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TESTIMONIO DE FALILIA MACÍAS VALENCIA

De niña recuerdo que me caractericé por ser seria, introvertida, retraída…sin embargo al paso del tiempo mi carácter dio un giro de 360 grados. Hoy por hoy soy todo lo contrario.

En cuanto a mis estudios - al ser mi familia numerosa - mis padres con mucha dificultad sólo pudieron mandarme a la escuela a nivel básico. Recuerdo que cuando tenía 10 años jugaba a la doctora y ponía a mis muñecas de mis pacientes, agarraba una pluma simulando que era una jeringa y según yo las inyectaba, las vendaba con papel, con pedazos de tela o de listones que encontraba entre las cosas de mi mamá …me soñaba ser doctora cuando fuera grande.

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Existen otros cursos o capacitaciones que ofrece la Cruz Roja Mexicana como: Atención médica prehospitalaria nivel básico, curso con duración de 12 meses; Curso intermedio da la certificación de Técnico Medio en Urgencias Médicas; Curso avanzado ofrece la certificación de Técnico Avanzado en Urgencias Médicas; Soporte Vital Médico Avanzado.

Entre las instituciones que ofrecen esta capacitación destaca la Cruz Roja Existen otros centros y universidades que ofrecen capacitación en atención prehospitalaria.

https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/250824/MODELO_DE_ ATENCION_MEDICA_PREHOSPITALARIA.pdf https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5361072&fecha=23/09/2014#gsc.tab=0 https://www.ccepo.mx/

A los 19 años, al no poder estudiar la carrera de medicina (como lo soñaba desde niña) por la situación tan precaria en la que vivíamos, me frustré, pero no podía quedarme así, yo siempre quise ayudar a salvar vidas , entonces empecé a moverme y a investigar cómo podría hacerle. En aquellos tiempos existían los Socorristas de la Cruz Roja Mexicana; era lo más parecido a seguir mi vocación, ingresé y estuve 9 años como socorrista. Recuerdo que aprendí mucho, sin embargo también eran tiempos estresantes. El primer servicio que atendí fue un atropellado, iba en la ambulancia nerviosa… muy nerviosa, pensando qué le iba hacer, cómo tenía que actuar… cuál fue mi sorpresa cuando nos dimos cuente que sólo se trataba de un paciente al que se le había atorado su pie en la cadena de una bicicleta. A partir de ese momento entendí lo que era mi profesión, comprendí la magnitud y la importancia a lo que me dedicaba, por lo que seguí estudiando diferentes cursos sobre la atención de un herido.

Años después inicié en la Cruz Verde como paramédico. Fue mi segunda casa, disfruté cada servicio y digo mi segunda casa porque eso era para mí: no era un trabajo porque en verdad lo gozaba, créanme no me equivoque en escoger la profesión, yo era para eso. En una ocasión tuve que atender un parto: esperaba atenderlo en el domicilio, pero estaba en un sitio de alquiler, fue un parto fortuito y yo con mis manos traje al mundo a ese bebé, era una hermosa niña. Otra vez auxiliamos en un accidente: esa noche los papás murieron, sólo un hijo que era un niño quedó vivo con lesiones graves.

Recientemente, en “el año del COVID ”, me preparé para atender a enfermos contagiados. Este año, lleno de miedos, me hacía pensar qué iba a hacer si el virus llegaba a infectar a mi familia. No pensé en mí, sino en los enfermos contagiados, algunos sin poder respirar, algunos moribundos, otros muertos. Al pasar los días en plena contingencia veía la desesperación de la gente por atender a su familiar.

Una noche fui a un domicilio para atender a un paciente infectado; me preparé como siempre en la ambulancia con el traje Tyvek: vi la desesperación de una joven, su madre en una recámara conectada a un concentrador chino que no le aportaba el oxígeno necesario para sobrevivir, en otra habitación su padre conectado a un aparato de peces, sin aporte de oxígeno. Pensé que iban a morir; en ese momento miré en los ojos de aquella joven la frustración por tener la necesidad de mantener con vida a sus padres. Nunca, en tantos años de servicio, había sentido mi corazón tan apachurrado. Con estas experiencias de sufrimiento empecé a cuestionarme sobre mi profesión . ¿Por qué escogí esa carrera si no podía curar y aliviar el sufrimiento de los pacientes con COVID 19?

