Revista de la Asociación de Mujeres Graduadas de la Universidad de Puerto Rico (marzo-julio 1944)

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Asociaciún de Mu,ieres Gmdmulas U11i versidc1.d de Puerto Rico

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Directora:

Margot Arce de l'á.zquez

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Sub-Directora: Julita Cúrcloba Infante

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Administradora:

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Generosa Ferná11dez Sub-Administradora: Laura Torres

Redactoras: Isabel A . de Aguilar Carmen R. de .4l11Clrado Concha Meléndez Anto11ia. Sáez Ni/ita Vientós Gastón .

CONDICIONES DE VENTA Y SUSCRIPCION Número suelto ----------------- S0.25 · Suscripción Anual -------------- Sl.00 Apartado 392.1. Santurce, P. R. ¡,

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SAN JLAN. P. R.

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REVISTA PUBLICADA TRIMESTRALMENTE POR LA

ASOCIACION DE MUJERES GRADUADAS DE LA

UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO

MARZO Y JULIO 1944

AÑO. V - VOL. 2.

SAN JUAN BAUTISTA, ISLA DE PUERTO RICO


INDICE Pág. La Unidad de Pensamiento de Miguel de Unamuno - · Su proyección en los Géneros Literarios ..............................................................

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Adiestramiento del Trabajn<lor Social en Puerto Rico. · por María Pintado de Rahn ....................................................................................

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"La Vida es Sueño" y una 0)linión rl<' Vallmcna Prnt, · por J orgc L. Porras Cruz ........................................................................................

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Refcrendum sobre la Enscñ:mza Religiosa en las Escuelas Públicas de Puerto Rico - Informe .........................................................................................

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La Unidad de Pensamiento de Miguel de Unamuno Su Proyección en los Géneros Literarios

Miguel de Unnmuno unifica su pensamiento volitivamente. El querer traza el pensar: el querer, tanto del escritor como de la palabra. Lo que vale en su pensamiento es la consecuencia pragmática de la expresión y no el poder discursivo, la tonalidad lírica y no el espíritu propiamente filosófico. Lo que llama la atención en Unamuno es la posición del hombre frente a la idea, ese egocentrismo metafísico que hace de su y,o el centro de gravitación de toda cosa. De ahi que la raíz de su pensamiento sea una develación de lo poético, una heterodoxia en acción. La angustia del pensamiento unamunesco tiene su entronque en este enraizamiento de la criatura poi· hacerse universo en la palabra. La doctrina nace despavorida, con u.1 fondo ideológico velado y desvelado en el movimiento histórico del ser individual. Participa Unamuno, en el modo de producir sus ideas, de una impulsión demoniaca que se desborda con una seca hermosura ante la insistencia del misterio de la vida, de lo que es suprarracional y no puede traducirse como certidumbre lógica. El tono de confesión se prolifera en una órbita de cosmicidad, y se origina cuando la verdad no puede independizarse de la vida. Entonces todo argumento de cariz filosófi co se toma argumento ad hominem: el yo es la suprema idea que desmenuza toda idea menor. Unamuno necesita sustanciar la per~ona que piensa e ininvierte el aforismo cartesiano: Soy, luego soy pensante. Y como el ser se resiste a su racionalización, de ahí el método de la pasión que se destila entre la verdad y la vida. Esta dialéctica interna del pensar-sentir, proceso vital y no mecánico, pasa por sobre la coherencia y formula un sistema. de lucha con el ángel de lo inefable: Unamuno mira cómo la idea trepa por la escala de Jacob pidiendo signos a lo eterno. En Unamuno asistimos al advenimiento del yo continuamente. El yo asustadizo de su propia esencia, creado por la batalla entre la c1fatura y la Deidad que Jo contiene. Se nos viene encima esa batalla irisada de dolor entre la individualidad y Ja personalidad. El acento patético sube con ánimo de olvidar el mandato recto1· de la inteligencia. La e.xaltación volun-

tarista del yp se alimenta del crecimiento de la angustia de no morir. El estar de la criatura, alejada de la Gracia Divina, es un estar en el tiempo. Porque la aparente escisión ent1·c la vida y la razón uaamunescas tiene un soporte más conmovedor en el modo cómo se relacionan la criatura y el Creador, en el modo de no resignarse a ser creado como un ser hacia la muerte y en el modo agónico de generar el ser como consecuencia de su inserción en la Nada. La agitación que oscila en el fondo del ser tiende a reglar todo pensamiento como una unidad sinfónica de la actitud del hombre frent e a la idea del anonadamiento. Lo que priva en Unamuno es la reciedumbre de la actitud, el gesto o la gesta de lo finito, y no la concat enación de la idea produciéndose a través de un proceso discursivo. Lo asistemático -fluir ele la conciencia en el espacio y lo problemático - fluir de la conciencia en el tiempo - son los dos centros tónicos del pensamiento unamunesco. La identidad del pensar y el sentir, con su carga emotiva de esguinces paradojales, hacen la palabra en este escritor. La frecuencia con que se produce la paradoja, su movimiento sintomático y su reflejo linguístico son facetas de la actitud psicológica que se mece entre lo oral y lo escrito. La actitud - lo que hace la unidad del pensamiento - se expresa en una especie de multiplicación rcgresional de la idea y hace del problema de la forma el verdadero fondo del pensar. Muy por atr:ís queda el aislamiento de la verdad objetiva. La idea funciona como soledad y desnudez. El pensamiento se resuelve en dialéctica, no en una dialéctica de tipo hegeliano en que la coherencia lógica es la misma realidad del pensamiento, sino en otra en que la t esis y antítesis, independizadas de la fo1·malidad o secuencia, vendlian a conjugarse como la sístole y, la diástole del corazón. Es la fórmula típica del pensar espaf1ol: el pensar con la sangre. En esta diaéctica no hay síntesis revolucionaria, no hay proceso mecánico, por lo mismo que no se persigue escanciar una solución de lo que se piensa. La problemática queda en pie virtualizada por lo asistemático del pensamiento.


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El anhelo prometeico queda perennemente sostenido en el aire de esa actitud de robar el fuego a los dioses para alumbrar el rostro de la verdad. La verdad es cainino antes que posada. Camino por abrir. El peJ!samiento de Unamuno posee un ritmo circular. Se clava su propio aguijón para fecundarse. Se simplifica en In confusión. Se desnuda en la sangría del alma. Ya decfa este escritor uqe In repetición era la sustancia de la dicha. Repetición por regresiones. Variación en el tejido del ritmo en torno a un mismo motivo esencial. Esta monotonía proliferada en la forma hace la base prístina de la unidad en el pensar. Lo monótono aquí quiere significar simplemente la insistencia de un ser en su acto de descubrimiento por la presencia de la muerte; el hombre tiene que ser inmortal. Hace de esta idea toda la idea-fuerza. ("Todo autor que escribe mucho se repite mucho, y cuanto más original sea, cuanto más saque de su propio fondo en vez de limitarse a contar lo que oye e nderredor, tanto más se repite. Los más grandes genios han sido espíritus de unas pocas y sencillas ideas expuestas con más vigor y eficacia, pero con más uniformidad y constancia, que los escritores de no más que talento regular. Hombres ha habido cuya importancia ha sido el ser hombres de una idea, ideas encarnadas. En fuerza de vivir una idea sencilla, pero noble y fecunda, han logrado presentárnosla bajo todas sus formas. La variedad, Ja multiplicidad de puntos de vista acusa casi siempre cierta endeblez espiritual. Y no necesito encarecerte esto, porque sé bien cómo admiras a San Atanasio porque fué el hombre de una idea"). El que el hombre tenga que ser inmortal es una justificación de la voluntad más que del intelecto, es la proverbial gana española. Lo mental es el velo de lo catártico en este caso, lo que purga el ser de la irritación que le produce la sensación de la nada al rondarlo. Por eso Unamuno ve en el pensamiento el dilema un si es no es juguetón que se ahoga espiritualmente, el planteo irónico en que la. entraña del querer se sobrepone como un sostén angustioso en la nada. De ahí también ·la angustia del existir. La persona viva se alimenta del tiempo y adquiere experiencia en este crecimiento del tiempo hacia. Ja eternidad. Se asiste, pues, a la eternización e infinitación de la persona en el tiempo y en el espacio. Persona es lo que actúa, lo que obra, no lo que reflexiona. Per-

sona es la protagonización del pensar. El pensar no tiene objetividad propia. Es uno mismo con Ja persona. Por mediación de él se genera. la esencia dramática del ser. Esta esencia de actuación vital, de representarse en In palabra viva que es el pensamiento, muchas veces sobrepasa Ja especulación teórica Y convierte a ésta en drama. Drama de la personalidad. Porque la forma de habla1· o de escribir es creadora de lo espiritual en el hombre. Lo espiritual, la sustancia en lucha con su devenir, hace de Miguel de Unnmuno el hombre que agoniza pensando. Este vasco español tal parece un Tántalo en eso de desear un fin inasequible, en eso de querer sin esperanza última, en eso de quorcr vivir del misterio insondable de su personalidad. Toda concincia lo es del misterio. Y todo misterio engendra dolor. Y todo dolor, amor. Hay, pues, que decidirse por Ja felicidad, que es un concepto, o por el amor, que es un dolor. La. persona se halla a sí misma en el ámbito del dolor. Concientizarse a través del tiempo es adquirir unidad para la conciencia individual. Toda unidad se piensa inexistente en la agon!a del tiempo. El ser de bulto y sustancia fluy,e indefinidamente hacia la perduración en la agonía. Este atrevimiento metafísico de alimentarse del dolor para ser, este sentido extrateórico de querer ser inmortal, no por voluntad del conocimiento que da la catego1·ía, sino por Ja voluntad del a mor que da la sustancia, lleva a Unamuno a crearse una concepción del mundo cuyo soporte más auténtico es Ja eterna esperanza. La esperanza que se realiza en la esperanza siguiendo una !!nea de reproducción infinita en el tiempo. Porque el tiempo es la estructura de la esperanza. Ya sea esperanza del recuerdo que no ha muerto como recuerdo de la esperanza que no se ha realizado aún. El no llegar nunca a la. fijación del ser. El pelear contra el quietismo místico. El no morir del ser que no llega nunca a su suprema desnudez. El hombre agoniza porque no puede conceptualizar la verdad. Y agoniza también porque al hacer de Ja vida un criterio de verdad tiene que renunciar al planteo de la propia pregunta sobre el ser. Plantea más bien el sentido de la pregunta, cómo es probable el problema. A esto llamó Unamuno escepticismo. (El sentido que doy .ª esta palabra scepsis difiere bastante sensiblemente del que se da de ordinario al término escepticismo, por lo menos en España. Scepsis significa rebusca, no duda, a.


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menos que no se entienda por ésta la duda metódica a la manera de Descartes. El escéptico, en este sentido, se opone al dogmático, como el hombre que busca se opone al hombre que afirma antes de toda rebusca. El escéptico estudia pnra ver qué solución pueda encontmr, y puede ser que no encuentre ninguna. El dogmático no busca más que pruebas para apoyar un dogma al que se ha adherido antes de encontrarlas. El uno quiere la caza, el otro la presa, y es en este sentido en el que hay que tomar la palabra escepticismo cuando la aplique aquí a los jesuítas y a Pascal, y es en este mismo sentido en el que denomino al probabilismo "un proceso escéptico"). La fe apriorística no precede a la voluntad, sino ésta a aquélla. Es, para Unamuno ,la misma voluntad de creer. Porque la fe participa también de la inteligencia. Esta caza del misterio a través de la scepsis tiene una íntima relación con aquella otra palabra que Aristóteles denominó aporía. Aporía significa etimológicamente sin camino. Unamuno se agarra al pensamiento como contradicción. A través de la antinomia querrá plantearse el sentido de la pregunta sobre el ser. Y abrir camino, si es que lo encuentra. Por eso la característica más visible de su pensamiento es la inquisitividad, y su labor más noble el de servir de partero de otros pensamientos. Lo que Sócrates dibujó como la mayéutica. Lo que diferencia a Unamuno de Sócrates o de Nico\ai Hartmann, filósofo de la problematicidad, es que a él no le interesa la teorética, o mejor dicho, el sistematizar la problemática. Utilizando su familiar forma de raciocinio, pod1iamos afirmar que Unamuno se nos queda en la problemática de la problemática, en ese acto sintomático de la delectación agónica del 11ensamiento. Este poeta (antes que todo es poeta) se deleita dolorosamente en perseguir una esencia huidiza encarnada en Ja desesperación del ser que la soporta. Quiso hacer de la desesperación una intuición del mundo. Con ella trabajó su pensamiento, casi huérfano entre la vida y la mue11;e. Con ella alzó el mundo hasta la sangre. No quiso cuajar en témpanos la corriente fugitiva. Se vió asido a un fervor polémico como consecuencia profunda de la continuidad de su ser. Atrás la estatua que se levanta como urgencia concreta de lo definitivo. Delante la danza, la danza de las ideas en su brevísimo término, porque Ja respuesta que nos pide la vida tras-

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ciende nuestra capacidad cognoscitiva. Unamuno, que ve la radical insolubilidad de la vida y la impoten¿ia de la razón para proyectarla en toda su plenitud, busca consuelo en el desconsuelo. Adorna el desierto de su frente con el ramo de olivo inundado en guerra. Paz en la Guerra. ("En el seno de la paz verdadera y honda es donde sólo se comprende y justifica la guerra; es donde se hace sagrados votos de guerrear por la verdad, único consuelo eterno; es donde se propone reducir a santo trabajo la guerra. No fuera de ésta, sino dentro de ella, en su seno misJJJO, hay que buscar la paz; paz en la guerra misma"). Desde que Unamuno empezó a escribir para su pueblo, de mano a mano con este sentiJJJiento trágico de la vida, siguió esta vuelta y revuelta en busca de camino cierto. Y o no pudo dar con él sino en esta guerra civil del pensamiento tejido de Intimas contradicciones. Como Cristo no vino para meter paz, sino espada. Esta espada fulgurante del sueño de no morir, cuitada en su hoja temporal-infinita, da con su pomo en el misterio y nadie responde sino es la miseria del filosofar. Por eso quiso renunciar a la razón y no pudo. La necesitaba como alcahueta de la palabra viva. Su vocación de infiinitud no le deja llegar a ese punto privativo de Ja filosofia que se denomina teorética. Hay en él ese punto de apoyo de lo inefable que le insta por ley de vida a la sobrestima de lo problemático como insuficiencia de la razón para develar la verdad. Esta es la faz patética de su prometelsmo. Del más hondo de todos, el de la religión. ("Mi religión es buscar la verdad en la vida y, la vida en la verdad, aun a sabiendas de que no he de encontrarlas mientras viva; mi religión es luchar con Dios desde el romper del alba hasta el caer de la noche, como dicen que con El luchó Jacob. No puedo transigir con aquello del Inconocible - o Incognoscible, como escriben los pedantes - ni con aquello otro de 'de aqui no pasarás'. Rechazo el eterno ignorabirnus. Y en todo caso quiero trepar a lo inaccesible".) Su lidia con el misterio está estrechamente relacionada con la necesidad metafísica de querer que Dios exista para garantizar la propia inmortalidad. La inmortalidad del airo.a es un supuesto previo de la existencia de Dios. Unamuno subordina lo ontológico divino a lo ontológico humano. Y esta supe-


