Vida Alegre (1 oct. 1911)

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OEETE Corea eeee

NOTAS

No busquéis la bandera que fué un día Del patriota esperansa lisonjera: Murió Betances, y á la tumba fría Se llevó su ideal y su bandera.

Deslumbrante de gracia y de hermosura

*«Buscando á Dios llamó al confesionario, Y al mirarla tan bella tembló el cura Y se asió de las cuentas del rosari».

La muda escena abarco en su conjunto: La pecadora á Dios los ojos vuelve, í Y al perdonarla el cura me pregunto: %; ¿Es el hombre ó esDios elque la absuelve?

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DIRECTOR DIRCTOR ARTISTICO EDITOR
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La bandera de Betances.
J. E. BARREIRO |l A. CONTRERAS || SERMAN DIAZ
71
(1). Fué enterrado Betances envuelto en la bandera puertorriqueña.

PorMENORES: una mesa Cubierta con un paño azul, y sobre ella algunos libros,un mimicroscopio, un caza moscas de tela metálica y el codo derecho de un servidor de ustedes.

Pormayores: un calor de 42 á la sombra y un sueño más pesado que una oda.

Recliné la cabeza en la palma de la mano, entorné los ojos y quedé en postura de tenor dormido en escena. Esto duró un instante; pocoá pocc fuf perdiendo en poesía y ganando en naturalidad, -hasta que mi actitud fué la del tenor dormido en su casa.

Pero el oido es el diabio. Comencé á escuchar un rumor sordo que no tardó en convertirse en rumor para sordos; zumbido for midable, tremendo acorde de imprecaciones, lamentos, gruñidos y palabras gordas.

Lo más molesto era que aquellas palabrotas iban dirigidas contra mí; cosa extraña, porque, ya que todo se ha de decir, hasta durmiendo soy inofensivo y.... callado.

Pues como si fuera el más descomedido y melón de los durmientes, me increpaban en términos tan enérgicos como estos:

iSinvergiienza!

iEstúpido!

iMarrano!

E inmediatamente se presentó á mi vista el lugar de donde partían aquellas voces.

En medio de una inmensa superficie azulada ví una esfera enorme, oscura, tristisima Parecía poblada por multitud de criaturas desesperadas, inquietas, que alzaban contra mí sus brazos larguiruchos y negruzcos.

iYa despierta, ya despierta!gritaron aquellos locos, y actc contínuo me obsequiaron con una rechifla tremenda.

i¡Mirad que cara! seguían gritando.

iParece un idiota!

¡Si está dormidopor dentro!

iQue se quite ese gorro para hablar con nosotros.

(Para defender mi cabeza de las moscas la había cubierto con un número de Za Correspondencia.)

Y me pareció llegado el momento de tomar la palabra. f

¡Pero que nueva y más tremenda rechifla siguió 4 mis palabras!

iQué cursi!

iHabla en académico!

Por fin, uno que tenía mejores pulmones que los demás se me encaró y dijo:

Ya es hora de que te ocupes de nosotros, imodorro! puesto que tú tienes la culpa.

¿La culpa de qué?

De todo cuanto nos pasa.

iYo!... .¡Medrados estamos!

- ¿Qué dices?

Que me habéis tomado por otro.

Tercera y más espantosa gritería. Las vo.ces de «hipócrita», <verdugo» y otras por el estilo me apedrean los oidos, y me decido á intervenir en los asuntos de aquella gente.

iSilencio! Hablad uno por uno y decid lisa y llanamente lo que deseáis.

En un momento cambió el aspecto de aquella endemoniada esfera. Los millones de br:citos y patitas negruzcas de que estaban cruzadas se encogieron, y poco después se estiraron violentamente, asestadas contra los rostros y los antirrostros de aquellos prójimos. Ahora peleaban por quién había de hablar antes.

iPor orden de edad' gritaban unos.

iPor mayoría de votos!

iPor la contribución!

iPor oposición!

iPor concurso!

iPor los codos!

iPor la boca! vociferaba uno que acababa de recibir dos coces.

iBasta! grité yo también - Que -hable

Y señalé á uno bastante sucio.. El tal se empinó y dijo:

Yo deseo volar y estoy aquí como én una cárcel. Esta inmensidad cerúlea me pertenece, puesto que la deseo: y debo recorrerla con la misma facilidad que la recorre m; pensamiento.

Está bien. Este otro.

