Boletín de La conversación del miércoles - Agosto 2014

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ISSN 2382 - 3763

Boletín #33

¿Sólo las mujeres son femeninas? ¿Sólo los hombres son masculinos?

Agosto


La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros ¿Por qué nace La conversación del Miércoles?

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unca, como la nuestra, hubo otra época en la que el ser humano estuviera más desconcertado y confundido con respecto a lo más esencial suyo. Todo, absolutamente todo está en duda: el amor y su realización, la sexualidad y sus límites, el sentido de la existencia, la posición ante la muerte, la condición de mujer y de hombre y la expresión de nuevos géneros, la relación de los adultos con los niños y los adolescentes, las formas de poder económico y político que han de regir en la sociedad el lugar de la justicia y la libertad, de la igualdad y la equidad en los diversos vínculos humanos, en síntesis, y para no alargar más la lista, que nuestra época se caracteriza por tenerlo todo en crisis. Pero, si bien que estemos permanentemente en estado de crisis, es decir, en estado crítico, es algo que nos angustia, también esta situación tiene su aspecto positivo, ya que nos pone de cara a pensar lo que somos y a reinventar la vida en aras de lograr unas mejores posibilidades y realizaciones para ésta, tanto en el plano personal como en el colectivo. De la conciencia de esto y de la necesidad de aportar algunos elementos de reflexión que permitan enfrentar lo más creativamente posible la crisis que nos cruza, y no dejará de cruzarnos, es de donde nace LA CONVERSACIÓN DEL MIÉRCOLES. ¿En qué consiste La conversación del Miércoles?

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s un espacio en la ciudad para que el hombre y la mujer del común puedan encontrar una referencia en los logros del conocimiento que nos han legado la filosofía, el psicoanálisis, la historia, la ética, la literatura, etc., de tal forma que accedan de manera más propia a los diversos problemas que cruzan nuestra existencia en tanto individuos y sociedad. La intención es “llevar” el gran pensamiento que la humanidad ha producido, de las cerradas e indiferentes élites académicas, hasta el hombre y la mujer del común, con el propósito de que frente a los problemas que agobian la vida en el presente se provean Boletín de La Conversación de herramientas de reflexión que permitan a cada cual del Miércoles escapar de esos discursos de consejería y orientación que como los de la autoestima, la sexología, etc. quieren recetarle a la gente qué vida hacer y cómo realizarla, Contenido encontrando, mejor, una vía en la que cada uno se haga cargo de sí mismo, piense su particular situación e invente su propio destino. Grupo de estudio - Conferencia Preliminar

¿Para qué está concebida La conversación del Miércoles?

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ara contribuir al desarrollo de una ciudadanía más reflexiva y crítica, que compruebe que el gran pensamiento de la humanidad no tiene que estar restringido a los recintos académicos; de una ciudadanía que sepa reconocer que para hacer una buena vida no hay ni fórmulas, como las que vienen propalando tantos consejeros que pululan, ni destinos naturales, como los que difunden quienes quieren hacernos creer que nuestro ser está escrito en nuestra biología; en fin, una ciudadanía más dueña de sí y más capaz de asumir que la maravillosa vida humanase puede hacer de muchas maneras, pero no de cualquier manera.

Carlos Mario González Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Profesor Universidad Nacional

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Grupo de estudio - Discusión Página 5

Conferencia Central Página 6 Tertulia Página 10

Pensador de referencia Página 13


La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros

Grupo de estudio Miércoles 30 de julio de 2014 Auditorio CorpoZULETA

Conferencia preliminar

1. Introducción. na pregunta y exploración por la condición humana ha sostenido todo el ciclo de este año: un detenerse sobre elementos propios del ser del ser humano que, con dicha y sufrimiento puede decir, cuenta con la posibilidad de hacerse cargo de ellos, en tanto critaura capaz de la racionalidad, habitada y determinada por la necesidad de significar, nombrar, representar y crear. Elementos que son rasgos también de eso que Freud llama el “estado anímico”, que se compone o se caracteriza según las formas de estar y ser en el mundo, las cuales, así lo creo, tienen que ver con esas disposiciones masculina o femenina con las cuales se cuenta o no, también, para hacer con estos elementos que son posibilidades para la existencia de cada quien. Algunos de estos elementos serían como distensiones, expansiones del ser; representaciones del mundo y del otro; el lugar de uno en el mundo y en el otro; formas de relacionarse uno con eso que conoce o quiere comprender del mundo y del otro; el júbilo de ser; el goce de existir; la relación del ser con su corporeidad; la experiencia amorosa; la singularidad; la historicidad y la individualidad.

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2. Diferenciándonos, los seres humanos. Para conjugar lo anterior con la pregunta que este tema se propone habrá que darle lugar todavía a algunas otras preguntas e untuiciones: estos elementos ¿qué proponen, cómo nos permiten comprendernos, con qué aspectos de la vida humana están ligados? El amar, el ser siendo, el desear, el estar en el mundo con otros, entre otros, siendo que se identifican o se han identificado a lo largo del correr del tiempo que Él / Ella, Ellos / Ellas han habitado el mundo de manera diferenciada contando, sin saberlo necesariamente, con esos elementos, expresando entonces unos rasgos diferentes para ser y estar.

El padre del psicoanálisis ha afirmado que “masculino y femenino es la primera diferencia que ustedes hacen cuando se encuentran con otro ser humano, y están habituados a establecerla con resuelta certidumbre.” Desde el texto de referencia, de la mano de Freud, se llegó a un reconocimiento importante para el asunto estamos explorando: lo masculino y lo femenino han estado situados en el centro de no pocos intentos de caracterización y entendimiento de los seres humanos, comprensiones elaboradas desde diferentes saberes con sus disímiles posturas: la biología, la psicología y el psicoanálisis. Desde la biología se afirma: “masculino es el producto genésico masculino, el espermatozoide, y su portador; femenino, el óvulo y el organismo que lo alberga.” Pero luego la misma ciencia reconoció que “aquello que constituye la masculinidad y la feminidad es un carácter desconocido que la anatomía no puede aprehender...” y se preguntó: “¿Podrá hacerlo la psicología?” Explorando ella encontró que “estamos habituados a usar masculino y femenino también como cualidades anímicas... hemos transferido el punto de vista de la bisexualidad a la vida anímica...lo hacemos por mera docilidad a la anatomía y a la convención.” Quedando también insatisfechos por ese lado. Y desde el psicoanálisis, aún hoy, continuan los análisis y estudios que posibiliten un avance en el entendimiento de esta diferenciación, sin embargo, el mismo Freud un reconocimiento sobre lo que este saber permite tuvo que realizar desde la misma experiencia suya explorando la feminidad: “Es por cierto incompleto y fragmentario, y no siempre suena grato. Pero no olviden que hemos descrito a la mujer sólo en la medida en que su ser está comandado por su función sexual. Este influjo es sin duda muy vasto, pero no perdemos de vista que la mujer individual ha de ser además un ser humano. Si ustedes quieren saber más acerca de la feminidad, inquieran a sus propias experiencias de vida, o diríjanse a los poetas, o aguarden hasta que la ciencia pueda darles una información más profunda y más entramada.”

Noonday Heat [Fragmento] - Henry Scott Tomada de: http://hoymeapetecehablarde.blogspot.com/2012/08/la-pintura-gay-en-la-epoca-victoriana.html

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3. Lo femenino, lo masculino. El encuentro de ambos. Entonces, atendiendo el consejo que Freud señala en sus palabras anteriormente


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citadas, la vivencia, la experiencia y los sentidos comunes se tornan en lugares a los cuales acudir para el intentar dotar de sentidos esos significantes femenino y masculino, porque entonces así resulta que nos hemos aprendido a diferenciar los seres humanos, no sólo con respecto a cómo nos vemos, sino también respecto al cómo actuamos, encaramos la vida, nos relacionamos con otros. Con aportes de palabras de otros, y también desde lo propio, desde la vivencia, desde otras mirada, desde otro saberes, esto fue emergiendo en la exploración: Lo femenino. Un alto grado de narcisismo: necesidad de ser amada más que de amar; es misterio profundo que se permite la cautivación, el despertar de la pasión, el arrebato;

poder de esa fuerza, el temor que se inspira; con esa fuerza también protege; es aprovisionamiento, actividad física constante; es apariencia fortalecida; es encarnación de la ferocidad, primado de la lucha, los riesgos que se toman definen lo que se es, y entre más fuertes sean esos riesgos, más fuerte se es; es conquista: lucha, resistencia, oposición, dificultad, riesgo; es establecimiento de dominios por vía de la contención; es dureza, brío, inflexibilidad; es “dominio de seguridad, ¡detente para poder obrar!” El saber hacer con ambas formas, con ambas disposiciones, la masculina y la femnina, es el gran reto al cual estamos llamados, al equilibrio de ambas, a lograr habitar el mundo contando con la una y con la otra, lo cual implica una regulación, es decir, la plasticidad del sujeto, a condición de poder así mismo a la feminidad acotarla, imprimirle un límite y a la masculinidad imprimirle más soltura, mayor laxitud y capacidad de movimiento, de lo inesperado, del cambio, del misterio. Un “saber hacer es poder hacer uso de la imbrincación de los goces porque cuando el goce femenino se dispara solo, se va a lo ilimitado y tiende a lo mortífero”. Que lo masculino es muy rígido, es lo que bastante se ve a menudo en el armazón que su estructura mientras que lo ilimitado da mucha más soltura, pero lo ilimitado puro tiende más allá sin fin y se confunde con la pulsión de muerte. Para ese soltarse pues hará falta una estética de la apertura, la cual requiere de un marco, de un movimiento y de un límite que no permite que se desbande ninguna de las dos posiciones o disposiciones en el ser.

«(...) la presencia de ambas disposiciones (la femenina y la masculina) en un ser es indiscutible y el saber hacer con ellas es lo que nos queda (...)» es mirada poetizante, despliegue de la búsqueda incesante de significaciones, un interprete renovador de lo que el otro le depara, un explorador jubiloso de nuevas dimensiones que potencia el otro; es incitación a desbordar las fronteras, a avanzar más allá, a desbordar los límites; es reinado de la percepción de sí a través del otro. Esto con la elaboración de la interrogación cómo ser percibido, cómo poder verse, escucharse, sentirse, oírse, experimentarse en el otro; es cuidado, esmero en el bienestar del otro, de sí; es construcción de la conmoción, de la sensualidad, de la seducción, de los vínculos y del cuidado de ellos; es delicadeza, flexibilidad, maleabilidad; es lo ilimitado; es “una posición manifiesta en lo que se dice; un decir que da cuenta de que hay algo que no existe para aprehender eso imperceptible y cambiante que habita al sujeto. No hay, en el mundo de las palabras, aquella que consiga nombrar este malestar de su existencia”; es un punto donde faltan las palabras para un ser cambiante, para el cuerpo, la emoción; es, con Freud, “algo sin límites ni barreras, en cierto modo 'oceánico'”. Es “es la insatisfacción activa, el que quita quietud y certeza, el que lanza a hacer de la vida dicha diversificada y búsqueda entusiasta.” Lo masculino. Es imposición por la fuerza que amedrenta, ansía de ser puesto a prueba para consolidarse, para demostrar al otro la fuerza que se tiene, y atestiguar en los gestos del otro el

4. ¿Ser sólo femenino, ser sólo masculino? Eso que he llamado rasgos del ser en su estar en el mundo han sido históricamente ligados al ser mujer y ser hombre, siendo que para ellas se ha destinado la femenino y para ellos lo masculino. Sin embargo, la presencia de ambas disposiciones en un ser es indiscutible y el saber hacer con ellas es lo que nos queda. Ademas ellas y ellos pedimos a gritos no ser encasillados en unos u otros rasgos, aunque en unas y unos se encuentren predominancias y haya movimientos fuertes del ser, por ejemplo, al momento de una vivencia que sacuden como el amor, como la muerte, y no puede uno atreverse a decir: actuará así, así reaccionará, así se comportará...no sin posibilidades de equivocarse, de errar. Los seres humanos nos movemos aquí y allá, siendo presas también, por el grado de participación del inconsciente en este movimiento, en medio de esa “lucha de los goces”, que aunque se reconozca y se enuncie, se establezca como una necesidad dicha lucha para no estar encasillados en las formas en que uno y otro goce permiten o impiden el desenvolverse en el mundo y con otros, ella no se resuelve con frecuencia en la paridad deseada y alguno prima, resalta más. Algunos personajes queridos de la literatura -