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ditación de la esencia de Dios a la del hombre hombre limitado por el espacio Y el tiempo. En Jo eterno, la persona es Dios. O mejor (Dios soy yo eterni1.ndo e infiinitndo) constituye lo ; intom:ítico del pensamiento religioso dicho Dios en nosotros. La Humanidad toda hech; Persona es Cristo. Miguel de Unamude Unamuno. En In relación de criat ura a Creador hny toda una metafísica de 13 pe1·so- no es, a pesar de toda esta fusión del todo en todo, Miguel de Unamuno, conciencia indivinalidad. ("Quien lea con atención Y sin ant eojeras la 'Crítica ele la Razón Práctica', verá dual salvada en esta conciencia colectiva ele! que, en rigor, se deduce en ella la exist e1.1cia Universo. ("Pero en esta final solida rizaci6n, de Dios de la inmortalidad del alma, Y no esta en ésta Ja verdadera y suprema cristinación de aquéll:i. El impcrntivo categórico nos lle- de las criaturas todas, qué es de cada concienva a un postulado moral que exige n su vez, cia individual?, ¿qué es de mi, de este pobre en el orden teoló:;:ico o más bien escatológico yo frágil, ele este y,o esclavo del tiempo Y del la inmortalidad del alma, y para sustentar espacio, de este yo que la razón me dice ser esta inmortalidad :iparcce Dios. Todo lo de- un mero accidente pasajer o; pero por salvar más es escamoteo de profesional de la filoso- al cual, vivo y sufro y espero y creo? Salvafía"). Si Dios es, pues, el productor de in- da la finalidad hum:ina del Universo, si al fin mortalidad, el pretexto infinito para asegu- se salva; salvada la conciencia, ¿me resigrar nuestra sobrevivencia, no le queda a na ría a hacer el sacrificio de este mi pobre Unamuno otro camino que el de ser Dios, ha- yo, por el cual y sólo por el cual conozco esa cerse Dios. No porque aspire a suplantar a finalidad y esa conciencia?"). Unamuno se Dios destronándolo, sino porque en su sed resiste a hacer ese sacrificio. No quiere maprometeica sólo Dios posee inmortalidad. tar el tiempo, no quiere matar el yo, no quie("¡Ser, ser siempre, ser sin término! Sed de re acabamiento en Dios sino más bien que ser, sed de ser más, hambre de Dios, ·sed de Dios sea nuestro Yo proyectado al infinito. amor etemizante y eterno, ser siempre, ser Humaniza a Dios. Le toma finito. Dios, en Dios!") El pensamiento oculto que hay detrá s su metaforización última, en su personalizade este prometefsmo reli:;:ioso es el terror a ción, es la carne del Universo, así como Unala nada, la cual hace padecer fuerza al cielo muno es la carne de su espíritu. Estamos en para que haya Dios en lo eterno que justifique lo alto de la tragedia, allí donde nos habla nuestra finitud. Unamuno de antropo!ogfa filosónca. El homEsta finitud del hombre, esta pobreza de bre de carne y hueso constituye el supremo la conciencia alelada entre lo inacabable del objeto de toda filosofía . Por esto se colige tiempo y lo ilimitado del espacio, forma la cómo la parte afectiva tiene primacía sobre base de toda filosofía. La filosofía es el hom- la parte intelectual del ser. El hombre verbre finito que aspira a ser Dios. La filosofía dadero nunca podrá concebirse anonadado. Si es metafísica humanista antes que teoría del la razón le obliga a ello, el sentimiento se Conocimiento. Unamuno se adelanta en pro- convertirá inmediatamente en criterio de verclamar que la esencia constitutiva de lo filo- dad. La vida, como tal vida, es una concepsófico se resuelve, al fin y al cabo, en Ontolo- ción del mundo. Y la vida debe vivificar el gía. Lo epistemológico le interesa en tanto espíritu que se muere. Este vitalismo no esen cuanto sirva como lazarillo del problema tá defendiendo el superficial joie de vivre del ser. Porque hay una sola finalidad: el exaltado por los franceses que es un concephombre. Se filosofa para vivir en eternidad. to hedonistico como lo es el Carpo Diem de Y antes queremos ser eternos que buscar una Horacio, sino más bien exalta la base irrasolución racional que nos explique qué es el cional que define la sustantividad del hombre ser. Este pragmatismo metafísico originado después de la muerte como algo concreto, en la necesidad del hombre de no morir in- unitario y personal. ("Lo que determina a troduce en el pensamiento de Unamano una un hombre, lo que le hace un hombre, uno y suprema nota axiológica: la persona. La per- no otro, el que es y no el que no es, es un sona, para Unamuno, es el valor sumo. En principio de unidad y un principio de contiella hay que centrar la luz que pueda apor- nuidad. Un pr incipio de unidad primero en el tar la investigación filosófica. En lo aparen- espacio, merced al cuerpo, y luego en la acción cia!, la persona es el hombre de carne y hue- Y en el propósito. . . Y un principio de conso que vive y muen1, sebi:e flvlle, muere. El tinuidad en el tiempo. Sin entrar a discutir


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-disc'usión ociosa-si soy o no el que era ha- es la sustancia misma de In historia. No el cace varios aiios, es indiscutible, me parece, el dáver de lo que no dejó huella, sino la esencia hecho de que el que soy hoy proviene, por resurrecta de lo español. Esta es la historia serie continua de estados de conciencia, del verdndera que crea porvenir, recuerdo que que era en mi cuerpo hace veinte años. La puede tornarse en esperanza. Estn lucha enmemoria es la base d~ la personalidad indi- tre la tradición eterna y el tradicionalismo esvidua!, así como la tradición lo es de la per- tanco fué la que creó las grandes individualisonalidad colectiva de un pueblo. Se vive en dades del 98. Sobre todas, Unamuno se destael recuerdo y por el recuerdo, y nuestra vida ca como representante típico de esta soledad espiritual no es, en el fondo, sino el esfuerzo española. Hecho espiritual que le llevó a imade nuestro recuerdo por perseverar, por ha- ginarse que él era España. Es la misma relacerse esperanza, el esfuerzo de nuestro pa- ción de criatura a Creador. Ser Unamuno, ser sado par hacerse porvenir"). Esta revertibi- España, ser Dios. Y este grandioso ensueño de lidad mornl del tiempo es la zancadilla in- apocatastasis nacional, que le hizo pronunciar ventada por Unamuno para salvar el tiempo aquellas irracionales palabras "A mí, que tande la muerte de a eternidad y parn salvarse to me duele España, mi patria, como podrfa él del gozo de la visión beatífica. ("La eterni- dolerme el corazón, o la cabeza o el vientre" .... dad, como un eterno presente, sin recuerdo y le hizo concebir un Dios españolizado en la sin esperanza, os la muerte"). El hombre esencia del Quijotismo. El Quijotismo era pnUnamuno hace de la esencia viva del pasado ra él la religión nacional. Y esta religión nala base constitutiva del ser. Este pasado que cional tenía su espejo más recio en aquel culto no muere, que se deposita en el fondo de la a la muerte, que es culto de inmortalidad. El memoria, es lo que genera la identidad del Cristo agonizante, el Cristo Español, represenser a trnvés del cambio temporal. Movimien- taba la forma sagrada, la sobrehaz de la muerto hacia atrás y movimiento hncia delante, y te, el sueño de no mo1;r. Si la vida es el sueel hombre despavorido siéndose en este eterno ño de no morir, si Unamuno es el hombre que vaivén. Proceso dialéctico que no habrá de lidia con el misterio de la vida y de la muerte, resolverse nunca en intemporalidad, sino en este Cristo agonizante que resucitó será la duración de la individualidad concreta en el prueba de su inmortalidad, el Dios de España. tiempo. Unamuno quería una eternidad del El pensmaiento de Unamuno viene a corrobofluir y del refluir. Trascuna y, trastumba. rar In mejor tradición española. Don Quijote Esta continuidad ininterrumpida del pasa- -pienoa él- es la garantia de la inmortalidad ,do al futuro y del futuro al pasado, devenir y de España, crea a España a traves de la fe revenir, forma no solamente la realidad del quijotesca como Unamuno a la vez crea a Dios hombre, sino también la de los pueblos. Una- como garantizador de su propia inmortalidad. muno une su propia vida a la de su España Don Quijote sobrevive por su amor a la gloria, en tanto en cuanto identifica esta sucesión que es una especie de inmortalidad, y por la ontológica del ser en el tiempo con el concep- conquista del reino de la fe basada en el conoto de la tradición eterna como la base intra- cimiento heroico de la personalidad. Unamuhistórica de la nacionalidad. Distingue entre no se llena de la resonancia quijotesca luchanel tradicionalismo y la tradición, entre el cas- do heroicamente contra el fantasma de la naticismo y la casta, entre la historia oficial y da. La angustia de la nada le hace concebir la profundidad madrepórica de la historia te- a Dios como sueño de su alma, asi como Dios, jida por los hombres oscuros y anónimos. Ese para poder libertarse de su esclavitud eterna, pasado pesadillesco de las glol'ias nacionales, para poder hacerse finito en Cristo muriente, hez de la historia, que intentó resucitar en tiene que soñar a Unamuno como sueño singuEspaña el régimen franquista, constituye el lar. 'España ya no aparece como espacio merapedestal sobre el cual se asienta la envidia mente geográfico. El pensamiento de Unamucainita española. Es el pasado muerto de los no la convierte en una Ciudad de Dios, en una tradicionalistas, el espejo momificador de la patria celestial. ("No es tu reino, oh mi patria, sensibilidad nacional. Unamuno reacciona con- de este mundo"). Este proceso de subjetivatra esta encerrona del tiempo muerto español, ción de España es el mismo proceso de subjesin olvidar esa corriente intrahlstórica que tivación de Dios. No se concibe la patria sino viene del pasado y va l¡acia el porvenir, que como religión. No se concibe el hombre sino


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como patria. No se concibe Dios sino como so- El ahora es un punto que no bien prominciedad infinita y eterna. Es Ja relación de Ja ciado se disipa, y, sin embargo, en ese punto Criatura coh su Creador. Desesperación resig- está la eternidad toda, sustancia del tiemnada que se conforma con ser en Dios, aunque po"). Paso de queda. Queda de paso. Sólo se pierda la indivMualidad. Resignación deses- el que vive en el tiempo es el que puede duperada que no se conforma con ser en Dios, dar de vivir en el tiempo porque siente la por miedo a perder la individualidad. Y que- etemidad. Este temporalismo agónico de redamos en lo mismo; en la batalla perenne presentarse la eternidad emergiendo del tiementre Ja individualidad y Ja personalidad, en- po finito es la base misma del sentimiento t re la inmortalidad del alma y Ja resu1Tec- trágico de la vicia. Sólo se cree en el porción de In carne. Por eso Ja fe tiene que venir, \inico reino de libertad espiritual. El supeditarse a la esperanza, a una esperanza t iempo es el gran agente que interioriza la engendradora de si misma. De ah! la incer- vida psíquica. Se avanza en el tiempo lletidumbre como base de Ja fe unamunesca. En vando el pasado como una cápsula de vida. Ja relación de Ja criatura con su Creador la La unidad de la conciencia es producto de la ficción se torna realidad, Ja realidad se torna . multiplicidad del cambio. Duramos cambian· ficción. Y como lo mismo da que Dios me do de una manera indivisa. Y este elemento sueñe como yo soñar a Dios, Dios soy yo personal de la concienci:i, que se ~efine en mismo eternizado e infinitado. Esta concep- una existencia continuada, constituye pa1·a ción prometeica de Dios que caracteriza la Unamuno el irreducto del ser. Por eso la agonística del hombre Unamuno, est.a concep- fe unamunesca, que es duda en el tiempo, ción de un Dios finito que ama, sufre y muere tiende a crear su objeto, a personalizar a porque el hombre muere y por ello tiene que Dios. La fe crea el tiempo en el hombre y el libertarse de Ja esclavitud de su eternidad, tiempo en Dios. Así se resuelve la unidad de tiene su reverso en el otro sueño del hombre los contrarios: siendo el tiempo verdaderamenlibertándose de Ja finitud radical en que fué te lo inmudable, lo que no cambia, la forma increado para elevarse hasta el infinito y sen- tuicional profunda que rebasa la ilusión del tirse como Dios. Si siempre vamos a estar conocimiento y ayuda a engendrar el amor 0sperando en Cristo, somos los más misera- humano. bles, de los hombres. Si no resucitamos de Trabajaba esta conceptualización con la la muerte, ¿para qué el Cristo? Así, paro- palabra, pequeño mundo semántico en que se diando a San Pablo, viviendo de esta materia contenía la realidad infusa de su pensamiento. inacabable del sueño de no perecer, depen- La palabra venía a ser como el ardiente jinediendo de la experiencia mortal que ~obre­ te sobre el lomo pasivo de In idea. Antes que coge al hombre, cifra Unamuno la rafz on- instrumento objetivo del pensar, era un protológica del ser. No es posible captar la blema del ser histórico, una postura filosófiverdad, sino es soñando nuestra eternidad ca experimentada en Ja lucha de la esencia como eterna esperanza de llegar. Porque el irrevelada y su molde típico de expresión. que ve a Dios, se muere. Así también como Quería justificar a la larga Unamuno cierto el que llega a descubrir la verdad última de automatismo psíquico de la palabra, cierta las cosas. Esta fe de duda, esta ince1tidum- autonomb virtual en que la idea venía a enbre de la esperanza que no habrá de aquie- cajar a propósito y a hacer válida su posibilitarse en la eternidad, lanza al hombre a lidiar ración. Este conceptismo-pasión de Ja palacon el misterio. Toda teoría del conocimiento bra verdadera- crea su estilo doloroso. En el será un eterno no llegar al conocimiento úl- gozo doloroso de hacer la palabra se da protimo, que es la muerte. Toda espera.nza se piamente el cspiritu filosófico. La filosofía es resolverá en la voluntad de no morir, en el a Ja larga filología. Todo lenguaje culto-ya querer creer que no morimos, que es el mis- sea individual, nacional o universal-de por terio máximo del tiempo, la verdadera eter- si contiene una filosofia en potencia. Resalta nidad existencial. ("Atamos el ayer al ma- Unamuno como un poseído del lenguaje, un ñana con eslabones de ansia, y no es el ahora, místico de Ja palabra. Si Ja palabra en él es en rigor, otra cosa que el esfuerzo del antes "la manera española de 'existir filosóficamenpor hacerse después; no e11 el presente, sino te, de vivir, conllevar y ·vencer el misterio de el empeño del pasado por hacerse pol'VeuiJ::. la vida Y de la muerte", hay 'q ue ver en el mo-


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do suyo de usv.r la lengua un sistema de vida espiritual, una estructura ontológica del ser. ("Persona quiere decir hablar consigo mismo"). La persona se realiza en el mono-

di.Uogo, palabra que pregunta inquisitivamente en el fondo del ser. No es posible captar la verdad ÍJJtima del universo, sino es novelizando la venl::d, poetizándola. La poesía es multivocidad. De ahí el esencial problematismo de toda verdad filosófica. _Como aconsejaba Platón, conviene mitologizar respecto del misterio de la otra vida. La palabra crucifica la Nazón a través del martirio de la fe. La palabra hace de Unmnuno el protagonista de la verdad. En cierto sentido, lo crea, obligado al escritor a engendrar por la palabra el pensamiento. La palabra aparece co1no una vía mística de susta nciación ele la persona. Y tiene su asiento más logmdo en la agonía polémica, conceptist:>., paradoja!. ("No sólo el alma, sino el cuerpo humano, el cuerpo que debe resucitar, quiere crear al Verbo, a fin de que éste cree al alma y la eternice, y al cuerpo, cuna y sepulcro del alma, al cuerpo, donde el alma nace y desnace, muere y clesmuere. Desnacer es morir y desmorir es n:tcei·. Y esto es una dialéctica de agonía"). Este sistema linguístico de hacer aparecer la palabra bajo la advocación regresional del yo, como un molde vitalísimo en que se derrama a plenitud el signo de Paz en la Guerra, lo lleva Unamuno como un soporte de la identidad entre el individuo y la nación. Nuestra manera de hablat· es el mejor signo para descubrir si somos o no somos participantes de la tradición nacional de un pueblo. Antes el lenguaje que la raza. ("Porque el espíritu, que es palabra, que es verbo, que es tradición oral, vivifica, pero la letra, que es el libro, mata. Aunque en el Apocalipsis se le mande a uno comerse un libro. El que se come un libro, mucre indefectiblemente. En cambio, el alma respira con palabras"). El alma respira en el muero porque no muero, en el trágico juego místico de la palabrn. ("Poi-que la agonía mística · juega con las palabras, juega con la Palabra, con el Verbo. Y juega a crearla. Como acaso Dios jugó a crear el mundo, no para jugar luego con él, sino parn jugar a crearlo, ya que la creación fué juego"). Así Unamuno también juega a crear a Dios por medio de la palabra . Toda palabra es el inicio de la resurrección espiritual y carnal del hombre, la re·

