Guardarrayas

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DEPARTAMENTO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA DIVISIÓN DE EDUCACIÓN DE LA COMUNIDAD PUERTO RICO — 1966 ^


CREDITOS Editor, escritor e investigador de material: Rene Marqués

Diseño, portada e ilustraciones J. Meiéndez Contreros

Antonio Moldonodo - ilustración póg. 11 Empianoje

Ángela Bartoíomei Mariani Fotografía, mascarillas e impresión Sixto González Armando Silva

Carlos Enrique Tormos

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guardarrayas espirituales

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Hay individuos que viven rodeados de imaginarias guar darrayas, prisioneros de las estrechas colindancias espirituales que a su propia personalidad les han impuesto su ignorancia, o su soberbia, o sus prejuicios fanáticos o sus complejos de inferioridad. Gastan sus energías y todas sus potencialidades de seres humanos en mantener alrededor suyo esas guarda

rrayas que les aprisionan y les impiden comprender a los otros y ser comprendidos por éstos. Entre ellos están el "matón de barrio", el "buscabulla", el "macho completo", el "carolo", el eterno amargado que quiere ocultar su propia debilidad. Son seres infelices que tratan de hacer infelices a los demás.

Hay familias que viven cercadas, no sólo por las guar darrayas físicas de su finca o propiedad, sino por las actitudes negativas hacia los demás, guardarrayas del espíritu que las

aislan y les impiden la normal y cristiana convivencia con otras familias de la comunidad.

Hay comunidades o barrios enteros que también viven encerrados psicológicamente dentro de sus límites geográficos

o políticos; hostiles y antagónicos a otras comunidades vecinas, odiando porque creen que se les odia, sintiéndose mejores o superiores o inferiores o distintos a los demás.


Hay grupos religiosos y grupos políticos que, encerrados en su fanatismo, trazan guardarrayas infranqueables entre su propia intolerancia y el entendimiento de los otros. Toman

como base una idea que es fundamentalmente buena y noble, pero la manchan y desvirtúan con sus actitudes de odio e incomprensión. Lástima grande porque ni la idea de Dios, ni las palabras de la Biblia, ni los ideales de redención social, justicia económica y libertad política pueden justificar ni excusar, en lo religioso ni en lo político, el odio, la intole rancia y el fanatismo destructor.

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Lo religioso

Para el cristiano Dios es amor, tolerancia, comprensión,

caridad y perdón. A nombre de Jesús que amó, comprendió, perdonó y sufrió por el género humano, no se puede odiar. El que tal hace no ha conocido jamás a Cristo, no es cris tiano auténtico en verdad. Jesús fue víctima de los fanáticos

religiosos de su época y por ello murió en la Cruz. Pero El jamás fue fanático ni predicó el fanatismo. La esencia de Su doctrina resulta ser todo lo contrario de lo que el fana tismo es.

Todos los grupos religiosos tienen un hermoso fin en común: la búsqueda de Dios. Varían,^ sin embargo, en los medios o métodos para llegar a El. En una sociedad demo

crática y de raíz cristiana como es la puertorriqueña, cada


individuo, cada grupo religioso tiene perfecto derecho a buscar a Dios de acuerdo a los medios que mejor se avengan a su propia conciencia.

La Verdad está en Dios, no en los medios o métodos de llegar a El. Todos los medios sinceros de llegar a Dios son

respetables. Todos lo medios que dicte la fe de cada indivi duo o grupo de individuos deben respetarse en una demo cracia. Para Dios no existen las guardarrayas que los hombres trazan egoístamente en el intento pueril de separarse entre sí.


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Lo político

Otro tanto ocurre en el campo de las ideas y las con

vicciones políticas. Casi todas las doctrinas políticas tienen como base la idea buena de lograr mayor bienestar para el Hombre aquí en la tierra; mejorar, en todo lo posible, la condición del ser humano y enaltecer su dignidad. Varían,

sin embargo, esas doctrinas en los medios o métodos para

llegar a tan respetable fin. También en lo político el odio, la intolerancia y el fanatismo pueden manchar y desvirtuar un fin noble.

Hay doctrinas políticas de respetable fin, pero que en

la práctica trazan implacables guardarrayas espirituales al ciudadano.

