Club de Lectores 34 - Invierno 2010

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Que el

México D. F. Invierno de 2010. Año 10 Número 34

lector se emocione con la lectura

Rebeca Orozco Atención a clientes: 01 800 001 5337 / www.clublectores.com

En una mañana de bullicio citadino llegamos a la colonia Condesa, en la capital mexicana, a un departamento soleado, lleno de recuerdos, objetos cargados de significados, libreros llenos de libros y un ambiente acogedor. Compartimos con nuestros lectores la plática con la escritora Rebeca Orozco que nos cautivó con relatos de anécdotas y experiencias.


Que el

lector se emocione con la lectura por Virginia Krasniansky

Rebeca Orozco Rebeca ¿en qué te inspiras para escribir tus cuentos y novelas?.

blerinos y fantasmas revolucionarios.

mite en tu libro ser conocida de una manera diferente?

Mi tema favorito es México. Yo estudié la carrera de ciencias de la comunicación, porque siempre me atrajo el periodismo y de adolescente hacía letras de canciones. También hacía guiones para radio y televisión.. Todo esto viene por el amor a la palabra, el sonido, la forma, todo lo que se puede decir; el ritmo, el sonido y hasta el color de la palabra.

Rebeca, te dieron una beca para escribir ¿verdad?. Si, me dieron la Beca del Fondo de la Cultura y las Artes del Estado de México para escribir la novela sobre La Corregidora. A partir de que escribí un libro sobre Josefa Ortiz de Domínguez para niños esta mujer me cautivó y escribí Tres golpes de tacón.

Mira, cuando yo era niña leía que la historia de la Patria estaba basada en fechas en acontecimientos, en héroes intocables, perfectos, que no se equivocaban, que no sentían, que no tenían amores, ni amantes.

Escribía para programas de niños, y a partir de esto una amiga Claudia Burr me invitó a la editorial Tecolote a hacer libros para niños. Esto permitió que buscara un estilo para poder trasmitir a los niños historias y cuentos. La escritura es esencial en mi vida. Paralelamente a la escritura para niños comencé a escribir para adultos. Mi primera novela se llamó Entre Coyoacán y Amores. Fue una novela sobre la vida de mis abuelos que tenían un restaurante frente a los estudios de cine y sucedía en los años cuarenta. Allí iban los actores y actrices de cine, que eran estrellas de la época como Pedro Infante y María Félix entre otros. Un hermano de mi abuela o sea mi tío abuelo, Roberto Gavaldón también llevaba a su amigos; allí se conocieron mi padres. Todo lo que escribo es sobre México, su cultura, arte, historia y costumbres. Cuando vivía en Metepec escribí un libro Azul rey, Azul reina, editado por el Instituto de Cultura Mexiquense en el año 2002 sobre las festividades mexicanas y personajes creados por mí. Allí describía en diferentes cuentos ambientes pue-

Doña Josefa, una mujer que en la época en que vivió, fue realmente sorprendente y pensé que tenía que escribir una novela para adultos sobre su vida; la investigación me llevó 5 años. A ti te importa destacar la identidad mexicana y sobre este tema ¿qué mensaje quieres dar?, ¿qué quieres resaltar?.

Yo quiero contar anécdotas e historias para acercar al personaje de la historia y que el lector tome café con Doña Josefa, que no la vea solamente en un monumento de piedra. Yo quiero que sea de carne y sueños, decía un amigo escritor. Para poder llegar a esa identidad nacional no necesitamos acercarnos a los seres intelectualmente o de manera rígida como seres inalcanzables, sino más cotidianos, por sus costumbres o por sus hábitos. El lector puede encontrar similitudes por medio de textos amenos y cotidianos. Nuestra identidad está en nuestro pasado y también en nuestro presente. Muchas de las costumbres de la colonia persisten actualmente.

Fíjate, yo trabajé en el Instituto Nacional de Bellas Artes en una época en que se hablaba mucho de la identidad nacional. Asistí a una que otra ciudad para escuchar pláticas sobre el tema y nos preguntábamos cómo ser mejores y así poder hacer algo por el país. Queríamos conocer sobre sus virtudes y defectos.

Creo que hay una corriente de escritores que se acercan más a los personajes de la historia para hacerlos ver más humanos y sentirlos más próximos mostrando las facetas humanas de los héroes.

