EL HOGAR FELIZ
Por Rev. Tomas Allen
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El Hogar Feliz Por Reverendo Tomas Allen Traducido por Carmen Cortez P.
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El Credo de la Familia Creo en la familia, como una institución sagrada, creada y formada por Dios. Creo en la familia, como el único fundamento sólido para poder preservar la sociedad humana. Creo en la preservación de la familia, la cual debe estar siempre sobre la institución humana. Creo en la familia, como el único núcleo capaz de dar y forjar personas que el mundo necesita. Creo que el principio de la familia está, desde que el hombre y una mujer, se unen en matrimonio. Creo que la familia es la mayor responsable, en la formación del carácter espiritual y moral de las personas. Creo que la preservación y formación del género humano, descansa en la autoridad sagrada de la familia. Creo que la familia es la única institución que puede dar al individuo el amor, respeto y confianza mutua. Creo que la familia tiene deberes sagrados que cumplir: buscar, conocer y obedecer a Dios como su creador y sustentador. Creo que la familia es la última institución humana que dejará de existir en el universo. Por ello debemos cuidar con abnegación.
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Se Fomenta La Delincuencia y el Desastre En una ciudad importante, solamente para tener un rato de diversión, unos muchachos empaparon de gasolina a un pobre anciano que se encontraron y estuvieron contemplándole hasta que murió carbonizado. Después cuando los aprehendieron admitieron haberlo hecho pero no se arrepintieron en lo absoluto ni mostraron remordimiento alguno. Actos como éste y otros muchos se están repitiendo en todo el mundo actual. En otra parte unos niños que jugaban a “los indios y vaqueros” no tuvieron temor alguno en tomar a uno de ellos mismos, un chico de 13 años, a quien después de atarle a una estaca ¡le prendieron fuego! En otra ciudad hubo otro horrendo caso: un chico de 12 años de edad, confesó cínicamente haber matado a su hermana menor de 10 años quemándola hasta que falleció. Por medio de las noticias policíacas sabemos que anualmente se gastan millones por los muchos daños que está causando este vandalismo espantoso. ¿A QUIÉN ECHAREMOS LA CULPA? ¿A la sociedad, a los gobiernos, a los medios de comunicación, por ejemplo a la T.V., al cine, a los fabricantes de bebidas embriagantes? Ciertamente muchos de estos medios en parte son responsables, porque generalmente la sociedad ha hecho caso omiso de la moral y de las cosas santas ya éstas últimas
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hasta las deprecia. Los gobiernos no ponen atención en el desperdicio y la haraganería que engendran malvivientes, el desempleo, la televisión, las películas sucias, pornográficas y las publicaciones inmorales que diariamente contaminan las mentes de jóvenes, de adultos y ¡hasta las de la niñez! Pues bien, todo esto es muy cierto, pero la mayor causa de esta situación por la que estamos atravesando, es la que se encuentra ¡en los hogares! La única forma de poner fin a la delincuencia juvenil es dejar de fomentar delincuentes juveniles. Recuerden que los criminales no nacen; no, los están criando en una era de pereza y deprecio por todo lo que significa moralidad y por los principios de vida que Dios ha ordenado. Por esto es que la Biblia dice: “porque el que siembra para la carne, de la carne segará corrupción” (Gálatas 6:8). Actualmente necesitamos padres que en verdad quieran salvar a sus hijos de las guaridas y garras del diablo a tiempo, porque con cuánta razón se ha dicho que: “Para detener la ola del crimen a tiempo, no es necesario hacerlo por medio de la pena de muerte, como por ejemplo en la silla eléctrica, la cámara de gas, la horca ni el fusilamiento; es absolutamente necesario comenzar desde que los niñitos comen sentados en su silla alta, junto con sus padres.” ¿Se han fijado alguna vez en el énfasis que Dios pone para la educación de los niños? Innumerables veces ignoramos a los pequeños pero Dios jamás. En Deuteronomio 6:7, Dios instruyó a Moisés respecto a los niños y a su vez, Moisés nos enseña cómo debemos enseñarles la Palabra de Dios, de la manera siguiente: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre su corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes.” En más de una ocasión el Señor Jesús dijo: “Dejad a los niños venir a Mí, y no se los impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” (Marcos 10:14)
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Muchas veces hemos oído decir a los escépticos que, después de todo, los hijos de los cristianos han resultado ser nada menos que hijos pródigos; pero me he dado perfecta cuenta que cuando esto ha sucedido es porque invariablemente los padres tienen la culpa, han fallado en alguna parte en su manera de educarlos. Siempre les proporcionaron lo que pedían o exigían aunque fueran personas de escasos recursos. Quizá les pusieron el mal ejemplo, o tal vez íntimamente deseaban que sus hijos fueran muy populares con los incrédulos. Sin embargo, Dios dice: “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él.” (Pr. 22:6)
¿QUÉ ES LO QUE SE DEBE VER EN EL HOG AR? La respuesta la encontramos en el libro de Proverbios.
A. PLANIFICACION
Proverbios 14:1. “La mujer sabia edifica su casa; mas la necia con sus manos la derriba.” Un hogar victorioso no lo es solamente porque sí; está bien planeado de antemano y lo han edificado todos sus moradores. Así como en la iglesia, todo debe hacerse decentemente y con orden, en la misma forma el esposo, la esposa y los niños deben planear, orar, trabajar y además jugar juntos para gozar de un verdadero hogar. Estimados padres, ustedes tienen en sus manos la más importante de las responsabilidades y la obligación de decidir lo que Dios, y ustedes mismos quieren que sean sus hijos; entonces pongan manos a la obra para poner cimientos especiales a fin de que sus deseos se realicen. Si ustedes no hacen planes ni reflexionan en cómo criar a sus hijos, no alcanzarán el éxito deseado. Claro está que para tener un hogar feliz y unos hijos ejemplares, se necesita emplear tiempo para ello y una organización espiritual cuidadosa pero valdrá la pena hacerlo por los resultados.
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B. SENCILLEZ
En Proverbios 15:25-27 dice: “Jehová asolará la casa de los soberbios; pero afirmará la heredad de la viuda. Abominación son a Jehová los pensamientos de malo; mas las expresiones de los limpios son limpias. Alborota su casa el codicioso; más el que aborrece el soborno vivirá.” ¡Qué afortunados son los hijos que son criados para gozar con las cosas sencillas de la vida y que han aprendido apreciarlas; por esto es necesario que seamos como Pablo quien dijo: “No lo digo porque tenga escases pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación.” Con cuánta razón dijo el Señor Jesús: “…la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posé” (Lucas 12:15). Estamos viviendo en una generación en la que se ambiciona muchísimo obtener bienes materiales. La mayor parte de las personas creen que es una gran necesidad tener toda clase de comodidades además de las cosas superfluas y de lujo aunque se carezca de lo verdaderamente necesario. Bueno, si es que Dios nos da para tener todo eso para el bienestar familiar, estupendo, pero no enseñen de ninguna manera a sus hijos que en la vida, lo anteriormente dicho es lo más importante. Desde la más tierna infancia enseñen a sus hijos para que aprecien lo que Dios nos da, amar a la naturaleza, a contentarnos con las cosas sencillas de la vida y especialmente a ser agradecidos con lo que tenemos.
C. PIEDAD
El Señor Jesús dice que los sabios edifican casas sobre la roca; hay que enseñar a los niños que Él mismo es la Roca de la eternidad. Ahora pregunto a usted: ¿Están usted y su esposa edificando el hogar en Cristo Jesús? Cuando Lidia, la mujer que vendía púrpura fue salva, inmediatamente quiso que Pablo diera el mismo mensaje a su familia. Cuando Zaqueo bajó del árbol y fue salvo, llevó al Señor a su hogar y cuando Pablo y Silas estuvieron en la cárcel, bajó la custodia del carcelero de Filipos, y
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cantaban himnos a pesar de los sufrimientos que estaban experimentando, el carcelero mediante la enseñanza recibida fue salvo, llevó a ambos a su hogar dando por resultado que el resto de su familia también fue salva. Recordemos lo que el pueblo de Israel dijo a Josué juntamente con él: “Yo y mi casa serviremos al Señor.” Tengan usted en cuenta que no podrán gozar de un hogar cristiano, a menos que como padres lo sean. Solamente así podrán edificar su hogar en Cristo. Él murió por los pecados de usted y está ofreciendo vida eterna a todo aquel que la acepte. Un hogar cristiano con todas sus bendiciones puede ser suyo si se decide a construir sobre el FUNDAMENTO SEGURO. Hace mucho tiempo un padre llevó a sus hijos al circo para divertirse con el espectáculo. De pronto alguien de los que estaban en el auditorio, lanzó el grito de “Fuego, fuego.” Con rapidez extraordinaria el padre empujó a sus hijos para que salieran por debajo de la lona de circo; al lograrlo después los puso a salvo debajo de un árbol que había por ahí. En su apuro creyó tenerlos a todos ya, pero horrorizado se dio cuenta que faltaba el más pequeño. Estuvo buscándole y arriesgando su vida por entre las llamas y los quejidos de dolor de los agonizantes, pero no le fue posible encontrarlo; todo fue en vano y desistió de seguir buscando. El niño no se encontraba en ningún sitio, de manera que lleno de angustia llamó a sus otros hijos y se dirigieron al coche que les había traído. ¡Grande fue su sorpresa cuando al abrir la puerta allí encontró al niño muy tranquilo y le informó: “Papi, siempre me has dicho que si me perdía o hallaba en dificultades, me fuera inmediatamente al carro.” ¡Qué feliz se sintió el padre de haber encontrado al pequeño y que éste hubiera hecho caso del consejo que su padre les había dicho en caso de peligro! ¡Qué gozo tan grande podrán tener padres y madres del mundo, cuando allá en la eternidad se encuentren con sus hijos, porque sus vidas fueron ejemplares ante ellos y porque enseñaron la piedad, por medio de una bien planeada instrucción que les enseñara
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el único lugar de refugio, que les enseñara y librara de los tormentos del infierno: al Señor Jesús!