La democracia garantiza en su teoría

y debe garantizarlo

en la práctica los derechos civiles del ciudadano. Es esta la doctrina política que se basa en, la libertad y dignidad del individuo, y la comprensión y tolerancia para las ideas de los demás


Por ello entre los ciudadanos de una democracia caben

todas las ideologías políticas imaginables, sean o no afines a

la democracia misma. Esa tolerancia y respeto por las ideas antagónicas es, precisamente, lo que caracteriza a la demo cracia como tal. Sin esa tolerancia y respeto por las ideas políticas de cualquier índole, la democracia no sería en verdad democracia. La Constitución de toda democracia garantiza ese fundamental derecho a sus ciudadanos.

En los Estados Unidos e Inglaterra, por ejemplo, donde tanto repugna la doctrina Nazi al sentimiento de esos pueblos, operan hoy libremente Partidos Nazis (herencia de la doctrina política de Hitler en la Alemania de antes de la Segunda Guerra Mundial).

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Por otro lado, el mundo actual se debate en un cruento conflicto ideológico entre democracias y países comunistas.

Vemos, sin embargo, que en casi todas las democracias operan, con pleno derecho constitucional. Partidos Comunistas. Esto es cierto en los Estados Unidos, Uruguay, México, Chile, Francia, Inglaterra, Italia, etc.

De hecho, en Italia país hoy democrático, sede del Catolicismo y, desde luego, pueblo eminentemente cristiano

el Partido Comunista, que ganó miles de votos en las últimas elecciones, es en la actualidad el más poderoso de toda la Europa occidental.

II


En otras palabras, las verdaderas democracias no trazan

guardarrayas infranqueables entre los ciudadanos por sus ideas políticas. Tampoco lo hace la democracia puertorriqueña. En Puerto Rico no es delito ser comunista, como no lo es ser nacionalista, independentista, estadista o popular-

democrático. La Constitución de Puerto Rico le garantiza al puertorriqueño el derecho a pensar políticamente como lo desee, sin perder por ello sus derechos ciudadanos, incluso

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el derecho a obtener y mantener un empleo en el Gobierno si está preparado para desempeñarlo. La Constitución de Puerto Rico afirma que no se puede discriminar contra ningún ciudadano por motivos políticos, de raza, religión, posición social o económica.

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La Ley en una democracia, sin embargo, sí castiga a

aquel ciudadano o grupo de ciudadanos que intenten, en acción directa, derrocar o echar abajo, por medio de la vio lencia, el gobierno establecido. En eso la democracia tiene perfecto derecho a defenderse a sí misma. Pero a aquellos ciudadanos que han cometido o inten• tado cometer actos de violencia contra el gobierno, no se les

castiga por sus ideas políticas, sino por el acto de violencia en sí, que se considera ilegal.

Si una persona, creyendo y proclamando ideas políticas contrarias a la democracia, no comete acto de violencia contra el gobierno establecido, a ese individuo la ley no lo castiga. La Constitución de Puerto Rico protege el derecho

de ese puertorriqueño a creer y predicar las ideas políticas que prefiera.

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Podemos ahora comprender que en lo religioso y lo político, en lo individual y lo colectivo, quizás nos hemos trazado guardarrayas innecesarias. Guardarrayas de incom prensión, prejuicio, intolerancia y fanatismo.

Nos llamamos cristianos y demócratas, pero ni la doc trina de Cristo ni la ideología de la Democracia tienen nada

que ver con las guardarrayas artificiales que muchos de nosotros nos imponemos o les imponemos a los demás en nuestra vida diaria.

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Es más lo que nos une que lo que nos separa

Somos todos puertorriqueños. Somos una gran familia conviviendo en esta isla que Dios tuvo a bien situar entre Europa y América y que es nuestra Patria. Nos une un pasado común de casi cinco siglos. Tres razas y culturas dieron vida y sentido al Hombre Puertorriqueño: la india o taina, la española y la negra o africana.

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Aprendimos a ser cristianos mucho antes de que el Cristianismo llegara a los Estados Unidos y a otras regiones de América. Aprendimos, dentro de nuestra esti'echez geo gráfica, la tolerancia, la convivencia y el respeto al ser hu mano mucho antes de que a nosotros llegara la doctrina política de la Democracia como tal. Por otro lado, a todos nos une el mismo deseo ferviente

de que el pueblo puertorriqueño obtenga mayores derechos, mayores libertades, más dignidad colectiva, mas justicia social y económica, más extensa cultura y una más amplia civilización. Siempre es más lo que nos une que lo que nos separa. Las guardarrayas que muchos le hemos impuesto a nuestro espíritu puertorriqueño no tienen razón de ser. Debemos, pues, estar mejor preparados que otios pueblos para la práctica diaria y eficaz de lo que es ciistiano y lo que es democrático. Vamos a examinarnos a nosotios mismos y

observar si en lo político o lo religioso, en lo teóiico o lo prác tico de nuestra vida diaria con los demás, hay alguna falla

de intolerancia, prejuicio, fanatismo, o incomprensión. Cual quier falla de esa índole en nosotros mismos puede afectar, adversamente, a nuestra democracia puertorriqueña.

