COMPARTIENDO N° 01 ¡Por una vida productiva, sana y feliz; libre de transgénicos! Sabado, 03 de enero 2015
INDICE Discurso de despedida de Susana Villarán de la Puente Ideas generales sobre alimentación sana / Parte II, a / Alfredo Stecher Bisfenol A, el enemigo que guarda tu comida TTIP, ¡sacad las manos de la comida! Los 12 peores aditivos alimentarios Muere la científica que nos alertó del riesgo de las sustancias que enloquecen nuestras hormonas: Theo Colborn Nuestro futuro robado. La amenaza de los disruptores endócrinos
Editor: Fernando Alvarado de la Fuente E-mail: bioferdi@hotmail.com Blog: http://fernandoalvaradodelafuente.blogia.com/ FaceBook: Fernando Alvarado BioFerdi WEB: www.ideas.org.pe Facebook: http://www.facebook.com/centroideas.peru
NOTICIAS Y EVENTOS DE LA SEMANA
DISCURSO DE DESPEDIDA DE SUSANA VILLARÁN DE LA PUENTE Queridos vecinos y vecinas: Hace cuatro años, en este mismo salón, fijé la misión de mi gestión al frente de la MML: hacer de Lima una ciudad más justa, más próspera, y donde el respeto mutuo entre ciudadanos sea la norma—es decir, una ciudad para todos y todas. Hoy, al terminar mi mandato como Alcaldesa de Lima, puedo afirmar con satisfacción que hemos dado grandes pasos en la dirección trazada. Lima ha cambiado, sigue cambiando día a día, y este cambio no tiene marcha atrás. O transformamos o retrocedemos. Lima es hoy una ciudad más justa gracias al trabajo desarrollado por el Programa Metropolitano BarrioMio, que deja 50 Km de muros de contención y 60 Km de escaleras, una inversión nunca antes vista en las laderas de la ciudad, para reducir el riesgo en que viven los limeños más humildes de nuestra capital. Son estos limeños los que ahora pueden atenderse en centros médicos municipales del SISOL a través del Seguro Integral de Salud, acceder a medicamentos genéricos de bajo costo en todos sus locales, y contar con historias clínicas que antes no tenían; los que han gozado de las escuelas Deporlima; los que han sido beneficiarios del Programa Chicos y Chicas Chamba para jóvenes en situación de riesgo de oportunidad de delito. Son los limeños más humildes de la ciudad, a quienes mi gestión ha escuchado, ha tratado con respeto, y ha vuelto protagonistas de su propio desarrollo. Lima es hoy una ciudad más competitiva, que genera más empleo, gracias a la inversión sin precedentes en infraestructura vial, de más de 1.500 millones de dólares, que estamos dejando en plena ejecución para conectar como nunca antes el norte con el sur y el este con el oeste. Para construir la malla vial de la Lima del 2035. Esta enorme inversión es solo una parte de los 80.000 millones de dólares en proyectos incluidos en el Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao 2035. Esta es la hoja de ruta ineludible que debe guiar el ordenamiento justo del territorio para lograr el crecimiento y la prosperidad de la ciudad en los próximos veinte años, porque queremos que Lima se convierta una vez más en la Perla del Pacífico. Hemos sentado las bases para mejorar la convivencia, para fortalecer el sentido de ciudadanía, gracias al énfasis puesto por mi gestión en la recuperación de los espacios públicos sociales. Quien camine por el Centro hoy encuentra más de 20 plazas remozadas, jirones peatonalizadas, inmuebles históricos restaurados, y muchas familias y muchos turistas disfrutando de ellas. Lo mismo puede verse ya en la Costa Verde y, muy pronto, en la ribera del Río Rímac, y en los nuevos seis parques zonales que se construyen al norte, al centro y al sur de la ciudad luego de 50 años. Esta nueva oferta de espacios públicos de calidad para todos se complementa con el extraordinario incremento de la cantidad y la calidad de la oferta cultural de la ciudad que hemos visto en estos últimos cuatro años. Cultura para todos, en todas las Limas, es un aporte fundamental de mi gestión a la creación de ciudadanía, respeto, identidad y valores. Lima, Plaza Mayor de la Cultura Iberoamericana 2014. Lima, sede de los Juegos Panamericanos 2019, con una política deportiva municipal que ya existe y que nunca antes se vio. Estos logros requirieron claridad de propósito y decisión política. Pero nunca tanto como en las dos principales reformas emprendidas durante mi mandato y que vienen transformando Lima en todos los niveles. El traslado a Santa Anita del mercado mayorista de La Parada, y la transformación de este lugar en el gran Parque José María Arguedas del Migrante, no solo significa un gran salto hacia la modernidad de la ciudad, sino que muestra que
con coraje, decisión y autoridad se puede hacer lo que por décadas parecía imposible: formalizar el comercio mayorista de alimentos y mejorar la calidad de vida de una de las zonas más deterioradas de la ciudad. Por otro lado, la implementación del Sistema Integrado de Transporte, que conecta el Metro, el Metropolitano, los corredores complementarios, las ciclovías y las vías peatonales, y que tiene a los transportistas limeños como protagonistas de la reforma, no solo hará que nos movilicemos más rápido y más seguros por la ciudad, sino que está haciendo de la ciudad un lugar más ordenado, donde las reglas se respetan, donde los ciudadanos nos respetamos. Estas son reformas, son obras, son servicios que responden a una visión integral de la ciudad, a una convicción de que sí es posible transformar la ciudad de manera coherente. Y de que sí es posible hacerlo con eficacia, eficiencia, transparencia y honestidad. Dejo una municipalidad con una recaudación 60% mayor que hace cuatro años, y con un ratio de deuda 20% menor. Dejo una municipalidad con grado de inversión en su riesgo crediticio, que la coloca como la segunda municipalidad con mejor calificación crediticia de América Latina. Dejo una municipalidad que ha sido galardonada a nivel nacional e internacional por sus políticas de apertura y transparencia. Dejo una municipalidad que ha sido capaz de duplicar su capacidad de formulación de proyectos. Dejo 175 obras públicas en marcha por más de S/. 800 millones, y 45 grandes obras de inversión privada por S/. 4.500 millones. En suma, dejo una institución financieramente sólida, capaz de formular y ejecutar obras públicas en gran escala, y profundamente transparente. Todo esto es realidad, son números puros y duros, son logros tangibles que no se han querido ver por diversos intereses, y que tampoco hemos podido comunicar por las circunstancias políticas adversas por las que ha atravesado nuestra ciudad durante estos años. Son obras que no se conocen hoy, pero que quedan para la ciudad del mañana, como un ejemplo de que sí se pueden hacer las cosas bien, que sí se puede gobernar poniendo por delante el bien común, y que sí es posible hacerlo con las manos limpias. Ha sido un honor servir a mi pueblo limeño. Ha sido un privilegio hacerlo siguiendo mis convicciones de mujer progresista, de izquierda, con un equipo plural, técnico y político, joven, de mujeres y hombres, casi paritario, que ha sabido agarrar el timón conmigo, tomando decisiones difíciles, entregando resultados, desarrollando el doble de obras en la mitad del tiempo, a pesar del viento en contra, de las tormentas políticas creadas por aquellos que ponen intereses particulares por delante del bien común, por quienes quieren que todo siga igual, que nada cambie. Seguimos con los corazones llenos de ilusiones, y nos vamos con los bolsillos vacíos de comisiones, pero satisfechos por el deber cumplido. Por lo que no pudimos hacer, lo sentimos. No ha sido fácil gobernar con los altos estándares que nos impusimos una ciudad que tiene tantos desafíos. No ha sido fácil hacerlo ordenar una institución tan compleja, pero que hoy dejamos fortalecida, con trabajadores que han recuperado derechos y funcionarios más capacitados para relacionarse con la ciudadanía que participa y exige calidad de obras y servicios. Gracias a quienes me han acompañado en esta tarea tan dura, pero tan hermosa; en esta tarea que hoy no termina, sino que entra en una nueva etapa. Porque la misión de hacer de Lima una ciudad para todos, de hacer de nuestro país un Perú para todos, es la misión de nuestras vidas. Seguiré en el servicio público y en la política. Muchos de nosotros y nosotras lo haremos porque la reforma política del Perú es una tarea impostergable, la de Lima también. O reformamos o retrocedemos.
IDEAS GENERALES SOBRE ALIMENTACIÓN SANA Parte II, a / Alfredo Stecher Lo que considero certezas Resumo aquí -siempre dispuesto a hacer correcciones ante nuevas evidencias-, lo que considero certezas, de creciente aceptación, pero lamentablemente todavía no compartidas por una mayoría: 1. Alimentarse bien es clave para nutrirse bien, sentirse bien, rendir bien, tener descendencia más sana, así como para prevenir el envejecimiento prematuro y enfermedades, y afrontarlas mejor; es decir, para vivir mejor por más tiempo.