D. TRANQUILIDAD
Proverbios 17:1 dice: “Mejor es un bocado seco en paz, que una casa de contiendas llena de provisiones.” Sí, es mucho mejor tener los alimentos más sencillos comiéndolos en una atmósfera donde impera la paz, que tener un refrigerador o un congelador repleto de los alimentos más caros y exquisitos, en medio de dificultades y disgustos. En una ocasión, un señor de apellido Harvey dijo: “Anualmente mueren muchos niños por culpa de sus propios padres en vez de las tres enfermedades principales que le atacan en la niñez. Tengo la plena seguridad que hay muchos otros niños a quienes los padres les arruinan la vida con sus contiendas disgustos y el alcoholismo y lenguaje obsceno que usan delante de ellos.” Personalmente creo que el hogar debe ser la puerta principal que conduce al cielo. Cuánta razón tuvo Salomón al exclamar: “Mejor es vivir en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa.” Proverbios 21:19. Hay muchos hombres bravucones que dicen que prefieren ver venir hacia ellos al diablo, y no a su esposa. Sí, es mucho mejor gozar comiendo alimentos sencillos en donde reina la paz y no donde no la hay, pero tienen abundancia de ricos manjares. Necesitamos y hace falta gente que sepa estar tranquila ante Dios con devoción porque solamente de esa manera podremos gozar de tranquilidad en los hogares si vivimos como Él indica.
E. COMPRENSIÓN
Proverbios 24:3, dice: “Con sabiduría se edificará la casa y con prudencia se afirmará.” Los padres deben tener la sabiduría que únicamente se encuentran en la Palabra de Dios, y revelada por medio de Cristo. Según Colosenses 2:3, en Cristo es en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y el conocimiento.
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Unida a la lectura de la Biblia, se necesita la oración; al respecto dice Santiago 1:5 “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” Todos los padres (incluyendo a las madres), necesitan ser sabios porque cuando tanto ellos, como ellas son negligentes y hasta vulgares en su comportamiento, sus hijos forzosamente les imitarán. Por regla general, los niños son lo que sus padres les enseñan por el ejemplo que les dan. Cuántas veces vemos a muchachas jóvenes que están embarazadas—futuras madres solteras—y a muchachos que caen en pecado. Cuando los padres se percatan de esto, lo que hacen es echarle la culpa a la iglesia. No, la iglesia no tiene la culpa de ello; ella no puede hacerlo todo. Tengamos en cuenta que la educación y la instrucción DEBEN ENSEÑARSE EN EL HOGAR, porque la iglesia generalmente se dedica solo para la instrucción cinco horas a la semana; en cambio los padres tienen. El resto del tiempo para educarlos. Si ustedes como padres consientes educan e instruyen a sus hijos, en el camino que deben andar, esos niños a quienes se les enseña según la Biblia, verán claramente la diferencia que hay. A los que se enseña lo que Dios ordena, les llegará el día cuando bendigan a Dios, y a sus padres porque fueron quienes les guiaron en las sendas de la rectitud y la justicia.
F. DILIGENCIA
Proverbios 24:30-34 dice: “Pasé junto al campo del hombre perezoso, y junto a la viña del hombre falto de entendimiento; y he aquí que por toda ella habían crecido los espinos, ortigas habían y cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida. Miré y lo puse en mi corazón; lo vi y tomé consejo. Un poco de sueño, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para dormir; así vendrá como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre armado.” Es absolutamente necesario enseñar a los niños a trabajar porque de esa manera aprenderán a conocer el valor del
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dinero y el amor al trabajo. Esto no lo puede hacer Dios personalmente porque la obligación es de los padres; Dios no bendice a los perezosos; recuerden siempre que la mayor parte del futuro y actitudes de los hijos hacia el trabajo y sus vidas, se establecen por el ejemplo y las enseñanzas que ustedes les den.
G. INDULGENCIA
Proverbios 17:13 leemos: “Él que da mal por bien, no se apartará el mal de su casa.” Aquí encontramos el comentario del Nuevo Testamento sobre la regla de oro. Hay muchos hogares en los que siempre sufren angustias y pesares, porque algún miembro de la familia tiene resentimiento contra otro y su único pensamiento es la venganza, o como algunos dicen por ahí: “no soy vengativo o vengativa, solamente quiero quedar a mano.” Mientras tanto otros están entregados al chismorreo, buscando la manera de crear caos en la familia. Tanto en la vida del hogar como en la iglesia, Dios nos instruye al respecto y dice: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo.” Quiera el Señor que en el hogar podamos ser pacientes poniendo en práctica la virtud de saber perdonar. ¡Qué cambio más estupendo sería si los esposos pudieran ser pacientes con sus esposas, como lo son algunos de los que gustan de la pesca. Tengan bien presente que el amor es “sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;” es necesario que sean galantes y amables con sus compañeras hasta que la muerte los separe. Llévelas de paseo a algún sitio donde ellas se gocen y se sientan felices. Esposas, es aconsejable para ustedes también que no olviden nunca a la mujer virtuosa y modelo que Dios describe en Proverbios 31. Allí dice: “abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” Esta es la manera de vivir que mejor revela el amor y la vida de Cristo, que los padres deben enseñar a sus hijos, al ver esta clase de amor y de perdón, es cuando ellos pueden creer
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que verdaderamente existe un Dios que les ama y también les perdona. El hogar es el sitio donde se educa e instruye para que sean una bendición, o para la delincuencia y la desgracia. Ojalá que podamos y queramos ser esos padres que saben orar, pidiendo la sabiduría de Dios y todo aquello que nos hace falta para que nuestros hogares sean un remanso donde cada miembro de la familia pueda llegar a ser los que Dios desea que sean.
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Necesidades en el Matrimonio Estando el Señor Jesús aquí en el mundo, dejó instrucciones bien claras respecto al matrimonio. Estas son de suma importancia debido a los cambios tan rápidos actuales, tocante a las formas de vivir en el mundo. El dijo lo siguiente en Mateo 19:4-6: “…¿no habéis leído que el que los hizo y dijo: Por ésto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne ¿Así que no son ya dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” Para que el juntó, no lo separe el hombre.” Para que el lazo matrimonial permanezca, la Palabra de Dios dice en Mateo 5:32: “Pero yo os digo que el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Jesús dio estas enseñanzas para detener la ola de matrimonios fracasados en su tiempo. Piensen que si así fue en aquel tiempo, ¡Cómo se necesitan ahora en nuestros días! Para que se den mejor cuenta de los que está sucediendo, les diré que leí en un periódico lo siguiente; por título tenía: “En el matrimonio los divorcios han alcanzado proporciones alarmantes.” El santo estado del matrimonio se encuentra en tremendas dificultades y las estadísticas dicen que no pasará mucho tiempo cuando la mitad de las parejas que comenzaron jurándose amor eterno en el altar, terminen con el divorcio. En 2010, se informó que hubieron 2,096,000 matrimoios celebrados, y 872,000 parejas terminaron divorciándose, lo que es 42%, una estadística que ha permanecido estable por dos décadas. Hay muchos ejemplos como los que acabo de
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citar, pero basta con los que he señalado. Algo espantoso está sucediendo a la moral y a la vida familiar en nuestra época. Nuestra generación ya no sabe qué es lo que hace un esposo o a una esposa dignos. Tal parece que los hombres son muy cuidadosos y exigentes cuando se trata de comprar un auto nuevo pero no lo son cuando escogen a la mujer que será su esposa para formar un hogar. No vaya usted a creer que por el solo hecho de ser cristiano, no es necesario que asegure antes su felicidad futura, pues sabemos de fuentes fidedignas que se registran verdaderas tragedias en algunos de los hogares mal llamados cristianos; se han derrumbado por causa de infinidad de errores y terminaron con el divorcio.
