad alimentaria” para empezar a hablar de “soberanía alimentaria”, es decir, empezar a develar y cuestionar a los intereses monopólicos y mercantilistas detrás del supuesto libre comercio, y de sistemas alimentarios capturados por grandes corporaciones e importadores de insumos subsidiados. Tenemos que apostar en serio por la capacidad de nuestros más de dos millones de agricultores familiares para alimentarnos en forma eficiente, sostenible y aprovechando a plenitud nuestra enorme biodiversidad y riqueza productiva y gastronómica. Todo esto está pendiente. Eduardo Zegarra Eduardo Zegarra es economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú y Doctor en Economía Agraria y Aplicada por la Universidad de Wisconsin, con especialidad en desarrollo rural y manejo de recursos naturales. Su tesis doctoral versó sobre fallas de coordinación y el funcionamiento del mercado de aguas en Chile. BioFuente: https://www.revistaideele.com/2022/07/26/crisis-dependencia-y-soberania-alimentariaen-el-peru/

Enrique Jacoby escribe: Eduardo, buen articulo. Destaco tu atención al tema alimentario, sobre todo en la sección final donde te refieres a algunos puntos que quiero comentar. Dices que "ya es hora que la alimentación ocupe un lugar central en las políticas públicas y discutamos...sobre las debilidades de nuestros sistema alimentario, la dependencia alimentaria y el abandono de la AF que es la que nos alimenta día a día." De acuerdo, precisamos políticas agro-alimentarias, las que en realidad no han existido en el Perú, solo políticas comerciales agro-exportadoras e importadoras que han favorecido el ingreso masivo desde los 90s, de alimentos ultra-procesados, (AUP) o comida chatarra, propiedad de 5 oligopolios, dueños de las 5 categorías de AUP mas consumidos (bebidas azucaradas, galletas dulces y saladas, cereales de desayuno, caramelos y helados), pero también, la importación de insumos agrícolas para la alimentación de aves y ganado, como maíz amarillo duro, torta de soya, y fertilizantes sintéticos y agroquímicos (herbicidas y pesticidas). Es tan importante el abandono de la AF como el ingreso masivo de insumos agrícolas industriales y AUP. Ambos han dado por resultado que los peruanos, en escasamente 23 años, consumamos en promedio 30-40% de nuestras calorías diarias en forma de AUP… Y esto ha traído consigo que las enfermedades crónicas como diabetes, cardio-vasculares y cáncer se hayan disparado hasta convertirse en la principal causa de muerte. Si queremos cambios pues hay que darlos en la política pública nacional como internacional y eso requiere 'seguridad alimentaria-nutricional' que es el concepto (no el ´tecnocrático´ al que te refieres) sino la importancia que debe darse a la calidad de nuestra alimentación. Lo que se complementa con el de soberanía para dictar nuestras propias leyes y normas que aseguren una alimentación saludable a la población.


No todo esta pendiente, en realidad ya se han empezado a dar pasos positivos con la Ley de Alimentación Saludable (L 30021) que ha establecido la norma de los octógonos pero necesita evolucionar para ser algo mas que restricciones a los AUP y pasar a promocionar la buena y sabrosa (como no!) comida de los peruanos (que son muchas).

30 organizaciones de Sociedad Civil del País exigen urgente aplicación del paquete de medidas en seguridad alimentaria El Pronunciamiento “Organizaciones de la Sociedad Civil exigen al Estado respuestas oportunas y efectivas al hambre y malnutrición en el país” señala que las medidas en seguridad alimentaria deben priorizar la atención para la Campaña Agraria 2022-2023, la Red de Ollas Comunes y Comedores Populares y los Programas de Alimentación Escolar. REDACCIÓN PERÚ21 redaccionp21@peru21.pe Actualizado el 26/07/2022 09:58 p.m. El Perú vive la mayor inflación de las últimas dos décadas, con más de 8%, y la alimentación diaria es un desafío incierto para muchas familias. A esto los especialistas le llaman Inseguridad Alimentaria y la FAO señala que cerca de 7 millones de personas ya sufren hambre y desnutrición. La siembra de cultivos alimenticios básicos, como arroz y papa, disminuyó, debido al alza de precios y a la escasez de fertilizantes. Los especialistas advierten que nuestra provisión alimentaria se basa en la producción de la campaña agrícola de agosto 2021 a julio 2022 y que la campaña de este año no es alentadora. Actualmente la situación agraria y alimentaria está atravesada por dos problemas a nivel de gestión pública. De un lado está la lentitud del Estado para la importación de urea, que es un insumo fundamental para los cultivos, que debe garantizarse no más tarde de agosto-septiembre de 2022. De otro lado, ha quedado postergado el financiamiento a productores para que puedan comprar abonos orgánicos producidos en el Perú para sus cultivos. Las organizaciones y especialistas firmantes inciden en la obligación en que los dos poderes del Estado, Ejecutivo y Legislativo, con la máxima prioridad, establezcan un paquete de medidas de emergencia. Para ello, señalan cuatro líneas de acción: • • • •

