ISSN 2248 - 5392
Número 6 // Semestre II // 2016
Apoyan Facultad de Ciencias Económicas Dirección de Bienestar Programa Gestión de Proyectos Sede Bogotá
Revista Conciencia CrĂtica 6
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La Conciencia // Aguijarro
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Editorial // P4 El voluntariado internacional como práctica de turismo responsable en el marco de la economía social y solidaria // P7 Valeria Gracia Concepciones de desarrollo y cambio climático en Colombia y Ecuador a partir de los planes de desarrollo // P14 María Paula Carrasco
Avances para la construcción de formas alternativas de organización social en el marco de la economía solidaria // P34 Alejandra Millán Franco Diego Neira Zapata
La economía alternativa: social y solidaria // P50 Paola Pai Gómez Agasajo al famélico // P57 Andrea Rojas Cifuentes Evolución // P57 Anónimo Cuántas cosas quisiera decir // P58 Anónimo
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¿Qué es la economía social y solidaria, y cómo puede contribuir a la superación de la desigualdad y, por lo tanto, aportar a la paz en Colombia? // P42 Sergio Villamizar Esparza
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Derechos, crimen y estado // P27 Fabio Toro Lugo
EDITORIAL
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l conocimiento se debate entre la complejidad de las relaciones sociales y su interacción con la naturaleza; este es permanente y se manifiesta de acuerdo con una ubicación espacial y territorial. Mientras que el ser humano es una construcción social; es un hijo del territorio, de la comunidad, de la interacción con su medio, con su gente, con su propia mente; es, en sí, un generador de conocimiento. La sociedad actual está inmersa en una lucha de poderes, y la ciencia y el conocimiento tiene intereses frente a la estructura que la define; es así como la homogeneidad y la alienación del pensamiento son instrumentos de colonización; porque este es la representación comunitaria que construye saberes y cultura, cuenta con recursos, entre otros; riqueza trasgredida, generadora de poder, poder trasgredido.
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La responsabilidad de la academia es infinita, pues se convierte, entonces, en un nicho de riqueza, que construye poder; lo que, a su vez, genera una doble incoherencia: por un lado, fortalece la estructura universalista y hegemónica que se extiende por cada rincón del mundo, y, por el otro, empodera y genera conocimiento desde las comunidades y para las comunidades.
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Esta revista busca empoderar a estudiantes, académicos y otros participantes a generar academia alternativa, la cual construya conocimiento con la comunidad, se transmita y difunda para transcender las esferas del lápiz y el papel, es decir, llegue al hecho social. De esta forma, los textos que presentamos en esta edición reflejan el carácter de un pensamiento crítico frente a las diferentes perspectivas de los procesos sociales, los cuales, por su puesto, presenta propuestas políticas, económicas y ambientales ante las problemáticas actuales de nuestra sociedad; todo ello, con el objetivo de visibilizar la capacidad social de generar propuestas innovadoras y alternativas con enfoque local A su vez, la conciencia y la reflexión se realizan sobre nuestras propias realidades, y la capacidad de comprender aquellas realidades que nos resultan, en muchos casos, ajenas. Por lo que se hace una invitación a construir la paz desde la academia, con sentido crítico y generador de ideas para la transformación social.
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La guerra se gana con el lapiz y el papel // Jose Luis Hidalgo R
NUESTRA AMÉRICA
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“Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora” José Martí
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Presencia de América Latina // Fotografía tomada por Farisori; Autor del mural: Jorge González Camarena
EL VOLUNTARIADO INTERNACIONAL COMO PRÁCTICA DE TURISMO RESPONSABLE EN EL MARCO DE LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA
Valeria Gracia1
S Palabras clave
1 Estudiante de posgrado en Economía Social y Solidaria, Universidad de Quilmes - Argentina. Fundadora Asociación Civil Voluntario Global. Correo electrónico: valegracia@hotmail.com
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Voluntariado internacional, economía social y solidaria, actividad turística, y turismo responsable.
e entiende que el voluntariado corresponde a una práctica de solidaridad y conciencia social, el cual promueve el conocimiento mutuo desde la igualdad de las personas y la curiosidad por la diversidad, así como el intercambio de saberes con objetivos de construcción colectiva de nuevos saberes y herramientas. Sin embargo, a este intercambio de conocimientos hay que incluir el hecho de que el voluntario también es un turista que busca los servicios que ofrece la economía social y solidaria. Por ello, muchas organizaciones sociales y cooperativas desarrollan servicios turísticos y se organizan dentro del marco de la económica asociativa, social y solidaria promoviendo el voluntariado internacional y entendiendo que los voluntarios participan de los procesos de transformación social aportando su participación y su compromiso a prácticas que les permitirán conocer los territorios, la cultura y a su gente generando un turismo responsable que valora a las personas y no las convierte en mercancía.
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Resumen
Desde su aspecto económico, la actividad turística se ha considerado, durante mucho tiempo, una “industria sin chimeneas”2, transformando en mercancía sus atractivos, sus valores culturales y sociales, y su relación con el medioambiente y la naturaleza. El turismo es una actividad económica más del sistema capitalista, en donde la obtención de ganancias es el principal objetivo. Una reflexión crítica de esta valoración económica del turismo nos lleva a plantearnos el necesario conocimiento, reflexión y análisis de las prácticas de turismo dentro de una economía no capitalista, la cual existe paralelamente, disputándole espacios, pero también, siéndole funcional en muchas ocasiones.
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Introducción
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Entendiendo que el voluntariado es una práctica de solidaridad y conciencia social, los voluntarios internacionales participan de los procesos de transformación social aportando su participación y compromiso. No obstante, esto no puede darse sin su presencia física, la primera característica que hace a la actividad turística, es decir, el alejamiento de su lugar de residencia habitual. La presencia del voluntario agrega una característica vital a este tipo de turismo, ya que el voluntario se adentra en la realidad de los territorios, la cultura y las necesidades de los pueblos, recorriendo lugares que no están en los circuitos tradicionales del turismo y que solo presentan posibilidades de consumo de productos y servicios de la economía social y solidaria. El voluntario internacional es, por tanto, un turista con características propias que determina la actividad. El voluntario internacional viaja para ayudar e integrarse por un lapso de tiempo determinado a una comunidad específica o una organización social concreta, también tiene el deseo de conocer las tradiciones, la cultura y la forma de vida del pueblo que visita. Por lo antes mencionado, se puede concluir que el voluntariado internacional es una actividad turística y, sin hacer mayor énfasis en la clasificación de los tipos de turismo, se dirá que se adecua en forma perfecta a las pautas del turismo responsable, cuyo principal fundamento clasificador es la forma de consumo que origina la actividad turística.
Cuando, por ejemplo, se “vende” la pobreza como visita turística, mirada a través de un vidrio blindado, el trabajador de la “economía social” está otorgando beneficios a las empresas que los utilizan como recurso; sin embargo, los dejan afuera de la ganancia y evitan la potencial construcción de lazos sociales e intercambio cultural, los cuales pueden, naturalmente, forjar la actividad turística. En este sentido, se puede hablar de un turismo convencional y un turismo responsable; siendo el primero parte de la economía capitalista, y el segundo, de la “otra economía”, con sus valores y su forma de organización. Se considera, entonces, que el turismo responsable es una de las actividades propias de la economía social y solidaria. Las contradicciones y la puja que se da entre la economía capitalista y la economía social y solidaria no es exclusiva de las organizaciones, los trabajadores, los emprendedores y los consumidores de servicios y actividades turísticas; sino que también se refleja en los valores, los problemas y las experiencias a lo largo de las diferentes expresiones de la economía social y solidaria en todos los rubros y sectores de la actividad económica. Por lo anterior, la economía social y solidaria, y el turismo responsable se entienden como caminos ya emprendidos de prácticas que necesitan ser visibilizadas y fortalecidas para su autonomía y sostenimiento, al tiempo que se desarrolla en la red; por último, pero no menos importante, la necesaria teorización y sistematización de estas prácticas que pueden ingresar y sostener procesos de institucionalización. 2 En el sentido de que es un transformador como lo fue la industria en su época (Dachary & Burne, 2006).
Definiciones para un enfoque del turismo responsable como parte de la economía social y solidaria
El término ‘turismo responsable’ surge, dentro de la economía social y solidaria, del encuentro y la tensión entre la teoría y la práctica, originando diferentes conceptos, como turismo sostenible y justo, entre otros, los cuales reflejan las diversas experiencias y enfoques. Con respecto a esto, la Organización Mundial de Turismo (OMT) hace referencia al turismo responsable y creó, en el año 1999, un Código de Ética Mundial para el turismo, cuyos diez principios cubren ampliamente los componentes económico, social, cultural y ambiental de los viajes y el turismo.
Entendiendo al Turismo Responsable como aquel cuyos patrones de producción fueron acordados participativamente entre el sector público, privado y la sociedad civil; conservando y promoviendo los recursos naturales, así como el patrimonio y los valores sociales y culturales. Que utiliza insumos y artefactos de alto grado de eficiencia de recursos y energía y cuenta con políticas para la reducción del consumo; contempla el reciclado de todo residuo generado y la eliminación de materiales que no sean pasibles de recuperación. Cuenta, asimismo, con mecanismos de participación e información para empleados, integra personal con discapacidad y prioriza a la población local y de comunidades originarias, posee espacios de trabajo y salarios dignos y genera una distribución equitativa de sus ingresos. Es por último, desarrollado por los viajeros bajo una conducta respetuosa de los múltiples impactos que genera y con una visión gubernamental de integración y sostenibilidad. (Red de Turismo Responsable, 2013, p. 1). A partir de lo anterior, se desprende que el alcance de la actividad turística se inscribe dentro de una concepción que le confiere sentido y trascendencia en relación con el transcurrir de cada persona y de la sociedad. La acción de desplazarse para descansar, recrearse y conocer trasciende el mercado e inscribe la actividad turística en el contexto de la sociedad, en la generación y construcción de una significativa práctica social.
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El encuentro de teoría y práctica va proponiendo nuevos conceptos: economía sustantiva, principios e instituciones económicas, sostenibilidad, moneda social, economía popular, economía doméstica, economía mixta, economía del trabajo (en contraposición con la economía del capital), economía plural, soberanía alimentaria, derechos de la naturaleza, sistema comunitario, territorio […] Y la idea de atender a lo urgente encuadrado en un proceso de transición hacia Otra Economía, reconociendo y vigilando la institucionalización, por precaria que sea, de las nuevas prácticas económicas y, finalmente del Buen Vivir y el Vivir Bien. (Corragio, 2011, p.38).
En Argentina, la Red de Turismo Responsable nuclea a prestadores turísticos de todo el país y define en su Código de Ética al turismo responsable de la siguiente forma: Revista Conciencia Crítica 6
El desarrollo, en términos de una economía no capitalista, debe lograr evitar la separación entre economía y sociedad, característica del paradigma neoliberal que se refleja perfectamente en la actividad turística, ya que, en su característica de servicio, necesita de la interacción entre el turista y el prestador para generar el “consumo” del servicio turístico. En este sentido, la siguiente cita revisa los términos, los pasos y los objetivos que ensayan una transformación de las condiciones socioeconómicas y laborales para los trabajadores de la economía social y solidaria en general:
Los trabajadores de la economía social y solidaria en la actividad turística
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De ahí que la OMT refiere tres conceptos: la eficacia económica, la equidad social y la sostenibilidad ambiental. En tal sentido, la eficacia económica remite a una actividad generadora de rentabilidad económica para la empresa y la sociedad; la equidad social se refiere a la distribución equilibrada de costos y beneficios en la sociedad, y la sostenibilidad ambiental implica garantizar el respeto por los recursos y valores naturales culturales para el disfrute presente y futuro. Sin embargo, la sustentabilidad es una concepción compleja, que sobrepasa los tres pilares señalados y muestra las múltiples dimensiones no reductibles a los pilares mencionados; en realidad, tampoco se la concibe con relación a la actividad turística sino que es un atributo aplicable a cualquier actividad, producción y gestión que incide en el devenir de la comunidad.
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La reflexión acerca de construir un turismo responsable, como parte de una economía social y solidaria, no puede limitarse a la adopción de un código concebido a partir del interés del sector, sino que requiere la participación colectiva de las comunidades y de sus intereses por desarrollar la actividad turística según sea local, nacional o regional, desde principios que la definen como diferente a otro sistema económico y con otros objetivos: El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir (Grijalva & Trujillo, 2010, pp. 88).
Realizar una actividad turística no siempre resulta en experiencias enriquecedoras. El turismo enriquece a las personas que lo realizan y a quienes reciben al turista solo cuando se respeta el lugar visitado y se fomenta el intercambio cultural y el respeto por las bellezas naturales del paisaje y sus habitantes. Por una parte, desde el enfoque del turismo responsable, la actividad turística se constituye como una práctica social que produce oportunidad de encuentro, y propicia el conocimiento mutuo y el intercambio social y cultural dentro de un entramado de respeto y celebración de la diversidad. Sin duda, estas características exigen un turismo con reflexión crítica por parte de quienes lo planifican y ofrecen servicios, así como de un turista consciente de su responsabilidad y de su rol al elegir. Por otra parte, existe la actividad turística mercantilista y capitalista que no propicia, ni desde los operadores de servicios ni desde el turista que elige, un conocimiento real y profundo del lugar visitado y su gente; donde la única interacción con los locales es a través de los servicios que estos prestan: camareros, personal de limpieza, personal de actividades de recreación, etc. Este último tipo de turismo, falto de reflexión crítica, se enfoca en el consumo de lujo y confort, excluyendo la posibilidad de tener contacto real con la cultura local más allá de alguna excursión programada o comida local, ofrecidos como “curiosidad”. Quienes venden o recorren una ciudad desde un ómnibus pensando que es la mejor forma de conocerla en menos tiempo, con el argumento de evitar la inseguridad de algunos barrios en los cuales solo descenderán para tomar fotografías y comprar souvenirs, quedan excluidos de un turismo vivencial y de intercambio.
La economía social y solidaria, y sus trabajadores son parte de la actividad turística en gastronomía, alojamiento, circuitos y recorridos, visitas guiadas, ferias y paseos, siendo, además, indispensable para crear el atractivo cultural que se ofrece al turista. Donde no hay grandes hoteles, ni importantes restaurantes, por ejemplo, por difícil acceso, no es un negocio rentable para quienes no son locales porque sería muy costoso desarrollar un turismo masivo de alta rentabilidad.
La economía solidaria es una economía real, grande, en proceso de expansión y perfeccionamiento. Ella es muy variada y heterogénea, rica de experiencias diversas, pero no siempre se reconocen sus participantes como constituyentes de una economía solidaria con identidad compartida. Es así, aunque todas esas experiencias tienen en común una serie de rasgos que la hacen inconfundible. (Razeto, 2010).
