El misterio de la nariz perdida, Nikolái Gógol

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El

misterio de la

nariz

perdida

Green Aria: la รณpera de las fragancias Nasevo: el artista que confunde color con olor Hueso de canguro: el primer ornamento nasal



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cultura

Aromas

de la

Para oler

A

mejor

más y

partir de la adultez, la mayoría de las personas visitan al oculista, al menos una vez al año, para controlar el estado de su visión. Pero no existe el mismo celo para el cuidado del olfato. ¿Nos estaremos perdiendo la posibilidad de oler más y mejor? Tal vez alguna respuesta a esa pregunta se esconda en la búsqueda musical de la ópera-olfativa Green Aria y en la propuesta de las obras artístico-aromáticas de Nasevo. Y si hubiera visitado preventivamente un otorrinolaringólogo, quien dice si el mayor Kovaliov, el personaje creado

por Nikolái Gógol, no hubiera evitado la pérdida de su nariz. ¿Y qué les habrían recomendado los viejos galenos a los habitantes de las antiguas civilizaciones australianas que se hacían piercings nasales con huesos de canguros? Estas páginas no alcanzan para cuidar la nariz. Sin embargo, leerlas pueda activar memorias olfativas, nos puede ayudar a recordar alguna fragancia de la infancia o alguna esencia fresca que nos impulse a disfrutar de un buen momento. Pasen, lean y huelan.


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ARQUEOLOGĂ?A

Hueso de canguro

El

primer

nasal

ornamento


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Los huesos que perforaban la nariz de los miembros de las culturas autóctonas australianas tienen una larga historia y hasta no hace mucho era muy fácil verlos en algunos poblados. Sin embargo, no en todas las comunidades tenían el mismo significado.

E

l piercing nasal hoy parece una moda juvenil novedosa en buena parte de occidente. Sin embargo, se trata de un viejo ornamento que ya estaba presente en las culturas milenarias. De hecho, un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de Australia descubrió una pieza de hueso que data de 44.000 años de antigüedad cuyo fin aparente era adornar la nariz. Para los arqueólogos se trata de la joya más longeva que haya pertenecido a un homo sapiens de la que se tenga conocimiento en la actualidad. La pieza, de trece centímetros de largo y confeccionada con un hueso de canguro, fue encontrada por el equipo de la arqueóloga Sue O´Connor en 2016 dentro un refugio rocoso de la región de Kimberley, en el occidente australiano. Uno de los grandes debates que se dio entre los investigadores

tras el hallazgo fue si el objeto era en verdad una joya o una aguja de costura u otro instrumento punzante. O´Connor cree que se trataba de un ornamento nasal debido a la comparación realizada con objetos similares utilizados por pueblos originarios australianos en los siglos XIX y XX. Los patrones de desgaste de la pieza hallada y su forma se asemejan bastante a las joyas utilizadas en tiempos más recientes. Según las investigaciones arqueológicas, los australianos trajeron las técnicas de tallado desde África pero en vez de utilizar el marfil, emplearon los huesos de canguro que eran fáciles de obtener en esa zona. ¿Por qué, entonces, el ornamento nasal más antiguo hallado en África solo data de 15.000 años? Algunos sospechan que existían desde mucho tiempo antes, pero que fueron confundidos con punzones o agujas. Los huesos que perforaban la nariz de los miembros de las culturas autóctonas australianas tienen una larga historia y hasta hace no mucho era muy fácil verlos en algunos poblados. Sin embargo, no en todas las comunidades tenían el mismo significado. En algunas, por ejemplo, se los empleaba en ocasión de celebraciones especiales, en otras eran patrimonio exclusivo de los ancianos y estaban aquellas poblaciones que cualquiera podía utilizarlo como ornamento, sin restricciones etarias. ¿Qué habrá significado el adorno encontrado por O´Connor?. ♦


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LITERATURA

Nikolái Gógol

El

misterio de la

A

nariz perdida

lgunos se miran al espejo y se angustian por sus arrugas, por sus canas o por la constatación del lento pero inexorable paso del tiempo. Pero el mayor Kovaliov tenía otros motivos para desesperarse cuando veía su propia imagen: un día, al despertarse, advirtió que desapareció su nariz. Kovaliov es el protagonista del cuento La nariz, escrito por el ruso, de origen ucraniano, Nikolái Gógol en 1836 y reversionado en este siglo por el italiano Andreas Camillieri. El militar está obsesionado por ascender socialmente y sueña con ser gobernador o, al menos, logar un matrimonio ventajoso que le permita una mejor vida material. Para un caballero con clase como él, de afamada vida social, la pérdida de la nariz le resulta una situación catastrófica. Por eso, superado el desconcierto, deambula por San Petesburgo intentando encontrarla. Para su sorpresa, pronto la descubre caminando por las calles, pero ataviada con un uniforme de mayor status que el suyo.

El cuento, que causa alguna reminiscencia con La metamorfosis, de Franz Kafka, utiliza el absurdo y el humor filoso para criticar a la sociedad de entonces. Esa quizá sea la virtud más valiosa del texto de Gógol: utiliza un relato delirante y grotesco para describir la más pura realidad. La nariz no es otra cosa que una caricatura sobre una sociedad llena de vanidad y ambición, en la que la que priman las apariencias y la competencia despiadada para lograr el ansiado ascenso social. En ese camino, el relato muestra, con mucha mordacidad, una galería de personajes muy característicos de la Rusia de la época, plagada de desigualdades e injusticias. Con esa combinación, en dosis casi perfectas de fantasía y realismo, mezcladas en un relato ágil, directo, divertido y sencillo, Gógol se transformó en un clásico y en un mojón de la literatura moderna. ♦

El cuento, que tiene alguna reminiscencia con La metamorfosis, de Franz Kafka, utiliza el absurdo y el humor filoso para criticar a la sociedad de entonces. Esa quizá sea la virtud más valiosa del texto de Gógol: utiliza un relato delirante y grotesco para describir la más pura realidad.