2. Alimentarse bien es perfectamente compatible con comer cosas que nos gustan o nos pueden llegar a gustar, y proporcionarnos placer. 3. La nutrición adecuada depende de la ingesta de una variedad de alimentos que incluya la infinidad de elementos que el cuerpo necesita y se encarga de equilibrar cuantitativamente y combinar –si recibe los insumos adecuados n cantidades razonables, que no tenemos necesidad ni de identificar en detalle ni cuantificar. 4. Son elementos indispensables no solo los macronutrientes -proteínas, hidratos de carbono y grasas-, sino también innumerables micronutrientes, llamados por algunos sustancias vitales -minerales básicos, vitaminas, oligoelementos, enzimas y fibras, y muchos aún desconocidos para la ciencia o negligidos. 5. Los minerales básicos y oligoelementos en la comida natural, a diferencia de los suplementos artificiales, no vienen aislados sino como parte de sustancias complejas, que en parte son asimiladas y usadas por el cuerpo integralmente. 6. En el pasado, además de la pobreza y de la gula por opulencia (que ambas persisten), la mala nutrición y las enfermedades carenciales derivaban también del muy limitado desarrollo de la ciencia de la alimentación y salud, así como del olvido o de la supresión de conocimientos ya adquiridos por la humanidad a través de milenios de experiencia, por destrucción de las sociedades que los sustentaban o por represión con motivación religiosa. 7. También de la formación limitada y unilateral del personal de salud y nutrición en lo que sí ya se sabía. 8. Actualmente, aún más que a la pobreza, la nutrición insuficiente y la malnutrición se deben crecientemente también a malos hábitos alimenticios, inducidos o acentuados por los cambios en la vida productiva y social, por la propaganda de productores de alimentos refinados o de consumo rápido, así como por programas de alimentación mal concebidos, que, juntos, generan o estimulan incluso obesidad en los pobres y enfermedades carenciales, por falta de sustancias vitales. 9. Un factor clave para esto es el error de muchos científicos y nutricionistas de considerar nutricionalmente equivalentes a alimentos naturales e industriales con igual cantidad, inicialmente solo de proteínas, hidratos de carbono, grasas (principales fuentes de calorías), ahora también de minerales básicos y vitaminas, y algunos componentes más, obviando los muchísimos otros componentes de los naturales, así como la calidad muy superior de estos y su interacción positiva; y pensando que suplementos alimenticios artificiales compensan su ausencia –lo que es solo parcialmente cierto, nunca de igual efecto nutricional y siempre menos positivo y con frecuencia negativo. 10. Los suplementos artificiales pueden tener la misma estructura química que su equivalente natural, pero éste viene acompañado de sustratos o cofactores que facilitan, refuerzan o complementan su acción, lo que las hace más y más duraderamente efectivas o evitan efectos secundarios negativos. 11. El ser humano ha utilizado aditivos, primero solo naturales, desde la prehistoria, pero es recién en el último siglo que son principalmente artificiales y que se intensifica y generaliza su uso. 12. Según Wikipedia, un aditivo es toda sustancia que, sin constituir por sí misma un alimento ni poseer valor nutritivo, se agrega intencionadamente a los alimentos y bebidas en cantidades mínimas con objetivo de modificar sus caracteres organolépticos, facilitar o mejorar su proceso de elaboración o conservación; curiosamente incluyen la sal, un nutriente básico y más bien un suplemento. 13. Respecto de la superioridad de lo natural el ejemplo más conocido y en que sí ya se va generando consenso, es que ninguna leche artificial equivale ni remotamente en calidad a la leche materna, que lo mejor para lactantes es el seno materno por el mayor tiempo posible, al menos de un año; que hacen bien los países que prohíben la propaganda y entrega de muestras gratis de leche industrial en hospitales y clínicas a gestantes y parturientas, y muy mal las productoras y distribuidoras de éstas en continuar con esa práctica malsana. 14. Lenta- y progresivamente la leche materna debe ser complementada con comida licuada y luego entera, lo más natural posible y bien aceptada por el lactante, y solo parcialmente reemplazada por leche de fórmula en caso de insuficiencia o imposibilidad parcial de amamantar. 15. No siendo lo más adecuado, porque cada leche es específica para su especie, el mejor sustituto de la leche materna es la de cabra o de oveja, frescas, seguidas a distancia por la vacuna fresca, parcialmente descremadas; claro que en casos de huérfanos de madre o en orfelinatos, o de madres que no producen leche o en cantidad suficiente, ni tienen acceso a otra fresca, la leche de fórmula es una ayuda positiva.
16. El gran daño de la alimentación industrial refinada y ultra procesada deriva tanto de la carencia de nutrientes esenciales como de la gran cantidad de nutrientes dañinos por su mala calidad o por su cantidad excesiva, además del estímulo a consumir demasiado. 17. Aunque eso está cambiando, todavía muchos profesionales de la nutrición no consideran o minimizan el daño causado por ingredientes que la industria y los servicios alimentarios agregan en dosis muy altas, tanto por preferencias de los consumidores –en gran parte inducidas- como para propiciar adicción, en especial azúcar, sus sucedáneos químicos y la sal (que en las etiquetas llaman sodio para confundir al consumidor), e ignoran o niegan el efecto negativo de muchos aditivos artificiales, agregados para facilidad de producción, conservación, apariencia y sabor. 18. También minimizan el daño causado por residuos de agroquímicos autorizados, muchas veces mayores que los máximos legalmente permitidos (a su vez frecuentemente fijados a niveles demasiado altos), o de sustancias prohibidas, también de hormonas y de antibióticos, así como por su acumulación y por la potenciación de los efectos debida a la interacción de varias, individualmente dentro de lo autorizado, pero en conjunto sumamente dañinas por acumulación e interacción. 19. Los procesos de refinación de la agroindustria aumentan la duración de los alimentos, también por el agregado de preservantes y antioxidantes artificiales, desodorizan y cambian la apariencia, por ejemplo, a un color más uniforme (con el blanco y lo transparente percibidos como óptimos), lo que incluye eliminar lo que consideran impurezas, algunas efectivamente no nutritivas, pero que en gran parte son justamente micronutrientes vitales, en especial vitaminas, enzimas, algunos minerales y oligoelementos, además de muchas otras sustancias; por ello sus calorías y grasas son denominadas vacías. 20. Con ello afectan negativamente, para quienes aprecian lo natural, el sabor, el olor y la textura originales, aunque adaptándolos a lo que la mayoría de consumidores ha llegado a considerar como lo deseable. 21. La mayor facilidad de almacenamiento, de preparación y de consumo de los alimentos industriales -útil y hasta necesaria en muchas circunstancias-, junto con su frecuentemente menor costo inmediato y su equivocado prestigio social, han llevado al progresivo reemplazo de alimentos naturales, con el consiguiente empobrecimiento de la dieta.
BISFENOL A, EL ENEMIGO QUE GUARDA TU COMIDA Si aún tienes latas en la despensa, al terminar de leer esto deberías ir a comprobar cuales de ellas son seguras para tu salud y cuales no, porque cada vez hay más evidencias de que el Bisfenol A presente en muchas de ellas y en otros recipientes de plástico que usas a diario, podría estar causándote problemas endocrinos, alterando el normal funcionamiento de tu sistema endocrino (efecto disruptor) y puede afectar a la reproducción, además está vinculado a enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad, porque afecta a la metabolización de azúcares y grasas (obesogénico).
Francia acaba de prohibirlo en productos alimentarios ampliando la actual normativa europea, Canadá ya lo hizo y también Dinamarca, pero en España los científicos dicen que no hay suficientes estudios para tomar la misma medida, un error porque en un país donde la seguridad social está a punto de entrar en déficit (si no lo ha hecho ya) seguir medidas preventivas evitaría el tener que atender después casos que suponen mucho más gastos (quimioterapia, tratamiento para cáncer, tratamientos para diabéticos, operaciones de reducción de estómago,.etc.) El bisfenol A lo encuentras en multitud de productos plásticos de policarbonato (botellas de plástico, envases de yogures, comida precocinada, tuper). Y en las latas aparece en forma de una película, normalmente blanca, que recubre el interior (resinas de epoxi) usada para evitar que el plomo y el estaño de la soldadura interior se disuelvan y entren en contacto con el alimento. El problema es que al calentar estos plásticos las sustancias tóxicas que los componen pasan a la comida, y en las latas los niveles más altos de toxicidad se han estudiado en la salsa de tomate y otros productos ácidos, que sin llegar a calentarse por el efecto de sus componente ácidos degradan esa película plástica haciendo que pasen esas sustancias a tu comida. Además en el proceso de esterilización de estas latas, una vez que ya
contienen los alimentos, consiste en someterlas a calor, no es extraño entonces que unido a los acidulantes, que conservarán estos alimentos, el nivel de Bisfenol A sea mucho más elevado. Un reciente estudio ha demostrado que las personas que consumieron sopa de tomate enlatado durante 5 días presentaban un aumento de más de 1.221% de BPA en las concentraciones analizadas en la orina que cuando las mismas personas consumieron sopa de tomate natural. ¿Que puedes hacer al respecto? No se trata de alarmarse ni tampoco de tirar todo lo que tengas en la despensa pero a partir de ahora es interesante que leas la composición en busca del símbolo de reciclado con un 7 o un 3 y evites consumir productos que lo contengan, sobre todo evita calentar comida en ellos usando el microondas. Con referencia a las latas busca el mismo símbolo o una vez abiertas comprueba que el exterior e interior son del mismo material y si tienen esa película plástica en su interior evita volver a comprarla. El bisfenol A afecta sobre todo a aquellas personas que ya tienen problemas de tipo endocrino: obesidad, mal funcionamiento del tiroides, diabetes, procesos tumorales,.etc. Estas personas deben protegerse de este tipo de toxinas de manera especial. Nota para madres y embarazadas: Vuelve a verse la incoherencia del sistema sanitario español, porque protege a los bebés no permitiendo el bisfenol A en sus biberones de plástico, pero deja desprotegida a la madre que antes estuvo gestándole y ahora le da de mamar así que ese niño no deja de estar en peligro porque está expuesto a “cualquier cosa” que la madre consuma. No esperes a que las autoridades sanitarias te protejan y hazlo por ti misma. Beneficias no solo a tu hijo, también tus hormonas lo agradecerán sobre todo en el caso que estés intentando quedarte embarazada. Video sobre como funciona el efecto disruptor del Bisfenol A: https://www.youtube.com/watch?v=L73RbJuodQE
