Volumen 88 No. 2 Publicado por Christian Triumph Co. Abril, Mayo, Junio 2011
Sentido de Pertenencia El sentido de pertenencia es una característica con la que nacemos todos los seres humanos. De allí que apenas empezamos a identificar lo que creemos que nos pertenece, lo defendemos con todo hasta lograr tenerlo en nuestro poder, también es una cualidad que tienen los animales, ya que ellos defienden el territorio en donde habitan, su comida a la hora de servírselas, su pareja cuando la tiene identificada, sus hijos a la hora de nacer, sus elementos de distracción como juguetes, y todo lo que consideran que es de su pertenencia, lo mismo prácticamente sucede con los humanos. Al observar este sentido de pertenencia dentro del ámbito congregacional, me llamo la atención lo que el Apóstol Pablo recomienda a los que se supone deberían de tener bien identificado el lugar en donde se congregan, y dice así. Hebreos 10:25: “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto mas, cuanto veis que aquel día se acerca”. Es lo que declara la antigua versión de Reina Valera, aunque en la versión sesenta, dice “no dejando de congregarse”. Me gusta más la antigua versión, porque nos acera mas a comprender que el cristiano debe tener sentido de pertenencia con respecto al lugar en donde se congrega. En nuestra ciudad contamos con un poco mas de 25 lugares en donde nos podemos congregar, y algunos “cristianos” han tomado el sentido de partencia desde un concepto equivocado, no encontrando identidad en ningún lugar dicen, “Hoy puedo estar aquí y el próximo domingo allá”
o “me puedo congregar aquí un tiempo y otro más allá” y cuando les preguntan ¿dónde te congregas? ellos pueden responder con una respuesta incierta porque les da lo mismo un lugar que otro, o como dijo la “india María” “ni de aquí ni de allá” y “los mas espirituales” dicen “yo soy de Cristo”. Y esto más bien nos habla que son cristianos a los que les faltan madurez, no porque no reciban una enseñanza adecuada, sino porque no perseveran en un solo lugar y esto se ve reflejado en su falta de crecimiento espiritual. Cuando estás buscando un lugar para congregarte porque has cambiado de ciudad o porque por alguna razón, debes salir del lugar en donde estás con un objetivo, llámese ministerial, o porque el lugar ya te queda muy lejos, etc., es justificado el cambio, pero hay procedimientos que se deben seguir como traslado por carta pastoral con amplia recomendación de tu pastor, esto es sano, pero si fue capricho, entonces caemos en el error de algunos que llamándose cristianos andan de un lado para otro sin ninguna justificación, pero también nosotros reconocemos que las almas no son de nuestra pertenencia, sino de aquel que dio su vida por todos, para salvación. Santiago lo resume de la siguiente manera: “El hombre de doblado animo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8). Como pastores hoy deberíamos analizar bien a la gente que llega a nuestras congregaciones, antes de darles participación, ver su trayectoria para evitarnos problemas futuros y dar los pasos antes mencionados para un recibimiento ordenado, dentro de las filas de la congregación. Esto produciría en nosotros bendición y no
lamentos como ya nos ha sucedido, en diferentes ocasiones (ojo pastores) pidamos a Dios sabiduría a este respecto, pero todo plan o proyecto hoy sometámoslo en oración, que Dios no nos abandonará y el quitará de en medio elementos que lejos de edificar obstruyen la obra y dan un pésimo testimonio manchado a todos los que verdaderamente estamos tratando de servir de una forma desinteresada. Por eso el sentido de pertenencia se verá reflejado en aquellos que como nosotros, aman el lugar en donde se congregan, nos cuidan las espaldas, comparten la visión que Dios nos ha dado, se involucran en los proyectos de la congregación y hacen suya la palabra que dice, “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios” (Colosenses 1:10). Pastor: J. Saúl Alfaro Centro Cristiano Maranatha