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De esta manera, tanto las grandes ciudades como los pueblos o zonas rurales (que no resultan rentables para el establecimiento de industrias u otros negocios) son lugares propicios para el desarrollo de atractivos turísticos, los cuales pueden ser desarrollados o potenciados. Desde la mirada de desarrollo capitalista, estos lugares pueden convertirse en enclaves donde grandes empresas foráneas instalen sus hoteles y complejos turísticos, imponiendo salarios bajos y atractivos, encapsulados, como si no existiera un entorno local. No obstante, también puede desarrollarse, desde el punto de vista de una economía social y solidaria un turismo responsable que ayude al empoderamiento de comunidades y servicios locales.
En este punto, se considera indispensable exponer la necesidad de que el desarrollo de la oferta turística se propicie en conjunto con la generación y promoción de políticas públicas, nacionales, provinciales y municipales, capaces de incentivar el crecimiento del turismo responsable, enmarcándolo dentro de “otra economía”, una economía de tipo comunitaria que favorezca, tanto la oferta genuina que brinda la cultura local, como sus atractivos y sus pobladores. Igualmente, el conjunto de los trabajadores de la economía social y solidaria deben poder reconocer su identidad común para poder conformar un movimiento que los identifique y los fortalezca. En palabras de Razeto:
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El turismo posee una característica económica interesante: producir redistribución del ingreso. Esto se explica entendiendo que el turismo, muchas veces, se desarrolla en destinos que no tienen muchas otras fuentes de trabajo. Es decir, que esta redistribución puede beneficiar a zonas geográficas y territorios donde otras actividades económicas no llegan. En zonas aisladas, con escasa población, como Hornaditas (en la provincia de Jujuy, Argentina), se reciben visitantes que recorren sus valles con guías del lugar y se alojan en las casas de vecinos. Así, los visitantes comen en el lugar, creando un servicio gastronómico; realizan compras en mercados y tiendas. El dinero que ingresa de estas actividades les permite, a las comunidades, comprar lo que no pueden generar ingresos a través de la visita de los turistas.
Los trabajadores de la economía social y solidaria son parte de lo que se muestra como la cultura y las tradiciones en el lugar visitado. Los artesanos, quienes venden recuerdos; los que pasean vestidos en forma pintoresca para los visitantes; aquellos que bailan, hacen pulseras y trenzas; quienes venden en puestos callejeros o en la playa comidas o bebidas típicas, son, para la actividad turística, parte del atractivo que ofrecen y venden. Empero, se intenta que estos queden fuera de los beneficios económicos y que los turistas se aproximen demasiado a ellos.
Conclusiones
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El turismo es una actividad inseparable del hombre, dado que este siempre desea conocer más allá de su entorno cotidiano. Además, el hombre es social, es decir, busca comunicarse con otros hombres y mujeres para aprender. Así, el turismo es una actividad social necesaria para mejorar la comunicación y el entendimiento entre las personas.
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Asimismo, el voluntariado internacional es una actividad llena de experiencias con significado; de compromiso social e intercambio. El voluntario es movilizado por un deseo real de conocer y ser parte de la cultura que visita, de conservarla y de respetarla, puesto que disfruta al conocer la diversidad y se sumerge en las costumbres que descubre. Por esta razón, se concluye que el voluntariado internacional es una forma de turismo y que los voluntarios son, además de voluntarios, turistas. Para quienes construimos el turismo responsable desde una visión holística, donde hombre y naturaleza adquieren el mismo valor, no es posible concebir este término desde un sentido utilitario (entendiendo la naturaleza como una mercancía y al hombre, a pocos de ellos, como los dueños del recurso y los únicos que pueden y deben administrarlo de forma eficiente), donde no se plantea más que la devastación para la naturaleza de la cual dependen los pueblos para ejercer su soberanía política, económica, territorial y alimentaria. De esta forma, el turismo responsable debe ser parte de la construcción de una economía social y solidaria del sector, así como de la inclusión total de sus trabajadores.
A partir de todo lo anterior, es posible lograr una transformación de las condiciones socioeconómicas y laborales para todos los trabajadores de la economía social y solidaria, en el ámbito del turismo responsable, favorecido por prácticas como el voluntariado internacional. Por una parte, la importancia del turismo y el voluntariado internacional, como fuente de intercambio, sirve natural y efectivamente para la comunicación directa entre los pueblos, la redistribución de ingresos y el intercambio cultural. Al rescatar estos aspectos por encima de las acciones individualistas, se deja de tratar al hombre como simple mercancía. Por otra parte, la construcción de un turismo responsable, así como de otra economía, debe asentarse sobre los pilares del conocimiento de las necesidades, inquietudes e intereses de la comunidad y de su participación en la elaboración de los servicios. Entendiendo, además, que siempre será necesaria la participación del Estado, con sus posibilidades de institucionalización y financiación, las cuales deben ser tomadas como base para una transformación que signifique un cambio de fondo y no de forma, ya que procuraría generar leyes que aseguren la implementación de políticas a largo plazo.
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• Corragio, J. L. (2011). Economía social y solidaria: El trabajo antes que el capital. Quito, Ecuador: Abya-Yala. • Dachary, A. C. & Arnaiz-Burne, S. M. (2006). El estudio del turismo: ¿Un paradigma en formación? En: Estudios y Perspectivas en Turismo, 15 (2), 179-193. Recuperado de: http://www.redalyc.org/articulo. oa?id=180713891004. • Grijalva, A. & Trujillo, J. C. (2010). El fundamento constitucional de la nueva economía (política pública y legislativa). En: La Tendencia, Revista de Análisis Político. (10), pp. 88-92. Recuperado de: http://www. globethics.net/gel/5108568 • Razeto, L. (2010). Desafíos y proyectos de la economía solidaria. En: III Coloquio Regional OSCUniversidad; II Foro de Economía Social Recuperado de: http://www.luisrazeto.net/content/ desaf%C3%ADos-y-proyectos-de-la-econom%C3%AD-solidaria • Red de Turismo Responsable [RTR]. (2013). Código de Ética. Buenos Aires, Argentina. Recuperado de: http://www.rtrglobal.org/images/descargables/codigo.pdf
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Referencias bibliográficas
CONCEPCIONES DE DESARROLLO Y CAMBIO CLIMÁTICO EN COLOMBIA Y ECUADOR A PARTIR DE LOS PLANES DE DESARROLLO
María Paula Carrasco1
Resumen
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Palabras clave
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Sostenibilidad, desarrollo, extractivismo, cambio climático, plan de desarrollo, crecimiento verde, buen vivir.
l artículo ofrece un análisis del Plan de Desarrollo 2014-2018 y del Plan Nacional para el Buen Vivir 2013-2017 de Colombia y Ecuador, respectivamente. Para ello, se contrastará la propuesta de Crecimiento Verde de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) adoptada por Colombia y la propuesta de Buen Vivir de Ecuador, así como, la relación que tienen dichas propuestas con la crisis climática, a partir de las motivaciones y concepciones de desarrollo plasmadas; la situación actual; la propuesta extractiva frente al sistema económico y productivo, y las estrategias concretas para mitigación de la crisis climática. Defendiendo a lo largo del texto la importancia de desligar el crecimiento económico de la crisis ecológica. Se parte de elementos de las ciencias de la sostenibilidad, del análisis del discurso y de los aportes teóricos al respecto.
1 Administradora de empresas, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: mpcarrascoz@unal.edu.co
Introducción ¿Será que vivimos en una sociedad Orwelliana2, donde el lenguaje se convierte en una manipulación informativa de la realidad y de la mente a través del discurso? En América Latina, el Cambio Climático3 ya es una realidad. El último informe del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC) (2001) reporta que la temperatura ha aumentado en Sur y Centro América, y la región está cada vez más expuesta a presiones relacionadas con el incremento del cambio de uso del suelo, la industrialización y la creciente necesidad de exportaciones hacia el mercado global, por lo que buena parte de los ecosistemas han sido destruidos o degradados y los que aún persisten se encuentran amenazados por el rápido crecimiento agrícola, ganadero, minero, etc.
2 Se hace referencia al libro 1984 del escritor George Orwell. 3 Según el IPCC (2001), el cambio climático se refiere a una importante variación estadística en el estado medio del clima en su variabilidad, que persiste durante un período prolongado (normalmente decenios o incluso más. (IPCC, 2001)
En un primer momento, se hará una breve aclaración conceptual sobre lo que se entenderá por desarrollo y sostenibilidad, en relación con el modelo económico y la crisis ambiental; los conceptos de Buen Vivir y Crecimiento Verde, y su inserción en estos países. Posteriormente, se presentará el análisis comparado de las concepciones plasmadas en los planes, teniendo como base cuatro aspectos: i) la concepción de desarrollo, ii) la situación actual, iii) lo que se propone frente al sistema económico y productivo, y iv) las estrategias para la mitigación del Cambio Climático. Finalmente, se concluirá con unas consideraciones de lo encontrado, en términos de sostenibilidad, en dichos planes a nivel latinoamericano.
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Es, por este contexto, que se considera de gran importancia hacer el análisis comparativo, tomando los Planes de Desarrollo como un instrumento discursivo de los gobiernos y como un elemento necesario para entender la sociedad. Es fundamental, también, revisar el papel que tiene, en esta problemática, la concepción de desarrollo que tienen los Estados, teniendo en cuenta que el modelo dominante, basado en las nociones de
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Frente a este fenómeno de nivel nacional e internacional, a partir de los “Discursos sostenibilidad” se convoca a la construcción de sociedades y ciudadanías sustentables; estos, a diferencia de los discursos de las ciencias, que se pretenden verídicos y verificables, presentan formaciones discursivas que aparecen como soportes de posiciones subjetivas. Sin embargo, las estrategias discursivas del “desarrollo sostenible” han generado un discurso cooptado por el interés económico, más que por una teoría capaz de articular una ética ecológica y una nueva racionalidad ambiental. De modo que, ha sido un discurso del poder y, sobre todo, un instrumento del poder dominante (Leff, 2008, p. 18).
“desarrollo” y “modernidad”, ha entrado en crisis; por lo que se hace necesario avanzar en una transición cultural, que se pueda comprender como un cambio de época y no solo como una época de cambios. (Escobar, 2011, p. 306). Ahora, ¿Cómo se ve plasmada la relación entre la concepción de desarrollo y la crisis ambiental de cambio climático en los planes de desarrollo de Ecuador y Colombia? Este parece ser un interrogante sencillo de resolver, al saber que la acumulación capitalista es la causa de la crisis ambiental; empero, el objeto del documento es responder comparativa, descriptiva y analíticamente a este cuestionamiento, a partir del discurso de los planes de desarrollo: “Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2014-2018. Todos por un nuevo país: Paz, equidad y educación” de Colombia y “Plan Nacional para el Buen Vivir (PND) 2013-2017. Todo el mundo mejor” de Ecuador. Con estos discursos, se busca contrastar la propuesta de “Crecimiento verde” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), adoptada por Colombia, y la propuesta de “Buen Vivir” o “Sumak Kawsay” de Ecuador; así como la relación que tienen dichas propuestas, en buena medida antagónicas, con la crisis climática.
Desarrollo y Sostenibilidad
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Para el análisis, se concibe el concepto de desarrollo desde una perspectiva que no solo incluye el crecimiento económico, sino también los aspectos sociales, culturales, políticos y ambientales, como aspectos que mejorarán el desarrollo social. Igualmente, se adopta una aproximación que permite una línea de análisis diferente, como la propuesta por MaxNeef (1993), cuya perspectiva de desarrollo es a escala humana, y está sustentada en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de auto dependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología. Por su parte, el concepto de sostenibilidad se entenderá desde las propuestas de Martínez Alier (Silva-Numa, 2013) y Gudynas (2010), quienes plantean una notable diferencia entre sostenibilidad débil y fuerte. Desde la sostenibilidad débil, se plantea que existe la posibilidad de sustituir el capital natural por el capital fabricado, es decir, que acepta modificar los procesos productivos actuales para reducir el impacto ambiental. Considerando que la conservación del capital natural es necesaria para el crecimiento económico, la sostenibilidad débil tiene una perspectiva utilitarista y antropocéntrica, contraria a la posición de sostenibilidad fuerte que tiene una perspectiva biocéntrica, en la que se destacan funciones diversas y, en muchos casos, insustituibles del patrimonio natural; aquí, además de la valoración económica el ambiente es valorado cultural, ecológica, religiosa y estéticamente, valores que son tanto o más importantes que el económico.
Sobre el “Crecimiento Verde” y el “Buen Vivir”
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El concepto de Crecimiento verde implica un crecimiento económico pero “verde”, lo cual es prácticamente contradictorio. Así, Crecimiento verde significa fomentar el crecimiento y el desarrollo económicos, y, al mismo tiempo, asegurar que los bienes naturales continúen proporcionando los recursos y los servicios ambientales de los cuales depende nuestro bienestar (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE], 2011). En este sentido, en el crecimiento verde, además de considerar que el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental pueden ir de la mano, se considera que dicho crecimiento es un medio para alcanzar esta sostenibilidad.
Por un lado, Colombia ha adoptado esta política en su Plan Nacional de Desarrollo como un eje transversal, buscando su adhesión a la OCDE. Y, por otro lado, el concepto de Buen Vivir, propuesto por Ecuador en su nueva constitución, representa una alternativa en tanto replantea las relaciones entre los seres humanos y la naturaleza. Uno de los objetivos transversales del Plan Nacional para el Buen Vivir de Ecuador es garantizar los derechos de la naturaleza y promover la sostenibilidad ambiental, territorial y global, asumiendo el liderazgo mundial en el reconocimiento de los derechos de la naturaleza, como una respuesta contundente a su estado actual. Así, como una de las alternativas al desarrollo, plantean este concepto dada la necesidad que tienen los territorios de incluir aspectos multiculturales y naturales en su visión y concepción de país.
Análisis comparado de los PND en Colombia y Ecuador Concepción de desarrollo y motivaciones En el texto del PND del gobierno colombiano, se evidencia cómo se mantiene la tendencia histórica sobre una misma concepción de lo que se entiende por desarrollo. En palabras textuales, el PND plantea “El crecimiento económico es la fuente más importante para el desarrollo de una sociedad, ya que acompañado de políticas adecuadas éste se traduce en menores niveles de pobreza y mayor bienestar.” (Colombia, 2014, p. 656). De manera, sus objetivos y motivaciones están guiados por dicha concepción, planteando estrategias transversales pero, todas ellas, encaminadas a la estrategia de crecimiento verde. Sin embargo, cuál es la motivación para emplear nuevas tecnologías eficaces que puedan reducir costos, aumentar productividad, aumentar el uso eficiente de recursos y suavizar la presión ambiental: “Si descuidamos el medio ambiente restamos cifras al PIB y, por consiguiente, limitamos nuestro potencial para el futuro.” (OCDE, 2011)
Situación actual Puede afirmarse que, en la matriz productiva, se asienta la esencia de la realidad económica y social de los países, y ambos se caracterizan por la extracción de recursos en sus economías: Colombia más por los efectos de su ganadería extensiva e intensificación de la extracción, y Ecuador por la dependencia energética de dicha extracción.
