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4.10.Internet como agente de cambio revolucionario
5. No repudio: para algunas transacciones, necesitamos que quien las realizó no pueda negar que lo hizo, y por qué.
4.10. Internet como agente de cambio revolucionario
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Internet genera un cambio radical en el acceso a la información pública. No sólo amplía los alcances de los desarrollos anteriores y aumenta el alcance posible del acceso, sino que da lugar a una transformación extensa de las mentalidades, origina nuevas imaginaciones y concepciones. Y no lo hace una vez sino varias, en etapas sucesivas, con la aparición primero de las transferencias de archivos, después la de la Web, y posteriormente con la Web 2.0 (crecimiento basado en publicaciones de los propios usuarios y su relacionamiento a través de redes sociales ) y lo que hoy conocemos como Transformación Digital. Internet fue construida con base en un conjunto limitado de principios y objetivos de diseño, a saber (Clark, 1988) (con algunas modificaciones posteriores): 1. “Mejor esfuerzo” (obtener el mejor resultado posible con los recursos disponibles, considerando siempre falibles a todos los componentes), 2. Interoperabilidad, 3. Apertura, 4. Robustez, 5. “Punta a punta”, 6. Descentralización. De éstas deriva una séptima propiedad, la conocida como “innovación sin pedir permiso” (V. Cerf, 2012). Desde el punto de vista del derecho a saber, Internet, especialmente a partir de la Web, origina una situación que podemos abreviar como “si puedes, debes”: el gobierno debe publicar, adquiere la obligación de publicar, no tiene excusa para no publicar la infor56Tmación de interés público (Banisar, 2006). La enmienda a la ley de
transparencia en Estados Unidos emitida en 1996, conocida como e-FOIA, obliga a las entidades gubernamentales a publicar información en Internet y a responder a solicitudes de información no sólo con búsquedas en documentos sino específicamente en todos sus archivos electrónicos (EFF - Electronic Frontier Foundation, 2012), como se describirá en los párrafos siguientes. En su origen, Internet fue concebida para intercomunicar redes de computadoras; ello presupone que ya se interconectaban computadoras y se movilizaba entre ellas información digitalizada. Dos imaginarios (Flichy, 2007) se complementan en la concepción original de lo que se convertiría en Internet: en uno, se trata de acceder al poder de las computadoras para hacer cálculos y manipular datos, con una visión a futuro de delegar en ellas las funciones de la inteligencia, mientras que en otro se piensa más bien en que la computadora sea un complemento, un soporte, a la inteligencia humana mientras ayuda a las personas a comunicarse. Ambos imaginarios se han seguido desplegando hasta la fecha y todo indica que seguirán a futuro. El uso de Internet en los gobiernos fuera de los países “centrales” fue escaso al principio de la implantación de la red, mientras que en los de origen, como Estados Unidos, era un proyecto del propio gobierno impulsado a través de instituciones académicas y laboratorios de investigación. La primera adopción de Internet en países en desarrollo estuvo a cargo de las comunidades académicas, que la llevaron gradualmente a los servicios de los gobiernos, principalmente como medio de comunicación a través del correo electrónico y como medio de transferencia de archivos (Farivar, 2011). En 1991 la invención de la World Wide Web o WWW produjo una nueva transformación radical. La WWW es un sistema de publicación en Internet mediante un protocolo que permite describir hipertexto (combinación de texto, imágenes y otros medios) enlazado entre distintos servidores de cómputo, indicando las porciones de texto que conectan con otros sitios mediante un descriptor llamado URL (Unified Resource Locator) o URI (Unified Resource Identifier)
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según se trate de localización o identificación. En una interfaz gráfica, dar clic con el mouse de la computadora despliega el texto ubicado en otro sitio. Berners-Lee desarrolló el protocolo HTTP para la transferencia del hipertexto y el lenguaje HTML para su descripción. Si bien el lenguaje HTML es relativamente sencillo, los usuarios que no estén entrenados en su uso pueden producir páginas Web a partir de servicios disponibles en línea que proveen formatos flexibles y desarrollan el código en HTML a partir de indicaciones de los usuarios que sólo requieren ingresar el texto y otros contenidos que desean utilizar. Con la WWW producir y hacer pública la información