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NOCTURNO DIA 4 (fragmentos)

por Elias Nandino (mejicano)

Un himno crezca del rendido escombro, el suelo cicatrice de sus ruinas, toque el gorrión su flauta luminosa, enflorezcan las gai-zas el semblante

de la quieta laguna ensimismada, riegue el cenzontle su cristal volátil, abran los girasoles sus relojes encarados al sol que los seduce, escriba el alfabeto del rebaño

su prosa de blancor en las laderas,

destrencen los trigales su dialecto anunciando sus ángeles de harina,

las müpas, con sus niños junto al pecho, redoblen sus metálicos arrullos, y los bosques, las cumbres, las cascadas, los rosales, las piedras y los cedros, como infinito palomar que canten el total armisticio de los hombres.

Ni derechas ni izquierdas, frente a frente Nos debemos mirar para sabernos todos iguales, hojas del mismo árbol, juncos en la ribera del espacio, nostalgias en su vínculo de vuelo, ríos que al mismo mar tienden sus aguas, sentenciados a muerte, lumbres solas

ardiendo en la llanura de la espera.

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EL RUEGO (fragmentos)

por Gabriela Mistral (chilena)

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1i1 Señor, tú sabes cómo, con encendido brío, por los seres extraños mi palabra te invoca. Vengo ahora a pedirte por uno que era mío, mi vaso de frescura, el panal de mi boca, cal de mis huesos, dulce razón de la jornada, gorjeo de mi oído, ceñidor de mi veste.

Me cuido hasta de aquellos en que no puse nada. ¡No tengas ojo torvo si te pido por éste!

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Te digo que era bueno, te digo que tenía el corazón entero a flor de pecho, que era

suave de índole, franco como la luz del día, henchido de milagro como la primavera.

Me replicas, severo, que es de plegaria indigno el que no untó de preces sus dos labios febriles, y se fue aquella tarde sin esperar tu signo, trizándose las sienes como vasos sutiles.

Pero yo, mi Señor, te arguyo que he tocado, de la misma manera que el nardo de su frente, todo su corazón dulce y atormentado

¡y tenía la seda del capullo naciente!

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¿Que ue cruel? Olvidas, Señor, que le quería, y que e sabía suya la entraña que llagaba. ¿Que enturbió para siempre mis linfas de alegría? ¡ o importa! Tú comprendes: ¡yo le amaba, le amaba! Y amar (bien sabes de eso) es amargo ejercicio; un mantener los párpados de lágrimas mojados, un refrescar de besos las trenzas del cilicio conservando, bajo ellas, los ojos extasiados.

El hierro que taladra tiene un gustoso frío, cuando abre, cual gavillas, las carnes amorosas. Y la cruz (Tú te acuerdas ¡oh Rey de los judíos!) se lleva con blandura, como un gajo de rosas.

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Aquí me estoy, Señor, con la cara caída sobre el polvo, pariéndote un crepúsculo entero,

o todos los crepúsculos a que alcance la vida, si tardas en decirme la palabra que espero. Fatigaré tu oído de preces y sollozos, lamiendo, lebrel tímido, los bordes de tu manto, y ni pueden huirme tus ojos amorosos

ni esquivar tu pie el riego caliente de mi llanto.

¡Di el perdón, dilo al fin! Va a espai-cir en el viento la palabra el perfume de cien pomos de olores al vaciarse; toda agua será deslumbramiento; el yermo echará flor y el guijarro esplendores ...

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INDICE pag.

GUARDARRAYAS

ESPIRITUALES

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NOCTURNO DIA 4

(fragmentos) por Elias Nandino

(mejicano)

EL RUEGO (fragmentos) por Gabriela Mistral (chilena)

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Este libro fue im

preso en los Talle res de la División de Educación de la Comunidad del

Departamento de Instrucción Pública en San Juan de Puerto Rico.

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UPR.Rio Piedras-Sistema Bibliotecas

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