Yo lo que quiero es que el lector se emocione con la lectura; que los textos reflejen la identidad nacional, que la literatura emocione.

Cuando yo comento sobre un libro lo primero que digo es lo que el libro me hizo sentir. ¡Cómo lloré cuando leí tal libro!. En un texto que dice: “el cocodrilo era maravilloso”, mostrar que me hizo vibrar. Ver la parte lúdica de las lecturas. Trasmitir lo que los personajes de los libros hacen y también jugar con ejercicios que sean todo lo contrario de lo que ellos hacen en los libros. En los talleres que doy los niños tienen ideas increíbles y les ponen finales diferentes a las historias. Y eso es muy divertido

En esto que dices que el lector se emocione, en esta manera menos solemne ¿se puede conocer mejor a los personajes que hicieron o construyeron nuestra patria?. En el estereotipo que tenemos de los próceres: serios, responsables, austeros, autoritarios; esta mujer, Josefa Ortiz de Domínguez, vanguardista de su época, rebelde, ¿per-

¿Qué mensaje podrías dar a los maestros sobre la lectura y los sentimientos que ésta produce para que así ellos trasmitan a sus alumnos y los contagien del gusto por la misma?

Rebeca, ¿tú crees que con los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución se puede aprender y tener un


interés mayor en los temas históricos y si éstos facilitan o no, el conocimiento de la historia? Yo pienso y siento que el hablar de todos estos temas, el ver cómo se va a festejar el 16 de septiembre, o cómo se va a hacer tal programa o entrar a una librería y ver más libros de historia, sí, está moviendo algo y está haciendo reflexionar. Sí, hay que festejar los grandes momentos de la historia; las formas no me interesan tanto, los modos son elecciones individuales. ¿Cuál es el papel de la mujer en la historia y qué admiras tú de Doña Josefa? Yo admiro su valentía; es que se necesita ser muy valiente para haberse enfrentado a un virreinato y a un poder de tres siglos y conspirar. Este libro ha provocado interés y se ha permitido comentar en diferentes círculos de lectura. Varias señoras se han preguntado cómo una mujer con 14 hijos se arriesgaba tanto y arriesgaba a su familia. Lo importante es que Doña Josefa fue una mujer que actuaba como pensaba era muy valiente y liberal. En Doña Josefa están también las mujeres de mi familia que admiro mucho: mi abuela, mi madre, mis hermanas. ¿Qué te ofrecen los libros? Un libro te da imágenes, color, paisajes, te permite ir a otro tiempo. Puedes conocer a diferentes personajes y sus sentimientos, te da tolerancia en la vida cotidiana y una comprensión de cómo son los demás en la vida real. Los maestros van a tener elementos para acercarse a sus alumnos; entender que hay que personalizar la educación, y así va a surgir espontáneamente el deseo por la lectura.

Rebeca Orozco / ilustraciones Menena Cottin Arca de valores En las páginas de este libro descubrirás algunas escenas sorprendentes de la convivencia de los animales y su gran parecido con los seres humanos. Es una estupenda lectura. 22 págs. Nº 341029 95 puntos

Rebeca Orozco / Lucho Rodríguez ¡Conócelos de cerca! Animales de México Pequeños e imaginativos cuentos con ilustraciones hechas para que la imaginación infantil se recree en las formas de los animales y su conducta. Nº 341024 139 puntos

Rebeca Orozco / Tachi Detrás de la máscara Máscaras de México En México existen infinidad de máscaras, realizadas por verdaderos artistas. Tienen que ver con nuestras tradiciones. Todas las máscaras de este libro han contribuido a la transformación mágica de su danzante. ¿Qué historias ocultan? ¿De dónde vienen? Son misteriosas y tienen algo de sagradas. Nº 341019 149 puntos

Rebeca Orozco / Elías Fermón Escarabajos ¡Conócelos de cerca! Casi ninguna especie en la Tierra es tan abundante como los escarabajos. De todos tamaños y colores, están aquí para que los niños disfruten. Nº 341023 97 puntos

Rebeca Orozco Tres golpes de tacón Tres golpes de tacón narra la apasionante vida de doña Josefa Ortiz de Domínguez, mujer de avanzada. Ésta es una novela imprescindible para reconstruir la verdadera historia de México. 239 págs. Nº 459001 198 puntos

