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Entrevista Pablo Guerrero

PABLO GUERRERO, director en Conservación de Paisajes Marinos de la WWF Ecuador.

“Tendremos un progreso significativo en cinco años”

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La medición de datos confiables es uno de los principales soportes para la conservación marina. La realidad pesquera ecuatoriana muestra diversos escenarios.

Miguel Alvarado E l crecimiento en el sector pesquero del Ecuador trae réditos económicos significativos, en promedio de 1.600 millones de dólares en exportaciones. Pero también enfrenta problemas para una conservación sostenible del ecosistema marino. Pablo Guerrero es el director en Conservación de Paisajes Marinos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) para el Ecuador. Explica que la organización promueve e implementa prácticas pesqueras responsables en la costa del país. “Prácticas que protegen la vida marina y sus hábitats oceánicos y que permitan dejar una buena cantidad de peces en el mar, es decir, conservar sus poblaciones, ya que ese capital natural es la base del negocio pesquero”.

¿Cuál es el principal reto en la conservación pesquera?

En países en desarrollo, como el nuestro, es mucho más complicado que las autoridades dediquen tiempo y recursos a la administración pesquera. Esta puede resultar compleja, porque implica monitoreo, ciencia aplicada, manejo y control.

Existen exportadores de ciertos productos, como atún y dorado, cuyos clientes en el exterior demandan a sus proveedores que les abastezcan con “productos pesqueros sostenibles”. Es decir, que posean ecocertificaciones de programas reconocidos o que demuestren que están en etapa de “transición hacia la sostenibilidad”.

Esto demuestra que están inmersas en proyectos de mejoramiento pesquero robustos. Esa demanda genera un incentivo que nos permite trabajar de cerca con pescadores, exportadores, autoridades y científicos cooperar y trabajar juntos. Y también para buscar soluciones prácticas y equilibradas, sustentadas en buena ciencia, a situaciones problemáticas de carácter medio ambiental.

Si bien ustedes plantean que a partir de la tecnología se mejora la pesca sostenible, una parte de los pescadores no tienen acceso a esas tecnologías. ¿Cómo cubrir esa necesidad?

El reto como país es muy importante. Desde abril pasado contamos con una nueva Ley Orgánica de Acuacultura y Pesca, que incorpora los temas de reporte y monitoreo electrónico asociados a un Sistema Integrado de Acuacultura y Pesca (SIAP). Contar con un marco legal es una buena base de partida.

Un componente clave para la pesca sostenible es la generación de datos confiables y oportunos. Por eso, desde el 2015, promovemos la implementación de proyectos piloto en diversas pesquerías para mostrar que los sistemas de reporte y monitoreo electrónico son sistemas de trazabilidad más eficientes y prácticos que los esquemas actuales de documentación de capturas basados en papel.

Los pilotos muestran el camino y prueban que es posible hacer las cosas de manera diferente, aprovechando la tecnología innovadora que ya existe. Con el camarón pomada ejecutamos uno entre el 2015 y 2018, luego empezamos uno en San Mateo con la pesquería de Dorado en 2019 y 2020, y ahora estamos por empezar otro en la misma pesquería en Puerto López. La pesquería de pelágicos pequeños ha emprendido un piloto de reporte electrónico con su flota, y la industria atunera representada por el Consorcio TUNACONS ya planea instalar cámaras abordo para complementar el trabajo de los observadores humanos, así como el empleo de bitácoras electrónicas e inclusive de la tecnología blockchain para asegurar la trazabilidad de su producción. Creo que en los próximos cinco años, nuestro país tendrá un progreso significativo hacia sistemas de reporte y monitoreo electrónicos totalmente operativos en la mayoría de las flotas industriales. Las flotas artesanales constituyen un desafío, no necesariamente insuperable. Puede que no lleguemos allí pronto con ellos, sin embargo, creo que el país hará un progreso serio en esa dirección.

En la reciente Cumbre se debatía la creación de una nueva área protegida en el Archipiélago. ¿Cuál es su postura?

WWF Ecuador apoya la creación de una nueva área marina protegida de alta mar, siempre y cuando la misma tenga buena ciencia pesquera y también de patrones de distribución de megafauna marina de respaldo; que la propuesta de ordenamiento haya sido fruto de un proceso de diálogo informado entre las partes interesadas, que les haya permitido llegar a acuerdos; y que la nueva área marina protegida de altamar cuente con los recursos económicos para sostener su manejo y conservación en el tiempo.

¿Qué actividades para la conservación marina ya se realizaron en Ecuador?

Bajo cada proyecto de mejoramiento pesquero, se diseñan y ejecutan planes de acción. Según la pesquería, estos planes se convierten en programas multianuales de conservación. Entre esos se encuentran los de acción nacional para la conservación del tiburón, dorado, camarón pomada y atún. También aparecen los Códigos de Buenas Prácticas para la manipulación de tortugas marinas, que caen de manera incidental en las operaciones de palangreros artesanales; o la captura incidental en flota pesquera; y el plan de manejo de los dispositivos concentradores de peces (plantados).

Nuestra labor cubre el Ecuador continental y las islas Galápagos. Constan actividades y acciones relacionadas a fortalecer el manejo del área marina protegida, mejorar su esquema de zonificación, fortalecer sus sistemas de control y vigilancia, apoyar el manejo pesquero y turístico, y a los gobiernos municipales en manejo de desechos sólidos, entre otros temas.

COMPRADORES extranjeros solicitan a los proveedores de atún o dorado que les abastezcan de “productos pesqueros sostenibles”, destaca Pablo Guerrero, de la WWF Ecuador.

La labor de la

WWF cubre la costa continental del

Ecuador y el

Archipiélago de Galápagos.

Buscan fortalecer el manejo del área protegida.

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