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ATENCIÓN PREHOSPITALARIA
Este año la Revista Vida y Salud se enfoca en algunos protagonistas del mundo de la salud. Es común que nuestra mente se detenga inmediatamente en los profesionistas de la realidad hospitalaria, sin embargo, hay otros protagonistas que trabajan fuera de los hospitales; entre ellos, los paramédicos .
En muchas películas se nos presentan estos “héroes” que intervienen rescatando a víctimas de los más diferentes situaciones de crisis, desastre, contingencia sanitaria. Muchos fenómenos naturales provocan situaciones de crisis y peligro, con víctimas y sufrimiento: sismos, tsunamis, deslaves, huracanes, sequías, temperaturas extremas, etc. Otros fenómenos de origen humano – antropogénicos – causan un sinnúmero de otros problemas: incendios, explosiones, fugas tóxicas, envenenamientos masivos, plagas, epidemias (estamos saliendo del COVID 19), contaminación de aire, agua o suelo, etc. De origen humano son también algunos fenómenos que, por sí mismos, no son un riesgo, pero que pueden transformarse en peligros si no hay una buena organización o ésta colapsa: por ejemplo, la concentración masiva de personas por eventos deportivos o de esparcimiento, migraciones masivas. Lamentablemente otros fenómenos causan muchas víctimas: violencia y balaceras, actos terroristas, etc., hasta la guerra. Indudablemente los paramédicos se ocupan también de estas situaciones en colaboración con Protección Civil, Guardia Nacional, Ejército y otras instituciones, sin embargo, su labor más común se centra en auxiliar a las víctimas de accidente viales.
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En nuestro País se está llevando a cabo una reorganización de las intervenciones para enfrentar estos desastres o contingencias y poder auxiliar a las víctimas lo más rápido posible y permitirles llegar a los hospitales. En esta tarea los paramédicos adquieren un rol importante.
Debemos acostumbrarnos a una visión más amplia del sistema salud. Lamentablemente la mayoría de las personas piensa sólo en las estructuras hospitalarias y olvida, por ejemplo, el tema y las iniciativas de promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. También respecto a los accidentes se puede hacer mucho para la prevención y para conformar un sistema de rápida y calificada intervención.
Estamos en una etapa de cambio: la figura profesional del paramédico se está perfilando de manera más precisa; se están diseñando los nuevos planes de estudio; se está llevando a cabo una constante actualización y capacitación de los profesionistas ya en servicio.
Un elemento muy positivo es la insistencia sobre las competencias y habilidades de acompañamiento de las víctimas: no se trata sólo de una habilidad técnica, sino también de liderazgo, para manejar situaciones complejas en las cuales la mayoría de las personas no sabe qué hacer; habilidades de acompañamiento psicológico de los heridos y sus familiares, para poder “contener” la angustia y proceder con lucidez; habilidades para acompañar en la primera etapa del duelo por la muerte de algunas personas; pensemos también en las tareas educativas de toda la población para prevenir los riesgos de accidentes u otras emergencias..
Los paramédicos o, mejor, los diferentes perfiles y carreras de paramédico son uno de los factores que pueden hacer la diferencia. La capacitación en todas las áreas de intervención es la clave para diseñar el nuevo perfil del paramédico y favorecer la confianza de la población, indispensable para dar dignidad y el merecido reconocimiento a estos profesionistas.