La Prueba: La Oportunidad de Dios para Trasformarnos Cuando la vida te presenta luchas, o aprovechas de ellas, o te dejas morir, ¿qué quieres? Una de las cosas que necesitamos aprender en medio de la circunstancia difícil es preguntarle a Dios: ¿Qué quieres enseñarme con esto? Y si somos buenos entendedores y nos afinamos para oír solo lo que Dios dice, no las miles de opiniones de la gente, solamente lo que Dios te diga. Y si es muy cierto, se va ha tomar una guerra espiritual en medio de tu tormenta, pero vas a salir de ella siendo un varón o mujer lleno aún mas de Dios y ya no mas vas a ver la vida igual. Como por ejemplo: Eras una persona que todo criticabas, muchas veces no cambiamos y reconocemos que eso está mal y nos está causando mucho problema para Dios realizar a través de tu vida lo que quería hacer, y por eso algunas veces te manda una lucha o problema para que te acerques a Él. Y cuando en verdad te acercas a Él, vives una vida trasformada y eso es lo que Dios quería hacer contigo y te saca de ese problema con una victoria rotunda. Y ahora cambias tu crítica por bendición y comienzas a bendecir a
todo el mundo y a la vez tú eres bendecido. No tenías que pasar por esa prueba pero para hacer el efecto que Dios quería hacer en ti, era la única manera de llamarte la atención. Te acercarás a Él y vives siendo un ejemplo vivo de Jesús; El Señor ahora se siente satisfecho que su propósito lo logró en ti y contesta tu necesidad. Si quieres subir a las alturas con Dios, sube por ti mismo, que ese sea tu anhelo. Hay mucho que descubrir de Dios y una cosa que debemos saber es que Él nunca nos deja solos. En todo momento está con nosotros y nos ama demasiado para dejarnos morir sin lograr su propósito en nuestras vidas. No esperes pasar por otra mayor prueba o problema y si acaso pasas, tú puedes hacer que sea de bendición, porque Dios lo usa como una oportunidad de trasformarnos más a su imagen. Esperando que sea de bendición para las personas que lean esto, Dios me los bendiga grandemente, Delia C. Cavazos, Cavazos@aol.com
Ayuno y Oración en la Biblia
Alegrémonos en Dios Siempre
En el Antiguo Testamento Dios requería de Israel que ayunara una vez por año colectivamente. Después del exilio era cuatro veces al año. Muchos personajes Bíblicos ayunaban: Ester, Moisés, David, Elías, Nehemías Reyes de Israel, Daniel, Ciudad de Nínive, Cristo, y los apóstoles. ¿Qué es ayuno? Antiguo testamento-hebreo “TSUM” y “TSON”: significa abstenerse de alimentos, es palabra más común. Isaías 58:3,5 usa la palabra “INNAH NEFESH”: significa afligir y humillar el alma. Había cilicio, ceniza y vestidos rotos. Se ayunaba de salida a puesta del sol y no se trabajaba en días de ayuno. Valor del ayuno consiste en: Arrepentimiento y humillación de corazón, no el acto exterior únicamente. No se ayuna por ayunar nada más: sino antes de una obra importante o en una crisis o necesidad especial. Preparación para un Ayuno Tener una actitud de fe. Dios bendecirá cuando ayunamos bíblicamente. Es la voluntad de Dios que yo ayune –no esperar Ángel o relámpago que me lo indique. Arrepentimiento y humillación son necesarios. Es interior no un rito. Hay que apartarse de actividades y trabajos para esperar en su presencia. Hay diez promesas para los que ayunan de acuerdo a la voluntad de Dios segun Isaías 58:8, 9, 11,12: Luz, Salvación, Justicia, Gloria, Oración contestada, Guianza, Satisfacción, Frescura, Obra que permanece, Restauración. Hay que tener una actitud correcta hacia nuestro cuerpo. 1 Corintios 6:19,20; Romanos 6:13, Dios usa tu cuerpo; boca, pies, manos, etc. 7 Propósitos de Ayunar Humillarse, Acercarse a Dios, Entendimiento de su palabra, Saber su dirección y voluntad, Para sanidad y echar fuera demonios, Crisis, Intercesión. Problemas en el Ayuno El enemigo ataca en nuestra debilidad con: dudas, temor, soledad, hambre, debilidad física y tentación. Hay que dar tiempo a la oración y lectura Bíblica durante ayuno. Medita y espera. Deja que Dios hable y obre. Teo Mérida
