DOMINICANA Y DEL CARIBE: RETOS Y DESAFÍOS POR UNA GENERACIÓN DE RELEVO
Programa de Arqueología Preventiva
Todos los derechos reservados® Centro Cultural Eduardo León Jimenes. Santiago de los Caballeros, República Dominicana, 2022. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento sin la autorización escrita del titular de los derechos.
La Colección de Arqueología del Centro León comprende piezas originarias del Caribe, principalmente de la cultura taína.
Contenido
Palabras de bienvenida
María Amalia León, presidente de la Fundación Eduardo León Jimenes y directora del Centro León
Panel introductorio: El Programa de Arqueología Preventiva y la Formación de arqueólogos en República Dominicana
Carlos Andújar Persinal
Bernardo Vega
Manuel García Arévalo
Benoit Bérard
Mesa de trabajo 1: La necesidad de una generación de relevo en arqueología: retos y oportunidades Mesa de trabajo 2: Acciones de cara la formación en arqueología Sección de preguntas y comentarios
Adolfo López
José Guerrero Juan Mubarak
Luis Felipe Rodríguez
Marie-José Le Duc
Palabras de clausura
Luis Felipe Rodríguez, gerente adjunto de Programas Culturales del Centro León Sobre los panelistas
Palabras de bienvenida
María Amalia León
Presidente de la Fundación Eduardo León Jimenes
Directora del Centro León
El Centro Cultural Eduardo León Jimenes, como anfitrión de este importante encuentro de reflexión y escenario de diálogo, se siente complacido por este intercambio de saberes, donde navegamos juntos hacia la búsqueda de un sendero de compromiso con el futuro. Se trata de propiciar condiciones que permitan la formación académica de una nueva generación de profesionales que den continuidad al estudio e investigación de la arqueología dominicana y caribeña. Hacerlo es imprescindible para continuar construyendo ese rompecabezas que, a veces, resulta escribir la historia y que los estudios arqueológicos y sus resultados contribuyen a completar.
En esa escritura de la historia, la arqueología nos ayuda a tener una visión más cercana de lo que somos y de dónde venimos. A través de ella, se desentierran evidencias y mensajes del pasado, que han permanecido ocultos, ya sean por el tiempo, los procesos naturales o la acción de los hombres. Con sus métodos y técnicas, la arqueología está para contribuir a la construcción del pasado a través de la evidencia material.
Como disciplina, la arqueología tiene, entre otras, dos funciones esenciales. La primera: producir conocimientos de todas las sociedades pretéritas, de todos sus miembros, de toda su experiencia histórica y de los avances y logros de las culturas humanas en todos los tiempos y todos los espacios. Lo que somos como humanos solo adquiere contornos más definidos en la historia profunda que elabora la arqueología desde nuestros más remotos orígenes hasta el presente.
La segunda función es proteger y preservar la memoria material de la historia humana. Los sitios arqueológicos, los restos exhibidos y salvaguardados en los museos constituyen el pasado tangible, visible y susceptibles de ser vividos a través de las múltiples maneras de comunicarlo y ponerlo en valor.
Con ese marco de referencia, se estableció, en 2019, un acuerdo de colaboración entre la Embajada de Francia en Santo Domingo y el Centro León, que propició el Programa de Arqueología Preventiva, buscando fortalecer las capacidades de especialistas dominicanos a través de instituciones francesas, como el Museo del Hombre, de París, y la Université des Antilles, de Martinica.
Fruto de ese programa, con las limitaciones impuestas por la pandemia, y aprovechando las virtudes de las plataformas digitales, se ofrecieron cursos como: Estudio de las Sociedades Originarias en el Caribe, La museografía hoy, Curso Avanzado de Arqueología y El museo del siglo XXI. Estas iniciativas formativas beneficiaron de conjunto a 362 interesados en el tema, quienes aprovecharon los conocimientos de docentes provenientes de instituciones europeas, norteamericanas y caribeñas.
Es sabido que la República Dominicana es un actor histórico importante en la arqueología del Caribe, especialmente en lo que respecta al poblamiento amerindio en el archipiélago. Esta posición especial es el resultado del trabajo de varios pioneros de la disciplina, muchos de ellos relacionados al Museo del Hombre Dominicano.
Esta fase inicial fue dirigida por investigadores que, por lo regular, provenían de otras disciplinas: antropólogos, historiadores, arquitectos, entre otros. Ellos se hicieron cargo de la importantísima labor de la construcción de conocimientos y métodos que la arqueología caribeña conoce y reconoce desde hace varias décadas.
Corresponde ahora a las instituciones académicas, culturales e investigativas facilitar la formación de jóvenes especialistas en la disciplina y fomentar los estudios arqueológicos en el país, propiciando una transmisión generacional, que garantice la continuidad de la obra de personalidades de la arqueología dominicana y caribeña, como Marcio Veloz Maggiolo, Dato Pagán, Manuel García Arévalo, entre muchos otros.
Desde el Programa de Arqueología Preventiva se quiere hoy fomentar un espacio propositivo, comprometido y abierto al diálogo, con universidades, académicos, investigadores, funcionarios públicos relacionados con la cultura y la educación superior de nuestro país, representantes internacionales de universidades e investigadores. Y en la consecución de los propósitos de este encuentro, asumir -que es el nombre que le hemos dado al mismo- los retos y desafíos por una generación de relevo.
Como epígrafe de este encuentro, quiero recordar una idea de Franz Fanon, quien decía que cada generación tiene que descubrir su misión, pero también tiene que cumplirla. Nuestra misión hoy es pensar juntos para fomentar y estimular el ejercicio profesional en la República Dominicana y el Caribe.
PalabrasPanel introductorio
El Programa de Arqueología Preventiva y la formación de arqueólogos en República Dominicana
Carlos Andújar Persinal
El Programa de Arqueología Preventiva se inició bajo el auspicio del Ministerio de Asuntos Exteriores, que es la cabeza de este proyecto, con la finalidad de despertar el interés en proteger el patrimonio, salvaguardarlo y hacer, con ello, que los países que se articulan en el programa puedan desarrollar, en el futuro y por iniciativa propia, programas o iniciativas de la misma naturaleza.
Los cursos implementados en el marco del programa vienen a subsanar un poco las necesidades que teníamos para ir creando el espacio formativo de arqueólogos dominicanos. En ese sentido, le comentaba a Frédéric Leroix, del Ministerio de Cultura de Francia, que, en el marco del XX Congreso Internacional de Arqueología del Caribe, llevado a cabo en 2005, en el Museo del Hombre, ya yo había hablado con Bernardo Vega sobre la necesidad de seguir haciendo eventos como ese, para formar una nueva generación de arqueólogos dominicanos. Debemos recordar que sólo en este año hemos perdido a dos grandes figuras de nuestra arqueología: Marcio Veloz Maggiolo y Ángel Caba Fuentes.
Hablar de relevo en la arqueología implica una reflexión de Estado, ya que es un tema que va mucho más allá de lo académico o divulgativo. Es un problema de Estado, estratégico, y es algo que el Programa de Arqueología Preventiva ha de tomar en cuenta. De nada nos vale a nosotros hacer cursos, especialidades, maestrías, sin contemplar la necesidad de crear la generación de relevo. La arqueología, al igual que otras disciplinas sociales, como la sociología y la historia, atraviesa por una crisis, en cuanto a la matrícula de nuevos alumnos.
Siendo nosotros el asiento principal de los grupos precolombinos del Caribe, la arqueología es algo que resulta muy importante. La escasez de arqueólogos obliga al Estado dominicano y a las instituciones que tiene que ver con la arqueología a elaborar un diagnóstico sobre lo que ocurre en torno a esta disciplina. Estamos ante una responsabilidad generacional de formar los nuevos arqueólogos. En el subsuelo dominicano se encuentra gran parte de nuestra memoria histórica. A este respecto, el Programa de Arqueología Preventiva responda a esa necesidad de formar una nueva generación de arqueólogos y nos da la oportunidad de nosotros insertarnos en ese proceso.
La pertinencia de ese objetivo de formación congrega, en este evento, la presencia de representantes del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), y de las universidades, como el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). Esto se explica en el hecho de que se trata de una labor que no puede realizarse desde una sola institución. En ese tenor, este encuentro tiene como eje plantear una reflexión acerca de la necesidad formativa de nuestra arqueología, con la esperanza de que los intercambios realizados surjan respuestas, alianzas y compromisos institucionales, sobre todo con las universidades, que aseguren la continuidad y la autonomía del Programa de Arqueología Preventiva.
Las universidades tienen el importante y significativo rol de formar el relevo de nuestra arqueología, contemplando colaboraciones con universidades de Francia y Martinica. No se puede continuar en las condiciones actuales, por lo que se debe asegurar no solo la formación de nuevos arqueólogos, sino de crear un campo de trabajo para los profesionales que surjan de los procesos formativos.
La escasez de arqueólogos obliga al Estado dominicano y a las instituciones que tiene que ver con la arqueología a elaborar un diagnóstico sobre lo que ocurre en torno a esta disciplina
Bernardo Vega
Quiero hacer un breve recuento sobre la profesión de arqueólogo en República Dominicana, usando la palabra profesión en un sentido más amplio. Comenzó con los arqueólogos románticos: Narciso Alberti Bosch, quien, en una piedra veía lo que él creí era un alfabeto de los fenicios; Luis Cambiaso, que quizá obtuvo sus conocimientos sobre arqueología en sus viajes a Italia; Emile Boyrie de Moya, hermano de mi madre que, aunque no tuvo estudios formales sobre arqueología, sí leyó mucho sobre la materia y tuvo correspondencia con Irving Rouse; con Josep María Cruxent, en Venezuela; con René Herrera Fritot, en Cuba, y otros. Transmitió a Luis Chanlatte sus primeros conocimientos sobre arqueología y luego de este último trasladarse a Puerto Rico, pudo mejorar significativamente su formación en el área.
En mi caso, lo poco que sé sobre arqueología lo aprendí acompañando a mi tío Emile Boyrie de Moya en sus trabajos de campo. Ya en los últimos años de su vida, cuando iba a visitarlo, en ocasiones me avisaban que no viniera a una determinada hora porque estaba reunido con Manuel García Arévalo y sus conversaciones, sobre arqueología, se prolongaban durante horas. Ahí también, con García Arévalo, puede aprender algo más sobre arqueología.
Luego de finalizada la dictadura trujillista, vino una etapa, se estableció un crédito educativo, gracias al cual Marcio Veloz Maggiolo, junto con Plinio Pina, pudo estudiar y sacar su doctorado en España, con muy buenos profesores. Dato Pagán Perdomo creo que estuvo en Francia, estudiando geografía. Fueron ellos los profesores de un curso universitario en la Universidad de Santo Domingo, donde estudiaron Renato Rimoli, Fernando Luna Calderón, José Guerrero y otros. Por eso, cuando se crea el Museo del Hombre Dominicano, en 1973, ya hay una pléyade de personas que han estudiado arqueología y que, inmediatamente, integraron su equipo de investigación.
Estamos en una etapa en la que se requiere de sangre nueva en el ejercicio de la arqueología. De ahí la gran importancia de encuentros como éste, que ponen de relieve esa necesidad y apuestan, propositivamente, a su realización en
Los Congresos de Arqueología del Caribe, que antes eran cada dos años (ahora con el problema de la pandemia se han pospuesto), eran un mecanismo mediante el cual los arqueólogos dominicanos se enteraban de lo que estaba ocurriendo en su disciplina en otras latitudes, sobre todo en el Caribe.
Ya no están con nosotros -como destacaba Andújar- Marcio Veloz Maggiolo. También nos ha dejado Fernando Luna Calderón, Plinio Pina, Ángel Caba. Quedamos algunos, a los cuales se les puede aplicar una palabra extraída del vocabulario arqueológico, que vendría a ser fósiles. Se necesita, definitivamente, una nueva generación. Es por ello por lo que me place mucho saber el interés de Francia, a través de su Ministerio de Cultura, sobre el problema formativo de la arqueología dominicana. Nunca nos olvidaremos de aquella exhibición en el Petit Palais sobre arte taíno, organizada por Jacques Chirac, en aquel entonces alcalde de París. Fue un evento, sin duda, insuperado hasta el momento.
Esta necesidad de una nueva generación coincide con el lamentable cierre del Museo del Hombre Dominicano que, en el proceso de reparación, ha terminado en condiciones más deplorables que las que motivaron dicha reparación, pero ese es otro tema. Algún día deberá abrir sus puertas y la nueva generación de arqueólogos enfrentará un nuevo Museo del Hombre Dominicano, con una renovada museografía.
Estamos en una etapa en la que se requiere de sangre nueva en el ejercicio de la arqueología. De ahí la gran importancia de encuentros como éste, que ponen de relieve esa necesidad y apuestan, propositivamente, a su realización en un corto plazo.
La Colección de Arqueología del Centro
León comprende piezas originarias del Caribe, principalmente de la cultura taína.
Manuel García Arévalo
La arqueología ha sido una actividad a la que le he dedicado gran parte de vida. Desde niño, yo iba a la casa de Emile Boyrie de Moya y pasábamos largas horas en las que él me iba narrando sus experiencias arqueológicas. Bernardo Vega hizo referencia a ese primer curso sobre arqueología que se realizó en la Universidad de Santo Domingo, luego del retorno de Marco Veloz Maggiolo, Plinio Pina, Dato Pagán Perdomo y otros profesores que estaban aquí, como June Rosenberg. De ese curso salió una generación de arqueólogos, que fue la generación que usó el Departamento de Investigaciones Científicas del Museo del Hombre Dominicano, para impulsar, efectivamente, todos los estudios que se hicieron en antropología y arqueología en el país.
Antes de ese curso, que se llevó a cabo en el año 1972, hubo otro curso, que se hizo hacia 1947, cuando se crea el Instituto Dominicano de Antropología de la Universidad de Santo Domingo, fundado por Emile Boyrie de Moya. Ahí participó, como profesor invitado, René Herrera Fritot, que, en ese momento, estaba haciendo unas excavaciones en La Caleta, cerca del aeropuerto de Santo Domingo; un proyecto del que surgió un libro maravilloso, La Caleta, Joya Arqueológica Antillana
De la promoción surgida de ese curso de 1947, yo recuerdo dos estudiantes: Hugo Eduardo Polanco Brito y Luis Chanlatte Baik; el primero no continuó en las sendas de la arqueología para desempeñarse en labores eclesiásticas, donde llegó a ser obispo, mientras que el segundo sí tuvo un notable desempeño como arqueólogo en Puerto Rico, bajo el amparo de Ricardo Alegría y la Universidad de Puerto Rico, recinto Río Piedras.
En la Universidad Católica de Santo Domingo, a instancias del padre Vicente Rubio, se formó una Escuela de Historia y Arqueología. Hubo dos promociones de historiadores y una promoción de arqueólogos. Yo participé como profesor en ese entonces, impartiendo la asignatura de Prehistoria y Colonial, y Etnografía. Esta última la considera como una disciplina muy importante, ya que, como todos sabemos, la etnografía es una especie de arqueología viviente, sobre todo en Las Antillas, donde no tenemos la suerte de tener poblaciones indígenas originales, como sí ocurre en Sudamérica.
El proyecto de la Universidad Católica de Santo Domingo se suspendió, debido, fundamentalmente, a que nos encontramos con una problemática de mucha relevancia y es que no hay retribuciones para los arqueólogos y profesionales del quehacer cultural. En el año 1910 o 1912, el director del Museo Nacional era don Narciso
Alberti Bosch y su salario era, en aquel entonces de 200 pesos. En ese entonces, un senador de la República ganaba como 60 pesos y los diputados, 40 pesos. Este contraste nos permite apreciar la importancia que se le otorgaba a un director de museo, en términos salariales.
Si nos trasladamos al momento actual, el contraste de salarios opera a la inversa, de una manera bastante contrastante. Yo considero que, si no hay una adecuada retribución, no vamos a tener profesionales en nuestras disciplinas, ya que ellos aspiran, naturalmente, a tener un trabajo que les permita vivir con dignidad. Se requiere, por tanto, de una reivindicación de la retribución salarial si se quiere contar con profesionales dedicados a la arqueología o disciplinas afines.
Con el nivel salarial que tienen actualmente los trabajadores de la cultura en la República Dominicana, no vamos a tener una nueva generación profesional. Por eso considero que un tema que debe estar presente en las conversaciones y debates sobre la generación de relevo en la arqueología es, indudablemente, el tema salarial.
