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EL DESEO DE UN NUTRIÓLOGO

Para los que me consultan, los que me abordan con mitos que han creído por años y están confundidos o han escuchado nuevas ideas y desean ser conejillos de indias. Para los que quisieran lograr metas sin hacer cambios, pero también para los que buscan y son especialmente observadores. También para los que son cuidadores innatos.

No deseo más que puedas

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apreciar la maquina en la que despiertas todos

los días. Que logres descubrir que nunca ha estado contra ti y que su naturaleza es el equilibrio. Que funciona y se regenera una y otra vez. Que está activa 24/7, aunque sólo la escuches si guardas algo de silencio o ella hace mucho ruido. Requiere de tu cuidado. Necesita de material para llevar a cabo sus procesos. Si bien puede darte un placer enorme instantáneo, comer no se reduce a eso. No eres sólo la lengua y el engaño a la que la sometes, al que se te ha entrenado. Eres millones de células para las que el sabor es lo menos importante, pero que viven, se trasforman, mueren por lo que hoy y ayer comiste. En distintas formas, activas y desactivas los sistemas a los que no sabes que tienes acceso, porque no se nos enseña como materia en la escuela, no es importante; es para personas que se dedicarán a ello, el resto no lo necesita. Siempre he creído que debimos

venir con un manual de funciona

miento, pero no lo tenemos. Así que aprendemos con la práctica. Y en eso cada quien opina, prueba… porque somos hermosamente diversos. Es necesario que sepas que no debes verte como sólo un cuerpo, pero el caso es que tienes uno y debes disfrutarlo tanto como conocerlo, para que no compres remedios innecesarios, para que aprendas que tiene sus ciclos y, a veces, sólo necesita tiempo. 26 JULIO - AGOSTO 2020 Cómo me gustaría que puedas comer la galleta que anhelas sin que la culpa te consuma. Sin sentir que irá directo a las caderas o que eres débil, una persona incapaz de controlar su ansiedad o su tristeza. a casa y hay un plato a preparar o listo. Salimos a la escuela o al trabajo con un montón de energía y nutrientes batiéndose en la cajita de plástico o los compramos en la esquina, en la plaza o a la vuelta o llegará en su

Y que las mañanas sean de algo más que sólo llegar al baño a pesarte. No, la nutrición es una ciencia ajena al látigo detrás de las grasas, los carbohidratos, las barrigas, la celulitis o las arrugas. No tiene banderas o preferencias de moda, fama o logros instantáneos. Así, sin temor a equivocarme, puedo decir que la nutrición apoya el equilibrio natural del sistema de sistemas que llamas por tu nombre. Integrarla en el día a día es la tarea. Porque todos comemos, todos estamos hambrientos. Todos llegamos

momento. “No comemos aíre”; dice un video para niños, no vivimos de eso. Y es una pena que ahora la palabra “saludable” se aplique a cualquier cosa que logre el objetivo de marcar tendencia en las redes sociales. Todos necesitamos nutrientes, entonces esta ciencia no divide: INTEGRA, UNE, no pelea luchas personales y no, no puede estar de acuerdo con todos. La ciencia no es la “amiga buena onda”, es la que te dice lo que quizás no te gusta, pero puede comprobarse.

Y también es flexible, porque la innovación se basa en preguntas que hoy no tienen respuesta. Es conocimiento compartido, y debido a ello ahora hay neuro-nutrición, nutrición ortomolecular y muchas otras. Es una danza entre especialidades. Deseo que te integres cada instante y recuerdes que una sola de tus células contiene todo tu potencial como ADN y puede desarrollarlo o no, eso depende de múltiples factores entre los cuales está la comida, la nutrición. Pero no es el único. Igual que no será lo único que pueda enfermarte. Apaga un poco el ruido externo para que puedas

enfocarte y darle el descanso, el agua, el ejercicio, el

abrazo que necesita. Baja el ritmo con el que pasas los mensajes en el celular, deja un rato la pantalla para que puedas llevar tu atención al hombro que no soportas hace días, al dolor de barriga o de cabeza que mitigas con pastillas. Quizá tienes asuntos pendientes o quizá puedas gradecer porque has hecho un muy buen equipo. Suele parecer irónico que justo cuando una parte de nuestro cuerpo deja de funcionar, notamos que lo hacía. Mi abuela lo llamaba la edad del “A mí, nunca me pasaba”. Pero yo creo que no se trata de una época en el tiempo necesariamente, sino a una desconexión con nuestra parte física. Antes, no se solía tomar demasiado en cuenta y ahora podemos observar lo opuesto, pero sólo en la superficie: se piensa que es sólo una máquina marcada de músculos, joven y vibrante; es lisa de piel suave o sin manchas: sólo estética. Caemos en el lado opuesto del péndulo, negando nuevamente la necesidad del equilibrio. El mantenimiento necesario, el cuidado, la escucha. Pero también la integración de los aspectos más humanos, de los aspectos no materiales. Es incluso romper con ideas como: “No me interesa, que al fin y al cabo no voy a llevármelo”. Como si por ello fuéramos más cercanos al espíritu. Como si no fuese amoroso tratarnos con respeto, con merecimiento, con buen trato. Es mirarlo para agradecer y confiar a sus procesos. Y es también saber que vamos a despedirnos en algún momento y que hicimos lo debido con la máquina prestada. Por tanto, te deseo que la nutrición sea cosa de todos los días, al grado que no requieras sufrir la agonizante dieta, la restricción, la culpa. Que crezcas en conocimiento y no te veas forzado a leer que tenías un hígado y que se fastidia por el exceso de alcohol y el enojo, por ejemplo. Que logres el equilibrio y, de pronto sin darte cuenta, te descubras emocionado por correr escaleras arriba, por abandonar el sillón de siempre y sentarte en el piso, flexible y relajado. Por mezclar lechugas, aceites con gusto y que no te odies si hoy tocaron tacos. Que rompas la rutina y no creas que se alterará tu sistema, que enfermarás, que algo tienes. Que vivas a plenitud y muy profundamente conectes con la sabiduría y encuentres paz. Que sigas aprendiendo… ¡todos los días! Porque la ciencia no para, erra y cambia, no hay una última palabra y eso me encanta.

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