TTIP, ¡SACAD LAS MANOS DE LA COMIDA! Esther Vivas | Publico.es Una nueva vuelta de tuerca se cierne sobre las políticas agroalimentarias en Europa. Se trata del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, más conocido como TTIP, sus siglas en inglés, la alargada sombra del agronegocio que se extiende del campo al plato. Como vampiros a la sangre, las multinacionales del sector esperan sacar tajada, y mucha, de estas nuevas medidas de liberalización comercial. Pero, ¿que es el TTIP? Se trata de un tratado negociado en secreto durante meses, filtrado a la luz pública, pendiente de aprobación por el Parlamento Europeo, con una campaña de marketing en marcha, y que tiene como objetivo final igualar a la baja las legislaciones a ambos lados del Atlántico en beneficio único de las grandes empresas. Sus consecuencias: más paro, más privatizaciones, menos derechos sociales y ambientales. En definitiva, servir en bandeja nuestros derechos al capital. Y, ¿en materia agrícola y alimentaria? Las empresas del sector, desde las compañías de semillas pasando por la industria biotecnológica, de bebidas, ganadera, de comida, de pienso... son las que más han presionado a su favor, por delante incluso del lobby farmacéutico, automovilístico y financiero. Mucho está en juego para multinacionales como Nestlé, Monsanto, Kraft Foods, Coca Cola, Unilever, Bacardi-Martine, Cargill, entre otras. De los 560 encuentros consultivos de la Comisión Europea para la aprobación de dicho Tratado, el 92% se realizaron con grupos empresariales, el resto con colectivos de interés público, como indica un informe del Corporate European Observatory. De aprobarse, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, ¿que impactos tendría en nuestra mesa? Más transgénicos
La entrada masiva de transgénicos en Europa será una realidad. Si bien hoy ya importamos un número considerable de alimentos transgénicos, en particular pienso para el ganado y muchos productos transformados que contienen derivados de soja y maíz transgénico, como lecitina, aceite y harina de soja, jarabe y harina de maíz, la aprobación del TTIP significará un aumento de dichas importaciones, especialmente de los primeros, e incluso la entrada de transgénicos en la actualidad no autorizados por la Unión. Hay que tener en cuenta que la legislación estadounidense es mucho más permisiva que la europea tanto en el cultivo como en la comercialización de Organismos Modificados Genéticamente. En Estados Unidos, por ejemplo, el etiquetaje que identifica un alimento como transgénico es inexistente, a diferencia de Europa, donde a pesar de las limitaciones, las leyes sí que obligan teóricamente a dicha identificación. Asimismo, en la Unión tan solo se cultiva con fines comerciales un único alimento transgénico: el maíz MON 810 de Monsanto, a pesar del negativo impacto medioambiental que éste tiene con la contaminación de otros campos de maíz tanto convencional como ecológico. El 80% de su producción se lleva a cabo en Aragón y Catalunya, en cambio la mayor parte de países europeos lo vetan. En Estados Unidos, por el contrario, el número de cultivos es mucho más alto. De aquí que Europa sea un goloso pastel para multinacionales como Monsanto, Syngenta, Bayer, Dupont... y el TTIP lo puede convertir en una realidad. Cerdo, vaca y leche con hormonas El veto a la carne y a los productos derivados de animales tratados con hormonas y promotores de crecimiento hasta el momento prohibidos en Europa se levantará, así como el uso aquí de dichas sustancias, con el consiguiente impacto en nuestra salud. En Estados Unidos, los cerdos y el ganado vacuno pueden ser medicados con ractopamina, un fármaco usado como aditivo alimentario para conseguir un mayor engorde del animal, y más beneficio económico para la industria ganadera. En la Unión, la utilización de dicho producto y la importación de animales tratados con el mismo está prohibida, al igual que en otros 156 países como China, Rusia, India, Turquía, Egipto, al considerarse que no hay datos suficientes que permitan descartar riesgos para la salud humana. En otros 26, como Estados Unidos, Australia, Brasil, Canadá, Indonesia, México, Filipinas, se utiliza. Lo mismo va a suceder con el uso de la hormona somatotropina bovina empleada, principalmente, en vacas lecheras para aumentar su productividad, y conseguir entre un 10% y un 20% más de leche. Sin embargo, varios son los efectos secundarios asociados a su manejo en animales (esterilidad, inflamación de las ubres, aumento de la hormona del crecimiento...) y su impacto en humanos (algunos estudios lo vinculan a un incremento del riesgo de padecer cáncer de mama o de próstata y al crecimiento de las células cancerosas). De aquí que la Unión Europea, Canadá y otros países prohíban su uso y la importación de alimentos de animales tratados. Aún así, otros como Estados Unidos, sobre todo, la utilizan. Por cierto, la empresa estadounidense Monsanto, la número uno de las semillas transgénicas, es la única del mercado que comercializa dicha hormona, con el nombre comercial de Posilac. Menuda coincidencia. Pollos blanqueados La carne de pollo "desinfectada" con cloro llegará también a nuestra mesa. Si en Europa se utiliza un método de control de enfermedades de las aves desde la cría pasando por su desarrollo y sacrificio hasta su comercialización, con carácter preventivo, en Estados Unidos han optado por optimizar costes rebajando los estándares de seguridad alimentaria. De este modo, las aves criadas y sacrificadas son desinfectadas únicamente al final de la cadena, sumergiéndolas en una solución química antimicrobiana generalmente a base de cloro o lo que es lo mismo dándoles "un baño de cloro", y punto. Así los pollos quedan "limpios", sin bacterias, bien blanqueados, y su tratamiento sale mucho más barato. Una vez más, todo por la pasta. Pero, ¿qué consecuencias pueden tener esto para nuestra salud? En la Unión, desde 1997, se prohíbe la entrada de carne de aves de corral estadounidense debido a dichos tratamientos, y a los residuos de cloro u otras sustancias químicas empleadas para su desinfección que pueden persistir en la carne que después nosotros consumimos. La industria ganadera norteaméricana afirma que estos tratamientos permiten eliminar los microorganismos patógenos, sin embargo las infecciones no disminuyen significativamente e incluso el uso continuado de desinfectantes puede acabar generando resistencias. Nos dicen que los estándares de seguridad alimentaria norteamericanos son de lo más seguros. No apuntan en la misma dirección algunos informes que constatan que una de cada cuatro personas, 76 millones, al año en Estados Unidos enferman por dolencias provocadas por el consumo de alimentos. De estas, 325 mil son hospitalizados y 5 mil mueren. Los expertos señalan que la mayoría de casos podría evitarse con mejoras en el sistema de control alimentario. Saquen conclusiones. Ya va siendo hora que le digamos al TTIP: ¡sacad vuestras sucias manos de la comida!
*Artículo en Publico.es, 31/12/2014. Fuente: http://esthervivas.com/2014/12/31/ttip-sacad-las-manos-de-la-comida/
LOS 12 PEORES ADITIVOS ALIMENTARIOS La organización Environmental Working Group (EWG) de los Estados Unidos ha publicado un nuevo informe sobre los que considera los peores aditivos alimentarios. Esas sustancias acerca de las que tan poco sabe el ciudadano de a pie y que tantas veces se identifican en las etiquetas con una letra y un número que pocos se molestan en mirar lo que significan. Nitritos, nitratos, parabenes, aditivos alumínicos, saborizantes secretos... Entre los aditivos pueden contarse, según se denuncia, una serie de sustancias potencialmente dañinas que podrían estar presentes, por ejemplo, en alimentos procesados como carnes, pan o dulces. Sustancias que han sido asociadas por estudios científicos a múltiples problemas de salud, como pueden ser, entre otros, la alteración del equilibrio hormonal o el cáncer. Como dice EWG en su informe, accesible a través de internet (guía EWG sobre la docena sucia de aditivos alimentarios), hay "más de 10.000 aditivos autorizados para su uso en los alimentos. Algunos son aditivos directos que son deliberadamente formulados en los alimentos procesados. Otros son aditivos indirectos que llegan a la comida durante su procesado, almacenamiento y envasado". Con la realización de esta guía sus autores intentan presionar para que se mejore un control oficial que deja mucho que desear, mostrando algunos de los "peores fracasos del sistema regulatorio" que han permitido que se utilicen una serie de sustancias. EWG habla en su guía, por ejemplo, sobre los nitritos y nitratos (como E-249 Nitrito potásico, E-250 Nitrito sódico, E-251 Nitrato sódico, E-252 Nitrato potásico), empleados en perritos calientes, salami, bacon, jamón... Resaltan que estas sustancias -usadas como saborizantes, conservantes y colorantes- aunque puedan prolongar la duración y dar un color rosado más atractivo a estos alimentos durante semanas, pueden estar asociados a problemas de salud. Sobre los nitritos, que pueden formarse a partir de los nitratos, se dice, por ejemplo, que pueden reaccionar con las aminas, que se forman naturalmente, y originar nitrosaminas asociadas al cáncer. Sobre el propil paraben (E-216) -usado como conservante en tortitas, magdalenas y conservantes alimentariosla guía comenta lo difícil que es entender que esta "sustancia disruptora endocrina pueda estar autorizada en los alimentos y todavía más difícil de creer que sea calificado como "Generalmente Reconocido como Seguro". EWG pasa revista a estudios en animales que lo asocian a daños en el esperma o al descenso en los niveles de testosterona, además de a la alteración de la expresión de genes en células de cáncer de mama (cuyo crecimiento podría acelerar), o a infertilidad femenina... comentando que las personas pueden exponerse tanto porque se haya añadido directamente como por la contaminación con esta sustancia durante el procesado y el envasado. El propil paraben ha sido detectado en más de la mitad de muestras analizadas de productos lácteos, carne y vegetales. Más del 90% de los americanos tienen niveles detectables de estas sustancias en su orina Otra de las sustancias citadas en la guía de EWG es el Butil Hidroxi Anisol o BHA (E-320), que puede hallarse en algunas patatas fritas y carnes conservadas, también en grasas y alimentos grasos y como conservante en condimentos. EWG crítica que la Administración para los Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) lo catalogue como "seguro" cuando entidades muy serias lo listan entre las sustancias que pueden causar cáncer. Además, la Unión Europea lo incluye entre las sustancias que pueden ser disruptores endocrinos. Diferentes estudios lo asocian a una reducción de los niveles de testosterona y tirosina, afección a la calidad del semen y el desarrollo de los órganos sexuales en animales de laboratorio, así como a un menor crecimiento, mayor mortalidad en las crías o efectos sobre la conducta. Tambien preocupa el Butil Hidroxi Tolueno o BHT (E-321), emparentado con el anterior, estando frecuentemente juntos en los mismos productos y pudiendo, dice EWG, actuar sinérgicamente. Aunque no haya sido listado como carcinogénico, esta entidad comenta que ha sido asociado al cáncer en diferentes investigaciones con animales de experimentación. También a efectos sobre el desarrollo, tiroideos y sobre las habilidades motoras y la coordinación.