Para concluir, quisiera recordar que cuando se gestó Casa de Teatro, tanto Bernardo Vega como yo, estuvimos muy cerca de Freddy Ginebra y participamos en la formación. En aquel momento, vino al país un especialista en teatro español y dijo algo que no he olvidado nunca: «Para que haya buen teatro, lo primero que debe lograrse es que haya público que vaya al teatro, porque no vamos a tener un teatro donde no haya público». Haciendo una paráfrasis de esa frase, yo considero que, para fomentar una nueva generación de arqueólogos, hay que fomentar que los nuevos profesionales de la arqueología tengan un mejor salario.
...yo considero que, para fomentar una nueva generación de arqueólogos, hay que fomentar que los nuevos profesionales de la arqueología tengan un mejor salario.
Benoit Bérard
No quiero extenderme mucho en mi participación, así que me referiré fundamentalmente a tres temas o aspectos temáticos: en primer lugar, si queremos exigir mejores salarios para los arqueólogos, tenemos que comprender la función social de los arqueólogos, es decir, para qué sirven los arqueólogos. Naturalmente, la primera función de los arqueólogos es el ejercicio profesional y científico de la arqueología, que incluye la realización de excavaciones y la conservación del patrimonio.
Este es un tema muy sensible en la República Dominicana, considerando el gran crecimiento económico que ha experimentado el país, en gran parte gracias al turismo, y esto es algo en lo que la arqueología tiene un gran impacto. El estudio y la conservación de ese patrimonio que, es la vez, atractivo turístico, precisa de la existencia de arqueólogos profesionales. La arqueología preventiva contribuye, en ese sentido, a hacer un puesta en valor del patrimonio de la mano del desarrollo económico del país.
El segundo tema que quiero abordar es que la nueva generación de arqueólogos debe continuar el trabajo de las generaciones del pasado, que es ofrecer al pueblo dominicano y caribeño el conocimiento de las poblaciones originales. Esa es su misión principal. Pero, además, se necesitan arqueólogos para preservar y conservar las colecciones arqueológicas.
En la República Dominicana hay colecciones arqueológicas increíbles, en los museos y en las fundaciones privadas. Para mantener adecuadamente tales colecciones hay que desarrollar un conocimiento sobre la base del estudio de estas colecciones, lo cual exige la presencia de arqueólogos profesionales dentro de las instituciones que alberguen las colecciones.
En los países donde hay arqueólogos, éstos son actores indispensables en el proceso de apropiación del pasado, de parte de los habitantes de un territorio, y también son actores importantes en el proceso de desarrollo y de refuerzo de la identidad de la nación. El pasado de la República Dominicana es una parte de su identidad. Si no hay arqueólogos que estudien y pongan de relieve ese pasado, eso trae un debilitamiento de la identidad en el futuro.
Mi tercer punto se refiere a que, en la actualidad, hay, de parte de los especialistas, una insistencia enorme en el Caribe, particularmente en la República Dominicana, porque desde hace varias décadas se vienen desarrollando nuevas excavaciones, con equipos del Caribe, pero también de otras partes de América y de Europa. Esta labor se ha traducido en la creación de nuevos conocimientos sobre el pasado caribeño, le cual se da a conocer a través de un trabajo de mediación y difusión, lo cual es algo muy importante.
El problema de la formación de nuevos arqueólogos no es exclusivo de la República Dominicana. La verdad es que no es tan fácil completar la formación que requiere la profesión de arqueólogo profesional, porque dicha formación no se limita únicamente al entorno de las aulas académicas. También se requiere una formación en trabajos de campo. Por lo tanto, en la creación de una nueva generación de arqueólogos se necesita la realización de nuevas excavaciones, enmarcadas en las prácticas contemporáneas de la arqueología de campo y de laboratorio. Los currículos de los arqueólogos se componen, en ese sentido, de dos dimensiones: lo académico y la experiencia de campo.
En la República Dominicana hay colecciones arqueológicas increíbles, en los museos y en las fundaciones privadas. Para mantener adecuadamente tales colecciones hay que desarrollar un conocimiento sobre la base del estudio de estas colecciones, lo cual exige la presencia de arqueólogos profesionales dentro de las instituciones que alberguen las colecciones.
El estándar internacional para los estudios universitarios de arqueología es que los profesores deben tener un doctorado o estar cursándolo. Actualmente, en la República Dominicana no hay muchas personas que posean este nivel de estudio en arqueología. Ocurre por igual en las otras islas del Caribe. Por ejemplo, en Martinica, en la Universidad de Las Antillas sólo
A través de la colaboración, podemos hacer grandes cosas en cuanto a la formación de los nuevos arqueólogos, tanto en República Dominicana, como en las Antillas Francesas, y en Puerto Rico.
dominicana y
Caribe
hay 3 profesores de arqueología con nivel de doctorado y un profesor estudiante de doctorado. Pero con cuatro profesores no es posible desarrollar un currículo completo de arqueología, desde la licenciatura hasta el doctorado. Posiblemente tendremos la posibilidad de desarrollar iniciativas conjuntas con la República Dominicana, que es la idea de este Programa de Arqueología Preventiva.
La experiencia compartida el año pasado, en el marco del programa, ha sido muy enriquecedora, a pesar de las condiciones en que tuvo que llevarse a cabo en medio de la pandemia. Se pudo desarrollar dos cursos de arqueología, para los estudiantes de Santo Domingo, pero también para mis estudiantes de Norteamérica y otras partes del mundo. Fue algo increíble, ya que son pocas las ciudades en el mundo donde se enseñe la arqueología del Caribe. Fue la primera vez en mi vida que pude participar en un curso sobre esta temática.
La idea ahora, me parece, es continuar en ese camino, y desarrollar, en el futuro, un diplomado sobre arqueología, mediante un convenio con las autoridades de educación superior y las universidades, para darle un carácter oficial a la formación de los estudiantes, tanto para la República Dominicana como para otros lugares del Caribe. En Martinica tenemos actualmente una licenciatura en arqueología en nuestra universidad.
Es un patrón que se repite en varias islas del Caribe: hay unos cuantos profesores de arqueología, pero no se cuenta con la estructura para crear un programa de formación profesional de los arqueólogos, desde la licenciatura al doctorado, aunque en algunos contextos se presenta un mejor desarrollo que en otros. En Puerto Rico hay una maestría en Arqueología en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, que es la iniciativa más avanzada a nivel oficial, y hay profesores de arqueología de la Universidad de Puerto Rico, en sus recintos de Río Piedras y Utuado, respectivamente.
A través de la colaboración, podemos hacer grandes cosas en cuanto a la formación de los nuevos arqueólogos, tanto en República Dominicana, como en las Antillas Francesas, y en Puerto Rico. Este programa de la Embajada de Francia y del Centro León es una oportunidad para hacer eso. La próxima etapa del programa incluye la forma de un convenio interuniversitario entre la Universidad de las Antillas y las universidades de Santo Domingo, para así adentrarnos a un nuevo nivel pedagógico en la formación de los nuevos arqueólogos.
La idea ahora, me parece, es continuar en ese camino, y desarrollar, en el futuro, un diplomado sobre arqueología, mediante un convenio con las autoridades de educación superior y las universidades,
Mesa de trabajo I
Moderador: Manuel García Arévalo Relatora: Solange Rodríguez Reynoso
La necesidad de una generación de relevo en arqueología: retos y oportunidades
Participantes:
Adolfo López, Academia de Ciencias de la República Dominicana
Benoit Bérard, Universidad de las Antillas Benardino Herrera, INTEC
Dalul Ordehi, INTEC Manuel García Arévalo, Fundación García Arévalo Manuel Vargas Payano, Museo del Hombre Dominicano Marie-Jose Le Duc, Embajada de Francia en República Dominicana
Mario Núñez Muñoz, Centro León Pedro Morales, Oficina Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático Solange Rodríguez Reynoso, Universidad Iberoamericana (UNIBE)
Luis Felipe Rodríguez, Centro León Wilfredo Padrón, Centro León Yaquelin Álvarez, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) Zaidy Rijo Zouain, UNIBE
de arqueología dominicana y del Caribe
Dentro de los puntos más relevantes de nuestro equipo de trabajo, podemos destacar, como tema focal de nuestro equipo, la necesidad de gestar una nueva generación de arqueólogos. Es importante generar un levantamiento de opciones de educación para poder generar arqueólogos en la República Dominicana. En ese sentido, se podrían implementar acciones como:
Crear la Facultad de Arqueología en entidades académicas como la Universidad Autónoma de Santo Domingo, ya que no es un tema de rentabilidad ni de alumnos, sino una necesidad del Estado.
Es importante generar un levantamiento de opciones de educación para poder generar arqueólogos en la República Dominicana
Utilizar los medios existentes para crear esta facultad, se plantea la colaboración con universidades francesas y con el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Esta última entidad posee un máster online. Consorcios culturales internacionales pueden colaborar en ese sentido.
• El Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe, aprobó recientemente la creación de un Doctorado. Tienen un Doctorado en Antropología con énfasis en arqueología. Abre puertas en verano 2022.
Con la embajada francesa se pretende realizar un Diplomado, que, aunque quizá no parezca tener un gran interés curricular, se sugiere plantearlo con un enfoque de maestría.
Capacitar en temas doctorales, conseguir hacer o promover títulos o dobles títulos, a nivel local, con esquema presencial o semipresencial y garantizar el compromiso de permanencia a nivel de Estado o a nivel privado.
• Promover la preparación en arqueología de campo. Las excavaciones deben ser coordinadas por instituciones académicas.
En la UASD existe actualmente una Escuela de Historia y Antropología, que se plantea también como un espacio de desarrollo. Ha estado relegada y ha trabajado de forma desarticulada. Se requieren docentes de arqueología y retomar las conexiones que se han roto. Sería ideal tener docentes extranjeros, ya que, aunque existe oferta local, ésta podría ser ampliada. Actualmente existe: antropología social y cultural, antropólogos, historiadores
Es importante generar estrategias para captar jóvenes, creando un diseño curricular en grado, cuyos créditos puedan pasar a una opción de maestría.
Necesitamos abrir la puerta a esta nueva generación, introducir algunos cursos en grado y maestría es una buena estrategia. Un programa internacional de arqueología del Caribe es realmente necesario. Desarrollar el currículo, es importante andar.
La arqueología es una parte importante de los pilares de cualquier nación. Es económica y genera un gran impacto en identidad y cohesión social. Sus beneficios son tales que el Estado debe generar esfuerzos para optimizarlos. Una cátedra nacional cohesionaría y se podría lograr a través de ella una entidad reguladora, que
pueda generar becas, fondos, para posteriormente difundir esta información y se puede conectar a las estructuras existentes en el país.
Los pilares fundamentales se han planteado a corto y largo plazo. Es apropiado agregar a los pilares pensar globalmente y actuar localmente. A corto plazo, se plantea como importante la creación de la Cátedra Nacional de Arqueología.
Una manera de ir buscando financiamiento es vincular el desarrollo a la labor de arqueología. El turismo es un punto de encuentro fundamental.
Hay un compromiso muy valioso del gobierno central en las zonas de arqueología. En un marco de pensamiento global, se pueden buscar los recursos para obtener financiamiento para llevar a cabo estas estrategias.
Se pueden abrir otros espacios con centros académicos, que pueden ser muy útiles. Se puede vincular el plan con los siguientes proyectos de excavaciones planteados:
El proyecto francés.
• El proyecto de la Universidad de Roma La Sapienza.
• El proyecto de la Universidad de Leiden. Corine C. va a renovar convenio para apoyar o aprobar excavaciones y fortalecer los vínculos con la arqueología dominicana.
• El posible acuerdo con Turín, Italia, una pieza de nuestro museo en su espacio. Existe la posibilidad de hacer intercambios académicos con Turín.
• El posible convenio con la Universidad Autónoma de Yucatán, donde se ofrecerán espacios para capacitar.
• Otros espacios: Valencia.
También se planteó un posible vínculo con la Universidad CUNY de Nueva York.
El acercamiento con el sector económico es fundamental. La financiación puede venir de la mano de enclaves como el turismo. Esto obedece a que el desarrollo sostenible del turismo debe trabajar, de forma activa, la arqueología.
Mesa de trabajo I.
Una manera de ir buscando financiamiento es vincular el desarrollo a la labor de arqueología. El turismo es un punto de encuentro fundamental.
Acciones de cara a la Mesa de trabajo II
Participantes:
Ada Yadira Lora, Centro León
Anthony Rohou, Alianza Francesa de Santiago
Carlos Andújar, Dirección General de Museos y Centro León
Frederic Leroy, Departamento de investigaciones arqueológicas subacuáticas y submarinas (DRASSM) del Ministerio de Cultura de Francia
Jean-Sébastien Guibert, Universidad de las Antillas
José Guerrero, Museo de Historia y Geografía
Juan de la Cruz, MESCyT
Juan Mubarak, Dirección Nacional de Patrimonio Monumental
Julissa Gómez, UNIBE
Roberto Valcárcel, INTEC Sandra Gómez, UNIBE
Es importante tener un panorama amplio de la arqueología, desarrollar un plan nacional con estrategias. Es un problema el salario, el país y el Estado debe hacer un plan nacional de formación en arqueología. El empleo es un problema, Puerto Rico desarrolló una ley de arqueología. Se necesita un plan general, ya que las instituciones del Estado están muy dispersas.
Se necesita una ley de protección de patrimonios, que ordene y proteja el patrimonio. Se necesita desarrollar desde la Oficina de Patrimonio un proyecto de arqueología, ya que no hay data, ni organización. Se debe desarrollar un programa formativo de un año extensible a dos o tres. Cada universidad debe organizar una comisión que presente al MESCyT una propuesta de programa en la que cada universidad tenga una especialidad.
El programa de formación es importante pero también son los formadores tanto en arqueología como en historia, antropología. Es necesario hacer un levantamiento de los sitios arqueológicos dominicanos y los museos. En coordinación con los ayuntamientos y actores locales se puede ver cómo se pueden recuperar piezas y espacios de interés arqueológico. Esto implica la recuperación del patrimonio cultural.
Es necesario establecer un perfil de egresado para saber que las universidades puedan tributar en base a ese perfil, del mismo modo el Estado debe pensar en este perfil para tomar acciones pertinentes. Se hace necesario motivar a los estudiantes a que se inclinen por esta carrera. Se hace necesario motivar desde el bachillerato y es en el museo que se pueden dar los procesos de acercamiento al tema.
Los pensum académicos deberían incorporar elementos que sensibilicen a los estudiantes de los temas de historia y arqueología. Incluir materias de arqueología, artes, historia, antropología como una política educativa para sensibilizar a los estudiantes sobre el patrimonio. Se debe crear una masa crítica de personas interesadas. Tener en el museo un experto en educación y en las escuelas entender que el museo es un espacio para aprender. Es importante aprovechar la virtualidad porque una red fuerte no se logra son con especialistas nacionales, especialmente de cara a tener un claustro de profesores. Una estrategia es pedir al Estado unos fondos para apoyar la formación en arqueología. Es difícil motivar a los estudiantes en todas partes, ya que se paga poco y se ve el trabajo arqueológico como forzado.
¿Por qué el tema arqueológico es tan poco atractivo para los estudiantes? La falta de interesados nos lleva a preguntarnos cómo podemos mejorar esto. No es un problema de falta de colecciones.
Se acordó que todas estas estrategias deben contar con el apoyo del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, que sería unos de los soportes estatales.
Propuesta
1. Creación de una maestría/licenciatura, a través de una red interuniversitaria, que dé lugar a un consorcio universitario nacional e internacional, que haga posible, a través de la acción conjunta de las universidades involucradas, ofertar una propuesta común, con especialidades posteriores.
• PUCMM: Historia del Caribe
• UASD: Arqueología y antropología
• UNIBE: Tecnología de la conservación y arte
UNPHU: Patrimonio cultural
Universidad de las Antillas: trabajo de campo y el Gran Caribe
• Francia: Arqueología subacuática
• AGN: Restauración
• MESCyT: Museografía
Esta propuesta también se articula alrededor de las especialidades de las universidades. Eso conllevaría una repartición de las competencias de las universidades. Así, por ejemplo, todo lo que tenga que ver, en ese programa común, con historia del Caribe, sea asumido por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, que posee un Doctorado y una Maestría en Historia.
La UASD, por su tradición particular, podría asumir arqueología, historia y antropología, que son áreas de mucha fortaleza en el currículo de dicha universidad.
UNIBE se encargaría de la Tecnología de Conservación y Arte, que son parte de sus fortalezas formativas y que pueden ser puestas al servicio de la propuesta.
En el caso de la UNPHU, esta universidad se ha destacado en arquitectura y en patrimonio cultural, y esa sería su responsabilidad en el proyecto común de la propuesta.