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Con respecto al PND del gobierno ecuatoriano, se plantea el Buen Vivir como la forma de vida que permite la felicidad y la permanencia de la diversidad cultural y ambiental; “es armonía, igualdad, equidad y solidaridad. No es buscar la opulencia ni el crecimiento económico infinito.” (Ecuador, 2013, p. 13). El discurso del plan hace énfasis en que el problema más grave es la falta de sustentabilidad del crecimiento económico alcanzado.
En relación con el modelo dominante, el desarrollo como buen vivir: cuestiona el ‘mal desarrollo’ basado en el crecimiento y el progreso material como metas rectoras; desplaza el desarrollo como fin, hacia el desarrollo como proceso de cambio cualitativo; permite ir más allá de modelos basados en la exportación de recursos primarios, y combate la reprimarización. (Escobar, 2011). En el ámbito teórico, se puede entender el Buen Vivir en Ecuador como el principio rector de un nuevo régimen de desarrollo, definido y organizado, a partir de una dinámica sostenible de los derechos económicos, políticos; de los sistemas socio-culturales y ambientales que garantizan la realización del buen vivir. Donde más que una declaración constitucional, se deja clara la oportunidad para construir colectivamente un nuevo modelo de desarrollo, generando nuevos equilibrios, entre ellos: la calidad de vida, la democracia y la atención de las preocupaciones desde una perspectiva biocéntrica.
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A lo que más hace referencia el plan, es a la explotación y extracción de recursos naturales, sobre todo del sector mineroenergético como motor de crecimiento, tal como se veía en el PND anterior. Estos planteamientos de la política de desarrollo colombiana parecen estar completamente ligados a la propuesta para el diseño de políticas públicas de la OCDE, puesto que esta afirma, en repetidas ocasiones, que es posible innovar con nuevas maneras de garantizar el crecimiento económico y el progreso al que hemos llegado hasta ahora; así que, se propone asegurar los niveles de producción y consumo que hasta ahora hemos tenido. (OCDE, 2011, p. 2). En este sentido, el gobierno colombiano sostiene, en su estrategia de desarrollo, una mejora en la utilización de los recursos naturales para apoyar el crecimiento económico y, a la vez, ser más eficiente con la utilización, eso sin contar con las afectaciones ambientales que se seguirán acentuando con este modelo de desarrollo. En general, las motivaciones de llevar a cabo un crecimiento económico verde, se dan más por el miedo a tener resultados desfavorables en un sentido económico al futuro, pero no en una pérdida cultural, ambiental o social.
Por una parte, la economía colombiana tuvo un sólido crecimiento en los últimos años. Sin embargo, es la economía más intensiva en la utilización de recursos, que el promedio de los países de la OCDE (Colombia, 2014): La minería de carbón representa el 1,8% de las emisiones totales del país, el petróleo y gas natural el 2,4%, y los procesos industriales y consumo de combustibles fósiles con fines energéticos en industria y construcción el 12%. (p. 469). En cuanto a los hidrocarburos, de acuerdo con la reconfiguración del mercado internacional, los niveles de precios internacionales y el desarrollo de nuevas tecnologías, Colombia viene haciendo un gran esfuerzo para promover la inversión en su exploración y producción, además de incentivar la inversión privada en estas actividades en el país. (Colombia, 2014, p. 169)
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Por otra parte, a partir de los indicadores que genera el Banco Mundial, se observa como, mientras el crecimiento económico es sostenido y exponencial, las emisiones de CO2 provenientes del consumo de combustible, el transporte, la industria y el consumo de combustibles fósiles mantiene tasas crecientes y decrecientes en un mismo intervalo durante las tres décadas, reflejando un fenómeno de desacoplamiento,
sin una reducción significativa de dichas emisiones. En Colombia, se evidencia el aumento del uso de los recursos naturales con una relación desproporcionada frente al crecimiento económico; así, se evidencia la concepción de desarrollo que han tenido los gobiernos las últimas tres décadas. El caso colombiano es un reflejo de que no se ha bajado la intensidad en el uso de los recursos a pesar de los avances en términos de Producto Interno Bruto (PIB), es decir, no ha habido desmaterialización.
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Gráfica 1. Crecimiento del PIB vs. Emisiones de CO2. En Colombia Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial (2015)
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Gráfica 2. Rentas de recursos naturales (% del PIB) vs. Crecimiento del PIB en Colombia. Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial (2015)
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Gráfica 3. Crecimiento del PIB vs. Emisiones de CO2 en Ecuador Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial (2015) (Banco Mundial, 2015)
Gráfica 4. Rentas de recursos naturales (% del PIB) vs. Crecimiento económico de Ecuador.
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Fuente: Elaboración propia con datos del Banco Mundial (2015) (Banco Mundial, 2015)
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Ahora, al ver el porcentaje de participación de las rentas de los recursos naturales en el PIB, se puede apreciar un incremento significativo de dichas rentas en la última década, donde el petróleo es el que tiene valores mucho más altos con respecto a las demás. Cabe resaltar que, si bien estas rentas no son el componente principal del total del PIB, el país ha venido aumentando la extracción de recursos y las diferencias entre el uso y la vocación del suelo constituyen una de las problemáticas ambientales de más alto impacto, pues en actividades ganaderas se utiliza una gran cantidad de territorio cuya vocación es otra. En Ecuador, la matriz productiva y los sectores estratégicos son igual de preocupantes. El 72% de las exportaciones está constituido por bienes primarios, seguido por los bienes industrializados, con el 21%, y tan solo el 7% en servicios. (Ecuador, 2013, p. 73). No obstante, lo que genera la mayor preocupación, en términos de la crisis ambiental climática, es la demanda de energía de este país. Entre 1990 y 2011, la demanda per cápita de energía se incrementó a una tasa promedio anual de 2%; mientras que el PIB per cápita presentó un incremento promedio anual de
1,25%. Para el periodo 2013-2030, se proyecta un incremento promedio anual de la demanda de energía del 2,1. (Ecuador, 2013, p. 74). La problemática surge por la creciente presencia de las fuentes no renovables en la generación de electricidad en el país, es decir, medidas extractivas y de producción y procesamiento de petróleo y gas natural, principalmente. Ecuador presenta tendencias similares en términos de la comparación entre el crecimiento económico y las emisiones de CO2. Igualmente, se evidencia un crecimiento económico acelerado y algunas de las causas de las emisiones permanecen estables. Lo que llama la atención es que las emisiones de CO2, que tienen que ver con el combustible líquido, también tienen un aumento acelerado; lo que indica una situación aún más preocupante e insostenible. Por el lado de las rentas de los recursos naturales, en términos de su porcentaje de participación en el PIB, es muchísimo más la dependencia de la renta del petróleo en Ecuador que la de Colombia.
Propuesta frente al sistema económico y productivo: ¿Más o menos extractivismo? En cuanto a la propuesta frente al sistema económico y productivo, el gobierno ecuatoriano propone una transformación, aunque deja de lado aspectos extractivos en su matriz productiva y energética en el corto plazo; mientras que el gobierno colombiano acentúa lo que se tiene en materia productiva, extractiva y energética; en general: más extractivismo. En el caso colombiano, desde el periodo anterior al gobierno del actual presidente Juan Manuel Santos, se pensó en el desarrollo minero-energético como un factor fundamental, donde se han dado grandes incentivos en favor del sector, como una “locomotora” de crecimiento económico, según el PND para la equidad regional.
Es decir, la intensificación del uso de recursos, a fin de que puedan seguir utilizándose y esperar, con esto, una reducción de la crisis, es algo contradictorio. Sin embargo, su ingreso a la OCDE, es uno de los mayores incentivos para adoptar sus políticas y estrategias, en las que en ningún momento, se hace referencia a la posibilidad de dejar de crecer económicamente; además, se le atribuye, a dicho crecimiento, el papel principal para salir de la crisis, y, así, se ve a la innovación como encargada de desacoplar el crecimiento del agotamiento del capital natural.
El PND ecuatoriano propone una transformación de la matriz productiva, que se enmarque en un contexto de respeto por los derechos de la naturaleza y de la justicia intergeneracional. Si bien, la acumulación de la riqueza, en primera instancia, va a depender de procesos extractivos, la estrategia busca que el impulso de nuevas industrias no contaminantes, y la diversificación de las exportaciones basadas en bio-productos y servicios ecológicos disminuyan significativamente la presión sobre el medio ambiente a largo plazo. (Ecuador, 2013, p. 69).
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• La continuación del desarrollo del sector. • La promoción del máximo aprovechamiento de los recursos naturales y técnicas como extracción de recursos costa afuera. • La dinamización del licenciamiento ambiental, con el fin de vencer los obstáculos a la hora de realizar los proyectos y promover el licenciamiento oportuno. • La posibilidad de identificar la pertinencia de solicitar licencia ambiental para la fase de exploración minera. • La diversificación de la canasta energética. • Las compensaciones por pérdida de biodiversidad. • Una estrategia especial para la región de los llanos, como modelo de crecimiento verde en el país, por medio de la agroindustria.
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En el marco del crecimiento del sector minero energético y su interés por su ingreso a la OCDE, el PND colombiano propone:
Otro de los aspectos fundamentales en el discurso del plan establece la importancia que este le presta a las compensaciones por daños ambientales. Sin embargo, en tiempos como estos, donde los principios de reversibilidad de los procesos, la sustituibilidad de los recursos y la clara evidencia de que la crisis climática ya no dependen de optimismos tecnológicos y se evidencia que la situación ya se ha vuelto crítica, la compensación económica y los instrumentos económicos, como los bonos de carbono para mitigar los impactos ambientales del crecimiento económico, no aportan a la hora de pensarse en el desarrollo sostenible. Es evidente, en las líneas del discurso colombiano, que se busca, irremediablemente, lograr el máximo aprovechamiento de recursos y de la manera más eficiente, denominado ecoeficiencia, como interés central para el crecimiento. Así, la ecoeficiencia es insuficiente para hacer frente a la crisis ecológica, ya que una economía puede ser cada vez más ecoeficiente y, a la vez, cada vez más insostenible. (Riechmann, 2015, p. 117). En torno al crecimiento económico, el plan ecuatoriano continúa siendo novedoso desde que se adoptó la concepción del Buen vivir; empero, mantiene aspectos económicos y decisiones del pasado, cuestionando el crecimiento como meta mas no como medio, lo que hace aún más difícil llevar a cabo las prácticas de buen vivir en el marco de sus criterios culturales y ambientales, necesarios para dicha visión del mundo. En el discurso, en términos de la economía y la producción, el panorama parece algo menos desfavorable, pues aunque se seguirá basando en un principio, en la extracción de recursos, se habla también de una transformación; esto revela una preocupación real porque exista un cambio estructural en su modelo de desarrollo.
Estrategias para mitigación del Cambio Climático
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El cambio de la matriz productiva consiste en impulsar los sectores estratégicos y redefinir la composición de la oferta de bienes y servicios, la cual está orientada hacia la diversificación productiva, de manera que la propuesta de cambio en la matriz productiva está basada en:
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• La incorporación de valor agregado. • El impulso de las exportaciones y su expansión en productos y destinos. • La sustitución de importaciones. • La inclusión de actores. • La desconcentración de la producción de los polos actuales hacia los territorios. • La mejora continua de la productividad y la competitividad. • Todo esto, incorporado de forma transversal en todos los sectores de la economía, afirma el plan. Con el propósito de salir del extractivismo, el PND afirma que la industria minera no debe repetir la devastadora historia de la era petrolera. Es decir, se deben identificar los efectos económicos, sociales y ambientales de la minería, en especial, con relación a las áreas prioritarias de conservación y a los ecosistemas frágiles, como los páramos. De esta forma, un claro objetivo del gobierno es la conformación de nuevas industrias y la promoción de nuevos sectores con alta productividad, competitivos, sostenibles, sustentables y diversos. Se propone así, una producción basada en la economía del conocimiento y la innovación, para la promoción de la transformación de las estructuras de producción. (Ecuador, 2013, p. 291).
Al ver las estrategias frente al sistema económico y productivo, eje central de la crisis, lo que se propone puntualmente frente al cambio climático debería ir en concordancia con dicho sistema; no obstante, esto no se cumple por completo. La visión de crecimiento verde reconoce, como enfoque fundamental, el crecimiento compatible con el clima, planteando acciones necesarias en materia de mitigación ante el cambio climático, como la reducción de las emisiones de gas efecto invernadero (GEI) por parte de los sectores y la deforestación y degradación, así como el desarrollo de estrategias para avanzar en la adaptación al cambio climático y acciones transversales para consolidar una política nacional de cambio climático. (Colombia, 2014, p. 474). Dentro de los objetivos de la estrategia están el avanzar hacia un crecimiento sostenible y bajo en carbono; proteger y asegurar el uso sostenible del capital natural y mejorar la calidad ambiental; lograr un crecimiento resiliente, y reducir la vulnerabilidad frente a los riesgos de desastres y al cambio climático. (Colombia, 2014, p. 475) Con respecto al cambio climático, puntualmente, se pretende consolidar un marco de política de cambio climático por medio de su integración con la planificación ambiental, territorial y sectorial. Para ello, se articularán el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático (PNACC), la Estrategia de Desarrollo bajo en Carbono (ECDBC) y la Estrategia REDD+23, con políticas de desarrollo sostenible del país. Sin duda, estas estrategias son válidas para enfrentar la crisis; no obstante, el plan de desarrollo se queda corto en el sentido de que no plantea cambios sustanciales en sus maneras de producción y consumo energético, sino que se pasa un poco la responsabilidad al público y se limita a la comunicación o sensibilización y no a la normatividad que requieren los cambios.
En este escenario de cambio climático, es fundamental tener en cuenta también lo qué puede hacerse frente a la crisis, lo que la ha causado y los actores que deberían actuar para, efectivamente, lograr los propósitos de sostenibilidad, y, en ese sentido, cabe resaltar que si bien los cambios individuales en los niveles de consumo y otros factores son muy importantes, el papel estatal es crucial, pues es quien, por medio de los planes de desarrollo, hace o no los cambios que la crisis necesita; es allí donde se ve la concepción de desarrollo que se tiene. En torno a esto, el gobierno colombiano plantea lo contrario, un “fortalecimiento de las capacidades regionales (…) implementación de la Estrategia de Comunicación, Educación, Sensibilización y Formación al público sobre cambio climático.” (Colombia, 2014, p. 490) Es fundamental que las estrategias no se basen solo en la promoción y fomento, sino en una normatividad transversal a todas las estrategias.