Enfrentar el hambre y hacer posible el acceso a alimentos por parte de la población vulnerable. Establecer rutas claras de protección de la campaña agrícola 2022-23 que se inicia el próximo mes de agosto. Redoblar campañas comunicacionales sobre estrategias de alimentación saludable para enfrentar la emergencia alimentaria y prevenir la malnutrición. Considerar la participación de la sociedad civil en la Comisión de Alto Nivel para enfrentar la crisis.

Los especialistas advierten que nuestra provisión alimentaria se basa en la producción de la campaña agrícola de agosto 2021 a julio 2022 y que la campaña de este año no es alentadora. Entre las organizaciones y especialistas que suscriben el pronunciamiento está PERUSAN (Iniciativa


por la Seguridad Alimentaria y Nutricional), conformada por las siguientes organizaciones: Acción Contra el Hambre, ADN Juvenil, ADRA Perú, Alternativa Centro de Investigación Social y Educación Popular, Asociación Arariwa, Cáritas del Perú, CEPES (Centro Peruano de Estudios Sociales), ESCAES (Escuela Campesina de Educación y Salud), Future.edu, Grupo Yanapai, HOMAS (Horizontes en Medio Ambiente en Salud), IIN (Instituto de Investigación Nutricional); IDMA (Instituto de Desarrollo y Medio Ambiente), MSH-Perú, Nutriedúcate Perú, PRISMA, TECHO, World Vision. También suscriben el Pronunciamiento las siguientes redes: BioMercados del Perú, Consorcio Agroecológico Peruano, CIPCA (Centro de Investigación y Promoción del Campesinado), Colectivo por la Agricultura Familiar y Un Perú Sin Hambre, CONAMOVIDI (Confederación Nacional de Mujeres), Ecosad (Consorcio por la Salud, Ambiente y Desarrollo), Forum Solidaridad Perú, RAE Perú, RAA (Red de Acción en Agricultura Alternativa), RPAN (Red Peruana de Alimentación y Nutrición), PAS (Plataforma por la Alimentación Saludable). En cuanto a los especialistas que suscriben el pronunciamiento, están Enrique Jacoby, María Rosa Boggio, Alberto García, María Inés Sánchez Griñan, Eduardo Zegarra; Juan Torres Guevara, Gisella, Cruzalegui, Ricardo Dávila, José Luis Chicoma. BioFuente: https://peru21.pe/lima/alimentacion-ollas-comunes-ejecutivo-30-organizaciones-desociedad-civil-del-pais-y-especialistas-exigen-al-ejecutivo-y-legislativo-urgente-aplicacion-depaquete-de-medidas-en-seguridad-alimentaria-noticia/

Vandana Shiva: “La comida es demasiado importante para dejarla en manos de millonarios” La gran activista de la biodiversidad y ecofeminismo sigue convencida de que es posible ganar a los monstruos creados por la globalización Resistir al huracán de la globalización parece imposible en un mundo que avanza en la modificación genética en la agricultura, en la consolidación de los cultivos intensivos y en la comida procesada, pero Vandana Shiva, la gran activista de la biodiversidad y el ecofeminismo, parece haberlo logrado. Plena de energía, dueña de una sonrisa que no ha perdido intensidad y de una convicción que desafía las críticas más virulentas, esta mujer nacida en la ciudad india de Dehradun hace 69 años prosigue con todo vigor su lucha por la diversidad de las semillas frente a los monocultivos, por el papel de la mujer en la economía, por el agua, contra las patentes agrarias y por un concepto que defiende como una bandera para nuevos tiempos procelosos: el sentido de pertenencia. Belonging. Una idea que en su discurso abarca mucho más que el hecho de formar parte de un club, ya que incluye algo tan inmaterial como la comunidad, lo colectivo, la autenticidad y la familia en un sentido amplio. Muy amplio. Entrar en el universo de Vandana Shiva es viajar muy lejos, hasta unos orígenes emparentados con la estela de Gandhi y su forma de resistencia no violenta que ella ha empleado contra las talas masivas de árboles en su región del Himalaya en los setenta o contra la minería extractiva salvaje en los ochenta. Su forma un tanto mística de hablar y su discurso de amor a la tierra como un todo conectado del que los humanos somos una parte genera recelo y enormes críticas, sobre todo por parte de la industria afectada. Pero lo cierto es que su voz clara y temprana contra Monsanto, la gran corporación de pesticidas y de organismos genéticamente modificados, hoy propiedad de Bayer, ha resonado en las causas judiciales de decenas de miles de personas por cánceres relacionados con la exposición a sus productos. Bayer aceptó en 2020 pagar 11.000 millones de dólares para cerrar esas demandas. Y lo cierto también es que Vandana Shiva estudió Física y Filosofía, dos disciplinas tan dispares como complementarias que le han permitido combinar esa mezcla de valores y de números en sus causas.


