6 minute read

Dejósucarne,voló alagloria- Beowulf A

Mis días fueron como el destino quiso. . . Sin hacer juramentos impíos. Sin buscar guerras mentirosas. Puedo partir. Puedo morir, aquí, conociendo al Señor de todo… ctualmente no tenemos una idea cierta sobre el significado del concepto del héroe. La aparición de la idea del antihéroe, y la apología de sus conductas no éticas y a veces abiertamente inmorales, hace que el concepto de héroe quede desdibujado y carente de significado en nuestra cultura. En esta cultura, incluso, se ridiculizan los valores que justifican la actuación heroica. Asumimos que el concepto clásico de héroe no se entiende, simplemente porque no se comprende que exista una persona que esté dispuesta a darse, a dar su vida, si fuese necesario, por otro, porque nuestra cultura nos enseña a valorar el costo beneficio de cualquier decisión y acción.

En Beowulf (poema épico de autor anónimo; película del 2007) encontramos a un héroe singular, al que - a manera de Heracles - se le denomina como un héroe perfecto, porque, a diferencia de otros, logra la resolución de sus conflictos con la muerte que se realiza a manera de sacrificio: no muere buscando fortuna o conquistas, sino para restablecer el orden del cosmos.

Advertisement

Este héroe vive para su inmortalidad , no aspira a otras cosas y, en búsqueda de lograr ese deseo, se aleja de su propia humanidad y de la humanidad del resto de los mortales. Su búsqueda - y las consecuencias de su camino - le hace asumir un trono que en realidad no era deseado. En ese momento su figura heroica se desvanece, debe asumir el poder deseado por los hombres y decae ante las vulnerabilidades humanas, las cuales le hacen entrar en conflicto con sus aspiraciones de trascendencia e inmortalidad.

Para lograr la inmortalidad deseada, debe dejar escrito su nombre en la conciencia arquetípica, debe ser un héroe de referencia: sus gestas deben ser contadas de generación en generación, sin posibilidad del olvido, y unirse a sus hermanos difuntos, los otros héroes que ya le han mostrado un camino.

Su convicción, su pasión y fuerza, como fundamento de su aspiración inmortal, le han obligado continuamente a renunciar a su humanidad. Las circunstancias le han puesto sobre un camino, ante el que no puede vacilar o detenerse, aunque seguir adelante le implique hacer el paso por su muerte sin poder escapar. De todas formas, no aborrece la idea de su propia muerte , al contrario, la desea y busca a toda costa abrazarse a ella de una forma tan singular, que le haga un inmortal. Es del todo interesante que en este tipo de personajes su trascendencia inmortal se logre muriendo. Es una paradoja que permite la permanencia de su recuerdo.

Beowulf no vacila ante el destino que desea. Puede optar por ser sólo un hombre y vivir esa vida mundana que los otros atesoran en sus palacios y riquezas, en los placeres y la embriaguez, como fruto del poder sobre la vida de otros. Sus aspiraciones nos parecen ahora inhumanas, lejanas de nuestra realidad. ¿Quién se podría conformar en estos tiempos, con renunciar a poseer algo, a tener poder sobre otros, a cambio de convertirse en una idea o solo en un recuerdo?

En ese mundo el héroe debe alejarse de las emociones humanas, no actúa con miedo o rencor, no puede actuar con un egoísmo sin sentido. Aunque no puede escapar del todo de ese sesgo narcisista , ya que su modo de actuar es una autoexaltación narcisista. Su actuar le coloca en el centro del cosmos, pretende organizarlo imponiéndole a esa realidad los valores que justifican su existencia. El vehículo es el miedo o la injusticia que viven y sufren otros. Este héroe se ha colocado por encima de esas carencias para ofrecerse como una solución, para morir por una causa noble a la vista de todos. Sus contemporáneos, sus testigos transformarán a ese hombre en un recuerdo, en un mito, en una leyenda.

Su vida inmortal es confiada al impacto de su fuerza pasional y al impacto que sus valores han dejado en sus testigos . Con su modelo de acción ha enriquecido el significado de las palabras que narran sus gestas. No es un semidiós , como los que encontramos en el mundo grecolatino. Este personaje aparece sólo como un hombre, incluso no cuenta con la ayuda de ningún dios. De hecho, enfrenta a Grendel desnudo sin ninguna espada mágica. Ninguna deidad guió sus pasos o golpes o le proveyó de poderes mágicos. Su humanidad se impone al caos y a la muerte, provocada por este personaje antagónico.