Pero <este otro» resultó ser <otra», y pidió tales cosas que ella misma se creyó en el caso de terminar diciendo:

Pues si ahora no habla con franqueza.. Las peticiones siguientes fueron todavía peores.

Era imposible arreglar aquel cotarro.

Voy á haceros una proposición les dije

No puedo daros todo lo que pedís. Pero si convenís ea que haya un placer supremo, s; ponéis un denominador común á vuestros de. seos y sacrificáis los demás á la realización

LA SIESTA e

JO SO SZO SO IOZ SO SO SZ SZ SOZSUZSE

N Más malo cazador, que mal pceta, ¿Í_ = No he podido escribir de loma en loma Dj _ Una rima en tu honor con la escopeta, Cas ; En el ala gentil de una paloma. *

; Con fuego estrita 6 con la Iuz que asoma ; ; En el azul de la pupila inguteta,

Digna de tí sería; al menos toma, ag ara que tú la escribas, la receta.

; Moja el filo de la uña sonrosada

; Del dedo de tu mano más pegueño, t En la tinta indeleble yazulada.

a En que en tus ojos amidó el,ensueño,

; Y ante un espejo escribe una míirada,

i De tu alba frente en elpapel risueño. Ne

a José deDiego.

de ése, que será el mismo para todos, quizás criba de odios no escapaba ni siquiera un re-podremos entendernos. cién nacido.

¡Quién lo dijera! Me aplaudieron con fre- Sobre todo las listas de los más brutos. nesí. Solo eran superadas por las que presenta-

¡Esc, Eso! eritaron. ¡La venganza! ¡El ban los más sabios. aniquilamiento de los enemigos. Ya estamos Había indivíduo condenado diez y ocho todos de acuerdo. veces.

-Bueno. Pues concretemos.

Concretemos. A mi exclamó A- me estorban en este mundo B, C y M.

Y á mí--dijo M me revientan ] Ly A.

Yo prorrumpió ] me contento con el exterminio inmediato de la O. á la Z.

-Pero antes se ha de dar mártirio á la R y Ch eritó S. -

Y tostar á F

Y empalar á I

Tuve que taparme los oidos. De aquella

¡Váis á quedar todos satisfechos! exclamé con voz que estremeció de júbilo la endiablada esfera y retumbó en la inmensidad azulada.

Me froté los ojos, cogí el caza-moscas y lo

sumergí en el agua de una tina.

Me arreglé el gorro de papel y continué durmiendo la siesta.

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Viendo la interpretación que se ha dado á Mi futura , mi anterior composición, hago con todo premura esta rectificación.

En seis dias que han pasado tres cartas he recibido, esto me tiene alelado, al ver que en serio han cogido una broma que yo he dado.

Son de tres jóvenes bellas sedientas de puro amor, al menos lo dicen ellas, con tal gracia y tal candor, que deben ser...., tres estrellas.

¿Proposiciones á mí de bodas.. ¡Todo al revés! Y lo mejor es que el sí me lo conceden las tres.

¡D_iantre, en la que me metí!

Que de nueve arrobas pasa de las tres, me dice una. ¡Cualquiera diría que en masa esta ofrece una fortuna!

¡Señorita .. ..Si era guasa!

Otra me dice que tiene un tercio de siglo justo, y aunque la cause disgusto, tampoco ella me conviene, pues yo del jamón no gusto.

Casi una bola, de gruesa, la tercera dice ser, veintidos arrobas pe:-a. ¡Caracoles, qué mujer! Renuncio al amor de esa.

No sigáis con la matraca, señoritas gordinflonas, que yo armé tal alharaca, que ha revuelto á sus personas. por librarme de una flaca.

No me escribáis más misivas haciendo proposiciones y dando al amor cien vivas. Muertas ya mis ilusiones, las ofertas son nocivas.

Vov bien en el celibato. ¿Me quejo? .. ..pues á reir' Solo en la vida combato. ¿Casarme! para vivir como tres en un zapato!

Aun noó estov aborrecido para hacer un matrimonio tan bárbaro y atrevido.

¡Antes me dov al demonio mil yeces ó me suicido'

Y conste, que si formal, de ustedes algún pariente me reta, le diré al tal: que si-él es tan valiente, yo no soy tan animal.

A T E| ¡NO HAY TAL! _| N J
r. LÓPEZ SÁNCHEZ.

ae CLAROS DE LUNA .