MÚSICA

Green Aria

La de los

ópera

aromaſ


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as nuevas tecnologías modifican día a día la manera de comunicarnos y también de expresarnos. A partir de ellas, el artista Stewart Matthew, el prestigioso perfumista Christophe Laudamiel y los compositores Nico Muhly y Valgeir Sigurdsson crearon una obra musical en la que las fragancias son las protagonistas. Green Aria: la ópera de los aromas resultó una inédita combinación de acordes y esencias. El estreno internacional de este nuevo formato aconteció en mayo de 2019 en el Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York y de allí se trasladó en octubre del mismo año al Museo Guggenheim de Bilbao. Para realizar esta experiencia, los auditorios debieron instalar una tecnología

novedosa, una especie de “micrófonos de aromas” en cada butaca, sincronizados a través de un software para que emitan una esencia determinada (olor a tierra, a acero, a metal) en el momento exacto en que lo requería el sonido. La ópera de los aromas reúne a veintitrés fragancias que representan a otros tantos personajes. En una sala sumergida en penumbras, durante media hora, el público recibe estímulos simultáneos mediante los sentidos del oído y el olfato, con una narrativa (esta vez sin cantos de sopranos ni tenores) que recorre a través de los aromas la historia de la humanidad, desde sus orígenes hasta nuestros días. Para el habitué de la ópera representa un verdadero desafío, dado que

[…] crearon una obra musical en la que las fragancias son las protagonistas. Green Aria: la ópera de los aromas resultó una inédita combinación de acordes y esencias.

debe abandonar el tradicional formato audiovisual para entrar en un modelo artístico innovador: el audiolfativo. En Green Aria, el guión de aromas embebe a los espectadores de asociaciones significativas que complementan la música. Lo que ni el programa ni los creadores del espectáculo aclararon es qué pasa con aquellos espectadores que acostumbran a perfurmarse de manera intensa. ¿Se los integra y se los considera parte de la interacción artística? ¿O se constituirán en una verdadera herejía para la composición original?. ♦


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PLĂ STICA

Nasevo

que

artista

confunde olor con El

color


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a mezcla de la palabra naso con las iniciales del nombre Ernesto Ventós Omedes da como resultado Nasevo, el pseudónimo de un artista-perfumista que colecciona obras de arte para apreciarlas con… el olfato. Nasevo también es conocido como “El hombre nariz” o “El artista que confunde color con olor”. Nacido en Barcelona en 1945 y sordo desde la infancia, creció rodeado de envases de fragancias, como la menta, la lavanda y –su preferida– la naranja. Siguiendo los pasos de su padre, se desarrolló como empresario perfumista, tras formarse en las industrias del ramo de Suiza y en la ciudad francesa de Grasse, la capital mundial de las esencias. En 1978, la Fundación Miró le pidió una serie de fragancias para acompañar la exposición “Sugestiones Olfativas”. La propuesta le entusiasmó tanto que, a partir de ese momento, Nasevo también comenzó a construir una colección de arte, centrada en esculturas pero que

también incluye pinturas y audiovisuales. Su criterio de selección de las obras no era habitual: elegía aquellas que, por alguna razón, despertara su memoria olfativa. Su acervo artístico, cuya dirección y conservación están a cargo de Cristina Agápito, comenzó a ganar fama y prestigio y a su colección se la bautizó con el nombre “Olor Visual”. A medida que se iba vinculando con el arte, Nasevo se fue atreviendo a más. Así fue que en 2002 decidió dar otro paso y saltar del coleccionismo a la creación plástica, y en 2005 realizó su primera muestra en Palma de Mallorca. Desde entonces, realizó casi una decena de exposiciones. Para él, el proceso de invención de una fragancia no dista demasiado del de creación de una obra plástica. Como no podía ser de otra manera, sus trabajos artísticos tienen una temática predominante: la nariz. Las hay de todos los colores, tamaños y formas. También de los más diversos materiales

Los olores –dijo alguna vez Nasevo– son distintos para cada uno. Para mí, los barrios de Barcelona a veces huelen a surrealismo, a veces a cubismo o a arte abstracto. Los olores del barrio son los de nuestras experiencias.


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y, por supuesto, de los variados olores: las obras de Nasevo no solo se miran, también se huelen. En síntesis, se trata de un artista que ve todo a través del olfato: “En la vida todo tiene un aroma”, sentencia con frecuencia. “Los olores –dijo alguna vez Nasevo– son distintos para cada uno. Para mí, los barrios de Barcelona a veces huelen a surrealismo, a veces a cubismo o a arte abstracto. Los olores del barrio son los de nuestras experiencias. A mí, cada instante me huele a algo distinto:

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al tiempo en el que vivía con mis hermanos, a cuando corríamos por el campo, a la tisana de mi abuela. Más que a una cosa concreta, la memoria olfativa corresponde a momentos vividos. Y no siempre los momentos más gratos se corresponden con olores socialmente agradables. A mí el olor que más me gusta es el del estiércol de la montaña. Es muy especial, porque me recuerda momentos muy felices.” Como dice el dicho popular, sobre gustos (y aromas) no hay nada escrito. ♦




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