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LA PROFESIÓN DE ENFERMERÍA PARA UN VARÓN E
nfermería es la ciencia del cuidado humano, cuya actividad actualmente llevan a cabo las enfermeras y los enfermeros. Al contrario de la percepción de muchas personas, la enfermería ha sido un campo dominado por los hombres durante la mayor parte de la historia de la humanidad; sólo los hombres eran considerados lo suficientemente «puros» como para convertirse en enfermeros, asociándose esta labor a lo mágico, lo religioso y, por otro lado, a lo militar, conociéndose esta etapa como la enfermería no profesional.
Por su parte, la enfermería profesional nace con Florence Nightingale y se asocia al trabajo de la mujer, quien a mediados del siglo XIX asiste como voluntaria a la guerra de Crimea y organiza un departamento de enfermería, desafiando los tabúes de la sociedad inglesa. Ella escribe y enuncia una serie de postulados sobre su punto de vista acerca de la enfermería, siendo uno de los requisitos para ingresar a su departamento: el ser mujer joven, ser maternales, atentas y compasivas. Así por muchos años, las carreras de Enfermería eran exclusiva para mujeres. Este suceso se ha hecho sentir, acarreando como consecuencia una subvaloración en el mundo de la salud y, por otro lado, quitándole mérito y reconocimiento a la profesión, por lo que el ingreso masculino ha sido concebido como un hecho positivo para contrarrestar algunas deficiencias, acarreadas por el antiguo sistema biomédico.
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En la actualidad existe una tendencia importan - te de ingreso de hombres, pudiendo referirse a una masculinización de la enfermería , relacionada con las buenas proyecciones laborales, el amplio campo de trabajo, una retribución cada vez más adecuada y el carácter científico humanista de la profesión.
Los datos del INEGI, con los resultados del cuarto trimestre de 2021 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), indican que en México las mujeres representan el 79% de esta población y los hombres el 21%; esto quiere decir que de cada 10, 8 son mujeres y 2 son hombres , lo que nos indica que en la actualidad las enfermeras siguen abarcando mayor cantidad.
Respecto a mi experiencia laboral cómo enfermero, puedo decir que es una profesión en la que aún existen tabús . Recuerdo que, cuando era estudiante y teníamos que rotar por áreas de ginecología y obstetricia o áreas especificas de mujeres, las mismas pacientes en ocasiones comentaban que no quería que las atendiera un hombre por el pudor o la vergüenza. En ese momento podría comprender su forma de pensar: hay que asignar a los enfermeros en ciertas áreas, pero también deben de comprender las pacientes que todo es a base de valores ética y profesionalismo. Actualmente me encuentro en el servicio de medicina interna y geriatría y en ocasiones hay mujeres - sobre todo las personas adultas mayores - que me dicen “¿Tú me vas a bañar?, quiero que me bañe una mujer”; le explico: “Con todo respeto la tengo que bañar; aquí somos personal profesional, es mi labor, entiendo que le dé vergüenza, pero aquí va estar su familiar en todo momento”. La mayoría de las veces cambia la forma de pensar y las enfermas aceptan que les proporcione su baño de esponja; sin embargo, si no es así, se respeta su decisión y le comento a una compañera para ella le pueda dar su baño de esponja. Claro está que como profesionales de salud debemos tener empatía con los pacientes y ganarnos su confianza.
Otro de los beneficios de que un hombre sea enfermero es que ayudamos continuamente a los pacientes a movilizarlos o ayudamos a nuestras compañeras . Hay enfermeras que lo realizan, pero hay ciertas labores que son más sencillas para los hombres, y, viceversa: se compensa todo conjugando habilidades y destrezas entre enfermeros.
En la actualidad el paradigma en que sólo las mujeres pueden ejercer la profesión de enfermería quedó atrás. El personal de enfermería es el que está a contacto con el paciente por el mayor tiempo: identificamos sus necesidades físicas, mentales, emocionales, socioculturales y espirituales y contribuimos en el desarrollo de soluciones. Para alcanzar el equilibrio entre la persona y el entorno, debemos reconocer la importancia de los sistemas de apoyo social y los aspectos holísticos del cuidado físico, social, económico, político, espiritual y cultural.
Relación enfermeros y médicos
Dentro de la atención en salud, el médico aporta conocimientos sobre la enfermedad del paciente, y nosotros como enfermeros aportamos el conocimiento sobre el estado físico y psicológico del paciente ; normalmente esto es así, porque los médicos pasan menos tiempo con los pacientes que los profesionales de la enfermería.
Sin generalizar, según mi experiencia, algunos médicos piensan que son los jefes de enfermería y esto, claramente, no es correcto, ni en teoría ni en la práctica. Cada profesión tiene su rol y, si las relaciones son buenas y de trato de igual a igual, eso influirá sobre la salud del paciente.
Con respecto a la actitud de los médicos, puedo afirmar que hay de todo; sin embargo, todavía prevalece en ellos un cierto aire de superioridad y de formalidad, mientras que los enfermeros suelen ser más desinhibidos, abiertos y simpáticos.
En general, pienso que la relación entre ambas profesiones es buena y cada vez va mejorando, porque con nuestros conocimientos, habilidades y calidez nos enfocamos más al paciente, teniendo un control y una supervisión directa; además aportamos un abordaje más integral donde se suplan las carencias que puedan existir a nivel psicosocial. Con respeto a la práctica, además, el medico tiene mucho que aprender del enfermero para realizar determinadas labores.
Es evidente que debe existir una buena relación entre el enfermero y el médico; como enfermeros debemos notificar al médico todas las alteraciones o evoluciones que presenta el enfermo con la finalidad de trabajar en equipo y lograr una exitosa recuperación. Por esa razón también llevamos a cabo las acciones esenciales para la seguridad del paciente , las cuales tratan de mejorar la comunicación entre los profesionales de la salud, pacientes y familiares, a fin de obtener información correcta, oportuna y completa durante el proceso de atención y, así, reducir o evitar errores en la misma atención médica.