¿Qué le ha aportado la ciencia y qué le ha aportado la filosofía? Elegí la física cuando era muy joven, inspirada por Einstein porque leía sus pequeños ensayos sobre ciencia y responsabilidad social. Yo había ido a colegios donde no daban ciencia, pero busqué buenos profesores para formarme y logré una beca para ir a la universidad. Estudié Física de Partículas y eso me llevó al mundo de la física cuántica. Lo quería entender mejor, empecé a averiguar y descubrí que todo lo que quería, las grandes mentes de los fundamentos de la teoría cuántica de todo el mundo, estaban en la Universidad de Western Ontario, en Canadá. Y allá me fui a hacer Filosofía y a hacer el doctorado. Y ahora le diré lo que me ha aportado todo esto: la física cuántica trata sobre la conexión a distancia, sobre cómo las cosas impactan unas en otras sin necesidad de empujarse físicamente. ¡Hay tantas maneras de estar conectado! Esa interconexión es la ecología. Hablamos en el centro de Palma de Mallorca, donde Vandana Shiva participa en el foro de activismo y pensamiento sobre sostenibilidad Xtant, y por la ventana señala el entorno de bosques, urbanismo y el mar que penetra a pocos metros de nosotras. “La física además me enseñó a trabajar con números, con sistemas, con procesos, a saber, cómo evolucionan las cosas, cómo se interconectan entre sí. Y empecé a descubrir que los números se estaban utilizando mal”. Pone el ejemplo de los eucaliptos: talar los bosques autóctonos para plantar eucaliptos en su lugar se consideraba una actividad de alto rendimiento. “Pero esa nueva plantación no hace ninguna de las funciones del bosque: las funciones del agua, del humus. No aporta al suelo nada positivo para el agua o la agricultura. Y averigüé que el supuesto alto rendimiento era un mal cálculo porque no tiene en cuenta todo el sistema. Por ello mi formación en física me dio una estructura para conocer el impacto de lo genéticamente modificado en la biodiversidad y en nuestros intestinos”. ¿Y la filosofía? ¿Qué le aportó la filosofía? Necesitaba hacer una segunda formación interdisciplinaria porque los fundamentos de la física cuántica también plantean cuestiones filosóficas: ¿qué es la ontología?, ¿qué existe en el mundo? Toda la cuestión del indeterminismo, la predicción... Al volver de Canadá se incorporó al Instituto Indio de Administración de Bangalore, dedicado a los sistemas públicos de salud, de ciencia y energía. Y su primera gran victoria fue un estudio sobre unas minas de piedra caliza que hizo para el Ministerio de Medio Ambiente en 1982 y que derivó en su cierre. “Pudimos demostrar que la caliza de las montañas generaba agua y que la economía del agua era mucho más importante que la economía de la extracción para hacer cemento y buscar materias primas. Pudimos confrontar las dos economías: dejar la caliza parece que no crea economía porque no estás extrayendo. Pero esa caliza está creando agua, el agua crea agricultura y la agricultura crea medios de subsistencia, mientras de la otra manera dos compañías se llevaban los beneficios, pero nos dejaban sin agua y provocaban derrumbes e inundaciones. Nuestro estudio llevó a que el Tribunal Supremo lo cerrara porque nuestra Constitución dice que cada ciudadano tiene derecho a vivir, y el Estado, el deber de protegerle. Aquel proyecto minero destruía la provisión de agua y, por tanto, el derecho a la vida. Fue la primera vez en que el derecho a un ecosistema estable y sostenible se tradujo en derechos humanos. Las minas se cerraron”. A partir de ahí dio el salto para levantar su propia fundación. “Me di cuenta del poder de un solo estudio. Si había podido salvar algo tan importante, cuánto más podría hacer de forma independiente”. Renunció a su sueldo mensual e hizo caso a su madre, que le ofreció la granja familiar. Y en 1982 creó la Fundación de Investigación para la Ciencia, la Tecnología y la Ecología. “Desde los establos de mi madre”, recuerda. “Así me convertí en lo que soy: continué con la ciencia, pero no veo el pensamiento como algo separado de la acción. Pensar y hacer es parte del mismo proceso humano. Y mi activismo y mi ciencia son parte de un proceso de vida de responsabilidad, de conocimiento total de lo que está pasando en el mundo y de lo que puedes hacer. Una vida en la que tomas responsabilidad por tus acciones”. Usted es ecofeminista. Muchas feministas temen que el ecologismo mine las causas del feminismo al unir las banderas. ¿Es un riesgo?


