6 dos veces para salir de casa. La puerta se convirtió en un límite entre la zona segura del hogar y el caótico exterior. Claramente uno de los elementos que más nos ha ayudado a evadirnos ha sido la ventana. Esta era el contacto con exterior, y gracias a ella veíamos la calle en la que jugábamos de pequeños, en la que tantas veces nos caímos con la bicicleta. A través de ella hemos intentado buscar algo de inspiración para seguir estudiando. La ventana nos daba pequeñas dosis de realidad, ya presente o pasada, que nos ayudó a continuar.
Figura 1: Imagen 2: dibujo de elaboración propia, 2020
HABITANDO EL RECUERDO: EXPERIENCIA 3 En Arganda del rey, al sureste de la comunidad de Madrid,. Abril 2020.
Despierto... todo negro, me levanto corro la persiana, luz, claridad. Observo el entorno desde la ventana, tan solo un día más, no muy diferente al día de ayer, ni seguramente que al de mañana. Empezamos a ser esclavos de la monotonía y aun con las condiciones por las que estamos pasando, no dejamos aparte esa “sociedad del rendimiento” de la que habla el autor ByungChul Han en -La sociedad del cansancio-. Con todo esto, llegamos a un punto de evasión donde aparece el aburrimiento profundo, el punto álgido de la evasión espiritual en el cual “nos envolvemos a soñar [...] y nos encontramos en casa” (Walter Benjamin) y entonces, es cuando aparecen los recuerdos. En ese mismo espacio, donde se han reducido mis límites y se ha ampliado mi tiempo, empiezo a recuperar mi pasado. Y recuerdo.