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corresponsable de la Misión TODO BAUTIZADO, de la iglesia
Fue una alegría haber participado de la Asamblea Regional del Cono Sur de la Fase Continental del Sínodo sobre la Sinodalidad en la ciudad de Brasilia, capital del vecino país de Brasil. Allí nos reunimos delegaciones de Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina haciendo un total de 180 participantes entre los que se encontraban laicos, miembros de la vida consagrada, diáconos, sacerdotes y obispos.
Luego de una cálida bienvenida por parte del obispo local y autoridades del CELAM, nos ayudaron a comprender la presente Asamblea en el marco del valioso camino pastoral de América Latina con sus cinco Conferencias Generales del Episcopado (Río de Janeiro, Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida) y la reciente Asamblea Eclesial. A su vez, el Concilio Vaticano II, aparecía como fuente inspiradora e impulsora del camino sinodal alentado por la providente orientación pastoral del Papa Francisco.
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Cada día nos reuníamos en comisiones o comunidades de trabajo para abordar las distintas partes que componen el documento de trabajo para esta etapa del camino: “Ensancha el espacio de tu tienda”. Eso nos permitió reflexionar sobre los numerosos aspectos que abarca la sinodalidad en la vida de la Iglesia.
Una novedad para muchos fue el método de la “Conversación Espiritual” utilizado para cada jornada conducidos por las distintas delegaciones, como así también, las celebraciones eucarísticas de cada tarde.
Cada día se realizaban tres reuniones de comunidad descubriendo las intuiciones que nos despierta el abordaje de los puntos leídos del texto, las tensiones que suscitan en el camino sinodal y los temas más recurrentes de los diálogos compartidos. Al finalizar, cada tarde se exponía todo en un plenario que permitía visualizar lo trabajado y hacer una síntesis.
Les comparto ahora algunos de los tantos temas que fueron surgiendo en los trabajos: todos los trabajos en comunidades. Este método, básicamente, permite percibir y compartir las mociones o impulsos que el Espíritu Santo suscita en cada uno y en la escucha atenta de lo que el mismo Espíritu expresa en los demás para juntos discernir lo que Dios quiere para la Iglesia. Para que esto sea posible fueron importantes los tiempos de oración que teníamos al iniciar
• Profundizar la identidad y dignidad bautismal junto con la imagen de Pueblo de Dios tan destacada por el Concilio que acentúa la corresponsabilidad de todos los bautizados en la vida y misión de la Iglesia.
• Considerar la primacía del Espíritu Santo que guía y conduce a la Iglesia por los caminos de la sinodalidad y nos hace reconocer los diferentes carismas y ministerios y su armoniosa relación.
• Ahondar en la relación entre carismas y organización, destacando la complementariedad de los dones carismáticos y dones jerárquicos. Valorizar la vocación propia de laico en la Iglesia.
• Clarificar el concepto de la autoridad, que es servicio para el crecimiento del pueblo; que favorece la comunión y la participación de cada miembro de la Iglesia, liberados de todo clericalismo.
• Considerar la marcada ausencia de jóvenes en la vida de la Iglesia y la poca escucha de los que participan.
• Revalorizar el lugar de la mujer en la Iglesia y su participación en espacios de decisión y variados ministerios.
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• Favorecer la formación integral de todo el Pueblo de Dios, en especial de los laicos, poniendo como eje espiritualidad bautismal y la eclesiología de la sinodalidad.
• Acentuar la identidad misionera de la Iglesia para llegar a todos, sobre todo a los más vulnerables y a las periferias. Alentando también la pastoral digital.
• Promover la inclusión de la diversidad de identidades y situaciones de vida.
• Reformar las estructuras organizativas favoreciendo la participación de los diferentes carismas laicales.
• Como fundamento de la sinodalidad es necesario favorecer la experiencia espiritual de oración y silencio para todos: jóvenes,
Nydia González Parroquia San José – Puerta de Hierro