HAY VARIOS REQUISITOS NECESARIOS PARA TENER UN HOG AR FELIZ A. AMOR VERDADERO
Que no sea solamente una emoción pasajera, sino un amor absoluto para la persona escogida. Ambos deben amarse con su intelecto a la vez que con sus emociones y voluntad, porque el amor es un acto de la voluntad. Recordemos que cuando un infante llora a las 4 de la mañana, es porque tiene una necesidad que llenar; que cuando el niño de 4 años derrama la leche y la madre tiene muchos pañales que lavar, entonces no tiene tiempo para que los esposos estén haciéndose el amor. En una palabra, el amor debe reflejar algo de la clase del amor de Dios, quien sigue amándonos a pesar de lo indignos que somos para ser amados. Experimentando el amor de Cristo, podemos dejar de preocuparnos más de nosotros y así es como podemos compartir el amor que a Él agrada.
B. MUTUA CONFIANZA
Al no haber confianza, no hay esperanza. A veces la
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esposa se queja y dice: “Mi esposo ya no tiene conmigo las consideraciones y gentileza que tiene con otras mujeres.” Por otro lado, el esposo tiene de su esposa las peores sospechas, ¿qué se puede hacer en estos casos? No olviden que la CONFIANZA es la piedra angular para la felicidad de la vida matrimonial. La única razón que tenemos en el cristianismo para gozar de la felicidad, es que confiamos en Cristo y esto es lo que se debe tener en el matrimonio: confianza.
C. SABEDURÍA EN GASTAR EL DINERO
La plaga del dinero es en nuestro tiempo la más común de las enfermedades. Tanto la esposa como el esposo desean tener muchas cosas materiales y por eso es que ambos trabajan para obtenerlas; no se ponen a pensar que los hijos en cierta forma quedan abandonados porque no los cuidan como debe ser. No tienen tiempo para dedicarse a ellos. Uno de los mayores peligros que hay en el hogar donde los dos trabajan, es en primer lugar cuando la esposa tiene que trabajar por las noches. Piensen por unos momentos que el dinero que acarrea injusticias en la familia, o después el divorcio, no vale la pena ganarlo.
D. APRENDER A VIVIR CON PERSONA DE HÁBITOS DIFERENTES
¿Es el esposo persona que tiene la costumbre de usar la pasta de dientes por la parte superior o la inferior? ¿A dónde le gusta ir a él? ¿Qué prefiere hacer ella? Realmente se necesitan mucha comprensión y humildad para ser pacificadores, pero es algo muy necesario e importante no “hacer tempestades en un vaso de agua;” se deben ignorar tales pequeñeces. No deben ser egoístas, es necesario tratar por todos los medios posibles de vivir como quiere el Señor Jesús.
E. COMUNICACIÓN
Para que resulten buenas las relaciones en el matrimonio,
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los esposos deben ser capaces de conversar acerca de asuntos. Frecuentemente me asombro mucho al ver cuando dos personas que se supone se casaron muy enamoradas, no pueden siquiera conversar de lo que sucede en sus vidas. Así va aumentando poco a poco esta falta de comunicación, hasta que por fin estallan. Estos ex-abruptos culminan con la separación de los esposos y el divorcio. A fin de evitarlo es bueno que tranquilamente se sienten y platiquen de todo aquello que a ambos interesa en una forma razonable para seguir conociéndose bien. Algunos están llenos de preocupaciones personales, que no se dan tiempo para atender a las peticiones del esposo o de la esposa. El matrimonio en sí, es algo que cambia, crece y es dinámico; el único momento en que está inmóvil, es cuando les tomaron la fotografía el día que se casaron. Es claro que habrá cambios en él y también de antemano se sabe que habrá asuntos por los cuales tendrán que discutir, mas no olviden que ahora ya no son dos individuos que se preocupan por su misma persona, no, ahora ya son solamente UNO carente de egoísmo.
F. EL ESPOSO DEBE SER LA CABEZA DEL HOGAR
Dios le otorgó el ser el jefe del hogar, pues en I Corintios 11:13 vemos que dice: “Mas quiero que sepáis, que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios es la cabeza de Cristo.” Lean atentamente lo que dicen I Timoteo 3:12 y Efesios 5:22 acerca de esto. La emancipación de las mujeres ha tergiversado las enseñanzas de Pablo el apóstol, llamándole misógino; es decir enemigo de las mujeres actúan pensando que la sumisión es inferioridad y dicen: “Nadie va a aprovecharse más de nosotros,” pero es necesario que ellas entiendan que la sumisión o acatamiento u OBEDIENCIA, no es en lo absoluto inferioridad alguna. Efesios 5:21 nos dice que nos sujetemos los unos a los otros en el temor de Dios.
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Nuestro Dios tiene un plan para que la familia pueda vivir en paz y rectitud. Primero hizo al hombre y después a la mujer para completar al hombre y elevarle. También la mujer necesita forzosamente de la seguridad y guianza del hombre, ¿verdad? Recordemos entonces que la felicidad y su cumplimiento no se adquieren explotando los derechos del otro, sino en tomar la responsabilidad que Dios nos ha otorgado y aún está vigente.
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El Éxito en el Matrimonio El matrimonio siempre tiene sus altibajos para llegar al éxito, porque no se piense que es algo muy fácil que dos personalidades distintas, entren en relación íntima sin tener que hacer muchos ajustes necesarios para cada uno de los contrayentes. El matrimonio es el resultado de la motivación biológica, pero su continuidad y profundidad dependen de las actitudes emocionales, mentales, y espirituales tanto de la esposa como del esposo. Los matrimonios pueden llegar al éxito a pesar de toda la mala publicidad que les hacen; pues bien sabido es que si algunos fracasan, hay muchos otros permaneciendo juntos. Debido a esta razón, es necesario que sepamos y practiquemos la fórmula tan necesaria, y más en esta época para tener el éxito en él.
A. EN PRIMER LUGAR TENEMOS EL PRIMER ELEMENTO: EL AMOR.
Esta clase de amor no es el referente al sexo como el que se estila en Hollywood, el cine y en los teatros. El amor verdadero es algo profundo, espiritual y maduro y lo encontramos perfectamente descrito en I Corintios capítulo 13 que dice: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” El amor es eterno. Los individuos de la sociedad tanto de la alta como de
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la baja, las personas entregadas, totalmente al culto de lo perecedero, y aquellos semi-cristianos cuyas relaciones están basadas en un amor superficial, son los que fracasan en el matrimonio. Entonces para llegar a tener un matrimonio perenne, es necesario tener un amor verdadero, el amor espiritual; ¡éste si es el amor real!
B. MADUREZ
Cuando se trata de un amor profundo y verdadero, éste tiene otros elementos que llegan a ser muy aparentes: uno de ellos es la madurez. El matrimonio no es para aquellos que tal parece no han salido aún de la infancia. Es bueno que comprendamos perfectamente que la mayor parte de la gente, tarda mucho en salir del estado de “infantilismo mental,” y “emocionalismo.” Abundan mucho los de este tipo que se casan y se divorcian al poco tiempo; este tipo alcanza cifras alarmantes. Personas que pertenecen a este grupo son muy deficientes para todo, carentes de responsabilidad, equilibrio y control emocional. No tienen la habilidad necesaria para manejar y soportar las tensiones y dificultades que se presentan, cuando la luna deja de brillar y se acaba la fase de las lindas rosas. En nuestros días, son muchos los que se deleitan leyendo y mirando ficción sexual; pero en la vida real todo es distinto. Para que un matrimonio sea duradero—entre dos personas completamente distintas, sus ambiciones diferentes, asimismo, sus necesidades y sus deseos, etc.,—necesita la madurez. Me siento muy satisfecho y tal vez un tanto orgulloso de varios jóvenes con quienes últimamente he hablado. Ellos han comprendido perfectamente que lo mejor es no enamorarse tan rápidamente; que lo más aconsejable es en primer lugar obtener su educación, madurar más, etc., con esta manera de pensar demuestran su madurez y al contraer matrimonio se sentirán muy felices todo el resto de sus vidas.