Alégrate: Si amas o eres amado, ama al Señor no un rato, ni un día pero todo el tiempo, porque tú eres semejante a Dios más que los otros. En Génesis 1:26, Dios nos dice háganos al hombre a nuestra semejanza. Alégrate: Si llegas a creer que nadie te ama, solo cree que hay alguien que te ama sin condiciones, Cristo, porque tanto amó Dios tu alma y tu vida que dio a su hijo que muriera para darte vida eterna. Alégrate: Si eres pequeño, alto, prieto, blanco, feo, o bonito, para Dios eres lo más bello que Él creó, pues eres un alma viviente a su semejanza. Alégrate: Si tienes salud o estás enfermo pues la Biblia dice que hay que dar gracias a Dios por todo. “Dad gracias a Dios por todo porque esta es la voluntad de Dios para con todos” 1 Tes. 5:17-18. Alégrate: Si has perdido o ganado ya que todo control es de Dios el todo poderoso que nos tiene en sus manos. Alégrate: Si eres rico o pobre pues Dios da en abundancia al que da con medida remecida y quita o cierra las ventanas al que retiene para Dios. Dale a Él, y te dará bendición hasta que sobre abunde-material y espiritual. Dios hizo a Job muy rico pero le quitó para probarlo si de veras amaba a Dios y él se alegró. Dijo, “Dios dio, Dios quitó, sea el nombre de Dios bendito”. Alégrate tú también cuando te encuentres en las mismas condiciones, no reniegues; no maldigas; no te quejes; y da gloria a Dios. Job 1:21. “Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén! Mira que tu rey vendrá a ti,justo y salvador, pero humilde, cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” Zac. 9:9 Nuestro Rey humildemente en un mesón nació y cabalgó en un asno para darnos la alegría más grande del mundo. Hay muchos que se alegran con un regalo de estos tiempos pero ese regalo se acaba, y el regalo de Dios para ti es el más grande y siempre permanecerá. Acéptalo, hoy recíbelo, retenlo hasta el final. Cuando hagas esto, siempre habrá alegría en casa y corazón.
Elena Mérida
¡Excusas! ¡Excusas! ¡Excusas! Quiero hablarle de algo que tal vez usted padezca; algo que de no poderlo vencer--al menos tocante a cosas de valor eterno--le costará la eternidad en el lago de fuego. Es el peligro de las excusas. Estas, con su “hermana” la procrastinación, son un dúo peligroso para su alma. La procrastinación es dejar para luego lo que debemos hacer hoy. Se complica más cuando la justificamos con excusas, excusas y más excusas. Sin embargo, faltos de una razón de ser para nuestra conducta, nos escudamos tras excusas huecas que solo nos engañan a nosotros. Pero, ¿qué excusa le damos a Dios por dejar para otro día el arrepentimiento y la fe en Cristo que el requiere de nosotros hoy? Es como anotar un “memorama” de lo que haremos otro día. Unos atan un hilo en el dedo para así no olvidar cosas importantes. Otros anotan ese “memorama” ¡en su memoria! Y así, otros en el olvido. La Biblia nos habla de personas que procrastinaron su deber espiritual. Veamos. La Biblia narra la visita de Pablo a la ciudad de Atenas, lugar de reunión de los intelectuales de su día. Refiriéndose a una estatua dedicada al “Dios no conocido”, (Hechos 17:23) les habló del verdadero Dios a quien ellos no conocían y de su Hijo Jesucristo. Cuando les habló de la resurrección de Cristo, unos se burlaron; otros dijeron: Te oiremos sobre este tema otro día. Unos pocos creyeron; mas, ¿que pasaría con los que justificaron su incredulidad con la excusa: “en otra ocasión te oiremos?” (Hechos 17:32). ¡Tal vez pensaron que el evangelio de Cristo era muy inferior para sus “mentes intelectuales”! Justificaron su incredulidad con un supuesto interés futuro en el tema. Una vez le hablé de Cristo a un de 22 años, según él, atendería su alma e atendería a la iglesia luego de alcanzar su dichoso sueño de libertad: “¡Luego atenderé mi alma!” Por ahora voy a divertirme y cuando tenga unos 40 años, te buscaré para visitar su iglesia y arrepentirme de todo. ¡Otras cosas me son más importantes por ahora!” Es decir: “Otro día”. Seis meses después este joven murió en un accidente automovilístico, bajo la influencia del alcohol y las dragas. La Biblia narra otro incidente en la vida de Pablo, esta vez, ante el gobernante romano, Félix.
