Islas Vírgenes Británicas

Page 1

FORBES LIFE islas virgenes BRITANICAS

A vela por paraísos secretos

La mejor manera de conocer las Islas Vírgenes Británicas es en barco. Playas soñadas, spas y tesoros subacuáticos. Viaje premium por el Caribe. POR CONSTANZA COLL

D

icen que navegar a vela es la mejor forma de llegar tarde a ningún lugar. Esta definición aplica a unas vacaciones en barco por las Islas Vírgenes Británicas. Ubicado a la derecha de Puerto Rico, este archipiélago de sesenta islas, cayos e islotes es perfecto para dejarse llevar por los vientos alisios y recorrer, sin un itinerario demasiado ajustado, las playas paradisíacas, las bahías solitarias, los tesoros subacuáti-

90 | FORBES ABRIL, 2015

LIFE_Virgenes.indd 90

10/04/2015 07:20:35 p.m.


ARCHIVO

La isla de Tórtola, la más grande del archipiélago, tiene montañas verdes y bahías repletas de yates y veleros.

cos y los cielos de horizontes infinitos en este rincón poco conocido del Caribe. Se trata de disfrutar la naturaleza imponente, pero también las piscinas en terrazas de los mega resorts, las cocinas expertas en langostas y otras delicias del mar, los centros de relajación y todo el confort del barco que hayamos elegido para pasar estos días. En la isla más grande y poblada del archipiélago, Tórtola, con montañas verdes que se elevan hasta 530 metros sobre el nivel del mar y que abra-

zan bahías repletas de yates y veleros, se encuentra la empresa de alquiler de barcos The Moorings, con 17 sedes por todo el mundo y más de 350 embarcaciones de alquiler solo en Islas Vírgenes. Allí, fue amor a primera vista con Citation, un velero de diseño francés, con 43 pies de eslora -13 metros de largo-, dos timones de rueda, tres camarotes en suite, aire acondicionado, cocina completa, televisión, parrilla, equipo de música… En fin, un palacete flotante que despliega velas y navega dejando una larga estela tras de sí (desde US$ 2.600 por semana, moorings.com). Los barcos se pueden alquilar con o sin tripulación, con cocinero y servicio doméstico, abastecido de víveres para no tener que preocuparse por las compras en el supermercado, con equipo para hacer buceo, esquí, kayak y snorkeling, por mencionar algunos de los caprichos posibles, que al final de cuenta, son la frutilla del postre. Soltamos amarras. El viento sopla a unos quince nudos y nos empuja amablemente hacia uno de los enclaves más famosos de la zona, The Baths. Declarado Parque Nacional en 1990. Este sitio es un conjunto de rocas inmensas de granito que forman laberintos, túneles, piscinas naturales y pasillos angostos por donde se filtran los rayos del sol. Es un lugar único que hay que conocer, preferentemente, bien temprano a la mañana, porque todos quieren la foto en las cuevas y el tránsito de turistas aumenta considerablemente promediando el mediodía. Es hora de irse. Esta facilidad y libertad para navegar hacia donde uno quiera, en el momento que quiera, y así cambiar de vistas, de vecinos, de opciones para hacer y deshacer a gusto, es uno de los mayores beneficios de la vida abordo. Y todo eso, sin armar y desarmar valijas, sin tener que preocuparse por la hora del check in o del check out, sin hacer colas ni tener que esperar a un transfer o al guía. Más exclusivo que conquistar un archipiélago entero, no existe, y esa es la sensación que se respira en las Islas Vírgenes Británicas. Seguimos camino hacia la segunda isla más grande, Virgin Gorda, donde el Bitter End Yacht Club tiene todo resuelto para sus visitantes: kiteboard, kayak, windsurf, hobie cats, buceo, snorkeling, clases de náutica, senderismo, yoga, masajes y jacuzzis, bares y restaurantes más y menos formales, una

Los barcos se pueden alquilar con o sin tripulación, con cocinero y servicio doméstico, abastecido de víveres, con equipo para hacer buceo, esquí, kayak y snorkeling.

