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En mi última donación de sangre o intento

Comencé a pensar que cuidar de mí no es un acto egoísta , es también cuidar de los otros, hacerte cargo de ti, en todos los aspectos que eso requiera, tus dolores, tus heridas, tus necesidades, etc. Observar tus tropiezos, tus angustias, hacerte cargo de las noches en vela, de tus pensamientos e ideas, de tus acciones, de tu comunicación, de tu máquina- cuerpo, de sus expresiones es un acto amoroso profundo: donarte a los otros, parte de la capacidad para donarte primero a ti.

¿Qué podemos sumar al otro si no estamos en buenas condiciones? Y no me refiero solo a nuestro ser biológico para donar la sangre. ¿Qué podemos sumar a este momento si no somos un todo? Si no estamos presentes; si nuestras respuestas están sujetas al dolor, a la pena, al miedo, etc. Como nos dicen en los aviones: “No puedes poner la mascarilla a alguien más sin colocarla en tu rostro primero”. Eso me gusta, porque nos coloca en un lugar de responsabilidad, y nos va alejando del papel de la víctima.

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Tenemos capacidades que se siguen entrenando a diario , y seguimos descubriendo de lo que somos capaces. Eso hace realmente interesante este juego al que llamamos vida y en el estamos acumulando instantes a los que hemos clasificado y llamado tiempo. Este tiempo pasa factura a todos en un momento dado. Nadie saldremos del juego sin canas y arrugas; nadie tampoco se quedará aquí para siempre.

Hace un mes un estudioso - de estos que aman la tecnología - comentaba en una de sus charlas: para todos aquellos en esta sala que tienen entre 40 y 50 años, con los avances que hemos alcanzado como humanidad, quizá vivamos entre 100 y 140 años. Se escucharon expresiones de maravilla y luego vinieron risas. Y yo pensaba: ¿Con cuántas reparaciones?, ¿con cuántos órganos clonados o partes biónica? Luego mi mente de niña dijo: “No, nada de malo tiene el aprovechar estas ventajas”. Pero ¿habremos sido capaces de mantener en equilibrio el ser que nos habita con la maquina “reparable”?

Muchos de los conceptos cambian: aquellos que se sentían viejos han rejuvenecido solo de mirar los números y aunque no lo crean eso también ha cambiado nuestro estado actual de salud. Porqué hemos producido neurotransmisores , estimulantes psicoactivos, ligados al asombro. Es lo que logra la mirada de un niño, donde todo es nuevo.

¿Qué podremos hacer con cuerpos que durarán más de cien años y cerebros cansados y faltos de magia? Tal vez por ello seamos adictos a tantas locuras. Hemos dejado el asombro y en su lugar estamos intentando obtener pequeños placeres instantáneos.

Me parecen impresionantes los logros, pero me gusta siempre hacer hincapié en que volcamos nuestras energías en reparar y no en prevenir. El solo hecho de pensar que viviremos más de 100 años nos cambia los circuitos neuronales, nos genera plasticidad, nos abre a la posibilidad de soñar.

Si logramos ver que nuestro cuerpo-maquina sigue las ordenes consientes o inconscientes de la mente-chofer entonces estaríamos entrenándola a diario para que alcance su potencial. Y quizá pensaste: “Aún hay tiempo; aquello que soñé, aquello que no he hecho, puedo lograrlo. Y si voy a vivir todo ese tiempo necesitaré cuidarme más, no voy ni a la mitad”. Soy un bebé: un pequeño punto en el tiempo rodeado del cuidado amoroso que necesito, lo sepa o no.

La mente es una herramienta única, puede llevarte a la cima y también destruirte en el acto. Quizá hemos estado poniendo poca atención a este binomio maravilloso y no nos hemos dado a la tarea de entrenar a la mente cuya información es tomada por el cuerpo de forma literal. No tenemos claro que una colitis no aparece de la nada y sólo porque de pronto el intestino decide inflamarse, como una respuesta del sistema nervioso autónomo a un “algo”, y no como un efecto de lo que nos sucede en el día a día.

Se ha demostrado el impacto de la mente sobre el cuerpo en lo que llamamos efecto placebo y se puede medir con parámetros fisiológicos. El placebo es el uso de una sustancia que carece de acción curativa, pero produce un efecto terapéutico si el enfermo la toma, convencido de que es un medicamento realmente eficaz; tiene el mismo aspecto, gusto y forma que un medicamento verdadero, pero está hecho de productos inertes y sin ningún principio activo.

Papel de la nutrición

La nutrición juega un papel importantísimo: ¿Con qué ladrillos cuenta el cuerpo para construir su estructura; de dónde sacará las sustancias necesarias para sus funciones? ¿Qué pasa si no están disponibles y esto es crónico?

¿Acaso hemos dejado de soñar por que la vitamina B12 está ausente? Porque nuestros cereales - si es que comemos algunos con nuestro temor a subir de peso - no son integrales. Y si no logramos mejorar nuestra plasticidad neuronal, ¿tendrá algo que ver que el magnesio es pobre, el

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