Los aditivos alimentarios fosfatados, por su parte, que pueden estar presentes en alimentos altamente procesados, incluidas algunas comidas rápidas, se cuentan, según EWG, "entre los aditivos alimentarios más comunes" y están presentes en productos horneados, reduciendo su acidez y mejorando la retención de humedad y textura de las carnes procesadas. En personas con problemas renales crónicos su elevada presencia en el organismo ha sido asociada a enfermedades cardiacas y muertes (y algunos estudios los asocian a ese tipo de problemas en personas sin esos problemas renales). La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está reevaluando las implicaciones del uso de estas sustancias como aditivos. Los aditivos de aluminio, como el sodium aluminum phosphate y el sodium aluminum sulfate son usados como estabilizantes en muchos alimentos procesados. Aunque el aluminio, un metal abundantísimo en la corteza terrestre, también puede estar presente en los alimentos, recuerda EWG que los aditivos alimentarios con esta sustancia son una fuente principal de exposición humana a esta sustancia persistente y bioacumulativa (por ejemplo en los huesos). Se alude a los estudios con animales que asocian la exposición intrauterina y durante el desarrollo a efectos sobre el sistema nervioso. EWG muestra una preocupación especial por el asunto de los ingredientes saborizantes o aromatizantes secretos. No solo por el hecho de que las industrias manipulen los sabores para hacer más apetitosos alimentos poco saludables, pudiendo contribuir incluso a una sobrealimentación, sino a otros hechos que tienen que ver con su composición química. Apuntan que el término "sabor o aroma natural" (así llamado aunque pueda contener sustancias químicas sintéticas) está en millares de alimentos, en concreto en uno de cada cuatro, aunque en las etiquetas solo suelan aparecer, unos pocos como sal, agua o azúcar. También es frecuente el término "sabores o aromas artificiales" que vendría a aparecer en una de cada siete etiquetas. Lo cierto, nos dice EWG, es que "cuando ves la palabra "sabor" o "aroma" en la etiqueta de un alimento, casi no puedes saber qué productos químicos se han añadido a la comida bajo el paraguas de este vago concepto. Para personas que tienen alergias a los alimentos poco comunes o con una dieta restringida, esto puede ser una seria preocupación". Comenta además esta organización de salud y medio ambiente norteamericana que, frecuentemente, los saborizantes y aromatizantes químicos son mezclados con emulsificantes, disolventes y conservantes, que son denominados como "aditivos incidentales" sin que el fabricante haya de revelar su presencia en las etiquetas, aunque pueden ser del 80 al 90% de la mezcla. "Las mezclas saborizantes o aromatizantes", se añade, "son complejas, y pueden contener más de 100 sustancias diferentes". Llaman la atención sobre el hecho de que se etiquete como "saborizantes o aromatizantes naturales" a mezclas que en realidad pueden contener sustancias sintéticas como el disolvente propylene glycol o el conservante BHA o incluso ingredientes derivados de cultivos transgénicos. Y comentan que "las compañías que crean las mezclas aromatizantes suelen ser las mismas que elaboran las sustancias químicas de fragancia para perfumes y cosméticos". EWG, se nos dice "aboga para que se revelen todos los ingredientes de las fragancias y también de los aromatizantes". Esta organización aconseja que, para evitar en lo posible exponerse a estas sustancias, se opte por alimentos frescos y no por alimentos procesados que pueden contener sustancias químicas que hayan alterado su olor y sabor y que se pida a las empresas que revelen qué sustancias están usando para ésos fines. Otro elemento que preocupa a EWG son los colorantes artificiales, empleados para mejorar la apariencia de alimentos de poco valor nutricional. Y cita ejemplos como los colores caramelo III y IV que, se denuncia, pueden contaminarse con algunas sustancias que habrían sido asociadas a tumores como el 4-metilimidazol (4-MEI). También alude a la inquietud existente sobre los efectos de algunos colorantes sintéticos sobre la conducta de los niños (como la hiperactividad) Sobre el bromato de potasio (E-924), que puede encontrarse en algunos panes y galletas, y sería usado para fortalecer la masa y favorecer su horneado, se comenta que ha sido considerado como cancerígeno por el Estado de California y como posible carcinógeno por entidades como la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC). Añade EWG, que aunque la mayor parte de él se convierte en otra sustancia no cancerígena durante el horneado, habría sido detectado en pequeñas cantidades en los productos finales. La guía señala que su uso no se permite en el Reino Unido y Canadá, así como en la UE, pero que en USA aún se permite añadirlo a la harina. Sobre el galato de propilo (E-310), conservante usado a veces en productos con grasas como las salchichas y el tocino, y que diferentes estudios e informes han asociado, con mayor o menor peso, a tumores, se comenta que hay mucho que estudiar acerca de sus posibles efectos reproductivos o de disrupción endocrina.
Otra de las sustancias citadas es la teobromina. EWG relata como en 2010 una compañía pidió a la FDA que listase la sustancia, un alcaloide presente en el chocolate con efectos semejantes a la cafeína, como "generalmente reconocida como segura" para usarla en una serie de alimentos como el pan, los cereales o las bebidas energéticas. Los científicos de la agencia americana apuntaron que el consumo medio en humanos era cinco veces más alto que el que la compañía reportaba como seguro y que la empresa no explicaba adecuadamente por qué los efectos reproductivos y sobre el desarrollo vistos en animales no eran preocupantes. Pero finalmente el uso de la teobromina fue considerado como seguro en cualquier caso a pesar de la posición de la FDA (cosa que habría sucedido también con otros aditivos sido catalogados así sin contar debidamente con la agencia). La guía comenta que, al margen de la preocupación sobre los posibles efectos sobre los consumidores hay algunos aditivos que inquietan por sus efectos sobre los trabajadores. Un ejemplo que se cita es el del diacetil (usado, entre otras cosas, como saborizante en las palomitas para microondas) que habría sido asociado a la bronquiolitis obliterante, una enfermedad muy grave de las vías respiratorias que han sufrido empleados de alguna empresa alimentaria en Estados Unidos. La guía que ha presentado EWG no hace más que responder a lo que es una inquietud que muestran muchos ciudadanos en los países occidentales. La ciudadanía muestra, con carácter general, una cierta desconfianza hacia los aditivos alimentarios y las garantías sanitarias reales que pueda ofrecer el uso de algunos de ellos. Sabe que hoy en día, el proceso de artificialización de la producción de alimentos, ha traído consigo entre otras cosas, una fuerte utilización de estos aditivos, muchos de ellos sintéticos. Colorantes, conservantes, antioxidantes, saborizantes, aromatizantes, edulcorantes, antiapelmazantes, emulsionantes, estabilizantes, espesantes,... Sin embargo, los consumidores tienen muy poca información al respecto y, básicamente, se ven obligados a confiar en que las autoridades estarán controlando bien el asunto. Fuente: http://www.estrelladigital.es/blog/carlos.prada/12-peores-aditivosalimentarios/20141127215504219019.html Estrella digital, primer diario digital en español, jueves 27 noviembre 2014. en verde, Carlos de Prada carlosdeprada@estrelladigital.es
MUERE LA CIENTÍFICA QUE NOS ALERTÓ DEL RIESGO DE LAS SUSTANCIAS QUE ENLOQUECEN NUESTRAS HORMONAS: THEO COLBORN Las generaciones venideras, una vez que la Humanidad se haya librado (esperemos) de la tóxica frivolidad que hoy la narcotiza, y que es la mayor peste que la azota, deberán tener muy en cuenta el nombre de Theo Colborn. Esta científica norteamericana, que ha fallecido estos días a los 87 años de edad, pasará a los anales como una pionera que, de forma contundente, intentó abrir los ojos de unas masas humanas durmientes acerca de uno de los mayores retos ambientales y sanitarios a los que hoy nos enfrentamos. El de unas sustancias que todos tenemos ya en nuestros cuerpos y que pueden estar comprometiendo seriamente nuestra salud y la de la Naturaleza. Estas sustancias son los llamados disruptores endocrinos, sustancias capaces de alterar, con frecuencia a concentraciones bajísimas, nuestro sistema hormonal, induciendo o favoreciendo así las más variadas alteraciones, desde infertilidad a cánceres, pasando por diabetes, obesidad, malformaciones, reducción de la inteligencia.... Hoy, décadas después de aquella alerta pionera de Theo Colborn, decenas de miles de estudios científicos han desvelado más y más datos sobre esta preocupante amenaza que está muy lejos de ser una hipótesis sino que es una realidad sobradamente confirmada. Uno de los mayores logros divulgativos de Theo Colborn, fue el libro Nuestro Futuro Robado No en balde, en estos momentos, por ejemplo, se libra una monumental batalla en la Unión Europea, ya que se intenta que ese conocimiento científico sirva para establecer unas normas que reduzcan o eliminen nuestra exposición a los centenares de sustancias que hasta ahora se sabe que pueden tener capacidad de alterar nuestro equilibrio hormonal. Pero claro, la industria química (en especial la dedicada a fabricar pesticidas) se
opone. Incluso, en estos momentos, hay abierta una consulta pública para que participen los ciudadanos de la UE y puedan así mostrar que este es un tema que les preocupa. Lamentablemente, es probable que si fuese una encuesta sobre qué futbolista merece ganar el balón de oro más gente se hubiese enterado. Cuanto más frívolo es un asunto tanto más eco se hacen del él los medios y con más fruición lo acogen las masas. Poca gente se ha enterado de la existencia de tal consulta, a pesar de que a lo mejor el tema tiene que ver con que cada vez haya más mujeres con cáncer de mama o que, entre otras cosas, cada vez los hombres tengan menos espermatozoides. Debe ser que es más importante el fútbol o la Pantoja que el que pueda llegar el caso de que un día aquí no haya apenas quien pueda tener hijos sin reproducción asistida (o ni incluso con ella ). Aquí todo el mundo sabe quíen es Belén Esteban pero casi nadie Theo Colborn. Y en ese tipo de pecados está la penitencia que representan muchos de los males que sufrimos. Casi nadie se ha enterado, decía, de esa encuesta europea, en la que veremos cuantos españolitos participan. Probablemente no sean tantos como los que participaron en la designación del Chiquilicuatre para participar en el festival de Eurovisión. Aunque, todo hay que decirlo, las autoridades de la UE tampoco es que se hayan esforzado en divulgarlo demasiado y además han elaborado un tipo de encuesta enrevesada que casi era imposible de rellenar por un ciudadano de a pie. Por ello una serie de organizaciones han creado una plataforma más sencilla e inteligible, para que la voz de los ciudadanos se pueda hacer oir. Para que a Europa llegue la voz de la calle diciendo: "este es un tema que preocupa a los ciudadanos, así que escuchen lo que dice la Ciencia y no solo a unas cuantas grandes