La Universidad de las Antillas, trabajo de campo y el Gran Caribe y el Caribe Menor, que son sus áreas de especialización.
A Francia le correspondería la arqueología subacuática.
Al Archivo General de la Nación le corresponderían las responsabilidades formativas relacionadas con la restauración.
El MESCyT se involucraría, a su vez, con todo lo relacionado con museografía.
Se acordó que todas estas estrategias deben contar con el apoyo del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, que sería unos de los soportes estatales. En tal sentido, el apoyo del Estado resulta preponderante, ya que la propuesta se
Mesa de trabajo II
concibió como una Plan Estratégico Nacional, porque básicamente da respuesta a una necesidad nacional. Ese plan conllevaría la realización de un diagnóstico de largo alcance, al tiempo que definiría retos, objetivos y responsabilidades, auspiciando, a su vez, la oferta académica común anteriormente desglosada.
2. Se subrayó la importancia de la creación y posterior promulgación de una Ley de Patrimonio, que otorga mayor sentido a las propuestas relacionadas con el fortalecimiento académico de la arqueología dominicana. De manera adicional, se propuso la creación de una ley que obligue a los inversionistas inmobiliarios a pagar un especialista de arqueología preventiva como parte de la evaluación previa a la ejecución de proyectos de construcción en zonas de interés arqueológico.
3. Construir un consorcio de universidades nacionales e internacionales con el apoyo del MESCyT.
4. Plan nacional de estratégico. Incluir especialidad/diplomado/ otras estrategias de formación y producir un levantamiento general sobre estos estudios que incluya otras disciplinas hermenéuticas: sociología, historia, filosofía.
5. Equipo de seguimiento al Código de Patrimonio: Juan Mubarak.
Integrantes de la Mesa de trabajo II.
Sesión de preguntas y comentarios
Sesión de preguntas y comentarios
Adolfo López Belando
Parece que entre los dos grupos hay una idea común, que es la de crear una Cátedra o una especialidad en arqueología en República Dominicana y, además, en los dos grupos se ha mencionado, por igual, a la UASD. Yo creo que ese podría ser un punto de discusión, referido a solicitarle al Estado la creación, en esa universidad, la especialidad de arqueología, que se uniría a otras especialidades ya existentes en su oferta académica, como son la de historia y la de antropología.
Por otro lado, quería también apuntar algo acerca de la financiación, es decir, de qué van a vivir los arqueólogos que se formen en las universidades, ya que se han hablado muy poco de ese tema. Hay dos maneras de poder ser arqueólogo y vivir de ello: una es dedicarse a la enseñanza o a la curaduría en los museos y otra es trabajar en lo que se denomina, en algunos sitios, arqueología de contrato, o arqueología de salvamento.
En la República Dominicana no tenemos, lamentablemente, instituciones donde el Estado pague a arqueólogos para que trabajen, con excepción del Museo del Hombre, donde, además, se le paga poco. Sin embargo, sí tenemos una enorme oportunidad en la arqueología privada o de contrato, ya que tenemos el país lleno de sitios arqueológicos y, al mismo tiempo, lleno de construcciones en zonas de interés arqueológicos, donde, paradójicamente, en los estudios de impacto ambiental, no se requiere de un informe sobre el valor arqueológico de un determinado territorio, que es lo habitual en otros países.
Nosotros conseguimos que el Ministerio de Medio Ambiente emitiera una Circular donde se solicita la inclusión de la arqueología dentro de los estudios de impacto ambiental. No obstante, en la práctica, esta circular no es objeto de ninguna consideración o cumplimiento, que es algo que no tiene tanta repercusión ante el escaso número de arqueólogos que trabajan en arqueología privada.
José Guerrero
Este encuentro es, sin duda, un momento histórico, porque supone una plataforma que ha de servir para acciones futuras, por lo que sugiero al Centro León la divulgación de lo tratado en este importante evento.
Juan Mubarak
Es importante que, a partir de la relatoría de ese evento, se nombre un equipo que le dé seguimiento a eso y que sea capaz de articular todo lo que tiene que ver con las universidades y con los entes o agentes que van a formar parte de ese consorcio. Este seguimiento es vital para poder, en un futuro, materializar la idea propuesta.
Luis Felipe Rodríguez
Quería puntualizar, respecto a la intervención de José Guerrero, que, en efecto, todo lo que hace el Centro León se registra, y queda como un documento para consulta en la Mediateca. Eventos anteriores, como el Encuentro sobre Coleccionismo, fueron transcritos y posteriormente publicados en forma físico y/o digital. En el caso del presente evento, es un hecho que la urgencia de lo tratado acá amerita su divulgación con la mayor celeridad posible y que lo abordado quede como un documento para consulta de docentes, estudiantes y público en general.
Marie-José Le Duc
Mi participación en el Programa de Arqueología Preventiva fue algo muy especial para mí, aunque yo entré cuando ya el programa había comenzado. El programa se destaca por la buena colaboración que existe entre los diferentes actores. Se inició antes de pandemia y por culpa de esa emergencia sanitaria, se alargó más el plazo del programa.
El programa se forja sobre la base de un fondo de solidaridad que Francia para proyectos de esa naturaleza, lo cual permitió el desarrollo de varias acciones. Al terminar esta primera etapa, vamos a continuar, todos juntos, con el mismo entusiasmo que hemos mostrado el día de hoy. Yo estuve en la mesa 1 y debo decir que fue una experiencia muy enriquecedora poder presenciar los debates y apreciar la voluntad de las universidades para seguir con este proyecto.
Mi presencia aquí es, básicamente para ayudar, para ser el vínculo entre todos, para que podamos sacar adelante una maestría. Eso sería, en lo personal, un gran logro, por lo que puedo asegurar que vamos a poner empeño en eso.
Quiero agradecer la excelente colaboración que hubo con el Centro León y con el Ministerio de Cultura de la República Dominicana. De igual manera, agradecer, también, la presencia y la colaboración con la Universidad de las Antillas, con el Museo del Hombre y con el Ministerio de la Cultura de Francia, Agradezco la presencia del Instituto Nacional de Arqueología Preventiva, que va a efectuar, próximamente, una misión en territorio dominicano.
Más que un final de una etapa, este es el inicio de una colaboración, que esperemos nos lleve a los resultados que todos esperamos.
El programa se destaca por la buena colaboración que existe entre los diferentes actores
Más que un final de una etapa, este es el inicio de una colaboración, que esperemos nos lleve a los resultados que todos esperamos.
Participantes del Encuentro de arqueología dominicana y del Caribe.
Participantes del Encuentro de arqueología dominicana y del Caribe.
Palabras de clausura
Luis Felipe Rodríguez
Gerente adjunto de Programas Culturales Centro León
Lo que nos llevamos de este encuentro es que no hay nada conclusivo, sino que estamos permanentemente en un punto de partida para afrontar este tema tan relevante para todos nosotros. El Centro León, como Museo, tiene la función de conservar el patrimonio que está a su cargo y, además, la responsabilidad de propiciar las condiciones para que ese patrimonio sea investigado, es decir, que se convierta en objeto de estudio, tanto para los investigadores individuales como para las academias. Esto conlleva, adicionalmente otra responsabilidad, que es la de comunicar y hacer visible ese patrimonio al resto de la sociedad.
En el caso de la arqueología, como lo ha sido en el caso de las artes visuales y de la etnomusicología, nosotros, como institución, somos un vaso comunicante, es decir, un puente entre ese patrimonio que está aquí y la sociedad. En esta ocasión, lo que hemos pretendido con el Programa de Arqueología Preventiva, con el impulso de la Embajada de Francia, es desarrollar una iniciativa que no termina aquí, pues nos convoca a buscar la manera de dar respuestas comunes y colaborativas a las múltiples interrogantes y propuestas que se han formulado en el marco de este encuentro.
Nosotros nos comprometemos, insisto, a seguir actuando como un mediador o facilitador de estos procesos. La responsabilidad que asumimos, cuando aceptamos el Programa de Arqueología Preventiva, es una responsabilidad permanente. Ahora, más que nunca, entendemos, desde este museo, la necesidad de formación de especialistas en esta disciplina y en otras que tienen que ver con nuestras colecciones.
Los que hemos participado en este evento, consideramos que ya formamos parte de un comité gestor para darle seguimiento a estas iniciativas y lograr que sean, efectivamente, una realidad. Hay instituciones que deben desempeñar —y estoy seguro de que será así— un papel importante en este proceso, y esas instituciones son, naturalmente, las universidades.
La colaboración institucional que se ha producido en el marco de este programa, tanto local como internacional, es algo que va a tener, con seguridad, un impacto en la creación de una red de trabajo cultural y académico en nuestra región, así lo demuestra la presencia de representantes de la Universidad de las Antillas, de Martinica, así como la presencia y el seguimiento que nos ha otorgado el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe.
Si bien quedan muchas tareas pendientes, creo que estamos en un momento muy interesante, porque ahora es que comienza el diseño de las acciones que darán continuidad futura al Programa de Arqueología Preventiva.
Sobre los panelistas
CARLOS ANDÚJAR PERSINAL. Sociólogo e investigador dominicano. Graduado de Sociología en la Universidad de París X Nanterre. Ha publicado numerosas obras relacionadas con el folklore, la religiosidad popular, tradiciones populares, entre otros. Se destacan, al respecto, sus libros: La Presencia Negra en Santo Domingo. Un enfoque etnohistórico (1997), Identidad cultural y religiosidad popular (1999) y Encuentros y desencuentros de la cultura dominicana (2010). En la actualidad, se desempeña como Director Nacional de Museos y Asesor Cultural del Centro León.
BERNARDO VEGA BOYRIE. Escritor, economista, historiador, antropólogo y sociólogo dominicano. Estudió economía en la Universidad de Pensilvania. Se ha desempeñado en numerosas funciones públicas, tales como director del Museo de Hombre Dominicano (1978-1982); gobernador del Banco Central de la República Dominicana (1984-1994) y embajador en Washington (1997 -1998). Obras destacadas suyas son: Nazismo, fascismo y falangismo en la República Dominicana (1985); Ensayos sobre cultura dominicana (1988); Negociaciones políticas durante la intervención militar de 1965 (2012).
MANUEL GARCÍA ARÉVALO. Historiador dominicano, cuyas obras se orientan a la investigación sociohistórica y arqueológica. Ha publicado más de 20 obras, entre las que pueden mencionarse: Las espátulas vómicas sonajeras de la cultura taína (1976); Arte taíno de la República Dominicana (1977); Pueblos y políticas en el Caribe Amerindio. El indigenismo dominicano (1990); y La frontera tipológica entre los objetos líticos de la cultura taína (2005).
BENOÎT BÉRARD. Actualmente es profesor asociado de Arqueología del Caribe en la Universdad de las Antillas en Martinica, donde es jefe del departamento de historia. Recibió su doctorado de la Universidad París 1 Panthéon-La Sorbonne en 2003. También se desempeñó durante varios años como profesor invitado en la Ecole Normale supérieure en Haití. Ha realizado excavaciones y programas de investigación en diferentes islas de las Antillas Menores. Ha publicado obras como: Les premières occupations agricoles de l’arc antillais, migration et insularité : le cas de l’occupation saladoïde ancienne de la Martinique, entre otras.
FUNDADORES
María Rosa León A.
Eduardo A. León A. Fernando León A. Carmen M. León de Corrie C. Guillermo León A. Clara León de Brugal
José A. León A.
Fundación Eduardo León Jimenes, Inc.
FUNDACIÓN EDUARDO LEÓN JIMENES
María Amalia León Presidente
María Elena Aguayo Directora ejecutiva
CENTRO LEÓN
María Amalia León Directora General
María Luisa Asilis de Matos Gerente ejecutiva de Sostenibilidad
Luis Felipe Rodríguez Gerente adjunto de Programas Culturales
Mario Núñez Muñoz Gerente de Extensión y Comunicaciones
Encuentro de arqueología dominicana y del Caribe: retos y desafíos por una generación de relevo 26 de noviembre 2021
PRODUCCIÓN
Centro León
COORDINACIÓN
EDITORIAL
Mario Núñez Muñoz, Ana Azcona
CORRECCIÓN
Daniela Cruz Gil
TRADUCCIÓN
Rab Messina, Ismérie Pajot
TRANSCRIPCIÓN Y EDICIÓN
Aurelio Polanco Marte
FOTOGRAFÍAS
Daniel Collado, Alfred Cepeda
DISEÑO Y PRODUCCIÓN
Pamela Thomas
ISSN 978-9945-9370-1-5
1. Arqueología – Caribe (Región) – Congresos, conferencias, etc.; HistoriaCaribe (Región) – Congresos, conferencias, etc. ; Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo
1. Título 972.9 C397e Centro León
Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo = CONFERENCE ON DOMINICAN AND CARIBBEAN ARCHAEOLOGY: CHALLENGES TO A CHANGING OF THE GUARD = RENCONTRE D’ARCHÉOLOGIE DOMINICAINE ET CARIBÉENNE : LES DÉFIS POUR UNE NOUVELLE GÉNÉRATION D’ARCHÉOLOGUE. Carlos Andújar Persinal; Bernardo Vega; Manuel García Arévalo; Benoit Bérard. – Santiago de los Caballeros : Centro Cultural Eduardo León Jimenes, 2022.-- 40 páginas. : ilustrado.
CONFERENCE ON DOMINICAN AND CARIBBEAN ARCHAEOLOGY: CHALLENGES TO A CHANGING OF THE GUARD
Preventive Archeology Program
All rights reserved® Eduardo León Jimenes Cultural Center. Santiago de los Caballeros, Dominican Republic, 2022. The total or partial reproduction of this work by any means or procedure without the written authorization of the rights holder is prohibited.The Archeology Collection of the León Center includes pieces from the Caribbean, mainly from the Taíno culture.
Opening remarks
María Amalia León, President of the Eduardo León Jimenes Foundation Director of Centro León
Panel: The Preventive Archeology Program and the Training of Archaeologists in the Dominican Republic
Carlos Andújar Persinal
Bernardo Vega
Manuel García Arévalo
Benoit Bérard
Work Group 1: The Need for a Generational Shift in Archaeology: Opportunities and Challenges
Work Group 2: Actions Towards an Education in Archaeology
Q&A Session
Adolfo López
José Guerrero
Juan Mubarak
Luis Felipe Rodríguez
Marie-José Le Duc
Closing Remarks
Luis Felipe Rodríguez, Deputy Manager of Cultural Programs at the Centro León
About the Panel Participants
Opening remarks
María Amalia León
President of the Eduardo León Jimenes Foundation Director of Centro León
As the host of this decisive space for reflection and dialogue, the Eduardo León Jimenes Cultural Center is pleased to witness this knowledge exchange, leading us to walk together along the path of a common commitment to the future. The goal here is to create the conditions that will foster the academic training of a new generation of professionals who can carry the torch in the field of Dominican and Caribbean archaeology. Doing so is an essential part of the puzzle that we call recording history —and archaeological studies and their results tend to provide most of the pieces for it.
On the matter of recording history, archaeology does help us arrive at a clearer understanding of what we are and where we come from. What it does is it unearths evidence and even a series of messages from the past that have remained hidden from us, either by way of time, due to natural phenomena or caused by the actions of the human race. Given its methods and techniques, archaeology exists to contribute to the construction of the past using material evidence.
As a discipline, archaeology has two —among many others— key purposes. The first is to produce knowledge originating from every preceding society, from each one of its members, accounting for the historical experience and the developments and achievements of every human culture from every moment in time and every single location. What we are as human beings only does begin to acquire a more defined outline when evaluated within the deep history presented by archaeology, from our most remote origins to our present days.
Its second purpose is to protect and preserve the material memory of human history. The many archaeological sites around the globe, as well as the remains currently on display and under proper storage in museums, form our tangible past. Today, we can somehow see it and reenact that past through the plethora of ways of communicating its value.
With this frame of reference, in 2019 the Centro León signed a cooperation agreement with the French Embassy in Santo Domingo, which led to the creation of the Preventive Archaeology Program. This structure was set to strengthen the technical capacity of Dominican specialists in collaboration with French institutions, such as Paris’ Musée de l’Homme and Martinique’s Université des Antilles.
As a result of this program —and due to the limitations created by the COVID19 pandemic, which then turned into a boon for digital platforms— we offered courses such as Studying Indigenous Societies in the Caribbean, Museography Today, Advanced Archaeology and The 21st-Century Museum. These educational initiatives had 362 beneficiaries in total, who were exposed to the knowledge of instructors hailing from European, North American and Caribbean institutions.
It is well known that the Dominican Republic has a historically important role in Caribbean archaeology, particularly when considering the archipelago’s Native American settlements. This special position is the result of the work of several pioneers in the field, many of them affiliated to the Museum of the Dominican Man.
