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DE AMOR LOCURA Y MUERTE CICLO DE LECTURAS
Milagro en la bailanta
Javo Santos
Lecturas a la sombra
Milagro en la bailanta Javo Santos
Vaya a saber por qué a veces el cielo desciende desde allá arriba y nos contagia con esos milagros de vírgenes y santos. Yo soy un descreído y ateo de todo. Y cuando digo de todo, no solamente estoy diciendo que no creo en Dios; estoy diciendo que tampoco le creo al verdulero de la esquina cuando me está cobrando vaya saber qué, ni tampoco creo en esos chantas políticos, ni en los platos voladores, ni en otras tanta cosas. Pero a veces pasa que viene del cielo un milagro y uno se queda como pasmado, intrigado, y dudando otra vez. Antes, hace algunos años, yo era fervientemente creyente de la religiosidad popular: creía más en la Difunta Correa y el Gauchito Gil que en el propio Jesucristo y la Virgen María. Pero eso era cuando pibe, y cuando en la ruta papá manejaba el camión y me contaba las leyendas. Después ni siquiera me preocupé en rezarle nada a nadie; papá ya había muerto a causa de un brutal accidente, y entonces no tenía sentido para mí una leyenda popular ni menos que menos la Biblia y los curas. En el barrio, todavía, hay que andar con cuidado porque no tenemos asfaltadas las calles y hay mucho barro después de cada lluvia. La historia que pienso contar em7
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pezó con un día así; la noche anterior había llovido hasta vaya a saber qué horas. Era sábado, y con la muchachada nos habíamos juntado con barro y todo a tomar unas cervezas en la esquina del almacén, con la idea de rumbear hacia la noche para el lado de la bailanta. Había, me habían contado los pibes, una mina nueva en el barrio. Decían que venía de zona sur, que era hija de un señor que estaba en la cárcel de Ezeiza cumpliendo una condena por robo a mano armada, que venía acá a hacer la nocturna y terminar la secundaria. Más precisamente me lo había dicho Juan Martel, el hijo del almacenero, que se sabía todos los chismes del mundo nuestro. Éramos un hermoso grupo, un piberío, una muchachada excelentemente amiga y compadrita, llena de códigos y camaderías. Al llegar a la pista de de baile, todos nos dimos cuenta de cuánto irradiaba ese nuevo rostro femenino. La colorada era bien morochona, pero aun así un fuego traía en su aura, tanto así que para nosotros era un ser diablo y angelical, un ser capaz de amor y de lujuria. No lejos estuvimos de esos presentimientos. El machito Chaval, siempre adulador con las mujeres y desvergonzado en cualquier situación, estaba con nosotros esta vez atontado mirando la figura tan llamativa de la Colorada, sin animársele a sacarla a bailar. No pudimos entender como el chango Miguel, tan timidón como siempre, pudo darse el lance, a pesar de la efervescencia y reverberación cristal de esa mujer. 8
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Y ahí se puso el Chango a bailar a la luz de nosotros sus amigos, con la Colo. Sonaba el cuarteto cordobés, y el changuito ya empezaba a entenderse con la chica cuando Marlón, el hijo del dueño de la bailanta, quiso tenerla para él. Y ahora empieza la historia del milagro; porque nosotros ya lo dábamos por muerto a nuestro amiguito. Resultó ser que ese prepotente y dueño del bar, la disco y no sé que otros privilegios más, arremetió contra nuestro Miguel. Y el tipo era petiso y poco valiente. Pero con un arma de fuego en la mano cualquiera se atreve. El Chango se desangraba; vino la policía, el Same y se pudrió la fiesta. Así todo llegamos todos juntos a verlo en el hospital, vivo todavía. No pudimos creer que la Colo lo besaba y le acariciaba la herida con una suavidad imprescindible. Al poco rato, el Chango salía sano y salvo. Yo no he vuelto a creer en Dios, pero sí creo en los milagros.
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Lecturas a la sombra 1. Miguel Angel Silva
Cap74 de Cuadros
2. Claudia Aboaf
El rey del agua de El rey del agua
3. Eduardo Vardé
La que baja casi corriendo
4. Graciela De Mary
Y sin embargo se mueve
5. Celina Abud
Música de rieles
6. Miguel Ángel Di Giovanni Los sueños, los viajes 7. Diego Rotondo
El pendenciero de Mamá no me odia
8. Victoria Mora
Basural
9. Marcos Tabossi
El otro mundo de El otro mundo
10. Fabiana Duarte
Viento norte
11. Inés Keplak
Adolfo
12. Lucas Gelfo
Andy Warhol y la difícil
13. Marcelo Rubio
El caracol
14. Jada Sirkin Deja que esas manos te toquen de Yo, cuento (y otros cuentos) 15. Marcelo Filzmoser
Vecinos
16. Cristian Acevedo
La adivinanza
17. Daniel Ibaña
Mirar el fuego