Finalmente, es importante resaltar los aspectos que se tienen en cuenta en este plan, los cuales aportan significativamente a la construcción de una nueva sociedad y una nueva economía; con esto, se hace referencia a que se propone también como una filosofía de vida y no solo como una política pública; lo cual inserta el debate para pasar del antropocentrismo al biocentrismo; reinserta la economía en la sociedad y los ecosistemas, siguiendo las propuestas de la economía ecológica; lleva dentro de sí una nueva ética de desarrollo, la cual subordine los objetivos económicos a los criterios ecológicos, la dignidad humana y el bienestar de la gente; permite nuevos énfasis, incluyendo la soberanía alimentaria y el control de los recursos naturales. (Escobar, 2011).
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Por medio de la promoción de la consolidación de la Iniciativa Yasuní-ITT se pretende, entre varios aspectos, posicionar a nivel nacional e internacional la Iniciativa para la protección de la zona, considerada como la más mega biodiversa del planeta, y reforzar los mecanismos para la difusión y apropiación social de la Iniciativa Yasuní-ITT entre la sociedad civil ecuatoriana y mundial. (Ecuador, 2013, p. 367) Dentro de este contexto y pensando en la planeación a largo plazo, al igual que Colombia, Ecuador afirma que en 2030 contará con un mecanismo de seguimiento de las tendencias regionales de cambio climático y sus efectos en dimensiones claves de la gestión del territorio, como sus balances hídricos, niveles riesgo, productividad, etc. (Ecuador, 2013, p. 70)
En el ámbito internacional, otros de los objetivos consisten en fortalecer la participación nacional en las negociaciones internacionales de cambio climático a fin de lograr mayor efectividad en la gobernanza ambiental y en el cumplimiento de los compromisos para la transferencia de tecnología, la consolidación de una nueva arquitectura financiera y la transferencia de recursos financieros por parte de los países industrializados, como compensación a los efectos negativos del cambio climático en los países no industrializados. (Ecuador, 2013, pp. 238-239).
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El PND de Ecuador afirma que se busca contrarrestar las tendencias generales de cambio climático por medio de la gestión de riesgos para mejorar las prácticas de preparación, respuesta y recuperación (Ecuador, 2013, p. 136). Por otro lado, y siendo una acción diferenciadora a nivel internacional, desde el año 2007, Ecuador pretende ser un líder internacional, con énfasis en principios de corresponsabilidad, tales como la Iniciativa Yasuní–ITT (el gobierno de Correa propuso condicionar una parte de la zona intangible amazónica con un mecanismo de compensación por el ingreso no percibido al no explotar los recursos petroleros y la contribución de mantener el crudo bajo tierra al mercado de carbono), los mecanismos de emisiones netas evitadas y el “eco-impuesto Daly-Correa” a las exportaciones de petróleo.
Conslusiones Al analizar lo que puntualmente ofrecen los discursos de los gobiernos de Colombia y Ecuador por medio de sus planes de desarrollo actual, se constata cómo las concepciones de desarrollo, implícitas a lo largo de sus propuestas y capítulos, tienen una relación estrecha con lo que plantean con respecto a la crisis ambiental global, así como con sus intereses y objetivos para la población.
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Curiosa o incoherentemente se le atribuye un peso muy importante al crecimiento económico, afirmando que es, efectivamente, lo que necesita el país y lo que propone la OCDE con el crecimiento verde; empero, es evidente que, la propuesta frente al sistema económico y productivo, basada en principios de eficiencia del uso de los recursos naturales, no tiene relación con el objetivo de mitigar el cambio climático para el plan de Colombia, puesto que, en realidad, lo trata de forma ligera y débil, dándole más énfasis a estrategias de adaptación.
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Este concepto de desarrollo sostenible que plasma el PND colombiano es definitivamente contradictorio, dado que no se puede crecer económicamente de una manera que sea ecológicamente sostenible, como lo mencionó recientemente Martínez Alier: El crecimiento verde y el desarrollo sostenible son una contradicción, no puede haber un crecimiento que sea verde. Es falsamente verde. La economía actual se basa en más petróleo, más carbón, más palma, más cobre (...). Hablar de desarrollo sostenible es engañar a la gente (Silva-Numa, 2015). Desde la propuesta de Crecimiento Verde, analizada en el documento, puede ejemplificarse lo que ha estado ocurriendo con relación a los “discursos sostenibles”, como este, y al dominio nacional e internacional de la misma retórica informativa sobre la crisis ecológica mundial que imposibilita o esconde las verdaderas causas de la crisis, atribuyéndolas, incluso, como solución.
Como se ha mencionado, en el caso de Ecuador no se habla de decrecimiento pero sí de una transformación en su matriz productiva y energética, y plantea, de forma directa, salir del extractivismo en el que se encuentra en el largo plazo, dándole prioridad a otros aspectos económicos. El aporte que hace el Buen vivir, como pensamiento latinoamericano, es proponer una armonía con los ecosistemas, con la cultura, con el ambiente y con el territorio; por lo que puede entenderse como un punto de partida para, realmente, hacer un cambio estructural en las economías. Así mismo, puede entenderse como una tendencia en contra de la visión antropocéntrica y eurocéntrica de la “economía o capitalismo verde” o el “crecimiento verde”. Y pese a las dificultades de los gobiernos progresistas, para llevar a la práctica este gran discurso, el Buen Vivir tiene resonancia a escala mundial, y permea diversos grupos y movimientos sociales, los cuales buscan alternativas viables al modelo de desarrollo convencional basado en la racionalidad económica y el ideal regulativo de progreso. En el contexto latinoamericano, hay que pensar también en las dificultades que se tienen para llevar estas visiones como el Buen vivir a la práctica. Además por la marcada tendencia economicista, reflejada tanto en gobiernos como el colombiano, que se inserta en las políticas de crecimiento verde, como el ecuatoriano, donde se plantea una alternativa, aún existe una contradicción con las políticas de armonía con la naturaleza en este escenario de crisis climática. Un aspecto que se ve algo ausente en los planes está relacionado con los procesos con los que se llevará a cabo lo que se propone en términos energéticos; pues, parecen, en ocasiones, inciertos; a su vez, el temor es que se quede solo en iniciativas de promoción a la reducción de la crisis, más no con una normatividad y acciones concretas. Finalmente, hay que rescatar que el llamado hecho por Augusto Ángel Maya (s.f.), con respecto a la consolidación social y académica para construir y sostener un pensamiento del desarrollo desde Latinoamérica, existen alternativas al modelo de desarrollo imperante y, en ese sentido, es indispensable continuar construyendo un desarrollo basado en la sostenibilidad fuerte que realmente haga contrapeso a la crisis ecológica climática.
Referencias bibliográficas
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DESDE LAS AULAS
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“Jamás acepté que la práctica educativa debería limitarse sólo a la lectura de la palabra, a la lectura del texto, sino que debería incluir la lectura del contexto, la lectura del mundo.” Paulo Freire
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26 Students marching on April 7, 2011 against the proposed education reform // Danieland
DERECHOS, CRIMEN Y ESTADO
Fabio Toro Lugo1
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Derechos humanos, crimen de estado, libertad e igualdad, constitucionalismo.
1 Estudiante de Ciencia Política, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: ftorol@unal.edu.co
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Palabras clave
l constitucionalismo moderno liga, de manera inherente, la noción de Estado con el concepto de Derechos Humanos; no obstante, para llegar a este matrimonio, es necesario comprender el Estado de Naturaleza de Hobbes, la importancia de la libertad y de la igualdad en la sociedad, y cómo, a lo largo de la historia, estas se desarrollaron en el contexto y la visión occidental. Este recorrido llevará al lector a través de la declaración de derechos en las revoluciones burguesas, consolidando, así, lo que hoy se entiende como Derechos Humanos. Después de hacer un bosquejo de estos conceptos, se buscará darle un rostro a la problemática que surge cuando el Estado rompe estos derechos, pretendiendo, de este modo, esclarecer lo que se llama, hoy en día, Crímenes de Estado. Los derechos mencionados en las constituciones y protegidos (o no) por el Estado, no se pueden quedar como palabras frías en un papel; por lo que deben ser entendidos y comprendidos por quienes constituimos la sociedad, para poder evitar la injusticia y el abuso del poder.
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Resumen
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La fragilidad del ser humano como individuo se evidencia en su igualdad y en su libertad, pues estos, en su estado más puro (en su Estado de Naturaleza, como diría Hobbes), son capaces de hacerse un daño mutuo, con el fin de que su existencia prevalezca; puesto que sin una institución que los regule y los reprima por la fuerza, sea esta legítima o no, se llevará a cada individuo a una noción de guerra perpetua. Los individuos, en su libertad e igualdad frente a los demás, se valdrán de su propia fuerza e ingenio para alcanzar su seguridad, satisfacer sus necesidades y cumplir sus intereses; no obstante, cuando estos entren en conflicto con la seguridad, las necesidades e intereses de los demás, se verá al otro como potencial amenaza. La libertad y la igualdad nos llevan a una constante competencia y a la desconfianza del otro, a tomarlo como enemigo.
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El Estado de Naturaleza de Hobbes nos describe, en resumidas palabras, el caos y la conflictividad de la humanidad. Pero ¿por qué son la libertad y la igualdad valores tan preciados e importantes para la sociedad occidental? Antes de adentrarse en esta pregunta, se debe aclarar la importancia de la noción de paz para la convivencia entre individuos. Una característica evidente del ser humano es precisamente su condición de ser social, quien, queriéndolo o no, desde su fragilidad y desde antes de su primer respiro, necesita del otro para sobrevivir. Esta naturaleza de supervivencia, de miedo a la muerte y de necesidad por una vida confortable es lo que lleva a los individuos a buscar la paz y a temerle a la guerra. Según lo mencionado, surge la necesidad de abandonar una noción absoluta de igualdad y ceder ciertas libertades para lograr una convivencia entre individuos. Es, de este entramado de ideas, que surge la necesidad de un mínimo de instituciones que garanticen una protección a la fragilidad de la vida humana. Bajo estas circunstancias surge la noción de Estado (Hobbes, 1982).
Retomando la pregunta inicial y teniendo en cuenta una visión tomada desde occidente, se puede decir que entre el espacio teórico de Estado de Naturaleza y la noción de Estado se encuentra el surgimiento de instituciones que permitieron la dominación de unos sobre otros (como la esclavitud y el vasallaje); donde, para los más desfavorecidos, se perdió por completo toda noción de igualdad y libertad. No obstante y a pesar de la opresión de unos sobre otros, el sistema legal más primitivo puede permitir y hacer viable el funcionamiento de una sociedad, siempre y cuando este, el sistema legal precario, proteja los intereses de los más poderos. En este sentido, se hace visible que ni la moralidad, ni el derecho de una sociedad tengan la obligación de abarcar y proteger a todos los que la componen. He allí que los derechos en una sociedad no logran una universalidad y son exclusivos para aquellos considerados ciudadanos. Bajo estas condiciones de opresión, de dominantes sobre dominados, por un lado, emerge la necesidad de derechos sociales y económicos para proteger a los más desfavorecidos y permitirles las condiciones necesarias para su existencia. Por otra parte, surgen los derechos civiles y políticos para asegurar la estabilidad de los derechos más básicos y protegerlos de la injusta opresión (Hart, 1994). Como consecuencia, y tras el proceso de las revoluciones burguesas surge, en Francia, “La declaración Universal de los Derechos Humanos”. Esta nueva forma de aceptar al otro genera un contraste en la moralidad occidental, que se evidencia entre un ámbito local y otro universal.
Los primeros antecedentes de “La Declaración Universal de los Derechos Humanos” se evidencian a finales del siglo XVII en Inglaterra, cuando (según la historia oficial) se estableció un verdadero contrato entre la reina María II Estuardo y Guillermo de Orange con el pueblo, mediante la Declaración de Derechos de 1689 (evidencia de proto-constitucionalismo). Esta declaración protegía tanto los derechos patrimoniales y personales, como la prohibición de detenciones sin orden judicial (Habeas Corpus), entre otros. Posteriormente e inspirados en los sucesos de Inglaterra, se destacaron las grandes declaraciones de las colonias inglesas en Norteamérica, como lo fue la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia en 1776, la cual, en su primer artículo, proclama:
A pesar de que lo anterior haya sido un bosquejo superficial de lo que en Occidente se entiende como Derechos Humanos, sí permite aclarar la importancia de la libertad e igualdad, tras el caos presentado por Hobbes; por ello, aun queda mucha tela por cortar y es necesario pensar críticamente en los diferentes aspectos de los Derechos Humanos. Estos Derechos, como base moral de la humanidad, representan un avance fundamental para la justicia y la igualdad social, en función de proteger y amparar a los más desfavorecidos de aquellos que ejercen el poder; sin embargo, es el deber de todos velar porque estas declaraciones de derecho no se queden solo en el papel. No obstante, la imposición de los Derechos Humanos por parte de las potencias que ejercen hegemonía a países en desarrollo, como pretexto para ejercer un control e invasión disimulada, es discutible y merece ser observado de manera crítica.
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La Declaración del pueblo de Virginia fue pionera y revolucionaria en el surgimiento de la idea moderna de los derechos humanos (estos han de ser universales y hallarse sobre el control estatal), y del constitucionalismo moderno. Posteriormente, en Norteamérica, se produjeron la Declaración de Independencia de los Estados Unidos (1776) y las primeras diez enmiendas de la Carta de Derechos (Bill of Rights, 1791). En Paris, Francia y tras las consecuencias de su revolución, se proclamó la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” en 1789. Tras los hechos en la Inglaterra del siglo XVII, como precedente para las declaraciones de finales del siglo XVIII en Norteamérica (1776) y Francia (1789), surgieron los conceptos que darían paso a la consolidación de los Derechos Humanos, los cuales se materializarían tras la creación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) (1945), con “La declaración Universal de los Derechos Humanos” en 1948.
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Que todos los hombres son por naturaleza igualmente libres e independientes, y tienen ciertos derechos inherentes, de los cuales, cuando entran en un estado de sociedad, no pueden ser privados o postergados; en esencia, el gozo de la vida y la libertad, junto a los medios de adquirir y poseer propiedades, y la búsqueda y obtención de la felicidad y la seguridad. (“Declaración de Derechos del buen Pueblo de Virginia,” 1776)
Aunque, a lo largo del tiempo, esta declaración de los Derechos Humanos ha experimentado una serie de añadiduras y cambios en su metamorfosis, su esencia busca convalidar y proclamar la libertad, la igualdad y la fraternidad de todos los seres humanos en su universalidad, como una división de poderes, la soberanía y el poder del pueblo, y la preponderancia del poder civil sobre el militar. Estas declaraciones se reparten en distintos derechos: como los derechos civiles y políticos; económicos y sociales; culturales y de ciudadanía (Amnistica Internacional Cataluña, 2009).
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Ceguera // Maximiliano M K
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Igualmente, se abordarán otros aspectos de los Derechos Humanos, como lo es la violación de estos por parte del Estado: los Crímenes de Estado. Este concepto, evidentemente, se divide en dos términos. Para definir ‘Estado’, es necesario retomar las ideas anteriormente mencionadas de Hobbes, donde se entiende que el Estado es un pacto entre los ciudadanos que conforman la sociedad; puesto que renuncian a su suficiencia de autogobierno, limitando sus libertades, para establecer una seguridad. En este aspecto, una institución como el Estado retiene el monopolio de la fuerza para defender y amparar a sus ciudadanos; empero, si el Estado no es capaz de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, este dejará de ser un Estado legítimo. Asimismo, John Locke complementa la idea de Estado, advirtiendo que la soberanía era originaria del pueblo, dándoles a los ciudadanos, por una parte, ciertos derechos individuales a los cuales estos no podían renunciar y, por otra parte, la instauración de la separación de poderes. Aunque la noción de contrato entre una sociedad y un poder determinado, no era algo novedoso (como se evidencia en Grecia y Roma de la Antigüedad), lo innovador de las ideas de Hobbes y Locke es el tipo de contrato que se establece entre las partes (Amnistica Internacional Cataluña, 2009).
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Las ideas de estos autores, en parte ayudaron a la evolución de las revoluciones burguesas en materia de formación Estatal y de Derechos Humanos, al igual que permitieron el surgimiento del Constitucionalismo Moderno en los Estados-Nación. Para poder entender el concepto de Constitución de un Estado, es necesario advertir que es la Constitución la que limita los poderes del Estado y establece los Derechos de los ciudadanos subordinados al poder Estatal. No obstante, para delimitar claramente lo que se entiende como un Estado Constitucional, hay que recurrir a Horst Dippel, quien establece diez elementos básicos y esenciales del Constitucionalismo Moderno: […] soberanía del pueblo, principios universales, derechos humanos, gobierno representativo, la constitución como máxima ley, separación de poderes, gobierno limitado, responsabilidad y obligaciones de rendir cuentas del gobierno, independencia judicial e imparcialidad, y el derecho de la gente a reformar su propio gobierno o el poder constituyente del pueblo (Dippel, 2008).
Entonces, el Estado es una institución que, por medio de la imposición legítima de un grupo en el poder, se constituye, de forma igualmente legítima, con el monopolio de la restricción física. Además, en estas circunstancias, se forman tres aspectos fundamentales para la consolidación de un Estado: una racionalización del Derecho, una administración racional y una fuerza militar permanente (Freund, 1967). Tras la constitución de un Estado, y la justificación y aceptación de su acción coercitiva, entre los ciudadanos libres y moralmente iguales, se genera un sistema de valores aceptado por la sociedad. Ahora bien, esto lleva a aclarar el concepto de ‘Crimen’, pues, de manera somera, se puede entender como la infracción de una norma que el emisor no aprueba. Sin embargo, crimen, como categoría sociológica, representa una censura, desaprobación y sanción social, por la infracción de algún aspecto del sistema de valores, anteriormente mencionado. Aunque los crímenes se castiguen en una base legal ya establecida, es el aspecto moral el que le da una trascendencia al castigo (Ward, 2013). En este orden de ideas y de manera superficial, se entiende Crimen de Estado como: “la desviación organizacional por parte de agencias del Estado que involucra la violación de derechos humanos” (Green & Ward, 2000). Al desglosar esta definición, aparecen tres puntos que entran en consideración para catalogar alguna acción del Estado como Crimen de Estado: 1. Esta acción debe violar lo establecido socialmente por el sistema de valores. Esto implica una postura de desaprobación y condena a las acciones y el comportamiento del Estado por parte de la sociedad. 2. Si estas acciones, por parte del Estado, se ejecutan en la búsqueda de lograr objetivos organizacionales de una agencia estatal (como la fuerza militar), más que por la acción de unos individuos al interior de estas. 3. En tercer lugar estas acciones y comportamientos del Estado deben violar los derechos humanos y constitucionales de las personas bajo el control Estatal (Ward, 2013).
Conclusiones Como se puede evidenciar, la importancia de los Derechos Humanos, el concepto de Constitución, la igualdad y la libertad de los individuos son esenciales para proteger a la sociedad del abuso de poder del Estado y su monopolio de la fuerza, en función de cumplir objetivos estratégicos sobre la institucionalidad establecida por la sociedad. Es, bajo estas condiciones, que los derechos son más que abstracciones ético-legales, ya que constituyen amplias y fuertes relaciones sociales entre individuos y su interacción con las agencias Estatales y el poder.
No permitamos que la pasividad y la ignorancia sean las herramientas que nosotros mismos forjamos para quitarnos la libertad y la equidad; derechos por los que muchos otros dieron sus ideales y sus vidas. No dejemos que los derechos que hemos logrado sean lindas palabras que adornen viejos papeles en museos y en constituciones que nadie lee. No dejemos que tantas luchas hayan sido en vano.
Referencias bibliográficas
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Si no conocemos nuestros derechos y nuestras constituciones, si no ejercemos nuestra soberanía legítima, la cual depositamos democráticamente en el Estado, y si no actuamos responsable y críticamente frente a las injusticias de nuestra sociedad estamos dejando nuestra libertad, nuestra igualdad, y nuestra moralidad
en manos y a disposición de aquellos que poseen el poder. Y si estas personas e instituciones actúan en función de sus objetivos estratégicos y personales por sobre los intereses de la sociedad, estamos dejando que la injusticia sea parte de nuestra sociedad. Si no somos conscientes de que como individuos tenemos una responsabilidad social, estamos siendo víctimas y victimarios de los más diversos crímenes de nuestra actualidad, siendo los crímenes de Estado uno de estos.
AVANCES PARA LA CONSTRUCCIÓN DE FORMAS ALTERNATIVAS DE ORGANIZACIÓN SOCIAL EN EL MARCO DE LA ECONOMÍA SOLIDARIA1
Alejandra Millán Franco2 Diego Neira Zapata3 “Cada formación social constituye, así, un modo singular de combinar los diferentes principios de organización social que definen los criterios socialmente obligatorios para la organización colectiva de la vida social y se cristalizan en una configuración normativa, obligatoria, de la acción social.” (Uricoechea, 2002, p. 36)
Resumen
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l propósito de este trabajo es visibilizar la gestión organizacional de carácter social y, por ende, la capacidad de integración creativa, innovadora, de cooperativismo, autogestión y autonomía de las comunidades para responder a las situaciones sociales, políticas y económicas propias.
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Palabras clave Comunidad y sociedad, organización social alternativa, economía solidaria.
Es importante considerar que el modelo económico predominante actual ha profundizado la desigualdad y polarización social, lo cual ha generado la movilización reivindicativa de múltiples sectores y grupos sociales, en búsqueda de una transformación social de tipo estructural. Es así, como desde la organización económica y social se han hecho esfuerzos de integración estructural del Estado, el sector productivo y la comunidad para aportar en el desarrollo de políticas que se acercan a un concepto de solidaridad y cooperación económica enmarcadas en principios y valores éticos.
1 Ponencia Presentada en el I Congreso Internacional de Gestión de las Organizaciones, llevado a cabo entre el 17 y 20 de noviembre de 2015 en la Universidad Nacional de Colombia. 2 Estudiante de Administración de Empresas, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: mamillanf@unal.edu.co. 3 Estudiante de Administración de Empresas, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: dfneiraz@unal.edu.co
La comunidad y la organización social
Es así, como el concepto de “comunidad” se retoma, haciendo énfasis en la naturaleza propia de los individuos, al organizarse debido a su interacción natural con el medio y su contexto en general; considerando, entonces, al ser humano como “[...] un ser que vive en comunidad, entendiendo por tal, la forma natural de vivir en común [...].” (Poviña, 1949, p.1758). Así, desde diferentes análisis sociológicos, se considera que una comunidad organizada se resumen dentro del concepto mismo de sociedad.
Comprendiendo, por tanto, que “[...] la sociedad en su vida, que se va realizando continuamente, siempre significa que los individuos están vinculados por influencias y determinaciones recíprocas que se dan entre ellos [...] (Simmel, citado por (Wilkis & Berger, 2005, p.79; lo cual lleva a la comprensión misma de que la sociedad es el conjunto de las diferentes expresiones organizativas de las comunidades y, por ende, Simmel “[...] da cuenta de la vida social a través de la unidad establecida entre las formas sociales de acciones recíprocas (socialización) y la variedad de intereses, impulsos, fines u objetivos particulares que son los contenidos de aquellas figuras [...]. (Wilkis & Berger, 2005, p.79). Es aquí, donde la formulación de formas alternativas de organización social se desarrolla, siendo este el eje conector de las expresiones organizativas de las comunidades enmarcadas en una sociedad, considerando la organización social como estructura que [...] conecta a los diferentes miembros de la sociedad de un modo más o menos constante, incluyendo dentro de este circuito de relaciones a las relaciones sociales entre las personas y las diferenciaciones entre los individuos y clases según los papeles sociales desempeñados [...] (Uricoechea, 2002, p. 25).
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Se han enmarcado diferentes análisis y procesos de interpretación sociológica de las relaciones sociales y económicas, y de sus capacidades organizativas, de acuerdo con los diferentes contextos; dando forma y concepto a procesos implícitos o naturales de organización, partiendo de “la comunidad” (Poviña, 1949) como “[...] la forma de expresión más natural y orgánica de toda relación interhumana [...]”. Entonces, cabe resaltar que los procesos comunitarios de organización son innatos; se construyen no solo en un espacio geográfico sino también alrededor de desarrollos culturales, costumbres, hábitos, creencias y normas; por ello, toma formas estructuradas, bajo la necesidad de los grupos humanos de desarrollar su vida y sus interacciones de acuerdo con sus interés comunes.
Sin embargo, mientras se entiende a la comunidad como el proceso natural de interacción del hombre con los diferentes factores de su entorno, enmarcado en espacios particulares y un desarrollo propio de identidad, se da paso a la comprensión de una sociedad conformada por las diferentes expresiones comunitarias y, por ende, el reconocimiento de la formación de organizaciones alternativas con reivindicaciones e intereses particulares y diversos potencializados localmente.
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Para la visibilización de las formas alternativas de organización social, es importante reflexionar frente a la conceptualización de la organización social en sí misma, como lo dice Mead (citado en Uricoechea, 2002), quien interpreta la organización social “[...] como el instrumento encargado de satisfacer las exigencias planteadas por el proceso general de la evolución social [...]” (p. 27). Es decir, reconsiderar la organización social como una estructura conformada por los factores políticos, económicos y sociales relacionados entre sí, y que comprenden procesos de participación y comunicación comunitaria, generando espacios para la integración social y cultural, siendo la organización social “[...] La sociedad vista como forma [...]” (Uricoechea, 2002, p.27).
Relación entre el sector Público Estatal, el Productivo Empresarial, el Tercer Sector y la gestión social.
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De este modo, la gestión social organizacional maneja niveles de integración que abarcan lo económico, lo social-cultural y lo ambiental, desarrollando formas de relación entre el sector Público Estatal, el Productivo Empresarial y el Tercer Sector4, donde el eje integrador o base son las comunidades. A continuación, se presenta, brevemente, la respuesta de estos sectores ante las necesidades de un ‘estar bien’ social y la legitimidad sobre la cual estos sectores responden a fallas estructurales.
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En primer lugar, el Estado y las instituciones públicas deben propender por la generación de un ‘estar bien’ social o común. En el caso particular, Colombia se define como estado social de derecho “[…] democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que lo integran y en la prevalencia del interés general […]”; donde son obligaciones del Estado, […] servir a la comunidad, promover la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural […] la prestación eficiente de servicios públicos, […] proteger las riquezas culturales y naturales […] y en donde la soberanía reside exclusivamente en el pueblo, del cual emana el poder público […] (Const., 1991) 4 Caracterización de sectores desarrollada por (Grosso, 2013).
En un sistema de gobierno donde prevalece el interés particular sobre el general; donde se pasa por encima de la constitución y del pueblo, se encuentran deficiencias en el cumplimiento de las obligaciones del Estado como protector del ‘estar bien’ social y un claro detrimento de la condición social, económica y ambiental en la que se desarrollan las comunidades. Se nos olvida que el papel del sector Público Estatal es el de garantizar un ‘estar bien’ aun cuando, como lo menciona (Caracciolo & Foti, 2013), “[…] este quehacer esté atravesado por la pugna de intereses, poder y demandas de todos los actores y sectores sociales, debiendo actuar como árbitro del conflicto social.” (p.5). En segundo lugar, el sector Productivo Empresarial, a pesar de estar inmerso en una economía capitalista clásica, cuyo objeto es la acumulación de capital y se basa en la “explotación del trabajo, el consumo desenfrenado y la destrucción de la naturaleza” (Caracciolo & Foti, 2013, p.15), da pistas de un accionar diferente o, por lo menos, de un deber necesario, como lo menciona Cahián, “deben incidir positivamente en el desarrollo del bienestar de la comunidad en cuyo seno funcionan las empresas”. (Citado por (Grosso, 2013, p. 149). El accionar del sector, ante las necesidades sociales, responde a un criterio de racionalidad y maximización de beneficio, que sigue las consideraciones de la teoría clásica, donde Adam Smith supone que las razones de decisión egoístas satisfacen las necesidades colectivas; Bourdieu, por su parte, sostiene que los procesos de decisión se explican a través de la historia individual y social (Caracciolo & Foti, 2013), un acercamiento más próximo a la economía social y al deber necesario del sector Productivo Empresarial, a fin de dar respuesta a sus áreas de influencia y a la sociedad en general.
El Tercer Sector marginado del sistema hegemónico genera un puente entre las iniciativas del sector Productivo Empresarial y las políticas públicas del sector Público Estatal, respondiendo a las necesidades de la comunidad bajo principios de solidaridad; según Cahián, (citado por (Grosso, 2013), el Tercer Sector está conformado por organizaciones de base comunitaria, las cuales, en la búsqueda de un ‘estar bien’ social, superan la filantropía, la beneficencia, la asistencia y la caridad que se presentan fácilmente en el sector Productivo Empresarial. Del mismo modo, el Tercer Sector responde de manera alternativa, superponiendo criterios de temporalidad, territorio y cultura para entender las necesidades propias de una comunidad.
5 Entendiendo que no es un concepto universal, ya que está condicionado por el fin que determinada sociedad considere adecuado conseguir (Orellana, 2007).
Bases para construcción de la colectividad y la solidaridad La necesidad de la organización social, basada en principios de solidaridad, se enmarca también en la búsqueda de legitimar los procesos empíricos frente a la organización social y su relación con los diferentes procesos de articulación social desde la institucionalidad.
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Entendiendo todo lo anterior como la estructura socioeconómica actual y pretendiendo plantear un modelo alternativo de gestión social, es necesario presentar una estructura que se base en el perfeccionamiento de relaciones entre los sectores anteriormente presentados y la comunidad; puesto que no se puede desconocer la existencia de los sistemas socioeconómicos actuales; por el contrario, se debe procurar que sean vinculantes e integradores de conceptos y principios correlacionados al desarrollo5 social, como el emprendimiento e innovación social, los principios de democracia, cooperación, autogestión, sostenibilidad, soberanía y redes de trabajo. Dentro de los procesos organizativos de base que se
La comunicación necesaria para la generación de estas políticas debe darse en doble sentido recogiendo los requerimientos de los sectores que componen la estructura socioeconómica, dando prioridad al emprendimiento individual o colectivo de base, que no supone “beneficios materiales de una iniciativa, sino que se define en función de la calidad de vida y el bienestar de sus miembros y de toda la sociedad como sistema global” (Red de Estudiantes de Economía Alternativa y Solidaria [REAS], 2011, p. 1).
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Ahora bien, reconociendo las particularidades de cada sector, se puede decir que, tanto el sector Productivo Empresarial como el Tercer Sector responden a fallas de la estructura social, la ineficacia e ineficiencia del sector Público Estatal ante las necesidades de la comunidad. La diferencia entre el Productivo Empresarial y el Tercer Sector radica, entonces, en los intereses específicos bajo los cuales responden a estas necesidades; donde se encuentran factores como la acumulación o no de capital, el uso del excedente productivo, la distinción entre subordinación y redes de trabajo, y la diferenciación entre asistencialismo y solidaridad.
desarrollan, existen modelos de gestión difíciles de identificar dentro de las instituciones y modelos ya existentes; no obstante, representan un aporte importante para el sistema socioeconómico. Por ello, la visualización de estas nuevas formas alternativas de organización nos permite generar instituciones y políticas públicas inclusivas, que procuren la consolidación de redes de trabajo social más complejas, eficientes y que respondan acertadamente a los requerimientos de cada comunidad.
Las principales claves para el fortalecimiento de los procesos alternativos, desde las comunidades, se basan en considerar estos como procesos capaces de transformación de las estructuras actuales, así como una propuesta para el desarrollo de modelos alternativos en la organización social, económica y política de las sociedades. Es importante visualizar la generación de propuestas alternativas frente al modelo económico actual, el cual, además de ser considerado un proceso progresivo de transformación estructural, se ha venido presentando desde diferentes contextos sociales, económicos y políticos, con iniciativas particulares, pero bajo marcos generales de gran importancia a nivel global, los cuales consisten en la potencialización de los procesos solidarios de la economía y el fortalecimiento de los tejidos sociales, bajo un marco de cooperación y democratización progresiva de la economía.
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La economía en el marco de la solidaridad
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Teniendo en cuenta las implicaciones de las relaciones sociales y económicas de las estructuras organizativas, (Orellana, 2007) conceptualiza las relaciones de carácter social frente a la actividad económica, diciendo que: “[...] las relaciones económicas, como cualquier tipo de relación establecida entre personas, son relaciones sociales. Estas relaciones sociales, que se establecen en torno a las actividades económicas, determinan la estructura económica de una sociedad. [...]” (p.3). Es así, como (Razeto, 1999) aporta diciendo que la economía solidaria es una apuesta alternativa, con gran capacidad para llevar a cabo procesos organizacionales desde los aspectos informales, reivindicativos y, adicionalmente, iniciativas independientes, las cuales pretenden mejorar la calidad de vida de la sociedad: [...] la economía solidaria como forma justa y humana de organización económica [...]. (p.1)
La solidaridad se comprende como una expresión de los principios éticos y culturales que pretenden trascender a escenarios propios, donde la política, la economía y la sociedad se configuran para organizarse y dar respuesta a los procesos coyunturales de las estructuras actuales, pero que se proyectan como procesos permanentes para la realización de la economía; de modo que los procesos de solidarización sean progresivos y que, por tanto, la sociedad logre articularse a los procesos de dicha construcción. A pesar de lo anterior, es importante aclarar que la economía solidaria “[...] no es negación de la economía de mercado; pero tampoco es su simple reafirmación [...]” (Razeto, 1999, p. 4) lo que quiere decir que, a pesar de que existen avances en la institucionalidad y en el desarrollo de las políticas públicas, y se apliquen medidas de integración social y económica, los objetivos sociales siguen enmarcados bajo un carácter de beneficio económico, lo cual no ataca la raíz del problema de las relaciones productivas y económicas; por tanto, es importante que las comunidades logren empoderarse de los procesos organizativos de forma propositiva, innovadora, con carácter social y colectivo, donde los desarrollos sean sustentables y con gran énfasis en los procesos y actividades locales. Orellana (2007) Deja claro que: [...] El fundamento de la economía solidaria es la introducción de niveles crecientes de cooperación y solidaridad en las actividades, organizaciones e instituciones económicas, de manera de generar un conjunto de beneficios sociales y culturales que trascienden la esfera del beneficio económico y favorezcan a la sociedad en su conjunto [...] (p. 7).
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Conclusiones
Todo este desarrollo trata, en consecuencia, de incentivar los procesos de innovación e iniciativas de emprendimientos sociales, los cuales le apuesten a la transformaciones de las relaciones sociales y económicas; de aquí, la importancia de promover la investigación juiciosa de las diferentes expresiones y sus respectivas formas integrativas. Es así como Sanchez (2012) propone visibilizar “[...] cómo se fomentan nuevas fases de innovación desde adentro de las organizaciones, lo cual constituye un tema de estudio e investigación relevante para determinar el comportamiento socioeconómico de las organizaciones de la economía social y solidaria en un espacio eurolatinoamericano [...]” (p. 209).
Por lo anterior, es importante que, como estudiantes de Administración de Empresas y desde la academia, podamos potencializar y estudiar más a profundidad estos procesos alternativos de las comunidades, los cuales, con la idea de relacionar la producción académica con la materialización en los procesos sociales, consideremos que La innovación social es una nueva combinación o configuración de prácticas sociales en ciertas áreas de acción o en contextos sociales definidos por los actores o por una constelación de actores con el objetivo de satisfacer o responder a necesidades y problemas. (Howaldt y Schwarz, 2010, p. 21 citado por Sanchez, 2012). Y, desde aquí, la academia logre articularse a estos procesos de desarrollo y transformación social, económico y político, desde las diferentes reivindicaciones sociales y, porque no, desde una perspectiva ambiciosa y global.
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De aquí la importancia del trabajo constante por el fortalecimiento de las iniciativas sociales, con una articulación y caracterización de las diferentes alternativas de organización social, integradas a las iniciativas de mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades y a la participación activa de las mismas, en los diferentes escenarios.
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Referencias bibliográficas
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LA OTRA CARA DE MI PUEBLO “Dialécticamente, la historia ha de servir para relacionar lo que ha pasado con lo que está ocurriendo, ya que no existe pasado que pase del todo y cuyas leyes y raíces no condicionen la vida histórica de los pueblos.” Antonio García Nossa
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Colombia, the only risk is wanting to stay // Luz Adriana Villa
¿QUÉ ES LA ECONOMÍA SOCIAL Y SOLIDARIA, Y CÓMO PUEDE CONTRIBUIR A LA SUPERACIÓN DE LA DESIGUALDAD Y, POR LO TANTO, APORTAR A LA PAZ EN COLOMBIA?
Sergio Villamizar Esparza1
Resumen
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Economía social y solidaria, inclusión social, prácticas solidarias, administración doméstica.
l campo de la economía social y solidaria (ESS) en América Latina presenta una variedad de lineamientos, diferentes a los que se presentan en lugares como Europa o Norteamérica. Sin embargo, con el fin de aclarar estas diferencias, el texto comenzará exponiendo sus definiciones, principios, prácticas, antecedentes y normatividad, y, así, entablar un diálogo con perspectivas internas y externas a la región. Finalmente, se concluye con una breve exposición sobre la importancia de la ESS para la Colombia del posconflicto armado.
1 Candidato a Magister en Economía Social, Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) -Argentina. Correo electrónico: sergiovillamizar01@gmail.com
Introducción
Colombia hace parte de dichos países periféricos, y, como tal, no es ajeno a dicha profundización en la desigualdad. Si bien aún no ha llegado un colombiano a estar entre el 1% más rico del planeta, sí los encontramos en altas posiciones en el listado Forbes (2016). Alejandro Santo Domingo encabeza la lista, con U$ 14700 millones, seguido por Luis Carlos Sarmiento Angulo, con U$ 12700 millones; más rezagados encontramos a Jaime Gilinski, con U$ 3100 millones y a Carlos Ardila Lulle, con U$ 1900 millones. (Elpais.com.co, 2015).
A pesar de la infinidad de estudios e informes sobre la pobreza y la desigualdad, y la multiplicidad de premios nobel de economía que ha entregado la academia sueca a lo largo de su historia, la evidencia muestra que cada día hay más empobrecidos a causa de dicho sistema. Sin embargo, el objetivo de este artículo es presentar la alternativa a dicho sistema económico/ortodoxo/hegemónico: el abordaje de la denominada economía social y solidaria.
Conceptualizaciones ¿Qué es la economía social y solidaria? Con el fin de responder a este interrogante, como primera medida, se debe realizar una redefinición del concepto tradicional de economía, en donde se tenga en cuenta su pertenencia a las relaciones sociales o socioeconomía, latente o expresamente presente en estos intercambios, y debe, al menos, abarcar una triple dimensión:
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En el informe anual del año 2016, titulado “Una economía al servicio del 1%”, la organización Oxfam evidenció cómo el 1% de la población más rica del planeta posee más riqueza que el 99% de la población mundial más pobre. (Oxfam, 2016). Según la revista Forbes (2016), la lista de estos multibillonarios la encabeza, nuevamente, el estadounidense y fundador de Microsoft, Bill Gates (quien controla el 90% de las patentes en el mundo de la computación) (Canal 311, 2013), con una fortuna de U$ 76.600 millones. Esta es una clara evidencia del grado de desigualdad que ha alcanzado la economía mundial, la cual continúa privilegiando la acumulación, mediante el lobby financiero, al tiempo que se empobrece cada vez más a la gran mayoría de la población, principalmente ubicada en los denominados países periféricos.
Con lo anterior, se pretende poner en evidencia las consecuencias de un sistema económico hegemonizado y calculado para favorecer a quienes se encuentran en la cima de la pirámide. Dicho sistema, basado en las concepciones neoclásicas del libre comercio, ha mostrado, con creces, la incapacidad de brindar a la humanidad las condiciones mínimas, que garanticen el acceso a una vida digna y deseable de ser vivida.
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El presente artículo tiene por objeto presentar conceptualizaciones preliminares sobre la Economía Social y Solidaria (ESS), las mismas que podrán ser profundizadas en futuros artículos; así como la presentación de algunos autores relevantes en dicho campo económico, y, finalmente, presentar las consideraciones que hacen de la ESS una herramienta necesaria en la economía colombiana, con perspectivas para alcanzar la paz.
Con el objetivo de no profundizar más en la desigualdad que sufre Colombia, se señalarán las palabras del Profesor Tomás Pikkety (autor del libro “El capital en el siglo XXI”), quien afirma que “La desigualdad en Colombia es una de las más altas del mundo […] El 20% del ingreso en Colombia está en manos del 1% de la población. Esta concentración es mucho mayor de la que existe en Estados Unidos”. (Redacción Negocios y Economía, 2016).
1. Una crítica teórica al pensamiento único, el cual presenta y modeliza a la economía como mecanismo sin sujetos, separada de la sociedad. 2. Una acción práctica, crítica de la realidad misma, donde el mercado capitalista se ha venido autonomizando efectivamente de la sociedad e, incluso, de la política; lo que implica que no se puede construir una economía global de la solidaridad, sin participar activamente de la deconstrucción real de los sistemas de exclusión que tienden a imponer poderes políticos y económicos. 3. Un componente utópico, que preconiza y hace creíble e iluminadora la perspectiva de una sociedad donde la solidaridad prime sobre la competencia y el individualismo.
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Entre otras cosas, se requiere debatir el concepto mismo de economía. En el comentario al trabajo de Stefani Zamagni, denominado “Sobre el paradigma de la gratuidad. Un comentario desde la periferia”, José Luis Coraggio2 propone considerar la siguiente definición de “Economía”:
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Economía es el sistema de instituciones que se da una sociedad para definir, movilizar, distribuir, y organizar recursos y capacidades humanas, con el fin de satisfacer de la mejor manera posible las necesidades legitimas de todos sus miembros contemporáneos, así como intergeneracionalmente (Reproducción ampliada de la vida humana. (2006, p. 3). Esta no es una definición de la economía a la que puedan agregarse o no los aspectos políticos, culturales o antropológicos, sino que la constituyen. Se puede encontrar una definición más en “El papel de la economía social y solidaria en la estrategia de inclusión social”, también propuesta por José Luis Coraggio (2007), donde considera:
Entendemos por ECONOMÍA el sistema de INSTITUCIONES, VALORES Y PRÁCTICAS que SE DA EN UNA SOCIEDAD, para que sus miembros y la sociedad toda se ubiquen en la división social del trabajo global, organizando la producción, distribución, circulación y consumo de bienes y servicios a fin de realizar el metabolismo socio-natural (intercambio de energía entre los hombres en sociedad y el resto de la naturaleza) de modo de satisfacer de la mejor manera posible (reproducción ampliada de la vida en cada momento histórico) las necesidades y deseos legítimos de todos los miembros de esa sociedad (incluyendo las generaciones futuras). (p. 10) Es decir, se pasa de una definición ortodoxa de maximización de ganancias y minimización de costos, a una mucho más abarcadora, donde el objetivo es la “reproducción ampliada de la vida” y no solo del capital. Esta nueva concepción de la “economía”, en adelante economía social y solidaria (ESS), está organizada institucionalmente en tres niveles que son, con algunos de sus subniveles:
1. Nivel microsocioeconómico: • • • •
• • • • •
2 Director de la Maestría en Economía social, Universidad Nacional de General Sarmiento en Argentina.
•
Hogares, comunidades (locales, étnicas, etc.). Autoconsumo domestico. Trabajo comunitario. Economía de la solidaridad para el mercado, con relaciones sociales de producción, centradas en el reconocimiento del otro, subsidiadas o autosostenidas. Cooperativas de trabajadores eficientes y autosostenidas en el mercado. Empresas sociales, productoras de sociedad. Microemprendimientos individuales o familiares. Servicios personales voluntarios (cuidado de personas, alfabetización, etc.). Organizaciones sindicales (Defensa de las condiciones de trabajo asalariado). Cogestión de las empresas capitalistas.
2. Nivel Mesosocioeconómico: • Redes de articulación productiva de todo tipo (productores, ahorro y crédito, comercialización, marcas compartidas, etc.). • Servicios públicos remanentes: educación, salud (centros de salud preventiva, producción de medicamentos genéricos, etc.), vivienda y hábitat, etc. • Organizaciones para bajar el costo de vida. • Segmentación de mercados (redes de trueque, productos ecológicos, antidumping social, “compre local”, etc.).