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C. ESTIMACIÓN
El elemento más importante y que ocupa el tercer lugar es la estimación. El señor Jacobo Guillermo llama a esto: “el deseo de ser estimado” que es uno de los más fuertes deseos de la naturaleza humana. Este deseo queda demostrado por un hombre que dimitió de su empleo del cual obtenía muy buen salario. El jefe del negocio donde trabajaba estaba estupefacto del por qué de su renuncio; pero más tarde este señor dijo: “indudablemente que el jefe aumentó mi sueldo, pero en los diez años que trabajé con él, jamás fue capaz de decirme una palabra de aprecio ó estímulo. Ni siquiera una vez. ¿Qué se pensó, que lo estoy haciendo solamente por dinero? Escuchen, debemos recordar que las esposas deben tener el primer lugar de entre todos los seres humanos, y es necesario demostrarles nuestra estimación y aprecio. Si no lo hacemos, sus sentimientos se marchitarán y morirán en su corazón. El demostrar aprecio es algo tan sencillo y tan fácil de hacer, que proporciona un placer inmenso tanto al que lo da como al que lo recibe. Así que, para que un matrimonio tenga éxito, debe uno hacer más que amar…pues solamente el amor no lo es todo; debe haber respeto y estimación del uno para el otro, cortesía y gentileza. Cualquier mujer responderá a los cumplidos genuinos, y aprecio sincero, como por ejemplo decirle: “¡Pero qué bonita te ves!” o “¡Qué rica y maravillosa comida preparaste hoy!” Estas expresiones son alimento y bebida para el espíritu. Entonces el esposo también responderá, porque no está inmune al deseo íntimo del verdadero aprecio. Se necesita un poquito de tacto para guardar ese sentimiento extra especial de amor vivo en la vida diaria. Palabras como, “Te amo,” marcadas en la parte superior como adorno en el pastel de manzana, o una notita junto al sándwich que se lleva a la oficina, o un versito en el espejo del baño o el lucir del vestido más lindo que tenga la esposa para usarlo a la hora de la comida. Jamás olvidaré lo que sucedió una vez que viajaba con
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un amigo, quien al prepararnos para dormir, se encontró una notita entre sus pijamas que decía: “Gracias por ser precisamente tú, te amo.” En nuestra época actual el amor romántico se ha convertido solamente en sexo y éste se ha convertido en actos precipitados, que en su totalidad no son sino una relación; pero para el amor verdadero existen docenas de palabras tiernas, de miradas de comprensión, y momentos especiales en la vida diaria que forman este amor. Las expresiones de aprecio son como invisibles lazos de amor que sostienen el matrimonio unido.
D. LA ACTITUD ESPIRITUAL Y EL LUGAR QUE TIENE CRISTO EN EL HOGAR
Lo básico para el éxito en el matrimonio es la actitud espiritual y el lugar que tiene Cristo en el hogar. Este es el verdadero fundamento que elimina las tensiones, las fricciones y tormentas que en vano tratan de destruir el hogar. Un matrimonio bien fundado lo está en verdad en la ROCA QUE ES CRISTO Jesús. Este podrá soportar todos los vendavales. Estas palabras de la escritura, bueno sería que estuvieran siempre en cualquier lugar visible del hogar: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican.” Durante los siete años de ministerio que tengo, he efectuado muchos matrimonios. Siempre aconsejo a la pareja para que comience y continúe orando siempre. Muchos han hecho caso a este consejo sin fallar ninguna vez; el resultado ha sido matrimonios felices y estables. Indudablemente que en sus vidas han tenido sus diferencias y disgustos, pero jamás se han levantado la voz llena de ira, y en seguida han desaparecido los problemas, acudiendo al Señor en oración. También se obtiene beneficio durante momentos llenos de quietud cuando el esposo y la esposa están juntos hablando acerca de lo referente al Señor Dios, del Señor Jesucristo y de cómo cada uno de los dos puede ayudar a obtener lo mejor de ambos. Es bueno leer en voz alta pasajes cortos de la
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Escritura y quizás algún poema inspirador, pero las mayores bendiciones que pueden obtenerse son las de estar solos en quietud con Dios. Hay una gran verdad en el dicho que dice: “El esposo y las esposa que oran juntos, permanecerán siempre unidos.” Y esa clase de permanencia unida a través de los años indudablemente resulta en una vida bendecida, entonces el matrimonio forma un triángulo que es: DIOS, EL ESPOSO Y LA ESPOSA. Con mucha frecuencia olvidamos o ignoramos el unirnos en oración con el deseo de ver las bendiciones de Dios en la familia; por lo tanto, recordemos siempre el tiempo de oración diaria.
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La Disciplina Se cuenta que en cierta ocasión, un niño a quien su padre iba a castigar por algo que había hecho, de pronto le preguntó: “Papi, ¿cuando tú eras tan pequeño como yo, también te atizaron tus zurras, especialmente por mi abuelo?” El padre le respondió: “Pues…sí hijito.” El pequeño continuó con el interrogatorio y dijo: “Dime, ¿y mi bisabuelo también castigó así al abuelo?” “Sí, hijo mío” le contestó el padre. Al oírlo el niño, entonces valientemente le dijo: “vaya, ¿no piensas que ya es hora de que se acabe con esta brutalidad?” Bien, ésta puede ser solamente una historia graciosa, pero les digo que la disciplina, o sea el castigo, tienen mucha importancia. La palabra “disciplina” proviene del latín y quiere decir: instrucción para lo moral, observación de las órdenes dadas o el tratamiento que sirve para corregir, o sea el castigo. En una palabra, es todo aquello que se hace para ayudar a una persona para que aprenda a ser lo que debe ser. Veamos lo que pasa con los animales que tienen poco tiempo de haber nacido. Ellos se valen por sí mismos en unas cuantas horas o días de haber nacido. Sucede lo contrario con los niños. Ellos dependen normalmente del cuidado de sus padres desde el momento en que nacen, hasta llegar a los 18 o los 20 años, ¿verdad? En cambio un potro o un becerro pueden caminar desde el mismo día que nacen, mas los niños necesitan de 10 o 12 meses para poder hacerlo. Está bien claro lo que Dios se propuse con esto, que el niño debe permanecer en su hogar para que se le eduque. Los animales tienen la responsabilidad de adiestrar
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y castigar a sus pequeños y ellos nos dan el ejemplo de la disciplina, o sea el castigo. Tanto las gallinas como las otras aves hembras, picotean a sus pollos cuando no obedecen o hacen lo indebido. A mí me consta que las vacas y otros cuadrúpedos patean a sus hijos para que no sigan mamando más de la cuenta. Las osas pegan a sus ositos con las trompa, para que no riñan los unos con los otros y les obedecen. Los domadores de animales saben cómo castigarlos para que aprendan, si es necesario hacerlo. La disciplina es lo que usted hace para enseñar a una persona para que aprenda a ser útil en todo. Algunas personas, para disciplinar a sus hijos, o niños que estén bajo su tutela, los mandan a pie en un rincón del salón de clase o un cuarto del hogar con la cara hacia la pared. Para otros son las manos o una vara. Quiero que tengan muy en cuenta, que la disciplina no es negativa como creen y ensañan actualmente; todo lo contrario, es positiva. Es como la piedra fundamental en un edifico si es que se quiere que dure toda la vida, pero el contraste que hay entre los disciplinados y los indisciplinados prueba que esto es verdad, y que la disciplina es absolutamente necesaria. El indisciplinado vive descuidado y negligentemente, solo para causar dolor, pena y sufrimiento no solamente a sus familiares, sino también a los que les rodean y muchas de las veces estos indisciplinados de encuentran también en los círculos de cristianos que en verdad son discípulos de Cristo. Estos indisciplinados carecen de normas de conducta y para hacer un trabajo durable, y lamentablemente desperdician los dones que pueden tener: su tiempo y energías. La Palabra de Dios nos enseña lo importante de la disciplina y en Proverbios 29:15 leemos lo siguiente: “a vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre.” En el versículo 17 del mismo capítulo leemos: “Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma.” “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo.” Prov.
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19:18. “No rehuses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara y librarás su alma del Seol.” Prov. 23:13-14. Son muchos los padres que necesitan aprender que una cosa es la disciplina y otra el RIGOR. Usted tiene el deber de corregir, pero no fomentar la rebelión: La disciplina no da más importancia a los reglamentos que a las personas; no, y esto es porque las personas son tan importantes que entonces debe haber disciplina; pero también los padres deben disciplinarse a sí mismo si es que desean ser buenos maestros para dirigir a sus hijos.
