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Dirección
Luciano Molina Sebastián Asegurado
Corrección Silvia Poggi
Fotografía
Juan José Bueno
Ilustración
Blas Rodriguez
Colaboraron
Romina Alonso Damián Durán Proyecto Combi Lautaro Juan Ferrari Facundo Gallegos Lucas Lavitola Rocío Martinez Gabriel Mastandrea Marianela Menchi Alejandro Pietrobón Sergio Rigazio Néstor “Bocha” Rodriguez
Impresión y peliculado Imprenta Ready Insitu Press
Contacto
Revista Nóumeno Nicolás Avellaneda 437 Junín (Bs. As.) Argentina revistanoumeno@gmail.com www.revistanoumeno.com.ar Los artículos firmados no expresan necesariamente la opinión de Revista Nóumeno y los editores no asumen responsabilidad por su contenido y/o autoría. Se permite la reproducción total o parcial del material de esta publicación siempre que se cite la fuente.
Indice
Lucas Lavítola Cine de Culto � El último tango en París ¶
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Rocio Martinez Opinión � Fantasias Infernales ¶
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Marianela Menchi Arte � Arte erótico o pornografía ¶
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Fotografía Juan José Bueno
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Soundtrack Dime qué escuchas y te diré que sientes - Darío Durán
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Entrevista Sergio Rigazio
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Historieta Laiya - Blas Rodriguez
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Cuento Aplausos - Nestor “Bocha” Rodriguez
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Arte Arte libre para transformar - Alejandro Pietrobón
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Carta James Joyce a su esposa
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Lautaro Juan Ferrari Cuento � Aquí Estoy
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Con la luz de tu ingenio iluminaste la razón, en la noche de ignorancia. Por ver grande a la Patria tu luchaste con la espada, con la pluma y la palabra. Fragmento del Himno a Sarmiento El catalán Leopoldo Corretjer nos regala estos hermosos y simples versos quienes esconden un profundo significado. Es la espada, quizás, el único utensilio de guerra históricamente utilizado en toda gran batalla clásica. Tanto es así
que en la Edad Media fue convertido en signo, arribando a nuestros días por medio del naipe. La pica es justamente una simbolización de la espada, también atribuida a una lanza griega. Muchas veces simboliza la valentía que confiere la lucha en la causa justa, como se observa en la personificación de la justicia romana, Iustitia, que se muestra con los ojos vendados y sosteniendo una espada y una balanza en sus manos. Sin embargo, en los versos anteriores, no se contempla el método cruento sino el liso y llano accionar que es el único método de la concre-
ción de un objetivo. La pluma es quizás un signo sin demasiada dificultad de comprensión. Su nombre deriva del elemento con que antiguamente se plasmaba el conocimiento; la pluma de ave. Responde a la exposición del pensamiento. La imposición queda de lado, ya que se trata de un medio escrito, el cual requiere el consentimiento del lector y aún así no asegura la concreción de sus metas. Estos signos, individua lmente , no preestablecen la transmi-
sión de una idea. Es necesario el uso conjunto y medido. Una idea que no se manifiesta o una mera acción sin ansias de comunicar no ilumina mentes. En Nóumeno la palabra cobra especial protagonismo, y son nuestras ansias de transmitir ideas lo que crea en nosotros tal entusiasmo. Es por eso que decidimos usar la pluma y la espada como significante de esta lucha en el campo de las ideas.
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Cine de Culto
El Último Tango en París (1972) “Último tango en París” (Ultimo Tango A Parigi, 1972) del italiano Bernardo Bertolucci (perteneciente a la generación de cineastas posterior a la de los grandes y personales autores del cine italiano como Rosellini, Visconti, Pasolini, Scola o Fellini), es una de esas tantas obras que se han visto beneficiadas por la publicidad, y en algunos casos cierta aura mítica,
contracultura es invisible, no puede estar en la programación televisiva), aunque hoy, en tiempos taringueros, uno no ve lo que no quiere. El paso del tiempo y la mirada de los nuevos espectadores hacen posible un distanciamiento, un juicio descontextualizado que permite distinguir el valor de este film de todas las resonancias en torno a un erotismo inusual en aquel entonces (con numerosas escenas de desnudos frontales de la mujer, con los
que brindan un escándalo y una censura consecuente. El perfil contracultural con que se considera a algunos filmes probablemente se incremente en relación a las prohibiciones de las que han sido objetos. Luego proliferan el snobismo y los agentes socializadores encargados de decir “¿cómo que no viste esa película?”, “¡tenés que verla!!!”, “1001 películas que hay que ver antes de morir”. También ese perfil es deudor del nivel de acceso que se ha tenido a ellos (si la
pechos y el pubis a la vista), que le valió la prohibición en la España franquista, donde muchos cruzaban la frontera con Francia para no perderse “aquella escena” de manteca untada y sodomía. Todo ha contribuido a la lectura, no errada pero quizás incompleta, de Último tango en Paris como una crítica a una moral claudicante. Las líneas dichas por Brando en la escena citada anteriormente son explícitas en ese sentido. Más bien, creo que lo que nos dice en su trágico final
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Cine de Culto (palabras inseparables) es que en realidad lo que claudica es el romanticismo ante la mediocridad.
