Diumenge 27 de desembre de 2015 — 18:30 h — Auditori Plana de l’Om
Qué difícil es ser un Dios ARGUMENT
U
ns científics són enviats al planeta Arkanar, on la civilització s’han encallat en una edat mitjana de misèria i depravació. Un dels investigadors afirma que es fill d’un déu i deambula per una terra atapeïda de fang i deformació. COMENTARI (1)
Cartell de la pel·lícula
FITXA TÈCNICA Director: Guió: Novel·la: Fotografía: Productor: Música: So: Diss. producció: Vestuari: Maquillatge: Muntatge: Durada: Nacionalitat: Any: Format:
Aleksey German Aleksey German, Svetlana Karmalita Arkadiy Strugatskiy, Boris Strugatskiy Vladimir Ilin, Yuri Klimenko Viktor Izvekov, Rushan Nasibulin Viktor Lebedev N. Astakhov Sergei Kokovkin, Georgi Kropachev, E. Zhukova Yekaterina Shapkaitz Olga Izvekova, N. Ratkevich Irina Gorokhovskaya, Maria Amosova 177 min (170 min.; 35mm, B&N) Rússia 2013 Digital
FITXA ARTÍSTICA Leonid Yarmolnik, Aleksandr Ilyin Jr., Yuriy Tsurilo, Yevgeni Gerchakov, Aleksandr Chutko, Oleg Botin, Dmitri Vladimirov, Laura Lauri, Pyotr Merkuryev. FILMOGRAFIA 1971 1976 1984 1998 2013
Proverka na dorogakh (Trial on the Road) Dvadtsat dney bez voyny (Twenty Days Without War) Moy drug Ivan Lapshin (My Friend Ivan Lapshin) Khrustalyov, mashinu! (Khrustalyov, My Car!) Trudno byt’ bogom (Hard to Be a God) (renamed from “History of the Arkanar Massacre” to “Hard to Be a God”)
Qué difícil es ser un Dios
DIRECTOR
G
ALEKSEY GERMAN
Nascut a l’any 1938, fill d’un reconegut escriptor i guionista, German va fer el seu debut en la direcció el 1967 i, a partir d’allí, només va poder realitzar sis pel·lícules, l’última d’elles acabada després de la seva mort pel seu fill. I és que la relació de German amb la indústria del cinema soviètic sempre va ser problemàtica. Els seus films, en la seva major part ambientats durant l’estalinisme o la segona guerra mundial, van renunciar al to èpic i a la visió heroica que eren moneda comuna i requisit en el cinema del període. Va retratar al seu país i la seva història sota una mirada crítica, en relats on no hi ha herois ni anti-herois i on la noció mateixa de l’heroi és presa amb ironia. A causa de la seva particular visió, les seves pel·lícules van ser censurades, estrenades a deshora i sense repercussió. Castigat per les autoritats soviètiques i ignorat per la crítica i el públic occidental, Aleksei German va
aconseguir una reivindicació tardana però reivindicació a la fi. Així, en els seus últims anys va començar a reconèixer la seva enorme influència en posteriors generacions de directors soviètics i russos. Per quan va morir, el 2013, ja havia passat de ser pràcticament un desconegut a ser considerat una de les principals figures del cinema rus i exalçat per alguns historiadors com la més important i original.