A través de los cristales ha pasado á descansar, en tu estancia, un rayo de luna. Y ha caico sobre tu frente y te ha besado; ha espejeado sobre tu negra cabellera riza y después, reclinándose sobre tu cuerpecito gentil, ha serpeado por él, siguiendo las líneas ideales que forman marco encantador á tu bella imagen.

¡Cuántas ideas habrán pasado por tu mente, al sentir tibio y fresco beso de luz de tu inseparable confidente, la luna, á quien tú, en las noches serenas y plácidas, cuando todo duerme en silencio de paz, has contado tus cuitas y confiádole los secretos más íntimos de tu alma!

¿Te acuerdas de tus pasadas tristezas, que, en las noches sin claridades expresabas modulando canciones, que la brisa recogía y, que más luego, el eco se llevaba, vagando por el bosque, como un pájaro sin nido?

¿Te acuerdas de la estrellita, de aquel hermoso lucero, que, en tus noches solitarias y de lánguidas tristezas, había elegido para hablar en silencio y muy en secreto con él?

Ahora, ya tus ojos no buscan ansiosos la antigua estrella, la que te oía trinar y gemir como una tórtola enferma, á quien amante compañero dejó sin nido y sin amores.

Ahora, esperas, que tu maga Selenia ascienda magestuosa sobre las crestas de los lejanos montes; que suba triunfadora, tras la cortina que le forman las nubes, y clareándose tras ella, como un tul de gasas transparentes, asome su faz, para tú contemplarla y bañarte en sus melancólicos fulgores.

Curiosidades

En Inglaterra hizo su aparición el sello de correos en 1840. Dos paises se apresir:ron á adoptar esta innouación: Rusia y el Brasil en 1848. Francia no creó el sello de correos hasta 1849

En Quaco (Nueva Celedonia) la libra de filete de vaca solo cuesta 75 céntimos.

El enfermo. Cómo, doctor ! Un luis

Ahora, tá esperas que baje á las montañas, faldée las colinas, Cescienda á relampaguear en las corrientes del arroyo y vayaá reclinarse rendida y perezosa sob.:e el dormido

Ya la esperas, que venga á tu jardin, á secretearse sigilosamentecon los lirios y las azucenas: que tu mano ha plantado, y que rimen en harmonía suprema, un himno de amor, las auras y las frondas, que por allí rumoran y los arpegios, que por allí susurran!

Ya tu inquieta mirada no busca la solitaria estrella!....

Ahora, tus ojos enamorados sólo buscan el claro celaje de las noches lánguidas, el rayo blando y suave de luna, que vuelva como un amante misterioso á subir á tu ventana, á besar tu frente pudorosa de virgen y á reclinarse, con languideces de pasión, en tu solitaria alcoba, donde viven, como en alcázar de luz, tus pensamientos y tus recuerdos!

Y la verás vaporosa dormir sobre el lecho de jazmines y de azucenas, asistiendo al solemne despertar de los cálices que se abren, á los efluvios de la moche y de las gotasde rocío!

Y la verás vagar rendida por prados y Colinas, ansiosa de reposo, buscando, para descansar, el blando y vaporoso lecho de los lagos que duermen y de las espumas, que las olas dejaron, al morir junto á la playa!....

i-... El claro de luna irá siempre, delante de tí, guiándote, como hechicero de tus sueños y de tus esperadzas, y será resplandor de de fe divina, en las lóbregas tempestades de tu alma!

x. QUEVEDO BAEZ

por haberme sacado una espina de salmón de la garganta! 4

£l doctor Evidentemente! Por una espina de merluza hubiera sido 3 francos; pero de salmón.... es necesario pagar el lujo, El arte de pintarse y la pasión del colorete era general en Francia antes de la revolución;

N* =

NC S. $l JOSE SEMIDEY RODRIGUEZ % % <e

Jóven héroe, cuyoretrato aparece en esta página, quien un día tuvo la honra de nacer en Yauco, y á quién Yauco tiene hoy la honra de contar entre sus hijos más preclaros. Hizo la campaña de Cuba desembarcandoallí á las órdenes de los mayores Generales Roloff y Serafin Sánchez, le cupo la gloria de ser, en colaboración coa el Doctor Alberdi, el organ1;ado; de las primera fuerzas insurrectas de la brigada de Sagua. Es sin disputa, el Puertorriqueño que más se distinguió después de Rius Rivera, en la revolución á donde fué, como tantos otros, inquirien-do de todos el camino del honor que conduce á nuestra tierra" que dijera Marín Porsupuesto, que á Semidey es aplicable aquello de QUIEN LO HEREDA NO LO HURTA Uno de sus abuelos sirvió en calidad de Oficial en las filas del GRANDE EJÉRCITO y presenció la quema del Kremlim en Moscou,. y vió caer el imperio en Waterloo.