Sinopsis Paul, el personaje de Marlon Brando, un hombre de 45 años y de pasado aventurero y trotamundos, desconsolado por el repentino suicidio de su esposa busca refugio en un inmenso y derruido departamento en el cual coincide casualmente con Jeanne, una joven de familia burguesa y prometida de Tom (Jean Pierre Léaud), un también joven cineasta. Allí hacen el amor violentamente en el piso vacío y volverán a encontrarse para dejar puertas afuera a la sociedad y puertas adentro a la satisfacción del deseo. Sólo una regla como premisa: “nada de nombres”. La historia se va desarrollando en tres líneas paralelas hasta el clímax: la de Paul en su laberíntico hotel y los preparativos para el funeral de su mujer; la de Jeanne con Tom quien la filma como objeto de su cinema verité y la de los encuentros entre Paul y Jeanne en aquel edificio de la rue Jules Verne.
Filmografía Bernardo Bertolucci 1959 — Il teleferico (cortometraje en 16 mm) 1960 — Morte di un maiale (cortometraje en 16 mm) 1962 — La commare secca 1964 — Antes de la Revolución (Prima della rivoluzione) 1967 — La vía del petróleo (documental para TV) 1966 — Il canale (cortometraje documental) 1968 — Amore e Rabbia (episodio «Agonia») 1968 — Partner (Il sosia) 1970 — La strategia del ragno 1970 — El Conformista (The confirmist / Il Conformista) 1971 — La salute è malata (I poveri muoiono prima) (La salud está enferma (Los pobres mueren antes)) (documental) 1971 — 12 Dicembre (documental) 1972 — El último tango en París (Ultimo tango a Parigi / Last tango in Paris) 1976 — Novecento 1977 — Silenzio e complicità 1979 — La luna 1981 — La tragedia di un uomo ridicolo 1984 — L’addio a Enrico Berlinguer (documental) 1987 — El último emperador (The Last Emperor / L’ultimo imperatore) 1990 — The Sheltering Sky (Il tè nel deserto) 1993 — Little Buddha (Piccolo Buddha) 1996 — Stealing Beauty (Io ballo da sola) 1998 — Besieged (L’assedio) 1989 — 12 registi por 12 città (fragmento «Bologna») 2002 — Ten Minutes Older: The Cello (episodio «Histoire d’ eaux») 2003 — Los soñadores (The Dreamers / I sognatori)
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Fantasías ntasías
infernales Une conscience sans scandale est une conscience aliénée. Bataille, La littérature et le mal
Con sólo dar un vistazo, puedo observar una serie de estantes de mi biblioteca que rebalsan de libros acalorados, obscenos, en cuyas hojas he venido posando mis pupilas durante las últimas semanas. Literatura erótica. Fantasías infernales. Veo el lomo ajado de una edición barata de Las ciento veinte jornadas de Sodoma, del célebre Marqués. Otras obras me esperan, pienso, sigilosas en la PC. Justine. La filosofía en el tocador. A continuación, un ejemplar manoseado y garabateado del francés Chordelos de Laclos, Las amistades peligrosas; una novela epistolar escrita en el siglo XVIII. Obra maestra que, ahora que recuerdo, debo devolver a la biblioteca de mi facultad. Dos libros más allá, una edición ostentosa que con letras doradas reza El amante de Lady Chatterley, de D.H. Lawrence. Connie era un océano moviendo en oleadas su oscura y ciega masa. En la esquina del estante, bien apretujado, hay una versión ilustrada del Kama Sutra. ¿Qué diferencia habrá entre lo erótico y lo pornográfico? Sigo. Unos centímetros más arriba, en el estante superior, pronuncio las letras que forman el nombre del inefable Georges Bataille, y que acompañan al título: Madame Edwarda. El erotismo es la aprobación de la vida hasta en la muerte. Nada sería más inútil que tomar a Sade al pie de la letra. ¡Ah, Georgy! El mundo (o yo) va a extrañar tus frases transgresoras. Pegado a la última novela francesa, puedo observar un par de “cosechas argentinas”. Asoma en primer lugar, de manera prominente, The Buenos Aires Affair, de Manuel Puig. Sensaciones experimentadas por Leo al estirar la mano y encender una lámpara que ilumina a las tres personas reunidas. Luego, encuentro un pequeño ejemplar medio escondido del felizmente maldito Osvaldo Lamborghini. El fiord. Aún resuena en mi cabeza el eco que me produjo la lectura breve y violenta de “El niño proletario”. Desde este ángulo de agonía la muerte de un niño proletario es un hecho perfectamente lógico y natural. Es un hecho perfecto. Reescritura invertida de El Matadero, según dicen. Por último, veo el abultado tomo de Rayuela. Yo quiero ser como La Maga. Y yo, como Oliveira. 08