Aleksey German
Una pel·lícula única i ambiciosa davant la qual pocs espectadors quedaran indiferents. Qué difícil es ser un dios va ser rodada i muntada durant tretze anys, de forma quasi obsessiva, pel cineasta rus Aleksey German, encabotat a representar l’Edat Mitjana en tota la seua abjecció i brutalitat, sense concessions a la comoditat del públic. Es tracta de l’èpica adaptació d’una novel·la de ciència-ficció escrita pels germans Arkadi i Borís Strugatski en 1964, que es va interpretar en el seu moment com una metàfora de la impotència de l’intel·lectual sota un estat totalitari. La pel·lícula pòstuma de German —que va morir en la fase de muntatge— és una immersió en la barbàrie medieval a través d’una ambientació extremadament realista, magistrals plans seqüència i una crua fotografia en blanc i negre; una experiència sensorial, si més no, intensa. Filmoteca de València
COMENTARI (2)
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años le llevaron a Aleksei German elaborar esta titática obra llamada Qué difícil es ser un Dios (Hard to be a God). Y encima el pobre ni pudo verla estrenada, pues murió en febrero de 2013, incluso aún sin terminar de montar la película, la cual fue terminada según las detalladas instrucciones que dejó el difunto por su mujer (y co-guionista) Svetlana Karmalita e hijo Aleksei German Jr. German padre, en 43 años de carrera sólo llegó a realizar 6 películas (con la que nos ocupa) incluyendo su debut, codirigido con Grigory Aronov. Y es que la censura le tuvo siempre en el punto de mira, hasta el punto de que la idea de hacer la película que nos ocupa se remonta a 1968, cuando empezó a escribir el guión, pero la entradas de las tropa soviéticas a Checoslovaquia dictaminaron la prohibición de dicho guión. Qué difícil es ser Dios es una novela de ciencia ficción muy reputada de los hermanos Strugatski, en la cual se basa la película. Incluso ya hubo una fallida adaptación a la gran pantalla de ella en 1989 que se tituló El poder de un Dios, a cargo de Fleischmann. Pero no es la única novela de los Strugatski que da juego en la gran pantalla, pues una de las películas más emblemáticas de Tarkovski, Stalker, está inspirada en la novela ‘Picnic extraterrestre’. En cualquier caso, el trabajo de German trasciende novela o cualquier semejanza con Juego de tronos por su ambientación. Qué difícil es ser un Dios es
Qué difícil es ser un Dios
un proyecto único y ambicioso como ningún otro, rozando incluso lo enfermizo con tal de ser lo más realista posible. Esto engloba, por ejemplo, crear las espadas o armaduras tal y como se forjaban en aquella época, rodar en el castillo Tocník de la República Checa o la búsqueda personal de todas y cada una de las personas que salen en pantalla en la película, por pequeño que sea su papel, por el propio Aleksei. Como podéis ir comprobando, no estamos ante una película común, así como tampoco deberíamos lanzarnos a su visionado así a la ligera, sin ir antes un tanto prevenidos. No estaría de más conocer un poco a su director, su forma de rodar e ideas, para lo que podría venir bastante bien este fabuloso escrito de los compañeros de Hacerse la crítica, pero en resumidas cuentas, a los 170 minutos que dura el ejercicio hay que tenerle en cuenta que predominan los planos secuencia (lo que dilata enormemente su ritmo) y que la historia queda relegada a un segundo plano en pos de la ambientación y la experiencia sensorial. Y todo esto, para representar una Edad Media (supuestamente en un universo alternativo, lo que le confiere una capa extra a la distopía) brutal, sórdida, putrefacta y sin concesiones de ningún tipo. Llvuvia incesante, barro y heces por doquier, tripas y desmenbramientos, vómitos y máquinas de torturar propias de un museo de los horrores, todo en un inmaculado blanco
y negro de hipnótica belleza, con cámara en mano que se pasea por los escenarios, con personajes deambulando por un escenario tridimensional sin necesidad alguna de gafas, simplemente con una grandiosa planificación milimétrica de su director. Es una película incómoda, pesadillesca, extrañísima, pero a su vez tiene ese algo que atrapa y que denota genialidad. Quizás recomendaría, siempre que sea posible, tomarse un descansillo a mitad de peli, de unos quince minutos o así, como en los interludios de los grandes clásicos, para tomar aire, despejar la mente, descargar la vejiga... lo que requiera tu cuerpo y mente para proseguir su visionado en las mejores condiciones. Y es que puede costar acabar su visionado, bien por su duración, su ritmo, prácticamente nula historia o simplemente por la brutalidad de sus imágenes, pero merece la pena, pues es un cine que no se ve todos los días. Créeme. Es muy probable que vivir en la Edad Media fuera muy parecido a lo que se vislumbra en Qué difícil es ser un Dios, y no las bellas e idealizadas gestas medievales románticas que hemos adorado. Y también es muy probable que, de existir un infierno, se pareciera a esto. No apta para todos los paladares, pero seguro que el buen cinéfilo sabrá deleitarse con el enorme trabajo realizado por German. criticasen8mm.com