Si piensas en la mujer como constitutiva de pequeñas partes: aquí la parte feminista, aquí la parte de la ecología y si se hace ecologista el feminismo caerá..., tienes una forma muy cartesiana y mecánica de pensar. Las mujeres somos seres humanos, pero por encima de eso somos seres de la Tierra. Y hemos vivido durante 400 o 500 años la devaluación de las mujeres. Descartes hizo desaparecer el cuerpo y consideró el pensamiento como actividad propia de hombres privilegiados que definían el mundo como una máquina. Bacon dijo que la naturaleza tenía que ser esclavizada y torturada para que nos diera sus secretos. Todo este pensamiento separaba a los humanos de la naturaleza y convertía a las mujeres en materia para ser dominada y explotada. Por tanto, separar a la mujer de lo demás es una falsa elección, es una separación reduccionista, cartesiana, y ahí es donde empiezan los problemas. El problema del patriarcado y el de la destrucción ecológica están totalmente interconectados. Y el potencial de regeneración es el ecofeminismo, el reconocimiento de que la misma visión del mundo que subyuga a la naturaleza subyuga también a la mujer como un objeto pasivo. La separación y la jerarquía son parte del problema. Los que logran grandes beneficios de destruir la naturaleza te dicen que no puedes pensar en el medio ambiente porque se pierden trabajos. Siempre colocan el empleo frente a la ecología. Pero un sistema que niega la tierra como algo vivo sigue siendo una colonización de la tierra, de las mujeres y de los hombres. El otro riesgo que le atribuyen es empujar a las mujeres de nuevo a los viejos roles de cuidadoras. En los setenta, las mujeres de mi región protegieron los árboles en el movimiento Chipko, que significa abrazar. Otras mujeres defendieron los ríos de las grandes represas. Mis hermanas de Chipko también se hacían cargo de la agricultura y de los niños, sobre todo porque los hombres habían emigrado. Se dejó a las mujeres esa economía real sobre la base de la negación de ese sector. Porque la economía de hoy está basada en hacer dinero. Aristóteles dijo que la economía es el arte de vivir. El arte de hacer dinero es criminal. Y eso es lo que hemos hecho, que hemos confundido el arte de hacer dinero con la economía. Y no es economía. Es deseconomía. La verdadera economía es el arte de vivir que las mujeres han sostenido. Todo el mundo tiene que ocuparse de los cuidados. Pero ya que las mujeres lo hemos hecho siempre, somos líderes de la futura economía de los cuidados. ¿Cree que las mujeres gobiernan mejor que los hombres? Cuando las mujeres trabajan con los valores de una relación con la tierra gobiernan mejor. Usted es adalid de la lucha contra los organismos genéticamente modificados (GMO). ¿Está en contra de todos, también de los que se han modificado para afrontar las sequías o bajas temperaturas? Soy científica y quiero ver los sistemas en su relación con todo. Yo no elegí exactamente la agricultura, a la que he dedicado mi vida. Pero en 1984 me vi forzada a ello porque en Punjab, donde se había introducido la Revolución Verde, murió muchísima gente por los pesticidas. Después de Bhopal y el Punjab me pregunté: ¿de dónde vienen estos productos químicos? Y me encontré con Hitler, con un tiempo en que un grupo de compañías habían desarrollado productos químicos para matar a la gente en campos de concentración. Ahora estaban usando químicos y cambiando el pensamiento sobre la agricultura y la comida. Entendí entonces que no puedes mirar un grano aislado. Debes mirar lo que requiere en términos de energía en las plantas y el suelo. Mi opinión es muy simple: tenemos un marco de evaluación. El impacto en la biodiversidad y en la salud pública debe ser evaluado. Es una obligación legal y esa es mi actitud hacia los GMO, incluidos los nuevos. ¿Y cómo puede la ciencia ayudar a la agricultura? La ciencia puede ayudar siendo ciencia. Ciencia significa saber, y saber significa que, si tienes una semilla, debes saber exactamente cómo se relaciona con el suelo, con las abejas y los polinizadores. No se trata de poner un gen venenoso con toxina y dejar que los organismos del suelo mueran. Los granjeros son los expertos últimos. Se han enfrentado a la sequía y han seleccionado sus granos, que son los que la afrontan mejor. Eso es ciencia. Una ciencia que no viene de laboratorios. La ciencia que viene solo de los laboratorios se ha convertido en la nueva amenaza a la vida en la Tierra. Los alimentos son la divisa de la vida y cómo trates el suelo decide la calidad de tu comida. No puedes separar el suelo de tu salud, de la biodiversidad del suelo y la de nuestros intestinos. El


