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Asociación Nazaret, la Pastoral Social y sus voluntarios/as

Asociación Nazaret

la PastoRal social y sus voluntaRios/as

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La Asociación Nazaret es, en 1977, fruto del sueño del Sacerdote Lorenzo Almellones y de Teresa Rosingana y su marido, quienes se propusieron ayudar a los más necesitados del barrio de San Blas.

¿A cuántas familias tenían que ayudar por entonces y a cuántas tienen que ayudar actualmente?

En los primeros años fue creciendo el número de familias de forma paulatina y la forma de las ayudas era mucho más “general”, esto es, centrada en buscar colegios a los niños, ropa, material escolar, vivienda, trabajo; el contexto era el de San Blas en los 80, barrio muy azotado por las drogas, la delincuencia, la desestructura familiar. Eran cientos de familias a las que se llegaba, pero no más de 200. Actualmente es una ayuda menos “global”, ya que afortunadamente los tiempos han cambiado; Nazaret está repartiendo alimento a más de 680 familias mensualmente y todas estas familias vienen derivadas de los Servicios Sociales de las Juntas Municipales de San Blas, Canillejas, Ciudad Lineal.

Uno de los objetivos de la Asociación Nazaret es ayudar a los niños de las familias necesitadas ayudándoles en las necesidades materiales y personales. ¿Qué tipo de necesidades personales reclaman estos niños?

Hacemos actividades de Apoyo Escolar, Tiempo Libre, Colonias de Verano, Campaña de Reyes; básicamente se trata de acompañar a los niños y adolescentes en su día a día, ayudarles a que vean que la sociedad es sensible a sus necesidades, darles la oportunidad de convivir con otros jóvenes, en armonía. Estamos receptivos a cualquier actividad que pueda mejorar su vida, apoyo en sus estudios, en sus conflictos cuando sabemos de ellos, ayuda en la obtención de material escolar, libros, tablets, etc... Nos encantaría tener más capacidades para llegar a conocer en profundidad cada caso de forma proactiva, pero a eso no llegamos...¡¡aún!!

La asociación cuenta, además, con un elevado número de voluntarios, entre ellos, familias, profesores y alumnos de nuestro centro educativo San José del Parque. ¿Qué experiencia tienen en su labor social y educativa con los menores de edad que acuden a ayudar y se enfrentan a una realidad muy distinta a la que les pertenece?

En general, para los voluntarios de los colegios, también de San José del Parque, resulta impactante venir; obviamente depende de la actividad, ya que en ocasiones pueden acudir a los domicilios, en otras son

los beneficiarios quienes vienen y pueden interactuar, puede que sea una colaboración preparando paquetes...La intensidad de acudir a un domicilio y ver una realidad tan diferente a sus propias vidas, en general, es algo que marca. Es muy positivo, a nuestro parecer, que se fomenten esas experiencias entre los jóvenes, ya que suelen ser motivo para valorar mucho más la “suerte” que tienen... Es verdad, también, que puede resultar excesivo en contextos o casos muy extremos, por lo que hay que “valorar” la conveniencia en algunos casos.

Actualmente, nos encontramos en una crisis sanitaria que ha ocasionado despidos, cierres de negocios y de centros escolares, entre otros. ¿El número de familias necesitadas ha aumentado en los últimos años de pandemia?

Sí, aunque no de forma dramática; podemos determinar que antes de la pandemia se daban alimentos a unas 600 familias y ahora a casi 700; curiosamente el “censo” sí ha aumentado, pero acuden familias “nuevas” y dejan de acudir otras.

¿Cómo se han adaptado a las medidas sanitarias a la hora del reparto de alimentos?

Se cambió la forma, de tal manera que la necesidad de firmar la recepción de los alimentos se anuló (con la autorización del Banco de Alimentos que hace auditoría anual de las entregas), se estableció un sistema en el que el propio beneficiario cogía la bolsa directamente (en el procedimiento anterior se introducía la ayuda en sus propios carritos), los voluntarios se redujeron a grupos libres de riesgo, se repartían mascarillas, etc...

Algo que siempre les ha caracterizado es el acompañamiento humano que realizan con estas familias. ¿Cómo han podido contrarrestar la soledad que, quizá, ciertas familias han sentido, aún más, durante el confinamiento y los meses siguientes?

El contacto telefónico, por Whasapp, etc., nunca se perdió. En el primer momento, cuando se decretó el Estado de Alarma y la propia situación era de una incertidumbre enorme, tuvimos muchas llamadas de familias que nos decían que la ayuda era absolutamente necesaria, por lo que, conscientes de que también debíamos proteger a los voluntarios y a nosotros mismos (también voluntarios, ¡¡por cierto!!), pusimos en marcha una Campaña de captación de donativos para sustituir la entrega de alimentos por una transferencia económica de valor similar al importe de la ayuda que se le daba a cada beneficiario. La Campaña funcionó, gracias a Dios y al enorme apoyo que tenemos, y se transfirieron casi 30.000€ en pocos días. Rápidamente, ya al siguiente mes, reanudamos el reparto con todas las medidas de seguridad, también conscientes de que esa práctica (las transferencias) no podía ser recurrente. Sea como fuere, fue un momento de especial emotividad porque el apoyo fue espectacular.

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