Soldadoy oficial sin tacha primero y modelo de Jefes más tarde, fue José Semidey uno de los Ccroneles más queridos por sus soldados.

Extremadamente virtuoso, yo le llamo la salamandra de la revolución, por cuyo fuego pasó sin quemarse, y alli, donde tantos adquirieron algún vicio nuevo, él -perdió los muy pocos que tenía, y así ni fuma, ni bebe,ni juega, ni nada.

Actualmente sirve en las filas de la Guardia Rural de la República que él contribuyó á establecer; lleva doceaños en ese cuerpo que con los tres de la revolución, le hacen una suma de quince años de servicios tan honrosamente prestados, q. es hoy uno de los Jefes más queridos y respetades en el país, siendo excepcionalmen t e distinguido por todos los partidos militantes á causa de su notoria imparcialidad., Honrado, bueno, generoso y humilde, todo hasta la exageración, por tantas bondades merecería ser canonizado, á no impedirlosu patriótico heróismo que le llevó á empuíar una espada y orló su cabeza con una aureola sangrienta, única de que le tuera posibie adornarse en ios cien combates á que asistió en defensa de la sola causa que puede justificar los horrores de la guerra: La causa de la libertad de nn pueblo. Como hombre es un santo, como soldado un héreo. He aquí algo que yo no me explicaría á no haberlo vispéy Palpado. Tal el hombre en términos generales.

E
Yaueo, P. R. 26 de Septiembre de 1g1I.

e CARICIA DE FUEGO | z

Recuerdo que estaba completamente solo. sentado en una mecedora, la brisi acaciciantey con un cigarrillo encendido entre mis dedos el sueño comenzó á invadirme con una dulzura tal que no me dí cuenta cuando resbaló de mis dedos el pitillo.

El sitio en que estaba, el último girón de mis recuerdos, la noción de mi sér, todo fué borrándose lentamente y mi yo flotaba entre la vigilia y.el sueño como flotan las blancas nubes entre el cielo y la tierra.

Primero un suspiro, después una queja y por último un sollozo profundo hirieron mis oidos y yo, con dejadéz, de una manera vaga pregunté más bien con la imaginación que con los labios ?quién se queja ahí?

Yo, respodieron muy cerca de mí.

Pero ¿quiénes yo?, repiiqué sin querer abrir los ojos y pesándome entablar aquei diálogo que robaba dulzuraá mi sueño.

Yo, tu amante de casi la mitad de tu vida, la que por más de diez y siete años te ha seguido á todas partes: la que ha consolado tus horas amargas y velado en tus insomnios; la primera que tus labios han besado en la mañana y la que te ha acómpañado al lecho en las horas del silencio; soy yo, la reina de todos los vicios: soy el cigarrillo. -

-Ah!, el cigarrillo, dije yo sin querer investigar si aquello podía quejarse ni hablar, y bien, ¿qué quieres de mí?, 1e pregunté.

¡Y tú me lo preguntas. Quiero que no me abandones: que seas mi subdiro y adurador.

Hace muchos días, muchos, que vehgo oyéndote decir que no encuentras medios para deshacerte de mí; que soy un vicio al que debe desterrarse porque no conduzco ána da, y además causo graves trastornos á tu organismo. Que no tiene voluntad quien no vence al tabaco.

¡Y me lo preguntas! Dáí, ¿no es cierto que te has pasado veinticuatro horas, ¡un dia entero! sin darme un solo beso, tú que ni aun estando enfermo te has separado de ní?

Es cierto, respondí. Me he tlecho un

juramento de no fumar más y espero conseguirlo apesar ce tu poder, que es grande. Creo que el hombre que ro domina sus vicios estáinhabilitado para áscender en la vú II perior; quédate, pues, para los que se figuran que han sido pllestos en la vida para hartarse de todo aquello que sus sentidos apetecen; esos viven de deseos que jamás se sacian.