This early stage was led by researchers who mostly came from other disciplines: they were usually anthropologists, historians and architects. These pioneers embraced the paramount task of collecting the knowledge and the methods that Caribbean archaeology now knows and acknowledges, and has done so for decades.
But it is now the duty of our academic, cultural and research institutions to engage in training young specialists within the discipline, and to champion the country’s archaeological studies. This will allow us to pass the baton to the next generation of professionals; in doing so we can safeguard the work of leading figures in Dominican and Caribbean archaeology, such as Marcio Veloz Maggiolo, Dato Pagán and Manuel García Arévalo.
The Preventive Archaeology Program aims to foster a space for proactivity, committed to dialogue with universities, academia, researchers, public servants from both the cultural fields and from our higher education system, as well as international researchers and scholars. That’s the result we aim to see from this conference: our responsibility is to face the challenges to a changing of the guard.
I’d like to refer to that title by quoting Frantz Fanon, who said that each generation must discover its mission, fulfill it or betray. it. Our mission today is to bring our minds together in order to promote and to galvanize the profession of archaeology in the Dominican Republic and the Caribbean.
Panel: The Preventive Archaeology Program and How to Train Archaeologists in the Dominican Republic
Carlos Andújar Persinal
The Preventive Archaeology Program was created under the auspices of the Ministry of Foreign Affairs —the head of this project—, with the pivotal goal of inciting interest in the safekeeping of our cultural heritage. By doing so, the Ministry expects the participating countries to develop, in the future and by way of their own initiative, similar programs or activities.
The courses that made up the program responded to the gaps in training for local archaeologists. In this sense, I mentioned to Frédéric Leroy, from France’s Ministry of Culture, that in 2005, during the celebration of the 20th International Congress for Caribbean Archaeology at the Museum of the Dominican Man, I had spoken to Bernardo Vega about the need for many more events of its kind, in order to create a new generation of Dominican archaeologists. After all, in the frame of just one year we’ve lost two key figures in our field of study: Marcio Veloz Maggiolo and Ángel Caba Fuentes.
Considering a generational shift in archaeology demands the active participation of the public sector, as this is a topic that goes far beyond academia or regular outreach. This is a state-level issue, a strategic one, and it’s something the Preventive Archaeology Program must take into account. We can all engage in as many courses and specialties and Master’s programs as we find fit, but we’re doomed if we don’t also study the need for a generational shift. Archaeology, as well as social disciplines like sociology and history, is going through a crisis that manifests itself in the decreasing number of new students.
We as a country are the largest location for indigenous groups in the Caribbean, and thus archaeology is a very important matter to us. The dearth of archaeologists forces the Dominican government and its institutions working close to this field to produce an assessment of its issues. We are now faced with the generational responsibility of training new archaeologists. The Dominican subsoil holds a large part of our historical memory. The Preventive Archaeology Program responds to the need of producing a new generation of archaeologists, and also provides us with the opportunity to participate in that process.
The shortage of archaeologists forces the Dominican State and the institutions that have to do with archeology to develop a diagnosi of what is happening around this discipline
This urgent matter has brought together, in this event today, representatives from the Ministry of Higher Education, Science and Technology (MESCyT) and from universities such as the Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). This can be explained by the fact that our response cannot be carried out by a single institution. Therefore, the main goal of this conference is to present our thoughts on the need for training within our archaeological practice, hoping that these exchanges can bring forth some answers, some alliances and even a set of institutional collaborations —particularly alongside universities— that can ensure the continuity and the autonomy of our Preventive Archaeology Program.
Our universities have that utmost important role of creating the next generation of archaeologists, by wya of collaborations with higher-education institutions in France and Martinique. Our present conditions won’t do: we have to make sure we create not just the road towards training, but also a field of work for those professionals who emerge from it.
Bernardo Vega
I’d like to present a short summary of the profession of the archaeologist in the Dominican Republic, using the term profession in a much wider sense. It began with a group of romantic archaeologists: there was Narciso Alberti Bosch, who saw in one stone what he thought was a Phoenician alphabet; there was Luis Cambiaso, who perhaps acquired some of his archaeological expertise on his trips to Italy; there was Emile Boyrie De Moya, my mother’s brother who, although he did not formally study archaeology, did read extensively on the matter and maintained correspondence with Irving Rouse, with Josep María Cruxent in Venezuela, with René Herrera Fritot in Cuba and with many others. He shared his first findings with Luis Chanlatte who, after heading to Puerto Rico, went on to significantly develop his training in the field.
When it comes to my own story, what little I do know about archaeology I learned from joining Uncle Emile in his fieldwork. In the last years of his life, when I went over to visit him, I was often instructed to not come at a particular time of the day, as he was scheduled to meet Manuel García Arévalo and his conversations on archaeology would extend for hours. It was there, thanks to Mr. García Arévalo, that I was also able to learn more about the field.
After the downfall of the Trujillo dictatorship, we saw the birth of educational financing in the country. Thanks to this, both Marcio Veloz Maggiolo and Plinio Pina were able to obtain their PhD in Spain, directed by an outstanding faculty. I believe Dato Pagán studied Geography in France. They were later the instructors of a course over at the Universidad de Santo Domingo, which saw the likes of Renato Rimoli, Fernando Luna Calderón and José Guerrero as students. That’s why in 1973, when the Museum of the Dominican Man was created, we already had a distinguished group of people who had studied archaeology and thus immediately joined the institution’s research team.
We are at a stage where new blood is required in the practice of archaeology. Hence the great importance of meetings like this one, which highlight this need and bet, proactively, on its realization in the short term.
The Congress on Caribbean Archaeology, which before the pandemic would take place every two years, was a mechanism that allowed Dominican archaeologists to stay in the loop with new developments in their discipline coming from other latitudes, particularly in the Caribbean.
As Mr. Andújar mentioned, Marcio Veloz Maggiolo is no longer with us. Fernando Luna Calderón, Plinio Pina and Ángel Caba have also left us. Those of us who still remain can be referred to as a term lifted straight out of the archaeological glossary: fossils. We absolutely need a new generation of professionals. So that’s why I’m pleased to hear about France’s interest, via its Ministry of Culture, on the educational issue that affects Dominican archaeology. We will never forget that Petit Palais exhibition on Taíno art, organized by the then-mayor of Paris Jacques Chirac. No event since has come close to surpassing it.
The need for a new generation of archaeologists coincides with the bitter shutdown of the Museum of the Dominican Man. What began as a plan to refurbish it has ended up leaving it in even more dire conditions than the situation that led to the process to begin with, but that’s a topic for another day. It shall open its doors once more someday, and that new generation of archaeologists will be in charge of a new museum and its renovated museography.
We’re at a stage in which we need new blood in the exercise of archaeology. That situation underscores the great importance of events such as this one, which shine a light on that need and proactively look for solutions that can be put to use sooner rather than later.
The Archeology Collection of the León Center includes pieces from the Caribbean, mainly from the Taíno culture.
Manuel García Arévalo
I’ve dedicated most of my life to archaeology. As a child, I would visit Emile Boyrie De Moya’s house and I’d spend long hours listening to his stories on the matter. Bernardo Vega referred to that first archaeology course taught by the Universidad de Santo Domingo upon the return of Marcio Veloz Maggiolo, Plinio Pina, Dato Pagán Perdomo and several other professors living here at the time, like June Rosenberg. That class was the birthplace of a generation of archaeologists who used the Department of Research at the Museum of the Dominican Man to effectively promote the many anthropology and archaeology projects that took place in the country.
Before that course, which took place in 1972, there was another one circa 1947, when the University’s Dominican Institute for Anthropology was founded by Emile Boyrie De Moya. One of its guests scholars was René Herrera Fritot, who at the time was leading some excavation sites in La Caleta, close to the city’s airport. That project later produced a marvelous book, titled La Caleta: An Archaeological Treasure in the Antilles.
I remember two students from that class of 1947: Hugo Eduardo Polanco Brito and Luis Chanlatte Baik. The former left archaeology to join the church, later even becoming a bishop, while the latter did have an outstanding career as an archaeologist in Puerto Rico, hoisted by Ricardo Alegría and the University of Puerto Rico - Río Piedras Campus.
Urged by Father Vicente Rubio, the Universidad Católica Santo Domingo had its own School of History and Archaeology. It left us with two graduating classes of historians and another one comprised of archaeologists. I taught two classes there: Prehistory and Colonial Times, as well as Ethnography. The latter is a discipline of utmost importance, as ethnography is akin to some sort of living archaeology —particularly here in the Antilles, where we weren’t afforded the luck of having extant indigenous populations, as in South America.
The project at the Universidad Católica de Santo Domingo was cut short by a rather salient issue: a lack of proper payment for both archaeologists and those involved in cultural matters. Between 1910 and 1912, the director of the National Museum —that is, Mr. Narciso Alberti Bosch— was paid 200 pesos a month. Back then, a Dominican senator made 60 pesos and a congressman’s salary was 40 pesos. This contrast can help us appreciate the reverence paid to a museum director.
Looking at our current situation, things are now operating backwards. The contrast is undeniable. If we cannot compensate our professionals properly, we’ll simply run out of professionals in our fields. They aspire, understandably, to salaries that allow them to live with dignity. Therefore, if we want to create a group of archaeologists and cultural professionals, we must vindicate their backgrounds with proper financial retribution.
The current level of salaries for cultural professionals in the Dominican Republic makes it quite clear: we just won’t be having a new generation of professionals. The matter of salaries, therefore, should be present in every single conversation and discussion regarding our new generation of archaeologists.
To close things up, I would like to bring us back to the creation of Casa de Teatro. Both Bernardo Vega and myself were very close to Freddy Ginebra and we were part of that process. Back then, we had a visit from a theater specialist, a Spaniard, and he said something I’ll never forget: “Good theater requires a theatergoing audience first and foremost, because we can’t have a theater without an audience”. Paraphrasing that, in order to create a new generation of archaeologists, we must first make sure our future professionals have access to better salaries.
The contrast is undeniable. If we cannot compensate our professionals properly, we’ll simply run out of professionals in our fields
Benoît Bérard
I don’t want to take too long, so I’ll refer to three topics. First, if we want to demand better salaries for our archaeologists, we must understand their social function —that is, what it is they do. Naturally, their first function is the professional and scientific exercise of archaeology, which includes excavation and the preservation of heritage.
This is a very sensitive topic in the Dominican Republic, considering the visible economic growth experienced by the country thanks in large part to tourism — which has greatly benefited from archaeology itself. The study and preservation of that heritage that is, at the same time, a resource for tourism, requires professional archaeologists. Preventive archaeology contributes, in that sense, to the recognition of the value of your heritage alongside the nation’s economic development.
The second topic I want to discuss is the fact that the new generation of archaeologists must carry on with the work of the many people who came before them —that is, the work of offering the Dominican people and the Caribbean a set of knowledge about its indigenous populations. That is its main mission. But beyond that, the country needs archaeologists in order to preserve and safeguard its archaeological collections.
The Dominican Republic has some outstanding archaeological collections, both in museums and private foundations. In order to adequately preserve those collections, one has to develop the right type of knowledge in order to study them, which requires the presence of professional archaeologists within those institutions.
In those countries that do have archaeologists, they act as essential players in the process of having their territory’s current inhabitants appropriating their past. They are also essential players in the process of developing and reaffirming the identity of a nation. The Dominican Republic’s past is part of its identity. If there are no archaeologists to study and bring forth that past, that will in turn weaken the nation’s identity in the future.
The third topic points to the fact that specialists are nowadays heavily focused on the Caribbean, and particularly in the Dominican Republic, as new excavations have been taking place for decades with teams hailing from the region, as well as other parts of the Americas and Europe. This situation has produced new knowledge on the Caribbean past, and it is being promoted via mediation and dissemination, which is rather important.
The issue of training new archaeologists isn’t unique to the Dominican Republic. The truth is, becoming a professional archaeologist is not an easy task, as such training isn’t limited exclusively to the classroom. There’s a lot of fieldwork required. Therefore, in order to create a new generation of archaeologists we need new excavation sites, framed within the contemporary practice of both field archaeology and the lab. The syllabus for archaeologists is therefore made up of two dimensions: academic training and fieldwork.
In the Dominican Republic there are incredible archaeological collections, in museums and private foundations. To adequately maintain such collections, knowledge must be developed based on the study of these collections, which requires the presence of professional archaeologists within the institutions that house the collections.
The international standard for university faculty members is that they must hold a PhD or be in the process of obtaining one. Currently, the Dominican Republic lacks people with that level of training in archaeology. The same situation is taking place in other Caribbean islands. For example, in Martinique, the Université des Antilles has but three doctorate-level archaeology professors, as well as a PhD student. Four professors isn’t enough to develop a full Archaeology syllabus, from a Bachelor of Arts all the way down to a
We might be able to develop a certificate course on Archaeology via an agreement with our public institutions for higher education and the universities, in order to provide a more official framework for our students...
doctoral degree. We will probably have the chance to participate in joint initiatives with the Dominican Republic, which is the idea behind this Preventive Archaeology Program.
The experience we shared last year, within the framework of the program, has been quite enriching —in spite of the conditions created by the COVID-19 pandemic. We were able to develop two Archaeology classes for the students in Santo Domingo, but also for my students in North America and other parts of the world. That was something amazing in and of itself, as only a handful of cities in the world teach classes on Caribbean archaeology. That was the first time in my entire life that I was able to participate in a course pertaining to that topic.
The idea now, I think, is to continue walking down that path. We might be able to develop a certificate course on Archaeology via an agreement with our public institutions for higher education and the universities, in order to provide a more official framework for our students, both from the Dominican Republic as well as other parts of the Caribbean. In Martinique, in our university, we currently offer a Bachelor’s degree in Archaeology.
This is a pattern that repeats itself in several islands in the Caribbean: there are a few Archaeology professors, but we don’t have the structure to create a professional training program for archaeologists, from a B.A. to a PhD, even though some contexts are more developed than others. Puerto Rico has a Master’s program in Archaeology at the Center for Advanced Studies on Puerto Rico and the Caribbean; that is the most advanced initiative in the region, at an official level, and they have faculty members from the University of Puerto Rico in the Río Piedras and Utuado campuses.
Through collaboration, we can come together to produce great things when it comes to training new archaeologists, both in the Dominican Republic and the French Antilles, as well as Puerto Rico. This program by the French Embassy and the Centro León is a great opportunity to do so. The next stage of the program includes an institutional agreement between the Université des Antilles and several universities in Santo Domingo, in order to explore a new pedagogical level in the process of training our new archaeologists.
ConferenceThrough collaboration, we can come together to produce great things when it comes to training new archaeologists, both in the Dominican Republic and the French Antilles, as well as Puerto Rico.
Work Group 1
The Need for a Generational Shift in Archaeology: Opportunities and Challenges
Moderator: Manuel García Arévalo Reporter: Solange Rodríguez Reynoso
Participants:
Adolfo López - Academy of Science of the Dominican Republic
Benoît Bérard - Université des Antilles
Bernardino Herrera - Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)
Dalul Ordehi - Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)
Manuel García Arévalo - García Arévalo Foundation
Manuel Vargas Payano - Museum of the Dominican Man
Marie-José Le Duc - French Embassy in the Dominican Republic
Mario Núñez Muñoz - Centro León Pedro Morales - National Office of Underwater Cultural Heritage
Solange Rodríguez Reynoso - Universidad Iberoamericana (UNIBE)
Luis Felipe Rodríguez - Centro León
Wilfredo Padrón - Centro León
Yaquelin Álvarez - Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD)
Zaidy Rijo Zouain - Universidad Iberoamericana (UNIBE)
Conference on Dominican and Caribbean Archaeology
Among the most relevant topics for our working group, the most important one was deemed the need to foster the birth of a new generation of archaeologists. We believe it critical to produce a list of educational options for would-be archaeologists in the Dominican Republic. In order to achieve that, we could engage in the following actions.
• Create the School of Archaeology in academic institutions like the Universidad Autónoma de Santo Domingo, as this is not a matter of profitability nor lack of students, but a matter of national necessity.
We believe it critical to produce a list of educational options for would-be archaeologists in the Dominican Republic.
• Use the existing resources to create this school; this can be achieved by way of a collaboration among French universities and the Center for Advanced Studies on Puerto Rico and the Caribbean. The latter has an online Master’s degree program. We can seek the collaboration of international cultural associations for this matter.
The Center for Advanced Studies on Puerto Rico and the Caribbean recently approved the creation of a PhD program —Anthropology with a focus on Archaeology. It opens in the summer of 2022.