intestino es como un segundo cerebro. Ahora sabemos que la comida ultraprocesada es responsable de enfermedades crónicas que se están disparando ligadas a la mala dieta industrial. Eso es ciencia y, sin embargo, la humanidad avanza ciegamente hacia la comida hecha en laboratorio. Y puedes manipular la política gubernamental, pero no puedes engañar a los 100 trillones de microbios que tenemos en el intestino. Vamos a tener un desastre sanitario de una envergadura inimaginable si la comida falsa, la fake food, sigue adelante. La ciencia significa investigar, pero investigar con transparencia. Y la comida es demasiado importante como para dejarla en manos de 10 milmillonarios para que sea la siguiente fuente de sus beneficios. ¿Siente que ha ganado alguna batalla concreta entre todas las que ha librado? Hemos parado a Monsanto en aquel caso porque conseguir un protocolo de bioseguridad ya fue una victoria. Pero no las veo como batallas. Veo mi vida guiada por una búsqueda de la verdad y de la acción correcta. Y el mero hecho de que pude decir a los Monsantos del mundo que no puedes inventar semillas, que tú no eres Dios, que los organismos genéticamente modificados no son Dios, que no sois los creadores del mundo, ya fue una victoria. ¿La globalización ha fracasado? Sí, lo vimos durante la catástrofe de la covid. Las reglas de la globalización están escritas por las corporaciones. He pasado mucho tiempo trabajando en un acuerdo agrario que estaba escrito por Cargill, el principal comerciante de grano del mundo, o sobre derechos de propiedad intelectual escritos por Monsanto. Ellos son juez y parte. Han escrito normas de la OMC y nos han dado un mundo que genera enfermedades o tecnologías fracasadas de modificación genética. Los granos resistentes al glifosato supuestamente iban a controlar las malas hierbas y tenemos super malas hierbas. Una toxina iba a controlar supuestamente las plagas y tenemos superplagas. La semilla es vida en continuidad, en evolución, no una patente. Son siglos y milenios de contribución de nuestras abuelas, del suelo, del sol. Pero las semillas de Monsanto generan dependencia, y si elevan el precio para los granjeros, estos se endeudan. Y en India, aunque no se les permitió tener patentes, Monsanto sí recabó derechos e impuestos de los granjeros y elevó el precio. Cuatrocientos mil granjeros indios se han suicidado. No permitir a los granjeros tener semillas se ha convertido en un crimen. Y ahora con el cambio climático nos enfrentamos al desastre. El granjero se convierte en refugiado climático. Las patentes son crímenes contra los granjeros y crímenes contra el futuro. ¿Qué es la biodiversidad para usted? Biodiversidad es vida, no el resultado de la explotación de recursos. No es una anotación en los mercados financieros ni un número. La diversidad de las especies es una rela- ción entre seres vivos. La biodiversidad genera las plantas. La planta es biodiversidad, alimento que podemos comer. Nosotros somos biodiversidad andante. ¿Y pertenencia? ¿Qué es para usted? Pertenencia significa que sabes quién eres, tus relaciones, lo que te hace sentir en casa, y para mí significa saber que somos parte de la familia de la tierra. Por supuesto, tenemos madres y padres, parientes, hijos. Pero eso no es el límite de nuestra familia. Somos la familia de la tierra. No puedes excluir a los árboles, sin ellos no tendríamos oxígeno. Por ello, pertenencia significa conocer nuestro lugar ecológico en la red de la vida. Significa que la Tierra es nuestra casa. Y cuidarla es la verdadera economía. Habla la hija de un agente forestal que le enseñó a amar los árboles mientras caminaban por el bosque y de una inspectora de escuela que tras la partición de India y Pakistán se convirtió en refugiada. “Mi madre se negó a cantarme las canciones infantiles inglesas porque todas tratan de la muerte: Jack and Jill went up the hill to fetch a pile of water. Jack fell down and broke his crown, and Jill came tumbling after...”, canturrea Shiva la canción que termina en caída y fractura. “Por eso mi madre escribía sus propios cuentos sobre bosques. Así supimos que cada árbol te da la comi- da, directa o indirectamente”. De ambos, dice, aprendió la simplicidad y también a vivir sin miedo. “Mi padre decía