Mírame, gritó'¿sollozáate aquello que me hablaha; yo no soy en realidad un cigarrillo que se consume á tus pies: yo soy el alma del vicio encarnada en uno de sus símbalos; el tabaco. o

¡Cuán hermosa soy!, mírame. Son débiles y acariciantes mis brazos, dulces mis besos, mis emanaciones delicadas. Quién me gusta una vez no me olvida jamás.

Mis adoradores son incontables. Soy adivinación en el jugador, en el inventor idea ingenio en el literato y en losamantes pasión.

Soy rosi de sensualidad en boca de la hetaira, esperanza en el preso, alegría enel.. obrero y barcarola entre los viejos lobos d4$ mar.

Adórame ¡oh tá, el despreciativo!; tú sabes que mis espirales azules se retuerzan lo mismo bajo los artesonados techos de los palacios, que bajo las frías hóvedas de los conventos de monjes, que en las humildes cabañas de pescadores; que he contemplado batallas horribles y combates espantosos: yo soy la reina del mwundo masculino, ¿me abandonarás tú?

S8Sí, repliqué henchide de una voluntad poderosa.-Serás el último cigarrillo que fume en mi vida. --.

-- Entonces, repuso 1a deidad viciosa, dé)a medarte mi última can¿la.

Un grito se escapó de mis labios. La,brisa, levantando la pavesa encendida de mi úlcigarrillo la lanzó contra mi rostro dejando en él una rosa-de fuego:

Diá'ogo entré mi yo y una colil'a de cigarrillos |
E. CONTRERAS.

uyendo dela calor...camino de Nueva Y ork

ó la homilia >v Después que le de don Luis Muñoz Morales,

quiso curarse los males do á la famil 1a. visitan

-

MiENTRAS que el cierzo abate con furia los árboles vecinos, he de contarte, Celeste mía, una historia corta, á condición de que al final selles los labios del historiador con los tuyos, tan frescos y rojos como amapolas al amanecer.

Pues señor, érase una princesa que como todas las princesas de los cuentos era hermosa y padecía mal de amores por un lindo mozalbete, que ¡no te sonrías! no era ni trovador ni paje como en los cuentos viejos son casi siempre los héroes de su cándida fábula.

Muchas veces, en el intrincado bosque que rodeaba el palacio de la princesa, sorprendió á ambos jóvenes en sus tiernas pláticas el anochecer, con su cortejo de sombras y su melancólica música de canciones de labriegos que se retiraban al hogar, chirriar apesadumbrado de carretas y repique de campanas que piden á los hombres un piadoso recuerdo.

Enviándose mutuamente con la punta de los dedos una porción de besos, se separaban nuestros enamorados. La princesa retirábase sigilosamente á sus habitaciones y el galán se alejaba á través del bosque repitiendo sus labios, como se repite una plegaria. las mentiras de oro y rosa que son lazos que atan los corazones juveniles.

Hasta aquí Celeste mía, la historia no ofrece particularidad alguna. Entra ahora lo más escabroso de ella, y no sé como decidirme á contarte lo que á mí me enseñó, sin grandes preámbulos, un cronicón en pergamino que relataba el caso con más licencia que galanura. Ea ; -

Cierta tarde de otoño, un -imprevisto aguacero obligó á nuestros héroes á refugiarse en las ruinas de un castillo habitado por las aves de rapiña.

Sentáronse los enamorados en una piedra y continuaron su charla: qhe para el amor cualesquier uempo y lugar fueron siempre propicios.

Dice el cronicón que en aquella tarde desatáronse espantosamenñte sobre la haz terrestres los elementos; que el huracán silbaba duro y furioso, que el trueno poblaba el epacio de fragoroso y amedrentador eco: que el rayo partía en dos mitades los más añosos árboles, que la luvía chapoteaba persistentemente sobre la tierra húmeda, que el relám-

pago besaba con luz infernallos verdores de la campiña, las rojas fachadas del palacio, los verdinegros troncos de los robles é incendiaba por un segundo las negruras del firmamento.

Atemorizados. la princesa y el galán aproximábanse el uno al otro, como si .acercando sus cuerpos fuese menor el riesgo que Corriesen.

Advierte aquí el cronicón con mucha cordura que aquellos que apresa Cupido, cuanto más cerca se ven corren mayor nego que pólvora junto al fuego, y que no hay sorprenderse de que la princesa y su ; al sentir confundirse sus alientos, experimentaran insólito malestar que les hacía mirarse á los ojos con mayor avidez que nunca, mientras que sus cuerpos temblaban como temblaban en tal tarde las hojas de los árboles.