LA DISCIPLINA DE DIOS. Para que entendamos mejor nuestra disciplina, veamos la de Dios en primer lugar. Los humanos tenemos dos necesidades básicas: estas son el amor y la disciplina. La disciplina sin amor es solamente tiranía y el amor sin disciplina es simpatía, no es realmente amor. La meta de la disciplina siempre es llegar a la madurez, y por esto es que a veces Él nos disciplina. Entonces ya vemos que Dios nos da un modelo para la disciplina personal para que así podamos disciplinar o castigar a los niños, en la misma forma que Él nos disciplina. En Hebreos 12:5-11 Dios nos habla de su disciplina y nos aconseja a no desanimarnos cuando Él nos castiga, sino que consideremos el por qué del castigo y no la forma del mismo. 1. La disciplina da seguridad, puesto que el versículo 6 dice: “Porque el Señor al que ama, disciplina y azota a todo el que recibe por hijo.” Hebreos 12:6. Dios cuida mucho de los suyos, por eso, es que nos instruye de tal manera que nuestro comportamiento sea como El lo quiere. Esta es una prueba bien clara de que nos ama. Cuando un padre se ufana en decir: “Amo tanto a mis hijos, que me es imposible castigarlos cuando se portan mal,” está mintiendo.
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2. El castigo es para nuestro bien y lo prueba el versículo 10 de Hebreos del 12 y dice: “Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos le parecía, pero ésta para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad.” Por lo pronto el castigo puede ser y parecer doloroso y desagradable, pero Dios lo usa para ayudarnos a compartir su santidad. 3. La disciplina produce frutos de justicia y rectitud a todos los que la reciben. Ahora en el versículo 11 continúa diciendo: “Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después de fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.” Cuán cierto es que Dios tiene una meta muy elevada para cada uno de sus hijos; por eso es que no tiene temor alguno en castigarnos con el único objeto de alcanzar la meta que se ha propuesto.
LA DISCIPLINA QUE DEBEN USAR LOS PADRES. Claro está que los padres no son Dios, pero sí tienen gran responsabilidad delante de Él, como sus representantes. Los padres pueden decir a su hijo: “Aprende a obedecerme ahora, para que más tarde sepas cómo obedecer a Dios.” El castigo aplicado sabiamente proporciona un medioambiente de seguridad para poder crecer rectamente. Muestra claramente que los padres se preocupan por sus hijos y revela claramente también un modelo de vida en el cual poder vivir. Ahora otra vez veamos que la Biblia nos dice mucho acerca de la disciplina, en los tres versículos que insertamos aquí: “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresura tu alma para destruirlo.” Prov. 29:17. “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de él.” Prov. 22:6. El propósito de la disciplina, no es quebrantar o destruir el espíritu del niño, sino canalizarlo por el buen camino. La disciplina es para dar a la vida el concepto de la propia
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estimación, la capacidad de poder elegir con sabiduría, pero siempre requiere la ayuda especial que solamente Dios puede otorgar. Sin embargo, la disciplina para aplicarla con sabiduría requiere la ayuda especial de Dios. No todos los niños son iguales; algunos se sienten completamente apesadumbrados cuando se les habla con palabras duras, pero hay otros que por el contrario, obedecen y responden solamente cuando se desaplican sus buenas zurras; pero existe otro grupo especial a quienes hay que aplicar el castigo de negarles ciertos privilegios para que se conduzcan debidamente. No olvide que siempre hay que tener en mente que los niños son personas a quienes hay que amar y castigar, sí, el amor y la disciplina siempre tienen que ir juntas para poder alcanzar la meta de la madurez. EXISTEN VARIA REGLAS BÁSICAS PARA LA DISCIPLINA, pero también hay algunos detalles para aplicar la disciplina. 1. El tiempo es necesario. Los hijos necesitan que tome usted tiempo para pasarlo con ellos, amarlos profundamente a guiarlos espiritualmente; para influenciarlos apropiadamente y para escuchar lo que quieren decirle a usted, de una manera inteligente y tolerante. 2. Sus hijos necesitan que les demuestre su afecto y amor. Individualmente necesitan que les preste su atención. Muchas veces los padres tratan a sus hijos como si se tratara de animales, por algunas cosas que hacen. Es cierto que con frecuencia se portan mal y pensamos que solamente nos causan molestias, pero no hay que olvidar que si los disciplinamos de la manera correcta de acuerdo a sus características, algún día en el futuro nos proporcionarán un gozo enorme. 3. No olvide usted que sus hijos no son copias al carbón de lo que usted es. Crea usted en sus hijos; si lo que ellos le dijeron es cierto, entonces las reglas que siguen serán muy efectivas.
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A. CUMPLA SIEMPRE LO QUE PROMETE.
Jamás haga usted amenazas inútiles y ociosas ni TAMPOCO PROMETA LO QUE NO LES CUMPLIRÁ. Ec. 3:7 dice: “Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar.” Si ustedes padres prometen algo a sus hijos, cúmplanlo, ya sea un premio o un castigo. Haciendo esto, se ponen como un buen ejemplo ante sus hijos y podrán ejercer autoridad sobre ellos y obtener el respeto que le deben a ustedes.
B. NO HAY QUE REPROCHAR REPETIDAS VECES.
No esté de continuo reprochando a sus hijos por lo que ya recibieron castigo; pues hay muchos padres que siempre están regañando por la misma cosa y esto no debe ser así. Prov. 21:9 dice: “Mejor es vivir en un rincón del terrado, que con mujer rencillosa en casa espaciosa.” En el capítulo 31 de los Proverbios, encontramos el modelo de la mujer virtuosa.
C. NO ENTRE EN DISCUSIONES ENOJOSAS.
Las discusiones son inevitables de vez en cuando en toda familia; pero los padres no deben dar lugar a empezar a discutir con los hijos cuando están lloriqueando y lamentándose, porque si lo hacen, eso no terminará nunca. He conocido personas ya de 40 años de edad que tal parece que se gozan en lamentarse y con ello solamente se sienten miserables y despreciados y hacen la vida imposible para ellos mismos y para los que los rodean.
D. SEA USTED JUSTO.
Generalmente los niños tienen un sentido de proceder lealmente. Entonces si se trata de castigar, sea justo en el castigo comprendiendo bien la situación. Por ejemplo, si usted va a castigar a su hijo o hija porque derramó la leche en el mantel o en su traje, no vaya a castigarle como si se tratara de una mentira porque en esa forma usted no está haciendo
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diferencia entre lo moral y lo que no es. Esos dos casos son bien distintos, y no hay que castigarlos en la misma forma. Los padres tienen forzosamente que aprender que la disciplina es completamente distinta de la inflexibilidad o rigidez. Si bien los padres deben corregir a sus hijos eso está bien, pero no al grado de fomentar la rebelión en ellos. La disciplina o castigo con sus reglas no es más importante que los individuos, y como las personas son de más importancia, es necesario disciplinarlas.
E. ENSEÑE A SUS HIJOS LA IMPORTANCIA GENUINA DE ADMITIR SUS CULPAS.
Dos de las frases más importantes en nuestro idioma que son más difíciles de decir para algunas personas incluyendo los niños: “Perdone usted, lo siento mucho,” y “Gracias;” pero los niños deben aprenderlas desde su más tierna infancia, mas no permita usted que las digan en son de burla.
F. ACUDA USTED CON REGULARIDAD A DIOS PARA SU AYUDA Y SABIDURÍA.
Después de haber acudido al Señor en oración para obtener su ayuda y dirección en lo que va a hacer, tenga la plena confianza y certidumbre de llevarlo a cabo. Si está usted dudando se encontrará con que está obedeciendo de mala gana. Ore diariamente por sus hijos para que sus corazones estén dispuestos para que el Espíritu Santo more en ellos. La disciplina abre de par en par la puerta de libertad para todos aquellos a quienes se les aplica. La verdadera libertad es aquella en la que el niño o el adulto pueden escoger entre lo que es bueno y lo que es malo. La persona a quien jamás se ha disciplinado, camina en la vida como dando tumbos por aquí y por allá. Con mucha frecuencia se convierte en su propio esclava y con ello muestra su falta de dominio propio. Piense usted bien que tiene un tesoro invaluable en sus hijos; entonces proteja ese tesoro, ámelo, acaríciele y ensénele
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debidamente. Pero no deje de disciplinar, o sea castigar, a ese tesoro, porque es la única forma en que usted desarollara a un discípulo maduro. “Mas Dios encarece su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Cuando no pueda usted combatir a Satán por medio de la fe, procure hacerlo por medio de la decisión. Job dice: “Aunque me mate, en Él confiaré” y de esa manera fue vencido Satán. Cuando no pueda usted hacer grandes cosas para la causa de Dios, pídale que bendiga lo poquito que haga para el bien de muchos. El puede tomar su pequeño “almuerzo” y alimentar a una multitud. ¿Ha pensado usted alguna vez que es mejor ir al cielo como el mendigo Lázaro y no ir al infierno como sucedió al hombre rico?