Es paradójico, en este sentido, que el único individuo que esté al nivel de Beowulf sea precisamente Grendel; los otros son sólo testigos o guerreros que mueren ante estas descomunales fuerzas. Para Beowulf, ese momento es el en que inicia su trascendencia. Aunque teme enfrentar a Grendel, debe imponerse a su miedo humano y natural, para ponerse por encima de esta circunstancia. En realidad, este monstruo representa todo lo que teme, todo lo que podría destruirlo, pero lo enfrenta desnudo, sin armas, sin armadura y lo vence.

La batalla entre Beowulf y Grendel adquiere una dimensión más profunda en cuanto que ha tenido la intensidad necesaria para consolidar una identidad heroica real, ya no es una historia contada por él mismo sin testigos y además sin sentido. Ahora son otros los que cantarán sus aventuras y alimentarán su recuerdo.

Aunque estas historias y cánticos de cierto modo lo han deshumanizado, lo han transformado en algo diferente a su naturaleza.

Haciendo una comparación entre este formidable personaje y el hombre actual, nos encontramos en nuestra cultura ante individuos aislados, centrados sobre sí mismos, tratando de justificar una existencia vacía, estandarizada por los ideales de consumo, buscando una aparente trascendencia en la riqueza material, en una riqueza que por su naturaleza es efímera, determinada por su fragilidad y rápida obsolescencia. Vemos a una humanidad estancada en este mundo, sin aspiraciones de trascendencia, viviendo un día a día determinado por un trabajo muchas veces valorado solo por la retribución periódica, pero sin ningún tipo de impacto en otros, más que el de entregar un producto y recibir un pago y ahora también sin interacción directa con el cliente que puede ser contactado de forma remota.

La conectividad y el acceso a un nivel de información descomunal no hacen más que acentuar su propia soledad y carencia de sentido. En esta cultura la humanidad vive distanciada por su propia conectividad; incluso el activismo social o político han adquirido un nuevo sesgo virtualizado: en muchos casos el mérito al que se puede aspirar es el de poner un like en alguna nota o de reenviar alguna cadena o video breve, sea para participar en esa conciencia social virtual o para dar un signo de existencia a los contactos en el celular. Esta es la realidad que ahora llamamos humana. Mientras las gestas de estos héroes nos parecen imposibles, sin sentido e inhumanas.

Regresando a nuestro personaje, podemos leer, en su relato épico, el apartado correspondiente a su última batalla; lo vemos molesto: han sido sus hombres los que le han puesto frente a un dragón que desea venganza. Este terrible monstruo ha sido despertado como consecuencia del robo de su tesoro; el dragón sale de su cueva para destruir y quemar pueblos enteros y el héroe - nuevamente - debe restablecer el orden perdido. Él no ha sido el causante de esto, ya que aborrece el robo y nunca ha deseado riquezas, sin embargo, se solidariza con la suerte de sus guerreros y de los hombres de su reino. Ahora, debe defenderles y acabar con esa bestia: todo su mundo está en riesgo de desaparecer entre el humo y las cenizas.

Enfrenta al dragón en una batalla difícil de ganar : desde el primer encuentro es cegado por el fuego que le quema la cara y casi le ha fundido la armadura sobre su cuerpo. Herido de gravedad, pero de pie, no acepta bajo ningún termino su derrota, continúa tratando de herir de forma mortal a su enemigo; ante cada intento recibe una respuesta del dragón que tampoco se detendrá hasta terminar consumiendo con su fuego a la figura del héroe. Beowulf tendrá que ser recordado como alguien vencido. Casi al final su amigo y escudero se le une a la batalla y le ayuda a vencer a esta formidable bestia. Pero de todas formas sus heridas son devastadoras y morirá por esa causa: su vida ha terminado y con su muerte aparece su consagración como héroe inmortal.

Aunque el mundo trate de olvidar o destruir a los verdaderos héroes , estos permanecerán iluminando las sombras de una humanidad alejada de su propia trascendencia . Ellos nos hablan de aspiraciones, de unos valores que de alguna forma permanecen en muchas personas. En personas que no se conforman a vivir y morir de cualquier forma, que no están dispuestos a conformarse con poseer cosas efímeras y que buscan en su cotidianeidad una forma de escapar de la muerte total. El recuerdo de estos héroes verdaderos será siempre una inspiración. El cuerpo de Beowulf es puesto en su barco, con su escudo, su armadura, con su espada; el barco es orientado al sol que cae frente al mar, este acto fúnebre le pone en camino del sol que cae, pero que renovará su luz sobre el mundo en el nuevo día. Su recuerdo, se ha trasformado en cánticos y en relatos, ahora interpretados como fantásticos, pero sin olvido.

This article is from: