Argumentación TISA 25 de agosto de 2015 El TISA (Trade in Services Agreement) es un acuerdo en estudio por un grupo de países (24), como consecuencia del estancamiento de las negociaciones en la Organización Mundial del Comercio (OMC) referidas a la expansión de las normas y obligaciones en materia del comercio de servicios. Son esencialmente una repetición de las que dieron origen al acuerdo ahora estancado, pero esta vez sin la presencia de los países que han ofrecido resistencias al avance de éste último (sobre todo países en desarrollo). La intención sería establecer un acuerdo que realiza modificaciones al acuerdo original y elimina ciertas reglamentaciones, con serios impactos desreguladores. Un régimen de negociación coercitivo que presiona a los gobiernos a someter la mayor cantidad posible de sectores al acuerdo e impulsar la aplicación de nuevas restricciones a sus facultades normativas. Uruguay es invitado a participar de la discusión en la novena ronda de negociaciones (febrero de 2015) a casi dos años de iniciado el proceso y con cláusulas y condiciones ya cerradas a las que Uruguay no tuvo acceso ni a emitir opinión. El TISA impone a los países que se suman a la negociación la aceptación de los avances registrados hasta el momento de su incorporación sin siquiera tener la posibilidad de estudiar y evaluar lo allí acordado hasta la fecha, ni con las demás delegaciones miembro, ni con sus propios conciudadanos. Si bien la participación activa en negociaciones internacionales sobre el comercio en general puede seguir abriendo muchos mercados representando oportunidades para muchos de los sectores en los que Uruguay tiene potencial (este es el argumento de distintos actores que ven en el TISA una ventana de oportunidad), es importante entender cuáles son los riesgos y amenazas de la participación en ciertos ámbitos más restringidos y con otras reglas de juego. Desde la llegada del FA al gobierno se vienen produciendo cambios importantes en materia de políticas productivas donde tomaron protagonismo en los últimos años las políticas verticales o sectoriales, que impulsan la diversificación productiva y el cambio estructural. El diseño de ciertos programas como son los Consejos Sectoriales demuestra un interés nacional en apoyar ciertos sectores considerados deliberadamente estratégicos para el desarrollo del país. La suscripción del tratado implicaría una reducción aún más pronunciada del espacio que tiene nuestro país para llevar adelante este tipo de políticas productivas. El TISA pretende eliminar regulaciones y prohibir que se establezcan nuevas reglamentaciones en el futuro para abrir las economías en materia de servicios. Las reglas internacionales que tratan de manera igual a partes desiguales resultan más limitativas para algunos países que para otros. Si bien esto aplica a todas los acuerdos multilaterales, el multilateralismo garantiza el contrapeso en las negociaciones de países desarrollados y países en vías de desarrollo que, reconociendo la natural asimetría en sus condiciones para negociar, actúan de contrapeso entre sus partes. El TISA es un acuerdo que se eleva por encima de los acuerdos multilaterales vigentes para superar las “barreras” impuestas por los mismos justamente por los países en desarrollo. Los acuerdos en el marco de la OMC, ofrecen mínimas garantías al proceso democrático de las decisiones y mayores posibilidades de defensa para los países pequeños y en desarrollo, frente Comité 28 de Noviembre
Argumentación TISA 25 de agosto de 2015 a los intereses de las grandes corporaciones transnacionales y los países desarrollados. Al estar por encima de las negociaciones enmarcadas en la OMC, el TISA deja en posición extremadamente vulnerable a los países pequeños como Uruguay. Implica una pérdida de soberanía, ya que los países firmantes verán limitadas sus opciones de políticas de fomento a determinados sectores que consideren conveniente impulsar en el futuro. Empresas transnacionales ingresarán al mercado local con el mismo trato nacional que las empresas nacionales, muchas de ellas públicas, y determinados servicios sensibles para la población podrían quedar liberalizados: agua, educación, transporte, seguros, representando una amenaza en términos de acceso y cobertura para gran parte de la población. La utilización de mecanismos por “listas negativas” en el lugar de listas positivas, donde cada país puede seleccionar qué sector quiere liberalizar y en su lugar tiene que especificar qué sector no quiere liberalizar, implica un riesgo aún mayor. El dinamismo y el cambio que se da en los servicios es de tal magnitud que cualquier innovación o “nuevo sector” que pueda ser creado en el futuro no podrá incluirse en ninguna lista a proteger, si no estuvo desde el comienzo con la adhesión al TISA. Uno de los argumentos manejados por el sector del software, es que la liberalización les permitirá acceder a nuevos mercados o por lo menos competir en igualdad de condiciones con países que sí estarán en el TISA. La compañera y ministra de Industria, Carolina Cosse, en su comparecencia en el Secretariado del FA, remarcó que los sectores del software y audiovisual, que supuestamente podrían beneficiarse con el TISA, se trata en su mayoría de pequeñas empresas o unipersonales que se verán perjudicadas por la liberalización. Son sectores que han crecido por la política del Estado, por la política del gobierno. El TISA cambia radicalmente eso y deja a las pequeñas empresas en riesgo porque la cláusula del trato nacional es muy clara: dispone que se deba tratar de la misma forma a las empresas extranjeras que a las locales, por lo tanto impide políticas de fomento de esos sectores a nivel nacional. A nivel productivo por lo tanto no hay evidencia clara de que la suscripción al tratado represente más oportunidades que amenazas, aunque no menor es identificar cuáles son los riesgos a nivel de política de integración regional e internacional. En ese sentido citamos el programa de gobierno de nuestra fuerza política aprobado en Noviembre de 2013 en el Congreso “Hugo Cores”. En el capítulo VI: “Inserción internacional del Uruguay” que define los principios de la política exterior, la línea política de relación con los países emergentes, las potencias mundiales y Latinoamérica, así como también los lineamientos para el comercio internacional, existen dieciséis párrafos sólo en este capítulo que van en la línea política opuesta a una adhesión de un tratado similar al TISA. En particular citamos uno como ejemplo: “Cualquier abordaje de negociación tendiente a suscribir tratados bilaterales o multilaterales comerciales deberá garantizar las necesidades y los objetivos del desarrollo nacional. Los términos en que se acepte negociar áreas tales como normas de competencia, compras gubernamentales, propiedad intelectual, servicios o barreras técnicas al comercio, no deberán perjudicar el desarrollo sustentable del país, sus fuentes laborales ni su potestad de aplicar Comité 28 de Noviembre
Argumentación TISA 25 de agosto de 2015 políticas públicas para alcanzarlo. Particularmente, no se deberá afectar la estrategia de integración que se viene llevando a cabo, en especial nuestra pertenencia prioritaria el MERCOSUR”. Y por si quedaran dudas sobre de qué modo Uruguay debe priorizar su agenda exterior en el período de gobierno 2015-‐2020, el párrafo siguiente es aún más explícito: “Las negociaciones comerciales de inserción internacional deberán plantearse desde la Agenda Externa del MERCOSUR. Al respecto, se procurará que la misma sea amplia y diversificada en cuanto a países y producción exportable, impulsando Uruguay la profundización de los Acuerdos de Complementación Económica (ACE) con los países de Latinoamérica y el Caribe”. (página 145). Son públicos los avances que nuestro Gobierno a nivel de Cancillería viene promoviendo para el sinceramiento y profundización de los cambios necesarios para el mejor relacionamiento comercial y político del MERCOSUR. Apoyamos y reivindicamos esa línea política e incitamos a continuar por ese camino, así como también profundizar los acuerdos e integración con todos los países de la región. Comprometidos con la línea de acción de fortalecer al MERCOSUR y la región, preservando la soberanía nacional, defendiendo nuestros servicios públicos de los uruguayos de hoy y de las generaciones que vienen, acompañando las estrategias de nuestros gobiernos frenteamplistas para la transformación de la matriz productiva y el cambio estructural, respetando el acuerdo programático sobre la política exterior votada en nuestro Congreso hace menos de dos años y cumpliendo con la solicitud del Presidente de la República -‐compañero Tabaré Vázquez-‐ sobre la toma de postura de su fuerza política declaramos nuestra posición contraria a que Uruguay asista a la próxima ronda de negociaciones del TISA y exhortamos abandone definitivamente sus intenciones de continuar participando del mismo.
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