Cansada de tanto erotismo literario, decidí saborear una película. La elegida: Lolita; el director: Stanley Kubrick. No recuerdo haber visto el texto de Nabokov en mi biblioteca. Es raro. Aún así, sola en la bulliciosa soledad de mi pequeño departamento, decido introducir el DVD en el reproductor, y me entrego plácidamente a la acogedora calma de mi sofá color violáceo. Suspiro. Un pie pequeño, femenino, en primer plano. Esmalte: un par de manos misteriosas se aboca a la tarea de pintar el ramillete de uñas delicadamente ostentadas. Pestañeo. Imagen color sepia: un hombre arriba con su auto a una casa cuyo interior se encuentra desordenado. Aparece un segundo hombre, borracho. ¿Conoce a una muchacha llamada Dolores Haze? ¡Lolita! Sí, la recuerdo. Cabeceo. El primer hombre saca una pistola. Quilty, usted está a punto de morir. Piense en lo que ha hecho. Me duermo. Campos Elíseos. ¿Campos Elíseos? Sí, Campos Elíseos. O al menos eso creo. ¿Y qué hago en los Campos Elíseos? Buena pregunta. Comienzo a caminar y veo sólo figuras incorpóreas que pasan a mi lado sin advertirme en absoluto. Un carruaje casi transparente cruza en loca carrera por el apacible lugar. Inevitablemente pienso en Emma y su viaje erótico por las calles de Ruan. Es todo muy extraño. De repente una figura, habiendo notado mi presencia, se dirige hacia el punto en donde me encuentro. ¡Apiádese de mí, ya sea sombra o sea hombre cierto!, grité. Dando pequeños pasos inseguros, la figura responde: Hombre no, que hombre ya fui. En ese momento, me percaté de que el hablante carecía del sentido de la vista. Fui poeta, canté a mi patria y recorrí junto al gran Virgilio los rincones de este reino, el de Dite. Su tono de voz, retraído aunque afable, terminó por tranquilizarme. ¿Es usted aquel Dante, dije, y esa fuente de quien brota el caudal de la elocuencia? Sígame y yo seré su guía, dio como toda respuesta. Sin saber hacia dónde nos encaminábamos, creí percibir una imagen fugaz: tres niños corriendo a un cuarto al grito casi imperceptible de ¡Estropeado! Lentamente nos fuimos alejando de los prados de la felicidad, al punto que el impío Tártaro se tornó visible. Dante se detuvo en un estrecho pasaje, cerca de la torre que vigila Tisífone, una de las tres Furias. Aquí encontrará lo que necesita. Excelso maestro, en realidad, no sé exactamente qué es lo que busco, dije un poco avergonzada. Usted está a la caza de quienes se han atrevido a hablar en nombre del mal, de quienes –a sabiendas– argumentaron en nombre del vicio como tal y en contra de la virtud. En otras palabras, usted se encuentra en la búsqueda de los denominados escritores malditos.
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Escritores malditos. Sade. Baudelaire. Rimbaud. Verlaine. Lautréamont. Gide. Bataille. Céline. Malditos. Suena fuerte, pero seduce. En efecto, mis retinas comenzaron a precisar diversas figuras incorpóreas que pude reconocer como escritores e incluso, imágenes aún menos nítidas que semejaban personajes y situaciones cargadas de erotismo. Sade intenta entablar un diálogo con Tisífone en el umbral del Tártaro. La Furia, impasible, permanece sentada, envuelta en su manto color sangre. A sus espaldas se escuchan los gritos de horror de quienes están siendo castigados al otro lado del muro. Azotes. Gemidos. Ruido de cadenas arrastradas. En absurdo contraste, logro distinguir entre unos matorrales las figuras tenues y revolcadas de Connie y el guardabosque, quienes se excitan creando nombres para sus partes pudendas. ¿Deseas a Lady Jane? ¿Verdad, John Thomas? Apartado del tumulto, se encuentra Bataille leyendo Cumbres Borrascosas, recostado sobre una pila de libros. Y siento la necesidad imperiosa de dirigirme hacia él. Me voy acercando con cautela, escoltada por mi guía, el gran poeta. Una ráfaga de viento desvía un instante mi atención: es Humbert Humbert persiguiendo a la nínfula Dolores, pequeña niña demoníaca. Cuando esto ocurrió, Bataille ya había apartado su libro, y sin preámbulos ni preguntas comenzó: A diferencia de la pornografía, el erotismo nos enfrenta a la problemática humana por excelencia, a una discordancia que no se resuelve, porque resolverla sería cancelar lo que anima la vida. Y continuó maquinalmente. Es decir, el erotismo pone en cuestión la discontinuidad del ser; es la búsqueda de un sentimiento de continuidad profunda. Sin embargo, hay una búsqueda de continuidad, sólo si la misma no vence, ya que eso significaría el fin del ser. En cambio, la pornografía no difiere en mucho del relato de la cópula concreta de un par de conejos. Es por este motivo que sólo los hombres han hecho de su actividad sexual una actividad erótica. ¿Y por qué los escritores maldit…- Porque maldito se le llama a quien tiene un pie en el Tártaro, y otro en los Campos. Maldito, a quien se hace cargo de que el arte literario es un mal que niega y a la vez afirma el bien. Acto seguido, el francés retomó la lectura de Bronté, como si nada hubiera ocurrido. Me encamino entonces hacia las Puertas del Sueño. Con sorpresa, me topo con el libro de Nabokov que mi biblioteca había perdido. Un hrönir, sostiene pensativo Dante. Me despide por la Puerta de Marfil. Voy hacia a la ribera que nadie cruza dos veces. O al menos eso creo.