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La Ayuda Que Cristo Presta en el Hogar La mejor prueba de lo genuino en la religión del hombre o en su honestidad, es como practica el amor cristiano dentro de su propio círculo familiar. Si usted no puede mostrar que es un cristiano en el hogar, ¿en qué otra parte puede hacerlo? De manera que Cristo es la salvación del hogar, únicamente si se la permite hacer su obra en Él. Estos aspectos del cristianismo se aplican especialmente al hogar.
A. CRISTO ENSEÑA TERNURA.
Sepan que los pediatras enseñan que los niños necesitan mucho del T.A.C., que significa: TERNURA, AMOR, y CUIDADO. Los ayudantes de los hospitales siempre tratan de sacar a los infantes recién nacidos del cuarto donde los colocan al nacer, para que estén junto a sus madres. Ellos no usan la botella (biberón) para alimentarlos porque el bebé tiene que alimentarse del pecho de su madre. Aquí se ve claramente que el propósito principal es el dar al niño la TERNURA, el AMOR y el CUIDADO que solamente puede proporcionarle la madre, dándole el calor de su regazo o en sus brazos. Esta es precisamente la actitud que toma Cristo y se nos describe en sus cuatro evangelios. ¿Se han fijado ustedes cuántas veces se menciona en ellos, cuando Él tocó con sus manos a los que sufrían? En Mateo 8:15 leemos: “Y tocó su mano, y la fiebre la dejó.” En otra ocasión cuando un leproso
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arrastrándose hacia Cristo por entre la multitud, le pidió que le sanara, Él “extendió la mano y le tocó,” Mateo 8:3. También un ciego de entre los muchos que sanó, vino a Él, porque la trajeron unos amigos quienes le rogaron que lo tocase; entonces “le puso las manos otra vez sobre los ojos, y le hizo que mirase… y vio de lejos y claramente a todos.” Marcos 8:22. Una de las más sorprendentes escenas de la vida de Cristo, fue cuando madres y padres le llevaron a sus pequeños para que los tocara. Este pasaje se encuentra en el evangelio según San Marcos capítulo 10 y versículos 13 y 16 que dice: “Y le presentaban niños para que los tocase: y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. Y tomándolos en los brazos poniendo sus manos sobre ellos los bendecía.” El apóstol Pablo y otros de los que escribieron en el Nuevo Testamento dijeron: “Saludaos unos a otros con ósculo de amor.” En aquella época esa clase de beso fue como nosotros nos saludamos estrechando nuestras manos; esto significa más que solamente levantar la mano y moverla en señal de saludo. El estrechar las manos al saludar implica acercamiento y ternura. En esta época se piensa que el ser afectuoso demostrando ternura sincera es ser afeminados, pero mucho me temo que al mostrarnos tan “masculinos y poderosos”, estamos perdiendo uno de los más importantes aspectos de la vida. Hace tiempo que un joven psiquiatra estaba tratando a personas de edad madura, en las que abundaban más las mujeres, a muchas de ellas las habían desahuciado como enfermas mentales desde hacía 20 años antes. Usó métodos que sirvieron bien. Por ejemplo, las puso por turno en su regazo, y allí las mecía, las besaba acariciándolas y poniendo su brazo al derredor de su cuello. ¿Quieren saber lo que pasó? Pues que muchas de ellas se recuperaron. Al tener noticia de esto, la revista TIME, editó un artículo especial. El psiquiatra dijo: “Lo espantoso de esto es, que si la Iglesia hubiera sabido
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cómo demostrar su amor, muchas de esas personas, no hubieran tenido que estar allí para tratamiento.” Esto es muy cierto, tal parece que la Iglesia ha dejado de mostrar la importancia que tiene la ternura y estimación en el amor cristiano; pero en el hogar más que en cualquiera otra parte, es el sitio donde se debe demostrar cariño y dulzura cristiano. El “hogar, dulce hogar” debe ser un lugar donde reinan la fidelidad, la seguridad económica, la conversación agradable y la mutua cortesía, pero todo eso no es suficiente; son necesarios también el acariciar, el mimar y muchas otras expresiones de afecto genuino. Las relaciones entre el esposo y la esposa deben mantenerse en su nivel, no solamente por medio de los amigos, los intereses comunes y la recreación o diversión. También debe existir lo que se llama “relación de piel a piel.” Una vez una señora dijo: “Mi esposo siempre me besa en la frente; ¿de qué sirve eso?” Pero también un esposo se expresó así: “Si me atrevo a tocarla en el hombro o en las manos ella piensa que lo hago para agraviarla más tarde, pero pienso que en el matrimonio debe existir el afecto.” Una joven después de haber fracasado en su primer matrimonio, dijo: “Jamás puedo recordar la ocasión en la que mi padre me haya sentado en sus piernas, pero lo que sí viene siempre a mi memoria, es verme de pie como una grulla y estar haciendo equilibrio con una pierna y luego la otra, con el deseo de rodear a mi padrea con mis brazos; no lo hice porque tenía miedo de molestarlo cuando estaba leyendo y de que estallara su enojo.” Esta es la causa de su frigidez o frialdad para tratar a su esposo. ¡Ah, cómo necesitamos demostrar nuestra ternura!
B. CRISTO DEMANDA LO POSITIVO PARA LAS BUENAS RELACIONES.
Cada uno de los miembros del hogar, deben preocuparse por explicar a otros debidamente cómo hay que comportarse de una manera positiva. Para motivar a otros miembros
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de la familia, es necesario crear un ambiente donde cada persona llega a poner por obra lo que se le enseña sin sentirse obligado, culpable o simplemente porque tiene el deber de hacerlo como yo quiero. De otro modo, el estar echando la culpa es como si dejéramos: “Si no haces lo que te digo, como yo quiero, te voy a castigar.” O al decir: “Tienes el deber y obligación de quererme, de obedecerme y de contestarme bien, porque soy tu madre, o tu esposa, tu padre, tu hermano o hermana, etc.” Es muy interesante el saber que el más grande mandamiento de Dios, es que le amemos con todo nuestro ser y que después amemos a los demás como a nosotros mismos. Esto es lo que realmente pertenece al hogar. Con mucha frecuencia los esposos y las esposas se amenazan diciendo: “Si tú no quieres ir con mis amigos a donde vamos a ir con ellos, o tienes la casa como yo quiero, o tratas a mis parientes bien, te voy a dejar.” Estas y otras muchas maneras de quejas, jamás las deben escuchar los niños. Las amenazas jamás pueden hacer que una persona haga lo que se le pide, ésta es una motivación del todo negativa. Es muy peligroso hacerse obedecer por medio de la amenaza, tal vez usted haga que la persona acceda, pero ella no se dará por vencida. No vayan a creer que el temor o las amenazas no tengan su lugar, no, casi todos los padres se valen el castigo y las recompensas para poder acobardar o dirigir a sus hijos, sin embargo es mejor valerse de la persuasión positiva, esa es la meta a seguir y el Señor Jesús nos da el modelo cuando dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos.” En el seno de la familia debemos decir: “Si me quieres, como yo te quiero, haré todo lo que pueda para proporcionarte seguridad, satisfacción, te complaceré y tendrás éxito.” Las personas que se dedican a amar a los demás sin esperar que ellos les den algo a cambio, obtienen sin embargo todo el amor que no estaban esperando.
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C. LA TERCERA SEÑAL EN QUE SE DISTINGUE EL HOGAR CRISTIANO ES LA LIBERTAD.
Hay una clase de libertad que significa estar libre de restricciones, obligaciones y responsabilidades. Esa es la libertad de los delincuentes, de los criminales o de los dictadores. Ninguna persona que esté en sus cabales abogue por tener esa clase de libertad. La palabra “libertad” usada como en la Biblia, se refiere a la experiencia interna que nos permite amar sin obstáculos en nuestra vida. Creo que el mayor problema de la familia hoy, es la indisposición de amar desde lo más profundo de nuestro ser. Hay frialdad en los hogares, padres y madres infieles, cuñados y cuñadas, suegros y suegras dominantes, niños y jóvenes rebeldes y excesivo trabajo con los niños. Todo esto va aumentando la esclavitud o falta de libertades del individuo. La calidad de la libertad interior no es algo que se puede enseñar. Esta la tenemos cuando estamos dispuestos a amar con todo le corazón y a compartirla a todos por igual. ¿Lo pueden comprender ahora? Esta es la libertad que deben tener los esposos para poder comunicarse. Sus corazones teniendo esa libertad, están abiertos de par en par para los miembros de su familia y en cambio ellos no tienen temor alguno de que se rían de ellos, que los regañen o que los desvíen de sus propósitos. Esta es la verdadera libertad que comparte el gozo y ayuda mutuamente a sobrellevar las cargas. Hay libertad de diferir, sin temor alguno de perder el respeto de los demás. En la vida familiar esta libertad tiene que ser parar todos los que forman parte de ella. Puedo mencionar muchos ejemplos donde falta esta libertad. Hay padres que no dan a sus hijos la libertad de que puedan escoger siquiera la vocación que tienen para el futuro. También hay esposas que se preocupan más por el cheque del sueldo que reciben sus esposos, y no por lo que esté haciendo en su trabajo para merecerlo. Es necesario que sepamos guiar bien a nuestros hijos y aconsejar a los esposos, pero esto no servirá a menos que lo hagamos con verdadero amor y franqueza. La libertad
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cristiana dice: “Quiero que te muestres con los demás y en tu hogar como en realidad y en verdad eres, de hacerlo así, la vida te rendirá sus dividendos.” Esto dista mucho de ser lo que muchas veces dicen: “Sabes que soy tu esposa, esposo o hijo o hija, y tengo todo el derecho de exigir lo que quiera de ti.” En cambio si tenemos la libertad interior podemos amar libremente a los demás. Cuando el amor de Cristo y su dirección fluyen de nuestra vida, él puede ayudarnos en nuestro hogar para que sea como un preludio de lo que será el cielo.