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Sebastien Lifshitz - The Invisibles: Vintage Portraits of Love and Pride Tomada de: http://www.5election.com/2014/08/16/the-invisibles-vintage-portraits-of-love-and-pride/

¡podrían ser tantos!- nos permiten evidenciar cómo es de complejo este cohabitar de lo femenino y lo masculino en el ser o la primacía de unos y otros en unos y en otros; lleguen a ustedes como voces, como susurros que complementen el reflexionar que traemos: Ella [Emma Bovary] “Hubiera querido decir en secreto todas estas cosas a alguien; más, ¿cómo explicar un malestar impeceptible, que cambia de aspecto como las nubes y gira como el viento? La faltaban las palabras, el valor necesario y la coyuntura adecuada.” El y Ella “Mientras Charles imagina un futuro plácido, sedentario y doméstico, donde la felicidad vendría de la repetición de los mismos actos; Emma sueña con un futuro que significa una ruptura abrupta con su vida presente...envidiaba las existencias turbulentas, las noches de máscaras, los placeres insolentes con todas las locuras que no conocía.” “ese ardor íntimo que la avibaba y la hacía sufrir solo Ella sabía” Ella [Erika Ewald] “En esos momentos nunca tenía pensamientos definidos, orientados a un objeto, sólo un indeterminado sentimiento de amor por el fulgor, el resplandor y el delicado halo de la luz de la luna, que se reflejaba en los miles de cristales relucientes, tras los cuales se ocultaban los secretos de la vida.” Él [un joven violinista] “Yo no sé si me conoces tal como soy. Creo que no, siempre pienso que me sobreestimas. No soy una gran persona, no soy uno de esos que...que se asientan sobre la vida en su segura autocomplacencia. Me gustaría ser así, pero no lo soy” Ella [Grushenka] “Ya puede ver, digna señorita, qué

mala y dominante soy. Hago lo que se me antoja. Es posible que antes le prometiera algo, pero ahora vuelvo a pensar: ¿y si Mitia me gusta de nuevo? Porque una vez me gustó mucho, casi una hora entera. Puede que ahora vaya y le diga que se quede en mi casa a partir de hoy mismo...Así de inconstante soy.” 5. Preguntas que van quedando. Buscando terminar esta primera exploración ante semejante pregunta, dejar enunciadas otras reflexiones que surgen del rodear como sobrevolando la vinculación de la feminidad y la masculinidad con el ser mujer y el ser hombre: ¿la sexualidad femenina es lo mismo que la feminidad?; ¿sólo habría entonces masculinidad y feminidad en tanto rasgos del ser humano que lo constituyen, lo disponen de una forma u otra frente a lo que desea?; ¿qué tan vinculados están estos rasgos al semblante que portamos?; ¿cómo es que el paso del tiempo de las sociedades, las culturas, la política, la economía han contribuido en esta diferenciación que aúna género y formas del desear?; ¿para qué explicarse un ser desde sus disposiciones para enfrentar su condición humana? ¿Cómo hacer esto cuando, por poner un caso, el ser puesto en vivencia de la experiencia amorosa, experimenta y vivencia fuertes sacudidas de su ser, puesto todo en cuestión y susceptible de transformarse?

Diana Suárez Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA

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Grupo de estudio Miércoles 30 de julio de 2014 Auditorio CorpoZULETA

Discusión

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de amor hay en la ley? Es en la “sexuación” en donde ley y amor juegan un papel determinante que definirá el goce y la falta del ser. Por consiguiente reducir el universo de una persona a dos componentes es no comprender, mientras que diversificar lo que entendemos por género enriquece la relación consigo mismo y con el afuera, así siga siendo muy compleja. Y diversificar implica ir más allá, incluso en un aspecto político, diversificar es saber lo inconveniente y acaso violento que es considerar lo femenino unido solo a la mujer, al amor y a la sensibilidad, o lo masculino como el ámbito del hombre, de la ley y de la razón. Se ha visto atrás que lo femenino en relación a la mujer ha sido un campo mayormente explorado al considerárselo misterioso mientras lo masculino del lado del hombre se ha delimitado casi que en una cuadrícula. Para ir más allá debemos volver a considerar que lo misterioso y lo delimitado hacen parte de dimensiones humanas más que exclusivas de solo hombres o de mujeres; es por eso que un hombre puede ser tan misterioso y enigmático como una mujer o igualmente una mujer puede estar bien delimitada como un hombre. La literatura es rica en ejemplos, recordemos qué personaje más enigmático y femenino Marcel, el narrador de En busca del tiempo perdido. Es así que no hay precisamente reglas definitivas que especifiquen a quién le corresponde lo masculino o lo femenino, sino más bien que se trata de particularidades del ser. No en vano, Gustav Flaubert, un hombre, llegó a decir “Madame Bovary soy yo”.

na vez finalizó la exposición preliminar que de la mano de la literatura nos sumergió en queridos personajes para llevarnos a pensar esa relacióntensión entre masculino y femenino se le dio inicio a una conversación que parecía querer salirse de las bocas de los asistentes. En principio se resaltó de nuevo la inevitable ruptura del binomio, masculino-femenino, y también otros más a los que nos suelen acostumbrar desde pequños: hombre-mujer, bien-mal, vida-muerte, etc, pero sin olvidar que es en el lenguaje que tales dualidades se construyen, de ahí la necesidad cultural de generar contrastes para delimitar y nombrar, habiendo una relación necesaria entre la lengua, las formas y los significantes del mundo. Es decir: para construir conocimiento es necesario nombrar, y se nombra generalmente teniendo en cuenta pares que se contrasten entre sí. No obstante eso no quiere decir que al estar amarrados al lenguaje estemos impedidos para pensar matices y diferencias, de ahí la necesidad de volver, en nuestro caso, sobre la feminidad y la masculinidad dándole a cada dimensión un acento poético, móvil, diverso. En ese sentido, es curioso que por lo común sea más fácil encontrar una mayor carga conceptual sobre lo femenino, como si la exploración sobre ese mundo fuese más abundante pues imaginariamente se le da una dosis de profundidad y de misterio por encima de lo masculino. En cambio, según se iba hilando en la conversación, tanto el uno como la otra se nos presentan como indagaciones en construcción pues como lo dejó implícito la expositora, se trata de asuntos del ser, el ser que reconoce que algo le falta y por ello algo tiene por hacer. Sobresale entonces la movilidad entre goce y falta desde la misma infancia, mas no desligados del mundo sino inscritos en él. Es por eso que la educación está interpuesta: porque limita el goce absoluto y condiciona el qué hacer con la falta. La educación restringe con la medida de ley y amor. ¿Amor también es ley y ley es por lo tanto amor? ¿Qué tanto de ley hay en el amor y qué tanto

Eduardo Cano Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA

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Conferencia central Miércoles 6 de agosto de 2014 Auditorio Comfama San Ignacio

¿Sólo las mujeres son femeninas? ¿Sólo los hombres son masculinos?

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humano, más allá de la diferencia como un elemento constitutivo suyo, permanece un fondo de semejanza que nos permite seguir hablando de lo humano como experiencia común. En este ejercicio de conceptualización que se ha propuesto, no sólo en esta conferencia, sino a lo largo del ciclo, va implícito un reconocimiento del agotamiento al que han llegado otras formas de explicación que se quedan en una bipartición del mundo y que la diversidad contemporánea obliga a abrir la forma en la que entendemos los conceptos y a complejizarlos. Esto entonces, nos obliga a poner un problema como este que se está trabajando en una red de conceptos, saberes y teorías que amplíen las perspectivas con las que es posible abordarlo. No es, pues, posible, quedarse abordando con un solo saber un problema tan complejo, en un tiempo con la apertura a la diversidad como la actual. De acuerdo con lo anterior y buscando entonces interrogar esos esquemas que en un automatismo acrítico asocian feminidad a mujer y masculinidad con un asunto de hombres, se avanzó en la conferencia para plantear que no hay correspondencia tal. En estas concepciones, por lo general, se asocia a la mujer y lo femenino con rasgos psicomorales tales como la bondad, la dulzura, la amabilidad, la capacidad de sentimiento y la sensibilidad. De esta manera se cree que hay una porción de los seres humanos que detentan con exclusividad el campo de lo femenino y que si se feminiza el mundo, entonces este andaría por mejores sendas. En este mismo sentido, en las concepciones populares de lo femenino, se le atribuyen a esta dimensión algunos rasgos de orden físico: la belleza, la voluptuosidad, la sensualidad y la delicadeza; escuchamos así, afirmaciones de este tipo: esa mujer es muy femenina. En resumidas cuentas podríamos decir que por el común de la gente feminidad se asocia a un asunto de mujeres y se les atribuyen rasgos como dulzura, sensualidad, amabilidad, amorosidad, ternura y se relacionan con los goces del erotismo; no sobra decir que de estas formas de entender el capitalismo ha hecho una explotación muy eficiente. Otra forma de esta asociación es la que fue llamada la romántica y que le atribuye a la feminidad aproximada como rasgo de la mujer, el atributo del misterio y del enigma; se nombra como romántica, pues a esta corriente es muy cara esa imagen de lo inasible, de lo que se escapa. Otra mirada posible, en esta perspectiva que se viene exponiendo, es aquella que el expositor llamó del feminismo: esta atribuye a la feminidad y por ende a la mujer, la creatividad, la fertilidad,

on la propuesta de interrogar los sentidos comunes que se tienen de lo femenino y lo masculino, así como la forma como se ha venido trabajando y entendiendo desde el psicoanálisis, comenzó esta conferencia, propuesta que lleva aparejada una apuesta por la delimitación de los conceptos a los que ella hace referencia. Ahora bien, al plantear el problema de lo femenino y de lo masculino o el de los hombres y las mujeres, lo que está en la base es el problema de las diferencias y el lugar que tienen en los seres humanos, lugar que es constitutivo de estos, pues el telón de fondo en el que se dibuja la experiencia de la existencia humana, es el de las diferencias; telón que es menester reconocer en tensión, pero es precisamente esta la que ofrece también un marco dinamizador de lo humano. Sin embargo, y esta es una advertencia fundamental, estar ante la diferencia no significa, por principio, estar ante un sistema que se proponga como de dominación, plantear que algo es diferente a otra cosa, no significa que sea superior o inferior. Finalmente, es necesario precisar que en el campo de lo

Roberto Kusterle - Metamorphosis Tomada de: http://www.5election.com/2014/09/30/roberto-kusterle-metamorphosis/

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creatividad. Finalmente, se cree que lo femenino poetizaría el mundo. En oposición a esta mirada sobre la mujer y su condición femenina, encontraríamos el correlato frente a los hombres, los cuales entonces estarían investidos con los rasgos de lo masculino y serían lo contrario de las mujeres, caracterizándose por la violencia, la agresividad, la rudeza, la valentía; los hombres y lo masculino estaría regido por la razón y lanzado a la acción. Si la mirada que se ha descrito de la mujer, la idealiza, la del hombre y lo masculino la satanizaría, los hombres siempre estarían en un empuje que llevaría el mundo a sus peores expresiones. Es entonces frente a estas concepciones que se quiere plantear un camino diferente para el entendimiento del problema. Como se ha dicho en conferencias anteriores, en relación al ser humano hablamos de tres identidades fundamentales, ajenas y distintas, aunque están en relación, pero que no son lo mismo: 1. Identidad biológica es aquella que nos define en función de unos órganos reproductivos; todo el aparato reproductivo permite repartirnos en el mundo por vía de la naturaleza: machos, hembras, andróginos y los sin sexo. 2. La identidad de género. No nace ni está determinada por la identidad biológica. Se da por la dominancia en un sujeto de un semblante, unos gestos, rasgos, actitudes y prácticas con las cuáles se modelan nuestras formas de proceder. Esta identidad nos reparte entre hombres, mujeres; hombres-mujeres o mujeres-hombres y los inciertos (son aquellos que se dibujan en las fronteras de los géneros tradicionales y que es difícil situarlos en alguno de manera precisa. 3. La identidad sexual que tiene que ver esencialmente con la forma en que se constituye en la historia subjetiva, las relaciones intersubjetivas fundamentalmente con las figuras parentales cómo se constituye de un lado la orientación sexual; entonces por qué deriva alguien en ser heterosexual con todo lo complejo que sea hoy el término heterosexual, por qué deriva alguien en ser homosexual, porqué deriva alguien en ser bisexual, por qué deriva alguien en ser asexual (es decir aquellos seres que no incorporan la dimensión de la sexualidad como un elemento significativo ni que tenga mayor lugar en su vida). Tanto la identidad de género como la identidad sexual están arraigadas en lo inconsciente de cada sujeto, lo que es clave de comprender, pues no pasa entonces por una elección libre de cada uno, ni es educable por intencionalidades externas. Con esta forma de entender las identidades que están presentes en la condición humana, podemos afirmar que las categorías de género no son esencias, son construcciones históricas, culturales y sociales. En términos individuales, el género es “una propuesta del otro” a través de un marcaje que se hace desde los entendimientos y formas sociales, que han equiparado el macho al hombre y la hembra a mujer. En general los entornos se han dispuesto para que el nacimiento y la identificación biológica que en el es posible, se equipare con las formas sociales de ser hombre y mujer. Pero este no es absoluto y después la experiencia existencial puede tomar otros caminos. La biología no es el destino, dirá Freud. Una de las conquistas de nuestra época es que cada vez es más

posible, liberarnos de esos marcajes que los otros nos hacen; así, vemos que quien un macho que ha sido marcado como hombre, después puede decidir, si su inconsciente así se lo dicta, asumirse como mujer. En términos sociales, vemos también que esos rasgos fijos de la mujer como dulzura, amabilidad, sensibilidad y ajena a la razón, también han sido puestos en cuestión, al igual que el de los hombres como poseedores de la razón y negados a la sensibilidad. Sin lugar a dudas podemos afirmar hoy que hombres y mujeres pueden hacer lo mismo y que la condición de género no determina estas posibilidades. En esta misma perspectiva se podría interrogar aquellas concepciones que pretenden crear esencialismos entorno a las categorías de hombre y mujer, pues por su condición histórica se transforman generan nuevas posibilidades. Por ejemplo, la pregunta de Freud de que es imposible saber lo que desea una mujer, pregunta que pareciera ser ratificadora del misterio con el que se quiere revestir este género, se podría interrogar a su vez preguntando ¿es posible saber con certeza que desea un género? O la pregunta tendría que ser ¿qué sea cada ser humano? O de otra forma ¿qué pretende, a qué aspira la feminidad? Pues si nos quedamos en el orden del género, tendríamos que decir que ningún género es más o menos misterioso que otro. Los seres humanos tenemos un orden de semejanza donde todos somos iguales en posibilidad de inteligencia, posibilidad de cultura de pensamiento, pero también de enigma, de misterio. Lo que diferencia lo femenino de lo masculino es su

«(...) el ser humano nace carente

de identidad y la va conquistando e historizando a lo largo de su vida. » relación con el goce; lo femenino y lo masculino son una diferencia humana de cualquier hombre o mujer u hombremujer o incierto, lo que fuere, en relación al goce. Lo que diferencia lo femenino y lo masculino es el goce, no otras cosas. Ahora bien, el goce es un concepto propio del psicoanálisis y se opone al placer que es bienestar, estar bien y encarnaría, por decirlo de manera simple, un temor a gozar. En cambio el goce es una satisfacción que se paga siempre con cuotas de dificultad, de sufrimiento y de dolor. En el termino goce están enhebrados la satisfacción y el sufrimiento, el esfuerzo y la gratificación; en el placer no. El goce es una perturbación del cuerpo, pues no se goza sino mientras se tenga cuerpo. Necesitamos un cuerpo para vivir; necesitamos un cuerpo para gozar. Pero el goce siempre es una relación con la vida que no esquiva la perturbación. Y todo lo que hace la humanidad, por ejemplo, todo lo que le da dinámica a la historia tiene que ver con la actitud de hombres y mujeres que no le sacan el cuerpo a lo difícil o a la 7


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Summer Heat - Alexandra Levasseur Tomado de: http://alexandralevasseur.com/index.php?/drawings/art-2012/

perturbación. Algunas dimensiones en las que el goce se hace posible son el cuerpo en su vertiente erótica, el sentimiento en su versión amorosa; del pensamiento y de los proyectos intelectuales. Pero también gozamos de otras cosas: gozamos de escuchar, gozamos de hablar, gozamos de leer, gozamos de escribir. Ahora bien, cuando hablamos de femenino y masculino, estamos hablando de posiciones frente al goce, de tipos de goce: goce femenino, goce masculino. De esta manera es necesario tener presente una forma de entender lo femenino y lo masculino que lo desliga de una característica de ser hombre o mujer o cualquier otro género. La forma en la que podemos gozar es una satisfacción doliente o un dolor placentero y puede ser de dos tipos: 1. La forma que nos fija a algo, que nos hace permanecer y traza límites. Es el goce de quienes dominan una situación. 2. La forma del goce que nos lanza afuera; hay un goce que nos precipita al riesgo; hay un goce que nos tienta con lo ilimitado. A la primera forma es la que tradicionalmente se ha llamado goce masculino y a la segunda se ha llamado goce femenino. Ahora, tendencialmente predominará en nosotros alguna de las dos formas, pero los creadores son aquellos que logran encontrar un equilibrio entre ambos, entre eso que lanza a más, a lo desconocido, pero que limita y restringe para poder concretar. Hay una frase muy bella de Lacan que es clave sobre esto de

que el goce femenino es un goce de ser. En el sentido de que el ser del ser humano es aquello que nos falta y por lo cual siempre estamos en búsqueda de ir más allá: “La solución del lado del ser consiste en no colmar el agujero, sino en metaforizarlo, dialectizarlo y en ser el agujero, es decir, fabricarse un ser con la nada”. Es un agujero que lo lanza a uno más allá de lo que es y sostenerse en eso, en una dialectización. Por eso el ser es apertura. Pero esa apertura no logra concretar nada y no logra, digamos conquistar nuevas realidades, insisto, si no se conjuga dialécticamente con lo masculino. Por eso hay una dialéctica de movimiento y permanencia; eso es muy difícil de lograr. Una crítica al psicoanálisis desde el principio de la conferencia anunciadas, se realizó en cuatros puntos: 1. En relación a la rigurosidad con la que están delimitando y diferenciando los conceptos. 2. Con el lugar que en su ejercicio teórico se le da a la anatomía. 3. La no superación de una ideología patriarcal. 4. La dificultad para entrar en diálogo con otros discursos y otras teorías que enriquecerían el abordaje de los problemas que se propone. Ahora bien, retomando la afirmación de Freud de que la anatomía no marca el destino, la conferencia mostró como se incurre desde el discurso psicoanalítico en una contradicción frente a ella al otorgarle un valor determinante al asombro que a una niña le produce el supuesto descubrimiento de la ausencia del pene. Y es un supuesto que se le atribuyó a la

