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María Sofía Urrutigoity Linares
Nunca se suelta una Nereida, presentado bajo el pseudónimo Margarita Cox, de la poeta argentina María Sofía Urrutigoity Linares, residente en Chicago, Illinois.
Urrutigoity se graduó de Profesora de Grado Universitario en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Cuyo. Realizó la Diplomatura en Corrección Instrumental de Textos (Ortotipográfica y de Estilo) por la misma casa de estudios.
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En Argentina, se desempeñó como docente de nivel secundario de Lengua y Literatura y Lengua y Cultura Griega en colegios privados, a la par de participaciones como investigadora de proyectos de investigación en la Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo, sobre Cultura grecolatina y Literatura Argentina Colonial y s. XIX, cátedra donde realizó formación de docente adscripta.
Trabajó como docente adjunta a cargo de la cátedra Lengua y Expresión de la Facultad de Ciencias Sociales y Comunicación de la Universidad Juan Agustín Maza, Mendoza. Luego, estudió el Máster en Escritura Creativa de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, especializándose en poesía española contemporánea y escritura poética. Actualmente, vive en Chicago y trabaja como profesora de talleres literarios y de escritura creativa en español que autogestiona.
Su primer poemario, Un cielo de papel bajo la cama, está en vías de publicación por Fractura Ediciones.
Nunca se suelta una nereida
quisiera llevarte en mis ojos como toda la nieve de una mañana al sol, al borde del lago como la luz de una pregunta con qué sueñan los demás por ejemplo
quisiera reconocerte como la súplica de Isaac por Rebeca así como el héroe creyó que una caricia fuera buena idea para vencer al monstruo del Hades así como nunca se suelta una nereida y se inventan los bestiarios del mundo para intentar comprendernos
quisiera vestirte como se muestran venas expuestas de la herida cuando gotas de agua corren por nuestra piel vestirte como se lucía aquella túnica muy especial de mangas largas manchada con sangre de carnero por sus hermanos
para que en el último minuto escuchen que traemos un collar de palabras en el canto
y nos digan: ahí viene ese soñador hacia el parque nevado de la muerte