• There are plans to create a certificate program with the help of the French Embassy. Although it hasn’t garnered official interest, it would be productive to propose turning it into a Master’s degree.
• Train resources in doctoral matters. Promote degrees or dual degrees —either in-person or remotely. Guarantee the long-term commitment of the public and private sectors.
Promote archaeological fieldwork. Excavation sites must be arranged by academic institutions.
The Universidad Autónoma de Santo Domingo currently has a School of History and Anthropology, which has been considered a space for development. The school has been held back, though, as it has been handled in a disjointed manner. It needs Archaeology professors; there’s also the need to resume its networking activities. It would be quite productive to have foreign faculty members on board; while there is a local provision of professors, it could be further expanded. The school currently offers Social and Cultural Anthropology classes, taught by anthropologists and historians.
We must create strategies to capture the attention of a younger audience, by creating a Bachelor’s-degree syllabus that can be further transferred to a Master’s degree.
We need to open the doors for that new generation by introducing some Bachelor’s degrees —and a Master’s is a good strategy. We absolutely need an international Caribbean Archaeology program. We need to start developing that syllabus already.
Archaeology is one of the cornerstones of a nation. Its impact is both a matter of identity and social cohesion as well as an economic one. Its benefits are so great that the public sector should make an effort to optimize them. A national chair would draw together its components and could create a regulatory entity able to generate scholarships and research funding. This entity could later on disseminate the resulting information and connect it to the country’s existing structures.
We’ve discussed both short-term and long-term elements, but we must also add a way of thinking about them: we must think globally and act locally. Speaking of a short-term basis, we must focus on creating the National Chair for Archaeology.
When it comes to funding, an essential matter in the profession, we should consider the tourism industry as an ally.
The central government is very committed to our archaeology sites. If we were to approach this from a global point of view, we could reach out to secure the funding sources needed to carry out these strategies.
We could open a different set of spaces with other academic institutions, which could prove quite useful. We could link this plan to the following excavation sites:
The French project
• The project led by the Sapienza University of Rome
• The project from Leiden University. Corine C. will be renewing the agreement to support or approve excavation sites and strengthen links with Dominican archaeology.
The potential agreement with Turin, in Italy, in order to feature a piece from our museum in their location. There is also the possibility of holding academic exchanges with the city.
• The potential agreement with the Universidad Autónoma de Yucatán, with spaces for training purposes.
• Other potential spaces: Valencia
There is also a potential tie with the City University of New York (CUNY)
Reaching out to the private sector is fundamental. Funding can come from key industries, such as tourism —since sustainable tourism development must actively take into account the country’s archaeological findings.
work group I
One way to go looking for funding is to link development to archeology work. Tourism is a fundamental meeting point.
Actions Towards an Work Group 2
Participants:
Ada Yadira Lora - Centro León
Anthony Rohou - Alliance Française de Santiago
Carlos Andújar Persinal - Centro León
Frédéric Leroy - Department of Underwater and Archaeological Research (DRASSM) from the French Ministry of Culture
Jean-Sébastien Guibert - Université des Antilles
José Guerrero - National Museum of History and Geography
Juan De La Cruz - Ministry of Higher Education, Science and Technology
Juan Mubarak - Ministry of Culture
Julissa Gómez - Universidad Iberoamericana (UNIBE)
Roberto Valcárcel - Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC)
Sandra Gómez - Universidad Iberoamericana (UNIBE)
We need to establish the profile of an employable graduate, so that universities can work on the basis of it. Likewise, the government should take this profile into account for any relevant actions.
We need to approach archaeology from a wider perspective and therein develop a national plan, with several strategies. Salaries are an issue; both the country and the government should work on a national plan for higher education in archaeology. Employment is an issue; Puerto Rico developed an Archaeology Law. We need a general plan since public institutions appear to be disjointed.
We need a law to regulate and protect our heritage. We need the Office for Heritage to develop an archaeological project, since there’s no data on the matter. We must develop a one-year program for potential archaeologists —which can be extended to two or three years. Each university should put together a commission in order to present a proposal to the MESCyt, so that each institution can produce a specialization program.
The educational program is important, but we must not lose sight of faculty —both in Archaeology as well as in History and Anthropology. We need to carry out a survey of archaeological sites and museums in the Dominican Republic. Alongside local governments and stakeholders, we can study the recovery of pieces and spaces of archaeological interest. This would later imply the recovery of our cultural heritage.
We need to establish the profile of an employable graduate, so that universities can work on the basis of it. Likewise, the government should take this profile into account for any relevant actions. We need to motivate students into joining Archaeology programs —that is, we need to start early, from high school onwards and even during museum visits, where many are exposed to the subject. Academic syllabus should incorporate elements that raise awareness on matters of history and archaeology. Classes on Archaeology, Arts, History and Anthropology should be included in order to sensitize students on relevant information pertaining to their heritage. We must create a critical mass of interested citizens. We must have a pedagogical expert within the museum, and schools must understand that a museum is a space for learning. We must seize the opportunities of remote learning, since we can’t have a strong network based exclusively on local specialists, particularly when we’re aiming to have a large number of professors. We should reach out to public institutions for funding.
Motivating students is quite hard since salaries are low and there’s the perception that archaeology involves tiring physical work.
Why is archaeology so unattractive to students? The lack of young people interested in the subject can point us towards the right questions to ask in order to solve this. This is not a problem of a lack of collections.
These strategies must obtain the Assistance of the Ministry of Higher Education, Science and Technology (MESCyT), which would be one of the channels for government support.
Proposal
1. The creation of a Bachelor’s/Master’s degree program through a network of universities. This should lead to the creation of a national and international committee that can provide a joint academic proposal from the institutions involved, with the possibility of further studies.
• Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM): History of the Caribbean
• Universidad Autónoma Santo Domingo (UASD): Archaeology and Anthropology
Universidad Iberoamericana (UNIBE): Technology in Art and Preservation
• Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU): Cultural Heritage
Université des Antilles: Fieldwork and the Greater Caribbean
• France: Underwater Archaeology
Archivo General de la Nación (AGN): Restoration
• Ministry of Higher Education, Science and Technology (MESCyT): Museography
This proposal is also articulated around each university’s specialties. This would entail a distribution of each institution’s field of action. For example, anything having to do with Caribbean History would fall under the scope of the Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), which offers a PhD and a Master’s degree in History.
Due to its particular tradition, the Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) could take over Archaeology, History and Anthropology, which are areas of strong competency for the institution.
The Universidad Iberoamericana (UNIBE) would handle the Technology in Art and Preservation program, as these areas are part of its educational strengths and can be of service to the interinstitutional proposal.
The Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) is well known for its Architecture and Cultural Heritage programs; these would be assigned to this institution within the common proposal.
The Université des Antilles would handle fieldwork and the Greater and Lesser Antilles, which are known as its areas of specialization.
France would oversee matters related to underwater archaeology.
The Archivo General de la Nación (AGN) would handle training activities pertaining to restoration.
The Ministry of Higher Education, Science and Technology (MESCyT) would be involved in matters related to Museography.
These strategies must obtain the assistance of the Ministry of Higher Education, Science and Technology (MESCyT), which would be one of the channels for government support —a matter of great importance, since the proposal was conceived as a National Strategic Plan, as it responds to a national necessity. This plan would entail running a long-range assessment and the definition of challenges, objectives, and responsibilities, while supporting the aforementioned academic programs.
2. We underscored the importance of creating and signing our Heritage Law, which can support proposals related to the academic strengthening of Dominican archaeology. Beyond that, we proposed the creation of a law that would force realestate developers to hire a specialist in Preventive Archaeology prior to building projects in areas of archaeological interest.
3. We proposed creating a committee of national and international universities, with the support of the MESCyT.
4. We suggested the development of a National Strategic Plan. We would include specializations and certificate programs, as well as other strategies for training. We should produce a general survey on these studies that would also include other hermeneutic disciplines —from Sociology to History and Philosophy.
5. Juan Mubarak is part of the follow-up team for the Heritage Code of Law.
Members of the work group II.
Q&A Session
Adolfo López Belando
It seems that both groups share a common idea, which is creating a chair or a specialization in Archaeology in the Dominican Republic. Both groups have mentioned the UASD as a candidate. I think this could be a subject for further discussion with government representatives: we should present them with a request to create an Archaeology major, which would be tied into other disciplines already present in their program list, such as History and Anthropology.
On the other hand, I also wanted to breach the matter of income —that is, how will the potential alumni make a living? We’ve hardly spoken about that. There are two ways of being and archaeologist and earning money for it: the first is to work in academia or as a curator in a museum; the second is to work in contract-based archaeology, also known as rescue archaeology.
In the Dominican Republic, we sadly lack the public institutions that pay archaeologists to work in them —with the exception of the Museum of the Dominican Man, which has very low salaries. Nevertheless, we do have a great opportunity with private or contract-based archaeology, as the country is full of archaeological sites and, at the same, time, many construction sites are taking place in areas of archaeological interest. Paradoxically, the environmental impact studies needed to approve those projects don’t require a report on the archaeological value of a specific lot, which is commonplace in other countries.
We were able to obtain an official notice from the Ministry for the Environment, where they’ve requested the inclusion of archaeology in the content of environmental impact studies. Nevertheless, in practice, this notice isn’t binding —and yet, it’s something that could have a considerable effect on the number of archaeologists working in the private sector.
José Guerrero
This conference is, without a doubt, a watershed moment. This important event has created a platform that can help guide our future actions. I urge the Centro León to publicly share the issues we’ve discussed today.
Juan Mubarak
As a result of this event, we must select a team to follow up on our proposals and articulate the issues related to the universities and the other institutions that would take part in this committee. This pursuit is vital in order to, in the future, bring this proposal to fruition.
Luis Felipe Rodríguez
Regarding José Guerrero’s comment, I wanted to confirm that, indeed, everything we do here at the Centro León is registered and can be found in our Media Center. Previous events, such as the Conference on Collecting, were transcribed and then published both in print and in digital form. In the case of this particular event, it’s undeniable that the urgency of what we’re discussing merits its swift dissemination, so that this information can be used by faculty members, students and our general audience.
Marie-José Le Duc
Although I joined the Preventive Archaeology Program after it had already begun, it was a very special experience for me. One of its highlights is the active collaboration between the different participants. It began prior to the outbreak of the COVID-19 pandemic and, because of that sanitary emergency, the program had to be extended.
The program stands on a solidarity fund that France has destined for projects of this nature, which allowed for the development of several activities. Once this first stage ends, we will carry on together with the same enthusiasm we’ve displayed today. I was a part of Group 1 and I have to say, it was quite enriching to be able to witness the debates and to experience the will of the universities involved to continue with this project.
My presence here is basically that of a helping hand; I want to become a link between all of us, so that we can produce a Master’s degree out of this. That would be, on a personal scale, a great achievement —so I can assure you we’re going to be putting a lot of effort into it.
I would like to thank the outstanding collaboration between the Centro León and the Ministry of Culture of the Dominican Republic. Likewise, I would like to thank the presence and the collaboration of the Université des Antilles, the Museum of the Dominican Man and the French Ministry of Culture. I am also grateful for the presence of the National Institute for Preventive Archaeological Research, which will be soon embarking upon a mission here, on Dominican territory.
More than the end of a stage, this is the beginning of a collaboration we hope can lead us to the results we all expect.
One of its highlights is the active collaboration between the different participants.
More than the end of a stage, this is the beginning of a collaboration, which we hope will lead us to the results that we all expect.
Participants in the Dominican and Caribbean Archeology Meeting
Participants in the Dominican and Caribbean Archeology Meeting
Closing Remarks
Luis Felipe Rodríguez
Deputy Manager of Cultural Programs at the Centro León
The one thing we can take home from this conference is the fact that there is no single conclusion, but instead we are permanently standing on the starting point of a solution to a problem that is greatly relevant to all of us. The Centro León, as a museum, is tasked with preserving the heritage it oversees. Beyond that, it is responsible for fostering the conditions to allow that heritage to be part of research activities—that is, so it can become an object of study, both for individual researchers and academic institutions. This is inextricable from another one of our responsibilities, which is to communicate and make that heritage visible to the rest of society.
In the case of archaeology, as we’ve previously seen happen with both visual arts and ethnomusicology, we, as an institution, are a communicating vessel —that is, a bridge between the heritage located here and society itself. Our aim with the Preventive Archaeology Program, created with the support of the French Embassy, is to develop an initiative that does not end here. Instead, this urges us to find the way to provide collective and collaborative answers to the many questions and proposals we’ve posed within this conference.
I insist: we are committed to our role as a mediator or a facilitator of a process such as this one. Adopting the Preventive Archaeology Program is a long-term responsibility. Now, more than ever, here at the museum we understand the need to train specialists in this discipline and the many others related to our collections.
Those of us who’ve participated in this event, we are all part of a group tasked with tracking these initiatives and ensuring that they become, effectively, a reality. Some institutions must play an important part in this process —and I’m sure that will be the case. Those institutions are, without a doubt, the universities themselves.
The institutional collaboration links that came to be as a result of this program, both locally and internationally, will certainly have an impact on the creation of a cultural and academic network in our region. We need no further proof than the fact that we’re joined by representatives from the Université des Antilles in Martinique, as well as the Center for Advanced Studies on Puerto Rico and the Caribbean, who are present today and have also followed up on our activities.
While the list of pending tasks is long, I do believe we’re standing in front of a very interesting moment: we have now immersed ourselves in the design of the actions that will ensure that the Preventive Archaeology Program can live on.
About the Panel Participants
CARLOS ANDÚJAR PERSINAL. Dominican sociologist and researcher, and a graduate of the Sociology program at the Université Paris Nanterre. He has released several publications related to folklore, everyday religiousness and popular traditions. Andújar Persinal’s selected bibliography on these matters includes 1997’s La presencia negra en Santo Domingo: Un enfoque etnohistórico (Black Presence in Santo Domingo: An Ethnohistorical Approach), 1999’s Identidad cultural y religiosidad popular (Cultural Identity and Popular Religiousness) and 2010’s Encuentros y desencuentros de la cultura dominicana (Coming Together and Coming Apart in Dominican Culture). He’s currently the director for the public museum network, as well as a cultural advisor at the Centro León.
BERNARDO VEGA BOYRIE. Dominican writer, economist, historian, anthropologist and sociologist. Vega Boyrie majored in Economy at the University of Pennsylvania, and went on to occupy several positions in the public sector: from the director of the Museum of the Dominican Man (1978-1982) to the governor of the nation’s Central Bank (1984-1994) and the country’s ambassador to Washington (1997-1998). Some of his books include 1985’s Nazismo, fascismo y falangismo en la República Dominicana (Nazism, Fascism and Falangism in the Dominican Republic), 1988’s Ensayos sobre cultura dominicana (Essays on Dominican Culture) and 2012’s Negociaciones políticas durante la intervención militar de 1965 (Talks During the 1965 Military Occupation).
MANUEL GARCÍA ARÉVALO. Dominican historian whose work focuses on sociohistorical and archaeological research. García Arévalo has published more than 20 books, including 1976’s Las espátulas vómicas sonajeras de la cultura taína (The Vomit Spatulas of Taíno Culture), 1977’s Arte taíno de la República Dominicana (Taíno Art in the Dominican Republic), 1990’s Pueblos y políticas en el Caribe amerindio: El indigenismo dominicano (People and Politics in the Amerindian Caribbean: Dominican Indigenism) and 2005’s La frontera tipológica entre los objetos líticos de la cultura taína (The Typological Border between Taíno Stone Objects).
BENOÎT BÉRARD. Currently a deputy professor of Caribbean Archaeology at the Université des Antilles in Martinique, where he leads the History department. Bérard obtained his PhD from the Université Paris 1 Panthéon-La Sorbonne in 2003. He was also, for several years, a guest lecturer at the École Normale Supérieure in Haiti. He has led excavation sites and research programs in a group of countries in the Lesser Antilles. Bérard is the author of several works, including Les premières occupations agricoles de l’arc antillais (The First Agricultural Settlements in the Lesser Antilles Arc) and Migration et insularité : Le cas de l’occupation saladoïde ancienne de la Martinique (Migration and Insularity: The Case of the Early Saladoid Settlement in Martinique).
FOUNDERS
María Rosa León A.
Eduardo A. León A. Fernando León A. Carmen M. León de Corrie C. Guillermo León A. Clara León de Brugal
José A. León A. Eduardo Leon Jimenes Foundation, Inc.
