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JURIDÍCAMENTE INCORRECTO
la tragedia, como que todos hemos aceptado en nuestra profesión el teletrabajo, y antes éramos una profesión muy dada a tener que estar en el despacho (y que se notase) hasta altas horas de la noche. Ahora tú llamas a cualquier compañero y está trabajando en su casa, o haces una videoconferencia y todo el mundo lo ha normalizado. Esto nos lo ha traído la pandemia. Nos ha acelerado un proceso que a lo mejor de otra forma no éramos capaces de conseguir. El tema de las reuniones telemáticas e incluso en algunos aspectos, como la conexión telemática con los tribunales, todo esto lo ha acelerado la pandemia. En cierto modo, seguro que mejorado, se va a acabar quedando, y eso va a ser positivo.
P.— ¿Y la parte negativa? R.— Los que se están yendo, los que están sufriendo, y las dificultades económicas que está arrastrando una parte muy numerosa de la profesión.
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P.— Hay elecciones en febrero en el CACYL, puede ser un lugar dónde continuar su labor en la abogacía institucional… R.— No (risas). He terminado en mi Colegio, que es a lo más a lo que puede aspirar un colegiado: a ser decano de su Colegio. Creo que ahora es momento de dejar que desarrollen su trabajo a los que han entrado y estar para lo que necesiten. P.— Quizá porque es muy seguido, ¿si fuera dentro de un año lo mismo cambiaba de idea? R.— No.
P.— Siempre ha dicho que el ICAVA tiene en Javier Martin el mejor decano que puede tener, ¿por qué? R.— Pues porque es difícil encontrar a una persona con tal grado de conocimiento, de implicación desde hace tantos años, y que además reúna las dos características más importantes, para mí, de un decano: ser un gran abogado y ser una gran persona.
P.— ¿Qué tareas quedan pendientes en el colegio que no haya podido llevar a cabo? R.— Entiendo que las etapas hay que vivirlas al máximo, dar el 100 %, aportar lo que puedas y no echar la vista atrás y pensar en aquello que no pudiste hacer. Un colegio es algo vivo que siempre va a demandar nuevas cosas. De hecho, lo estamos viendo mejor que nunca en los últimos meses.
P.— ¿Y asignaturas pendientes de la abogacía en general? R.— Tiene muchas y los colegios tenemos la asignatura pendiente de llegar todavía más a los colegiados. Esa labor, que siempre nos planteamos desde el Decanato y desde la Junta de Gobierno, la verdad es que nos cuesta llevarla a cabo. Nosotros llegamos con la intención de abrir el Colegio a los colegiados y a Valladolid y, aunque quiero pensar que hemos dado pasos en ese sentido, siempre quedan muchos más por dar.
P.— Un consejo para el nuevo decano... R.— El día que tomó posesión lo único que le dije es que lo disfrutara al máximo.
P.— Si tuviera que resumir su decanato en tres palabras, ¿cuáles escogería? R.— Ilusión, dedicación y agradecimiento
P.— ¿Cuántas horas tienen ahora los días para usted? ¿En qué invierte su tiempo? R.— La abogacía no deja muchas horas libres y, si eres padre de mellizos, y tienen nueve años, el día está absolutamente copado (se ríe).
Jurídicamente
incorrecto
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