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petición de su esencia en el tiempo, la perspectiva total del ser en el existir. Eso que llaman los filósofos la irreductibilidad del ser constituye tal vez el más apasionante problema del pensamiento de Unamuno. ("Mi batalla es que cada cual, hombre o pueblo, sea él y no otro"). El ser es ser individual. Su misma esencia lo obliga a perdurar en sí mismo, como quería Espinosa. Esta sus-

tancia!idad personal del ser, el que Unanrnno sea Unamuno y no otro, es el punto de arrnnque de su filosofía. Su agonía del Cristianismo es la misma de San Pablo: el querer unir en lucha la concepción gl"iega y la judáica de la persistencia del ser después de la muerte. ("Y esta fué la agonia del Cris lianisrno en San Pablo y en el paulinismo que nació de él. Esta fué la tragedia de la paulinidad. La lucho. entre la resun-ección ele la carne Y. inmortalidad del alma, entre el verbo y la letra, entre el Evar.gelio y la Biblia. Y ésta sigue siendo la agonía"). El querer ser cielo en la tierra, y el querer ser tierra en el cielo.- Es como si la intuición volitiva de que hace alarde el pensamiento de Unamuno hiciei-a depender la realidad misma y la realidad del universo de esta función creativa del yo. El ser, al concebirse como voluntad (voluntad de no morir) se realiza en In acción más que en el pensamiento. El yo, al planta1·se en el mundo como somera voluntad, necesariamente habrá de encontrarse con una serie de obstáculos reales o imaginarios que tiendan a contradecirlo. El yo, por lo tanto, tratará de infel"ir su vida, si es que la vida se puede inferir por la palabra, del cúmulo de contradic-· ciones que hacen su ensueño de no morir. Vivirá eternamente del problema existencial. Porque el ser para Unamuno se identifica con la ex:isten.cia, es un correlato del estar puesto en el mundo. ¿Y cómo habrá de trascenderse el ser del existir, este ser que es pura inmar:encia mundanal, o sea, pura muerte? Es que para Unamuno este mundo en que vivimos y el raundo de la verdad son uno y el mismo mundo. Esta inmanencia ele! yo en el mundo, que rechaza su espejo trascendental por virtualidad de In idea, logra el acto de ser trascendido por una especie de intuición mística o emotiva. En palabras de Benito Espinosa: "Nosotros sentimos y e::perimentamos que somos eternos". El hambre de inmortalidad en Miguel de Unamuno puede conjugarse, por lo tanto, como personalidad trascendida en su propia inmanencia. El más alto valor religio-


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so es ser uno mismo después de Ja muerte. El seguir siendo ad infinitum. La muerte aparece entonces como Ja trampa más recia del misterio del hombre. Es Ja lucha de Jacob con el Angel. Paz en la Guerra. Guerra en Ja Paz. De la necesidad casi física del hombre de persistir en sí mismo nncen varios remedos de inmortalidad: la fama, la gloria, el nombre, la existencia g enérica en Dios, el amor intelectual de Espinosa, la vuelta eterna de Nietzche, la perpetuación en Ja especie. Pero nada de esto satisface el verdadero anhelo de eternidad. Unamuno quiere In resurrección de la carne en el orden espiritual. No se conforma con menos. Esta es la base irradional de su fe. Por eso él ve en la institución de la familia más que un orden estrictamente de proceden~ cia social, una unidad metafísica de Ja persona. El sentimiento de la paternidad y el de la maternidad logra borrar en parte su individualismo absoluto. El hallazgo de la personalidad es un hallazgo inclusivo del hombre Y. la familia. Si nos redimimos, todos nos redimimos en sociedad, en comunidad, colectivamente. La madre es la única prueba que él tiene de su inmortalidad. Y esta prueba no falla, es la única que no falla. En la madre, nos virginizamos. ("El estado de virginidad es para la Iglesia Católica Romana un estado en sí más perfecto que el de matrimonio. Que aunque haya hecho de éste un sacramento, es como una concesión al mundo a la historia. Pero las vlrgenes y las vírgen;s del Sefior viven angustiados por el instinto de paternidad y de maternidad. En un convento de monjas hay un culto frenético al nifio Jesús, al Dios niño") . Este sentimiento de la perpetuación de la especie humana tiene · su correlato escatológico en el deseo furioso del hombre de asegurar la resurrección de la carne como base para asegurar la del espíritu. Es el grito angustioso del P. Jacinto, de quien habla Unamuno en La Agonía del Cristianismo: "Me quedo con Emilia y con Dios". El seno familiar trasciende su puro orden social, se hace divino en el !:iombre por medio del sentimiento de la maternidad y de la paternidad. Unamuno llega a identificar el concepto de virginidad con el de maternidad. Una madre cuando es verdadera madre, se virginiza. Una virgen cuando es verdadera virgen, se materniza. Este proceso de identificación de los dos ideales, el de la virginidad y el de la maternidad, produce en el ser una doble

agonia: la de la virgen que no puede ser madre en la carne. Y Ja de Ja madre que no puede ser virgen en el esplritu. El consuelo espiritual profundo lo resuelve Unamuno afirmando que la verdadera madre es la que cría, no la que engendra. ¿Pero es que resuelve el problema? ¿Acaso la maternidad espiritual de la Tía Tula no le crea una especie de sequedad de espiritu en la que se ahoga esta santa de la esterilidad ? Es como si el "madrecita" Juan de la Cruz encontrara en medio del senderito de miseria a su "padraza" Teresa y junto a ella cortejara la muerte. La muerte se materniza también para crear Ja vida. Se materniza po:- el amor espiritual. ("Hay virginidad maternal o maternidad virginal. Y a las veces se pierde Ja virginidad estrictamente tal, pero sin adquirir maternidad -<> paternidad-, sobre todo cuando la sangre está emponzoñada con cierto pecado. Y hay eunucos, como el eunuco Etíope de Gandace, de que nos hablan los Hechos de los Apóstoles (VIII, 26-40), que llegan a engendrar espiritualmente"). Abisag la sunamita ve en el cuerpo muriente de David, esposo de su virginidad, el simbolo de la fe en la resurrección del Cristo, y con lágrimas de amor quería resucitarlo. Solamente por el amor el cuerpo so purifica, se virginiza y se materniza. El Dogma de la Inmaculada Concepción, la Madre concebida sin mancha y sin pecado, la Madre de Dios-Homb1·e, instituye el amor entre los hombres. La Santísima Trinidad es para Unamuno Cuaternidad: El Padre, La Madre, El Hijo y El Espíritu Santo. He ahí el sentimiento de familia elevado a su extremo límite divinizado. He ahí la Virgen Madre, divini~ada como personificación de la Gracia. Ella es Ja que da el amor y lucha contra la justicia, que es un concepto pagano. Paz en la Guerra. Guerra en la Paz. ("¿Y qué es justicia? En moral, algo; en religión, nada"). El movimiento circular de su pensamiento va tocando los temas, proliferándolos, uniéndolos en una slntesis vital y extraíilosófica. Lo que aparece como lucha del hombre en su i'el:ición con la Divinidad, aparece también como agon!a civil. ("La agonía de mi patria, que se muere, ha removido en mi alma la agonía del Cristianismo. Siento a la vez la poHtica elevada a religión y la religión elevada a politica. Siento la agonia del Cristo Español, del Cristo agonizante"). Su Dios era un Dios que pensaba y ·s entia en español. La ré-


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mora de la patria era la envidia. La envidia engendra el odio fraternal entre hermanos, la guerra civil entre paisanos. Esta es la más dolorosa expresión del pecado, po1·que es hambre de personalidad. De ella hizo Unarnuno su novela más trágica Abe! Sánchez y su drama más hermético El Otro. En ambas obras late e~ hambre del ser por su representación. Unarnuno pasará a la historia de la literatura española como el escritor que más se destacara en la expresión de la angustia de nuest-ro siglo: el ver en la muerte una tremenda injusticia, lo inhumano por excelencia. Hay una tradición nadista española a la cual se incorpora Unamuno con la majestad ten·ible · de aquél que lucha por salvar su personalidad del quietismo. La lucha producida por el sentimiento de la nada es más congojosa que la angustia de ver morir el cuerpo. Es la misma angustia de la cual dijo Kierkegaard que "es un desear aquello que se teme, una antipatía simpática. . . agarra al individuo, y no se puede 1 i b e r t a r de ella y 110 se quiere hacerlo, pues se teme, pero aquello que se teme es lo que se desea". Amor a la nada. He ahí su soledad heroica en plena disolución racional. ("Porque los hombres vivimos juntos, pero cada uno se muere solo y la muerte es la suprema soledad"). Porque la esencia de la nada es el anonadamiento. Unarnuno era un hombre que se sostenía en la nada. ¡y qué terrible sostén para un hombre hambriento de inmo1talidad! Su razón ayudaba en parte a crearle la nada, pero más se la creaba su fe agónica, la cual surtía del mismo temor del anonadamiento. Podría confundir a muchos esa lucha declarada entre razór. y, fe. Esta escisión dialéctica del problema creaba la forma de su pensamiento, pero en el fluir del fondo la forma tomaba un cauce más profundo: la problemática del ser y el no ser. La fe creando la nada. La nada creando .a fe. Es con una necesidad soberanamem:t: real que el hombre Unamuno pretendió probar su nada racionalmente. Pero el hombre Unamuno, ser de tiempo y espacio, con toda su finitud a cuestas, emergía a la vez del fondo de ·su abismo como aquél que hace del culto de la muerte, de esta presencia física de la muerte, el existir para la inmortalidad. Era un hombre que afirmaba contrarios, peleador entre la nada y la fe. Unamuno se nos presenta, pues, como un p1·ecursor del existencialismo. El punio de partida de su pensamiento es

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el mjsmo de Heidegger; o sea, el darle pri· macia a la cuestión del ser dentro del mundo. El afirmar las existencias por encima de las esencias. Eso de asociar el ser a su tempora. lidad existencial humana, "ser hacia la muerte", y el querer engañarse con el olvido de la muerte ejerciendo una voluntad de ensoñación (la vida es sueño y despertamos cua.ndo morimos) es el "memento mori" de este espaliol contemporáneo. Unamuno se distingue del filó sofo alemán en hacer patente su irresignación a la muerte. Ya nos lo dijo el más alto de los poetas españoles de nuestro tiempo, su otro hermano, Antonio Machado: "A ia muerte de don Miguel de Unamuno, hubiera dicho Juan de Mairena: de todos los grandes pensadores, que hicieron de la muerte tema esencial de sus meditaciones, fué Unamuno quien menos habló de resignarse a ella. Tal fué la nota antise1iequista-original y españolisima, no obstante-de este incansable poeta de la angustia española. Porque íué Unamuno todo, menos un estoico, es decir, todo antes que un maestro de rsignación a la fatalidad del morirse ,le negaron muchos el don filosófico, que poseía en sumo grado". Por ello también, añado yo, quería españolizar a Europa, presa entre un cientificismo racionalista y un vitalismo hedonístico. Porque no se resignaba a la mue1te. Vivió en vida aquellas palabras del Obermann de Sénancour: "El hombre es perecedero. Puede ser, más perezcamos resistiendo, y si es la nada lo que nos está reservado, no hagamos que sea esto justicia." De estas palabras extractó toda su ,ética, toda su teoría de la acción, todo su humanismo existencialista que hace del Universo el fin del hombre y de Dios la 'onciencia infinita y eterna, productora y garantizadora de nuestra inmortalidad personal. El fin de la moral es dar finalidad humana, personal, al Universo. El imperativo categórico de Miguel de Unamuno se resume en las siguientes palabras: "Obra de modo que merezca a tu propio juicio y a juicio de los demás la eternidad, que te hagas insustituíble, que no merezcas inorir."

PROYECCION EN LOS GENEROS LITERARIOS Dice Benedetto Croce: "Instructivos son, como hemos visto, los resultados críticos de la g-ran polémica entre clásicos y. románticos, donde se trata de negar el arte, que con el


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sentimiento abstracto, con In violencia prác- a la obra de Unamuno. Funda él un acto de tica del sentimiento, con el sentimiento que comunión entre su expresión y el lector, atenno se hn hecho contemplación, trata de con- diendo y cuidando que la palabra responda a mover el ánimo e ilusionarle sobre la gran de- un c1·iterio de autencidad en arte. ("¡Si suficiencin de la imagen, del mismo modo que pieras bien lo que es este oficio de escritor púel arte, que con la clnridnd, con el dibujo fal- blico cuando es algo más que g:mapanería? sante correcto, con la palabra falsamente pre- Oye uno para poder hablar, lec pa1-a poder ~s­ cisa, trata de ilusionar con la ausencia de ra- cribir, esto es, consume para poder producir. zón estética que justifique sus figuras sobre O mejor, se consume para poder producirse, la deficiencia dPl sentimiento inspirador." Mi- y se produce para recobwrse a sí mismo ~e guel de Unamuno, como teórico, se acerca Ja propia consunción. Y cuenta que producirmás n la proyección romántica en la justifi- se es reproducirse, reproducirse en otros, Y cación estética de su obra. Casi siempre la siempre con el hipo de poder dejar en · la viobra que lee le conmueve más por el conteni- da común ele este mundo, en su historia, rasdo ético que por su belleza. Aunque él no po- ti·o y. reguero. ¿Y cuál mejor modo de ir hadía separar ambas cosas. Porque para él éti- ciendo y rehaciendo este nuestro bien común ca y estética se identifican en In ultimidad que es la lengua con que nos entendemos? metafísica de todo arte. ("Y ahora dime, Se- Créeme que los que hagamos lengua haremos lio1-, dime al oído: ¿tanta hermosura, matará pensamiento y sentido comunes"). Esta biolonuestrn muerte?"). De ahí su aversión almo- gía de la palabra, este hacer lengua reprodudernismo que es, antes que nada, un movimien- ciéndose en otros, constituye la originalidad to artístico de carácter esteticist.~. La filoso- verdadera, la que se expresa exprimiéndose. fía, la religión y la historia forman los conte- Todo arte lo es de colaboración. ("La verdanidos básicos de su obra. Y su arte está al dera originalidad no est11ba en el concepto, servicio de estas disciplinas. Lo que salva a sino en la expresión. No se c1·ean ideas, sino Miguel ele Unamuno como artista de la pala- expresiones"). La prosa de Unamuno quisiebra es la ardiente intuición lírica de su obra. ra darnos la impresión artística de ir haciénQue si el contenido sobrepasa en importancia dose ella misma al son de la réplica de los a lo puramente formal, en cambio, se produce demás que le escuchan. La pnlab1-a, antes que en su obra una aleación constan te de lo per- forma hueca y vacía, es pensamiento creado sonal artístico. Nada más lejos de Unamuno dentro de una órbita sentimental imantada que la tal llamada impersonalidad en arte. hacia la tradición linguística. No se piensa Unamuno hace de la palabra una visión y una con palabras. Se piensan palabras. La palaespectación donde encierra el tumulto de su bra es la finalidad intrínseca del pensar y no personalidad. La forma que cultiva es dura, su instrumento extra. Y como todo pensar espero el contenido no tiene nada de blando. Así tá condicionado por lo tempoespacial, he aquí es que hay una perfecta adecuadón entre la que la fuerza elemental de la lengua en que forma y el con tenido. Y este siempre es el re- se escribe contribuye a formar el escritor, se sultado de una intuición verdadera de arte. impone a él la mayor de las veces. ("No poEste factor relacional no agota tampoco la cas veces lo que uno dice sin querer es lo que importancia estética de su obra. Hay un fac- la lengua, arca de la tradición nacional, quietor sui generis que explica totalmente su mo- re que diga"). La tal llamada teoría de la insdo de escribir. Es la palabra como expresión. piración tiene para Unamuno una de sus baY expresarse, para Unamuno, es exprimirse ses en este acogerse a la lengua materna y el alma por medio de la palabra. O sea, con- entrañarse en ella para captar su conciencia fesarse. Esta desnudez de la comunicación, de histórica. El que tenga conciencia de la lentú a tú, sin intermediario, sin truchimanes, gua es el creador legítimo, el que está capaentre el escritor y su público, obliga a Una- citado para hacer lengua. Porque la lengua es muno a escribir como si estuviese conversan- una criatura viva y poética que se confiesa en do con alguien. Cuando no tiene con Guien nosotros mismos, en nuestra soledad común. ("Y todo esto, al fin de cuenta, es que conconversar, conversa consigo mismo. Est:i liricidad de !:J. creación, ya sea en In exposición versando así-y conversar es convertirse code las ideas con:o en la c!evehción C:e !:is cria- mo expresar es exprimirse-nos hagamos del tur.:s ::!·tísti~:is, !e presta un tono homogéneo lenguaje común, que es la verdadera patria


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de nuestros espíritus, algo vivo en crcac1on y recreación continua"). Con esta lengua común soiió, quiso soñar :Miguel de Unumuno su "España eterna e infinita, y en fuerza de soñarla hacerla, que es milagro de fe".