EDUARDO LEON JIMENES FOUNDATION
María Amalia León CEO
María Elena Aguayo Executive director
CENTRO LEÓN
María Amalia León CEO
María Luisa Asilis de Matos Sustainability Executive Manager
Luis Felipe Rodríguez Deputy Manager of Cultural Programs
Mario Núñez Muñoz Outreach and Communications Manager
Conference on dominican and caribbean archaeology: Challenges to a changing of the guard
November 26 2021
PRODUCTION
Centro León
EDITORIAL COORDINATION
Mario Núñez Muñoz, Ana Azcona
CORRECTION
Daniela Cruz Gil
TRADUCCIÓN
Rab Messina, Ismérie Pajot
TRANSCRIPTION AND EDITING
Aurelio Polanco Marte
PHOTOGRAPHS
Daniel Collado, Alfred Cepeda
DESIGN AND PRODUCTION
Pamela Thomas
ISSN 978-9945-9370-1-5
1. Arqueología – Caribe (Región) – Congresos, conferencias, etc.; HistoriaCaribe (Región) – Congresos, conferencias, etc. ; Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo
1. Título 972.9 C397e Centro León
Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo = CONFERENCE ON DOMINICAN AND CARIBBEAN ARCHAEOLOGY: CHALLENGES TO A CHANGING OF THE GUARD = RENCONTRE D’ARCHÉOLOGIE DOMINICAINE ET CARIBÉENNE : LES DÉFIS POUR UNE NOUVELLE GÉNÉRATION D’ARCHÉOLOGUE. Carlos Andújar Persinal; Bernardo Vega; Manuel García Arévalo; Benoit Bérard. – Santiago de los Caballeros : Centro Cultural Eduardo León Jimenes, 2022.-- 40 páginas. : ilustrado.
Programme d’archéologie préventive
Tous droits réservés® Centro Cultural Eduardo León Jimenes. Santiago de los Caballeros, République Dominicaine, 2022. La reproduction totale ou partielle de cette œuvre par quelque moyen ou procédé que ce soit sans l’autorisation écrite du titulaire des droits est interdite.
RENCONTRE D’ARCHÉOLOGIE DOMINICAINE ET CARIBÉENNE : LES DÉFIS POUR UNE NOUVELLE GÉNÉRATION D’ARCHÉOLOGUES
La collection d’archéologie du Centro León comprend des pièces des Caraïbes, principalement de la culture Taíno.
Indice
Mots d’ouverture
María Amalia León, Présidente de la Fondation Eduardo León Jimenes, Directrice du Centro León
Panel introductif. Le Programme d’archéologie préventive et la formation des archéologues en République dominicaine.
Carlos Andújar Persinal
Bernardo Vega
Manuel García Arévalo
Benoit Bérard
Table de travail 1: Le besoin d’une nouvelle génération d’archéologues : défis et opportunités
Table de travail 2: Mise en place de formations en archéologie
Séance de questions-réponses
Adolfo López
José Guerrero
Juan Mubarak
Luis Felipe Rodríguez
Marie-José Le Duc
Paroles de clôture
Luis Felipe Rodríguez, Directeur adjoint des programmes culturels du Centro León
À propos des panélistes
Mots d’ouverture
María Amalia León
Présidente de la Fondation Eduardo León Jimenes
Directrice du Centro León
En tant qu’hôte de cette importante rencontre, apportant réflexion et dialogue, le Centre culturel Eduardo León Jimenes se réjouit de cet échange de connaissances, grâce auquel nous naviguons ensemble sur un chemin d’engagement pour l’avenir. Il s’agit d’améliorer les conditions de formation académique au profit d’une nouvelle génération de professionnels qui donnera une continuité à l’étude et à la recherche en archéologie dominicaine et caribéenne. Cette démarche est essentielle pour continuer à construire le puzzle qui aboutit parfois à l’écriture de l’histoire et que les études archéologiques et leurs résultats aident à compléter.
Dans cette écriture de l’histoire, l’archéologie nous aide à regarder de plus près qui nous sommes et d’où nous venons. A travers elle, se déterrent des preuves et des messages du passé, qui sont restés cachés, que ce soit par le temps, les processus naturels ou l’action humaine. Avec ses méthodes et ses techniques, l’archéologie est là pour contribuer à la construction du passé par des preuves matérielles.
En tant que discipline, l’archéologie a, entre autres, deux fonctions essentielles. La première consiste à produire des connaissances sur toutes les sociétés passées, sur tous leurs membres, sur toute leur expérience historique, ainsi que sur les progrès et les réalisations des cultures humaines en tout temps et en tout lieu. Ce que nous sommes en tant qu’humains n’acquiert de contours plus précis que dans l’histoire profonde que l’archéologie élabore depuis nos origines les plus lointaines jusqu’à nos jours.
Sa deuxième fonction est de protéger et de préserver la mémoire matérielle de l’histoire humaine. Les sites archéologiques, les vestiges exposés et sauvegardés dans les musées constituent le passé tangible, visible et susceptible d’être vécu à travers les multiples façons de le transmettre et de le valoriser.
Avec ce cadre de référence, un accord de collaboration a été établi en 2019 entre l’ambassade de France à Saint-Domingue et le Centro León, et a permis la création du Programme d’archéologie préventive, cherchant à renforcer les capacités des spécialistes dominicains à travers des institutions françaises, comme le Musée de l’Homme à Paris et l’Université des Antilles en Martinique.
Grâce à ce programme —malgré les limites imposées par la pandémie, et profitant des avantages des plateformes numériques— des cours ont été proposés tels que : Étude des sociétés indigènes de la Caraïbe, La muséographie aujourd’hui, Cours avancé d’archéologie et Le musée au XXIe siècle. Ces offres de formation ont bénéficié à un total de 362 personnes, qui ont pu profiter des connaissances d’enseignants issus d’institutions européennes, nord-américaines et caribéennes.
Il est bien connu que la République dominicaine est un acteur historique important dans le domaine de l’archéologie de la Caraïbe, notamment en ce qui concerne le peuplement amérindien de l’archipel. Le pays est devenu une référence grâce au travail de plusieurs pionniers de la discipline, dont beaucoup sont liés au Musée de l’Homme dominicain.
Cette phase initiale a été menée par des chercheurs qui venaient généralement d’autres disciplines : anthropologues, historiens, architectes, entre autres. Ils ont assumé la tâche très importante de construire des connaissances et des méthodes que l’archéologie caribéenne connaît et reconnaît depuis plusieurs décennies.
Il appartient désormais aux institutions universitaires, culturelles et de recherche de faciliter la formation de jeunes spécialistes de la discipline et de promouvoir les études archéologiques dans le pays, en favorisant une transmission générationnelle qui garantisse la continuité du travail de personnalités de l’archéologie dominicaine et caribéenne, telles que Marcio Veloz Maggiolo, Dato Pagán, Manuel García Arévalo, parmi beaucoup d’autres.
Aujourd’hui, le Programme d’archéologie préventive vise à promouvoir un espace de dialogue proactif, engagé et ouvert avec les universités, les universitaires, les chercheurs, les responsables publics liés à la culture et à l’enseignement supérieur dans notre pays, les représentants des universités internationales et les chercheurs. Et, dans la poursuite des objectifs de cette rencontre, ce programme vise aussi à relever - c’est le nom que nous lui avons donné - les défis et les enjeux d’une nouvelle génération.
En guise d’épigraphe à cette rencontre, je voudrais rappeler une idée de Franz Fanon, qui disait que chaque génération doit découvrir sa mission, mais aussi l’accomplir. Notre mission aujourd’hui est de réfléchir ensemble pour promouvoir et stimuler la pratique archéologique professionnelle en République dominicaine et dans la Caraïbe.
Panel introductif.
Le Programme d’archéologie préventive et la formation des archéologues en République Dominicaine.
Carlos Andújar Persinal
Le Programme d’archéologie préventive a été lancé grâce au ministère des Affaires étrangères, qui est à la tête de ce projet, dans le but d’éveiller l’intérêt pour la protection du patrimoine, de le sauvegarder et de permettre ainsi aux pays impliqués dans le programme de développer, à l’avenir et de leur propre initiative, des programmes de même nature.
Les cours mis en place dans le cadre du programme ont permis de répondre en partie aux besoins que nous avions afin de créer un espace de formation pour les archéologues dominicains. En ce sens, j’ai fait remarquer à Frédéric Leroix, du ministère français de la Culture, que, dans le cadre du 20e Congrès international d’archéologie de la Caraïbe, qui s’est tenu en 2005 au Musée de l’Homme, j’avais déjà parlé avec Bernardo Vega de la nécessité de continuer à organiser des événements de ce type, afin de former une nouvelle génération d’archéologues dominicains. Nous devons nous rappeler que, rien que cette année, nous avons perdu deux grandes figures de l’archéologie dominicaine : Marcio Veloz Maggiolo et Ángel Caba Fuentes.
Parler de la relève en archéologie implique une réflexion d’état, car c’est une question qui dépasse largement le cadre académique ou de vulgarisation. C’est un problème d’État, un problème stratégique, et le Programme d’archéologie préventive doit en tenir compte. Il ne nous sert à rien de proposer des cours, des spécialisations, des masters, sans tenir compte de la nécessité de former la prochaine génération. L’archéologie, comme d’autres disciplines sociales telles que la sociologie et l’histoire, traverse une crise en termes d’inscription de nouveaux étudiants.
Comme nous sommes le principal territoire des peuples précolombiens dans la Caraïbe, l’archéologie est très importante. La pénurie d’archéologues oblige l’État dominicain et les institutions impliquées dans l’archéologie à établir un diagnostic de ce qui se passe dans cette discipline. Nous sommes confrontés à une responsabilité que nous pourrions qualifier de générationnelle quant à la formation de nouveaux archéologues. Le sous-sol dominicain contient une grande partie de notre mémoire historique. À cet égard, le programme d’archéologie préventive répond à la nécessité de former une nouvelle génération d’archéologues et nous donne l’occasion de prendre part à ce processus.
La pertinence de cet objectif de formation réunit, dans cet événement, des représentants du ministère de l’enseignement supérieur, de la science et de la technologie (MESCyT), et d’universités, comme l’Institut de technologie de Saint-Domingue (INTEC). Cela s’explique par le fait qu’il s’agit d’une tâche qui ne peut être menée à bien par une seule institution. En ce sens, cette rencontre a pour objectif de susciter une réflexion sur le besoin de formation au sein de notre archéologie, dans l’espoir que les échanges réalisés donnent lieu à des réponses, des alliances et des engagements institutionnels, notamment avec les universités, qui assureront la continuité et l’autonomie du Programme d’archéologie préventive
Les universités ont un rôle important et significatif à jouer dans la formation de la prochaine génération d’archéologues, notamment par des collaborations avec des universités de France métropolitaine et de Martinique. Il n’est pas possible de continuer dans les conditions actuelles, il est donc nécessaire d’assurer non seulement la formation de nouveaux archéologues, mais aussi de créer un champ de travail pour les professionnels issus des processus de formation.
La pénurie d’archéologues oblige l’État dominicain et les institutions qui ont à voir avec l’archéologie à développer un diagnostic de ce qui se passe autour de cette discipline
Bernardo Vega
Je voudrais présenter brièvement la profession d’archéologue en République dominicaine, en utilisant le mot profession au sens le plus large. Cela a commencé avec les archéologues romantiques : Narciso Alberti Bosch, qui a vu sur une pierre ce qu’il croyait être un alphabet phénicien ; Luis Cambiaso, qui a peut-être acquis ses connaissances en archéologie lors de ses voyages en Italie ; Emile Boyrie de Moya, le frère de ma mère qui, bien qu’il n’ait pas fait d’études formelles en archéologie, a beaucoup lu sur le sujet et a correspondu avec Irving Rouse, avec Josep María Cruxent, au Venezuela, avec René Herrera Fritot, à Cuba, et d’autres encore. Il a transmis ses premières connaissances en matière d’archéologie à Luis Chanlatte, qui, après son déménagement à Porto Rico, a pu améliorer considérablement sa formation dans ce domaine.
Dans mon cas, le peu que je sais de l’archéologie, je l’ai appris en accompagnant mon oncle Emile Boyrie de Moya dans ses travaux de terrain. Durant les dernières années de sa vie, lorsque je lui rendais visite, on me disait parfois de ne pas venir à une certaine heure parce qu’il se réunissait avec Manuel García Arévalo et leurs conversations sur l’archéologie duraient des heures. Là aussi, avec García Arévalo, on peut en apprendre davantage sur l’archéologie.
Après la fin de la dictature de Trujillo, un crédit éducatif a été établi, grâce auquel Marcio Veloz Maggiolo, ainsi que Plinio Pina, ont pu étudier et obtenir leur doctorat en Espagne, auprès de très bons professeurs. Dato Pagán Perdomo était en France, il me semble, pour étudier la géographie. Ils ont tous les trois été professeurs d’un cours universitaire à l’Université de Saint-Domingue, dans lequel ont étudié Renato Rimoli, Fernando Luna Calderón et José Guerrero, entre autres. Ainsi, lorsque le Musée de l’Homme dominicain a été créé en 1973, de nombreuses personnes avaient déjà étudié l’archéologie et ont immédiatement rejoint l’équipe de recherche.
Nous sommes à une étape où du sang neuf est nécessaire dans la pratique de l’archéologie. D’où la grande importance de rencontres comme celle-ci, qui mettent en lumière ce besoin et misent, de manière proactive, sur sa
Les congrès d’archéologie de la Caraïbe, qui avaient lieu tous les deux ans (actuellement reportés en raison de la pandémie), représentaient une opportunité grâce à laquelle les archéologues dominicains s’informaient sur les nouveautés de leur discipline sous d’autres latitudes, notamment dans les autres pays de la zone Caraïbe.
Comme l’a fait remarquer Andújar, Marcio Veloz Maggiolo n’est plus parmi nous. Fernando Luna Calderón, Plinio Pina et Ángel Caba nous ont également quittés. Nous sommes encore quelques-uns et nous pourrions nous définir par un mot issu du vocabulaire archéologique nous sommes des fossiles. Une nouvelle génération est plus que nécessaire. C’est pourquoi je suis très heureux d’apprendre l’intérêt de la France, par l’intermédiaire de son ministère de la Culture, au sujet du manque de formation des futurs archéologues dominicains. Nous n’oublierons jamais cette exposition au Petit Palais sur l’art Taïno, organisée par Jacques Chirac, alors maire de Paris. Ce fut un événement, sans aucun doute, inégalé jusqu’à présent.
Ce besoin de relève coïncide avec la fermeture regrettable du Musée de l’Homme dominicain qui, en cours de rénovation, s’est retrouvé dans des conditions plus déplorables que celles qui avaient motivé sa restauration, mais c’est une autre affaire. Un jour, il devra rouvrir ses portes et la nouvelle génération d’archéologues sera confrontée à un nouveau Musée de l’Homme dominicain, avec une muséographie renouvelée.
Nous sommes à un stade où la pratique de l’archéologie a besoin de sang neuf; d’où la grande importance des rencontres comme celle-ci, qui mettent en lumière cette nécessité et s’engagent, de manière ciblée, à la concrétiser à court terme.
León comprend des pièces des Caraïbes, principalement de la culture Taíno.
Manuel García Arévalo
L’archéologie est une activité à laquelle j’ai consacré une grande partie de ma vie. Depuis mon enfance, j’avais l’habitude d’aller chez Emile Boyrie de Moya et nous passions ensemble de longues heures pendant lesquelles il me racontait ses expériences archéologiques. Bernardo Vega a fait référence à ce premier cours d’archéologie qui a été donné à l’Université de Saint-Domingue, après le retour de Marco Veloz Maggiolo, Plinio Pina, Dato Pagán Perdomo ainsi que d’autres professeurs qui étaient restés ici, comme June Rosenberg. Ce cours a fait naître une génération d’archéologues ; celle qui a utilisé le département de recherche scientifique du Musée de l’Homme dominicain pour valoriser, de manière efficace, toutes les études réalisées en anthropologie et en archéologie dans le pays.
Avant ce cours de 1972, il y en a eu un autre, vers 1947, au moment de la création de l’Institut dominicain d’anthropologie de l’Université de Saint-Domingue, fondé par Emile Boyrie de Moya. René Herrera Fritot, qui effectuait alors des fouilles à La Caleta, près de l’aéroport de Saint-Domingue, y a participé en tant que professeur invité. Ce projet a donné lieu à un merveilleux livre : La Caleta, joyau archéologique des Antilles
De la promotion de 1947, je me souviens de deux étudiants : Hugo Eduardo Polanco Brito et Luis Chanlatte Baik ; le premier n’a pas continué dans l’archéologie et a bifurqué dans le domaine ecclésiastique, puis est devenu évêque, tandis que le second a eu un succès notable en tant qu’archéologue à Porto Rico, sous l’égide de Ricardo Alegría et de l’Université de Porto Rico, campus de Río Piedras.
