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4.3. Fotocopias
tiene implicaciones expansivas sobre el derecho a saber: sólo podremos saber aquello que esté en los registros. La parsimonia con la que se diseñaron los primeros censos, hace un siglo y fracción, provenía tanto de la necesidad de hacer eficientes la recolección y procesamiento de la información como de los medios de registro disponibles. La tarjeta de cartón de 80 columnas con 10 posiciones en cada una restringe, ya en la era de las computadoras digitales, lo que el Estado puede capturar, y con ello el alcance de la información que podemos obtener. El crecimiento explosivo de las capacidades de cómputo y la consecuente aparición de interfaces ricas y fáciles de usar también ha producido una explosión en la información que se puede capturar y procesar. En este frente, el sector privado ha tomado una delantera muy aventajada, a cambio de no tener la universalidad de acceso a toda la población con la que cuenta el Estado. Nuestro derecho a saber se enfrenta a la realidad actual en la que el Estado sabe mucho menos que los actores privados. Gradualmente está creciendo una exigencia de transparencia hacia las empresas que se inspira en el derecho a saber ganado ante el Estado durante las últimas décadas.
4.3. Fotocopias
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La aparición del fotocopiado significó un salto en el acceso a la información, y no en menor grado por la imaginación que despierta ante la posibilidad de tomar una copia visualmente fiel de un documento almacenado en archivos, y poderla examinar repetidamente, fuera del local vigilado del archivo, así como compartirla incluso mediante su publicación. La copia en seco fue un avance enorme por su simplicidad y progresivamente bajo costo. La fotocopia es emblemática de una época en la que la reproducción de documentos, libros y revistas se abarata, simplifica y democratiza rápidamente. Acompañan a la explosión del fotocopiado preocupaciones que volvemos a encontrar a raíz de las computadoras e Internet, como la 37 Iprotección de los secretos comerciales o de Estado, las violaciones
al derecho de autor, pero también la democratización del acceso al conocimiento al hacer posible obtener copias de documentos en archivos, libros en bibliotecas, y otros acervos. La fotocopia, en particular la obtenida por un proceso en seco o “xerográfico”, nos servirá como una referencia importante además de mencionar su propia importancia como se la describe a continuación. La fotocopia es una copia de un original obtenida mediante un proceso parecido al fotográfico, es decir, mediante la exposición a la luz de un material fotosensible, el cual puede producir el depósito de una tinta o “tóner” en otro material, generalmente papel. La fotocopia en seco o fotostática que conocemos en la actualidad fue una mejora de un proceso “húmedo” y antecede también tecnológicamente a la impresión láser; ambas utilizan un polvo llamado “tóner”, que se adhiere a las partes del papel expuestas a la imagen del documento original. La fotocopia es de más baja resolución que la mayoría de los documentos; el polvo tiende a desprenderse del papel después de un tiempo, lo que la degrada. Por ello no substituye al original, y las copias de copias son de calidad rápidamente decreciente en cada copiado sucesivo. El fotocopiado se extendió de manera masiva en la década de 1970, al pasar de máquinas costosas que sólo podían ser adquiridas o rentadas por empresas grandes, a equipos medianos y pequeños accesibles para los pequeños negocios que las destinaban al uso propio, pequeños negocios de servicio de fotocopiado dispersos en las ciudades, o incluso en oficinas y hogares (Thomson, 2015). Algunas de las más célebres revelaciones de información de interés público mantenidas bajo secreto se hicieron usando fotocopias. Una de las revelaciones consideradas históricas, la de Daniel Ellsberg de los “Papeles del Pentágono”, que cambió el curso de la historia al final de la Guerra de Vietnam, fue hecha mediante fotocopias (GITELMAN, 2010). La imagen del “whistleblower”1 o revelador de secretos que pasa las noches sigilosamente en una oficina vacía, o auxiliado por sus hijos en la empresa de un amigo, fotocopiando documentos cuya revelación a la opinión pública será explosiva es ya un auténtico meme en el imaginario colectivo con-
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temporáneo, un héroe icónico. Más allá de la imagen, la revelación de secretos del gobierno de Estados Unidos alrededor de la guerra de Vietnam y el escándalo “Watergate” dio forma a las leyes y a las prácticas de acceso a la información. Una vez que el fotocopiado se volvió un proceso ampliamente conocido, las solicitudes de información pública se transformaron. Ahora, en lugar de obligar a las personas a ir personalmente a los archivos se volvió posible proporcionarles fotocopias de los documentos contenidos en éstos. Desde luego, la producción de fotocopias en respuesta a solicitudes de información requiere identificar plenamente los documentos, extraerlos de los archivos, y fotocopiarlos, lo cual expone a dichos documentos a maltrato por la manipulación y por la exposición a la luz. Si bien hay equipos de fotocopiado muy eficientes, capaces de producir miles de copias al día, la alimentación de originales y el cuidado del proceso limita la productividad del servicio e impone costos adicionales de material, renta, insumos, y personal. Una consecuencia adicional del uso de la fotocopia es la posibilidad de imponer un costo que debe cubrir el solicitante. Si bien las leyes en muchos países ordenan que el acceso a la información sea gratuito, este requerimiento se satisface haciendo gratuita la inspección de los registros y documentos “in situ”, pero cobrando tanto como sea posible por las copias. Aunque parezca que el costo de fotocopiar unas cuantas páginas puede ser absorbido por cualquier gobierno, el acumulado anual y el acceso a algunas solicitudes de información que pueden contener 80,000 páginas hace más razonable la imposición de una tarifa. El anverso de esta moneda es que muchas instancias imponen precios altísimos, en primer lugar para resarcir costos y generar ingresos, y en segundo lo hacen como una restricción artificial y discriminatoria al acceso. La escalabilidad del fotocopiado está limitada también por factores como el número de copias que se pueden producir por día en cada fotocopiadora, y el daño que se puede hacer a algunos documen39 Itos por fotocopiarlos o por lo que sucede en los preparativos para hacerlo, ya que se necesitan desensamblar expedientes y libros.