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros

incompletud independiente del sexo o del género, el niño o la niña se abren dos caminos identificatorios en el seno del modelo Edipo-castración, que permite que se defina la orientación sexual y la modalidad del goce con la que se identifique el sujeto: el femenino o el masculino. Los seres más potentes probablemente son los seres que alcanzan una salida al imperio de la castración que les permite la conjugación de un goce masculino y un goce femenino. Como, por ejemplo, pueden ser los grandes pensadores. Los grandes pensadores en el fondo no son sino esos seres que tienden a la ilimitación y saben al mismo tiempo frente a la ilimitación de la tendencia femenina hacer la coartación que permite arraigar que es propio de lo masculino. Así, pues, y para ir buscando el cierre de esta reseña, se afirmó que si el psicoanálisis no revisa algunas concepciones de manera radical, seguirán por la vía de Freud creyendo que la feminidad es una cosa de las mujeres; negando que es un goce que tiene que ver con el goce de ilimitación que puede ser el goce también de un hombre o de un macho; que el destino no está prefigurado de antemano; que las mujeres por principio no son más femeninas que los hombres y los hombres no son por principio más masculinos que las mujeres: que esas dos cosas no son correlativas. La tesis final fue, pues, la siguiente: que lo masculino y lo femenino no son potestad de ningún género o sexo; son la posibilidad de cualquier ser humano en tanto constituido como sujeto por la experiencia de la castración. Es decir, la castración es lo que nos lega los dos caminos que nos llevan al goce de tener, al goce de arraigar, al goce de dominar para poder hacer algo productivo de lo que hemos explorado; pero también la castración nos abre la puerta hacia el goce de ser, ese goce de la ilimitación; cuya conjugación masculino-femenino permite el espíritu creador en el ser humano.

mirada patriarcal de la que era preso Freud, mirada propia de un hombre de su época, pero que se agrava cuando en la saga de pensadores que se han aplicado al psicoanálisis dicha valoración se sostiene. ¿Por qué no se afirma, por ejemplo, que lo que causa asombro y sentimiento de que algo falta, es el descubrimiento de la falta de vagina por parte del niño? De esta manera, ante la constatación de una diferencia que se produce tanto para niños, niñas o seres de cualquier género, se reintroduce una valoración que parece marcar el destino en los rasgos anatómicos. Sin embargo, allí no terminaría el retroceso de Freud y de la teoría psicoanalítica, sino que tendría dos más: uno el que lleva a afirmar que el niño y la niña recorren caminos similares por la angustia al constatar ella algo que no tiene y el algo que puede perder. Y un tercer retroceso sería aquel que lleva a equiparar la identificación del niño con lo masculino en la afirmación de algo que tiene y de reclamarlo y de la niña derivará a la feminidad como esa ausencia. Como ya se ha dicho, el género nos viene del otro que toma una idea socialmente aceptada y generalizada de que un macho debe conducirse por el camino de ser hombre y comienza a configurarlo de esa forma, y que una hembra es una mujer; pero lo que la época reclama fuertemente es el lugar singular de cada sujeto y por eso, cuando esas identificaciones no corresponden con esa expresión particular, gracias a los cambios operados en la contemporaneidad, un ser puede rebelarse contra eso y configurar su propia identidad. Por eso, cuando Freud le da tanta importancia a la vivencia del niño o la niña en relación a sus órganos y les otorga un lugar determinante, borra la contundencia de su afirmación de que la biología no es el destino. Lo que se hace determinante en la forma como se propone en la conferencia es que el paradigma Edipo-castración es fundamental, no por lo que resuelve desde la biología, sino por la salida que tanto niños y niñas le dan a la angustia que genera la constatación de la diferencia. Esta constatación de la diferencia lo que pone en juego es la certeza de que no se es, de que se puede ser otra cosa y de ahí, entonces, la angustia del ser ante la muerte y la introducción del no-todo como configuración fundante de humanidad. Entonces es esa incompletud constatada lo que nos constituye, y frente a esa

Reseña elaborada por Alejandro López a partir de la conferencia central dictada por Carlos Mario González.

Publicaciones periódicas

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Tertulia Miércoles 13 de agosto del 2014 Salón cuarto piso Comfama San Ignacio

... la palabra desatada.

Hagamos un círculo en tanto sea posible” propuso uno de los moderadores, refiriéndose a la ubicación de las sillas en el espacio para el encuentro en la palabra que es la tertulia, que comenzaba. Es el caso que también se puede emplear una expresión parecida para referirse al propósito que es hacer una conversación, decir pues: “Hagamos una conversación en torno a este asunto o alrededor de tal otro”, como si se dijera “circulemos en la palabra y pongamos en medio de una reunión como esta un problema para discutirlo”. Porque a veces el espacio es insuficiente, no se consigue hacer con las sillas una geometría apenas cercana a la del círculo; porque resulte muy difícil inscribir los intereses y propósitos que se tengan a una exigencia externa, puede fracasar un intento como el de hacer una conversación con otros en torno a un tema que se propone como común. Bien, esto lo ocurrido entre Alejandro, Abad, Rodri, Jhon Jader, Johanna, Sergio Zapata, Claudia Jaramillo, Camilo Andrés, Diana, Camilo Morales, Sergio Castillo, Oscar, Juan David, Alejandro Giraldo, Antuan y Eduardo en la tertulia que tenía por tema la interrogación por si sólo los hombres son masculinos y si sólo las mujeres son femeninas. ¿Gozar de ser, gozar de tener? ¿Se trata de goces restrictivos: de las mujeres el primero, de los hombres el segundo? Asistimos a la emergencia de la diversidad como expresión de la humanidad. Se trata de abrirnos a la diferencia. Hay sentidos comunes respecto de la masculinidad y de la feminidad, que fijan la experiencia humana en unas formas y que acaban por negarla, cuando hay expresiones suyas que no se someten a esas formas. Sentidos que arrastran valoraciones que son moralizadoras, que señalan a unas personas como las buenas, las correctas, dejando al resto como las malas, las equivocadas, las incorrectas. Hay en nosotros, seres humanos, un soporte biológico para la experiencia vital que encarnamos. Y hay también los goces: el femenino y el masculino. Tendencialmente nos lanzamos