Su visión artística de Ja palabra estaba en no desprenderse ele este acervo común de Ja lengua, en condensarla hasta e>:pl'imirla, en hacerla un mundo ele repl'escntaciones de todo un pueblo. Porque expresión es también visión de la palu:lra. El escrito r debe pre$Clltarnos visiones y pai•a.ics del nlma. ("l~l pairm je es un lcngi.rn je, y el lengou:i.je es un p~i­

saje" ) . Lo escrito poi' lo oral y lo oral poi' el .retrnto psíquico que se proyecta en tocia contempl::ción de la belleza. ("Decir Jo que se ve y decil'lo ele modo que se vea oyéndolo; ver lo que se oye: he aquí todo el secreto del Arte"). El arte consiste en hacer ver con Ja palabra Jo intraducible de un pueblo, su universalidacl. Sus personajes se vieron en la palabra que los creaba a la vida. Hablaban v eran. Se centraban en el hombre interior i~visible que sólo puede verse en la manera cómo habla. Porque hablar es accionar, poner Ja voluntad en juego a través del monodiálogo, representarse

en la pa labra tal como uno es. En el Principio era la Palabra. Y la palabra original creó el mundo al encamar en el hombre. Este signo de lo inefable que rechaza toda explicación convencional ele los signos del lenguaje, forma la estructura supralingüística de la palabra. Poi· eso toda palabra será una determinación de lo inefable. En la lucha que se entnbln entre la expresión y su signo clivino, tendremos el contrasentido, la paradoja viva, la metáfora. En la poesía se abrazan las paradojas, se r~suelven las contradicc iones. Toda novela es un poema. Por lo tanto, el signo de lo lírico viene a ser en Unamuno la más excelente forma de la verdad desconocida. Porque poesía es In expresión de ln imagen completa y no el sustituto del juicio o del concepto. Verclncl imag·inacla por la palabra, hecha vida por la historia. ("De lo que más sabe la poesía de todos los tiempos y de los países tocios es de razas, de religiones, ele lenguas y de patrias; como que éstas nutren, abrevan y visten n la imaginación y al sentimiento, ni hay cosa que encanije a la poesía más que un estéril y abstracto cosmopolitismo, lo más opuesto que cabe a la honda y positiva universalidad"). Este decidido empeño de sacar la esencialidad del arte de lo univer-

sal concreto-el hombre-instó a Unamuno a despreciar toda teoría formalista en literalura . Opuso la si ncel'iclad al literatis mo. A él, mejor que a nadie, se le podría aplicar el ase1·to de Buffon "el estilo es el hombre". El hondo clamor huma no, del cual vivía y escribía, no le dc.ió tiempo

p~l.!·a coP~ i<l cr~. r

n1ú:-.;

mnpli:rn1cnte la s leyes de Ja estética, que ni tienen que

s~r

meramente formales ni

trnnpo~

co justificadoras de un contenido dado, sobre todo élico o rcli¡;;-ioso. Porque co mo muy bien io ::segura Crocc, ni la f.o!·!-11a 1~ i P.1 c on l cnido constituyen de por s í arte. El a rte, antes que nada, es unidad. C'E:;tos scñoritno-refirién-

dose a los mod ernistas- han d~.clo a la palabra estilo una significación completamente arbitraria y el fondo inhumana. Para ellos es estilo una cierta quisicosa puramente formal y técnica c¡ue se trabaja a fuerza de escoplo, legra, papel de lija y barniz. Y resulta que con todas sus recetas no llegan a tener estilo y c¡ue lo tiene, y muy brioso y muy propio, aquel otro hombre, no literato tan sólo, que jamás se cuidó de que un párrafo suyo hubiera o no asonancias ni estuvo f raguando s u decir en el molcle de las voluptuosidades acústicas"). Está bien que se critique la técnica como fin en sí misma pero no está bien que ésta se sustituya por un mero fervor humano. El arte no tiene qu~ estar a expensas de estas dicotomías. El 1uismo Una.numo logró un estilo propio, aun a pesar de sus ideas sobre estética, justificadoras de un utilitarismo artístico. El contenido de su obra está resguardado por la expresión propia, que es su radical belleza, y lo que hace de este contenido el que esté condicionado por la manera orir.ri n::l de producirse la palabra. .Esto nos lleva a la cuestión de los géneros !iterados en Miguel ele Unamuno. ¡,Cree él, por acaso, en la absoluta autonomía el:! los géneros literarios ? ¿o es que un género invade el otro, enriqueciéndolo? Unamuno sabe muy bien que no hay tales leyes generales para el arte, que los géneros son clasificaciones convencionales. Lo mismo da nivola que novela. No hay estrictamente una clelimitación lógica del arte. Los géneros solamente sirven de hitos para encasillar la intuición artística. Porque C!lda obra de arte expresa un estado de alma particular ele) artista. Y el estado de almo:: es individual y siempre nuevo, como dice Croce. Unamuno, el creador, siempre es el mismo. No impo1·ta que utilice el ensayo, la


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novela, la poesía, el drama, el libro de memo- bre corno del personaje de ficción. A_hl están rias, el tratado, o la literatura de viaje. Se sus agonistas: Augusto Pérez, pequeno Harn- . podria decir que el único género es él. Por Jet bufo-trágico; Joaquin Monegro, el de la· eso no le importa ofender con su obra a un nnsrnotia cainita de la envidia, lepra de Espagénero establecido. (Recuérdese el caso de ~a :· 1~ Tía Tula, la que sufría en la carne a Niebla). Y tampoco puede separar el escritor su 'agon!a del ser Y el no ser, ta~t? del. homdel hombre, ni su especial manera de ser de expensas de su maternidad esp1r1tual, San su manera de pro9ucirse al público. Hay una Manuel Bueno, que aparece como r;pres;n~­ perfecta concordancia entre la obra Y el hom- ción máxima de aquella paradoJa b1bhca bre. Nada de objetivismo artistico, o de im- "Creo, ayuda a mi incruedulidad"; Julia Yápersonalidad. Lo impasible está fuera de su ñez otro motivo viviente de la duda amororadio de escritor. Como se conmueve escri- sa;' el nada menos que todo un homb~~· Alebiendo, tiende a repetirse. Se repite utilizando jandro Górnez, exaltación del yo voht1vo en intuicions nuevas y no géneros estrictamente lucha constante con el obstáculo que le ponía literarios. La expresión unamunesca deriva el mundo, en contraste con aquel otro_ Juan de hacerse el ánimo a unas pocas ideas con (pobre don Juan) que aparece en la novela el fin de proliferarlas en la visión estética, Dos Madres, héroe ele la noluntad, del querer hacerlas nuevas a través de su recreación no ser; Raquel, deidad maternal te1Tible, que constante. ("Y estas nuestras ideas, ya trans- buscaba Ja salvación a través de un hambre formadas, especies hechas carne y sangre, y furiosa de maternidad, siendo yerma; Don hasta hueso, de nuestro espíritu, se agarran Avito Carrascal, tragicómico producto del como con zarcillos de vid a las visiones, sus cientificismo racionalista, que aspirnba a enmadres"). Los tales géneros literarios resul- gendrar en su hijo el genio, utilizando medios tan ser al fin visiones de unas pocas ideas re- científicos; aquellos Damián y Cosme, el petidas y transformadas. Esto de la visión de- "Otro", en cuyas almas se desarrolla ese fefine la unidad artfstica de la obra unamunes- nómeno del desdoblamiento de la personalica. Escribir para ver, durante la agonía crea- dad, hermanos mellizos que se roban mutuadora, el hombre invisible que posee la verdad. mente la personalidad haciendo de ella un Tal hombre invisible puede ser un personaje misterio de agonía, una trágica lucha por la histórico así com también una creación lite- consecución de la singularidad del ser: esta raria, o sea, una ficción. Es más, hay perso- lucha engendra en ellos el drama de Caín y najes de ficción que tienen mucho más reali- Abel. Dice Unamuno que los personajes fedad que ciertos personajes históricos. Por meninos que él ha delineado pasan por sus ejemplo, don Quijote. No tanto, Cervantes. obras "casi siempre en silencio, a lo más suEn este relación del hombre con su Creador, surrando, rezando, callándose al ofclo -al oíya sea hombre de ficción u hombre de carne y do del corazón- ele sus hombres, ungiéndohueso, palpita la idea favorita de Miguel de los con el rocío de su entrañada humanidad". Unamuno en lo que respecta al proceso de la El mismo describe sus personajes femeninos creación artística. Asi como el hombre de car- de la siguiente manera: "La pobre Marina, la ne y hueso se infinitiza y se eterniza en Dios, Materia, la mujer del Don Avito Carrascal de así también el personaje de ficción logra indemi "Amor y Pedagogía", pasa corno una sompendizarse del autor que lo creó y hacerse de bra dolorosa y redentora, reparad9ra, como una personalidad propia. Se asustaba Unamu- una madre virginal por entre la locura pedano de haber creado en sus personajes de ficgógica de su marido, que al fin cae desfalleción seres reales. Se sentía Dios. El, que ha- cido en sus brazos, a la vista del suicidio del bía sido creado a la vez por Dios. Pero tam- hijo, gimiendo: "iMadre!" La Julia de mi bién él dijo que Miguel de Unamuno era un "Nada menos que todo un hombre, la del popretexto para que se escribiera la historia de bre Alejandro Górnez, tirano de timidez, orAugusto Pérez, así como también Dios era gulloso de humildda, la que sufre de no sael pretexto para que existiera nuestra inmor- ber si es o no querida, muere dichosa-muertalidad personal. Este era su sueño, su sueño te que es amor, corno el amor es muerte-al de belleza, identificar la realidad con la fan- oir qui? a la congojosa pregunta de ella, de tasía a base de un proceso de personalización Julia: "Quién eres, Alejandro?", solloza él: de todo. Esta era su voluntad amorosa, su "Yo? ¡Nada más que ~u hombre .• : el que tu

.,

···.. ..,


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me has hecho!" Qué he de decir de "La tia se mueven por cuerda y que llevan en el pecho Tula"? Esta mujer ejemplar, dechado de vir- un fonógrafo que 1·epite las frase s que su ginidad maternal, de maternidad virginal, se Maese Pedro recogió por calles y plazuelas y muere arrepentida de no haber cedido a la cafés y apuntó en su cartera"). Todos los carne de Ramiro. Y hasta la Angela Carba- Maeses Pedros, todos los naturalistas, tienden llino ·de mi "San Manuel Bueno, mártir" vive a hacer infecundo el arte. Hay que hacer haen la congoja de si su maestro, su padre y her- blar el pe1·sonaje. Y hablando él, viviendo en mano espiritual, casi su ídolo, creía o no creía, el verbo soñador, creador, encontrará exiso creía sin creer que creía." tencia. Este interno dramatismo del soliloquio, Unamuno es esencialmente un escritor de del monodiálogo, frente a la fría mecánica de creación. Los agonistas, los entes de ficción la naturaleza, es lo que da vida, vida de vivir ("¿Ente de ficción? ¿Ente de realidad? De la vida. Plenitud de plenitudes y todo plenirealidad de ficción, que es ficción de reali- tud. El hombre más real para Unamuno es dad") se le imponen al escritor, así como su "el que . quiere ser o el que quiere no ser, el historia novelesca sale no ser a la larga la creador. Sólo que este hombre que podríamos que había planeado originalmente el escritor. llamar, al modo kantiano, numénico, este homLa novelización se reduce principalmente a bre volitivo e ideal -de idea- voluntad o este fuente de soberbia que es la personali- fuerza- tiene que vivir en un mundo fenodad y su representación, el rebelarse contra ménico, aparencia!, racional, en el mundo de el Padre. ("Así se impusieron Luzbel y Sa- los llamados realistas. Y tiene que soñar la tanás, primero, y Adán y Eva, después, a Je- vida que es sueño. Y de aquí, del choque de hová. Y esta sí que es nivola, u opopeya o esos hombres reales, unos con otros, surgen tragedia. Así se me impuso Augusto Pérez"). la tragedia y la comedia y la novela y la niY este Augusto Pérez fué el que le gritó a vola, Pero la realidad es la íntima". . . Unadon Miguel: "No quiere usted dejarme ser yo, muno identifica en su teoría la apa1·encialidad salir de la niebla, vivir, vivir, vivir, verme, con la lógica. Y todo ser real, poético, vivo en oirme, tocarme, sentirme, dolerme, senue, su apariencia, tiene que burlarse de la sime¿conque no lo quiere? ¿conque he de morir t~·ía lógica en que lo encierra su apariencia Y. ente de ficción? ¡Pues bien, mi señor creador libertarse de ella por medio de la P.o esía que don Miguel, también usted se morirá, también es el sueño. El sueño de no morir, aunque uno usted, y se volverá a la nada de que salió. . . se esté muriendo. De la burla que hace la ví¡Dios dejará de soñarle! ¡Se morirá usted, sí, da a la razón, nace la tragicomedia o la bufose morirá, aunque no lo quiera; se morirá us- nada trágica. Y de la burla que hace la razón ted y se morirán todos los que lean mi histo- a In fe "La fe es la fuente de la realidad, porria, todos, todos, todos, sin quedar uno! ¡En- que es la vida") nace el sentimiento trágico tes de ficción como yo, lo mismo que yo! ¡Se del hombre interior, agustiniano. Niebla consmorirán todos, todos todos!". Porque la vida tituye ~n género de desesperación resignada. es sueño, y el desoñar es el desvivir, el morir. Abe! Sanchez, uno de resignación desesperada. O porque todos los "agonistas, es decir, lu- Y ent1·e ellos dos, el género mayor, el de paz chadores -o si queréis los llamaremos perso- en la guerra, el invisible género apocalíptico najes-, son reales, realísimos, y con la rea- de soñarse Unamuno soñando por Dios como lidad más íntima, con la que se dan ellos mis- hombre vivo después de la muerte. ("No es mos, en puro querer ser o en puro querer no lo que aquí juega la necesidad física, material, de conservarse ni la de reproducirse, siser, y no con la que le d.en los lectores" . Esta agonística· de la creación nos trans- no la necesidad psíquica, espiritual, ,de repreporta al puro meollo de la poesía -una nove- sentarse Y con ello de eternizarse, de vivir en la es un poema- en que la realidad lírica per- el tearto que es la historia de la humanidad"). mea sustancialmente toda otra variación in- Así Unamuno, protagonista de sí mismo, otro tuitiva del arte unamunesco. Lejos de Una- agónico, que vió en la muerte la madre por exmuno el realismo litera1·io. Muy cerca de él, celencia, la matriz que habría de reproducirlo el creacionismo esencial. ("Un poeta no saca en la carne después de muerto, la que le dasus criaturas -criatu1·as vivas- por los mo- ría In eternidad por la resun·ección de lo pados del llamado realismo. Las figurns de los sajero. Y su propia agonía lo cargó en andas, (Pasa a la página ?.2) realistas suelen se~ maniquíes vestidos, que

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Adiestramiento del Trabajador Social en Puerto Rico Por l\laria Pintado de Rahn DIRECTORA Departamento de Trabajo Social, Universidad de Puerto Rico

Nos enfrentamos hoy a una responsabilidad co, el Depar tamento ele Trabajo Social de la may(lr que en ninguna otra época de nuestra Universidad que participa en esta labor · de corta historia como trabajadores sociales de adiestramiento, fundamenta todo su prograPuerto Rico. ¡Tiempos de guerra, de amena- ma en esa idea central. Digo participa, porque en la tarea de pro- . za, de inseguridad! Combatimos en esta uni,·ersal contienda las fuerzas que en el mundo porcionar una eficaz, amplia y completa pretratan de nivelar toda diferencia. individual. paración al estudiante convcrg~n varias in- . Defendemos el principio de que el hombre es fluencias, entre las más importantes: su preun fin en si mismo y que no debe ser utiliza- paración académica general, su preparación do como un simple medio. Creemos que debe vocacional en la escuela de trabajo social y s ervir a la sociedad pero que ella le ofrezca luego la experiencia que adquiera en la agentoda oportunidad de desarrollar sus potencia- cia que trabaje, sin olvidar sus característi: lid:ides, a la máxima capacidad, y que de ella cas y habilidades personales que determinaderiYc energías porque en su formación ha- rán al fin y al cabo su éxito profesional. rn puesto él de su parte. El trabajo social está convencido del valor Función del Trabajador Social: del hombre como individuo, y lucha por preEn los Estados Unidos hay diferencias de servarlo. Aspira a ayudar al individuo necesitado en su íntimo derecho de rescatar su opinión en cuanto a la función del trabajador a decuación social si la pierde, o de preservar- social dentro del campo de acción social. En la frente a condiciones adversas. En otras pa- Puerto Rico es nuestra convicción, y esa ha ln bras ,trabajo social es una institución crea- sido la actitud de la profesión hasta la fecha, rln para a~'Udar al hombre a enfrentarse a la que el trabajador social no debe ser un remen,·ida, aplicando al arte de ayudarlo toda la dón, que refuerce con parches más o menos lrnbilidad y los conocimientos especiales que buenos lo roto, desvencijado y fuera de uso. ha pucscto a nuestro alcance la ciencia mo- El trabajador social puertorriqueño reconocP. su seria responsabilidad ante el medio social; derna. Se basa esta profesión en ideales de com- sa~c que un programa de meros paliativos no pasión e igualdad que tratamos de poner en puede influir eficazmente en las condiciones práctica, mediante una labor seria, organiza- adversas que socavan nuestra economía y anida, humilde en su expresión ante quien pre- quilan nuestra vida de pueblo sano, fuerte y tendemos ayudar y ante la realidad de todo preparado para propo1·cionarse inteligentemenlo que nos ialta por hacer, esforzada y va- te un buen destino. liente en su empeño por demostrar eficazmenDe ahí. que todos nuestros cursos se encate la valía de su servicio al pueblo. minen no sólo a preparar al estudiante de traEl más limpio concepto de la convivencia bajo social en el estudio, comprensión y soludemocrática es la esencia misma de nuestro ción de problemas del individuo y del grupo, acercamiento a cada individuo. El ayudar al sino también se orienten al logro del interés hombre n valerse a sí mismo es el cause cen- del público en esos problemas a fin de consetral del pensamiento en trabajo Eocial, la base guir acción social. Nuestros profesionales sede nuestra filosofía y el derrotero de nuestras rán quienes, en contacto con el pueblo, trataactividades y aspiraciones. rán de ayudarle a resolver, hasta donde sea De manera, pues, que al preparar estudian- posible, los múltiples problemas que ocurran tes para ejercer esta profesión en Puerto Ri- denti·o de su radio de acción. Estos p1·oblemas