Rocío Martínez 10
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Romina Alonso
Música
El concepto de “música absoluta”, surgido durante el período romántico a fines del siglo XVIII, afirma que la música es un lenguaje en sí mismo y que, como tal, no necesita de la ayuda de ningún elemento extramusical (como textos o imágenes) para manifestar sus verdades. Sin embargo, en cierta forma, también es cierto que resulta difícil sustraerse, durante la escucha de una composición u obra musical, del bagaje de ideas, preconceptos y convenciones que el contexto histórico y cultural introyecta en nosotros como individuos. Dicho de otro modo: ¿cómo no colorear con lo que llevamos dentro, eso que estamos escuchando?. En algún punto, el carácter evocativo o asociativo de los sonidos sería, por lo menos, difícil de eludir. En el cine, los compositores saben esto y lo aprovechan como un recurso para suscitar emociones casi por condicionamiento operante. Un ejemplo concreto: pongamos por caso una escena en donde una persona es acechada en el agua por un tiburón asesino. El compositor decide acompañar esta escena con un determinado tipo de música. Luego, por repetición, refuerza el vínculo entre este estímulo auditivo (la música) y lo que se muestra en pantalla. De este modo, en poco tiempo, el compositor consigue que el espectador reaccione con sólo hacer-
le escuchar la música, sin necesidad de abusar de escenas demasiado explícitas en lo violento. Si lo consideramos por un momento, es posible preguntarse hasta qué punto nuestra manera de sentir la música no es el resultado de pacientes experimentaciones pavlovianas como la descripta. En el recordado film de Francis Ford Cóppola, “Apocalypse Now”, una de sus más memorables secuencias describe perfectamente esta idea: en cada bombardeo, los helicópteros yankis reproducían por altaparlantes “La Cabalgata de las Valquirias”, de Richard Wagner. Ergo, los vietnamitas se horrorizaban con sólo escuchar sus acordes. Más ejemplos: ¿cómo es posible que esa pintoresca marcha compuesta por el gran compositor estadounidense Philip Sousa se haya transformado, de pronto, en sinónimo de placas rojas y noticias sensacionalistas? O más aún, ¿es el tema “Puedes dejarte el sombrero puesto”, de Joe Cocker, un tema sensual o tan solo la imágen de Kim Bassinger actuando en el inconsciente colectivo? De pronto, este tipo de cuestionamientos le dan un nuevo e interesante enfoque a nuestra manera de entender y sentir la música. Estaríamos ante la paradoja del huevo o la gallina: ¿la música provoca las sensaciones que provoca o son éstas las que definen su carácter y estilo?. Sea como sea, lo importante es, a la hora de apreciar el buen arte, despojarse de todos los prejuicios y expectativas. De esta manera, tendremos una percepción de la obra un poco más cercana a lo que en realidad es y no tan distorsionada por lo que creemos, lo que deseamos o lo que esperamos que sea. Dario Durán
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Entrevista
Sergio Rigazio 1-¿Cuándo empezó a escribir y por qué? Acá viene el chiste fácil que disfrutan mucho los literatos, o no: “como todo el mundo, de chiquito, y porque me obligaron”. Pero sí, empecé a escribir cuentos a los 9, 10 años, más o menos. Me compré un cuaderno rivadavia de doscientas hojas, tapas duras, una maza entre los cuadernos, y hasta que no completé las 200 hojas no paré. Cuentos de caballeros medievales, islas, tesoros abandonados, payasos tristes, cosas asi. No sé cuántos días estuve, porque los ilustraba y todo, pero quería hacer MI libro, y seguramente influenciado por las primeras lecturas..Después no escribí nada hasta que en la secundaria leí a Baudelaire, Las Flores del Mal, y ahí empecé a escribir unos poemas espantosos, pero al toque me salvó leer Palabras, de Jacques Prevert. Es muy curioso, una gran parte de mi entusiasmo por escribir poesía se lo debo a una profesora de francés con la que no nos podíamos ni ver de lejos, pero me hizo estudiar “Le petit dejeneur”, o algo así, y una cosa llevó a la otra... 2-¿Qué escritores influyeron en su estilo? Uff, un montón, porque en las influencias hay mucho disfrute y aprendizaje. Al grano, y seguro me olvido alguno: Prevert, Jack Kerouac, Kurt Vonnegut Jr., Raúl González Tuñón, Roberto Malatesta, Mario Trejo, Roberto Arlt, Raymond Carver, Cortazar, René Char, y Luis Alberto Spinetta. Porque si bien al Flaco no se lo considera un escritor, propiamente dicho, me parece que su influencia en unas cuantas generaciones es muy importante. Para mí es una especie de Rimbaud. 3-¿Qué autores juninenses ha leído y cuál destaca? Alguien muy importante, Juan Noel Mazzadi, lamentablemente olvidado o ignorado por la “intelligentzia” cultural de esta ciudad.