que cuando tu conciencia te guía, no hay ningún poder en el mundo al que temer. Y también el poder de compartir. Decía que, si usas más, tendrás menos para compartir. Y si usas menos y con sencillez, tendrás más para compartir. Vivían su vida con los brazos abiertos para todo el mundo”. Shiva y sus dos hermanos aún viven en la casa familiar y cada día del confinamiento ha agradecido a su madre los lichis y mangos que plantó. “Cada mañana venían pájaros, mariposas, y di gracias a mi madre por hacer un hogar para tantos seres vivos”. Ella, concluye, solo intenta seguir su ejemplo. BioFuente: https://elpais.com/eps/2022-07-23/vandana-shiva-la-comida-es-demasiado-importantepara-dejarla-en-manos-de-millonarios.html


CALENDARIO AGROECOLÓGICO JULIO * 6 julio, Día del Maestro * 11 julio, Día Mundial de la Población * Jueves 28 de julio: Fiestas Patrias. Feriado * Viernes 29 de julio: Fiestas Patrias. Feriado AGOSTO * 9 agosto, Día Internacional de las Poblaciones Indígenas. * 12 agosto, Día Internacional de la Juventud * 19 de agosto (1989-2022) Trigésimo tercer (33) aniversario RAE Perú * 22 agosto, Día Mundial del Folklore * 27 de agosto (2011-2022) Décimo primer Aniversario del Mercado Saludable de La Molina * Martes 30 de agosto: Santa Rosa de Lima. Feriado. SETIEMBRE * 1 setiembre, Día del Árbol * 12 setiembre, octavo aniversario de la Red de Ferias y Mercados Ecológicos * 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono * 21 setiembre, Día Internacional de la Paz. * 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera. OCTUBRE * Sábado 8 de octubre: Combate Naval de Angamos. Feriado * 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural * 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación * 19 octubre, (2007-2022) Décimo quinto aniversario de la Plataforma PERÚ País LIBRE DE TRANSGÉNICOS * 29 octubre, (2004-2022) décimo octavo aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético NOVIEMBRE * Martes 1 de noviembre: Día de todos los Santos. Feriado * 7 noviembre, (2002-2022) vigésimo aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos * 10 noviembre, Día del Libro * 17 noviembre, (1998–2022) Aniversario 24 del Grupo EcoLógica Perú * 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño * 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer * 29 noviembre, (1978-2022) el Centro IDEAS celebra su 44 aniversario DICIEMBRE * 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA * 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos. * 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica. * 6 diciembre, (1999-2022) Vigésimo tercer Aniversario de la BioFeria de Miraflores. * Jueves 8 de diciembre: Inmaculada Concepción. Feriado * viernes 9 de diciembre: Batalla de Ayacucho. Feriado * 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos * 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano * Domingo 25 de diciembre: Navidad. Feriado * 1 de enero 2021, feriado

BIOCOMPARTIENDO # 22- 2022 ¡ Por una vida productiva, sana y feliz, libre de transgénicos ! Miembro de ▪ Centro IDEAS: Innovando procesos de calidad de vida ▪ RAE Perú (Red de Agricultura Ecológica del Perú) Promoviendo sociedades con cultura agroecológica ▪ Consorcio Agroecológico Peruano - CAP


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.