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pueden ser de carácter social, económico o cmocional.1 Los trabajadores sociales no deberemos confo1•marnos con remediar situaciones inmediatas, sino que buscaremos los medios de señalc.s posibilidades de prevención y de conocer a fondo la raíz de ciertos males aceptando como credo inalterable el buscarle soluciones permanentes a problemas tales como los prejuicios raciales y religiosos, la baja escala de salarios, la falta de escuelas, las miseras condiciones de vivienda, la a lta incidencia de tuberculosis y de enfennedades venéreas, los coeficie!ltes de mortalidad infant.il que nos averguenzan ante el resto del mundo. El medio puertorriqueño exige muchos más del

berá traspasar los límites y llevarle a una excesiva suficiencia, al aislamiento intelectual, al "snobismo" que lo distinga como ser pedante o le ciegue ante la verdad de la situación. Es imprescindible que luche porque su labor alcance el nivel más alto a que hayan llegado las otras profesiones al servicio del público. Por eso ha de labornr por la instalación en Puerto Rico de un servicio eficiente Y justo. Si el trabajador social califica para empleo mediante el cumplimiento ele requisitos que una autoridad competente e idónea establezca para determi nadas funciones, esta-

trabajador social que lo que exige, por ejem-

mendaciones o influencias personales sin sow

. pl0, el

de algunas comunidades estadouni-

denses. Exige, ade1nás de los conocimientos

t·equeric!os, una extraordinaria dosis de devoción, ele energías, de ingenio, de laboriosidad. Aquí no podemos conformarnos con intentar trabajo de casos únicamente, y menos si éste se convierte en labor rutinaria limitada a ciertos pequeños servicios estereotipados y superficiales con visos de trabajo social. Tenemos que estar alerta a los graneles problemas puertorriqueños: econom1cos, políticos, sociales, sanitarios , culturales, y estar prestos a arrimar nuestros hombros fuertes a la brega sin descanso. Hay que corregir, a base de nuestro proceder profesional la idea falsa y perjudicial n nuestros intereses que tienen de nosotros algunas pe1·sona s, personas que nos juzgan colectivamente, quizás llevados de alguna impresión personal, fortníta y desgraciada, como grupo profesional compuesto de mujeres 8Up~rfid ales, dedicadas más al mariposeo social que a la seria y honda considernción de las cosas, y de hombres de escasa reciedumbre y valor que utilizan la profesión como trampolín hacia otros campos más provechosos mnterialmente. El trabajador social debe sentirse seguro ante la comunidad. Esta seguridad provendrá de su madurez intelectual y emocional, de su fibra moral, de su integridad profesional a toda prueba, de su corazón recio, curado de emocionalismo, p,e ro comprensivo de las flaquezas y las fallas de los individuos a quienes ayuda. Tal seguridad, sinembargo, no de-

rá siempre en mejor 11osición de defender sus puntos ele vista, no importa cuáles sean. Si,

por el contrario, logra emplearse por recometerse a las pruebas objetivas y altamente beneficiosas a su desarrollo profesional, tarde o temprano perderá su equilibrio y no podrá mantenerse con convicción y firmeza en una posición que le ~;a1·anticc el respeto de la co· munidad. Piedra ele toque en nuestra profesión es la práctica diaria, el diario hacer y proceder en convivencia con las personas a quienes debemos servir y con aquellas a quienes pedimos colaboración en el servicio y que observan nuestrn labor o con interés o con escepticismo o con suspicacia. Preparación Profesional del Trabajador Social: Si el trabajador social ha de llenar las exigencias que hemos descrito ¿en qué consistirá la preparación profesional que se le ofrezca? Analicemos algunos ele los aspectos de su amplia preparación. Históricamente, la educación formal en materia de trabajo social empezó como aprendizaje en las primeras agencias privadas de trabajo social, establecidas en los Estados Unidos. Esta educación ha ido evolucionando hasta llegar a constituir hoy un grupo ele disciplinas basadas en conocimientos científicos y trasmitidas desde las escuelas profesionales de trabajo social que son parte vital .de los sistemas universitarios. Estas disciplinas envuelven teorías que son aplicables en la práctica de una profesión en eontínuo progreso. De acuerdo con las normas actuales universalmente aceptadas de la Asociación Ame-

l. Obj eti vos del Dc¡inrtnmcnto do 'l'rnlJ:tjo Socinl íormulndos por

f:1U

Facultad -

:!·:1 de íoi.n·c,·o \lo 19•13 .


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ricann de Escuelas de Trabajo Social, el curso profesional de Trabajo Social en las escuelas que son miembros de esta organización requiere: "que el estudiante haya completado como requisito previo cuatro años de colegio; que ofrezcan el curso maestros académica Y vocncionnlmente bien preparados, que incluya nsi¡;naturns básicas en trabajo social y cursos de práctica adecuados y que la escuela se reconozca como una unidad autónoma dentro de In administración universitarin, con objetivos profesionales definidos y administrada por un director capacitado para dirigirla como tal escuela exige. (1) La educación para los servicios sociales pide como requisito previo una preparación de colegio por varias razones: para cumplir a cabalidad los propósitos de la profesión y captar sus conceptos precisa mayor madurez que la que posee el colegial promedio. La preparación que precede al ingreso en una escuela profesional conlleva la responsabilidad de formar individuos preparados para comprende1· las responsabilidades de la vida comunal, con conocimientos en las humanidades y en las ciencias sociales, y poseedores de una sana filosofía de la vida individual y social. Esa educación de colegio no deberá recargarse prematuramente con especializaciones, sacrificándose así la visión cultural de conjunto. Esto ha sido preocupación y objetivo de las 42 escuelas de trabajo social en Estados Unidos que están acreditadas por la Asociación de Escuelas de Trabajo Social. Educación Pre-Profesional del Trabajador Social: En cuanto a la preparac1on de colegio de los aspirantes a la profesión, creemos que las mate1.1as reconocidas como más intimamente relacionadas con el curriculum de trabajo social son la economía, las ciencias pollticas, las psicologia y la sociología. Debe orientarse en esos estudios a los estudiantes que sientan inclinación hacia el trabajo social. Consideramos muy útil que un trabajador soC'ial se compenetre de estas materias, y hasta es recomendable que se especialice en una de ellas, pero no por eso le concedemos más importancia a una que a las otras. Damos por sentado además que el estudiante ha de traer suficientes conocimientos en literatura, biolo-

gla e historia. Una mnyor concentración en los cursos básicamente necesarios para. la educación profesional en trabajo socinl, aunada a un servicio adecuado de orientación vocacional individual del estudiante de colegio, enfocaría su atención en el trabnjo social como profesión. Algunos al entender· mejor de qué se trata, se sentirlan más atraídos P_or esa profesión que antes, y en consecuencia, habrla una selección más consciente de parte del interesado y además un número mayor decidirla quedarse en ella en vez de utilizarla como campo de experimentación o refugio de aspiraciones frustadas. El argumento más señalado a favor de que el estudiante de trabajo social complete su educación universitaria básica es que, si esta profesión ha de cumplir sus postulados, deberá pr:icticarse por personas de madurez intelectual y emocional, conscientes de la seriedad y alcance de nuestra situación local, ya entradas en la hombría, sin vestigios del adolescente que lucha por desprenderse de sus características de niño y aceptar sus responsabilidades de adulto. Preparación para servir al Pueblo: El Departamento de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico quiere preparar individuos para que se dediquen al servicio del pueblo. Ha de caracterizar a estos servidores públicos una mentalidad flexible y despierta, sentido común, sentido de responsabilidad y buen humor. Han de tener interés en los seres humanos, fe en que estos llevan dentro ele si la facultad de cambiar, de crecer. El tratar y entender a personas que tal vez no estén funcionando ni comportándose normal o deseablemente, reclama paciencia, tolerancia, adaptalidad, imaginación y buen juicio. Exige que el estudiante esté mental y -emocfonalmente bien equilibrado,, en buena salud y que sienta el gusto de vivir y de servir. El que ha de dedicarse al servicio de la comunidad, especialmente de esta comunidad nuestra donde nos rodean situaciones de tailta complejidad y agudeza, ha de tener cualida<les personales que le capaciten para asumir en cualquier mol¡lento el papel de líder en las actividades a que se dedique.

l. Soci•I Work Year Dook 1043, Ru1&oll Sage Fouudat ion. New York. 1043 . P6¡:. 188.

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La preparación que brinda nuestro Departamento de Trabajo Social incluye, en lineas generales, todos los aspectos del campo de trabajo social: trab.ajo social de casos, organización de Ja comunidad, trabajo social de grupos, investigación y estadísticas, legislación, interpretación y acción social. Para cubrir éstos debidamente se ofrecen cursos que comprenden todos los conocimientos y técnicas de cada aspecto, comenzando por lo más elemental y genérico y progresando en secuencia hasta lo más complicado y especüico. Tratamos de ofrecer una preparación básica que aba1·que Ja buena comprensión de unos cuantos principios generales y Jos métodos mediante los cuales estos principios puedan aplicarse a una variedad de situaciones especificas. El entrenamiento en trabajo social conlleva la esencia de toda instrucción efectiva: la integración de la teoría con la práctica. Para poder constatar que las teorías aprendidas no son meras fórmulas vacías no hay otra alternativa que probarlas en la práctica. La absorción pasiva de conceptos no nos satisface. No hay mejor medio de entender algo que haciéndolo uno mismo. Todas nuestras facultades están alerta y nuestros pensamientos son más vivos cuando tratamos de poner en acción Jo que hemos .aprendido. Las ideas teóricas adquieren realidad en su aplicación. La práctica en trabajo social es experiencia creadora que nos enseña a coordinar pensamiento y acción. Conduce al estudiante a una mayor seguridad en el trabajo, y al maestro a la revisión y mejoramiento de las teorías que enseña en la cátedra. La. Facultad de Trabajo Social de la Universidad de Puerto Rico trata, por medio ele sus contactos en clase o en la práctica o en sus entrevistas particulares como consejera de los estudiantes, de conocerlos lo más íntimamente posible, con miras a ayudarles a enfrentarse a todo lo que surja en su trabajo o en su vida personal mientras comparte con ellos la tarea de iniciación al trabajo social. Nos esforzamos en que al estudiar sus asignaturas relacionen los conocimientos de unas y otras, ya que todas son parte de un progra·ma integrado tendiente a darles un concepto completo de lo que abarca nuestra profesión. El Departamento de Trabajo Social no quiere ser una fábrica de licencias de trabajo social; aspira :por el contrario, a ctear 1 11 orlen.

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tar estudiantes para que se conviertan en verdaderos trabajadores sociales. Por eso, sin olvidarnos de lo que impone Ja ley de licenciamiento de trabajadores sociales en Puerto Rico, encaminamos nuestros esfuerzos a preparar profesionales en la forma más completa dentro del limite de nuestras facilidades. Tratamos con nuestro máximo esfuerzo personal y profesional de estimular el cultivo del amor a la profesión por la finalidad que persigue y por aquellos a quienes se le dedica, en vez de crear profesionales interesados en sí mismos que deriven más fuerza de su colectividad profesional que de la aceptación y demanda de sus servicios por la comunidad. La Escuela de Trabajo Social y la Comunidad: La Facultad de Trabajo Social reconoce que tiene en sus manos una tarea de grandes proporciones. Estamos conscientes del hecho de que somos principiantes en este aspecto educativo de trabajo social y nos planteamos contí.nuamcnte una serie de preguntas, especialmente en nuestro empeño de que la escuela llene su función orientadora dentro del programa de trabajo social en la isla. Nos preguntamos, por ejemplo, ¿hasta qué punto nos guiamos por las necesidades ele! trabajador social en servicio y de las necesidades de la comunidad? ¿Cuánto hacemos por mejorar nuestros conocimientos? ¿Cómo se refleja nuestro progreso, si alguno, en la enseñanza y trasmisión de las materias? ¿ l\fantenemos la relación necesaria con las agencias de modo que haya una completa integración entre su trabajo y el de la escuela? Porque nos interesa conocer las necesidaeles de la comunidad en cuanto a trabajo social, esperamos ahora con mucho interés los resultados de un estudio que está llevando a cabo el comité de Investigaciones del Colegio de Trabajadores Sociales y de otro que ha iniciado el Capitulo Local de la Asociación Americana de Trabajadores Sociales sobre Ja situación actual. Esperamos datos sobre el número de trabajadores sociales empleados por cada agencia y su prepa1·ación, sueldo, vo1umen y distribución del trabajo de casos en cada agencia, total de licencias permanentes y provisionales expedidas por 11\ Junta Examinadora de Trabajadores Sociales, número de trabajadores sociales adicionales que neciesitar!i ~ada agencia, especialmente el re-


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cién creado Negociado de Asistencia Público. Esc:is<>z de trabajadores socinlcs preparados: en la División de Bienestar Público, número La situación actual en los Estados Unidos de trnbajndores sociales que anualmente se en cuanto a la necesidad de trabajadores soseparan de su trabajo, razones por l:ls cuaciales es críticn. Una gran expansión en el les lo hacen y otros datos más que nos ayudac:unpo de bienestar público cuando hay escarán n trazar planes futuros para la enseñan"¿z de trabajadores sociales preparados, hace za de trabajo social dentro de la Unive1·sidnd. imposible que todo el personal que necesitan Los miembros de Ja Facult:id de Trabajo las instituciones gubernamentales sea de caSocial participamos en actividades de la co- lidad profesional. A pesar de ello la mayoría munidad como pa1·tc de organizaciones pro- de las opiniones autorizadas, tanto en las fesionales, de juntas, de comisiones y de otros agencias como en las escuelas acreditadas y grupos dedicados a 1 bienestar público. en las organizaciones profesionales, están Para cumplir bien nuestms funciones como contestes <>n que debe mantenerse el nivel edumaestros de trabajo social hemos de estar en cath·o m las escuelas de trabajo social y en cont inuo contact.o con In comunidad, no ais- que éstas continúen siendo de carácter postlados en círculos académicos, so penn de per- g1·aduado. Abogan por que se busquen otras der la frescura mental que nos b1inde el ma n- soluciones a este problema de falta de persotener vivas nuestras relaciones fuera del n'.ll profesional. En Puerto Rico también han aumentado reclaustro. Por la misma r!lzón invitamos a otros pro- cientemente los servicios de bienestai· público fcsionnlcs, médicos, nbogaclos, sociólogos, pe- y ncce~ i t ::lmos más trnbnjadorcs sociales prcdagogos, especialist:is en ciencias domésticns, ¡iarados. El Departnmento de Trabajo Social, ateneconomistas y trabajo.dores sociales a contribuir de manera activa al enriquecimiento de to n esta situación, ofrece algunos de sus curnuestros cursos dirigiendo algunos, col:lbo- "ºs n estudfo.ntes pre-graduados, de tercer y rando en otros, supervisando estudiantes en cuarto año de colegio que estén especializándose. preferentemente en ciencias sociales, h práctica, participando con nosotros en cursos ele seminario y en toda otra forma que nos pero no excluirá a aquellos de otras facultades que se sientan inclinados hacia la profepermita intercambio de ideas y conocimiensión . El próximo semestre admitiremos estutos y nos conduzca a una mejor comprensión diantes de colegio a los siguientes cursos: "El mutua v a la des eada inte¡rt·nción ele los proEnfoque Socioló~ico de los Problemns Sociagramas en que cada cual participa por el bien les", Fundamentos de Trabajo Social", "Sade Puerto Rico. lud Pública", "Problemas de Población en Dos cursos que de una manera notable cor.- Puerto Rico" y "Estadísticas Sociales". Tenetribuyen a este acercamiento entre el Depar- mos proyectos para planear, durante el curso tamento y otras profesiones ~ermanas sor. del semestre. excursiones ele alumnos a las dis"Aspectos Sociales de la Labor de la Enfer- tintas agencias e instituciones ele trabajo somera de Salud Pública", que ofrecemos n las cial con mir~~ a dnrle mayor rcslidad al conenfermeras que se especializan en snlud pú- tenido de los cursos. blica en la Escuela de Medicina Tropical, y "Fundamentos de Trabajo Socinl" para las es- Selección de ~•tnrliantcs para el Cm·so de tudiantes de cua1'to año en el Departamento Tr:ibajo Social: de Ciencia s Domésticas de la Universidad. Encontramos dificultades en la selección de A petición nuestra, y porque sabe1nos que nuestros estudianes, especialmene porque no ahora más que nunca al conceder asistencia a hay un número suficiente de candidatos para los casos necesitados el trabajador social ne- escoger. Esto se explica naturalmente, por el cesita estos conocimientos, la Directora del hecho de que la profesión es joven y poco coDepartamento de Economía Doméstica de Ja nccida -y porque ahora es que empie;mn a desUniversidad ofrecerá durante el segundo se- arrollarse las oportunidades de empleo. A vem~tre un curso sobre Administración del Hoces, aunque haya solicitudes, es difícil selecgar que incluye principios y prácticas funda- cionar porque tratarnos de ejercer sumo cuimenta les sobre normas de vida, confección de dado en esta parte de nuestra tarea, alertas presupuestos, nutrición y manejo del hogar siempre a la responsabilidad que tenemos an0