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Cristo es la Cabeza del Hogar El Máximo anhelo de cada padre de familia es el tener un hogar verdaderamente feliz, pero para poder lograrlo es necesario poner a Cristo como la cabeza de ese hogar. También se debe permitir que sus enseñanzas dirijan todo lo que hace la familia incluyéndole a usted, no solamente eso pero también sus pensamientos y los sitios a donde les gusta ir. Todo lo que se haga en un hogar cristiano tiene demasiada importancia, porque hay padres que tratan por todos los medios que tienen de poner por norma reglamentos meramente mecánicos. El modelo de guianza en un hogar cristiano lo encontramos en Efesios 4:31 y 32 que dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y malediciencia, y todo malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, personándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Así que si somos cristianos, entonces es necesario que vivamos amando de la manera que Cristo nos amó; si ponemos esto por obra, nuestros hogares serán como un trocito del cielo. El establecer reglamentos que se obedezcan a regaña dientes, jamás podrán hacer la felicidad en el hogar que se desea sea feliz. El cristiano debe mostrar los frutos del Espíritu Santo en su hogar como son: “el amor, el gozo y la paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.”
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A. AMOR TIERNO POR SU ESPOSA
La Primer actitud del esposo es mantener un amor tierno por su esposa. Hay la filosofía que dice así: “Si proporcionas a tu familia todos las cosas materiales que necesitan, eres un buen esposo.” Esto no puede ser la verdad sino a medias; lo material jamás puede ocupar el sitio del amor. Todo el mundo sabe que la finada actriz Marilyn Monroe tuvo todo lo que este mundo puede ofrecer: fama, riqueza, hermosura, pero como siempre careció de amor genuino y verdadero; optó por quitarse la vida. Esposos, hagan todo lo posible por demostrar a sus esposas el amor y cariño verdaderos si en verdad desean ser felices en su matrimonio.
B. FELICIDAD EN EL HOGAR, DEPENDE EN SU MAYORIA EN QUE TANTO EL ESPOSO, COMO LA ESPOSA Y MADRE SE AMEN SIN SOMBRA ALGUNA DE EGOISMO
La segunda actitud para gozar de la felicidad en el hogar, depende en su mayoria en que tanto el esposo, como las esposa y madre se amen sin sombra alguna de egoisma. Es bien sabido y conocido que la esposa tiene muchos deberes que llevar a cabo como preparar los alimentos, hacer las camas, lavar la ropa, limpiar los pisos etc., etc., pero su trabajo no está terminado cuando ha hecho todo lo antes mencionado; porque su amor, cuidado, constancia y fidelidad, tienen demasiada importancia para que el hogar sea un remanso espiritual inundado de amor. Cuando usted oiga a una mujer casada hablar llena do odio en contra de su esposo, se dará cuenta que él no es en el hogar como un héroe y a las clara se ve que en sus relaciones no existen ni amor ni respeto. En la Biblia leemos que Sara, la esposa de Abraham, le llamó señor, respetuosamente. En Proverbios 31:10-31 leemos lo que dice acerca de la mujer virtuosa; el autor hace una descripción admirable de ella y veamos su contenido. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
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Porque su estima sobrepasa a largamente la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Busca lana y lino y con voluntad trabaja con sus manos…” etc., pero lo mejor que se dice en el mismo capítulo versículo 26 dice así: “Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua.” Esposos y esposas, cuiden mucho de que la clemencia esté en sus lenguas.
C. SE REGOCIJEN ANTE SUS HIJOS
La tercera de las actitudes que hay tomar es, que tanto el padre como la madre, se regocijen ante sus hijos. La disciplina en el hogar no es nada difícil de lograr si el padre y la madre están de acuerdo en llevarla a cabo. Claro está que por supuesto habrá desavenencias y diferencias, mas procuren no hacerlo jamás estando presentes los hijos. Uno de mis maestros del seminario en donde estudié dijo una vez: “En mi hogar jamás escuché que mis padres se disgustaran ni tampoco discutieran por algo.” Ese ejemplo tuvo gran significado en su vida, ¿verdad? Entonces cuando alguno de ustedes, padres o madres vean que algo no marcha bien, esperen hasta aclarar las cosas cuando se hallen solos, y no frente a sus hijos.
D. DEN AMOR VERDADERO A SUS HIJOS
La cuarta de las actitudes es la de que den amor verdadero a sus hijos. Cuánta tristeza siento al ver que hay hogares en donde hay hijos indeseados. En cambio los hay en donde los niños sí lo son y están muy felices porque sienten que los aman. En mi hogar en donde nací y me crié, el amor fue el centro de nuestro compañerismo. En la mañana al tomar nuestro desayuno diariamente cada uno de nosotros nos besamos mutuamente y repetíamos, “Te quiero mucho,” y hasta la fecha no puedo escribir o hablar telefónicamente a mis familiares sin decirles que, “Les quiero mucho.” Hagan ustedes que sus hogares sean remansos de paz y amor,
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recordando las palabras de Efesios: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
E. ENSEÑAR A SUS HIJOS TODO LO CONCERNIENTE A DIOS
La quinta actitud que deben tener en cuenta es la de enseñar a sus hijos todo lo concerniente a Dios. El quiere que se los dediquen en oración, que los críen para su gloria, que se rindan a su servicio y los adiestren en su Palabra. En Lucas 10:2 el Señor Jesús dijo: “La mies a las verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envie obreros a su mies.” Existen muchos padres que repiten esas palabras como oración, pero no están dispuestos para entregar a Dios los hijos que tienen para que le sirvan; pero sí dicen: “Yo quiero que mi hijo o mi hija llegue a ser importante en la vida, pero eso sí, MISIONEROS NO, TAMPOCO PREDICADORES, NI OBREROS CRISTIANOS EN EDUCACIÓN.” Sin embargo, es necesario entregar a Dios los hijos desde que nacen a la vida, pues bien sabemos que Ana, después de haber orado mucho porque deseaba tener un hijo, al fin Dios se lo concedió y le llamó Samuel. Ella había hecho la promesa de que si Él le concedía el hijo tan deseado, lo consagraría a su servicio. Ella cumplió su promesa tan pronto como Samuel estuvo preparado desde pequeño. A través de la Escritura hallamos que Dios usó mucho a Samuel en su servicio. Todas estas cinco actitudes son las que debemos poner en práctica porque son muy importantes para tener un hogar que honre a Cristo, pero el primer requisito es dejar que Cristo sea la cabeza del hogar y primeramente que sea su Salvador personal. Una vida de servicio se obstaculiza muy seriamente cuando lo cónyuges no son cristianos. Cuando el uno o el otro no son convertidos genuinamente. Por lo tanto para que el matrimonio sea en verdad feliz, debe tener armonía tanto de cuerpo como de alma. Para un matrimonio feliz, tanto el
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esposo como la esposa deben estar de perfecto acuerdo en los asuntos espirituales, a fin de ser capaces de orar juntos, meditar en la Palabra de Dios y leerla, escudriñarla y hablar de ella. A los jóvenes les aconsejo que tomen esposa o esposo que sean cristianos verdaderos, no a medias. No hay que poner tanta atención a la belleza y buena presencia exteriores, eso no es lo más importante. No se desesperen si no la pueden hallar de inmediato. Un hogar terrenal puede llegar a ser “UN HOGAR, DULCE HOGAR” solamente cuando se la da a Cristo el sitio que le pertenece como la CABEZA de él. Pregunto, ¿Es Cristo la Cabeza del hogar de usted? Si no lo es, entréguele su vida y su hogar a Él y su semejanza brillará a través de usted. Esté dispuesto para hacer lo que Él le pida, porque únicamente por medio de Cristo puede obtenerse la verdadera felicidad para que Él guíe y dirija tanto su hogar como la vida de usted.