Impedidos los Judíos de hacerle daño, la ley romana prevaleció, y en el proceso judicial tuvo grandes oportunidades para hablar del Señor Jesucristo. Hablando ante Félix, este, “espantado, respondió: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad, te llamaré” (Hechos 24:25). Dice la Biblia que Félix uso esta dilación por intereses monetarios; quería que Pablo lo sobornara. ¿Lo habrá llamado luego Félix? No lo sabemos. Parece que todo se quedó en: “¡Para luego!” Luego, ante el Rey Agripa-–al cual Pablo también predicó de Cristo--este respondió: “Por poco me persuades a ser cristiano” (Hechos 26:28). Como intelectual, al fin, el argumento le interesó; pero él era un procrastinador. Su excusa fue: “aun no estoy convencido”. Me pregunto: ¿Habrá creído luego? La Biblia narra la parábola de una gran cena. Cada uno de los muchos invitados tenía una excusa para no asistir. Dice que “comenzaron todos a excusarse” es decir, a dar sus excusas. Uno dijo: “He comprado una hacienda, y necesito salir a verla”; el segundo: “He comprado cinco yuntas de bueyes; voy a probarlos”. Otro se excusó diciendo: “Acabo de casarme; no puedo ir”. (Lucas 14:18-20) Parecen ser razones justificadas para no ir a la cena, ¿verdad? Pero, son solo excusas. El primero deseaba atender una nueva propiedad; el segundo, los nuevos bueyes que compró para su finca; y, el último, se casó. ¿Habrá algo más legítimo que el matrimonio? Son excusas en áreas validadas de la vida cotidiana, pero no dejan de ser excusas cuando se trata de seguir el llamado de Dios. De estos, Cristo dijo: “Ninguno... gustará de mi cena”. A menudo vemos como personas ofrecen excusa tras excusa para justificar su rechazo del evangelio. “¡Por ahora no; otro día, sí!” Aún supuestos creyentes caen en este peligroso hábito. Profesan lealtad a Cristo, mas, si su casa, su oficio o el placer matrimonial los llama, sin reparo le dicen a Dios: “Hoy no podré atenderte; otro día sí” Muestran que ni conocen ni aman a Dios. ¡No estarán en esa gran cena final! ¿Es usted como estos que con excusas justifican su apatía y desobediencia? Dios dice: “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado. Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazones” (Hebreos 3:15). El resultado eterno de sus excusas y su procrastinación será la perdida de su alma en el infierno. ¿De qué le aprovechará excusarse por
su amor a las cosas materiales? ¿Acaso no vale más su alma? ¡Deje, ya, las excusas!; busque hoy el perdón de Dios y la vida eterna en Cristo. ¡Dios le ayude mientras aún hay tiempo! Baltazar Leyva
Libérate del Cáncer Por Elena Mérida
¿Cómo libramos del cáncer? He aquí el remedio; necesita obediencia, persistencia y fe. 1. Sanidad – es una intervención milagrosa. “Mas el herido fue por nuestras rebeliones molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por su llaga fuimos nosotros curados” Isa 53:5. 2. Fe – en lo que no se ve, porque por fe andamos, no por vista, 2 Cor. 5:17. No vemos a Dios pero si lo sentimos y creemos en su promesa sanadora, ya que somos su hechura, y no podemos dudar de su poder. 3. Paz – en la tormenta: tú guardarás en completa paz a aquel en cuyos pensamientos están en ti porque en mí ha confiado y ha perseverado en esa promesa. Isa 26:3 4. Finanzas – se acaba la finanzas del hogar cuando hay tantos gastos en esa enfermedad que no nos pertenece. Fil. 4:19: “Mi Dios pues suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria a Cristo Jesús”. 