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También Germán García, que ahora es más conocido acá por su labor como psicoanalista, pero que escribió una novela fundamental para la literatura argentina, Nanina. Después hay poetas como Alberto Tasso, que ahora vive en Santiago del Estero, o Rubén Américo Liggera. Siempre hubo muchos poetas acá, buenos poetas, y yo no he leido a todos, pero es indudable que si alguna vez se revisa la poesía, en Junín no se puede ignorar el laburo de tipos como Claudio Portiglia o Rodolfo Alvarez, por nombrarte sólo algunos. Y vale la pena destacar también a “los nuevos”, Royer Grillo, Paula Yende, Juan Pablo Caiazza y el denominado “clan de Al Nalem” nucleado alrededor del grupo La Burla, una banda de gente que no trasciende demasiado porque hacen poesía casi de un modo natural, por fuera de las poses, el “oficio” y todo eso. 4-¿Cómo organiza la escritura? ¿Hace planes?, ¿Y en el caso de la poesía? No soy de “organizar” mi escritura, ni de hacer planes. En todo caso, cuando trabajo en una novela por ahí parto de una idea básica, de algunos personajes más o menos definidos que me interesa rescatar, o armar, y estoy años juntando apuntes, pescando cosas en el aire, escenas de la calle, los viajes, conversaciones con amigos, historias que alguien cuenta, y después sí, un día me pongo a ordenar todo ese caos, pero no
Entrevista
me cierro a un plan fijo. Me gusta que la historia se vaya armando casi sola, que se vea el proceso de la escritura tal cual se va disparando. Es más, me cuesta mucho ponerles fin. La poesía es otra cosa, Es un tema para hablar horas, porque además me apasiona observar los procesos de “construcción” de la poesía, qué es lo que se VE, qué es lo que se transmite, cómo se transmite, es un tema infinito. 5-¿Cómo surgieron los argumentos en sus novelas? De la mera realidad, de la intención de dejar un registro o dar testimonio de algunos seres y sucesos miserables bellamente humanos, de lo que suele quedar al margen de las “grandes historias”, del “relato mayor”, que le dicen, o lo que yo llamo “insignificancias sagradas”. 6-A la hora de corregir: ¿Es minucioso? Generalmente priorizo la espontaneidad, la frescura del apunte del que partí, o del “discurso” tal cual surge al momento de narrar o describir algo, y trato de mantener esa frescura, pero corrijo, releo mucho, dejo decantar y vuelvo a releer, pero obviamente me interesa trabajar las cuestiones del ritmo, la síntesis, o jugar con la sonoridad de las palabras y dar en el blanco de lo que quiero decir, de manera que la cosa llegue clara. 7-¿Qué libro suyo le trajo mayor satisfacción? ¿Podría decir cómo logró que una editorial como Beatriz Viterbo editara “Los pelados” o “Leviatán”, “Maragam Blues”? Uno disfruta cuando el libro sale, se mueve, y empezás a recibir cierto replay, y ves que al margen de tu propia “intervención” y mirada, de pronto aparecen otras miradas, pero con “Maragám Blues” pasaron otras cosas, más fuertes, pues los personajes son realmente de carne y hueso, vivieron, viven, y al narrarlos de algún modo volvieron a materializarse en otros sentidos, y en el presente. Entonces pasaron cosas muy buenas, otra clase de ida y vuelta, digamos.
Después, que me hayan publicado en Beatriz Viterbo o en Leviatán, es en gran parte obra del azar, de algunas casualidades y conexiones que uno va haciendo con el tiempo, y bueno, supongo que algún mérito también tendrán los textos por sí mismos, como para que hayan confiado en ellos. Porque obviamente mi temática no da para un éxito de ventas, o un bestseller. 8-Si tuviera que aconsejar un libro que haya leído. ¿Cuál sería? Y..., muchos, es difícil elegir uno, porque depende lo que cada uno busque en un libro y lo que a mí me maravilló o marcó no tiene por qué funcionar de la misma manera con otros. Si te interesa la novela, la narrativa argentina, yo sugeriría Roberto Arlt y Juan José Saer. En poesía el panorama es inmenso, no me animo a dar una o dos opciones nada más.