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te el pueblo a quienes estas personas servirán luego. Por eso en nuestra entrevista inicial con el solicitante, después de haber estudiado su historial académico, su experiencia y las referencias de quienes los han conocido .como estudiante, como empleado o como individuo tratamos de indagar su actitud frente a la vi~ da; frente a la profesión, frente a ciertos problemas, etc. Algunos vienen porque están cansados de otras profesiones, en las que no ven posibilidad de adelanto ni profesional ni económico, o porque han fracasado en ellas. La escuela tiene que estudiar estos casos cuidadosamente, por el bien del servicio y del solicitante que de este modo a veces abandona su verdadera vocación, y al hacerlo aumentan sus conflictos y dificultades en vez de disminuirlos. Ha habido casos de solicitantes recién graduados de colegio que querían seguir otra profesión: medicina, leyes, periodismo, técnica de laboratorio, farmacia, pero que se veían incapacitados para ello por la falta de medios o de oportunidad. En estos casos la escuela ha tratado de orientarlos y de ir aún más allá ayudándoles a conseguir preferentemente aquello que más desean y por lo cual tienen verdadera vocación. Sabemos que estas personas serán más felices si siguen sus inclinaciones vocaciom:lcs y que en esas otras profesiones rendirán mayores servicios. En nuestro afán porque la enseñanza de trabajo social en la Universidad responda a las necesidades del medio, ofrecemos además un curso intensivo de verano para aquellas personas que trabajan lejos de la Universidad, como por ejemplo ia mayoría de las maestras visitantes del Departamento de Instrucción que no tienen oportunidad de estudiar durante el año. Incluye esta sesión de verano un curso de práctica que es casi equivalente a un semestre del año regular. Para poder ofrecerlo, durante los últimos dos veranos nuestro curso ha durado un mes más que el que normalmente ofrece la Universidad a otros est.udiantes. Esto ha requerido el máximo es· fuerzo de los maestros, de los alumnos y de las agencias que cooperan con nosotros. En trabajo social la p1·áctica es la médula de la enseñanza. Por eso nuestro Departamento no puede aceptar más principiantes regulares que los que puede acomodar adecuadamente en centros de práctica o en agencias bajo supervisión competente. Actualmente po-

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demos admitir solamente alrededor de 3() estudiantes regulares, y aún así los miembros de la Facultad que supervisan a estos estudiantes están sobrecargados de trabajo. Una escuela de trabajo social no puede crecer n un ritmo más i·ápido que el de las agencias sociales o el del programa total de trabajo social en la comunidad. Por otra parte, tampoco pueden las agencias mejorar su personal profesional si la escuela no está en condiciones de suplirle candidatos preparados y elegibles para el trabajo requerido. · De ahí qu~ reconozcamos Ja í.n tima interdependencia de la escuela, las agencias, las organizaciones profesionales, la expedición de licencias para e ejercicio de la profesión, el pr ograma de bienestar público y la labor individual de cada trabajador social en el campo de sus actividades. La Escuela de Trabajo Social y la Reforma Universitaria: He tratado de esbozar a gi·andes rasgos la filosofía, los objetivos y los métodos usados r.01· el Depm·tamer.to de Trabajo Social de la Univers idud en el adiestramiento del trabajador social, sin entrar en detalles, datos histó1·lcos o estadísticas. Pero no quiero terminar sin recalcar la trasccndent:il importancia de nuestra pos1c1on dentro de la Universidad a cuyo futuro estamos vinculados. En la reorganización universitaria este año pasamos a formar parte de la Facultad de Ciencias Sociales. Este ha sido un paso de avance ya que de las ciencias sociales ha del"ivado el trabajo social los conceptos que le han dado vida a nuestras propias observaciones del hombre como individuo y del hombre en su relación a los patrones culturales y a las iuerzas económico sociales que moldean su vida. Por el entronque común que tiene con las ciencias sociales, deberá continuar vinculado lo más estrechamente posible a esta facultad, ofreciendo dentro de ella cursos de orientación en trabajo social y bebiendo continuamente en sus fuentes de conocimientos que au;:uro serán más y más abundantes cada día. Tenemos mientras tanto nuestra vista fija, nuestros rumbos trazados hacia el día en que la Universidad convie1ta su departamento de trabajo social en una escµela profesional.: au-


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rán preparados en sociología,. ecotónoma que ofrezca más apropiadamente to- soc1a 1es, esta . ¡ cu! das las técnicas y. métodos de esta profesión, nomia, psicologia, ciencias pol!ticas ~ ª .d ~ con amplias facilidades para comprobarlas en tura general básica que nuestra U~1vers1 a la práctica, con medios para que su facultad en franco camino hacia la reforma mt.electual pueda dedicar más tiempo a la búsqueda de brinda hoy por fortuna a su estudiantado. datos, a encuestas sociales que han de reno- "Vendrán (citando las palabras ~el Rector var continuamente sus enseñanzas, y a la Benitez) (1) con una visión de 7onJunto, una preparación de textos y material informati- perspectiva general de los distm~os. campos vo de procedencia local, que tanto echamos que integran la totalidad del conoc1m1ento h~­ de menos ahora. mano," Y al escoger la profesión ~e . trabaJo Esta escuela, parte integrante de la Uni- social habrán escogido con conoc1m1ento el versidad, con espacio suficiente para desple- estudio que más les interesa. ' gar sus actividades, con una rica biblioteca, Si la escuela de trabajo social se amplia Y con centros de práctica adecuados, con persofortalece cumplirá mejor su tarea de prepar~r nal bien preparado, con dirección competente, buenos trabajadores sociales, podrá contricon estudiantes bien seleccionados, será uno buir de un modo significativo al desarrollo de los medios más efectivos para que la Unieconómico-social de la isla Y podrá participar versidad realice sus objetivos cardinales. Nuestros estudiantes del futuro, que serán más en la misión de la Universidad de llegar en su mayoría los especializados en ciencias hasta el pueblo.

La Unidad de Pensamiento de (Viene de la página 15) lo llevó a engendrar otras agonías, a engendrar otros seres, a dividirse, a serse en otros. ("¡Es que Augusto Pérez eres tú mismo! ... " -se me dká- Pero no! Una cosa es que todos mis personajes novelescos, que todos los agonistas que he creado los haya sacado de mi alma, de mi realidad Intima -que es todo un pueblo-, y otra cosa es que sean yo mismo. Porque, ,¿quién soy yo mismo? Quién es el que se firma Miguel de Unamuno? Pues . . . uno de mis personajes, una de mis criaturas, uno de mis agonistas. Y ese yo último e íntimo y supremo, ese yo trascendente -o inmanente- ¿quién es! Dios lo sabe. • . Acaso Dios mismo.. . ) La verdad del ser es irreconocible, sólo puede ser representada. Unamuno, el creador de representaciones objetivas, llevaba el mundo dentro de si y no afuera. Pueblo interior objetivo que es la superficie de Ja subjetividad misteriosa del ser. De esta realidad intima-que no tenla que ser ontológicamente igual a la de su propio ser último-sacaba él sus fábulas y novelizaba con ellas la ,verdad. "Un concepto puede llegar a hacerse persona"-dijo. Un concepto representado en poesía. Asi qu no tiene validez para él el que

los críticos digan que sus criaturas son él mismo meras entelequias o representaciones de su 'querer ser. Ya el querer ser es algo activo, algo que puede engendrar poesía. Porque todo da lo mismo en última instancia: lo mismo da sacar las criaturas del exterior ya que el verdadero arte tiende a interiorizarlas. El arte es un proceso de interiorización del ser o del querer ser. Unamuno nos muestra una realidad; la de él, la que él sueña. Sus criaturas, con voluntad independiente de la de Miguel Unamuno, sobrepasan el limite de esta realidad, y, se crean la suya. Como se la creó don Quijote, al libertarse de la realidad en que lo engendró Cervantes. En la relación de criatura a Creador y de Creador a criatura asistimos a la verdadera apocatastasis pauliniana, pero a una apocatastasis elevada a eterna es· peranza de ella misma. Esta es la niebla de Miguel de Unamuno. Y en su poesía él quiso, por ser ésta condensación armoniosa de su pensar todo, esculpir la niebla. Dar forma a lo que no tiene o no puede tener forma. Así como la piel crea los huesos, así poetizó Miguel de Unamuno, creando la mayor posibilidad de desnudez en la poesía. Desnudarse de todo, llegar a la transparencia máxima, tanto moral como estética. ("La vanidad del mundo y el cómo pasa, y el amor son las dos notas radicales y entrañadas de

1 La Reforma Universit aria - Discurso pronunciado el día 15 de febrero de HM3 por el Sr. Jaime Benfte::, · Rector dt la Univeraidad de Puerto Rico.


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la verdadera poesía''). Miguel de Unamuno desnudó la poesía del siglo XIX español, anuló su retórica y aprovechó su eternismo. Rechazó denodamente la sofistiquer!a modernista. Es el único poeta español de nuestros tiempos, el único poeta entre los grandes poetas españoles actuales, que puede decir no tener influencia modernista. (Y en este juicio, claro está, disentimos del señor Pedro Salinas). Unamuno es ni modernista ni retórico tradicional, es simplemente poeta. La poética de Miguel de Unamuno aparece en varios sitios de su prosa. En I~ antología compilada por Gerardo Diego, dijo: "Sabido es que la retórica sirve para vestir el sentimiento, cuando los hay, y que la poética sirve para desnudarlo. Un poeta es el que desnuda con el lenguaje rítmico su alma. El ritmo, además, le sirve como el bieldo de aventar en la era, para apurar su pensamiento, separando a la brisa del cielo soleado, el grano de la paja. El mundo espiritual de la poesía es el mundo de la pura heterodoxia o, mejor, de la pura herejía. Todo verdadero poeta es un hereje, y el hereje es el que se atiende a postceptos y no a preceptos, a resultados y no a decretos, o sea dogmas. Porque el poema es cosa de postcepto, y el dogma, cosa de precepto". ¿Para qué vestir? Mejor desnudar. ¿Para qué la regla artística? Mejor libertarse. Mejor vivir de la cosmovisión personal. La

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poesía es una palabra de Dios limpia de todo querer humano. Pero el poeta vuelve a ~er hombre y quiere matar con la hermosura a Ja muerte. Supremo misterio de no saber donde el misterio estriba. La poesía es la pajarita del papel que habla. Y hablando a Dios, se muere. En esta soledad de la poesla se quiso libertar y a la vez libertar a Dios. ("Este vivir que es el vivir desnudo, no es acaso la vida de Ja muerte?)") Desnudez del agua que canta y "hace de cuna de la más alta Y más honda doctrina". Es cuando la verdad se hace hermosa en la muerte, cuando el poeta quiere darle voz al silencio, luz a Ja tiniebla, y cantar lo que no cabe en palabras. Y este poeta fué quien dijo que la palabra era era vida. ¡Oh terrible pureza la del callar! En la pocsia callaba Unamuno, moría. Porque le faltaba el aliento de la palabra. Porque desnacía a Ja letra. 'Calla, mi amor, cierra tu boca fresca, que así te quiero, donde dejó su huella Ja palabra no anida bien el beso. Calla, . que hay otro mundo por dentro del que vemos, un mundo en el que tejen las tinieblas y es todo cielo". Francisco Matos Paoli.

--: Dirigiendo al Niño :-Un Libro para las Madres

Publicado por la

Asociación de Mujeres Graduadas de la

Universidad de Puerto Rico


"La Vida es Sueño" y Una Opinión de Valbuena Prat .JORGE L. PORRAS CRUZ

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Punto de Partida

D. Angel V:ilbucna Prat afirma lo siguiente en t orno de La Vida es Sueño:

"Lc. bcllczn ele! acto pri mN·o es esencialmente líri~a. poética. El acto segundo es sobre todo acción animada, dramatis mo. El tercero es esencialmente el acto de la meditación." II.

Jornada Primera

cuerdc la entr:ida de la cueva de Polifemo en el ¡Jocma ¡;on:i-orino P:\lmla de Polifcmo y Galatea: "De este pues formidable de la tierra boztezo, el melancólico vacío a Polifemo, horror de aquella sierra, bárbara choza es, albergue umbrío" (estrofa 6) Llegamos al monólogo del destino, de Seg isu1tu1do ( esccnu2). Sin c!udn, el pasaje esen~ l'ial de la primera jornada. Sabido es que car ece de or ig inalidad en su tema, cultivado secularmente en varias literaturas. Y no obstante nos sobrecoge y conmueve porque lo sentimos como la protesta de cada ser humano contra el destino, como la aspiración nunca colmada del hombre a la libertad. En el instante en que el protagonista va a comenzar su monólogo se abre completamente la puerta. Segismundo aparece "con una cadena y vestido de pieles". Tras las frases dolientes, "¡Ay mísero de mí! ¡Ay infelice!", que llegan a los oídos de Rosaura y Clarín como heraldos trs gicos, la presencia impresionDJltc de Segismundo. Calderón se cuida de cautivarno3 con el eiccto, procedimiento barroco. Teatro y psicología. La estructura del monólogo es lógica. Se ha señalado que en Calderón se da el hecho interesante y aparentemente contradictorio, de que la construcción obedece a menudo a un plan lógico, parecido al desarrollo del silogismo escolástico, y sin embargo, se carga de frondosidad ba1Toca. Esto es consecuencia, por lo menos en cierto grado, de su educación jesuítica, de su a diestramiento en el sistema del silogismo escolástico.

La jornada primera se inicia con una acumulación de notas barrocas : "monte frag oso", t orl'c-prisión de Seg ismundo, puerta "entreabierta.", ''anochecer". Esns notas alientan la atención hacia el misterio. Barroco es asimismo el contra ste entre las peñas coronadas por la figura de Rosaura -las peñas son lo vertical y lo multiforme- y lo llano, que es horizont.alidad y forma única. Tan pronto habla Rosaura, funciona uno de los resortes ele! barroco: la desrealización por !a met:\fora. El caballo se convier te en ser f abuloso-hipogrifo. El viento, el "rayo sin llama", el "pájaro sin matiz" y el "pez sin escama", además de cumplir su encomienda transformadora, aceleran por su propia sugerencia (alusión a la velocidad con que .se mueven) el movimiento de la estrofa, que se hace vertiginoso. Tres verbos muy barrocos por su violencia y dinamismo refuerzan esa sensación: "desbocas", "arrastras11 y "despeñas". El "movimiento desenfrenado" ( 1) del verso corresponde a la agitación psicológica en que se halla Rosaura. Ella misma confiesa que está bajo el dominio de "las leyes del destino", lo que supone vida dramática, movida, y sentirse "ciega y desesperada" e "infelice". El esquema de la construcción lógic:i del Se evidencia, pues, un enlace de elementos límonólogo es el siguiente: r icos y psicológicos. 1. planteamiento de la tesis: En el resto de la p1imera escena sólo hay p1·imera décima fugaces pinceladas de escaso rendimiento poético. La metáfora "funesta boca'', aplicada a el hombre de cara a su destino; la puerta entreabierta de la prisión nos reel nacimiento es ya un mal en sí.