5. Temor – duda, es lo que hay cuando el doctor diagnostica lo que tiene. ¿Será bueno? O ¿Será malo? Con esa duda que nos acaba, nos atormenta. Hay temor pero hay una promesa. Pues aun los cabellos de nuestra cabeza están todos contados, “No temáis pues vosotros valemos más que muchos pajarillos”. Luc. 12:7 6. Depresión/Ansiedad – hay todas estas cosas en la vida de la persona afectada de cáncer. Se encuentra deprimida y con mucha ansiedad como si nosotros somos competentes para librarnos de cualquiera de estas situaciones. Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu. Salmos 34:18 7. Sabiduría para tomar decisiones correctas – “Si alguno tiene falta de sabiduría, pida a Dios, el cual da a todos abundantemente y le será dada.
Pídale a Dios”. Santiago 1:5 8. Ayudas prácticas y amigos – “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, cumplid así la ley de Cristo”. Gal 6:2 Si alguien le pide consejo, dalo, si quieres consejo, pídalo, si eres esposo o esposa y tu pareja está con esta enfermedad, no puedes mas que sobrellevad ese problema, Dios le ayudará a sobrellevar esta cargo. 9. Esperanza o animo – Ten esperanza que pronto Dios te ayudará en este caso y tengas la esperanza en el todo poderoso que él es tu salvación. Salmo 43:5: “¿Por qué te abates Oh alma mía y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aun he de alabarlo, mi salvación eres tú”. 10. Paciencia – es lo que se necesita hoy, en este problema, paciencia y fe en Dios. He aquí otra promesa: “Pero los que esperan a Jehová tendrán fuerzas nuevas se levantaran alas como el agüillas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán”. Isa 40:31 11. Ministerio – si no lo tiene, búsquelo esto, te ayudará para dar un buen o nuevo testimonio. “Dios nos consuela en todas nuestras necesidades y tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación la consolación. Con que nosotros somos consolados por Dios”. 2 Corintios 1:4
El Cáncer
El cáncer es limitado; No puede paralizar el amor. No puede romper la esperanza. No puede corroer la fe. No puede destruir la paz. No puede matar la amistad. No puede suprimir los recuerdos. No puede silenciar los recuerdos . No puede silenciar el coraje. No puede invadir el alma. No puede robar la vida eterna. No puede conquistar el espíritu. “Estaré contigo, no te dejaré ni te desampararé”. Josué 1:5
El Gozo de la Resurrección Por Jorge A. Holberg
“Y estando las puertas cerradas las donde los discípulos estaban juntos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, y les dijo: Paz a vosotros. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se gozaron viendo al Señor” (Juan 20:19, 20). En este aniversario glorioso de la resurrección de Cristo, mi tema es el Gozo de la Resurrección: su fuente, su expresión y su poder. Fijémonos primeramente en la fuente de este gozo. Varias veces antes que sucediera, Jesucristo había hablado a sus discípulos acerca de su pasión, muerte, y resurrección. No se acordaban de las palabras del Señor, y si acaso vinieran a su memoria no tuvieron efecto suficiente para disipar su tristeza y melancolía. No basta la mera doctrina, aunque ortodoxa y necesaria, para producir el gozo de la resurrección. Estos discípulos echaban de menos la presencia y el compañerismo de su Maestro amado, a quien habían visto morir en el Calvario. Nada que no fuera el trato personal con Él les proporcionaría gozo. Los discípulos que iban por el camino a Emaús testificaban: “También unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro: y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive. Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; mas a él no le vieron”. Ni visiones de ángeles los satisfacían, ni les proporcionaban gozo. Fíjense bien en estas palabras “mas a Él no lo vieron;” y por lo tanto seguía su tristeza. Pero muy poco después se les apareció el Señor en el camino, y luego, otra vez, según nuestro texto, vino Cristo pasando por las puertas cerradas y puesto en medio de sus discípulos mostrándoles sus manos y el costado. Entonces sí, sus discípulos se gozaron viendo al Señor. Efectivamente, la fuente del gozo de la resurrección es la presencia de Cristo, el verlo y tener comunión con Él como nuestro Redentor y Señor. Déjame preguntarte, mi amado lector, para ti ¿cuál es el punto culminante de la Semana Santa? Para tantos es el Viernes Santo, con el Cristo crucificado y colocado en la tumba. Para los discípulos de Cristo ese día fue el colmo de su dolor y desesperación, pero luego en el día de la resurrección, cuando al fin se presentó vivo entre ellos, al punto, su dolor y desesperación se cambiaron en indescriptible gozo. ¿Quién puede dudar que ese fuera al momento supremo en sus experiencias de esa primera Semana Santa? Así, sin duda, quiere Cristo que sea para nosotros, y lo es, cuando efectivamente tenemos
un contacto real y verdadero con el Cristo resucitado, mediante la fe y por obra del Espíritu Santo. Esta fuente de gozo esta abierta hoy también. En segundo lugar, notemos la expresión que dan los discípulos de su nuevo gozo. Lo adoraron. Las palabras de Tomás cuando al fin se convenció de la resurrección de Cristo fueron, quizá, la mejor expresión de esa adoración que todos le tributaron: “Señor mío y Dios mío.” Adorémosle también nosotros, no de labios y exteriormente apenas, sino en espíritu y en verdad, con una completa consagración que detesta el pecado que lo llevó a la cruz, y que ama la santidad. Entonces nos será posible expresar nuestro gozo también en una lealtad y devoción personal a Cristo, como lo ha sido una maravilla a través de todos los tiempos. Esta lealtad y consagración a Cristo se trasmutaron luego en actividad a favor de su amado Señor y de su causa, una actividad incansable e intrépida, un servicio tan abnegado como heroico y enteramente sin inmutarse; padecieron azotes y cárceles con cantos de triunfo en sus labios; y donde quiera extendieron el conocimiento de la salvación en Cristo mediante la fe en su muerte y resurrección, haciéndoles a otros incontables millares participantes de ese palpitante gozo que llenaba sus propias almas. Las palabras de Cristo: “He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”, ya eran una bendita realidad para ellos. En tercer lugar, fijémonos en el poder del gozo de la resurrección. En el Antiguo Testamento leemos: “El gozo del Señor es vuestra fortaleza”. Así mismo el gozo que proporciona la comunión con el Cristo resucitado es también poder, y poder sobreabundante para los discípulos. Ya se ha vislumbrado eso en lo que hemos dicho sobre su actividad y servicio, pero ¿cuál es el secreto de ese poder? La presencia del Cristo resucitado trae paz. Dijo Jesús: “Paz a vosotros.” Si Cristo vive, entonces la redención es una realidad. Mis pecados han sido espiados. Por fe en su preciosísima sangre he sido reconciliado con Dios. “Ahora pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.” Con la conciencia limpia de malas obras hay paz para con Dios, hay paz en mi alma. “Paz, paz ¡Cuan dulce paz! Es aquella que el Padre me da: Yo le ruego que inunde por siempre mi ser En sus ondas de amor celestial.” También es poder porque trae esperanza. San Pedro la llama una “esperanza viva”, una esperanza cuyo horizonte no es la muerte sino que se extiende mas allá de la muerte. ¡He de vivir eternamente! ¿Quién puede medir el poder que para el servicio y para la lucha contra el mal proporciona esta bendita esperanza? ¿Por qué temer si también nosotros hemos de resucitar? También es poder porque trae satisfacción. La