empresas". Lamentablemente, Theo Colborn, que estaba muy al tanto de todas estas cosas, no podrá ya saber qué se decidirá en Europa y si, como ella quería, se hará caso o no de la voz de la ciencia, anteponiendo la defensa de la salud al dinero (o si será al contrario). Al menos, sí que vio, por ejemplo, como la Organización Mundial de la Salud se sumó al clamor científico sobre los riesgos de estas sustancias con unos importantes informes que presentó hace menos de dos años, instando a los gobiernos a actuar reduciendo la exposición humana a estos compuestos químicos. Con independencia de lo que hagan finalmente los gobiernos, mucho de lo que hoy está pasando en este tema, que ha merecido una enorme atención por parte de la comunidad científica, forma parte del legado de científicos pioneros como esta zoóloga presidenta y fundadora de The Endocrine Disruption Exchange (TEDX), entidad que hace un seguimiento de estas cuestiones desde su base en Paonia, un pueblo de las Montañas Rocosas, no lejos del río Colorado. Se han realizado millares de estudios sobre los efectos de los disruptores endocrinos Uno de los mayores logros divulgativos de Theo Colborn, fue el libro Nuestro Futuro Robado que realizó en colaboración con otro científico, Pete Myers, y una periodista, Dianne Dumanosky. Un hito en la difusión de estos asuntos. En Nuestro Futuro Robado, que pude leer hacia mediados de los años noventa, antes de que se publicara su edición en castellano, el lector hace un viaje alucinante al mundo de los horrores que la química sintética está produciendo en la Naturaleza. Se siente uno ante algo verdaderamente revelador e inquietante. Un poco como Neo, en la parte primera de Matrix, cuando elige la pastilla roja. El libro nos cuenta con todo lujo de detalles como la comunidad científica comenzó a ver cosas que nunca antes habían sido vistas. Como si fuese una especie de novela policiaca, pero con todo el rigor científico, hace un repaso de muchos de los hallazgos que conmovieron a los investigadores, poniéndonos sobre la pista de los riesgos de la alteración hormonal que podían inducir las sustancias contaminantes. Una pista que, partiendo de las especies silvestres, acabaría llevándoles al descubrimiento de efectos similares en la especie humana. Porque las especies silvestres, no dejan de ser, al fin y al cabo, sino "centinelas" de la salud humana. Nuestro Futuro Robado nos habla del asombro con el que los científicos comenzaron a ver aquellas extrañas alteraciones nunca antes vistas, en la Naturaleza. Como aquellos investigadores que vieron como las gaviotas de los contaminados Grandes Lagos, tenían pollos con graves malformaciones, nidos cuyos huevos nadie incubaba, parejas homosexuales... De modo parecido, en California, hallaron gaviotas macho que tenían oviducto, esto es, el canal por el que las hembras ponen los huevos. En Florida, los científicos que estudiaban los caimanes de un lago vieron que el 40% de ellos no eran ni hembras ni machos, sino mixtos. También, buena
parte de las tortugas de orejas rojas de la misma masa de agua se habían convertido en hermafroditas. Incluso las panteras de Florida arrostraban problemas: machos feminizados, con abundantes criptorquidias, con espermatozoides venidos a menos, con un sistema inmunológico trastocado... En los ríos británicos, por su parte, también se daban casos de hermafroditismo y un alto porcentaje de feminización en los machos. Y en el Río San Lorenzo (Canadá) las belugas, además de casos de hermafroditismo, tenían el sistema inmunológico devastado. Infecciones generalizadas, neumonía, úlceras intestinales, estomacales, esofágicas y bucales, se cebaban en ellas. Además sufrían una alta tasa de cánceres de mama y de trastornos endocrinos, como el hipertiroidismo. En el Ártico, los osos polares sufrían problemas reproductivos. Y tras estas y otras muchas cosas de las relatadas en Nuestro Futuro Robado, aparecían siempre una serie de sustancias contaminantes: los llamados disruptores endocrinos Sustancias procedentes de pesticidas, transformadores eléctricos, detergentes, plásticos, tejidos... e infinidad de otros productos y artículos de nuestra vida cotidiana. Mayoritariamente, sustancias sintéticas, a las que estamos expuestos de continuo los seres humanos. Fue a finales de los años 80 del pasado siglo cuando Theo Colborn, que trabajaba entonces para el World Wildlife Fund y The Conservation Foundation en Washington, DC, elaboró un informe sobre lo que estaba pasando con la fauna a causa de la polución química en los Grandes Lagos, alertando sobre los horribles efectos vistos en algunas especies, y sobre el hecho de que estos eran compatibles con efectos que se estaban viendo también en los humanos. Aquel informe y otros posteriores de Theo Colborn estaban inaugurando una línea de investigación que sería muy fértil y que hoy en día es fundamental a la hora de evaluar los efectos de las sustancias que pueden afectar a la salud humana. No mucho después, en 1991, esta científica convocaría el mítico encuentro científico de Wingspread, en Wisconsin, a partir del cual comenzó a usarse el término de disruptores endocrinos. De aquella reunión emanaría una famosa declaración científica que serviría para alertar a la comunidad internacional acerca de este problema. La "Declaración de Consenso de Wingspread sobre las alteraciones químicamente inducidas en el desarrollo sexual y funcional: la conexión fauna salvaje/seres humanos", afirmaba que "muchas poblaciones de animales salvajes están ya afectadas por estos compuestos químicos. Los impactos incluyen disfunción tiroidea en aves y peces, pérdida de fertilidad en aves, peces, mariscos y mamíferos; descenso del éxito reproductor en aves, peces y tortugas; graves malformaciones congénitas en aves, peces y tortugas; anomalías metabólicas en aves, peces y mamíferos; alteraciones de la conducta en aves; desmasculinización y feminización en machos de peces, aves y mamíferos; defeminización y masculinización de hembras de peces y aves; y daños en los sistemas inmunológicos de aves y mamíferos" Y consideraban que estaba claro que "algunos de los efectos adversos que se ven en humanos hoy son vistos en adultos que nacieron de padres expuestos a disruptores hormonales sintéticos (agonistas y antagonistas) liberados en el medio ambiente. Las concentraciones de una serie de agonistas y antagonistas sintéticos de la hormona sexual presentes en la población humana de los Estados Unidos hoy están en el rango y la dosis a la cual se dan efectos en la fauna salvaje. De hecho, se han visto efectos a los niveles más bajos de las actuales concentraciones ambientales de estas sustancias" Y concluían que: "a menos que la carga ambiental de disruptores hormonales sintéticos sea disminuida y controlada, es posible que se produzca una disfunción de gran escala a nivel poblacional. El alcance y el riesgo potencial para la vida silvestre y los seres humanos son grandes debido a la probabilidad de la exposición repetida o constante a numerosos productos químicos sintéticos que son conocidos por ser disruptores endocrinos". El crecimiento del conocimiento científico que siguió a esta declaración ha sido tremendo. Se han realizado millares de estudios sobre los efectos de los disruptores endocrinos. En parte, no cabe duda, es algo que hay que agradecer a esta mujer ya que jugó un papel muy importante en el origen de todo. Alguien que, en mi opinión, habría merecido un premio Nobel mucho más que algunos de sus receptores, en algún caso, incluso, personas que contribuyeron a algunos de los problemas que Colborn denunció (como por ejemplo, el que descubrió el uso como insecticida del DDT). Colborn hizo un notable esfuerzo por alertar acerca de los riesgos de los productos químicos empleados en el "fracking" Nacida en 1927 en una localidad de New Jersey Theo Colborn manifestó pronto un amor por las aves y la naturaleza salvaje que le acompañaría toda la vida. Durante unos años se dedicaría profesionalmente a la Farmacia, que es lo que había estudiado inicialmente, en New Jersey, hasta que en los años 60 se trasladó al oeste, a espacios más salvajes. Allí, acabaría introduciéndose cada vez más en el mundo de la ciencia y el activismo ambiental, especialmente a partir de mediados de los 70. Su espíritu me recuerda, en alguna medida,
al de ésa otra gran científica norteamericana, Rachel Carson, la autora de Primavera silenciosa a la que, por cierto, Theo admiraba. Colborn establecería contacto y colaboraría con entidades como la Estación Biológica de las Montañas Rocosas en el estudio de la contaminación de las aguas. Finalmente, a finales de esa década, tras muchas actividades realizadas, decidió volver a estudiar para convertirse en una experta en asuntos de contaminación de las aguas, obteniendo después además, entre otras cosas, un doctorado, a los 58 años de edad, en zoología. Estudiaría los más diversos aspectos de epidemiología, toxicología, química del agua... Como manifestaría posteriormente, necesitaba esos títulos para que se le prestase la debida atención. Trabajaría en la Oficina de Asistencia Tecnológica de Washington sobre asuntos de polución atmosférica y, posteriormente con World Wildlife Fund y The Conservation Foundation momento en el que estudiaría las consecuencias de la contaminación de los Grandes Lagos, realizando diversos informes para organismos oficiales. Esos y otros trabajos acabarían llevándola al desarrollo de una nueva visión acerca de los efectos de los contaminantes químicos sobre la salud humana y de los ecosistemas que abrirían la puerta a todo lo que hoy se sabe acerca de los disruptores endocrinos, esas sustancias que, en especial cuando nos exponemos a ellas cuando estamos en el seno materno pueden tener efectos tan sutiles como graves. Es imposible sintetizar en un artículo breve como este todo lo que hizo y ha representado Theo Colborn que, en sus últimos años, aparte de seguir publicando en revistas científicas, hizo un notable esfuerzo por alertar, por ejemplo, acerca de los riesgos de los productos químicos empleados en el "fracking" o fractura hidráulica, polémico método de obtención de gas del subsuelo. El mayor honor que podría hacérsele es que alguna vez los ciudadanos y en especial los políticos estuviesen a la altura del reto que estos contaminantes, asociados por la comunidad científica a una parte del auge de importantes problemas sanitarios, se tomasen en serio lo que se sabe sobre ellos y se actuase, sin plegarse a las dudas artificialmente creadas por la industria para crear la coartada de que hay una falsa "controversia" científica que realmente no hay. Los diseñadores químicos en su fiebre creadora al servicio de los negocios industriales, pensando solo en las aplicaciones utilitarias concretas, y desde una óptica reduccionista que no contemplaba debidamente los posibles efectos que podían causar estas sustancias en la trama viviente, han generado decenas de miles de sustancias sintéticas que se producen anualmente en órdenes de cientos de millones de toneladas. Una parte de esta química sintética son disruptores endocrinos La química de la Biosfera y la química de la "tecnosfera" como comento en mi libro "La Epidemia Química", que no es más que un intento periodístico de divulgar los hallazgos de científicos como Colborn, han entrado en colisión. Si el hombre producía en 1930 un millón de toneladas de química sintética, en la actualidad pueden ser cerca de 800 millones de toneladas anuales. Una parte de esta química sintética son disruptores endocrinos. Sustancias que pueden actuar a bajísimas concentraciones, causando alteraciones en la trama de la vida, especialmente cuando el ser que se expone a ellas es una criatura en desarrollo, como un embrión o un feto dentro de su madre. Theo Colborn dedicó su vida a abrirnos los ojos sobre este problema. Hagamos caso de lo que nos dice la comunidad científica. Miremos a nuestro alrededor y veamos como de unas décadas a esta parte crecen una serie de desarreglos metabólicos, problemas en el desarrollo neuronal de los niños, problemas reproductivos, cánceres hormono-dependientes (como los de mama, próstata o testículos)... y otros problemas. E intentemos saber un poco acerca de la relación que todo esto puede tener, en mayor o menor medida, con nuestra exposición cotidiana a una serie de sustancias. Si se llega un día a que una parte de la población sepa de esto solo la centésima parte de lo que sabe de ciertos personajillos de la prensa rosa, de los futbolistas y otras tantas intrascendencias, es probable que todavía quepa una esperanza. Fuente: http://www.estrelladigital.es/blog/carlos-prada/muere-cientifica-nos-alerto-riesgo-sustancias-enloquecennuestras-hormonas-theo-colborn/20141217102622221633.html Estrella digital, primer diario digital en español, martes 30 diciembre 2014. en verde, Carlos de Prada carlosdeprada@estrelladigital.es