Gracias a Dios vinieron días mejores, entendí que desde mi trinchera - como paramédico - ayudaba mucho a los pacientes; llegó la vacuna y, al paso de los meses, menos pacientes infectados. Mi estrés fue cada día menos, sentía más confianza en mí.

Hoy doy gracias a Dios por cuidar a mi familia y por cuidarme, ya que nunca nos infectamos. Desafortunadamente fueron meses en que vi morir mucha gente, algunos amigos, algunos compañeros que, por estar en servicio y ayudar a otros, se contagiaron. Fue una experiencia que se grabó en mi mente, pero a su vez vivir esta pandemia me hizo más fuerte, me hizo seguir adelante con mi profesión que amo y amaré toda mi vida.

El 1 de marzo 2023, tras 31 años de trabajo, me despedí de mi segunda casa, la Cruz Verde: me jubilé, colgué mi uniforme, dejé mi ambulancia y me fui a casa: me fui con una mochila sobre mi espalda tan grande y tan llena de satisfacciones que no puedo describir. Hoy continúo mi trabajo como enfermera, porque tengo la oportunidad de seguir ejerciendo la profesión que me gusta. Todas las profesiones son bonitas, pero lo más bonito es que tú la ames. Un reconocimiento que me dieron por mi labor de Paramédico

Samantha Messina Jiménez

Paramédico Básico y colaboradores

Mara Martínez y Carlos Sánchez

El paramédico es la persona que brinda los servicios prehospitalarios en un evento repentino o en una enfermedad. Un paciente no elige a su paramédico, sin embargo, el paramédico sí los elige, esto porque el paramédico elige su profesión y asumimos la responsabilidad de la atención a los pacientes; hemos aceptado la responsabilidad de atender a los pacientes en algunas de las peores situaciones

Tenemos y queremos dar a nuestros pacientes la mejor atención que podamos: no mientras fantaseamos, no con equipos sin verificar, no con suministros incompletos y no con conocimiento caduco. No podremos saber qué información médica está vigente, ni afirmar estar listos para poder atender a nuestros pacientes si no leemos y aprendemos cada día, porque al final de cada servicio debemos pensar que el paciente recibió todo lo que era posible dar, con nuestro mejor esfuerzo.

Las funciones del paramédico las podemos resumir de una manera fácil, rápida y práctica en dos palabras: “recoger y entregar”. Sin embargo, hacer lo anterior es un arte que se aprende de los libros y de la vida. La función del paramédico no es salvar vidas , sino salvaguardar la vida de los pacientes , es decir, intentamos mantenerlos con vida el mayor tiempo posible hasta que reciba la atención médica necesaria, aunque para algunas personas nos convertimos en el anhelo, el consuelo y la esperanza de vida.

Las funciones del paramédico son enriquecidas por el trabajo en equipo. Esto lo podemos ver, por ejemplo, en un rescate vehicular (accidente de vehículo): el personal especializado realiza la extracción de la víctima y la deja fuera de peligro para recibir la atención prehospitalaria por parte del paramédico. En un incendio el bombero hace la extracción de la víctima y la deja al alcance del paramédico. En un tiroteo el paramédico no se introduce al fuego cruzado, él está a la espera de actuar y atender a sus pacientes.

Todos los días nos encontramos con diferentes servicios atender desde una cual ponemos en práctica “psicología de emergencia” el paciente, se platica Todo lo aprendido en práctica, sin embargo, son muy complejas en constante capacitación atender con el tratamiento dependiendo el tipo circunstancias.

El ser paramédico muy gratificante te. En algunos casos hasta nuestra integridad nos podemos encontrar peligrosas, como agresiones, de violencia, incendios, Es muy útil, en estas podamos ser auxiliados que nos ayuden emociones.

Ante todo, debemos

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