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Ambulante Más Allá, María Inés Roqué

María Inés Roqué

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Ambulante Más Allá

Yo creo que tengo el mejor trabajo del planeta, estoy convencida de eso. Ambulante Más Allá es un proyecto que ya va en la cuarta generación de formación de jóvenes documentalistas y que forma parte de los proyectos impulsados por la asociación civil Documental Ambulante. Hay varias cosas que quiero decir en cuanto a qué significa este proyecto y cómo se construye.

Hasta ahora, hemos estado financiados en un 95% por recursos privados. Se trata de una beca completa en la que los jóvenes no pagan absolutamente nada, ni la alimentación ni el alojamiento, no pagan el equipo ni los materiales, e incluso hay una pequeña cuota de dinero para los gastos de producción durante la fase de rodaje.

Tenemos 30 documentales de cortometraje en línea. Hemos producido una primera generación con estudiantes que empiezan de cero, es decir, que no necesariamente tienen conocimientos previos en lenguaje cinematográfico; luego, una segunda generación, igualmente de cero, y la tercera ya fue convocando a ex estudiantes de la primera y la segunda generación, con la diferencia de que los estudiantes ya postulaban con un equipo de trabajo consolidado y con la idea de un proyecto por realizar. Con este mecanismo vamos tratando de estimular la conformación de equipos de trabajo por regiones o por afinidades, o bien por intereses, para generar redes locales de colaboración creativa. Hemos trabajado con gente de Chiapas, Campeche, Yucatán, Oaxaca, y ahora incorporamos un par de jóvenes de Guerrero.

Al inicio de este proyecto, trabajamos con una organización de mujeres mayas en Antigua, Guatemala, llamada Mujeres Kaq’lá. Ellas fueron nuestra inspiración. Otras profesoras y yo fuimos invitadas por Ambulante a impartirles un taller con una duración de una semana, y lo que percibimos es que estas actividades de corta duración poco logran empoderar en cuanto a la capacidad de producir productos propios: necesitábamos un trabajo sostenido en el tiempo.

Así fue como diseñamos el primer esquema de formación de Ambulante Más Allá en varios módulos, en donde nos reunimos con los estudiantes en ciertos puntos y trabajamos cuatro días intensivos. Ahora mismo hay dos profesores dictando clases desde las nueve de la mañana hasta las ocho de la noche, de jueves a domingo.

Los proyectos que se filman son en colectivo y se definen por votación. Las historias son las que los participantes traen consigo, y lo que se va analizando es la viabilidad y las opciones narrativas. Si se trata de hablar de construir un capital simbólico, estos jóvenes ya están participando en festivales, y a ese universo, que parece ser lo que hoy hace a un mercado, tenemos que saber utilizarlo en la medida de nuestras posibilidades, para poder seguir consiguiendo, al menos, el financiamiento para continuar con este proyecto.

Nuestro gran objetivo no es en principio la formación de artistas, pero formamos como si estuviéramos formando artistas. Nosotros pensamos que nos importa tener gente que viene de diversidad de actividades, de diversidad de clases sociales y con diversidad étnica también. Gente joven que tiene una perspectiva humanista, con un sano interés en mejorar su entorno, y bueno, a veces nos encontramos con algunos más locos que otros, y en algunos momentos no ha sido fácil el trabajo, pero la verdad es que estamos muy contentos de los resultados que vamos logrando, sobre todo en cuanto a la modificación de la autopercepción de estos jóvenes.

En Ambulante Más Allá, la migración es un tema que atraviesa el proyecto en todos los aspectos: tenemos jóvenes que son o que han sido migrantes internos. Un ejemplo de la presencia de la migración en Ambulante Más Allá se puede ver en el cortometraje de una joven guatemalteca nacida en Guatemala, pero que en realidad forma parte de las familias que migraron a México durante los años de guerra y represión del siglo pasado. Mayra migró más adelante, es decir, después del conflicto de los años ochenta, y entró a la primera generación de Ambulante Más Allá en 2011 con solamente 15 años, ya con este posible proyecto en la cabeza. Era muy joven todavía para animarse a ser la protagonista y directora, y tal vez por eso no se animó a sostener su proyecto, así que participó como sonidista y editora en Campo 9, el proyecto de otro compañero. Más adelante aplicó a la tercera generación, proponiendo aquella idea que la trajo a la primera generación, ya en forma de proyecto y con sus compañeros apoyándola. Hoy éste es un cortometraje muy hermoso que se llama Refugio, en donde ella hace la recapitulación de vida de su suegra y su tío, participa como personaje protagónico y es la codirectora del proyecto.