NUESTRO FUTURO ROBADO. LA AMENAZA DE LOS DISRUPTORES ENDÓCRINOS 04/02/07 Por José Santamarta
Nuestro futuro robado, escrito por Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers, reunió por primera vez las alarmantes evidencias obtenidas en estudios de campo, experimentos de laboratorio y estadísticas humanas, para plantear en términos científicos, pero accesibles para todos, el caso de este nuevo peligro. En 1962 el libro de Rachel Carson Primavera silenciosa dio el primer aviso de que ciertos productos químicos artificiales se habían difundido por todo el planeta, contaminando prácticamente a todos los seres vivos hasta en las tierras vírgenes más remotas. Aquel libro, que marcó un hito, presentó pruebas del impacto que dichas sustancias sintéticas tenían sobre las aves y demás fauna silvestre. Pero hasta ahora no se habían advertido las plenas consecuencias de esta insidiosa invasión, que está trastornando el desarrollo sexual y la reproducción, no sólo de numerosas poblaciones animales, sino también de los seres humanos. Comienza allí donde terminaba Primavera silenciosa, revelando las causas primeras de los síntomas que tanto alarmaron a Carson. Basándose en décadas de investigación, los autores presentan un impresionante informe que sigue la pista de defectos congénitos, anomalías sexuales y fallos de reproducción en poblaciones silvestres,hasta su origen: sustancias químicas que suplantan a las hormonas naturales, trastornando los procesos normales de reproducción y desarrollo. Los autores de Nuestro futuro robado repasan la investigación científica que relaciona estos problemas con los "disruptores endocrinos", estafadores químicos que dificultan la reproducción de los adultos y amenazan con graves peligros a sus descendientes en fase de desarrollo. Explican cómo estos contaminantes han llegado a convertirse en parte integrante de nuestra economía industrial, difundiéndose con asombrosa facilidad por toda la biosfera, desde el Ecuador a los polos. Y estudian lo que podemos y debemos hacer para combatir este omnipresente peligro. Nuestro futuro robado, como señala Al Gore, vicepresidente de EE UU y autor del prólogo, es un libro de importancia trascendental, que nos obliga a plantearnos nuevas preguntas acerca de las sustancias químicas sintéticas que hemos esparcido por toda la Tierra. Disruptores endocrinos Un gran número de sustancias químicas artificiales que se han vertido al medio ambiente, así como algunas naturales, tienen potencial para perturbar el sistema endocrino de los animales, incluidos los seres humanos. Entre ellas se encuentran las sustancias persistentes, bioacumulativas y organohalógenas que incluyen algunos plaguicidas (fungicidas, herbicidas e insecticidas) y las sustancias químicas industriales, otros productos sintéticos y algunos metales pesados. Muchas poblaciones animales han sido afectadas ya por estas sustancias. Entre las repercusiones figuran la disfunción tiroidea en aves y peces; la disminución de la fertilidad en aves, peces, crustáceos y mamíferos; la disminución del éxito de la incubación en aves, peces y tortugas; graves deformidades de nacimiento en aves, peces y tortugas; anormalidades metabólicas en aves, peces y mamíferos; anormalidades de comportamiento en aves; demasculinización y feminización de peces, aves y mamíferos machos; defeminización y masculinización de peces y aves hembras; y peligro para los sistemas inmunitarios en aves y mamíferos. Los disruptores endocrinos interfieren en el funcionamiento del sistema hormonal mediante alguno de estos tres mecanismos: suplantando a las hormonas naturales, bloqueando su acción o aumentando o disminuyendo sus niveles. Las sustancias químicas disruptoras endocrinas no son venenos clásicos ni carcinógenos típicos. Se atienen a reglas diferentes. Algunas sustancias químicas hormonalmente activas apenas parecen plantear riesgos de cáncer. En los niveles que se encuentran normalmente en el entorno, las sustancias químicas disruptoras hormonales no matan células ni atacan el ADN. Su objetivo son las hormonas, los mensajeros químicos que se mueven constantemente dentro de la red de comunicaciones del cuerpo. Las sustancias químicas sintéticas hormonalmente activas son delincuentes de la autopista de la información biológica que sabotean comunicaciones vitales. Atracan a los mensajeros o los suplantan. Cambian de lugar las señales. Revuelven los mensajes. Siembran desinformación. Causan toda clase de estragos. Dado que los mensajes hormonales organizan muchos aspectos decisivos del desarrollo, desde la diferenciación sexual hasta la organización del cerebro, las sustancias químicas disruptoras hormonales representan un especial peligro antes del nacimiento y en las primeras etapas de la vida. Los disruptores endocrinos pueden poner en peligro la supervivencia de especies enteras, quizá a largo plazo incluso la especie humana.
Las pautas de los efectos de los disruptores endocrinos varían de una especie a otra y de una sustancia a otra. Sin embargo, pueden formularse cuatro enunciados generales: * Las sustancias químicas que preocupan pueden tener efectos totalmente distintos sobre el embrión, el feto o el organismo perinatal que sobre el adulto; * Los efectos se manifiestan con mayor frecuencia en las crías, que no en el progenitor expuesto; * El momento de la exposición en el organismo en desarrollo es decisivo para determinar su carácter y su potencial futuro; * Aunque la exposición crítica tiene lugar durante el desarrollo embrionario, las manifestaciones obvias pueden no producirse hasta la madurez. La especie humana carece de experiencia evolutiva con estos compuestos sintéticos. Estos imitadores artificiales de los estrógenos difieren en aspectos fundamentales de los estrógenos vegetales. Nuestro organismo es capaz de descomponer y excretar los imitadores naturales de los estrógenos, pero muchos de los compuestos artificiales resisten los procesos normales de descomposición y se acumulan en el cuerpo, sometiendo a humanos y animales a una exposición de bajo nivel pero de larga duración. Esta pauta de exposición crónica a sustancias hormonales no tiene precedentes en nuestra historia evolutiva, y para adaptarse a este nuevo peligro harían falta milenios, no décadas. La industria química prefiere pensar que, puesto que ya existen en la naturaleza tantos estrógenos naturales, como la soja, no hay por qué preocuparse por los compuestos químicos sintéticos que interfieren con las hormonas. Sin embargo, es importante tener en cuenta las diferencias que existen entre los impostores hormonales naturales y los sintéticos. Los imitadores hormonales artificiales suponen un peligro mayor que los compuestos naturales, porque pueden persistir en el cuerpo durante años, mientras que los estrógenos vegetales se pueden eliminar en un día. Nadie sabe todavía qué cantidades de las sustancias químicas disruptoras endocrinas son necesarias para que representen un peligro para el ser humano. Los datos indican que podrían ser muy pequeñas si la exposición tiene lugar antes del nacimiento. En el caso de las dioxinas, los estudios recientes han demostrado que la exposición a dosis ínfimas es peligrosa. La mayoría de nosotros portamos varios centenares de sustancias químicas persistentes en nuestro cuerpo, entre ellas muchas que han sido identificadas como disruptores endocrinos. Por otra parte, las portamos en concentraciones que multiplican por varios millares los niveles naturales de los estrógenos libres, es decir, estrógenos que no están enlazados por proteínas sanguíneas y son, por tanto, biológicamente activos. Se ha descubierto que cantidades insignificantes de estrógeno libre pueden alterar el curso del desarrollo en el útero; tan insignificantes como una décima parte por billón. Las sustancias químicas disruptoras endocrinas pueden actuar juntas y cantidades pequeñas, aparentemente insignificantes, de sustancias químicas individuales, pueden tener un importante efecto acumulativo. El descubrimiento de que puede haber sustancias químicas que alteran el sistema hormonal en lugares inesperados, incluidos algunos productos que se consideraban biológicamente inertes como los plásticos, ha puesto en entredicho las ideas tradicionales sobre la exposición. Efectos en los seres humanos Los seres humanos se han visto afectados por los disruptores endocrinos. El efecto del DES (dietilestilbestrol), un agente estrogénico, fue un claro aviso. El paradigma del cáncer es insuficiente porque las sustancias químicas pueden causar graves efectos sanitarios distintos del cáncer. Causa gran preocupación la creciente frecuencia de anormalidades genitales en los niños, como testículos no descendidos (criptorquidia), penes sumamente pequeños e hipospadias, un defecto en el que la uretra que transporta la orina no se prolonga hasta el final del pene. En las zonas de cultivo intensivo en la provincia de Granada, en donde se emplea el endosulfán y otros plaguicidas, se han registrado 360 casos de criptorquidias. Algunos estudios con animales indican que la exposición a sustancias químicas hormonalmente activas en el periodo prenatal o en la edad adulta aumenta la vulnerabilidad a cánceres sensibles a hormonas, como los tumores malignos en mama, próstata, ovarios y útero. Entre los efectos de los disruptores endocrinos está el aumento de los casos de cáncer de testículo y de endometriosis, una dolencia en la cual el tejido que normalmente recubre el útero se desplaza misteriosamente al abdomen, los ovarios, la vejiga o el intestino, provocando crecimientos que causan dolor, copiosas hemorragias, infertilidad y otros problemas.