Llegó para ambos jóvénes uno de esos paréntesis de silencio imposible de sostener cuando el alma rebosa pasión y convierte el cuerpo en un esclavo trémulo y ansioso que, si es menester, atropella por todo, con tal de apagar el ine21arrable fuego que le consume.

¿Querrás creer Celeste, que nuestro héroe, en el momento decisivo en que pudo ganar la más dulce y sabrosa victoria que puede alcanzarse en la lucha de amor, se levantó del lado de la princesa invocando no sé qué de púdioo respeto precismnente cuando el ene-

* Tu sagacidad femenina me ahorrará el ep¡ logo de esta rápida historia.

Adivinarás que la dama desde aquel momento cobró odió á su galán y que, en justo pago á la respetuosa tontería suya, casó pocos días después con un caballero de la corte que no era, ni mucho menos, tan generoso con el enemigo rendido como el héroe de m historia.

Y si ésta, Celeste mía, fué de tu agrado, sella los labios del historiador con los tuyos, tan frescos y rojos camo amapolas al amaDELEE. ...

.6 CUENTO DE AMOR sj
..........................................
QAlejanaro Larrubiera. Daa E

De su gentil belleza haciendo alarde, Enamorada de su rico velo, Al apacible brillo de la tarde

Una soberbia rosa se miraba

En el limpio cristal de un arroyuelo.

De repente la brisa impetuosa

Sopla atrevida, y de la frágil rosa Arrebitó en vertiginoso vuelo La corola fugaz, que el arroyuelo Arrastró en su corriente.

Tal es de la Beldad la triste historia, La infortunada suerte: Brilla un instante, y cambiala en escoria El soplo de la muerte.

RAFAEL TAMAYO.

El zafacón

Empezemos diciendo que esta palabrota es un barbarísmo porque no existe en castellano tal vocablo.

Por otra parte si se quiere hacer un eologismo, utilizando la palabra arábica za/a, que significa escudilla, dígase entonces za/ón, como de caja se deriva cajón.

-- Pero noes solamente el disparate del vocablo, importado por los superhombres redentoristas para higienizarnos, sino que en ninguna ciudad civil/zzada se usan los tales z2aJacones á las puertas de las casas de media nuche en adelante.

Ni en Londres, Paris, Berlin. Viena, Madrid, Barcelona y Nueva York hemos visto esta ringlera de focos fperminentes de materias infectas. impidiendo el tránsito de los vecinos por las aceras y calles y saturando sus membranas pitintarias de microbios y malos olotes.

La medida de los tiles za/acones es alamente anti-sanitaría. Estos receptáculos de residuos domésticos no deben. salir á la vía pública. Deben situarse en los patios,y los que prestan el servicio público de la extracción de basuras que penetren en ellos á recogerlos y retornarlos vacíos.

La Junta Insular de Sanidad d:be estudiar

le| y

A un jilguero

¡Oh cuánto es á la tuya párecida Esta mi triste vida! Tú preso estás, yo preso: Tú cantas, y yo canto, Tú simple, yo sin seso, Yo en eterna quietud y tú travieso, Música das á quien tu vuelo enfrena, Música doy, aunque á compás del llanto. A quien me tiene en áspera cadena. En lo que es diferente Nuestro estado presente Es en que tú, jilguero, Vives cantando, y yo cantando muero.

BATTISTA GUARINL

y plantear la recogida de los desperdicios domésticos por medio de una brigada de muchachos, que los conduzcañn á una gran huerta, donde se utilicen como abono, y suprimir por anti-higiénicos lus zafacones. El excreta en muchas ciudades, bien administradas, da dinero, y aquí provoca gastos y molestias al vecindario.

Regreso

Don Fernando Fernández González, socio de la popular casa Gonzáles Padín Hermanos, ha retornado á sus tareas comerciales, después de un viaje de recreo y negocios, conjuntamente, hecho por Europa.

Muchas de las compras efectuadas llegaron con el señor Fernandez y son de alta novedad.

Todo amante cuando dá una cita siempre dice: A tal hora en punto.

Y quien asegura esa hora correctamente? Solo un reloj Waltham de la joyería Kerhan.