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Cuento
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Cuento
Aquí estoy
Lautaro Juan Ferrari, 15 años En blanco. Así es mi vida, un blanco que me desilusiona y me deprime. Soy yo y ese blanco, ese todo que cada día pasa a mí alrededor de una manera distinta. No se puede repetir el momento por más que uno quiera. La fantástica sensación que tengo al escribir, mañana ya no será la misma, aunque el mismo cuaderno en el que escribo esté otra vez delante de mis ojos. Tal vez me contradiga, pero tampoco serán los mismos objetos. Esas cosas que forman burbujas de ilusión y que muchas veces yo mismo compro para escaparme, terminan siendo burbujas de ilusión baratas que a nadie le gustaría comprar. De ahí la carrera, el laberinto en el que caigo, la prueba contra mi mismo. Me gustaría, alguna vez, doblar el papel en blanco, ese papel que abarca al mismo mundo. La fama, el éxito, que siempre nos deslumbran, también me tientan a mí más de una vez. Sin embargo, aunque no me resigno, se que son vienes esquivos, que prometen más de lo que dan y que hoy es más importante sacarme de adentro esta pesadumbre que me ahoga y descubrir el cielo como si fuera por primera vez. Otro color aparece en mi vida, y aún con miedo de que al seguir doblando este papel rompa con todo lo estructurado, vale correr el riesgo; por que una hendijita feliz se abre cuando escribo. Y tal vez ése sea el mayor éxito, el de ser humano y poder reconocerme.
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Cuento
Aplausos - Nestor “Bocha” Rodriguez
Al principio fue un rumor, luego se fue acrecentando y al final sí, evidentemente era un aplauso. Muy típico de la playa porque –invariablementeapareció un muchacho con un niño sentado sobre sus hombros, y la gente lo miraba con una expresión sufrida y aplaudía, claro, buscando a esos padres distraídos que habían extraviado ese hermoso niño. El muchacho....unos treinta y tres, treinta y cinco años...el niño unos cinco añitos. Pasó caminando con el niño y se perdió en la playa lindera. Carolina los miró y no pudo evitar imaginarse una historia detrás del niño. Unos padres que lo abrazarían consternados por el mal rato, tal vez una mamá enojada por haberse alejado sin permiso, quizás un reto mas o menos fuerte, pero también estaba su propia responsabilidad – pensó- pues a un niño hay que controlarlo permanentemente. -Y bueno, son cosas propias de la playa – se dijo a sí misma - mucha gente y un niño que, aunque vigilado, en un momento camina diez pasos y se pierde. -A mí no me sucedería. Seguramente a mí no. ••• Claudio miró a su amigo a los ojos, sorprendido y le replicó: -No te puedo creer lo que me estás diciendo..lo decís en serio ? -Y claro que estoy hablando en serio , lo voy a hacer y después te cuento. -Pero Juan, digo, lo habrás pensado bien, todo lo que eso implica, por lo que dirá la gente.... -Mirá Claudio – interrumpió Juan - casi nadie se preocupó cuando me pasó lo que me pasó, al contrario, mas de uno
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se habrá reído para sus adentros, así que si quieren hablar, mirá, que hablen, no me importa absolutamente nada. Pero nada eh . -Y bueno Juan, solamente me queda desearte suerte y sabés que te lo digo de corazón. Los dos amigos se abrazaron y se despidieron. Juan sabía que su amigo lo decía verdaderamente de corazón. ••• Abrió la puerta sabiendo lo que le esperaba, su madre mirando tele, la casa en penumbras, las mismas palabras de cada día, que cómo está todo, que no se puede ni salir a la calle, que no vuelvas tarde, y el ...... qué barbaridad..pero qué barbaridad, que agregaba a cualquier comentario que hacía. Y bueno , estaba acostumbrada, era su única compañía y la cosa pintaba complicada – se decía a sí misma - también, con treinta y siete años y soltera. Soltera y sin novio. El espejo del baño le devolvió una imagen de mujer cansada, con una vida demasiado rutinaria- pensó- , no hago otra cosa que trabajar, casi no salgo, realmente soy un aburrida, se dijo. Era domingo al mediodía, un hermoso dia de sol, ya terminaba la temporada, se iba el
Cuento verano, uno mas, y ella prácticamente no había pisado la playa, salvo aquél dia en Enero, un domingo y un rato apenas. Que mucha gente, que estaba medio nublado, que esto, que aquello, la cuestión es que vivía en una ciudad que se llenaba de gente en verano por sus playas y ella casi ni se acercaba al mar. Ya es marzo – pensó- y después en el año me lamento de no haber ido nunca. No lo pensó mas, preparó un bolso, se puso el traje de baño y decidió ir a la playa. -Me voy a la playa, le avisó a su madre. -Pero Carolina mirá que... Cerró la puerta tras de sí sin agregar nada y partió. ••• El muchacho caminaba por la playa con el niño sobre sus hombros y los aplausos iban anunciando su llegada, miraba a todos y proseguía. Una señora mayor sentada a la sombra de una sombrilla junto a su marido llamó al joven: -Disculpe joven – le habló- pero me parece haberlo visto con el mismo niño hace algunos dias, dos domingos atrás para ser mas precisa. ¿Todavía no encontró a los padres o se volvió a perder? -Mire, respondió cortésmente Juan, a quien me pregunta porque se da cuenta le cuento
