M O N O G R Á F I C O
VIERNES, 21 NOVIEMBRE 2014
E S P E C I A L
LA VANGUARDIA 1
ENTREVISTA PÁGINA 4
DÍA D. PÁGINA 08
El Dr. Manel Esteller mantiene que la inversión en investigación podría doblarse “y no pasaría nada”
Un gramo de calcio al día, acompañado de vitamina D, ayuda a prevenir la osteoporosis
NÚMERO 29
LA DETECCIÓN PRECOZ DE LOS SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD –FIEBRE, DOLOR DE CABEZA...– FACILITA EL CONTROL DE LA PROPAGACIÓN DE LOS VIRUS J. BALMES
Enfermedades
VIAJERAS El cambio climático y el ‘boom’ del turismo abonan el terreno para la llegada del dengue y el chikunguña, transmitidos por el mosquito tigre Néstor Bogajo
D
engue y chikunguña son aún enfermedades exóticas, pero están llamadas a dejar de serlo. La expansión del mosquito tigre –el vector que las propaga– y el incremento de los viajes a zonas afectadas son factores que aumentan las probabilidades de que empiecen a darse brotes autóctonos.
Volando es algo torpe –apenas se aleja 150 metros del lugar en el que nace–, pero se reproduce con una facilidad pasmosa: un poco de agua estancada en una pequeña maceta o en un discreto imbornal es suficiente para que las larvas del mosquito tigre (Aedes albopictus) lleguen a buen puerto. Oriundo del sudeste asiático, ha visto en los últimos años cómo las condiciones climáticas de la Península Ibérica –con más lluvias y un incremento de las
temperaturas– cambiaban y favorecían su expansión. Por ahora llaman la atención por sus picaduras –algo más molestas y dolorosas que las de los mosquitos de toda la vida–, pero los expertos creen que no pasará mucho tiempo antes de que empiecen a hacer de las suyas como vectores transmisores de enfermedades. Los científicos señalan al dengue y el chikunguña como las principales virosis candidatas a instalarse en Catalunya
en un futuro cercano. Son enfermedades tropicales, cuya sintomatología es muy inespecífica –fiebre, dolor de cabeza, fatiga…– y para las que no existe vacuna ni tratamiento concreto –se suelen combatir con antitérmicos y antiinflamatorios–. El chikunguña, originario de África, viene acompañado de un componente importante de dolor articular, mientras que el dengue –cuya procedencia no está tan clara, pero que gozó de una buena oportunidad para propagarse durante la Segunda Guerra Mundial– se caracteriza, en el peor de los casos, por las complicaciones hemorrágicas. ESTAR ATENTOS, PERO SIN ALARMARSE Las defensas del cuerpo son capaces en ambos casos de controlar y eliminar la enfermedad. El virus tiene un período corto de incubación y de sintomatología, que deja más o menos baldado al enfermo durante días o semanas, según el caso. Ambos virus tienen baja letalidad. “Es importante no alarmar, aunque eso no significa que no haya que focalizar el
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