La casa que no vende á plazos. San Justo 14%

A PEO C TNE e EE ON EA A U SNE ON EE -E A I NPAN EE TA =
MADRIGALES
Di

Un doctor tenía un criado y, por descuido ó desgracia, Ó ambas cosas, sucedió que le quitaron la capa. Dió cuenta al doctor del hurto. pensando que en él hallara el remedio de aquel mal, y él, espetado en su barba, le dijo: Sangraos, y el criado respondió: Pues quien se sangra ¿convalece de los hurtos? Necio, le dijo, en mi casa ¿hay más remedio? Sangraos y de la vena del arca; potque así podréis comprar otra capa y muchas capas. H

La madre de un gran doctor cayó en Nápoles enferma de una enfermedad que nadie llegó á entender su fiereza. Los médicos afamados fueron con gran diligencia á visitarla, cumpliendo la urbanidad que profesan. Y viendo tan grande achaque, poniendo en arcos las cejas, decretaron que no había en toda la humana ciencia remedio á 1an grande mal.

Pero suplicó la vieja: Mi hijo me ha de curar, y por dejarla contenta recetó algunos remedios, y obraron de tal manera que cobró luego salud. Y del mismo la suegra -' del doctor ¿a_vó al instante

y le negó la asistencia, diciendo: A mi madre, es claro que lo que la dejó buena no fué lo que receté, sino el hallarla dispuesta de la fe que en mí tenía, cor que ga¿é fama eterna: pero en mi señora es cierto que va volada mi ciencia, porque en su yerno jamás tuvo fe ninguna suegra.

L

IBien pienso que conociste á Pedro Núñez de Soria. En Castilla le traté y era hombre amable y gustoso. Ese, pues, poco dichoso, tan pobre en un tiempo fué Que por alcanzar apenas para el sustento, jugaba la mohatra, y se adornaba tedo de ropas agenas. Riñó su dama con él, y en el cuello que traía, ajeno como solía, hizo un destrozo cruel. El dueño, cuando entendió la desdicha sucedida, á la dama cuellicida, fué á buscar y así la habló: Una advertencia he de haceros, por si acaso os enojáis otra vez, y es que rifáis con vuestro galán en cueras: que cuando la furia os viene, si vestido le embestís, haced cuenta que reñis Ccon cuantos amigos tiene.

DESEODOSSODSSESESEDSSSECEOS SOOSESAE

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Tomás Manuel de Paz. J. Ruúíz de .-l!ufoón_.
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sescaeO

VARIEDADES Y PASATIEMPOS e |

EPIGRAMA

Todo es según el color del cristal con que se mira esto meditaba Elvirrecordando á Campoamor; Mas Irene alegre chica, liada de ilusiones llena y sin saber lo que es pena le dice: esto nada indica ni viene al caso la cosa; en conjeturas te pierdes yo aunque lleve gafas verdes lo veré color de rosa.

Faulgeneia Barador

DEL AMOR

El hombre enamorado sigue á la mujer, como el toro sigue al sacrificador, Salomón.

Inexplicablé es, en verdad, el corazón de un amante. Adora á su amante porque es virtuosa, y enoja contra ella porque no quiere dejar de serlo.

Champíort.

LABORATORIO

HISTO - QUIMICO -MICROBIOLOGICO DEL Lcpo. RAFAEL DEL VALLE SÁRRAGA, Químico-Farmacéutico y Bachiller en Cie.cias de la Universidad de Michigan.

TELÉFONO, 406. APARTADO, 935. OFICINA: ALLEN, 83.

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Donde hay verdadero amor, no hay diñcpl tad que no parezca fingida, no hay peligro que espante, trabajo que acobarde, ni muerte que atemorice.

Lo que menos se encuentra en amor, es galantería.

La Rochefoucauld.

PENSAMIENTOS

Olvida lo que diste, y acuérdate de lo que has recibido.

Menandro.

La única garantía de una larga paz entre dos Estados, es la impotencia recíproca de no perjudicarse.

Lévis.

Todo aquel que desea tener más de lo que posee, es pobre, por más opulento que parezca.

Sanazar.

Para hablar bien, es preciso hablar poco.

Cristina de Suecia.

Manuel Mocete Padilla

AGENTE DE LA REVISTA VIDA ALEGRE

Ponce. P. O. Box 112. TELÉFUNO 22 Agente Corresponsal de varios periódicos importantes.de San Juan, de la Isla y del extranjero. -Acepta agencias y comisiones.

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Dr. Eligio F. Res

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Universidad de Pennsylvania.

«Plaza de Baldorioty.»

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1 á 5 P: M

Teléfono 123.

Los domingos á horas conrencionales.

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