À l’Université catholique de Saint-Domingue, une école d’histoire et d’archéologie a été créée, impulsée par le père Vicente Rubio. Il y avait deux classes d’historiens et une classe d’archéologues. J’y suis intervenu en tant que professeur à cette époque, et j’enseignais la préhistoire, l’histoire coloniale, ainsi que l’ethnographie. Cette dernière est considérée comme une discipline très importante car, comme nous le savons tous, l’ethnographie est une sorte d’archéologie vivante, surtout aux Antilles, où nous n’avons pas la chance d’avoir des populations indigènes autochtones, comme c’est le cas en Amérique du Sud.
Le projet de l’Université catholique de Saint-Domingue a été suspendu, principalement en raison d’un problème très important, à savoir l’absence de salaires pour les archéologues et les professionnels de la culture. En 1910 ou 1912, le directeur du Musée national était
Narciso Alberti Bosch et son salaire était alors de 200 pesos. À cette époque, un sénateur de la République gagnait environ 60 pesos et les députés, 40 pesos. Ce contraste nous permet de remarquer l’importance qui était accordée à un directeur de musée, en termes de salaire.
Si l’on compare à l’époque actuelle, le contraste des salaires s’opère en sens inverse, de manière tout à fait contrastée. Je considère que, s’il n’y a pas de rémunération adéquate, nous n’aurons pas de professionnels dans nos disciplines, car ils aspirent naturellement à avoir un travail qui leur permette de vivre dignement. Par conséquent, si nous voulons que des professionnels se consacrent à l’archéologie ou à des disciplines connexes, nous devons leur exiger un meilleur salaire.
Avec le niveau de salaire actuel des travailleurs culturels en République dominicaine, nous ne pourrons pas avoir une nouvelle génération de professionnels. C’est pourquoi je pense qu’un aspect qui doit être présent dans les conversations et les débats sur la génération de la relève en archéologie est, sans aucun doute, la question des salaires.
Pour conclure, je voudrais rappeler qu’au moment de la création de Casa de Teatro, Bernardo Vega et moi-même étions très proches de Freddy Ginebra et avons participé à cette création. À cette époque, un spécialiste espagnol du théâtre est venu dans le pays et a dit quelque chose que je n’ai jamais oublié : « Pour qu’il y ait un bon théâtre, la première chose à faire est qu’il y ait un public qui aille au théâtre, parce que nous n’allons pas avoir un théâtre où il n’y a pas de public ». En paraphrasant cette phrase, je pense que, pour encourager une nouvelle génération d’archéologues, il est nécessaire d’encourager les nouveaux professionnels de l’archéologie à avoir un meilleur salaire.
Le contraste est indéniable. Si nous ne pouvons pas rémunérer correctement nos professionnels, nous manquerons tout simplement de professionnels dans nos domaines
Benoit Bérard
Je ne veux pas être trop long dans mon intervention, je me référerai donc principalement à trois questions ou aspects thématiques : tout d’abord, si nous voulons exiger de meilleurs salaires pour les archéologues, nous devons comprendre la fonction sociale des archéologues, c’est-à-dire à quoi servent les archéologues. Bien entendu, la première fonction des archéologues est la pratique professionnelle et scientifique de l’archéologie, qui comprend les fouilles et la conservation du patrimoine.
Il s’agit d’une question très sensible en République dominicaine, compte tenu de l’importante croissance économique que le pays a connue, en grande partie grâce au tourisme, et c’est un domaine dans lequel l’archéologie a un grand impact. L’étude et la conservation de ce patrimoine, qui est aussi une attraction touristique, nécessitent des archéologues professionnels. En ce sens, l’archéologie préventive contribue à la mise en valeur du patrimoine du pays en lien avec le développement économique du pays.
La deuxième chose que je souhaite aborder est le fait que la nouvelle génération d’archéologues doit poursuivre le travail des générations passées, c’est à dire à offrir aux dominicains et aux caribéens la connaissance des populations d’origine. C’est leur mission première. Mais, en outre, les archéologues sont nécessaires pour préserver et conserver les collections archéologiques.
Il existe d’incroyables collections archéologiques en République dominicaine, dans des musées et des fondations privées. Afin d’entretenir correctement ces collections, il faut développer des connaissances basées sur l’étude de ces collections, ce qui nécessite la présence d’archéologues professionnels au sein des institutions qui abritent les collections.
Dans les pays où il y a des archéologues, ceux-ci sont des acteurs indispensables dans le processus d’appropriation du passé par les habitants d’un territoire, et ils sont également des acteurs importants dans le processus de développement et de renforcement de l’identité de la nation. Le passé de la République dominicaine fait partie de son identité. S’il n’y a pas d’archéologues pour étudier et mettre en valeur ce passé, cela conduit à un affaiblissement de l’identité dans le futur.
Mon troisième point fait référence au fait qu’actuellement, il y a, de la part des spécialistes, un énorme point d’honneur mis sur la zone Caraïbe, en particulier en République dominicaine, car depuis plusieurs décennies, de nouvelles fouilles se développent, avec des équipes des Caraïbes, mais aussi d’autres régions d’Amérique et d’Europe. Ce travail a abouti à la création de nouvelles connaissances sur le passé de la Caraïbe, que l’on transmet grâce à un travail de médiation et de diffusion, ce qui est très important.
Le problème de la formation de nouveaux archéologues n’est pas propre à la République dominicaine. La vérité est qu’il n’est pas si facile de suivre la formation requise pour la profession d’archéologue professionnel, car cette formation ne se limite pas à l’environnement académique. Une formation de terrain est également requise. Par conséquent, la création d’une nouvelle génération d’archéologues nécessite de nouvelles fouilles, encadrées par les pratiques contemporaines de l’archéologie de terrain et de laboratoire. Les programmes d’études des archéologues sont donc composés de deux dimensions : l’expérience académique et l’expérience de terrain.
En République dominicaine, il existe d’incroyables collections archéologiques, dans des musées et des fondations privées. Pour maintenir adéquatement de telles collections, il faut développer des connaissances basées sur l’étude de ces collections, ce qui nécessite la présence d’archéologues professionnels au sein des institutions qui abritent les collections.
La norme internationale pour les études universitaires en archéologie est que les professeurs doivent avoir un doctorat ou être en train de le faire. Actuellement, il n’y a pas beaucoup de personnes en République dominicaine qui possèdent
Nous pourrions éventuellement développer une formation certifiante en Archéologie via une convention avec nos établissements publics d’enseignement supérieur et les universités, afin d’offrir un cadre plus officiel à nos étudiants.
ce niveau d’étude en archéologie. Il en va de même dans les autres îles des Caraïbes. Par exemple, en Martinique, à l’Université des Antilles, il n’y a que trois professeurs d’archéologie titulaires d’un doctorat et un doctorant. Mais avec quatre professeurs, il n’est pas possible de développer un cursus complet en archéologie, de la licence au doctorat. Nous aurons peut-être la possibilité de développer des initiatives conjointes avec la République dominicaine, ce qui est l’idée de ce Programme d’archéologie préventive.
L’expérience partagée l’année dernière, dans le cadre du programme, a été très enrichissante, malgré les conditions dans lesquelles elle a dû se dérouler en pleine pandémie. Nous avons pu développer deux cours d’archéologie, pour les étudiants de Saint-Domingue, mais aussi pour mes étudiants d’Amérique du Nord et d’autres parties du monde. C’était incroyable, car il y a peu de villes dans le monde où l’on enseigne l’archéologie de la Caraïbe. C’est la première fois de ma vie que j’ai pu participer à un cours sur ce sujet.
L’idée aujourd’hui, me semble-t-il, est de poursuivre sur cette voie et de développer, à l’avenir, un diplôme en archéologie, par le biais d’un accord avec les autorités de l’enseignement supérieur et les universités, afin de donner un caractère officiel à la formation des étudiants, tant pour la République dominicaine que pour d’autres parties de la Caraïbe. En Martinique, nous avons actuellement une licence d’archéologie dans notre université.
C’est un schéma qui se répète dans plusieurs îles de la Caraïbe : il y a quelques professeurs d’archéologie, mais il n’y a pas de structure en place pour créer un programme de formation professionnelle pour les archéologues, de la licence au doctorat, bien que dans certains contextes, le développement soit meilleur que dans d’autres. À Porto Rico, il existe un master en archéologie au Centre d’études avancées de Porto Rico et de la Caraïbe, qui est l’initiative la plus avancée au niveau officiel, et il y a des professeurs d’archéologie à l’Université de Porto Rico, sur ses campus de Río Piedras et d’Utuado.
Grâce à la collaboration, nous pouvons faire de grandes choses en termes de formation des futurs archéologues, que ce soit en République dominicaine, dans les Antilles françaises ou à Porto Rico. Ce programme de l’ambassade de France et du Centro León en est l’occasion. La prochaine étape du programme prévoit la mise en place d’un accord interuniversitaire entre l’Université des Antilles et les universités de Saint-Domingue, afin de franchir un nouveau palier pédagogique dans la formation des nouveaux archéologues.
Grâce à la collaboration, nous pouvons nous unir pour produire de grandes choses lorsqu’il s’agit de former de nouveaux archéologues, à la fois en République dominicaine et aux Antilles françaises, ainsi qu’à Porto Rico.
Table de travail 1
Modérateur : Manuel García Arévalo Rapporteur : Solange Rodríguez Reynoso
Le besoin d’une nouvelle génération d’archéologues: défis et opportunités
Participants :
Adolfo López, Académie des sciences de la République dominicaine
Benoit Bérard, Université des Antilles
Benardino Herrera, INTEC Dalul Ordehi, INTEC
Manuel García Arévalo, Fondation García Arévalo
Manuel Vargas Payano, Musée de l’homme dominicain
Marie-Jose Le Duc, ambassade de France en République dominicaine
Mario Núñez Muñoz, Centro León Pedro Morales, Office national du patrimoine culturel subaquatique Solange Rodríguez Reynoso, Université ibéro-américaine (UNIBE)
Luis Felipe Rodríguez, Centro León Wilfredo Padrón, Centro León Yaquelin Álvarez, Université autonome de Saint-Domingue (UASD)
Il est important de générer une enquête sur les options éducatives afin de générer des archéologues en République dominicaine
Zaidy Rijo Zouain, UNIBE
Parmi les points les plus pertinents perçus par notre équipe de travail, nous pouvons souligner la nécessité de créer une nouvelle génération d’archéologues. Il est important de réaliser une enquête sur les options d’éducation afin de générer des archéologues en République dominicaine. En ce sens, des actions telles que les suivantes pourraient être mises en œuvre :
Créer la faculté d’archéologie dans des entités académiques telles que l’Université autonome de Saint-Domingue, car il ne s’agit pas d’une question de rentabilité ou d’étudiants, mais bien d’une nécessité de l’État.
• En utilisant les moyens existants pour créer cette faculté, une collaboration avec les universités françaises et avec le Centre d’études avancées de Porto Rico et de la Caraïbe est envisagée. Ce dernier dispose d’un master en ligne. Les consortiums culturels internationaux peuvent collaborer à cet égard.
• Le Centre d’études avancées de Porto Rico et de la Caraïbe a récemment approuvé la création d’un doctorat en anthropologie avec une spécialisation en archéologie. Il ouvrira à l’été 2022.
Avec l’ambassade de France, la mise en place d’une formation diplômante est prévue. Alors qu’elle ne semble pas avoir un grand intérêt académique, il est suggéré de plutôt l’aborder sous l’angle d’un master.
Former à des sujets de doctorat, obtenir ou promouvoir des diplômes ou des doubles diplômes, localement, avec un dispositif d’apprentissage en présentiel ou semi-présentiel, et garantir l’engagement d’appartenance à l’État ou à un groupe privé.
• Promouvoir la formation en archéologie de terrain. Les fouilles doivent être coordonnées par les institutions académiques.
L’Université autonome de Saint-Domingue compte actuellement une école d’histoire et d’anthropologie, qui est également destinée à servir d’espace de développement. Elle a été reléguée et a fonctionné de manière désordonnée. Il y a besoin d’enseignants en archéologie et de rétablir les liens qui ont été rompus.
L’idéal serait d’avoir des enseignants étrangers, car, bien qu’il existe une offre locale, celle-ci pourrait être élargie. Actuellement, nous avons : l’anthropologie sociale et culturelle, les anthropologues, les historiens.
Il est important de réfléchir à des stratégies pour attirer les jeunes, en créant un programme d’études par cycle, dont les crédits pourraient être transférés vers une option de master.
Nous devons ouvrir la porte à cette nouvelle génération, l’introduction de certains cours au niveau de la licence et de la maîtrise est une bonne stratégie. Un programme international d’archéologie de la Caraïbe est vraiment nécessaire. Il faut développer le programme d’études ; il est important de se lancer.
L’archéologie est un élément important pour les piliers de toute nation. Elle est économique et a un grand impact sur l’identité et la cohésion sociale. Ses avantages sont tels que l’État doit faire des efforts pour les optimiser. Une présidence nationale apporterait de la cohésion et un organisme de réglementation pourrait être créé par son intermédiaire. Cela pourrait générer des subventions, des fonds, pour ensuite transmettre ces informations et se connecter aux structures existantes dans le pays.
Les axes fondamentaux ont été définis à court et à long terme. Il convient d’ajouter à ces priorités le fait de penser globalement et d’agir localement. À court terme, la création de la Chaire nationale d’archéologie est considérée comme importante.
L’un des moyens de trouver des financements est de lier le développement aux travaux archéologiques. Le tourisme est un point de rencontre essentiel.
Il y a un engagement très précieux du gouvernement central dans les zones archéologiques. Dans le cadre d’une réflexion globale, des ressources peuvent être recherchées afin d’obtenir des financements pour mener à bien ces stratégies.
D’autres espaces peuvent être ouverts avec des centres universitaires, ce qui pourrait être très utile. Le plan peut être lié aux projets d’excavation proposés suivants :
• Le projet français.
Le projet de l’Université de Rome La Sapienza.
• Le projet de l’Université de Leyde. Corine C. renouvellera un accord pour soutenir ou approuver des fouilles et renforcer les liens avec l’archéologie dominicaine.
L’accord possible avec Turin en Italie, une pièce de notre musée dans leur espace. Il existe aussi une possibilité d’échanges universitaires avec Turin.
• L’accord éventuel avec l’Université autonome du Yucatan, où des espaces de formation seront proposés.
• Autres lieux : Valence.
Un échange possible avec l’université CUNY de New York a également été évoqué.
Le rapprochement avec le secteur économique est fondamental. Le financement peut provenir de domaines tels que le tourisme. En effet, le développement du tourisme durable doit collaborer activement avec l’archéologie.
Membres du groupe de travail I
Une façon de rechercher des financements consiste à lier le développement aux travaux d’archéologie. Le tourisme est un point de rencontre fondamental.
Table de travail 2
Mise en place de formations
Participants:
Ada Yadira Lora, Centro León
Anthony Rohou, Alliance Française de Santiago
Carlos Andújar Persinal, Direction général des musées et Centro León
Frédéric Leroy, Département des recherches archéologiques subaquatiques et sous-marines (DRASSM), ministère français de la Culture.
Jean-Sébastien Guibert, Université des Antilles
José Guerrero, Musée d’histoire et de géographie
Juan Mubarak, Direction national de patrimoine monumental
Nous devons établir le profil d’un diplômé employable, afin que les universités puissent travailler sur cette base. De même, le gouvernement devrait tenir compte de ce profil pour toute action pertinente.
Il est important d’avoir une vue d’ensemble de l’archéologie, de développer un plan national avec des stratégies. Les salaires sont un problème, le pays et l’Etat devraient faire un plan national pour la formation en archéologie. L’emploi est un problème, Porto Rico a mis en place une loi sur l’archéologie. Un plan général est nécessaire, car les institutions de l’État sont très dispersées.
Il est nécessaire d’adopter une loi sur la protection du patrimoine, qui organise et protège le patrimoine. L’Office du patrimoine doit développer un projet d’archéologie, car il n’y a pas de données ni d’organisation. Un programme de formation d’un an devrait être élaboré et pourrait être étendu à deux ou trois ans. Chaque université devrait mettre en place une commission chargée de présenter au MESCyT une proposition de programme dans lequel chaque université aurait une spécialité.
Le programme de formation est important, mais les formateurs en archéologie, en histoire et en anthropologie le sont tout autant. Il est nécessaire d’étudier les sites archéologiques et les musées dominicains. En coordination avec les municipalités et les acteurs locaux, il faudrait envisager de récupérer les pièces archéologiques et les espaces d’intérêt archéologique. Cela implique la récupération du patrimoine culturel.