El signo más espectacular y preocupante de que los disruptores endocrinos pueden haberse cobrado ya un precio importante se encuentra en los informes que indican que la cantidad y movilidad de los espermatozoides de los varones ha caído en picado en el último medio siglo. El estudio inicial, realizado por un equipo danés encabezado por el doctor Niels Skakkebaek y publicado en el Bristish Medical Journal en septiembre de 1992, descubrió que la cantidad media de espermatozoides masculinos había descendido un 45 por ciento, desde un promedio de 113 millones por mililitro de semen en 1940 a sólo 66 millones por mililitro en 1990. Al mismo tiempo, el volumen del semen eyaculado había descendido un 25 por ciento, por lo que el descenso real de los espermatozoides equivalía a un 50 por ciento. Durante este periodo se había triplicado el número de hombres que tenían cantidades extremadamente bajas de espermatozoides, del orden de 20 millones por mililitro. En España se ha pasado de una media de 336 millones de espermatozoides por eyaculación en 1977 a 258 millones en 1995. El descenso amenaza la capacidad fertilizadora masculina. De continuar la tendencia actual, dentro de 50 años los hombres podrían ser incapaces de reproducirse de forma natural, teniendo que depender de las técnicas de inseminación artificial o de la fecundación in vitro. La exposición prenatal a sustancias químicas imitadoras de hormonas puede estar exacerbando también el problema médico más común que afecta a los hombres al envejecer: el crecimiento doloroso de la glándula prostática, que dificulta la excreción de orina y a menudo requiere intervención quirúrgica. En los países occidentales, el 80 por ciento de los hombres muestran signos de esta dolencia a los 70 años, y el 45 por ciento de los hombres padecen un grave crecimiento de la glándula. En las dos últimas décadas se ha producido un espectacular aumento de esta dolencia. La experiencia del DES y los estudios con animales sugieren también una vinculación entre las sustancias químicas disruptoras endocrinas y varios problemas de reproducción en las mujeres, especialmente abortos, embarazos ectópicos y endometriosis. La endometriosis afecta hoy a cinco millones de mujeres estadounidenses. A principios de siglo la endometriosis era una enfermedad prácticamente desconocida. Las mujeres que padecen endometriosis tienen niveles más elevados de PCBs en la sangre que las mujeres que no la padecen. Diferentes estudios coinciden en señalar que entre el 60 y el 70 por ciento de los embarazos se malogran en la fase embrionaria inicial y otro 10 por ciento termina en las primeras semanas por un aborto espontáneo. Pero la tendencia sanitaria más alarmante con diferencia para las mujeres es la creciente tasa de cáncer de mama, que es el cáncer femenino más común. Desde 1940, en los albores de la era química, las muertes por cáncer de mama han aumentado en EE UU en un 1 por ciento anual, y se ha informado de incrementos semejantes en otros países industrializados. Industria química Nuestro futuro robado abre un nuevo horizonte, que muy probablemente concluya con nuevos tratados internacionales, al igual que sucedió con los CFCs que agotan la capa de ozono, y a pesar de la oposición de las industrias químicas. Actualmente pueden encontrarse en el mercado unas 100.000 sustancias químicas sintéticas. Cada año se introducen 1.000 nuevas sustancias, la mayoría sin una verificación y revisión adecuadas. En el mejor de los casos, las instalaciones de verificación existentes en el mundo pueden someter a prueba únicamente a 500 sustancias al año. En realidad, sólo una pequeña parte de esta cifra es sometida realmente a prueba. Ya se han identificado 51 productos químicos que alteran el sistema hormonal, pero se desconocen los posibles efectos hormonales de la gran mayoría. Uno de los aspectos más inquietantes de los disruptores endocrinos es que algunos de sus efectos se producen con dosis muy bajas. Las normas actuales que regulan la comercialización de productos químicos sintéticos se han desarrollado sobre la base del riesgo de cáncer y de graves taras de nacimiento y calculan estos riesgos a un varón adulto de unos 70 kilogramos de peso. No toman en consideración la vulnerabilidad especial de los niños antes del nacimiento y en las primeras etapas de vida, y los efectos en el sistema hormonal. Las normas oficiales y los métodos de prueba de la toxicidad evalúan actualmente cada sustancia química por sí misma. En el mundo real, encontramos complejas mezclas de sustancias químicas. Nunca hay una sola. Los estudios científicos muestran con claridad que las sustancias químicas pueden interactuar o pueden actuar juntas para producir un efecto superior al que producirían individualmente (sinergia). Las leyes actuales ignoran estos efectos aditivos o interactivos. Los fabricantes utilizan las leyes sobre secretos comerciales para negar al público el acceso a la información sobre la composición de sus productos. En tanto los fabricantes no coloquen unas etiquetas completas en sus productos, los consumidores no tendrán la información que necesitan para protegerse de productos hormonalmente activos. En algunos casos, las sustancias químicas pueden descomponerse en sustancias que plantean un peligro mayor que la sustancia química original. La industria química trata de desacreditar las conclusiones de Nuestro futuro robado, al igual que hasta hace poco hizo con los CFCs, o como las campañas de la industria del tabaco negando la relación entre el hábito de
fumar y el cáncer de pulmón. La Chemical Manufacturers Association, entidad que agrupa a las mayores multinacionales de la industria química, el Chlorine Chemistry Council, el American Plastics Council, la Society of the Plastics Industry y la American Crop Protection Association (los grandes fabricantes de plaguicidas), han recolectado grandes cantidades de dinero entre sus asociados para lanzar una campaña contra el libro Nuestro futuro robado. Cuando en 1962 se publicó el libro de Rachel Carson Primavera silenciosa (Silent Spring), la revista de la Chemical Manufacturers Association tituló la reseña del libro "Silence, Miss Carson". La industria del cloro, agrupada en el Chlorine Council, que agrupa a empresas como DuPont, Dow, Oxychem y Vulcan, gasta anualmente en Estados Unidos 150 millones de dólares en campañas de imagen y de intoxicación informativa. En España la empresa encargada por los fabricantes de PVC de intoxicar a la opinión pública es la Burson-Marsteller. Treinta y cinco años después la misma industria que casi acaba con el ozono, que ocasionó el accidente de Bhopal y que fabrica miles de sustancias tóxicas, se enfrenta al desafío de Nuestro futuro robado. Las empresas Burson-Marsteller, Edelman y Hill & Knowlton, dedicadas al lavado de imagen de la industria del tabaco, de dictadores, del PVC y de empresas contaminantes, muchas de ellas del sector químico, realizan campañas de intoxicación contra los científicos, periodistas y las organizaciones no gubernamentales, tratando de impedir, o al menos reducir, los efectos de libros como Nuestro futuro robado y decenas de estudios científicos,informes y artículos sobre los efectos de las sustancias químicas que actúan como disruptores endocrinos. Una buena prueba de lo acertadas que son las conclusiones del libro Nuestro futuro robado es que el gobierno de Estados Unidos gastó de 20 a 30 millones de dólares en 400 proyectos para analizar los efectos de las sustancias químicas en el sistema endocrino. El objetivo de la Agencia de Medio Ambiente (EPA) de EE UU es desarrollar toda una estrategia para investigar y someter a prueba 600 plaguicidas y 72.000 sustancias químicas sintéticas de uso comercial en Estados Unidos, al objeto de analizar sus efectos como posibles disruptores endocrinos. La National Academy of Sciences de Estados Unidos ha emprendido un amplio estudio para profundizar en los peligros de los disruptores endocrinos. Raro es el mes que no se publica algún artículo en las más prestigiosas revistas científicas confirmando y profundizando los peligros de las sustancias químicas. El mercado mundial de plaguicidas representó unos 2 millones de toneladas en 1999, e incluía 1.600 sustancias químicas. El consumo mundial continúa creciendo. Los plaguicidas son una clase especial de sustancias químicas por cuanto son biológicamente activas por diseño y se dispersan intencionadamente en el entorno. Hoy en día se usan en Estados Unidos 30 veces más plaguicidas sintéticos que en 1945. En este mismo periodo, el poder biocida por kilogramo de las sustancias químicas se ha multiplicado por 10. El 35 por ciento de los alimentos consumidos tienen residuos de plaguicidas detectables. Los métodos de análisis, sin embargo, sólo detectan un tercio de los más de 600 plaguicidas en uso. La contaminación de los alimentos por plaguicidas es a menudo muy superior en los países en desarrollo. Recuperar Nuestro futuro robado Defendernos de este riesgo requiere la acción en varios frentes con la intención de eliminar las nuevas fuentes de disrupción endocrina y minimizar la exposición a contaminantes que interfieren el sistemahormonal y que ahora están en el ambiente. Para ello se requerirá mayor investigación científica; rediseño de las sustancias químicas, de los procesos de producción y de los productos por las empresas; nuevas políticas gubernamentales; y esfuerzos personales para protegernos a nosotros y a nuestras familias. La agricultura ecológica, sin plaguicidas y otras sustancias químicas, es una alternativa sostenible y viable. Con 100.000 sustancias químicas sintéticas en el mercado en todo el mundo y 1.000 nuevas sustancias más cada año, hay poca esperanza de descubrir su suerte en los ecosistemas o sus efectos para los seres humanos y otros seres vivos hasta que el daño está hecho. Es necesario reducir el número de sustancias químicas que se usan en un producto determinado y fabricar y comercializar sólo las sustancias químicas que puedan detectarse fácilmente con la tecnología actual y cuya degradación en el medio ambiente se conozca. Estas sustancias no han alterado la huella genética básica que subyace a nuestra humanidad. Elimínense los disruptores de la madre y del útero y los mensajes químicos que guían el desarrollo podrán llegar de nuevo sin obstáculos. Pero la protección de la próxima generación de los disruptores endocrinos requerirá una vigilancia de años e incluso décadas, porque las dosis que llegan al feto dependen no sólo de lo que ingiere la madre durante el embarazo, sino también de los contaminantes persistentes acumulados en la grasa corporal hasta ese momento de su vida. Las mujeres transfieren esta reserva química acumulada durante décadas a sus hijos durante la gestación y durante la lactancia. El sistema actual da por supuesto que las sustancias químicas son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. El peso de la prueba debe actuar del modo contrario, porque el enfoque actual, la presunción de inocencia, una y otra vez ha hecho enfermar a las personas y ha dañado a los ecosistemas. Las pruebas que surgen sobre las sustancias químicas hormonalmente activas deben utilizarse para identificar a aquellas que plantean el mayor