comunión con el Cristo resucitado satisface al corazón humano. Con razón cantamos: “Solo Cristo satisface a mi pobre corazón; Cuando Cristo está a mi lado toda carga es bendición.” Y, unido a todo esto, está la verdad que este gozo de la resurrección permanece, como Cristo mismo permanece. Los goces del mundo son temporales; a veces agitan, otras veces se acaban o se mudan en tristeza y dolor. No así el gozo que da el ver a Cristo; ese no se acaba, sino se ahonda y se perfecciona cualquiera que sean las vicisitudes de la vida. Por eso es poder verdadero. Amado, ¡ha resucitado Cristo! No seáis satisfechos con tenerlo meramente como dogma. Aspirad la comunión intima con el Salvador resucitado que os es ofrecida, la que os trae verdadero gozo, paz, esperanza y poder espiritual. Entrad en ella por la fe. “Que si confesares con tu boca al Señor Jesús, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” (Rom. 10:9). “Los discípulos se gozaron viendo al Señor.”
La Vida Eterna del Creyente Texto Juan 3:14-15
Sin duda que usted ha oído hablar de alguna persona donde ha llegado a una edad muy madura, pues si usted recuerda, Moisés llego a los 120 años, Abraham a los 175 años, y Matusalén a los 969. Pero, mi hermano, sorpréndase porque estos años son nada para la vida que usted y yo tendremos si somos fieles al creador. En una ocasión Jesús y Nicodemo tuvieron una conversación que se encuentra en capitulo 3 de San Juan. Precisamente hoy tantas cosas nuevas, modernas, la ciencia, la comunicación en minutos, o segundos, ha causado que vivamos a los 70 o 80 años para los más robustos. Pero si alguno sobrepasa esta edad ya es sufrimiento y dolor. La vida eterna no está afectada por los cambios o por las buenas o malas circunstancias. Está a nuestro alcance porque Dios así lo ha prometido para ello tenemos algunas garantías. “El precio pagado la garantiza”-- Cuando Jesús habló a Nicodemo de una nueva vida que es eterna, su visitante nocturno no le entendió. Jesús le refirió a Números 21:4-9 donde está el relato de la serpiente de metal. Quizás Nicodemo ni llegó a entender esto pero tres años después él y José de Arimatea, ayudaron y bajaron a Jesús de la cruz. Quizás se acordó que Jesús le había dicho así como Moisés levantó la serpiente en lo alto para que todo el que mira la serpiente pudiera ser sano de sus mordeduras. Dijo Cristo a Nicodemo,
así es necesario que el hijo del hombre “sea levantado, crucificado en un madero para que todo aquel que en él crea no se pierda si no que tenga vida eterna”. Querido lector el precio está pagado. Isaías 53 dice, “El herido fue por nuestra rebeliones molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre él y por sus llagas fuimos nosotros curados”. El precio está pagado y eso nos garantiza la vida eterna. “La oración nos garantiza la vida eterna” Yo no sé usted qué piensa de esto, pero yo creo en las oraciones de una madre por sus hijos, por sus problemas, y por sus necesidades. Los discípulos le pidieron a Jesús que los enseñara a orar y Jesús les enseñó a orar con él “Padre Nuestro” Lucas 11:1-13. De allí en adelante la iglesia