Il est nécessaire d’établir un profil de diplômé afin de savoir que les universités peuvent payer des taxes en fonction de ce profil, et l’État doit également réfléchir à ce profil afin de prendre des mesures pertinentes. Il est nécessaire de motiver les étudiants à choisir cette filière. Il faut leur donner envie à partir du baccalauréat et c’est au musée que les processus d’approche de la matière peuvent avoir lieu. Les programmes scolaires doivent intégrer des éléments qui sensibilisent les étudiants à l’histoire et à l’archéologie. Il faut inclure les sujets d’archéologie, d’arts, d’histoire, d’anthropologie dans la politique éducative afin de sensibiliser les étudiants au patrimoine. Il convient de créer une nouvelle génération de personnes intéressées. Avoir un expert en éducation dans le musée et dans les écoles pour comprendre que le musée est un espace d’apprentissage. Il est aussi important de tirer parti de la virtualité car un réseau solide ne peut être mis en place sans spécialistes nationaux, notamment en termes de personnel enseignant. Une stratégie consiste à demander à l’État des fonds pour soutenir la formation en archéologie.
Il est partout difficile de motiver les étudiants, car la rémunération est faible et le travail archéologique est considéré comme forcé.
Pourquoi le sujet de l’archéologie est-il si peu attrayant pour les étudiants ? Le manque d’intérêt nous amène à nous demander comment nous pouvons améliorer cette situation et ce n’est pas un problème de manque de collections.
Il a été convenu que toutes ces stratégies devraient être soutenues par le ministère de l’enseignement supérieur, des sciences et de la technologie, qui serait l’un des soutiens de l’État.
Propositions
1. Création d’une licence/master à travers un réseau interuniversitaire, débouchant sur un consortium universitaire national et international, qui permette, grâce à l’action conjointe des universités impliquées, d’offrir une proposition commune, avec des spécialisations ultérieures.
PUCMM : Histoire de la Caraïbe
• UASD : Archéologie et anthropologie
UNIBE : Technologie et art de la conservation
• UNPHU : Patrimoine culturel
Université des Antilles : Travail de terrain et la grande Caraïbe
• France : Archéologie sous-marine
AGN : Restauration
• MESCyT : Muséographie
Cette proposition s’articule également autour des spécialisations des universités. Cela impliquerait une division des compétences des universités. Ainsi, par exemple, l’Université Catholique PUCMM qui propose un master et un doctorat en histoire, serait responsable de tout ce qui concerne l’histoire de la Caraïbe dans ce programme commun.
L’Université autonome de Saint-Domingue (la UASD), pourrait prendre en charge l’archéologie, l’histoire et l’anthropologie, qui sont des domaines d’importance dans les cursus de cette université.
L’Université UNIBE serait chargée de la technologie de conservation de l’art, qui fait partie de ses atouts de formation et peut être mis au service de la proposition académique.
Dans le cas de l’Université UNPHU, celle-ci a excellé dans le domaine de l’architecture et du patrimoine culturel, et ce pourrait être sa responsabilité dans la proposition de projet commun.
L’Université des Antilles, se chargerait du travail de terrain, de la grande Caraïbe et des petites Antilles, qui sont ses domaines de spécialisation.
La France serait responsable de l’archéologie sous-marine.
Les Archives générales de la nation seraient chargées de la formation à la restauration.
Le MESCyT s’occuperait, quant à lui, de tout ce qui touche à la muséographie.
Il a été convenu que toutes ces stratégies devraient être soutenues par le ministère de l’enseignement supérieur, des sciences et de la technologie, qui serait l’un des soutiens de l’État. En ce sens, l’engagement de l’État est très important, puisque la proposition a été conçue comme un plan stratégique national puisqu’elle répond fondamentalement à un besoin national. Ce plan impliquerait un diagnostic approfondi, tout en définissant les défis, les objectifs et les responsabilités, et en proposant à son tour l’offre académique commune décrite précédemment.
2. L’importance de la création et de la promulgation ultérieure d’une loi sur le patrimoine, qui donne plus de sens aux propositions liées au renforcement académique de l’archéologie dominicaine, a été soulignée. En outre, la création d’une loi obligeant les investisseurs immobiliers à payer un spécialiste en archéologie préventive dans le cadre de l’évaluation préalable à l’exécution de projets de construction dans des zones d’intérêt archéologique a été proposée.
3. Créer un consortium d’universités nationales et internationales avec le soutien du MESCyT.
4. Plan stratégique national. Inclure les spécialités/diplômes et autres formations. Produire un compte-rendu de ces formations, y compris sur les autres disciplines herméneutiques : sociologie, histoire, philosophie.
5. Équipe de suivi du Code du patrimoine : Juan Mubarak.
Membres du groupe de travail II.
Séance de questions-réponses
Adolfo López Belando
Il semble qu’il existe une idée commune entre les deux groupes, à savoir la création d’une chaire ou d’une spécialité en archéologie en République dominicaine et, par ailleurs, les deux groupes ont également mentionné l’Université autonome de Saint-Domingue. Je crois qu’il pourrait s’agir d’un point de discussion, faisant référence à la demande à l’État de créer une spécialisation en archéologie dans cette université, qui rejoindrait d’autres spécialisations existantes dans son offre académique, comme l’histoire et l’anthropologie.
D’autre part, je voulais également souligner quelque chose à propos du financement, c’est-à-dire à propos de ce que les archéologues formés dans les universités vont faire pour gagner leur vie, parce que très peu de choses ont été dites à ce sujet. Il y a deux façons d’être archéologue et d’en vivre : l’une est d’enseigner ou d’être conservateur dans les musées et l’autre est de travailler dans ce que l’on appelle dans certains endroits, l’archéologie contractuelle ou l’archéologie de sauvetage.
En République dominicaine, malheureusement, nous n’avons pas d’institutions où l’État paie les archéologues pour travailler, à l’exception du Musée de l’Homme, où ils sont cependant très peu payés. Cependant, il existe une énorme opportunité dans l’archéologie privée ou contractuelle, puisque nous avons un pays rempli de sites archéologiques et, en même temps, rempli de constructions dans des zones d’intérêt archéologique, où, paradoxalement, les études d’impact environnemental n’exigent pas de rapport sur la valeur archéologique d’un territoire donné (ce qui est pourtant la norme dans d’autres pays).
Nous avons réussi à obtenir du ministère de l’environnement qu’il publie une circulaire demandant l’inclusion de l’archéologie dans les études d’impact environnemental. Toutefois, dans la pratique, cette circulaire n’est pas prise en considération ni appliquée, ce qui n’a pas de réel impact étant donné le faible nombre d’archéologues travaillant dans le secteur privé.
José Guerrero
Cette réunion est sans aucun doute un moment historique, car elle fournit une plate-forme qui servira les actions futures, et je suggère que le Centro León diffuse ce qui a été discuté lors de cet important événement.
de questions-réponses
Juan Mubarak
Il est important que, sur la base du compte-rendu de cet événement, une équipe soit nommée pour assurer le suivi de ce dossier et pour pouvoir articuler tout ce qui a trait aux universités et aux entités ou agents qui feront partie de ce consortium. Ce suivi est essentiel pour pouvoir concrétiser ces projets futurs.
Luis Felipe Rodríguez
Je voulais signaler, à propos de l’intervention de José Guerrero, que tout ce que fait le Centro León est effectivement enregistré, et reste sous forme de document consultable à la médiathèque. Les événements précédents, tels que la Rencontre sur le collectionnisme, ont été transcrits et ensuite publiés en version papier et/ ou numérique. Dans le cas du présent événement, il est un fait que l’urgence de ce qui a été discuté ici mérite d’être diffusé le plus rapidement possible et que ce qui a été traité reste un document à consulter par les enseignants, les étudiants et le grand public.
Marie-José Le Duc
Ma participation au Programme d’archéologie préventive a été quelque chose de très spécial pour moi, même si j’ai rejoint le programme alors qu’il avait déjà commencé. Le programme se distingue par la bonne collaboration entre les différents acteurs. Il a débuté avant la pandémie et, en raison de l’urgence sanitaire, le calendrier du programme a été prolongé.
Le programme est forgé sur la base d’un fonds de solidarité que la France a mis en place pour des projets de cette nature et qui a permis le développement de plusieurs actions. A la fin de cette première étape, nous allons continuer, tous ensemble, avec le même enthousiasme que nous avons montré aujourd’hui. J’étais à la table de travail n°1 et je dois dire que ce fut une expérience très enrichissante de pouvoir assister aux débats et d’apprécier la volonté des universités de poursuivre ce projet.
Ma présence ici a essentiellement pour but d’aider, d’être le lien entre nous tous, afin que nous puissions mettre en place un master. Ce serait, personnellement, une grande réussite, et je peux vous assurer que nous allons y consacrer beaucoup d’efforts.
Je tiens à remercier le Centro León et le ministère de la Culture de la République dominicaine pour leur excellente collaboration. Je suis également reconnaissante de la présence et de la collaboration avec l’Université des Antilles, avec le Musée de l’homme et avec le ministère français de la Culture, ainsi que de la présence de l’Institut national d’archéologie préventive, qui effectuera prochainement une mission sur le territoire dominicain.
Plutôt que la fin d’une étape, c’est le début d’un partenariat qui, espérons-le, aboutira aux résultats que nous espérons tous.
Le programme se distingue par la bonne collaboration entre les différents acteurs
Plus que la fin d’une étape, c’est le début d’une collaboration qui, nous l’espérons, nous conduira aux résultats que nous attendons tous.
Participants à la Rencontre d’archéologie dominicaine et caribéenne
Séance de questions-réponses
Participants à la Rencontre d’archéologie dominicaine et caribéenne
Paroles de clôture
Luis Felipe Rodríguez
Directeur adjoint des programmes culturels du Centro León
Ce que nous retenons de cette réunion, c’est qu’il n’y a rien de concluant, mais que nous sommes en permanence à un point de départ pour aborder cette question qui est si importante pour nous tous. Le Centro León, en tant que musée, a pour fonction de conserver le patrimoine dont il a la charge et, en outre, la responsabilité de fournir les conditions pour que ce patrimoine fasse l’objet de recherches, c’est-à-dire qu’il devienne un objet d’étude, tant pour les chercheurs individuels que pour les écoles. Cela implique également une autre responsabilité, qui consiste à communiquer et à rendre ce patrimoine visible pour le reste de la société.
Dans le cas de l’archéologie, comme cela a été le cas pour les arts visuels et l’ethnomusicologie, nous sommes, en tant qu’institution, un vase communicant, c’est-à-dire un pont entre ce patrimoine qui est là et la société. A cette occasion, ce que nous avons essayé de faire avec le Programme d’archéologie préventive, avec le soutien de l’ambassade de France, c’est de développer une initiative qui ne s’arrête pas là, parce qu’elle nous appelle à trouver les moyens d’apporter des réponses communes et collaboratives aux nombreuses questions et propositions qui ont été formulées dans le cadre de cette rencontre.
Nous nous engageons, j’insiste, à continuer à agir en tant que médiateur ou facilitateur de ces processus. La responsabilité que nous avons assumée lorsque nous avons accepté le Programme d’archéologie préventive est une responsabilité permanente. Aujourd’hui, plus que jamais, nous comprenons, depuis ce musée, la nécessité de former des spécialistes dans cette discipline et dans d’autres qui ont trait à nos collections.
Ceux d’entre nous qui ont participé à cet événement pensent que nous faisons déjà partie d’un comité de pilotage pour suivre ces initiatives et en faire une réalité. Il y a des institutions qui doivent jouer - et je suis sûr qu’elles le feront - un rôle important dans ce processus, et ces institutions sont, bien sûr, les universités.
La collaboration institutionnelle qui a eu lieu dans le cadre de ce programme, tant au niveau local qu’international, aura certainement un impact sur la création d’un réseau culturel et académique dans notre région, comme le démontre la présence de représentants de l’Université des Antilles, de la Martinique, ainsi que la présence et le suivi que nous a donné le Centre d’études avancées de Porto Rico et de la Caraïbe.
Bien que de nombreuses tâches soient encore en suspens, je pense que nous sommes à un moment très intéressant, car il est temps de commencer à concevoir les actions qui donneront une continuité future au Programme d’archéologie préventive.
À propos des panélistes
CARLOS ANDÚJAR PERSINAL . Sociologue et chercheur dominicain. Diplômé en sociologie de l’Université de Paris X Nanterre. Il a publié de nombreux ouvrages liés au folklore, à la religiosité populaire et aux traditions populaires, entre autres. Ses livres se distinguent à cet égard : La présence noire à Saint-Domingue. Une approche ethno-historique (1997), Identité culturelle et religiosité populaire (1999) et Rencontres et transformations au sein de la culture dominicaine (2010). Il est actuellement directeur national des musées et conseiller culturel du Centro León
BERNARDO VEGA BOYRIE. Écrivain, économiste, historien, anthropologue et sociologue dominicain. Il a étudié l’économie à l’Université de Pennsylvanie. Il a occupé de nombreuses fonctions publiques, comme directeur du Musée de l’Homme dominicain (1978-1982), gouverneur de la Banque centrale de la République dominicaine (1984-1994) et ambassadeur à Washington (19971998). Certaines de ses œuvres les plus importantes sont : Nazisme, fascisme et phalangisme en République dominicaine (1985) ; Essais sur la culture dominicaine (1988) ; Négociations politiques durant l’intervention militaire de 1965 (2012).
MANUEL GARCÍA ARÉVALO. Historien dominicain, dont les travaux sont orientés vers la recherche socio-historique et archéologique. Il a publié plus de 20 ouvrages, dont : Les spatules vomitives à hochet de la culture taïna (1976) ; L’art taïno de la République dominicaine (1977) ; Peuples et politiques de la Caraïbe amérindienne. L’indigénisme dominicain (1990) ; et La frontière typologique entre les objets lithiques de la culture taïna (2005).
BENOÎT BÉRARD. Il est actuellement professeur associé d’archéologie caribéenne à l’Université des Antilles en Martinique, où il dirige le département d’histoire. Il a obtenu son doctorat de l’Université Paris 1 Panthéon-La Sorbonne en 2003. Il a également été pendant plusieurs années professeur invité à l’École normale supérieure d’Haïti. Il a mené des fouilles et des programmes de recherche sur différentes îles des petites Antilles. Il a publié des ouvrages tels que : Les premières occupations agricoles de l’arc antillais, migration et insularité : le cas de l’occupation saladoïde ancienne de la Martinique, entre autres.
FONDATEURS
María Rosa León A.
Eduardo A. León A. Fernando León A. Carmen M. León de Corrie C. Guillermo León A. Clara León de Brugal
José A. León A.
Fondation Eduardo León Jimenes, Inc.
FONDATION EDUARDO LEON JIMENES
María Amalia León Président
María Elena Aguayo Directeur exécutif
CENTRO LEÓN
María Amalia León PDG
María Luisa Asilis de Matos Directeur exécutif du développement durable
Luis Felipe Rodríguez Directrice adjointe des programmes culturels
Mario Núñez Muñoz Responsable de la diffusion et de la communication
Rencontre d’archéologie dominicaine et caribéenne : Les défis pour une nouvelle génération d’archéologues 26 de noviembre 2021
PRODUCTION
Centro León
COORDINATION EDITORIALE
Mario Núñez Muñoz, Ana Azcona
CORRECTION
Daniela Cruz Gil
TRADUCTION
Rab Messina, Ismérie Pajot
TRANSCRIPTION ET ÉDITION
Aurelio Polanco Marte PHOTOGRAPHIES
Daniel Collado, Alfred Cepeda
CONCEPTION ET FABRICATION
Pamela Thomas
ISSN
978-9945-9370-1-5
1. Arqueología – Caribe (Región) – Congresos, conferencias, etc.; HistoriaCaribe (Región) – Congresos, conferencias, etc. ; Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo
1. Título 972.9
C397e Centro León
Encuentro de Arqueología dominicana y el Caribe: Retos y desafíos por una generación de relevo = CONFERENCE ON DOMINICAN AND CARIBBEAN ARCHAEOLOGY: CHALLENGES TO A CHANGING OF THE GUARD = RENCONTRE D’ARCHÉOLOGIE DOMINICAINE ET CARIBÉENNE : LES DÉFIS POUR UNE NOUVELLE GÉNÉRATION D’ARCHÉOLOGUE. Carlos Andújar Persinal; Bernardo Vega; Manuel García Arévalo; Benoit Bérard. – Santiago de los Caballeros : Centro Cultural Eduardo León Jimenes, 2022.-- 40 páginas. : ilustrado.