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árbol y otras ansiedades de Silvia Goldman
Miguel Marzana
En la más reciente colección de poemas de Silvia Goldman: árbol y otras ansiedades (Isla Negra editores, San Juan, Santo Domingo, 2021), encontramos 53 poemas que, en su registro, nos llevan a la idea de un árbol. Un árbol que, simbólico o literal, hace sus ramas con versos que confiesan ternura y dan sensaciones frágiles de ausencia, al mismo tiempo que observan formas y posibilidades dentro del lenguaje, entendiendo un poco como Albert Camus que “todas las desgracias del hombre provienen de no hablar claro”. ¿Pero qué es lo que representa el árbol en este poemario, cuál es su actitud y cómo nos toca?
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El árbol, -primera sección del poemario- más que un ceibo o un olivo, como entabla el sentido en el poema que alude a la poeta Mary Oliver, se hace de una imagen que se ramifica hacia la lucidez de las palabras, el lenguaje y los sentimientos. En la lectura de árbol y otras ansiedades se sienten también, el filo y la nomenclatura de un árbol que puede percibirse como proveniente de un recuerdo: yo no sé lo que es tener mis manos sobre alguien / que responda a mi llamado cuando digo mamá o mami (31), siendo la figura materna una evocación central que pulsa versos entorno a la experiencia de la figura ausente: a ese árbol le falta su madre / una cualquiera con columpios en las paredes / verde / alejada del susto que empuja en los cajones (16). La ternura en los poemas proviene, además, de las imágenes que permanecen en un cuadro afectivo que se permite ver desde la infancia o adultez, y del que se pueden descubrir similitudes con las asociaciones que se proponen, como en los poemas Vallejo, o las asmas: cuando el cuerpo te abraza y se cierra sobre sí y te de dice / acá estoy / estamos juntos ahora / no me voy / no te vas, no te voy a dejar / ir / de mí / te voy / a cuidar / en mí / como / a un / hijo (19).
El árbol simbólico en el poemario se puede leer como una extracción metafórica que tiene correspondencia con el árbol como representación del poema o de la expresión poética que se refiere a la luz del lenguaje y las palabras. Como cuando digo árbol y otras ansiedades / y no reconocés la palabra árbol / eso es lo que yo quise decirte y no te dije / que el poema es un árbol / que se mueve de lugar / que lo que deja es una excavación / donde hacemos
el hallazgo de algo que pasa acá / lo que pasa con el lenguaje es que no se ve (30) El árbol aquí, -el que se trasplanta- es el que funciona desde sus cualidades interpretativas dotadas de tangibilidad, que que lo llevan más allá de la sonoridad y lo sustraen a la lógica literal haciéndose al mismo tiempo indisociable de la noción de un árbol que ocupa un espacio genuino dentro las imágenes, un árbol como un principio de conocimiento que se esconde detrás de la palabra árbol; así como se propone en el poema presunción: lo que se asume en una conversación sobre los árboles / no debe quedarse quieto / tampoco lejos / del movimiento de los árboles / se hace en comunidad esta asunción / y puede derivar en una conversación sobre lo ajeno / de cualquier actividad que ponga lo verde en su interior (22)
El poemario, que consta de tres secciones, contiene también: Otras ansiedades y Matar al padre, sección que comparte el título parricida con el poema del mismo nombre publicado en Miedo (Axiara editores, 2020). En esta última sección del poemario, encontramos varios poemas que se articulan a partir de retruécanos que repiten y reorganizan palabras permitiéndonos descubrir lo poetizado desde un punto que se diversifica, como en el poema otro aposento: nadie puede decir nada sobre el final / nada puede decirnos el final sobre la nada / nada dice sobre el final de las cosas una palabra (45). O en el poema “suelto”, de la sección otras ansiedades: para poder hablar de lo que se soltó cuando saltó el poema / para poder hablar de lo suelto no como si alguien lo hubiera soltado / tampoco como si se hubiera soltado / sino como si el poema los hubiera soltado a ellos / ese abandono ¿entendés? (70). Otras ansiedades nos propone una mirada inspirada en la ars poética de poetas como Pizarnik, Vilariño, Lispector, Vallejo, Borges o, incluso, alguna teoría de Agamben. En esta sección, la propuesta se encuentra principalmente en la vertiginosidad de las palabras, en la reflexión de lo que dicen o pueden decirnos cuando las pensamos, cuando las leemos o cuando las escribimos. Los poemas: decir, palabras, antes del duelo, símil y Mcdonald’s, son ejemplos de esta idea, la que que se hace palpable en Palabras: hay palabras que se dicen en voz baja/ o no se dicen / vagina es una palabra que aprendí / a decir en voz baja / pene también / verga nunca la pude decir /ahora la puedo escribir /igual que pija / verga y pija son palabras que puedo escribir / pero no puedo decir / distancias del lenguaje que trato de entender (60) Wittgenstein alguna vez escribió que “la filosofía debería realmente sólo ser poetizada” [Philosophie dürfte man eigentlich nur dichten]. sugiriendo que solo estas partes se equiparan comunicativamente desde el momento en que el sonido y el sentido coinciden profundamente en su discurso. Es de esta forma que nos encontramos con esta analogía en el poemario, pero con respecto del lenguaje y la poesía misma. árbol y otras ansiedades de Silvia Goldman es, sin duda, una lectura estimulante que observa articulando el vuelo y belleza de los poemas sin sobrecargarse de tensión o pensamiento. El poemario deja que el conjunto se comunique consigo mismo, sin dejar que quede inexpresado en lo que es dicho. Se acerca hacia el lector en la coincidencia entre la poesía y el mundo interno que es capaz de descifrar, haciendo sentir y dando a entender que todos somos parte de un árbol, de ese árbol que se representa desde nuestra genealogía, hasta el árbol metafórico del que se habla en el poemario.
Miguel Marzana poeta y escritor boliviano, es miembro del consejo editorial y coordinador de los talleres literarios de contratiempo.