riesgo y para eliminarlas del mercado. Cada nuevo producto debe someterse a esta prueba antes de que se le permita salir al mercado. La evaluación del riesgo se utiliza ahora para mantener productos peligrosos en el mercado hasta que se demuestre que son culpables. Las políticas internacionales y nacionales se deben basar en el principio de precaución. Una política adecuada para reducir la amenaza de las sustancias químicas que alteran el sistema hormonal requiere la prohibición inmediata de plaguicidas como el endosulfán y el metoxicloro, fungicidas como la vinclozolina, herbicidas como la atrazina, los alquilfenoles, los ftalatos y el bisfenol-A. Para evitar la generación de dioxinas se requiere la eliminación progresiva del PVC, el percloroetileno, todos los plaguicidas clorados, el blanqueo de la pasta de papel con cloro y la incineración de residuos. Sustancias químicas de efectos disruptores sobre el sistema endocrino Entre las sustancias químicas de efectos disruptores sobre el sistema endocrino figuran: * las dioxinas y furanos, que se generan en la producción de cloro y compuestos clorados, como el PVC o los plaguicidas organoclorados, el blanqueo con cloro de la pasta de papel y la incineración de residuos. * los PCBs, actualmente prohibidos. Las concentraciones en tejidos humanos han permanecido constantes en los últimos años aun cuando la mayoría de los países industrializados pusieron fin a la producción de PCBs hace más de una década, porque dos tercios de los PCBs producidos en todas las épocas continúan en uso en transformadores u otros equipos eléctricos y, por consiguiente, pueden ser objeto de liberación accidental. A medida que van ascendiendo en la cadena alimentaria, la concentración de PCBs en los tejidos animales puede aumentar hasta 25 millones de veces. * numerosos plaguicidas, algunos prohibidos y otros no, como el DDT y sus productos de degradación, el lindano, el metoxicloro (autorizado en España), piretroides sintéticos, herbicidas de triazina, kepona, dieldrín, vinclozolina, dicofol y clordano, entre otros. * el plaguicida endosulfán, de amplio uso en la agricultura española, a pesar de estar prohibido en numerosos países. * el HCB (hexaclorobenceno), empleado en síntesis orgánicas, como fungicida para el tratamiento de semillas y como preservador de la madera. * los ftalatos, utilizados en la fabricación de PVC. El 95 por ciento del DEHP (di(2etilexil)ftalato) se emplea en la fabricación del PVC. * los alquilfenoles, antioxidantes presentes en el poliestireno modificado y en el PVC, y como productos de la degradación de los detergentes. El p-nonilfenol pertenece a la familia de sustancias químicas sintéticas llamadas alquilfenoles. Los fabricantes añaden nonilfenoles al poliestireno y al cloruro de polivinilo (PVC), como antioxidante para que estos plásticos sean más estables y menos frágiles. Un estudio descubrió que la industria de procesamiento y envasado de alimentos utilizaba PVC que contenían alquilfenoles. Otro informaba del hallazgo de contaminación por nonilfenol en agua que había pasado por cañerías de PVC. La descomposición de sustancias químicas presentes en detergentes industriales, plaguicidas y productos para el cuidado personal pueden dar origen asimismo a nonilfenol. * el bisfenol-A, de amplio uso en la industria agroalimentaria (recubrimiento interior de los envases metálicos de estaño) y por parte de los dentistas (empastes dentarios). Uno de los investigadores pioneros sobre los efectos del bisfenol-A es el médico español Nicolás Olea. www.ecoportal.net Referencias * T. Colborn, Dianne Dumanoski, y John Peterson Myers",Our Stolen Future" (New York: Penguin Books, 1996). Edición en castellano: Nuestro futuro robado, de Theo Colborn, Dianne Dumanoski y Pete Myers (1997); Ecoespaña y Gaia-Proyecto 2050, Madrid. * T. Colborn y C. Clement, eds.(1992). "Chemically Induced Alterations in Sexual and Functional Development: The Wildlie-Human Connection", Princeton Scientific Publishing, Princeton, New Jersey. * T. Colborn, F. vom Saal y A. Soto (1993) "Developmental Effects of Endocrine-Disrupting Chemicals in Wildlife and Humans", Environmental Health Perspectives 101:378-84. * L. Gray y J. Ostby (1995) "In utero 2,3,7,8 Tetrachlorodibenzo-p-dioxin (TCDD) Alters Reproductive Morphology and Function in Female Rat Offspring", Toxicology and Applied Pharmacology. * L. Gray, W. Kelce, E. Monosson, J. Ostby y L. Birnbaum (1995) "Exposure to TCDD During Development Permanently Alters Reproductive Function in Male Long Evans Rats and Hamsters: Reduced Ejaculated
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Fuente: http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Salud/Nuestro_futuro_robado._La_amenaza_de_los_disruptores_ endocrinos
CALENDARIO AGROECOLÓGICO ENERO * Viernes 2 enero, Feriado * sábado 3 enero, primera jornada del Mercado Saludable de La Molina 2015.
FEBRERO * 2 febrero, Día Internacional de Los Humedales * 14 febrero, San Valentín Día de la Amistad * febrero, BIO FACH 2014, Nuremberg, Alemania. La BioFach-Alemania, es la más antigua y principal feria internacional de productos ecológicos
MARZO * 8 marzo, Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional * 18 marzo, Día Mundial del Consumidor. * 22 marzo, Día Mundial del Agua * 24 marzo, Día de Creación del Grupo WIE Perú del IEEE
ABRIL * 1 abril, Día Mundial de la Educación * 7 abril, Día Mundial de la Salud * 11 abril, Día del Niño * 22 abril, Día Mundial de la Tierra
MAYO * 10 mayo, Día de la Madre * 22 mayo, Día Mundial de la Diversidad Biológica * 27 mayo, Día del Idioma Nativo, el Quechua * 30 mayo, Día Nacional de la Papa * 31 mayo, Día del NO Fumador; Reflexión sobre los desastres naturales
JUNIO * 5 junio, Día Mundial del Medio Ambiente * 16 junio, Día del Padre * 21 junio, Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía * 24 junio, Día del Campesino
JULIO * 6 julio, Día del Maestro * 11 julio, Día Mundial de la Población * Martes 28 y miércoles 29 de julio, feriado por fiestas patrias
AGOSTO * 9 agosto, Dia Internacional de las Poblaciones Indígenas. * 12 agosto, Día Internacional de la Juventud * 19 de agosto (1989-2015) vigésimo sexto (26) aniversario RAE Perú * 22 agosto, Día Mundial del Folklore
* 27 de agosto (2011-2015) Cuarto Aniversario del Mercado Saludable de La Molina * Domingo 30 agosto, Santa Rosa de Lima
SETIEMBRE * 1 setiembre, Día del Árbol * setiembre, Mistura 2015 (2008-2015) VIII Feria Gastronómica Internacional de Lima. * 12 setiembre, primer aniversario Red FyME * 16 setiembre, Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono * 21 setiembre, Día Internacional de la Paz. * 23 setiembre, Día de la Juventud y la Primavera.
OCTUBRE * Jueves 8 octubre, feriado, Combate de Angamos * 15 octubre, Día Mundial de la Mujer Rural * 16 octubre, Día Mundial de la Alimentación * 19 octubre, (2007-2015) octavo aniversario de la Plataforma PERÚ PAíS LIBRE DE TRANSGÉNICOS * 29 octubre, (2004-2015) décimo primer aniversario de la Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético
NOVIEMBRE * viernes 7 noviembre, (2002-2015) décimo tercer aniversario del Comité de Consumidores Ecológicos * 10 noviembre, Día del Libro * 17 noviembre, (1998–2015) Aniversario 17 del Grupo EcoLógica Perú * 20 noviembre, Día Universal de los Derechos del Niño * 25 noviembre, Día Internacional de la NO Violencia contra la Mujer * sábado 29 noviembre, (1978-2015) el Centro IDEAS celebra su 37 aniversario
DICIEMBRE * 1 diciembre, Día de la Prevención del SIDA * 3 diciembre, Día Internacional del No Uso de Agroquímicos. * 3 diciembre, Día nacional de la promoción de la Agricultura Ecológica. * Martes 8 de diciembre, feriado religioso * 10 diciembre, Día de la Declaración de los Derechos Humanos * sábado 12 diciembre, (1999-2015) Décimo sexto Aniversario de la BioFeria de Miraflores. * 14 diciembre, día del Cooperativismo Peruano * Viernes 25 diciembre, feriado por Navidad * Viernes 1 de enero 2015, feriado
COMPARTIENDO #01- 2015 ¡ Por una vida productiva, sana y feliz, libre de transgénicos ! Miembro de Centro IDEAS: Innovando procesos de calidad de vida RAE Perú (Red de Agricultura Ecológica del Perú) Promoviendo sociedades con cultura agroecológica CCE (Comité de Consumidores Ecológicos): Por una vida productiva, sana y feliz; libre de transgénicos SEPIA (Seminario Permanente de Investigación Agraria) Perú: el problema agrario en debate