brevemente mi historia. Si quiere escucharla se la cuento. -Lo escucho, dijo la mujer. Y Juan contó entonces que la playa le había robado a su esposa y madre del niño. El culpaba a la playa y no a su vecino de carpa con el cual se había ido su mujer, abandonándolos y dejándolos librados a su suerte. Y había resuelto caminar las playas con su niño al hombro como si estuviera perdido y sin familia – como él sentía que estaban ambos – buscando una mujer, ”esa mujer que nos comprenda, nos acepte y nos quiera para familia “, contaba. -Yo sé que Dios me va a ayudar – decía- y me va a devolver la familia que tuve. -La verdad es que me sorprende su historia – dijo la mujer- no muchos se atreverían a hacer lo que Ud. hace, pero bueno, le deseo suerte. Juan saludó amablemente y siguió su camino, mientras la gente al verlo venir aplaudía, algunos, porque conocían su historia o porque no la conocían, sonreían otros que sabían la historia, con cariño o – aún- con ironía. Y allá iba Juan, con su carga de esperanzas, feliz, buscando una nueva historia, respondiendo con sonrisas a las sonrisas que le ofrecían, a los aplausos, a las mas diversas miradas de que era objeto. Un domingo mas, ya era Marzo, el último de ese verano, que Juan siempre recordaría con cariño, porque iniciaría un nuevo camino en familia, porque conseguiría lo que buscaba, lo que anhelaba tanto, lo que la propia playa le había robado, porque allí, a pocos pasos, se encontraría con los ojos sorprendidos de Carolina que se acercaba a preguntar.
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Teatro
Arte libre para transformar Alejandro Pietrobón
Integrando arte, cultura y sociedad para desarrollar oportunidades tan diversas como infinitas. En ocasiones el arte puede ser la herramienta indicada para contrarrestar situaciones adversas. Comprender el rol social del arte puede cambiar nuestra forma de vivir. La creación puede darse en todos los contextos siempre que exista la oportunidad. Indicios de esto son el Arteterapia, cuando el arte se pone en función de hallar alternativas para resolver conflictos; o los Payamédicos, que inspiran sonrisas y milagros en situaciones difíciles de salud; el Teatro Comunitario que moviliza a un pueblo olvidado y le da una razón para seguir existiendo; Arte en contextos de pobreza, donde los participantes desarrollan capacidades desconocidas con resultados estéticos sorprendentes; Arte en la cárcel, donde la dedicación y el oficio se desarrollan en un contexto aparentemente inapropiado; Arte y discapacidad, Arte para la educación popular, y otras tantas formas que adopta la creatividad aportando nuevos contenidos. Tenemos la posibilidad de encontrar muchos espacios donde “hacer de las nuestras”. Los artistas no permanecemos indiferentes ante la monopolización de la expresión, conservamos nuestra sensibilidad con las cosas de la vida y nos abrimos paso en la adversidad con más Arte, es nuestro compromiso natural. La democratización del arte. A través de la participación en grupos creativos las personas encuentran su valor, su rol social, comparten sus opiniones, aportan sus conocimientos y elaboran nuevas perspectivas, siendo creadores del desti-
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no y no víctimas de las circunstancias. Cuando quien crea, es una persona condicionada por las circunstancias sociales, económicas, de salud, etc., la oportunidad de participar puede volverse un medio para la consolidación de la identidad, la inclusión social o hasta la oportunidad laboral, dando paso a la satisfacción y el planteamiento de nuevas alternativas de crecimiento. Generar espacios creativos en diversos contextos, posibilitando la participación de la sociedad, estimulando la inteligencia, entendiendo el arte como un modo de expresión y de vida en la que se potencia la capacidad de “elección”, nos deja claro que la cultura no es un suplemento decorativo, algo sólo para los domingos o para las actividades de ocio o para la recreación espiritual, sino algo constitutivo presente en la vida social, en las interacciones cotidianas, en la medida que allí siempre existe un proceso de significación.