Burr Claudia / Orozco Rebeca Doña Josefa y sus conspiraciones Doña Josefa Ortiz de Domínguez, atrapada en un billete del siglo XX, recuerda los acontecimientos de la época de la Independencia. Los textos están inspirados en cartas escritas por ella misma y otros testigos de la época. 32 págs. Nº 341008 65 puntos

María Cristina Urrutia / Rebeca Orozco La batalla del 5 de mayo: ayer y hoy La Batalla del 5 de Mayo se presenta en la versión francesa, ilustrada con grabados de la época y en la del pueblo de San Miguel Tlaxpan, con fotografías y testimonios de los actores que año con año realizan un simulacro de dicha batalla. Nº 341010 65 puntos


Invierno 2010 Legal

Bienvenido a Club de Lectores Club de Lectores constituye un sistema para la consecución de fines culturales donde se anima a descubrir y compartir el gusto por la lectura, facilitando la adquisición de buenos libros con la intención de formar e incrementar el acervo de las bibliotecas familiares. Club de Lectores trata de acercarse, particularmente, a personas o comunidades que en razón de su situación social, física o cultural no pueden acudir a otras instancias.

Club de Lectores Revista trimestral Año 10 Núm. 34 Diciembre 2010

Una vez que seleccione los libros de su agrado comuníquese al 01 800 001 5337 o ingrese a www.clublectores.com y utilice sus puntos para adquirirlos y recibirlos en el siguiente envío mensual. Al solicitar el canje, le sugerimos confirmar la equivalencia en puntos y la existencia de los libros elegidos, ya que ésta puede variar sin previo aviso debido a cambios de políticas en las distintas editoriales que proveen a Club de Lectores. Asimismo, la presentación de los libros que usted reciba puede ser diferente de la que se muestra en esta revista, debido al frecuente lanzamiento de nuevas ediciones. Todo lo ofrecido en esta revista será válido únicamente del 1 de diciembre de 2010 al 28 de febrero de 2011. Para cualquier aclaración, o para realizar su canje de puntos, también puede recurrir a la sección “Use sus puntos” en www.clublectores.com Agradecemos su confianza y esperamos que disfrute de las excepcionales facilidades que Club de Lectores ofrece para hacer de la lectura una actividad de deleite familiar.

Información y textos Virginia Krasniansky

Director Ignacio Uribe Ferrari

Corrección de estilo Sara Giambruno Miguel Echenique Virginia Krasniansky

Director Administrativo Miguel Echenique

Diseño y formación Pedro Zúñiga Montes

Coordinadora del fondo editorial Virginia Krasniansky

Fotos Rebeca Orozco Pedro Zúñiga Montes

Gerente de operaciones Esmeralda Ríos 2

En Club de Lectores trabajamos para procurarle una gran variedad de libros cuyas características se dan a conocer en nuestra revista trimestral y en nuestra página web www.clublectores.com

Editor responsable Nelson Uribe de Barros

El contenido de las colaboraciones es responsabilidad exclusiva de sus autores. ©Club de Lectores es una publicación trimestral editada por Edilar S. A. de C. V. con domicilio fiscal en Av. Juárez No. 97 Altos 604, Col. Centro de la Ciudad de México, Área 7 Deleg. Cuauhtémoc, México, D. F., C. P. 06070, oficinas administrativas en Blvd. Manuel Ávila Camacho 1994, Desp. 103, Torre Ejecutiva Satélite, Tlalnepantla, Edo. de México, C. P. 54055. Teléfonos (01) 55 53 61 96 11, larga distancia sin costo 01 800 001 5337. Fax (01) 55 53 62 08 51. Correo Electrónico: club@clublectores.com, dirección en Internet: www.clublectores.com. Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2002-090919153500-102. Número de Certificado de Licitud de Título: 12203. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 8858. RFC: EDI000424HP8. Editor Responsable: Nelson Uribe de Barros. Edición computarizada: Edilar, S. A. de C. V. Impresión: Pressur Corporation S. A. Zona Franca Colonia Suiza, Ruta 53, Km. 120. 500, Nueva Helvecia - Departamento Colonia. Uruguay Teléfonos: 00 598 55 476 70 / 71 • informes@pressur.com


