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de referencia, transparencia y derecho a saber

5. Entendiendo Internet y sus efectos: 6F, marcos de referencia, transparencia y derecho a saber

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La relación entre Internet y la sociedad es compleja, ya que por un lado Internet es producto de una sociedad determinada en el tiempo y en el espacio, y por otra parte, al ser una tecnología transformadora como lo hemos descrito, produce efectos profundos y duraderos en la sociedad. La relación es más compleja conforme pasa el tiempo: en tanto que Internet se constituye en un espejo de la humanidad, aunque haya empezado reflejando una parte virtuosa, con el paso del tiempo reflejará también los aspectos más negativos, aunque no todos de la misma forma. Como lo señala el autor Chris Bail (Bail, 2021), el efecto de Internet es más bien el de un prisma (o lente o espejo con múltiples curvaturas, para el autor del presente texto), que amplifica algunos aspectos de la sociedad y conductas mientras que oculta o minimiza otros en la imagen producida. La interacción Internet-sociedad cambia también con la evolución de la tecnología y con su difusión a sectores y países cada vez más diversos. Se pueden reconocer etapas claras primero con la aparición de Internet, después, con su apertura a todo público y en particular al comercio, y más adelante con fases como: la introducción de la WWW que permite un uso y una producción más accesibles a personas no entrenadas y da lugar al modelo de “prosumidor” (productor-consumidor); la Web 2.0, que más allá de la palabrería comercial es el uso de la Web para que la actividad dominante sea la motivada por el contenido generado por el usuario

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y la interactividad, explotada comercialmente o no, y finalmente la de las redes sociales en línea. En la etapa de expansión de la Web y sus servicios, John Seely Brown y Peter Duguid (Brown & Duguid, 1992) identificaron seis dimensiones a lo largo de las cuales Internet estaba produciendo transformaciones notables y rápidas, tanto en el comercio como en usos no comerciales. En los seis casos les era posible identificar la desaparición de una característica de las actividades, como su dependencia de lugar geográfico, de punto de contacto central, y otras. De ahí que dieran el nombre de “6D” a su marco de referencia, como sigue: 1. Desmasificación.– un cambio de la producción en masa a la individualizada; la observamos por ejemplo en videos que pueden ser vistos por cada espectador en lugar de todos asistiendo a un cine o sintonizando un programa de televisión simultáneamente. 2. Descentralización.– realización de actividades lejos de un punto central y sin necesidad de su coordinación centralizada; la observamos desde la construcción y acceso a la red, hasta el mismo fenómeno en el que no tenemos que acudir a una sala de cine para ver una película. También la observamos en la organización de actividades de la sociedad civil y en el comercio. 3. Desnacionalización.– actividades que dejan de estar ligadas obligadamente a la soberanía nacional, y pueden llevarse a cabo a través de la red bajo jurisdicciones diferentes de la aplicable por nacionalidad o ubicación a quienes las realizan. 4. Desespacializacion.– pérdida de la necesidad de un anclaje a un lugar geográfico común para las actividades, dando lugar al teletrabajo, las compras a distancia, las colaboraciones a distancia y las modalidades de la educación a distancia. 5. Desintermediación.– desaparición de intermediarios, obser64T vada por ejemplo en las compras directas al fabricante o productor de un servicio, sin intervención de agencias de viajes o

tiendas; acceso directo al conocimiento sin acceso a terceros como escuelas, maestros y bibliotecas. 6. Desagregación.– este fenómeno, en el que profundiza Cowhey al observar la modularización creciente de los componentes necesarios para la mayoría de las actividades humanas, consiste en la operación de múltiples piezas menores de un conjunto mayor que previamente se presentaba de manera integral. Internet nos permite, por ejemplo, tomar una sola clase en lugar de un curso completo o incluso una carrera completa, integrar un producto complejo de software (que puede ser una tienda electrónica, el sistema de control de recursos de una empresa o gobierno) tomando componentes de distintos sitios, o una asociación civil multinacional y multilingüe. En la práctica, estas tendencias no se cumplieron del todo, pero sí describen bien y originaron cambios muy importantes. Por ejemplo, si bien la desintermediación del comercio no ha sido total, sí es posible adquirir muy diversos servicios y bienes directamente con sus productores, y los intermediarios que subsisten en el mercado, o los que sustituyeron a los previamente existentes, han debido cambiar radicalmente la ecuación de valor. Volviendo al ejemplo de las agencias de viajes: las aerolíneas retiraron a las agencias la exclusiva de venta de boletos de avión, y las agencias que sobrevivieron a este cambio tuvieron que generar valor con la integración de paquetes de viaje, recomendaciones de alta calidad, etc. Por otro lado, surgieron nuevos intermediarios, como los sitios en línea para la compra directa de servicios de viaje (boletos, hoteles, o paquetes) que permiten comparaciones, aseguran precios bajos, o mejoran las condiciones como crédito, mínima anticipación para cancelaciones, etc. Podríamos decir que en los casos en que no se alcanzó una total desintermediación al menos se ha producido una radical “re-intermediación”. Estos cambios han ocurrido con rapidez vertiginosa en los negocios 65 Iy en la sociedad civil . En contraste, se reflejaron con lentitud en las funciones del sector público y por lo tanto aún más lentamente en el