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El Hogar debe ser Vislumbre del Cielo Muchos y muy variados son los consejos que se dan acerca de cómo se puede tener un matrimonio feliz. Algunos son buenos pero hay otros que son malos. En ocasiones se aconseja a los esposos para que dividan el dinero que ganan con sus esposas; otras veces les dicen que para hacer felices a las esposas, les lleven lindos ramos de flores y también bombones. Hay quienes aconsejan a las esposas que para hacer feliz al esposo, se pongan la ropa mejor que tengan para la hora en que llegue él al hogar; que lo mismo deben hacer con los niños. No hay que llegar a la exageración haciendo que lo niños hagan eso a la fuerza, les causará un trauma; es decir, un trastorno que les frustrará para todos los días de su vida. A los esposos y las esposas que tienen dificultades en sus hogares, se les aconseja que acudan a los psiquiatras, quienes tal vez podrán ayudarles un poco. Se dan consejos al respecto por todas partes y hay muchos libros que sirven para orientar a esas personas; esto prueba claramente que existe una necesidad urgente para que los hogares marchen bien. No hay que olvidar jamás, que el hogar es la institución básica de la nación y del mundo entero, porque de la manera en que se manejan los hogares, sucede lo mismo en la nación y no solamente en ésta, sino que repercute hasta en la iglesia. El enorme problema de la nación es el resultado de la
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mentira en nuestros hogares. Los padres están olvidándose de las obligaciones familiares que Dios mismo ha ordenado para ellos mismos y para sus hijos. De manera que esos padres, ponen en primer lugar el empleo que tienen y prestan más atención a otras cosas que realmente no tienen tanta importancia y el último lugar es para sus familias y la iglesia. Con esa manera de vivir, están sacrificando a los niños en el altar de la indiferencia. En esta época de tanto materialismo, el abandono y el egoísmo son la característica principal y la única razón que tienen para vivir. Por eso es que los niños en la actualidad, por regla general piensan que no los aman y tal vez tengan razón. Personalmente he escuchado a padres decir: “¡Ay, cómo me arrepiento y siento que hayan nacido estos hijos!” ó, “Bueno pues este hijo fue nuestra equivocación, pero vaya, no tiene mayor importancia.” Si las parejas de nuestro tiempo pensaran un poco, comprenderían que cada una de las personas que nacen tiene un alma que es eterna y que ante Dios tiene mucha importancia. Hay tres grandes principios que quiero compartir con ustedes y les suplico no tomen a la ligera las responsabilidades que a ustedes como padres les corresponden; para esto es necesario que pongan mucha atención a lo siguiente:
A. PRIMERO, SATURE EL HOGAR DE AMOR.
Efesios 4:31 y 32 dicen: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo,” y en el capítulo 5:25 leemos: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó así mismo por ella.” ¡Ah! ¿Les parece que es mucho lo que Dios demanda de ustedes? Indudablemente que es de importancia el proveer lo que hace falta en el hogar, pero es mejor aún saber amar sinceramente. Hay veces en que los esposos dan más atención a sus aficiones, deportes, etc., de tal manera que se olvidan por completo de las necesidades
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de la esposa; a ellos les aconsejo que se olviden de sí mismos y correspondan a los deseos de sus esposas, y no anden hablando de otras mujeres o coqueteando con ellas. La Biblia nos aconseja que sinceramente amemos a nuestras esposas. Las mujeres son distintas a los hombres, no son como ellos. ¡Qué afirmación más clara y profunda! Con mucha frecuencia los hombres se encolerizan al oír las opiniones de sus esposas, tan cambiantes y también que por cualquier asunto por mínimo que sea se ponen a llorar. Es muy cierto esto y también les disgusta que se entrometan en los asuntos de la disciplina familiar. Bien, a este respecto Dios nos da un mandamiento sencillo en Colosense 3:10, “Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.” De aquí en vez de egoísmo, celos, frigidez, falta de amor e irritabilidad, debe haber amor y confianza absoluta. En Mateo 19:5 tenemos otro mandato: “y los dos serán una sola carne.”
B. SEGUNDO, SATURE SU HOGAR EN DISCIPLINA DE AMOR.
Cuando Dios instituyó una nación, no lo hizo con personajes grandiosos; sino comenzando con el hogar y confiándola a un hombre y su familia. Génesis 18:19 dice: “Porque yo soy (Abraham) que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado de él.” Pongan atención a las palabras “mandará a sus hijos.” La rebelión y el desafío no nacen en las chusmas callejeras sino precisamente dentro del hogar. Hay un refrán que dice así: “Si al niño no se le controla a los seis años de edad, cuando llegue a los veinte será un delincuente.” Hay muchísimos padres que dicen por ejemplo, “Mira Juanito, si haces esto o aquello otra vez, te voy a dar una buena tunda,” pero como Juanito vuelve a hacer lo mismo repetidas veces y ve que no le cumplen lo que le dijeron, sigue portándose mal. Si usted no cumple con su disciplina lo único que está
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haciendo es mentir al niño y él está aprendiendo que no debe hacerle caso, perdiéndole así el respeto.
C. TERCERO, PERMITA QUE DIOS INUNDE TODO SU HOGAR PARA QUE ESTE PUEDA SER UN BUEN EJEMPLO PARA TODOS LOS QUE LE RODEAN.
La autoridad sin el ejemplo no sirve de nada, de la misma manera que la disciplina sin amor; carecen de valor alguno, porque si usted dice una cosa y vive contrariamente a lo que enseña, sus hijos se desilusionarán completamente de usted y tratarán de buscar la verdad en otra parte. Pensemos seriamente en las palabras del Señor a Abraham: “Porque yo sé que mandará a sus hijos y a sus casa después de sí…” ¡Qué triste es ver por dondequiera a los padres de hoy, dando a sus hijos tan lamentables ejemplos. Pregunto ahora, “¿Quiere usted que sus hijos sean como usted?” Lo más probable es que sí lo serán. Algunos padres viven descuidadamente arrastrando con ellos a sus hijos en el mal camino y sus hijos se pierden. Hubo un predicador que tuvo varios hijos. Todos fueron personas honorables y entre ellos hubo hasta un senador. Cuando el padre estaba en su lecho de muerte, el hijo le dijo: “Sé perfectamente dos cosas; que has vivido honestamente y que siempre has seguido los principios cristianos. Ahora dime, ¿En tu religión, es todo lo que esperabas ser hasta la hora de tu muerte?” El padre alzando los ojos y con una lágrima de triunfo y una sonrisa le respondió: “Hijo mío, yo sé en quien he creído y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día. (2 Timoteo 1:12) Doy gracias a Dios porque el Cristianismo fue todo lo que pedí en la vida para mí, y mucho más esperé que lo fuera a la hora de mi muerte. He tenido una vida muy feliz y ahora tengo una muerte triunfante. Gracias al Señor porque es una realidad la fe de Jesucristo.” Desde aquel día el hijo dedicó su vida al Señor y no hay duda alguna que eso sucedió así por el ejemplo que
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recibió de sus padres. Siga ese ejemplo y verá que sus hijos caminarán el las sendas del Señor para hacer justicia y juicio. Lo que aquí se dice en este librito no es nada nuevo; todo lo encuentra en la Biblia y está a su disposición desde hace miles de años. Cuando creemos en lo que dice y lo ponemos por obra, orando, Dios puede hacer que nuestro hogar sea como una vislumbre del cielo.
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De la Casa Editorial
Si este libro ha despertado en usted la realización que usted necesita más ayuda del Señor en su vida personal, y en su hogar, nos gozamos en darle las buenas nuevas que el Señor le ama infinitamente y que Él se interesa en ayudarle en todo lo que usted necesite. Si usted todavía no conoce a Cristo Jesús como su Salvador personal, Él le da la invitación: “Venid a Mí, todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar,” también, “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad,” y muchas más promesas en la Biblia, que usted debe leer, comenzando con el libro de Mateo y así sucesivamente, con oración, pidiéndole al Señor que le enseña y le guíe en Su camino. Así usted hallará el perdón de sus pecados y la paz, el gozo, y la ayuda del Señor que puede cambiar su vida. Si usted ya es Cristiano, pero reconce que ha faltado, El Señor está listo para perdonarle y ayudarle con los problemas que tenga en su vida personal, y en su hogar. Son las oraciones de los Editores que este libro sea de mucha bendición para usted y su hogar, porque Dios puede cambiar y bendecir. www.TriunfoCristiano.com
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