• Presupuesto participativo (redireccionamiento de los recursos a nivel local y regional) • Políticas socioeconómicas (fiscal, regulación de mercados, crediticia, etc.), sistemas legales y de justicia, etc. favorables al desarrollo de este sector.
1. La economía está para servir a las personas y no las personas para servir a la economía. 2. El desarrollo se refiere a las personas y no a las cosas. 3. Crecimiento no es lo mismo que desarrollo, y el desarrollo no necesariamente requiere del crecimiento. 4. No puede existir una economía con un ecosistema fallando. 5. La economía es un subsistema de un sistema mayor e infinito: La Biosfera. Por lo tanto, el crecimiento permanente es un imposible.
3 Director de la Maestría en Desarrollo a Escala Humana y Economía Ecológica, Universidad Austral en Chile.
Finalmente, se encuentra una serie de prácticas en la ESS, entre las cuales se puede identificar: las cooperativas, las mutuales, las ferias solidarias, la comercialización solidaria, la promoción del software libre, los fondos de empleados, las empresas asociativas de trabajo, las empresas comunitarias, las empresas de servicios administradas comunitariamente, las ferias de productores, los emprendimientos asociativos, las empresas solidarias de salud, las empresas recuperadas, los bancos de tiempo, los sistemas locales de empleo y comercio, los sistemas de microcrédito solidario, los grupos de compras solidarias, la agricultura familiar, las bioconstrucciones, los bancos solidarios con finanzas éticas y monedas sociales, entre muchas otras. Fácilmente se puede identificar la lógica reproductiva de la vida en las prácticas de la ESS antes descritas. Algunas de ellas practicadas en Colombia, en alguna escala; otras en otros países de Latinoamérica e incluso en Europa y Canadá.
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Una economía social y solidaria se basada en un principio ético; este es definido por Manfred Max-Neef3 como “Ningún interés económico, bajo ninguna circunstancia puede estar por encima de la reverencia por la vida” (2011). De donde desarrolla una serie de principios económicos, entre los cuales están:
1. Administración doméstica (oikos: economía de la casa o del hogar). Redistribución a pequeña escala – Producción para el propio consumo (autarquía). 2. Reciprocidad (intra e inter comunidades). 3. Redistribución (a diversos niveles de la sociedad). 4. Intercambio (en mercados regulados o libres: comercio o mercado).
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3. Nivel Macrosocioeconómico:
Así, la base de la ESS está en el respeto por la vida y la garantía de su reproducción; para lo cual, debe contar con un entramado de instituciones orientadas por dichos principios económicos. No obstante, también existen los principios de integración en y por la sociedad del proceso económico que, según el historiador económico Karl Polanyi (1944), son:
Abordajes En la actualidad, existe una multiplicidad de abordajes conceptuales, como: economía social, solidaria, para la vida, comunitaria, campesina, familiar, descalza, alternativa, feminista, del trabajo, cooperativista, ecológica, entre otros; los cuales, si bien tienen diferentes concepciones, también tienen como base común el hecho de buscar la reproducción ampliada de la vida; por lo cual, están configuradas dentro de la economía social y solidaria. Cada una de las cuales posee su propio acerbo teórico, el cual será detallado en futuros artículos.
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Normatividad
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Países como Ecuador y Bolivia han incluido, en sus constituciones, referencias a su sistema económico de tipo social y solidario. La Constitución Política de Ecuador (Ecuador, 2008), considera, en el artículo 283, capítulo cuarto, su soberanía económica afirmando: El sistema económico es social y solidario; reconoce al ser humano como sujeto y fin; propende a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tiene por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir. El sistema económico se integrará por las formas de organización económica pública, privada, mixta, popular y solidaria, y las demás que la Constitución determine. La economía popular y solidaria se regulará de acuerdo con la ley e incluirá a los sectores cooperativistas, asociativos y comunitarios. (p. 91).
Sin embargo, son múltiples los países que han avanzado en esta materia en América Latina. Por ejemplo, en México, existe la ley de economía social y solidaria; en Argentina se está discutiendo la ley nacional de economía social y solidaria, así mismo, se han aprobado múltiples leyes y decretos a nivel provincial; en Venezuela, hay un reconocimiento constitucional, y ley de fomento y desarrollo de la economía popular; igualmente, en Bolivia existe un reconocimiento constitucional. Para el caso de Colombia, se encuentran precedentes como la creación de las “Sociedades de Socorro Mutuo” en Manizales, Bogotá y Cúcuta, en 1899. También se crearon, por esos tiempos, las “Natilleras” en Antioquia, Valle y Cundinamarca, predecesoras de los fondos de empleados. En 1904, Rafael Uribe Uribe elaboró un programa de intervención del Estado, donde este asumía la reivindicación de los derechos de los trabajadores, y abogaba por la creación de restaurantes populares, colonias de vacaciones, cajas y ahorros, sindicatos y cooperativas. En 1931, se promulgó la primera ley cooperativa, la Ley 134 de 1931. En 1932, con el Decreto Ley 874, se dictaminaron medidas para el fomento cooperativo. El Decreto 1339 reglamentó la Ley 134 de 1931. En 1963, el Gobierno dictaminó el Decreto Ley 1598, el cual se constituyó como el nuevo marco legal del cooperativismo colombiano; con este Decreto Ley se inicia el auge del Cooperativismo en Colombia. Mediante el Decreto 1587 de 1963 se establece la Superintendencia de Cooperativas; posteriormente, por el Decreto 1629 del mismo año se le da estructura y funciones a la superintendencia.
En 1968, por el Decreto 2059 se reglamentó el Decreto 1598 de 1963. En 1981, la Ley 24 transformó la Superintendencia en Departamento Administrativo Nacional de Cooperativas (DANCOOP). El 23 de diciembre de 1988, la Ley 79 actualizó el régimen legal del cooperativismo y le dio nueva vida al sector cooperativo. En 1998, mediante la Ley 454, se transforma el DANCOOP en Departamento Administrativo Nacional de la Economía Solidaria (DANSOCIAL). Como se puede observar, ha sido por medio del cooperativismo que principalmente desde el estado se ha apoyado esta otra economía.
Antecedentes
Finalmente, desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se le da impulso a esta otra economía mediante el informe titulado “Avanzando en las recomendaciones regionales a la agenda para el desarrollo para después de 2015. Este informe se basó en los resultados de una consulta exhaustiva, realizada a redes y movimientos de los cinco continentes, y fue entregado oficialmente a los Estados Miembros de Naciones Unidas por el Presidente del 68avo Periodo de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas el 25 de septiembre de 2013. En dicho informe, se concluye que: La Economía Social y Solidaria es parte de la respuesta que se requiere actualmente y por ello debe ser debidamente reconocida y respaldada. Las recomendaciones están organizadas en cuatro ejes: 1- Indicadores para medir la pobreza, la desigualdad, el desarrollo y el bienestar material e inmaterial; 2 -Lograr la transición hacia una economía justa, social y solidaria; 3 - Adoptar un enfoque de desarrollo basado en los derechos humanos; 4 - Participación y transparencia en los procesos e instancias internacionales. (Ripess, 2014, p. 1)
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1. Robert Owen (1771-1858), considerado el padre del cooperativismo. Defendía la posibilidad de desarrollar un sistema económico alternativo basado en la cooperativa. 2. Carlos Fourier (1772-1837). Propuso la creación de unas unidades de producción y consumo, las falanges o falansterios basadas en un cooperativismo integral y autosuficiente. Usó, en 1837, la palabra féminisme; y ya en 1808 argumentaba abiertamente en favor de la igualdad de género entre hombres y mujeres. 3. Gabriel-Alphonse Desjardins (1854 - 1920) fue el cofundador de Cajas Populares Desjardins; precursor de las cooperativas de crédito en América del Norte y los bancos comunitarios. 4. Hernan Schulze-Delitzch (1808-1883), creador de los bancos populares; introdujo los principios de ayuda propia en la administración; destacando la responsabilidad y administración propias. 5. Federico Guillermo Raiffeisein (1818-1888), creador de las cooperativas de ahorro y crédito para apalancar el desarrollo del sector rural, administradas bajo los mismos principios de Schultze-Deltzsch.
Organización de Naciones Unidas
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Teniendo en cuenta lo anterior, la economía social y solidaria (ESS) no es ninguna propuesta apresurada ni coyuntural. Sus inicios se encuentran referenciados con:
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Conclusiones
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Dado el momento histórico por el que atraviesa Colombia, a portas de la firma de un pacto por la paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), se hace necesario una profunda transformación del sistema económico, históricamente empobrecedor de las mayorías, con el fin de dar solución de fondo a las causas que llevaron al país a una guerra interna de más de cinco décadas, con cientos de miles de muertos y desaparecidos, y millones de desplazados. Otra economía que garantice que la riqueza sea apropiada por el conjunto de la sociedad y no únicamente por una élite atornillada en los puestos de poder del Estado. Una economía de tipo social y solidaria, donde la vida de todos tenga el mismo valor y se ponga en práctica un pacto nacional por la vida. Una economía donde puedan coexistir las prácticas históricas que ha usado la humanidad para integrarse socialmente, y donde sea la solidaridad y no el egoísmo lo que dirija las interacciones personales. Una economía donde el Homo solidarius supere al Homo economicus y toda vida sea deseable de ser vivida.
Es importante resaltar la necesidad de integrar a la academia (y no solamente la disciplina económica) en el estudio de la economía social y solidaria, con el fin de despertar, en los estudiantes, una ‘conciencia crítica’ sobre la realidad del país. En este sentido, es necesario visibilizar iniciativas como la llevada a cabo por el Colectivo de Pensamiento Crítico Estudiantil (COPCE) de la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia, la Organización Living in Minca y la Middlesex University London; quienes realizaron, en diciembre de 2015, el Seminario de Economía Social y Solidaria. Importante evento en el que coincidieron actores de la sociedad colombiana, desde el ámbito académico, hasta el de las organizaciones sociales y populares. Dicho tipo de eventos contribuyen a la discusión y puesta en marcha de prácticas de otra economía, así como a la consolidación de una masa crítica de investigadores en este campo. Estaremos pendientes de la invitación para el segundo seminario de economía social y solidaria.
Referencias bibliográficas
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LA ECONOMÍA ALTERNATIVA: SOCIAL Y SOLIDARIA
Paola Pai Gómez1
Resumen
L
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a economía solidaria es un término en auge entre aquellos académicos que hoy en día ven, en esta forma de economía, una alternativa en la búsqueda de la eficiencia, partiendo de la integración comunitaria y del desarrollo de iniciativas que apoyen el desarrollo socioeconómico.
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Palabras clave Economía social, economía solidaria, solidaridad, empresas, comunitario.
Analizar la terminología bajo la cual funcionan las expresiones de economía social y economía solidaria es aún un debate entre varios autores, los cuales, aunque convergen en muchos puntos, pueden divergir en muchos otros. Por lo anterior, el texto anhela dar una visión relacionada con el punto de vista práctico, la experiencia de formas organizativas como las organizaciones no gubernamentales (ONG), las fundaciones, las entidades sin ánimo de lucro, las cooperativas, entre otras; así como la lógica detrás del funcionamiento de estas, evidenciando que comprometen, desde la constitución de sus principios y valores, algo en común: la lucha en la superación de la pobreza y la exclusión. Por último, el artículo hace una reflexión, a modo personal, sobre la enseñanza de la economía solidaria como una necesidad, en tanto el estudio de las formas organizacionales y de los modelos económicos visualice la existencia de economías alternativas que coexisten con el sistema vigente.
1 Administradora de Empresas, Universidad Nacional de Colombia. Miembro del Colectivo de Pensamiento Crítico Estudiantil COPCE, Colectivo de Economía. Correo electrónico: appaig@unal.edu.co.
Introducción
La economía alternativa: social y solidaria En Colombia, las formas organizacionales con una misión social se han incrementado en los últimos años, teniendo en cuenta que la consecución de los movimientos de carácter social han ido y venido a lo largo de los últimos siglos; estas situaciones dejan rastro de las formas de lucha que aquejan la economía capitalista, la defensa del bienestar social de todas y cada una de las partes pertenecientes al sistema de mercado en el cual nos hemos situado como país latinoamericano.
La ‘economía solidaria’ es definida por el Dr. Pablo Guerra, en su texto Economía de la solidaridad. Una introducción a sus diversas manifestaciones teóricas, como una forma alternativa de hacer economía; esta inicia en los años 80 en Latinoamérica y toma una fuerte presencia en países como Chile y Brasil; este último, hoy en día, implanta cátedras en las que el tema central es la forma organizativa y el funcionamiento de las organizaciones relacionadas con este tema. Es necesario aclarar que, a través de varios autores, los términos ‘economía social’ y ‘economía solidaria’, aunque no están aislados, sino que son mutuamente inclusivos, distan conceptualmente en algunos aspectos, sin hacer un uso indiscriminado para referirse a formas organizacionales y la lógica detrás de estas. El Departamento Administrativo Nacional de la Economía Solidaria (Dansocial), de acuerdo con su objetivo: “formular, orientar y desarrollar políticas para el fomento y fortalecimiento de organizaciones solidarias” (Encolombia, s.f.), promueve las organizaciones solidarias de desarrollo (OSD),
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El interés nace de estudiar la economía solidaria más allá del trasfondo local y mundial; de conocer formas alternativas de economía, que pueden coexistir con modelos económicos, mientras que buscan la integración de los intereses corporativos y comunitarios. Por ello, es necesario que desde nuestra formación académica, desde mi perspectiva como estudiante y profesional, tengamos la oportunidad de vislumbrar la existencia de formas organizacionales, pilares en la sociedad, sin contemplar únicamente las formas ortodoxas.
En el escenario del seminario, promovido y realizado por el COPCE, a finales del año pasado, la discusión de conceptos como ‘economía social’ y ‘economía solidaria’ llegaron a ser el pan de cada día en materia de debate, con preguntas como: ¿Cuál es la diferencia?, ¿cómo ser partidarios?, ¿existe una educación impartida en cuanto a las organizaciones sociales, a la economía solidaria?
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El presente documento pretende desarrollar, de manera general, una primera mirada a la base teórica que tiene la economía social y solidaria en Colombia. La iniciativa evolucionó en el marco de la inauguración del primer Seminario de Economía Social y Solidaria, impulsado en el segundo semestre del año 2015 y desarrollado en el mes de diciembre del mismo año por el Colectivo de Pensamiento Crítico Estudiantil (COPCE) de la Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá.
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[…] un sector constituido por el conjunto de organizaciones de emprendimiento, de carácter asociativo y solidario, legalmente constituidas, sin ánimo de lucro, administradas democráticamente, autogestionadas y voluntarias que a través de sus acciones buscan el bien común, satisfacer las necesidades humanas, y fundan su quehacer en la solidaridad y el trabajo colectivo. (Dansocial, 2007, p. 8).