más a uno que a otro. La combinación de ambos, ¿dispone mejor para la creación? Con un comentario parecido procuró Alejo, moderador, abrir la discusión. Por su parte, Rodri, también moderador, aludió al problema de las tres identidades que había tratado Carlos Mario en anteriores conferencias: la identidad biológica, la de género, la sexual. Son, entre todas las que se dan en un ser humano, las más constantes: ser macho o ser hembra, ser hombre o ser mujer o ser

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros algo que se nombra como yo permanece en el tiempo, cambiando. ¿Qué significa eso de gozar? Abad agregó: ¿se goza de igual manera a lo largo de toda la vida? Goce: está más allá del principio del placer. Así comenzó Rodrigo una intervención que sería determinante para el desarrollo del encuentro en la palabra, que se complicó. El goce está atravesado por el registro simbólico. Se pretende que los goces sean canalizables. Occidente ha hecho una construcción arquetípica de lo hombre, en Antioquia tenemos una expresión ejemplar de ella: el “gran padre” cuyo mandato es incontrovertible. Hay muchas identificaciones dándose en una persona. No hay sólo hombres y mujeres. La caída del ideal del “gran padre”,

indefinido, ser heterosexual o ser bisexual o ser homosexual o ser asexual. Sergio invocó a hacer seguimiento de las conceptualizaciones que Carlos ha construido para lo que ha ofrecido en otras conferencias. Diana, que agradeció el llamado de Sergio, invitó a pensar la interrogación propuesta para la tertulia desde lo que se pueda, contando con el hecho de que no todos los asistentes tenían aproximación a esas conceptualizaciones. La invitación es a preguntamos por lo que somos: ¿quién soy? Yo soy una mujer. Decir eso tiene que ver con una apariencia, unos modos de aparecer en el mundo, y con cosas que se esperan de una: un deber ser. ¿Qué significa eso de gozar, masculinamente, femeninamente? ¿Con qué tiene que ver? Lanzar. Fijar. Precipitar. Definir. Limitar. Expandir. Esos términos se vincularon a los dos goces. ¿Por qué soy lo que soy? ¿Y cómo es que llegamos a ser lo que somos? Agregó Alejandro a la intervención de Diana: se llega al mundo, y sobre el recién llegado se tiende una trama de significaciones que determinan lo que este que llega es, será: si tienes un pene eres un niño, si tienes una vagina eres una niña; los niños y las niñas hacen esto y no hacen eso; los niños deben lucir de esta manera, y las niñas deben ir con el cabello largo y etcétera. Todas esas son nominaciones que hablan del ser: niño o niña, mujer u hombre. La pregunta es pues por el ser, el ser tiene inscrita a la existencia: preguntarse es de-construirse, señaló otro Alejandro, confiriéndole a la discusión un acento existencialista según le pareció al anterior Alejandro, a Alejo el moderador: poner en crisis la identidad, a eso es a lo que conduce una interrogación como la propuesta. Lo que resulta ser una labor que no es muy bien acogida por la sociedad, a ella no le interesa que a cada quien le dé por preguntarse por lo que es, por lo que puede ser cada uno. Apostarse a esa labor no significa que se desprecien las fijaciones: para ser histórico se requiere de grados de fijeza, yo soy, yo fui, yo seré, significa que

«¿Quién soy? Yo soy una mujer. Decir eso tiene que ver con una apariencia, unos modos de aparecer en el mundo, y con cosas que se esperan de una: un deber ser» fenómeno al que asistimos en nuestros días, abre a nuevas identificaciones, a otras formas para ser. Se es un supuesto que hay que certificar, cada quien: se supone que soy un hombre, por ejemplo, y eso debe ser certificado en un campo. ¿Qué campo de la certificación es ese?, quiso saber Eduardo. Es el campo que circunscribe al goce del otro, respondió el interrogado. El mundo de hoy pone de cabezas las ideas que sobre las identidades habían sido ampliamente aceptadas, propuso Alejandro M. El esfuerzo que nos convoca es el de reconocer que los determinismos que se trazan con las tres identidades, (pene es macho igual

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La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros hombre por lo tanto deseo sexual por las mujeres, o vagina es hembra igual mujer por lo tanto deseo sexual por los hombres) son falsos. Determinismos que por años han hundido a muchas personas que no se reconocen en esas asociaciones en la contradicción de no poder ser lo que sienten que son. ¡Tenemos que luchar por la diversidad! El goce es primitivo, luego viene el placer, después el deseo como construcción, como elección, proclamó Johanna. ¿El deseo se construye? ¿El goce y el placer no? Quiso saber Abad. Hay que tomarnos con calma el desconocimiento que tenemos de los conceptos, como goce, deseo, pulsión, indicó Alejo preocupado por el curso que comenzó a tomar la conversación que se hacía. El deseo también tiene un registro inconsciente. ¿El goce, como lo primitivo? Hay formas del sadomasoquismo que menciona Johanna que también encuentran sofisticaciones…, agregó. Antoine quiso saber sobre la discrepancia expresada por Carlos Mario en la conferencia en relación al psicoanálisis. El goce no es primitivo, el goce es una construcción, replicó Claudia. El Sergio de antes preguntó si lo primitivo mencionado tenía que ver con lo biológico, mencionado antes por los dos moderadores. Alejo insistió en recuperar lo propuesto en la conferencia con respecto al goce: es diferenciación en lo humano entre lo masculino y lo femenino. Jhon Jader se refirió a lo primitivo: es sentir cosas que no se saben lo