ABRIL, 2015 FORBES | 91

LIFE_Virgenes.indd 91

10/04/2015 07:20:40 p.m.


forbes life islas virgenes BRITANICAS flota de embarcaciones a disposición y una colonia de chicos. Necesitaríamos una semana más solo en esta isla para aprovechar todo lo que ofrece. Nos alistamos para hacer un buceo por la tarde, que al no ser buzos certificados, incluye un curso básico en pileta y una inmersión de entre 45 y 55 minutos, hasta 12 metros de profundidad, por US$ 135. Antes de entrar al mar, con todo el equipo encima, la máscara y las patas de rana puestas, Ben Williams repasa las señales más importantes para entendernos bajo el agua. Su spot favorito en las Islas Vírgenes Británicas es The Invisibles, unas piedras inmensas que, por estar sumergidas apenas a un metro y medio de la superficie, no se dejan ver y son un peligro para los navegantes, por eso el nombre. Es un lugar en mar abierto donde suele haber bastante corriente y por lo tanto, mucha vida marina. Por suerte, durante la expedición subacuática vamos a usar varias de las señas universales de fauna –muy graciosas en todos los casos- que nos enseñó Ben: raya, langosta, pez trompeta, lionfish, barracudas, tortugas y sargentos. Otro buen spot para espiar el mundo submarino es Wreck of the Rhone, un parque nacional marino a pocos metros de Salt Island. Aquí yacen los restos de un buque del Correo Real, las costillas carcomidas de un gigante de 95 metros de eslora, que se hundió durante el huracán de 1867 con 125 personas a bordo. Un cementerio con todo el misterio de un naufragio y que con el tiempo se convirtió en la casa de miles de peces mariposa, anémonas y jardines de corales. A pocos metros de profundidad, simplemente con el equipo de snorkel, se puede ver la hélice, el aparejo, el motor y parte de la cubierta de acero de este gran buque, uno de los primeros que combinaban propulsión a vela y a vapor. Después de una ducha de agua dulce en la cubierta de Citation, estamos tan llenos de aventura como agotados. El mar mece al barco, el si-

Musicales en Formato Boutique

El Citation, un velero de diseño francés con tres camarotes en suite, entre otros lujos.

The Invisibles es el spot favorito para bucear por la gran cantidad de vida marina que hay.

Resorts, veleros y mar Caribe son parte de los encantos que ofrecen las Islas Vírgenes.

lencio es profundo y la noche oscura. Alrededor de las seis de la mañana la temperatura es perfecta, el viento hace una caricia suave y los colores de las nubes se revolucionan ante la presencia inminente del sol. Soltamos la boya donde pasamos la noche (cuestan un promedio de US$ 30) e izamos las velas para navegar, en principio, hacia ningún lado. Cruzamos el canal Sir Frances Drake y avanzamos dejando las islas del sur siempre a babor, empezando por Norman, más conocida como la Isla del Tesoro. Escuchamos

historias de piratas en cada desembarque, pero especialmente en este sitio. Son relatos protagonizados por los afamados Barbanegra, Capitán Kidd, Barba Azul y el mismo Francis Drake. Saqueos, naufragios, batallas, fantasmas y tesoros que inspiraron novelas y películas, entre ellas la taquillera saga de Jack Sparrow y el Perla Negra. Hay dos puntos clave para calzarse las patas de rana en las cercanías de Norman: The Indians y The Caves. En el primero, se puede nadar entre cuatro islotes que emergen del mar, con paredes verticales cubiertas de corales, algas y peces; en el segundo, una serie de cuevas tallan la roca y ofrecen un escenario en sombra, bastante oscuro, donde resaltan algunas fluorescencias de la biología marina. La luna llena hace de las suyas esta noche de domingo, la última de este viaje por el paraíso. Estamos en la bahía The Bight, conocida por alojar el barco pirata más fiestero de las Islas Vírgenes, el Willy T, un bar flotante con dos mástiles y un pequeño muelle donde hoy se amuchan unos quince gomoncitos auxiliares, chinchorros, que se usan para desembarcar en las islas, muelles o restaurantes. El ambiente es un poco alocado esta noche, con música fuerte, carcajadas borrachas y bailes sexies que pueden incluir repentinas escenas no aptas para menores de edad. Una pantalla sobre la barra muestra una sucesión infinita de fotos de personas, clientes, navegantes, padres y madres de familia que toman un trago de más y se suman al ritual de desnudarse y tirarse de clavado al mar. Al otro día, en el aeropuerto de Saint Thomas, veríamos no una, sino dos personas con el logo de Willy T tatuado, para siempre, en el cuello y en el antebrazo. Más o menos explícitas, las marcas de un viaje a Islas Vírgenes quedan grabadas para siempre, y son muchos los que vuelven, año tras año, para repasar las cicatrices dulces de una rutina soñada a base de buena vida. F

92 | FORBES ABRIL, 2015

LIFE_Virgenes.indd 92

10/04/2015 07:20:51 p.m.


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.