de Cristo se mantiene en comunión y fortaleza, cuando se ora o toma tiempo para orar. Pero lo más que me anima a seguir adelante en el camino del Señor, es que yo encuentro la palabra en la Biblia que tienen mucho valor para mí, cuando sé que Jesús tomo tiempo para orar por mi antes de ir al calvario y estas oraciones me mantienen firme hasta el día de hoy y garantizan mi vida eterna. En el evangelio de Juan 17:20, 1 Juan 2:1, y Hechos 7:25 nos habla del privilegio que yo y usted somos parte de esas personas por las cuales oró Jesús. Es por eso que yo creo que estas oraciones nos garantizan una vida eterna en cristo Jesús, Señor nuestro. “La promesas de Dios son una garantía mas”. Las promesas de su palabra nos dan esperanza. Si leemos cuidadosamente Juan 5:24 y 10:27-30, nos maravillamos de lo que el Señor nos asegura para la eternidad. La obra del Espíritu Santo garantiza vida eterna. Efesios 1:13 dice que hemos sido sellados por Él. Hasta que Cristo vuelva y el Espíritu hable a nosotros, o a nuestro espíritu, dándonos plena seguridad de nuestra total redención. Tenemos así mismo las promesas de que en un tiempo en el que todo cambiará que habrá “Cielo nuevo y tierra nueva” -- en 2 Pedro 1:4 leemos que seremos participes de la naturaleza divina, aun cuando hayamos fallado como Lot, 2 Pedro 2:7-8. El amor perdonador de Dios es nuestra garantía. “El amor eterno de Dios es nuestra mayor garantía”. Si el amor de Dios que nos a hecho promesas de eternidad es un amor eterno nuestra seguridad es absoluta. Tenemos un Dios que nunca cambia y nos dice “con amor eterno te he amado”. Sí, es así la nueva vida que recibimos de Él hoy, gracias al sacrificio de Cristo. No nos podrá ser arrancada por nada ni nadie. A Nicodemo le costó entenderlo pero no lo critiquemos nosotros también podríamos ni entenderlo, ni recibirlo, si no supiéramos ahora que Cristo murió y resucitó para nuestra redención. Israel Hernández, Pastor Iglesia Triunfo Cristiano
PO Box 5187 Corpus Christi, TX 78465-5187
Bendiciones Si te has despertado hoy, con salud y alegría en tu corazón… Estás mejor que el millón de personas que no va a sobrevivir esta semana. Si nunca has conocido los peligros de la guerra, la soledad de la prisión, los dolores del hambre… Vas por delante de 500 millones de personas en el mundo que lo están sufriendo. Si puedes profesar libremente tu fe sin sufrir persecuciones… Puedes vivir con la libertad que no tienen 3,000 millones de personas en este mundo. Si tienes comida, ropa y un techo donde cobijarte… Eres más rico que el 75% de las personas de este planeta. Si tienes dinero en ahorros o unas pocas monedas en tu casa… Eres parte del 10% de la población prospera del mundo entero. Si eres feliz junto a tu familia y puedes disfrutar de la vida junto a ellos… Eres un caso poco común.
Si eres una persona agradecida, de esas que acostumbren a ir por la vida con una una sonrisa… Puedes considerarte una persona especial, ya que la mayoría de las personas podrían hacerlo, pero no lo hacen. Si puedes tomar la mano de alguien, abrazarlo o tocar su hombro y darle una palabra de ánimo… Debes estar feliz de haber logrado que a ese alguien, le sonría a la vida. Si puedes leer este mensaje has recibido doble bendición… Ya que primero alguien ha pensado en ti y segundo tienes más suerte que 2 mil millones de personas que no saben leer. Si ya te consideras bendecido, comparte este mensaje con tus amigos para que se den cuenta de la manera en que Dios los puede bendecir también a ellos. Mora del Valle Lopez