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prueba de la tesis: hasta el verso 162 comprobació'n del estado de inferioridad del hombre, contrastándolo con el privilegio de que disfruta el orden natural. 3. síntesis: décima final ·transmutación ele la actitud interrogante en rebeldía; "estrofa de la injusticia". (1) A pesar ele que podemos 1·educirlo a esquema e identificar los varios momentos en su realización, el monólogo presenta una fuerte unidad orgánica y poética. Lo percibimos como un todo articulado, no como una suma de

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Calderón utiliza la naturaleza para que Segismundo confirme que los animales gozan de vida privilegiada comparados con el hombre. Advirtamos de paso un cambio de actitud ante Ja naturaleza. El hombre renacentista, en su primera etapa -optimismo, fe, confianza- ve en el orden natural una realidad autónoma, capaz de crear. Natura dota al ser humano de bienes y le dicta las normas éticas. Pero en su segunda etapa-desilusión, escepticismo, desconfianza- no lo concibe como protector, espejo y guía. La naturaleza es ahom un mundo cerrado y huraño que cumple sus propias leyes. Segismundo encarna esa rectificación ante partes m5.s o 1nenos autónomris, y por ello, la naturaleza. Es un 5olita1·io, un desterrado, separables. Esto refleja, en nuestra opinión, un huérfano devorado por su p1·opio dolor, frenel poder de síntesis que posee el poeta, a cu- te a la indife1·encia e inmutabilidad de natura, yo amparo puede dar el salto seguro desde el Habrá que esperar hasta el advenimiento de: mundo real al estético, para crear una reali- Romanticismo para que el hombre se reconcidad nueva y superior en un plano distint.o. Su lie con el orden natural, aunque con un sentipunto de partida es el de todos, aun el de los do diferente al que representó el momento inique no son poetas o sólo conocen el realismo cial del Renacimient.o. Góngol'B, embriagado ingenuo, pero rinde viaje e.n un orbe creado con las formas sensuales ele Ja realidad, es la artísticamente. excepción a esa nueva postura que simboliza El mismo protagonista comunica unidad al Scgismundo, de reproche y antagonismo hacia monólogo, a través del tránsito de su espíri- la naturaleza. tu de un estado a otro. En cada hito de ese Ese gesto ante natura, señuelo que atrae viaje espiritual, Segismundo es otro sin den.uestro i.nterés hacia un viraje radical en las .iar de ser .el mismo. Al comienzo del monólo- relaciones del hombre con el mundo, no opera go, es el hombre que interroga al destino; por presencia en el monólogo. Sn existencia es luego, el hombre que busca una explicación a refleja. La derivamos como efecto del conese destino comparándose con los seres irratraste que establece el protagonista entre la cionales; por último, el hombre que se sublecondición de inferioridad del ser humano en va contra Ja injusticia. el cosmos y el estado envidiable en que viven Aparte ele Ja capacidad sintética de Caldelas criaturas irracionales. 1·ón es evidente que el haber seleccionado el El desequilibrio es una de las característimonólogo como forma de expresión en uri momento tan grávido de vitalidad como ése, es cas del sistema barroco. Empero, puede afirun a.cierto dramático. El monólogo es quizás marse que el monólogo de Segismundo, si se el ejemplo más elevado de diálogo, porque ha- exceptúa la décima final, como caso de "enel ejemplo más elevado de diálogo, porque cuentro de idea y poesla"(l), marca un punlince de la éonciencia un ente dramático; de to de equilibrio en Ja primera jornada de La la intimida d, una fuerza corporeizada. Los Vicia es Sueño. Es un pozo en que se sedimensentimienos y las ideas, al salir fuera del que tan los ingredientes activos: ideas de largo monologa, son como un segundo personaje alcance, actitud inquiridora, lujo formal. ¿Es el monólogo una proposición filosófique se enfrenta a aquél. El resultado es una intensificación de la fiebre dramática. Re- ca escueta? No. ¿Es un mero arranque Ucuérdese el efecto decisivo que logra Eugene rico? Tampoco. Es filosof!a poética o poesla O'Neill al revelar, en St.range lnterlude, junto filosófica. Idea y lirismo se sustentan mua lo que dicen los personajes, lo que piensan, tuamente, se intercambian los jugos nutricios que los alimentan. muchas veces opuesto a lo primero.

(1) l">cc.lru S:ilinas, curso citado, conferencia del 28 do octubre de 1943 .


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que habrá alguien m:ís dcsgrnciad.o que él, Si le robáramos al pensamiento encerrado o)lera en sentido contrnproducentc. Las sien el monólogo el elemento lírico, el muro fi. guientes palabras de Rosaura son tan rotunlosófico, falto del arbotante que lo sostiene, dns y crueles que en vez de atenuar el inforse derrumbarla. Y es asi porque la comprobación de la tesis del protagonista se realiza de tunio del principe, lo acentúan: "Pues volviendo en mi sentido manera lírica. Segismundo quiere demostrar Hallo que las penas mías, la injusta inferioridad del hombre junto a l~s Para hacerlas tú alegrias demás seres que pueblan el mundo. Y la eviLas hubieras recogido". (1, 2, vv. 269-72) dencia que aduce ndopt.a formas . poéticas.. O sea lo filosófico adquiere virtuahdad gracias En el campo de la moral, el apólogo resula !~ poético. La poesla actúa como piedra de ta anticristiano. Postula una filosofia egoístoque del pensamiento. ta: conquistar la felicidad para sí mismo. RoPor otro Indo, si des.10.iármnos ni monólo- saura, como el sabio que arrojaba las yerbas go de su contenido filosófico. tamp~~o podría que el otro iba recogiendo, obtiene una fe_licisubsistir lo lírico. Careceria de func1on, Y por dad r elativa y momentánea de la clcsd1cha lo tanto, de sentido. Este sentido no es. ?esde mayor del prójimo. Lo verdaderamente crisluego, significación (contenido comprens1ble), tiano es remediar el dolor ajeno, no utilizarlo sino justificación. Un pasaje puede tener sen- ¡>ara procurar, nunque sólo sea por comparatido en lo que se refiere a contenido compren- ción, la dicha propia. Rosaura se muestra, sible, y no obstante, carecer de _justi~icación pues, insensible a la desgracia de Segismundo. desde el punto de vista de las exigencias que Se nos escapa conceptualmente cuando debietrascienden lo puramente mental. ra reaccionar en sentido cristiano, de humaVerificado ya, por un proceso discursivo nidad verdadera. Sospechamos que en el fonque se desenvuelve lógicamente, que e~ hom- do de La Vida es Sueño hay cierta sequedad bre carece de la libertad que usufructuan loR de alma, que los sentimientos sencillos quedan seres irracionales, ¿qué puede hacer un hom- oscurecidos por la profundidad y bdllantez de bre-fiera como Segismundo sino erguirse ai- las ideas cardinales. rado? En ese momento, la proyección del proEl resto del primer acto-conflicto ele Rotagonista es simbólica y titánica: el hombre saura y Clarín, comienzo de la a cción secunen rebeldía abierta contra la injusticia del ha- daria, saludo de Astolfo y Estrella, parlamendo. to de Basilio y arreglo del apuro de aquéllos El "monólogo de' la libertad" es la autobio- -es un descenso en la curva del interés. La grafía metafísica, trascendental, de Segis- acción secundaria-historia de Rosaura-vimundo, y por extensión, del hombre persegui- virá parasitariamente hasta el final, causando por la jaurfa de las grandes interrogacio- do un desnivel cualitativo en la obra. El sanes. Pero cuando el alma del desdichado prín- ludo de Astolfo y Estrella-lenguaje cortesacipe recibe el influjo bienhechor de la presen- no-a pesar de sus "pájaros", "fuentes", "clacia de Rosaura, la autobiografía continúa, pe- rines de pluma" y "aves de metal", no ti ene ro relegada a un plano inferior. En el parla- Ja calidad lírica del monólogo. Aun aceptánmento que va desde el verso 190 al 242, nos dolo corno reflejo o realización estética del ofrece Segismundo detalles de lo que podemos afán de crear un medio de expresión propio llamar su autobiografía terrenal. Son notas del ambiente cortesano, o quizás por eso misautobiográficos que, aunque insólitas, perte- mo, o bien por el modo brusco en que nos sanecen a la esfera cotidiana de la vida del pro- le al paso, nos parece poesía menos limpia tagonista como individuo, como criatura de que la del monólogo. La convención barroca carne y hueso, no como simbolo. La intención resulta en el saludo más convencional todavía. de este parlamento es acercar afectivamente En el largo parlamento de Basilio, si se tiene a Segismundo y a Rosaura. en cuenta su extensión, 254 versos, el aparaLa respuesta que da la doncella al prota- to lírico barroco interviene modestamente. La gonista; en plan de confesión reciproca, mere- estructura de ese pasaje es lógica, corno la ce considerarse. Se trata del conocido apólo- del monólogo de Segismundo. Basilio cuenta go de los dos sabios. Psicológicamente anali- los antecedentes de su hijo desde antes que zado, aunque podría consolar a Segisrnundo, éste nazca hasta que lo conocernos. Luego expor \'Ía de moraleja, Haciéndole eomprender pone tres consideraciones para justificar el


DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO c:.;pcrimcnto que va a realizar con su hijo, confi ando en que producirán tres consecuen-

cias reales (muestra de paralelismo mental) . El análisis que hemos hecho de la jornada primera de La Vida es Sueño es el andamiaje de nues tra disconformidad ante la aseveración de Valbuena Prat. Creemos sinceramente que la belleza de ese acto no es "esencial1nente lírica, poética". Como acto de exposi-

ción la primera jornada es un complejo de diversos elen1entos, sin que se imponga ninguno. El componente fílosófi co, sistema nervioso de La Vida es Sueño, funciona en el monólogo como problema del destino. El lírico se funde con el filosófico y cumple una misión p1·obatoria de la tesis fundamental de Segismundo. Ambos forman una unidad orgánica en el n1onólogo. Otro ingrediente activo en el primer acto es el psicológ ico. El monólogo encuadra el tránsito inicial en Ja metamorfosis moral del protagonista: el hombre-fiera. Rosaura, personaje en línea recta, acabodo desde el principio -por eso es endeble dramáticamente-está Integra ya en la p11mera jornada. Clotaldo es también lo que ha de seguir siendo: el vasallo leal, que se debate a veces entre el querer y el deber, incapacit&clo para Ja acción por el sentimiento monárquico que vence a su vohmtad (III, 8.) Clarín, un haz ele reacciones prácticas y defensivas, sin asomo de sentido heroico. Basilio, intelectual vacilante, aunque reconoce que el libre albeldrío puede triunfar sobre el hado, arrastra su creencia de que en el caso de su hijo se han impuesto las estrellas, hasta Ja última escena de la obra, cuando el nuevo Segismunclo Je convence de su error. El elemento acción está, asimismo, vigente en la primera jornada. El drama de Segismundo, el ele Basilio y las acciones subordinadas de Rosaura, y ele Estrella y Astolfo coexisten en ese primer acto. Queda, pues, trazado el camino para el desarrollo de las dos jornadas poste1;ores. La "interpenetración", que es una ele las resultantes de Ja dinámica barroca, no sólo opera entre los géneros, sino entre los elementos. Ese fenómeno subraya, en cierto sentido, la inconveniencia o dificultad ele concebir la obra barroca como un agregado ele componentes distribuídos a lo largo de ella ele modo fragmentario. Más bien se hallan disueltos unos en otros.

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Sin embargo, ¿cómo explicar satisfactoriamente las frecuentes inlcrpolacioncs con que nos sorprende el barroco? ¿Por qué se clava lo lirico en el ijar ele lo narrativo? ¿A qué se debe que el componente invasor y el invadido no lleguen a disentir por el mismo cauce funcioal? A nuestro entender, tal concepto ele las interpolaciones se produce cuando nos acercamos al barroco con un criterio que podemos denominar renacentista. "Forma ccrrnda", "visión lineal de las cosas", "superficie", "equilibrio", en vez de ºforma abierta", "impresión pictóticn", "pt·oíundid~d", "desequilibrio". Pero como todo arte es un sistema de convenciones y el injerto de ingredientes es una convención del barroco, las interpolaciones tienen un vnlor realmente funcional y un hondo sentido, dentro del sistcm::, :rnnque a nosotros nos parezca lo contrario. La opinión de Valbuena en cuanto a la jo1·nada primera, destacando el aspecto lírico sobre todos los demás, tropieza con otro reparo que se basa en Ja fnclole misma de los elementos. ¿Existen fronteras precisas, aisladoras, entre lo lirico, lo dramático, Jo filosófico y lo psicológico? ¿No es drama el pensamiento? La idea, como hija del espíritu, ¿no tiene génesis lírica? ¿No se mueven en el fondo del trance poético fuerzas dramáticas? Nuestra respuesta a estas preguntas se dirige a nega1· toda parcelación de la actividad espMtual, en sos tén ele su integración. Por tocias las l·azones expuestas, creemos que la belleza en la primera jornada de La Vida es Sueño no se log1·a mediante la hegemonía del elemento U.rico o poético. Opinamos que ningún componente da la tónica del acto en forma decisiva. El acto primero es, más bien, vivero ele ideas, actitudes y acciones que alcanzarán pleno desarrollo en las jornadas siguientes; red ele lirismo, filosofía, psicología y acción, tejida a la manera impresionista del barroco. III. Jornada Segunda La jornada prmera se desliza en tempo lento. Lo reclama el hecho de que es el acto de exposición, cuyo propósito, desde el punto de vista de la técnica teatral, es situar las fuerzas dramáticas, esbozar los personajes e iniciar la acción. Es decir, el compás mesurado responde a Ja necesidad de cimentar sólidamente la obra. Notemos el ritmo retardado


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con que se mueven el monólogo de Segismundo, por su carácter reflexivo, menos en la décima final, y el parlamento ele Basilio, por su fndole narrativa, que son los dos puntales sobre los que se levanta el primer act.o. La segunda jornada se nos aparece como un manojo de expectativas. Estamos al acecho de sucesos cuya silueta empezó a dibujarse en el acto precedente. En primer Jugar, la prueba a que Basilio someterá a su hijo. Luego, el resultado ele la aventura de Rosaura para vengar el agravio de AstoHo. En tercer término y en un nivel muy secundario, el fracaso o el éxito de las aspiraciones de Estrella y Astolfo como pretendientes al trono. No hay duda, pues, de que el ambiente del acto segundo es propicio para In "acción animada" y el ''dramatismo" de que habla Valbuena Prat. Ya en la primera escena, reincide Basilio en la creencia expresada por él en el parlamento del acto inicial, de que el libre albedrío es más poderoso que el hado (posición cristiano-católica): . . ."porque el hombre Predomina en las estrellas" ( II, l, vv. 125-6)

Se nos adelanta, por lo tanto, una probable dramática lucha entre el libre albedrlo y la fatalidad. En ese mismo pasaje, surgen otras dos fuerzas contrarias cuyo choque no se resolverá en respuesta. categórica: vida y sueño. Pero hasta ahora se trata sólo de acción dr2m!!tica en potencia. Véase cómo Calderón va acopiando elementos de gran densidad dramática. En la escena tercera asistimos al primer momento de forcejeo psicológico que sufre Segismundo en la segunda jornada. Al despertar en palacio, el príncipe pasa por una serie de reacciones opuestas: "asombro e incredulidad", "duda de sí mismo y de su estado", y "oportunismo pragmático". ( 1) De ahí en adelante, rodando ya por la pendiente del dramatismo, Segismundo arremete sucesivamente contra todos los que se le enfrentan: Clotaldo (en esa misma escena) , a quien increpa por haberle negado "contra razón y derecho"; Astolfo, el Criado 2ndo. y por último, Basilio. La carrera de contactos violentos culmina en el encuentro con su padre. Basilio y su hi(1) Pedro Salina ~.

cut'EO

jo se enzarzan en un diálogo cortante como filo de navaja. Las palabras, sobre todo los de Segismundo, restallan como latigazos. La escena es de un dinamismo psicológico imponente. Segismundo somete a su padre a juicio inflexible. En ese juicio previo-el definitivo vendrá en el acto tercero- la acción drnmática está polarizada en dos ideas contrapuestas : "el principio de autoridad" y "el libre ex1men"(l) Segismundo se alza como un precursor de los derechos inalienables del hombre: el derecho a la vida, a la libertad y a b felicidad. Ni se elefiende ni ataca con sutilezas conceptuales. Habla con pasión, con el alma; apela a las razones del corazón cuya existencia reconoció Pascal. Nuevamente, como en el monólogo, pierde su individualidad para asumir la representación del género humano (en este caso, del hombre moderno, concretamente), que considera el mero hecho de nacer, fuente de todos los de1·echos. Momento de reivindicación de la dignidad humana. Por eso nos identificamos con Segismundo y no con Basilio. De esta cima descendemos a una zona dramática inferior: las relaciones entre Estrella y Astolfo. En el ánimo de Estrella combaten amor y celos . (detalle del retrato más propio tle la comedia de intriga). En el de Astolfo, la mclinación a su prima y el efecto de la actitud desdeñosa de ésta. Rosaura participa también de ese debate interno: en su alma pugnan la necesidad de seguir disimulando y el temor de que Astolfo descubra su identidad. Se confirma en los personajes también, desgarrados por vientos enemigos que arrasan sus almas, la corriente de "acción animada" y "dramatismo" que galvaniza a todo el acto segundo de La Vida es Sueño. El fracaso del experimento de Basilio desvía físicamente la acción, que pasa de nuevo a la torre-prisión de Segismundo. En las tres últimas escenas de la jornada, 17, 18, y 19, las palabras de admonición de Basilio y Clotaldo -"porque quizá estás soñando" (11, 6, vv. 545); ---"porque quizá es un sueño (II, 8 v. 694)-respectivamente, alcanzan i·ealización dramática. Recobrado del efecto del narcótico, el príncipe sufre, al despertar, una conmoción psicológica y, moral que estremece los cimientos

cit.ado; conferencia de] 5 do novie-mbre de 19·13.