Club de Lectores Nº 34 Editorial

R electur a*

L

a relectura implica una dosis, pequeña o grande, de nostalgia. Los escritores y los lectores avezados sugieren que al releer un libro, un ensayo o un poema, el mensaje cala distinto. Entra por otras partes y toca sitios desconocidos. Tienen razón: el texto es el mismo, pero quien lee ha cambiado; quien lee bajo la luz (o la oscuridad) de otro tiempo, escruta diferente. El paso de los años modifica a la persona. La mirada y el sitio de lectura son otros, son distintos. A través de los resquicios del tiempo la nostalgia se filtra y transforma la experiencia de la lectura. No la hace más viva ni mejor. La integra a la vida. Testigos mudos de las diferencias entre lectura y relectura son los libros subrayados o que llevan notas al margen. Las palabras y las ideas no se modifican; cambian el acento de la mirada, los tonos de los lápices y la profundidad de la nostalgia. La relectura abre espacios desconocidos. Lo que en un tiempo fue importante deja de serlo; lo que ahora llama la atención antes pasó inadvertido. Coger un libro viejo, con otras manos, con otros ojos y desde otro sitio ofrece vivencias diferentes. Hay quienes piensan que la relectura es una suerte de diván, o una casa vieja que se habitó durante muchos años en la cual había rincones propios, privados, ajenos al ruido de la existencia. En el diván se repasan fragmentos de la vida y en las moradas de otros tiempos se atesoran secretos íntimos. Lo mismo sucede con la relectura. Nuevos polvos llegan a las páginas viejas y los lápices desvelan nichos desconocidos. Las notas desperdigadas en las hojas de los libros o las líneas subrayadas dan cuenta de lo que uno fue, de lo que uno veía y de lo que no veía, de lo que hacía falta y de lo que parecía superfluo. Las notas y las líneas subrayadas son como los viejos pasaportes: dan cuenta del pasado. El gusto y la necesidad de releer caminan de la mano de la necesidad de recordar. La relectura toca algunas puertas del pasado y muestra muchos rincones olvidados. En ocasiones se relee por obligación, otras veces por nostalgia o para entender algunos vericuetos del presente. Muchos piensan que la relectura y la nostalgia caminan por calles similares. Yo me adhiero a esa idea. Algunos acuden a lo viejo para menguar la tristeza; otros buscan paliar sus dolores al tocar lo que se fue o al sacar del estante los libros de otra época. Ni la relectura ni la nostalgia acatan reglas. Aunque con frecuencia dialogan entre sí, cada una tiene su propia vida. Hojear un libro y tocar sus páginas suele ser antesala de la melancolía. Lo inverso también sucede: la nostalgia abre libros cuando requiere hurgar en el pasado para mitigar los sinsabores del presente o para buscar en las páginas leídas alguna respuesta olvidada, alguna voz otrora querida. Poco importan las razones de la relectura. Importa lo que se mira. Quedan las páginas viejas vestidas de nostalgia, quedan los renglones tocados por otros tiempos, por otras realidades. Los libros viejos son compañeros, son testigos. Contagian el cariño de lo perdido.

Se regresa a los cuadernos o a los libros deshojados cuando la melancolía irrumpe en el presente. Releer no cura. En ocasiones atenúa algunas tristezas y en ocasiones recuerda viejas heridas. Haga lo que haga, la relectura imprime nuevos significados a las vidas de las personas. La enfermedad y la relectura tienen algunas similitudes. Quien sana encuentra que la vida es distinta, quizás mejor, quizás más rica. Quien relee y comprende que el mundo tiene muchas aristas, cambia, se modifica. Releer no desdibuja la crudeza de la vida ni borra los tragos amargos del presente pero sí reconforta y acompaña. Lo mismo sucede con quien cura. Los dolores que se fueron, aunque se almacenen en algún lugar del alma, permiten vivir mejor. El contacto –o el deseo– con el papel; el ambiente –o el calor– de las bibliotecas; la manía –o la profesión– de anotar o subrayar; el cariño –o la devoción– por acomodar los libros en los libreros; la obsesión –o la necesidad– por ordenarlos de acuerdo al tema o al abecedario; el vicio –o la pasión– de recordar alguna idea sobresaliente y escribirla en un cuaderno, en una servilleta, en una bolsa de papel o en un boleto de teatro; el amor –el amor, no hay otra palabra– por los lápices y sacapuntas, y el respeto hacia las gomas de borrar, forman parte del vicio de la relectura. Releer y regresar al cobijo que ofrecen los libros no cura pero sí mengua las inclemencias de la vida. El premio es inmenso: la relectura acompaña, abraza, mitiga. La era de los celulares y de los libros en computadora amenaza muchos espacios. Uno es el de la relectura. Volver a los libros es algo más que leerlos de nuevo. Es tocarlos. Es utilizar algún pegamento para engomar la pasta a punto de desprenderse. Es abrirlos con cuidado para evitar que todos los recortes que pernoctan entre sus páginas se pierdan. La relectura se convierte en compañero inmejorable al releer los programas de algún concierto, al abrir una noticia del periódico, al recordar la librería donde se adquirió el libro o el pasillo de algún cine donde se hojeó. Los libros de papel son partes de la persona. Son ejes fundamentales del tiempo y testigos de la vida. Los libros guardan entre sus pastas muchas historias. Una es la que cuenta el autor y otra es la que escribe el lector. La relectura no sólo es un rencuentro con el autor y con uno mismo. Es algo más. Es el tejido que borda el lector sobre el telar del autor. Es un ropaje nuevo que forma parte de la historia del lector. El libro siempre será el mismo. El lector siempre será diferente. Quien relee después de muchos años el mismo libro es el encargado de escribir algunas de las historias que no alcanzaron espacio entre las pastas de los libros y que el autor dejó de trazar. La nostalgia y la relectura son compañeras. Ambas se retroalimentan. Ambas, al regresar al tiempo viejo, permiten conjugar la vida por medio de otros verbos, por medio de otras palabras. Algunas nuevas, algunas viejas. Arnoldo Kraus.