acceso a la información pública, pero es incuestionable su efecto; por ejemplo, la desintermediación se observa en el acceso directo a servicios del gobierno sin acudir a gestores, en el acceso directo a los debates del poder legislativo, y en la expectativa de que el acceso a la información pública esté disponible directamente en el gobierno, incluso sin mediar solicitud. La desespacialización se observa en el tránsito de trámites en ventanilla a trámites en línea, y así sucesivamente. La evolución de Internet y de la sociedad ha dejado un tanto obsoleto este esquema y en años recientes hemos buscado uno que lo sustituya para poder entender y dirigir los procesos de cambio en negocios, academia, gobierno y sociedad en general. En este nuevo esquema, además, partimos de una doble negativa a modelos extremos: ni todo lo que ocurre en Internet es absolutamente original y sin precedente, ni todo lo que ocurre en Internet es una simple extensión de lo que la humanidad tiene y hace fuera de Internet o antes de la creación de Internet, es decir, ni dualismo o excepcionalísimo digital, ni una actitud para la que “nada es nuevo bajo el Sol”. En la traducción de conductas entre la forma que toman en línea y la preexistente o fuera de línea hemos identificado 6 factores que nos permiten analizar los cambios e incluso cribar nuevas propuestas para constatar su compatibilidad con Internet y en caso de no haberla, o no ser plena, identificar qué más se tiene que hacer para la compatibilidad o qué riesgos quedarán latentes. En paralelo la Internet Society ha desarrollado una “Caja de herramientas de evaluación del impacto en Internet” (ISOC - Internet Society, 2021) para políticas públicas y leyes que cumple un fin similar y que discutiremos en forma breve más adelante. En los párrafos siguientes se describe un marco de referencia elaborado por el autor del presente libro, para refinar este tipo de análisis, al que ha denominado “Marco de Referencia 6F” por constar de seis factores. El objetivo de este marco de referencia es la disección de la relación entre fenómenos observables en Internet o

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el ciberespacio y sus correlatos, cuando los hay, fuera de Internet o bien, existentes desde antes de la creación de Internet. El marco de referencia 6F, como se explica de nuevo más adelante, expone que en la mayoría de los fenómenos sociales contemporáneos observados en Internet hay componentes propios de Internet y componentes que podemos identificar en conductas humanas fuera de la red. Estas conductas y sus motivaciones pueden ser socialmente aceptables o condenables; puede tratarse de los impulsos solidarios y filantrópicos o de las conductas antisociales y delictivas. Por su parte, como hemos descrito, Internet aporta cambios revolucionarios y disruptivos y provee de una plataforma de innovación social a una escala y una velocidad nunca antes vistas. Nuestro argumento es que detrás de muchas –si no es que todas– estas innovaciones se encuentra una conducta o al menos una motivación que podemos identificar con las ya conocidas. Así, el impulso detrás de los grandes proyectos colaborativos es un impulso humano fundamental hacia la cooperación, y el motivo detrás del delito cibernético no difiere del que mueve a los delincuentes en nuestro espacio físico común. Por supuesto la combinación de estas conductas conocidas con el poder disruptivo de Internet da lugar a transformaciones profundas. No se pueden analizar ni por las puras conductas preexistentes ni por los efectos de Internet en forma aislada. La combinación de unos y otros da lugar a los nuevos fenómenos; el análisis por separado permite aplicar tanto incentivos positivos como regulaciones y leyes disuasivas con mayor efectividad y realismo. En la aplicación de tecnologías al derecho a saber, y en la evaluación subsecuente, estos marcos de referencia permiten orientar el diseño, la medición, el alcance, y la retroalimentación de los proyectos. Como veremos a continuación, el primer factor que tomamos en cuenta es el escalamiento masivo que permite o produce Internet, incluyendo efectos de red que llevan el escalamiento no sólo más allá de lo lineal sino a un potenciamiento mayor y que puede darse en plazos brevísimos. 67 I

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