Alejandro M. Y Sergio encontró oportuno destacar: el tema de discusión de este encuentro no es la definición del goce. En gracia a que podamos hacer una discusión hay que aceptar la definición ofrecida en la conferencia, tomarla como el elemento común para todos. Preguntarnos entonces por ejemplo: por qué mayoritariamente las mujeres están ancladas al goce femenino, y los hombres al masculino. El goce, incluye un coqueteo con la muerte. Esto lo tuvo que introducir a su definición del goce Carlos Mario, porque de no hacerlo la gente se iba a confundir entendiendo el goce como la búsqueda del placer, confusión de la que Jhon Jader daba muestras. ¿Por qué Carlos Mario necesito introducir ese concepto para su disertación? La anatomía no da destino. La identidad viene del otro: recordemos eso. Y Alejo, ya para cerrar comentó: la unilateralidad del goce, lanza a la muerte, y a las metáforas de ella. Ella, la muerte, triunfará sobre todos nosotros. Con esa derrota hay que contar, cada cual tiene que hacerse cargo de ella, y por eso es que tiene que resolver cada uno cómo se encarga de su propia vida y de la elección que hace para con su goce: en la oposición a los modelos hegemónicos que proponen caminos únicos para hacer la vida, esa es una vía. Una sociedad homogénea está cerrada a la creación. ¿Para qué hacer esto que estamos haciendo, nosotros aquí reuniéndonos? Porque nos compete crear y participar de espacios de reflexión para hacerle mayor cabida a la vida y a la diversidad de ella que se concreta en la experiencia humana. Esto se dijo y esto fue lo que se escuchó en la tertulia. Injusto sería decir que fue un encuentro fallido en la palabra, como que se trató de uno efectivo. No se puede creer que para que se dé una conversación, haya que seguir un plan trazado, atenerse a un curso preconcebido que habría de conducir a los asistentes al puerto seguro de su realización, como tampoco hay que creer que todo encuentro en la palabra, por más que se pretenda realizar eso, consiga ser una conversación. El encuentro en la palabra que es la conversación es un arte, esto ya lo hemos escuchado antes, y por lo mismo no siempre está garantizada, por más que se trate de una tertulia a la que se va con la intención de participar de una, su producción. Y esta circunstancia es en sí misma motivo para no dejar de intentarlo, para insistir y hacer más tertulias, y no dejar de asistir.

Ella, la muerte, triunfará sobre todos nosotros. Con esa derrota hay que contar, cada cual tiene que hacerse cargo de ella, y por eso es que tiene que resolver cada uno cómo se encarga de su propia vida y de la elección que hace para con su goce (...)

que son. Y con motivo de lo mencionado sobre la búsqueda del placer, indicó que para él ésta tenía que ver con una búsqueda del equilibrio, de la armonía. ¿Por qué siempre tropezamos con la misma piedra, al decir de Freud? Fue lo que Alejo replicó a esta mención sobre la búsqueda de la armonía. La asunción de la identidad sexual, socava el ordenamiento político y social que hacen los órdenes hegemónicos en la sociedad, señaló

Santiago Gutiérrez Miembro Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA 12


La conversación del miércoles Ciclo 2014: De amores, sexualidades y géneros

Pensador de referencia CORPORACIÓN CULTURAL ESTANISLAO ZULETA Sigmund Freud (1856 – 1939), fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX. Su interés científico inicial se centró en el campo de la neurología, derivando progresivamente hacia la vertiente psicológica de las afecciones mentales, de la que daría cuenta en su práctica privada. A pesar de la hostilidad que tuvieron que afrontar sus revolucionarias teorías e hipótesis, Freud acabaría por convertirse en una de las figuras más influyentes del siglo XX. Sus teorías, sin embargo, siguen siendo discutidas y criticadas, cuando no simplemente rechazadas.

Boletín de La Conversación del Miércoles Ganador de la convocatoria a estímulos a publicaciones periódicas de la Secretaría de Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Medellín Coordinación proyecto La Conversación del Miércoles

Información e imagen tomadas de: http://es.wikipedia.org/wiki/Sigmund_Freud

Sandra L. Jaramillo R.

«El amor infantil es desmedido, pide exclusividad, no se contenta con parcialidades. Ahora bien, un segundo carácter es que este amor carece propiamente de meta, es incapaz de una satisfacción plena, y en lo esencial por eso está condenado a desembocar en un desengaño y dejar sitio a una actitud hostil. En épocas posteriores del a vida, la ausencia de una satisfacción final puede favorecer otro desenlace: como en el caso de los vínculos amorosos de meta inhibida, este factor puede asegurar la persistencia imperturbada de la investidura libidinal; pero en el esfuerzo de los procesos de desarrollo sucede por lo común que la libido abandone la posición insatisfactoria para buscar una nueva.»

Sobre la sexualidad femenina Sigmund Freud

Equipo de trabajo del proyecto La Conversación del Miércoles Eduardo Cano Vincent Restrepo Álvaro Estrada Pablo Cuéllar Fernando Ríos

Carlos Mario González Sandra L. Jaramillo R. Alejandro López Aura Rendón Santiago Gutiérrez

Edición, diseño y diagramación Vincent Restrepo Revisión de textos Dayana Cardona

Informes Escritores habituales

Corporación Cultural ESTANISLAO ZULETA Web: www.corpozuleta.org e-mail: info@corpozuleta.org Tel: 444 35 84 Dirección: Cll 50 No. 78a - 89

Carlos Mario González Santiago Gutiérrez Eduardo Cano Escritores en esta edición Diana Marcela Suárez

Conferencias del ciclo Mayo - ¿No somos sino hombres y mujeres? Junio - Laberintos del amor en nuestra época Julio - Destinos del deseo: heterosexualidad y homosexualidad Agosto - ¿Sólo las mujeres son femeninas? ¿Sólo los hombres son masculinos? Septiembre - Lugar de gays y lesbianas en la historia y en el presente Octubre - Signo de hoy: ¿mujeres fuertes, hombres débiles? Noviembre - El amor se teje con palabras También apoyan:

Organiza:


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