era mucho más fácil para todos, industria, sociedad civil , banca, comercio, academia y eventualmente también gobierno. El crecimiento de la Web pasó por etapas; de un uso meramente informativo pasó al transaccional, en el que es posible no solamente acceder a información sino hacer operaciones que la modifican, como transferencias bancarias o pagos de impuestos. Gracias a estas capacidades surgieron innovaciones como el comercio electrónico al consumidor difundido masivamente a nivel mundial y la “experiencia de usuario”. No tardarían los ciudadanos en esperar del gobierno un nivel de interacción similar al del comercio para actividades frecuentes como la consulta de información e interacciones como el pago de impuestos y derechos. Sabiendo que esta información nace digital, los ciudadanos informados esperan que el gobierno la conserve y la haga pública también en forma digital, por supuesto a través de Internet. La proliferación de contenidos y sitios Web hizo imprescindible otra innovación, la búsqueda en Internet (en Web, para ser más precisos). Inicialmente algunos servicios hacían constantemente índices de los sitios Web publicados. Utilizaban palabras clave declaradas por sus creadores, y posteriormente empezaron a hacer búsquedas e índices de manera automatizada sobre el contenido mismo de las páginas. La innovación radical producida por los creadores del 58T buscador Google fue doble: inventaron una forma de jerarquizar los resultados de las búsquedas que presentara primero los resultados
más relevantes, y encontraron una forma de financiar este servicio mediante la colocación de anuncios relacionados estrechamente con el tema de la búsqueda. Con esto se logró que el pago por la publicación surgiera de una subasta entre anunciantes o sus agentes, en un tiempo imperceptible para los usuarios. A partir de entonces, por un lado volvieron posible el uso humano de la Web, en un océano de información inabarcable, y por otro lado generaron un modelo de negocios en el que la mayoría de los servicios que se ofrecen a través de la Web son gratuitos para el usuario final, merced al pago por publicidad que se hace sin que éste lo perciba. La masa de recursos financieros obtenida mediante esta venta de publicidad provee a las empresas exitosas fondos para financiar la innovación y la experimentación que superan con creces los de algunos países. De aquí, también, la aceleración de las innovaciones y diversificación de servicios en Internet, y que la Web se convierta por sí sola en una plataforma que hace invisible la complejidad de computadoras, redes, software, y proveedores de servicio que entran en acción cada vez que hacemos “clic” o saltamos a otro sitio Web. La presión sobre las leyes de transparencia y acceso a la información no se hace esperar. La “obligación de publicar”, el “principio de máxima publicidad”, conocen una nueva encarnación. Cuando la sociedad civil organizada y grupos con educación y conocimiento técnico coinciden, se vuelve inaplazable su demanda de acceso directo a la información. Convergen los imaginarios de Internet de acceso al poder del cómputo y de la socialización auxiliada por éste. La sociedad civil organizada, a través de lo que conocemos como OSC (organizaciones de la sociedad civil) u ONG (organizaciones no gubernamentales) deben parte de su prestancia actual a las tecnologías de información. De acuerdo con Shiraev y Zubok (Shiraev & Zubok, 2015) , son tres los factores que impulsaron la importancia y capacidad de intervención de las OSC (ONG en su texto): la transparencia de los gobiernos que facilita que las OSC los obliguen a rendir cuentas; la globalización, por la cual las OSC están atentas y
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ejercen más poder de vigilancia a violaciones de derechos en cualquier país; y las tecnologías de información a través de las cuales las OSC rompen los monopolios y silos de información de los medios tradicionales, sobre los cuales es más fácil que los gobiernos ejerzan control dentro de su territorio. Por otra parte, Internet facilita que las organizaciones recauden fondos, adquieran información, se comuniquen, coordinen, colaboren, y organicen proyectos de gran escala sin depender de gobiernos o grandes empresas. El acceso a servicios gubernamentales a través de la red ha sido un motor constante de su crecimiento. Por un lado, los gobiernos obtienen beneficios como ahorros, aumentos en recaudación, disminución de quejas, y contacto más cercano con los ciudadanos, mientras que por otro estos mismos beneficios atraen nuevos usuarios y aumentan la demanda de conectividad.