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Después del apocalipsis, exposición colectiva de Adrien Tirtiaux, Elodie Antoine y Carole Louis
DESPUÉS DEL APOCALIPSIS, EXPOSICIÓN COLECTIVA DE ADRIEN TIRTIAUX, ELODIE ANTOINE Y CAROLE LOUIS
Après l’apocalypse fue el título de la convocatoria levantada entre SACO y el organismo belga Wallonie-Bruxelles International (WIB). Hemos vivido tiempos complejos y debemos comenzar a reconsiderar las cosas. La emergencia sanitaria global, la reclusión y el distanciamiento social han fomentado la dispersión de las relaciones en un mundo habitado desde las redes digitales. Por otra parte, el concepto de aluvión que inspira esta versión de la Bienal, apela a la capacidad de sobreponerse a las calamidades siguiendo “modelos de transformación social mediante el arte con acciones concretas”. En sintonía con este espíritu de resistencia y de readaptación, las propuestas escogidas para viajar a Antofagasta reconocen que el mundo ha terminado ya varias veces: tantas que es imposible pensar un final definitivo. Todos son un ensayo provisorio del relato de un desastre que cada cierto tiempo debemos reelaborar. Aquí tenemos tres ejemplos a la espera de un nuevo acontecimiento tras el fin de los tiempos.
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Elodie Antoine apela a la convivencia con otros
Parte importante de la crisis final a la que nos asomamos corresponde a lo humano: en una época de conflicto ambiental reinos para escapar se ha perdido el optimismo “humanista” predominante en los últimos tres o cuatro siglos de la historia de Occidente, como a la caducidad de lo sostienen Viveiros de Castro y Danowski. ¿No somos nosotros mismos la plaga que acabará con nuestra vida en este período humano. posapocalíptico? Elodie Antoine apela, entonces, a la convivencia con otros reinos para invocar la renovación de la vida sobre la superficie de este planeta y escapar a la caducidad de lo humano. Las protuberancias que brotan de los muros en su obra Mushrooms and mould semejan erupciones cutáneas, brotes de una especie inclasificable que apuntan a una presencia nueva sobre la dura superficie del hormigón del museo o incluso sobre las ásperas piedras de las ruinas. Mediante un cuidadoso sistema de sujeción, la artista recompone la adherencia de micelios y hongos, aptos supervivientes a la catástrofe.
Seguramente, después del apocalipsis no solo haya que pensar en otra vida sino, sobre todo, en otra muerte. Eso es lo que aborda Carole Louis en su obra titulada Cave in for later, cuya traducción podría ser “resignate a lo que vendrá más tarde”. Con un toque de ironía, su lectura del ritual funerario coquetea con la muerte gracias va la readaptación de refrigeradores semienterrados en el terreno del Parque. Repartidos como sarcófagos blancos cada uno sirvió como elemento integrante de la performance inaugural donde la artista introdujo en ellos flores plásticas que regó con bebidas de fantasía: de pronto, este escenario posapocalíptico se convirtió en la consagración de los polímeros derivados del petróleo. Dispuestos como una plantación viva, estos elementos marcan ahora una forma de permanencia en el desierto. Las propias tumbas y animitas nos hablan de una lectura de la muerte adornada y reverenciada a través de materiales artificiales e inertes, flores de un entierro imperecedero que subsistirán por décadas sin descomponerse con sus colores falsos.
Por su parte, con arreglos artificiales de la vida posnatural, Adrien Tirtiaux opta por amplificar la presencia expansiva de la mascarilla sanitaria como una prótesis, para transformarla en un refugio
suspendido en el aire. Si nuestro acceso al mundo ocurre hoy gracias a este filtro respiratorio, la instalación Living on the edge agranda la mascarilla hasta convertirla en un refugio hecho de palos y tela blanca: un iglú médico. Ese vendaje que nos cubre el rostro ha servido para mantenernos con vida, pero también nos ha llevado a un aislamiento larvario que nos suspende al borde, como polluelos en un nido adosado a una esquina del edificio. Esa ambigua sensación de fragilidad y seguridad está en pugna en esta estructura colgante de materiales ligeros: todo lo contrario de las imponentes ruinas que se yerguen en el trasfondo de una escena posapocalíptica.