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A partir de estos conceptos, se desarrolla el término de ‘economía social’; aquí, son participes: las organizaciones no gubernamentales (ONG), las entidades sin ánimo de lucro (ESAL), las cooperativas, algunas fundaciones, entre otras instituciones. Sin embargo, la discusión conlleva a que cada uno tome en cuenta que la lógica detrás de estas entidades es lo que se conoce como ‘economía solidaria’ o ‘economía de solidaridad’. Esa forma de desarrollo económico de construcción alternativa nació tras la consecución de iniciativas individuales o grupales, cuyo fundamento es el bienestar social de quienes son parte activa de estas organizaciones, sirviendo, de manera continua, a la satisfacción de necesidades de manera sostenible. Con respecto a este último aspecto, es importante el trabajo del profesor e investigador Carlos Grosso (2013), quien resalta las dos formas, mediante las cuales el Consejo Económico Social
Europeo (CESE) define el funcionamiento de la economía solidaria: el mercado y el no mercado. En la forma del mercado, se crean empresas privadas, las cuales implican la producción de bienes y servicios, que aseguren la supervivencia de la organización y, consecutivamente, el beneficio de sus asociados, con la distribución de los excedentes. En la forma de no mercado, las entidades privadas producen bienes o servicios de no mercado destinados a favor de las familias. De manera práctica y para acercar al lector al ámbito real y funcional de lo anteriormente descrito, se toman, como ejemplo, dos modos de la naturaleza en la creación de las fundaciones, como organizaciones de la economía social. La primera de ellas habla de fundaciones creadas por la empresa privada, las cuales, teniendo el carácter netamente comunitario y benéfico, fueron posteriores a la idea inicial de ganancias y lucro que tiene el sector netamente productivo-empresarial-capitalista. La segunda de ellas corresponde a las entidades sin ánimo de lucro, que crean empresas de carácter privado como forma de financiación de la entidad de carácter social, netamente con el fin de encontrar una manera sostenible de permanecer en el tiempo, teniendo en cuenta que su construcción y funcionamiento está en torno a valores solidarios, como es el caso de Fundación Social, la cual constituye su misión como el trabajo que contribuye a causas estructurales de la pobreza en Colombia.
Solo por contextualizar un poco, desde el tema empresarial, el auge de la responsabilidad social empresarial (RSE), creciente hace poco más de 30 años, demostró, en la crisis financiera de 2008, que las empresas no estaban preparadas, en gran medida, para contemplar el ser financieramente sostenibles; pues debían ser responsables y sustentables. Por ello, la primera medida en recesión fue disminuir considerablemente el presupuesto en las áreas que no produjeran directamente un beneficio reflejado en materia económica; patrón del cual no se puede escapar la RSE ya que se reconoce como un área donde la financiación es necesaria para llevar a cabo acciones de mejoras, en el bienestar de los beneficiados, lo cual retribuye, en muchas oportunidades, de manera intangible.
En la búsqueda, es particularmente interesante encontrar a Luis Razeto Migliario, profesor chileno, distinguido por Dansocial “en reconocimiento a su consagración a la investigación y al estudio, dedicación, mérito, servicio y apoyo al sector de la economía solidaria en Colombia y en el mundo” (Razeto, 2016), quien habla sobre el ‘Factor C’ (término que se explicará más adelante), reafirmando que se debe decir ‘economía de solidaridad’ en vez de la ‘economía solidaria’; haciendo especial énfasis en que en la terminología de esta economía alternativa, la palabra “Solidaridad” es un sustantivo y no un adjetivo, con ello “cuando decimos economía de solidaridad es economía hecha con solidaridad” (Razeto, 2016), la cual responde a problemas como la pobreza, la exclusión, la economía informal, la inequidad en la distribución, aquellos que han profundizado el modelo económico coexistente e imperativo en Colombia. El proceso por el cual este sistema funciona a través de la producción, distribución y consumo se hace de manera solidaria, y es, la producción, la primera etapa del proceso económico, en la que Razeto hace una gran modificación, incluyendo el ‘Factor C’; es decir, el factor ‘Comunitario’, este se manifiesta mediante la cooperación, la creatividad social, la integración funcional entre las áreas de la organización, la convivencia, la participación y la comunicación. Un factor que se eleva como el primer factor de producción, por encima del capital y, paralelamente, con el trabajo.
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La supervivencia de estas organizaciones de economía social, las cuales están ligadas íntimamente con empresas del sector privado, está estrechamente relacionada con su accionar, y la misión y estrategia del corporativo que las antecede; de esta manera, representa una utilidad empresarial.
Al revisar material relacionado con temas de economía solidaria, con el fin de escudriñar aún más al interior y poder definir algo que se pueda acercar al concepto teórico de esta terminología, se encontraron diversas posturas desde la visión de economistas, sociólogos y, desde mi interés particular, administradores, quienes dejan ver, desde su perspectiva, los modelos económicos de los que serían participes cada uno. Revista Conciencia Crítica 6
La creación de este tipo de entidades sin ánimo de lucro, por parte de grandes empresas, ha sido también motivo de controversia, ya que, en realidad, aunque su estructura puede mencionar principios y valores constitutivos que estén en pro de la superación de la pobreza y la exclusión, es inminente pensar en el hecho de que es una necesidad en tanto la legislación insta, bajo el tema legal y constitucional, la necesidad de contemplar la Responsabilidad Social Empresarial, con el objetivo de alinear los intereses corporativos con los de la comunidad. Es por ello que son cuestionables los objetivos que tienen las empresas con respecto a los cimientos de creación de estas organizaciones, las cuales, en muchas ocasiones, han sido una herramienta a beneficio del fin de lucro de la empresa y no en beneficio de su misma naturaleza social.
Es el reconocimiento de la importancia del bienestar del trabajador, lo que ocasiona que este tipo de economías alternativas nazcan y se mantengan; que organizaciones como las cooperativas converjan, y busquen un reconocimiento y representación como ya se tiene en Colombia. No obstante, es necesario visibilizar, aún más, la inmersión de la economía solidaria o de solidaridad a la academia, puesto que es un centro de conocimiento, de investigación, de debate y de crítica que, finalmente, pueden dar un dictamen de los postulados sobre los que se siguen construyendo organizaciones que promulgan un bienestar social.
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Desarrollando el proceso económico, en la etapa de distribución, se puede encontrar un proceso en el que los bienes y servicios fluyen, y se distribuyen, no solo mediante un intercambio monetario, sino también mediante relaciones económicas que permiten una mayor integración social, a saber: relaciones de reciprocidad, redistribución, cooperación, donación, comensalidad, etc. (Guerra, s.f.).
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Por su parte, el proceso de consumo tiene, como algunos rasgos distintivos en la materia, la preferencia por el consumo comunitario sobre el individual; la integridad en la satisfacción de las necesidades de distinto tipo, destacando que estos casos de consumo tienden cualitativamente a la simplicidad y austeridad. Incluso, llevando a una mayor valoración de los “problemas ecológicos” (Guerra, s.f.). La visión de diferentes autores confluye de diferentes maneras, incluso, al encontrar al profesor chileno Luis Razeto, quien traslada el concepto de economía solidaria hacia economía de la solidaridad, identificando la solidaridad como el sujeto que ejerce la acción sobre esta economía alternativa, la cual es el punto de encuentro entre el sector público-estatal; el cual, bajo acciones directas del estado, tiene como fin el crear condiciones para el bienestar social y el sector productivo-empresarial, cuyo fin son las ganancias, el lucro y los excedentes, como resultado de sus actividades.
Las organizaciones de economía social, también llamadas del tercer sector, deben su desarrollo, en diferentes contextos, a que su accionar trasciende más allá de la filantropía, la beneficencia (razón por la cual nace, para Razeto, la economía de solidaridad), la asistencia y la caridad; convirtiéndose en organizaciones con un alto nivel de protagonismo y trayectoria, en diferentes ámbitos asociados, especialmente a temáticas sociales, ambientales, comunitarias y políticas. (Grosso, 2013).
Conclusiónes Haciendo un bosquejo de la educación en economía solidaria en Colombia, no es mucho lo que nos ha interesado a aquellos que no hemos tenido contacto directo con las formas organizacionales más cooperativistas y conocer acerca de las formas de funcionamiento de ellas. Por ello, cuando, en el país, nacen cooperativas que impulsan iniciativas de bienestar entre sus socios, se ve un pequeño reconocimiento hacia lo que es una de las formas de esta economía alternativa. Las cooperativas nacen como imaginarios culturales de los grupos y clases sociales que le apostaron, entre otros, a ‘cooperativizar’ la solución para los problemas de consumo, ahorro y crédito (Pérez, 2008), preocupándose, así, por generar educación para la militancia y sostenibilidad de las organizaciones en el tiempo. Como resultado de esto, se encuentran las iniciativas del Instituto de Economía Social y Cooperativismo (INDESCO) junto con la Universidad Cooperativa de Colombia, y de Dansocial para promulgar el crecimiento de esta economía mediante herramientas visibles para la comunidad, como la revista Solidario.
El trabajo, desde la base teórica, en función de la temática desarrollada anteriormente como economía social y solidaria, es funcional pero debe adaptarse más a la realidad académica de lo que se quiere escuchar hoy en día por la comunidad. Es necesario que los resultados, en gran medida, sean medibles; si aquellos economistas, que no creen en el funcionamiento de economías alternativas coexistentes con el sistema capitalista, no pueden ver resultados de mayor impacto verídico, no habrá interés desde las ciencias para cobijar la solidaridad como un sujeto, como un motor que puede transformar la forma de ver la economía solo bajo tres factores de producción (tierra, capital y trabajo) y bajo las etapas tradicionales de la economía (producción, distribución y consumo).
Es inminente que el impacto existe; que las organizaciones de la economía social trascienden, se desarrollan y están en constante movimiento, surgimiento; y, aún así, mueren. Es por ello que la necesidad está en, primero, romper los paradigmas que se crean; tal como lo menciona Razeto, no es ver esto como una economía de beneficencia, ya que es una economía funcional, que puede lograr el desarrollo más allá del crecimiento, lo cual está afectando la apertura de la brecha económica, por lo menos en nuestro país; ya que debe estar claro que crecimiento no es desarrollo; este último implica una construcción social y bienestar de los actores de la economía, el cual, finalmente, se verá reflejado en la evolución del país, logrando, con ello, la superación de la pobreza.
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Referencias bibliográficas
SENTIDO COMÚN
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“La pobreza y la impotencia de la imaginación nunca se manifiesta de una manera tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a inventar paraísos, islas afortunadas, países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin carencias y sin deseo, un océano de mermelada sagrada, una eternidad de aburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente inexistentes.” Estanislao Zuleta
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Consumo // Adapting to Scarcity
EVOLUCIÓN
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¿Cómo saberlo? La exuberante belleza y perfección de la atmosfera citadina nos lleva a pensar sí existe un límite.
Andrea Rojas Cifuentes1
En medio de un conflicto de emociones y un despliegue de sentidos, experimentamos el éxtasis que solo nos puede ofrecer una metrópoli cambiante.
Smog de carrazo en el retrato, bozal para la zozobra. Pagar todo lo que te cobra y cumplir el contrato.
Ciudad, vago extra ordinario, domiciliada con conato en vagón del sistema integrado de osario. De exquisito gusto el familiar vicario, de necrológico aliento, cautivador sinario.
1 Estudiante de Literatura, Universidad Nacional de Colombia. Correo electrónico: paureds5@gmail.com.
Evolución… evolucionar es ir siempre más allá del límite sin poder satisfacer ningún deseo, esa necesidad casi maligna. La evolución nos adapta y el problema radica en una pregunta ¿a qué nos adaptamos? Supongo que al cambio, ese que siempre está un paso más adelante y que día a día es la combinación nefasta de la realidad con la fantasía, lo virtual, y lo que está más allá. No hay que culpar a nadie por esta enfermedad arraigada en lo más profundo de nuestros pensamientos. Quizá está dada antes de la concepción del mundo; Quizá, de algún modo, logró abrir sus alas y abarcar el espacio, cubriéndolo todo con su sombra.
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Águila invitada al banquete que resobra del cóndor de gula hambriento, al cogote luciendo el collar feculento rosario de burguesa pobra.
Buscamos no ser adictos a una vida fugaz, sin reconocer la peor adicción “la evolución”; una epidemia que se engendra desde el vientre materno.
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AGASAJO AL FAMÉLICO
CUÁNTAS COSAS QUISIERA DECIR
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Cuántas cosas quisiera decir; cuántas cosas quisiera escribir. Son muchos los deseos de pintar mis sueños; son muchos los vientos, los atardeceres que intento encontrar; corrientes distintas en un solo río de ideas, de criterios, ¡Necesito, quiero pensar!, Busco ayuda del sol, de la luna, pues son sus acompañantes; tiempo que me consumes, tiempo que no paras, déjame pensar, no corras, ¡Me estás ahogando! Busco una salida, busco la verdad, ¿Dónde estás verdad? Veo los ojos de la humanidad, estoy cara a cara con este mundo rutinario, lleno de costumbres, de burocracia, de jerarquía, de clases, ¡consumo! Un mundo sistematizado que da pasos a la perfección, a ver caras tristes, desgastadas, sin ganas de nada más que de descansar y estar “bien”; caminando al ritmo de otras manos, que no son nuestras… ¿Esta es la verdad? ¿Estar atados como títeres a un sistema que nos manipule y nos diga qué es lo que debemos hacer? Y que luego nos sonría y nos felicite por ser los pioneros de un progreso, un desarrollo económico y social,
Quisiera hablar con el tiempo, quisiera pintar un mundo diferente, pero aún sigo buscando la verdad ¡Déjate encontrar verdad! Amiga del sol y la luna quiero ser.
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Mentes cansadas, mentes agotadas, buenas noches y vayan a descansar, pero, ¡Cuidado! ¡No dejen pasar el tiempo! Podría ser que, si siguen así, apenas cierren los ojos para su descanso, el sol aparezca en la ventana, para irse a “laborar”; Pero, ¡Cuidado ¡”
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cuando los pobres se hacen más pobres y los ricos se hacen más ricos; donde, de alguna forma, lo que dicen es: Maquinas que productivas han sido, hay que seguir echándoles un poco más de aceite, incorporarle unos botones de más, para que sean más eficientes, debemos construir más de estos... ¿Esto? ¿Así lo queremos? Un sistema que ha querido robarnos a nuestro amigo el tiempo, uniéndose para apostar carreras todos los días y, así, ver cuál es más rápido, sin pensar que morimos un poco cada día, pues el tiempo se dejó influenciar de las carreras de este sistema, hasta la luna pasa con afán, y el sol se oculta entre las mañanas mientras la oscuridad llega nuevamente.