* www.jornada.unam.mx/2010/06/09/index.php?section=opinion

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Esther Seligson (1941-2010) El Poder de la Palabra*

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scritora y traductora mexicana. Nació en la ciudad de México. Estudió Literatura Española y Francesa en la Universidad Nacional Autónoma de México, Historia del Arte en la Secretaría de Educación Pública (SEP) y cultura

judía en el Centre Universitaire d’Études Juives (París) y en el Mahon Pardes de Jerusalén. En 1969 fue becaria del Centro Mexicano de Escritores. Impartió clases de historia del teatro y de pensamiento judío, y coordinó talleres de arte escénico en distintos centros universitarios. Colaboró en numerosos medios escritos y tradujo la obra del filósofo Emile Michel Cioran. Novelas: Tras la ventana un árbol (1969), Otros son los sueños (1973, Premio Xavier Villaurrutia), La morada del tiempo (1981) y

Esther Seligson

Sed de mar (1986). Cuentos: Luz de dos (Premio Magda Donato), Indicios y quimeras, Isomorfismos (1991). Poesía: Diálogos con el cuerpo (1981), Tránsito del cuerpo (1977), De sueños, presagios y otras voces (1978). Ensayo: Las figuraciones como método de escritura (1981), La fugacidad como método de escritura (1989) y El teatro, festín efímero (1990 © eMe). Recibió el premio Xavier Villaurrutia Esther Seligson (México, 1941-2010) por Otros son los sueños (n). Rescoldo para una evocación (fragmento) “-Madre, abre tus brazos nuevamente, desnúdame, mar adentro, con las yemas de los dedos. Soñaba. Me soñaba hundida en el destello de sus ojos. Abismo en el abismo, a tragos cortos inhalaba mi exhalación, y mamé de su cólera el sosiego. Con trece espinas de luz tañía el Danzante la rosa. Con trece pétalos penetró mis sentidos: gavilla descendí, líquida de polen. Con veintiséis pistilos colmó toda hondura y grieta. Las aguas anegaron la memoria inútil, la casa en ruinas, la raíz expuesta. Limpia de cicatrices, vine a ser un resplandor en el santuario, un cántico entre mis auroras dando tumbos en la hoguera.

* www.epdlp.com

“Sacerdotisa en el centro del Árbol Yo soy la Reina de Bastos La totalmente Ella misma Si vienes tocón mutilado a ofrecer astillas Te abrasaré Si fueres tronco entero Tu grosura hermosearé Por mí se llega a la plegaria quieta.” La hora del silencio borra mi huella. Las arenas queman la planta del pie. El bullicio de la fiesta bate en pleno. Hoy me duele la vida como si fuera un tajo de cuchillo en las muñecas. Me abruman los hechos de violencia que cunden el filo de mi propia recóndita agresión. La hora del silencio. Esa fracción de segundo cuando pausa la mar y sobre el lomo de las olas somnolean las barquillas.“


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