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mismos de la realidad, la vida y la experien- labras- medita. Y el hecho de que hastn Clacia. La trayectoria que sigue el proceso psi- rin medite es indicio del tono reflexivo que quico del protagonista en este instante es la presidirá ni tercer acto. Ni s iquiera la rebesiguiente: primero, extrañeza de hallarse otra lión-violencia, estrépito-perturba rá en gravez en la prisión; duda de su propia realidad; do apreciable la altura filosófica de la última finalmente, creencia de que todo fué sueño. jornada. El ruido de las armas, fugaz y débil, Pero como el recuerdo de su paso fugaz por el . se apaga bajo la grandeza moral del nuevo palacio es tan vívido, y por otro lado, al en- Scgismundo. contrarse de nuevo en la torre aquello le pa- · Los soldados se abren paso hasta la prisión rece soñado, se deshace momentáneamente el del príncipe. Pasado el inicidente de confundir dualismo vida-sueño, puesto que ya no sabe a Clarín con Segismundo, logran llegar a prequé es vida y qué es sueño. Segismundo, el so- sencia de éste. Tratan de moverlo a la acción. berbio y violento, el partidm·io del empirismo- Pero Segismundo ya no es el hombre-fiera, el "toco y creo", U, 6, v. 549-el portavoz del de- instinto desatado, el impulso sin freno. Es el N cho natural, se halla ahora en el clímax de su hombre que piensa y que desconfía de la readramática existencia, frente n la ter-rible du- lidad porque cree que vivir es soñar. Por eso da: ¿vivo o sueño? Y en la escena última, es- reacciona filosófica y no activamente. Primetimulado por las palabras de Clotaldoro, teme que se trate de otro sueño; luego reafirma que la vida es sueño; por último, co" . . .que aun en sueños No se pierde el hacer bien''. (II, 18, vv. mo resultado del segundo momento, expresa el desprecio de los bienes terrenales. Ante la 1160-1) y sobre ·todo, cediendo al aguijón insistencia de los soldados, que aportan pruede su propia desconcertante experiencia, se bas irrecusables de que la i·evolución es cierta, sobrepone a su naturaleza de hombre-fiera y Segismundo decide arriesgarse. Se embarca en se abraza a la moral estoica: la superación de su segunda gran aventura-ésta voluntarialos bienes materiales (gesto españolísimo). con la única seguridad de que todo es inseguLa escena final de la segunda jornada enro, de que todo existe interinamente, sujeto a cierra una filosofía ambivalente. Negativa, en convertirse en sueño cuando menos se espere. cuanto deshace la realidad y Ja transforma en Segismundo revalida su condición de homsueño. Constructiva, porque postula o propobre reflexivo, vencedor de sus propias pasione un género de vida superior. nes, en In escena cuarta. Ve a Clotaldo y su El acto segundo es, como asevera Valbuena, primer ademán es de venganza: "sobre todo acc10n animada, dramatismo''. "¡Villano, Arena de combate en que batallan fuerzas Traidor ingrato" ... (111, 4, vv. 23-4) Peopuestas -conceptos fundamentales, acciones exteriores, sentimientos e ideas de los perso- ro le detiene la idea de que puede que sólo esté soñando: najes- hasta lograr una solución de ética no" . . .El reportarme conviene ble Y. ejemplar. Que aun no sé si estoy despierto, (111, 4, IV. Jornada Tercera. VV. 225-6) Clarín, el hombre que vive liberado de preoMás adelante discurre sobre la necesidad de cupaciones tra scendentales, prisionero feliz obrar bien. Enarbolando una ética positiva y en el estrecho círculo de lo cotidiano, inaugu- práctica reconoce al bien como ley insobornara la tercera jornada con un monólogo. En- ble de la vida. cerrado en una torre -situación semejante a "Obrar bien es lo que importa; la· del protagonista en el monólogo del primer Si fuere verdad, por serlo; acto-filosofía a su manera. Segismundo se enSi no, por ganar amigos cara al destino en nombre de la libertad; el Para cuando despertemos". (lll, 4, vv. criado de Rosaura analiza también el estado 237-40) en que se encuentra, aunque en forma burlesMeditabunda es, asimismo, la posición de ca y de parodia, como cuadra a su condición. Pero lo importante es que Clarín, poco afi- Basilio, en la quinta escena, al enjuiciar la cionado a pensar-le interesa sólo la acción revuelta. En vez de aprestarse a tomar las sin riesgo, que baste a satisfacer sus necesida- armas, se doblega ante lo que cree fruto de la des materiales, y como recurso, el juego de pa- fatalidad, fuerza ciega e incontenible. Inhibe


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el impulso a la acción y lo sofoca bajo Ja loza del remordimiento. Astolfo, por el contrario, quiere combatir a los sublevados para merecer a Polonia. En la sétima escena Basilio decide finalmente disputar a su hijo la corona, confiando en que "Lo que la ciencia erró, venza el acero".

Segismundo, sino combate fiero consigo mismo, de cuya victoria no se muestra aún completamente seguro: "Que no mire tu hermosura Quien ha de mirar tu honra" (III, 10, VV.

823-4)

En su contacto sucesivo con los mismos a (III, 7. v. 300) quienes conoció en su primera salida-SegisRosaura asalta a Clotaldo en la escena oc- mundo, como D. Quijote, hace salidas, aunque tava con una especie de ultimátum. Quiere con signo diferente-- el príncipe tiene oportuque Clotaldo cumpla sin más dilación la pro- nidad de someter a prueba la transformación mesa que le hizo de vengar su honor manci- de su alma. Y sale airoso. llado por Astolfo. Clotaldo, sin embargo, no Arribamos a la escena final. Como fénix está resuelto. Por un lado, Je azuza al cumpli- renacido de sus mismas cenizas, en un momenmiento de la palabra empeñada, el sentimien- to solemne-"corte ilutsre de Polonia" (111, to del honor, que es dignidad y también amor 14, v. 967)-Segismundo se yergue como juez de padre; por otro, le suspende la gratitud que sereno para dictar justo fallo. Contra la fadebe a Astolfo porque le salvó la vida. Ro- talidad en que cree Basilio, levanta triunfansaura replica con razones tan sutiles como las te el libre albedrío; contra la injusticia y de una proposición escolástica y a poco cae en la venganza como procedimientos, la corduun juego de conceptos en que se conjuga ra y la templanza; contra el hombre-fiera, el dar como nobleza y el recibir como bajeza. la superación de las pasiones. La solución que propone Clotaldo traduce el El pensamiento de Segismundo se desendeseo de quedar bien con todos y revela la vuelve lógicamente, con nobleza y serenidad. fortaleza de su lealtad monárquica. Rosaura Expone primero el principio fundamental y la rechaza y vence por fin los escrúpulos de luego lo corrobora con ejemplos-la fiera que Clotaldo. duerme, Ja espada, el viaje por mar borrasEn la escena novena, Segismundo, que está coso-a manera de silogismo escolástico. La con sus parciales en el campo, monologa. estructura recuerda la del monólogo del priExalta orgullosamente su yo, pero luego recae en la modestia, temeroso de que Ja reali- mer acto. La tercera jornada "es esencialmente el dad se esfume en un sueño. De nuevo su capacidad reflexiva domeña a las pasiones. Des- acto de la meditación". La última escena de la se~unda jornada, en la que Segismundo pués del largo romance autobiográfico de Rorenuncia a su "fiera condición", se convence saura, que como mujer recurre a Segismundo en busca de justicia y como "hombre" le ofre- de que "el vivir sólo es soñar", y en consece su espada y su vida, se reanuda la activi- cuencia ,adopta el bien como norma, imprime dad discursiva del protagonista. Excitado por anticipadamente el tono meditativo, filosófico, detalles que le comunica Rosaura y que le que gobernará al tercer acto. Vencedor de sí constan por experiencia directa, su pensa- mismo y dudoso de la realidad, ¿qué le resta miento gira de nuevo en torno dela trágica sino someter su conducta a los dictados de la duda, ávido de atrapar la verdad definitiva: conciencia cristiana y del pensar recto? Só¿ fué sueño o realidad? Pero el pensamiento, lo así vivirá con relativa felicidad y logmril como es impotente para cortar el nudo del ganar la salvación del alma, a fuerza de buepunzante problema, le descarría momentá- nas obras. (fin cristiano de la existencia). neamente por el fácil sendero del placer sen- Desde el punto de vista moral y psicológico, sual ("momento hedonístico") . (l) Y aspira la jornada tercera es, por lo tanto, el campo entonces a aprovechar la ocasión que le ofrece de acción del Segismundo redimido. Y en ese ruedo mata al toro del hado Y' del instinto la presencia de Rosaura. Afortunadamente se salva de nuevo por un proceso racional: I~ con el estoque de la moral cristiana. Lo otro consideración de que el bien eterno no puede sigue siendo una interrogación: ¿ realiadad o sueño? ~acrifica1·se por el placer efímero. Desoir Ja Jorge L. Porras Cruz voz de Ja carne JlAl ha sido tarea leve para (1) Pedro S1llu11, cuno citado, co11fere11cl1 del 26 de noviembre do 1948,


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Referendum sobre la Enseñanza Religiosa en las Escuelas Públicas de Puerto Rico Informe

La Directiva de nuestra Asociación colebró 1-A Ja prime1-a pregunta contestaron cuatro una reunión extraordinaria el dia 29 de enero personas en la negativa y sesenta y dos en de 1944 para discutir la posición que deberla la afirmativa. asumir en relación con la enseñanza religiosa 2-A la segunda pregunta contestaron cuaen las escuel:is públicas de Puerto Rico. Se renta y cuatro en la afirmativa y veintidos en decidió consultar la opinión de toda la matrí- la negativa. cula por medio de un referendum y al efecto 3-A la tercera pregunta contestaron cuase preparó y envió a 394 socias el siguiente renta y una en la afirmativa, dieciseis en la cuestionario : negatiav, cinco en parte y tres ·que el Dr. Ga1-¿ Cree usted que la Asociación debe ma- llardo no tiene plan alguno. nifestarse en este asunto? 4-No contestaron a la cuarta y última pre2-¿ Cree usted que se debe enseñar religión gunta treinticinco personas. a los niños que van a la escuela como Transcribimos a continuación las distintas parte de su programa escolar? sugestiones presentadas: 3-¿ Está usted de acuerdo con el plan del (a) Se sugiere el método usado en el estado Dr. Gallardo? de Kansas, esto es, donde hay un grupo de es4-Si no est á de acuerdo con ese plan, ¿qué tudiantes que justifique el establecimiento de sugiel'C usted? una escuela de filosofía católica, el estado paEn la reunión ordinaria de la directiva ce- gará los profesores católicos para enseñar a lebrada el día 18 de marzo de 1944, la presi- los estudiantes. Lo mismo sucede en casos denta informó que sólo se habían recibido se- de las otras escuelas con diferentes creencias. senta y tres contestaciones. Se decidió enton( b) Desarrollar una campaña pública a traces 11ublicar un anuncio en la primera página vés de la radio y prensa para exhortar a los de " El I>Iu.ndo" suplicando a las socias que padres a que atienda el aspecto religioso de contestaran dentro de los ocho días subsi- la educación del niño. guientes. El anuncio que apareció en "El (c) Intensificación de la enseñanza de rnoMundo" el día 22 de marzo lee como sigue: rnl y buenas costumbres y de respeto a la liASOCJACION DE MUJERES GRADUADAS bertad ele culto. ( d) La religión debe enseñarse en el salón DE LA UNIVERSIDAD DE PUERTO RICO de clase por personas enviadas y. pagadas por A VIS O las distintas confesiones. (e) Se debe escoger muy bien el maestro de Se suplica a todas las asociadas contestar antes del martes 28 de marzo el referendum religión que debe ser versado en la materia y sobre la instrucción religiosa. Su cooperación de amplio sentido mundano y que no debe ser en este sentido será grandemente apreciada. i·epresentnnte activo de ninguna secta · reliEnvíenos su contribución para nuestra bi- {;iosa. blioteca. (f) Leer alguna página de Ja Biblia todos Se i·ecibieron entonces, tres contestaciones los días. más haciendo un total de sesenta y seis, que (g) Invitar a todos a meditar sobre las caurepresenta un 16%. o/o de las personas consul- sas del fracaso tanto de la escuela laica como tadas. <le la r eligiosa. El resumen de las contestaciones es el siguiente:

(h) Respaldar a la Asociadón Insular de Maestros y a las otras entidades no menos


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svavncmlD smmrn:W :;ra N9IOVIOOSV -

V.LSIA:;I'H

níños pal':l una vida limpia de vanidad y de ~restigiosas en su oposición al plan de ensegenuino interé~ en el libre esclarecimiento de nanza religiosa en las escuelas, para .eVitar verdad. que éstas se conviertan en centros de propa- la (j) Exigir a todo estudiante mati;culado en ganda sectaria y de fanatismo religiosq ·Y' asi l&s escuelas ,Públicas de Puerto Rico la asisproteger el derecho a ·Ja libertad de palabra y tencia obligatoria a los oficios religiosos dod~ conciei¡cia que nos garantiza la constitu- minicales en la iglesia a que sus padres pertec16n nmericana. · nezcan. ( i) Que la dirección de nuestras escuelas se 'llli opini6!1 sob~c este referendum es que en ponga en manos de personas de un profundo vista de que sólo un pequeño número de sose,ntido moral y religioso, conscientes ·y aler- cias ha expresado su sentir sobre este probletas contra el peligro del sectarismo.. Que se ma, la Asociación como núcleo, no puede exformule una filosofía educativa en consonan- presar su opinión y debe abstenerse ·de facia con tal posición y protectora de Ja más vorecer o ata~ar • el plan· de enseñanza reperfecta libertad de cada conciencia. Que en- ligio¡;a en las escuelas pero sí debe ayudar al tre la Universidad y el Departamento de Ins- estudio de ese problema. trucción se adopten los medios más convenienORITIA O. DE CARRERAS tes para dar a nuestro profesorado esa filosoPresidenta . fla para que cada maestro .se convie~ en un estimulador de lo mejor que hay en nuestros A 2 de l)ln·il de 1944 .

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r Directiva de la

ASOCIACION DE MUJERES GRADUADAS de la UNIVERSIDAD DE P. R. Pl'esidenta Honoral'ia: María Cculil!ct ele Mctrt'ínez P l'esi ::! en ta : 01·itia Ol-ivents ele Carreras Vice-Presidenta: Jl!farrtot Arce ele Váz quez Secretaria: Josefina Uoclrírt·uez Lópe.~ Sub-Secretaria: Zorniclct C. ele Ortiz-Toro Tesorera: Let-icüi Lorenzi s ttb-Teso í·en1. Sctnth Roclrí.guez Chacón Vocales: Isabel Anclrén de Artuilu Nibitct Vientós Gastñn So/fo Brenes C~innen Góinez Tejerci Bertct Cctbanillas Celestina. Zctl :luondo Conchitci R. ele López Henninici Acevedo Cla.rn L1tgo Send·m Representantes de Distrito: Murícc T. C. de Día.? Ga.rcfrt San .Juan

Marfrt I sa.bel Colón La?l(ll'fin Pon ce

María. Luisa Arcelay Mayagüez

!Viaria Li!Je ;-tad Gómcz AL'ecibo

Ma.rfa F e1Te1· Guayama

Carmen Rodríguez Aguadilb

Ma.rga.rUa. Pascual Hum ac~o

P. O. Box 3924 Santurce, P . R.

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CASA BALDRICH S. BRAU 93, SAN JUAN

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