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PIES que se ponen en camino

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ser puentes

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La Asamblea Sinodal nos dio la renovación y el impulso para salir a anunciar la Buena Noticia del Evangelio: “Jesús está vivo”. Como fruto del sínodo, compartimos instancias misioneras, animadas por el mismo espíritu, como el Octubre Misionero y la Misión de Navidad 2022. Este año, formamos un equipo llamado “Misión Permanente” donde participan sacerdotes, consagrados y laicos con la intención de pensar entre todos y todas acciones misioneras para realizar en toda la Arquidiócesis, para enriquecer las propuestas que ya se dan en las distintas comunidades y Vicarias.

En este sentido queremos compartir las resonancias de la última Misión, que se realizó para la Pascua.

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La Misión de Ramos se vivió en distintas comunidades: El sábado 1 de abril salimos a anunciar por las calles en las distintas comunidades que estaba comenzando la Semana Santa. Frente a los ramos que repartíamos con alegría, recibimos muchas reacciones: algunos, la mayoría, no habían caído en la cuenta de que estábamos comenzando este tiempo tan importante. El corazón de estos transeúntes distraí- dos, atrapado por las preocupaciones, despertó a la alegría propia de este tiempo. Otros siguieron de largo, sin querer recibir el regalo gratuito del signo de la presencia de Dios, sin saber que Él sigue esperándolos con los brazos abiertos. Algunos otros, contagiados por el espíritu misionero sin saberlo, se llevaron ramos para repartir entre sus familiares y conocidos. Muchas personas se acercaron a recibir los ramos durante la misión en la calle como así también a participar de la celebración de Domingo de Ramos. Muchos también se acercaron a recibir el sacramento de la Reconciliación.

Entre los que recibieron los ramos había gente de todas las edades. Los niños preguntaban por qué los repartíamos, y al escuchar la respuesta de su mamá, volvían juntos a preguntar el horario de la misa para poder bendecirlos. Pero también había jóvenes y adultos que compartieron con nosotros que el encontrarnos repartiendo ramos fue para ellos un llamado después de mucho tiempo de no acercarse a la Iglesia. Hay personas que se acercan con mucho dolor, soledad, sufrimiento y la necesidad de ser escuchada.

“La misión es el oxígeno de la vida cristiana: la vigoriza y la purifica”

En plaza de mayo vivimos dos momentos de misión en dos puestos misioneros: uno en la puerta de la Catedral y el otro en el Olivo de la paz en la Plaza. El Lunes Santo con la participación de Mons. Juan Carlos Ares y distintos misioneros y el Sábado Santo junto con el Cardenal Mario Poli. La diferencia entre ambos días quizás es que el lunes muchas personas eran gente que trabaja en el centro y el fin de semana muchos turistas y gente del interior que visita Buenos Aires el fin de semana de Pascua.

La Misión es presencia, que el Cardenal y los obispos estén en una misión es importante. Estar en la calle misionando, y que la iglesia sea visible, cercana a las personas.

En las parroquias el domingo de Ramos es el día que más gente va a la iglesia. Ese día todas las parroquias se convierten en santuarios. La misión persona a persona, en los san- tuarios, se da de manera espontánea... es también un tiempo muy fuerte del sacramento de la reconciliación, mucha gente va a confesarse a los santuarios, en ellos especialmente se vive una Iglesia de puertas abiertas, que recibe a todos; a los santuarios va gente que no va a otros lados porque no es recibida. Mucha soledad, mucha necesidad, mucho dolor. La gente tiene la costumbre de llevarse la estampita del santo y con la estampita el ramito. Desde la Vicaría de Jóvenes se difundió los lugares en donde se realizaba la Pascua Joven. Los jóvenes de colegios y movimientos participan casi naturalmente de la Pascua Joven; el desafío de las comunidades es atraer a los jóvenes que están afuera, los que están de paso y que se sientan bien recibidos y de a poco puedan ir participando en distintas propuestas en cada comunidad. Cómo saber recibir a los jóvenes, con qué propuestas. Compartimos la experiencia de una parroquia donde a jóvenes que no son creyentes se los invitó a realizar un mural barrial, una experiencia concreta seudo religiosa, desde un punto de vista, pero profundamente evangelizadora porque durante el tiempo pascual esos jóvenes, aunque no participaron de las celebraciones, estuvieron en la parroquia tres días haciendo un mural. Es una mirada a largo plazo, atendiendo a los procesos, pensando en una Iglesia donde los jóvenes se sientan bien recibidos.

Como reflexión de este tiempo vemos que cuesta la misión persona a persona, vemos que la gente necesita y somos pocos, los misioneros, los catequistas somos pocos. Y hay mucha gente mayor. Es poca la gente de mediana edad y los jóvenes en muchas comunidades.

Como ideas para seguir rumiando surgen la de mantener los espacios de Navidad y Pascua para realizar la misión territorial porque la gente está sensibilizada positivamente, pero ver también en cada pastoral cuales son los momentos fuertes de misión teniendo en cuenta a los destinatarios y las acciones propias que desarrollan; pensar un lema que reúna a todos para la misión del año; que el octubre misionero sea de celebración de todo lo vivido a lo largo del año de misión y poder pensar más allá de acciones puntuales en un plan de dos o tres años.

Pero más allá de nosotros mismos y nuestras opiniones para esta diócesis tan grande y diversa… ¿Qué sueña Dios para la Iglesia de Buenos Aires? ¿Qué quiere Jesús para su pueblo en una gran ciudad como la nuestra?

Nosotros sabemos, aunque a veces nos olvidamos, que Jesús vive en la ciudad; en el medio del ruido, las compras y el tráfico, Él está presente en cada una de las personas que vive corriendo. Y es importante salir a anunciarlo de manera sencilla, Dios nos llama a ponernos en camino, como los discípulos de Emaús, escuchando al Señor resucitado que siempre sale a nuestro encuentro y así poder llevar adelante, con la fuerza del Espíritu Santo, su misión en el mundo.

Esta Pascua salimos a compartir la Buena Noticia: que Jesús nos ama y se entregó por amor a cada uno de nosotros, y de esa salida nos volvimos con las manos y el corazón lleno; lleno de ver a Jesús presente en esas personas que caminaban sin pensar en la Semana Santa, y en quienes una ramita de olivo despertó el deseo escondido de volver a los brazos del Padre.

Claudia Cabrera

Periodista - Parroquia Cristo Obrero - Villa 31

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