Volumen 91 No. 2 Publicado por Christian Triumph Co. abril, mayo, junio 2014
Viviendo la Vida Cristiana Como Se Debe por Juan T. Dale
En cierta ocasión oí un comentario, hecho por un militar, en el cual declaraba la razón por que las fuerzas alemanas en la última guerra mundial habían fracasado en sus planes de conquista mundial. Decía esta autoridad que la razón por este fracaso era sencillamente porque los militares de las fuerzas alemanas no habían tenido un concepto militar adecuado para el caso. Según este comentario, los jefes militares, habiendo triunfado tan fácilmente en sus planes con su infantería, no habían tomado en serio el asunto aéreo. La historia de los doce espías en la tierra de Canaan ilustra la misma verdad en el campo espiritual. Los diez espías, como la multitud habían podido avanzar desde Egipto y habían podido vencer problemas en el desierto, pero fracasaron en el momento más crítico de su vida por no tener conceptos adecuados de Dios. Al contrario, Josué y Caleb tuvieron la dicha de entrar a Canaan porque tomaron muy en serio lo espiritual en sus planes, deseos y decisiones. Muchos cristianos viven la vida cristiana sin ningún progreso y con poco éxito mientras que otros logran grandes resultados y sus vidas son una perenne inspiración. La diferencia consiste en que los primeros no tienen un concepto adecuado de lo espiritual, mientras que los segundos toman muy en serio, y juzgan todo desde el punto de vista de Dios. Hay tres conceptos que, de conformidad con
nuestro texto, determinan la vida cristiana que se debe llevar.
1.Concepto verdadero de la grandeza de nuestro Dios. Los diez espías, al enfrentarse con la decisión crítica de su existencia, dijeron, “No podemos.” Y realmente no podían entrar a Canaan por juzgar todo a la luz de las dificultades, problemas y enemigos de la tierra ya mencionada. Los otros dos tomaron en cuenta las mismas circunstancias, pero no se olvidaron de que tenían un Dios que estaba listo y podía hacer en Canaan lo que había hecho en Egipto. Con justa razón pudieron decir, “Entremos, porque podremos, puesto que nuestro Dios va con nosotros.” La Biblia está llena de casos semejantes para hacernos entender esta gran verdad. ¡Qué diferencia tan enorme entre la vida que llevan los once hijos de Jacob, y la vida de José! Los primeros realmente hicieron bien poco porque tuvieron un concepto muy mezquino de Dios. José, al contrario tuvo problemas muchos más grandes, pero con todo esto, su vida y su ejemplo fueron y serán una inspiración a todo cristiano. El secreto estaba en que el tuvo un concepto verdadero de un Dios grande que estaba listo para ayudarle en toda ocasión. En el año 1807 un joven, Roberto Morrison, viajaba rumbo a la China, donde el esperaba trabajar por Cristo. En el curso del viaje el capitán del barco, con el fin de burlarse de él en público, le preguntó; “Señor Morrison, ¿usted de veras piensa hacer mella en la idolatría del gran imperio Chino?” Sin vacilar el joven