El ojo variable Solemos ver la imagen un chico pobre o a una persona desfavorecida como “objeto de exposición” instantánea y definitivamente y no como protagonista de la creación. A veces ofrecemos productos artísticos cerrados en vez de regalar momentos para la expresión y comunicación. El potencial creativo es un insumo elemental con el que todos nacemos. El Arte puede ser un potencial abierto ofreciéndose para ser reinterpretado y cambiado, completándose con la reflexión del que observa-participa para completarse con la elaboración de un juicio activo que pueda modificar substancialmente el resultado estético, trasformar al individuo, o incluso a toda una comunidad. La diferencia radica en continuar endiosando la estima del ovillo propio aunque eso implique repetir cánones, o conside-
Teatro rarnos parte de un tejido social, tal como la coma impresionista convive en la diversidad sin lucirse solitaria.
Herejía u organización libertaria En la conciencia popular, tradición, cultura y arte parecen piezas de museo, estáticas, académicas, sagradas, que ponen límite y sentencian la expresión genuina de las personas condicionando sus posibilidades creativas, haciéndolos huir ante cualquier eventual oportunidad de participar, otorgando curioso don únicamente a aquellos más atrevidos que no temen llamarse artistas. Sin embargo, vemos florecer movimientos artísticos integrados por vecinos, exposiciones plásticas y poesía de pacientes psiquiátricos, entre otros muchos fenómenos que se presentan en un momento de crisis social. Las personas necesitan reencontrarse con su ser creador. La mística y las estructuras sociales han estancado el desarrollo natural del hombre llevándolo a estados de sumisión y miseria, creando gruesas diferencias y posturas sectarias, autosuficientes, excluyentes, que debilitan al conjunto social y lo ponen urticante. El fenómeno del arte comunitario abastece de voz a quienes han quedado en el silencio, los reivindica y les devuelve su valor cultural, y a todo aquel que quiera escuchar le canta las cuarenta razones que lo hacen ser “La nueva generación del Arte”
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Carta Dublin, Diciembre 9, 1909 Mi dulce y traviesa pajarita cogedora. Aquí está otro billete para comprar lindos calzones o medias o ligas. Compra calzones de puta, amor, y asegúrate de rociarles cción. las piernas con algún agradable aroma y también de D i m e mancharlas un poquito atrás. las más Pareces ansiosa de saber cómo recibí tu carta pequeñas que dices es peor que la mía. ¿Cómo que es cosas acerpeor que la mía, amor? Sí, es peor en una ca de ti tan o dos partes. Me refiero a la parte en la detalladamenque dices que lo harás con tu lengua (no te mientras sean me refiero a que me chupes) y en esa obscenas, sucias y amable palabra que escribiste bien secretas. No escribas grande y subrayada, pequeña caotra cosa. Deja a cada nalla. Es excitante escuchar esa oración llenarse de sucias palabra (y una o dos más que e impúdicas palabras y sonino escribiste) en los labios dos. Son lo que más amo oír y de una chica. Pero prefiero ver en el papel, porque las más que hables de ti y no de sucias son las más hermosas. mí. Escríbeme una larLas dos partes de tu cuerpo que ga, larga carta, llena hacen cosas sucias son las más de esas y otras coamadas por mí. Prefiero tu culo, sas, acerca de ti, p í querida, a tus tetitas porque hace querida. Ahoc a r a cosas más sucias. Si amo tanto tu ra ya sabes y culecoño no tanto por ser la parte de cómo reb r e a d o tu cuerpo que penetro, sino porgalárme ra pequeña que hace otra cosa sucia. Puedo u n a culeadora, mi pasar todo el día acostado putaeredulce y sucia peneando mientras miro la divina dorrita. palabra que escribiste, y la cosa Buenas noches mi que dices quisieras hacer con tu pequeño coñito, me lengua. Desearía poder oír tus lavoy a acostar y jalármebios murmurando esas celestiales la hasta acabar. Escribe y excitantes palabras sucias, ver más y más sucio, querida. tu boca haciendo ruidos y soniHazle cosquillitas a tu pequedos sucios, sentir tu cuerpo culeño pene mientras me escribes breando debajo mío oír y oler los para que te haga decir peores y gruesos sucios pedos de niña irse peores cosas. Escribe las palabras por fuera de tu hermoso culo desobscenas grandes y subrayadas y nudo de niña y coger, coger, coger bésalas y ponlas un momento en el sexo de mi caliente villana, mi tu dulce sexo caliente, querida, y pequeña y cogedora pajarita, por también levanta un momento tu siempre. vestido y ponlas debajo de tu queEstoy feliz ahora, porque mi putirido culito pedorreador. Haz más ta dijo que quiere que lo hagamos si quieres y mándame entonces la por atrás, y quiere que la coja por carta, mi querida pajarita cogedola boca, y quiere desabotonarme y ra de enojado trasero. sacar mi petaca y chuparla como una teta. Más y más sucias que éstas cosas quiere ella hacer, mi pequeña y desnuda cogedora, mi
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JIM
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Pellegrini 71 | Tel.: 02362 443057 | 6000 JunĂn (B)