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328 La migración es para nosotros un tema de trabajo, y también tenemos la conciencia de que con nosotros participan jóvenes que si no llegan a migrar no van a lograr todo lo que quisieran ser dentro del cine, y esto es uno de los extremos más dolorosos. La imposibilidad de migrar es el límite para un joven mixteco, un fotógrafo excepcional que no tiene los medios para poder estudiar en la escuela de cine oficial que él quisiera. Lo que no logramos en esa ocasión fue transmitirle que se la va a pasar mejor y va a hacer más películas probablemente en su región que intentando sobrevivir subempleado para estar en una escuela de cine en la Ciudad de México. Espero que con el tiempo lo logre, porque es un fotógrafo maravilloso. Presentó el examen en una de estas grandes escuelas y lamentablemente no lo aceptaron.

Somos un equipo muy pequeño de gente los que llevamos esto, pero un gran grupo de maestros entre los cuales hay excelentes profesores egresados de las escuelas de cine y algunos de escuelas de escritura. Trabajamos de una manera en que, si los estudiantes deciden hacer un documental de activismo, adelante, si es un documental de corte experimental-poético, adelante, y si es autorreferencial o ensayístico, adelante.

Otro de nuestros grandes placeres es ver, por ejemplo, en la zona del sureste en Campeche, más concretamente en la reserva de Calakmul, que uno de los equipos de la primera generación, que tiene a la cabeza a una joven bióloga, quien llegó con una tesis de licenciatura sobre manejo de residuos sólidos como tema de documental, hace con sus compañeros todo el esfuerzo de convertir una cosa que era absolutamente verbal e indicativa, en un proyecto completamente visual. Es un hermoso documental, sin diálogos absolutamente, donde lo que vemos es un gran basural y unos niños viviendo ahí adentro, en medio de lo que se supone que es la Reserva de la Biosfera del sureste.

Entonces, ese equipo de gente sigue produciendo cosas para una organización campesina. Campeche es una entidad conformada básicamente por migrantes, ya que desde los mayas hubo un vaciamiento de la selva, que ha sido repoblada para fines de explotación por gente de todas partes de México.

Nosotros pensamos que este tipo de trabajo —y con este incluyo al campamento audiovisual itinerante en Oaxaca, al CCC con Patas, al Faro de Oriente...— son proyectos en donde son atravesadas estas diferen-

cias de capital simbólico y de capital cultural, de capital social, de capital económico, y en donde podemos tener esta diversidad.

Ésas son mis apuestas, ésas son las que más me interesan, ésas son las que creo que modifican las situaciones para un autorreconocimiento en donde ya no importa cuáles son nuestros motivos de diferencia, o no son tan esenciales, mientras nuestra convivencia sea justa, independientemente de la preferencia sexual y todas esas tantas formas de violencia que generan tantas formas de migración.

Y vivo en esta división entre no saber si esto es un privilegio o un yugo, porque al mismo tiempo habrá una serie de cosas a las cuales no tendré acceso por el hecho de ser una extranjera por el resto de mi vida, no las voy a tener en mi país de origen, en mi provincia en Córdoba, en Argentina, y no las voy a tener en México; digamos, ciertos niveles de participación política o ciertas otras cosas que tal vez puedo desear. Esta cuestión de la migración así se debería entender, como una doble identidad eterna.

Uno de los indicadores de que estamos en una línea buena —no voy a decir la correcta porque no creo que haya una de trabajo— tiene que ver con que en todas las generaciones estamos teniendo jóvenes que están, de alguna manera, viviendo en condiciones de inseguridad determinantes, y que se acercan a Ambulante Más Allá porque ven en el instrumento del documental una manera de seguir trabajando y de seguirse defendiendo, además de que lo que nosotros hemos hecho ya está siendo replicado por ellos en campo.

Me inclino por un proyecto que sea un gran servidor de memoria de las identidades de todos los migrantes desaparecidos que están siendo expresadas a través de las obras de los diversos artistas: un gran proyecto de identidad/es, porque lo más terrorífico es que estamos hablando de millones de no identificados. Y desde mi bagaje histórico nacional, que tiene un trabajo en identidad tan importante como el que desarrolló Argentina, me parece esencial. Vivir con un desaparecido en la familia es lo peor que te puede pasar en vida. No hay cosa peor.

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